![So Simp [Yandere! Uchiha Obito]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
lxxxv. demasiado~ [NFSW/Lemon]
Tonto.
Obito no puede creer lo estúpido que es hasta que se escuchó a decir a si mismo que se ofrecía a ser utilizado por Jin.
—N-no quiero que mueras, p-por favor Jin —habló nerviosa y rápidamente Obito intentando rescatar la situación, en especial cuando Jin se levantó de su regazo bruscamente—. Haré cualquier cosa para compensarte, pero por favor, Jin lo importante es que sobrevivas, te necesito.
Obito se removió nervioso sentado en la orilla del lujoso colchón, como si nuevamente fuera ese niño inocente y tonto que esperaba ansiosamente a que su amada le respondiera.
—Por favor, Jin, te necesito en mi vida, te quiero en ella —Jin seguía en silencio haciendo que el corazón de Obito latiera fuertemente contra su pecho—. Déjame ayudarte, por favor —Ella seguía dándole la espalda, y Obito se sintió más ansioso.
No quería tener que recurrir a métodos extremos, Jin… Obito no podría vivir si ella lo odiase.
—Por favor, Jin, estoy aquí para ti. Te necesito, te necesito mucho. No voy a poder vivir sin ti, tienes una gran parte de mi corazón y pensamientos, no podría soportar permanecer en este cruel mundo sin ti a mi lado —habló cada vez más ansioso.
—Tú… ¿Me necesitas…? —Jin preguntó suavemente, su tono carente de alguna emoción que Obito pudiera reconocer, pero continuó él continuó intentando, de alguna manera, encontrar alguna forma de ´salvarla´.
—¡Sí! Te necesito, realmente no sé qué hacer con mi vida si no estás conmigo… por favor, por favor… —Obito intentó abrazar a Jin por la espalda, pero ella se alejó.
—¿Me amas? —preguntó nuevamente.
—… —Obito se quedó en silencio aturdido por la pregunta.
—¿Me amas?
—Si, te amo —respondió Obito mirando aturdido la espalda de Jin.
—Ya veo… —Jin no se movió ni un centímetro.
—Jin…
—¡No me mientas, Uchiha! —rugió Jin y se dio la vuelta con las mejillas sonrojadas y los ojos llenos de lágrimas— ¡Incluso si quieres salvar mi vida, no toleraré que juegues así con mis sentimientos! ¡Prefiero morir que acostarme con un bastardo que juega con los sentimientos de otro!
Jin intentó irse, su ira alimentando la poca fuerza de su cuerpo debilitado por esa asquerosa y repulsiva mezcla entre veneno y afrodisíaco.
Una mujer siempre es aterradora cuando se enoja y saca fuerzas de donde ni siquiera imaginaba.
—¡Joder Jin, no te estoy mintiendo! —Obito se levantó rápidamente y la persiguió, Jin era considerablemente lenta en este estado y él la atrapó dando unas cuantas zancadas— ¡Te amo, joder, te amo!
—¡No me mientas, maldito mentiroso! —Jin le miró con rabia mientras lágrimas caían con furia por su rostro— ¡¿Crees que mis sentimientos son un juego?! ¡¿Qué solo porque me gustas puedes ser así de mierdas, eh, Uchiha?!
—Jin, por favor, realmente te amo y yo…
—¡Deja de mentir con esa jodida boca tuya, Uchiha! —Jin estaba lívida— ¡Jodido mentiroso de mierda! ¡No me importa si intentas salvar mi vida o alguna mierda así! ¡No toleraré a los mentirosos que juegan con mis sentimientos, bastado conchetu-¡
Jin sintió los labios de Obito sobre los suyos para callarla y, por primera vez en su vida, no deseó ser besada por él.
—Ji… —Obito recibió una cachetada lo suficientemente fuerte para voltearle la cara, por lo que puso una expresión de incredulidad mientras se tocaba la mejilla.
—No me mientas de nuevo con esa asquerosa boca tuya, Uchiha —siseó venenosamente Jin y Obito retrocedió un paso al ver la mirada de Jin.
Dolía.
Dolía muchísimo.
¿Por qué su corazón se estrujaba al ver sus bellos ojos?
—Te amo… realmente te amo… —murmuró Obito bajamente.
—¡Si realmente me amaras, no habrías dudado al responder, deja de mentir, Uchiha Obito! —Jin le miró con un odio vicioso y Obito sintió como algo en él se rompía.
Dolía tanto.
Sentía que se iba a ahogar.
Mirando la espalda de Jin alejarse, Obito quedó en trance sintiendo la estática llenar su cabeza mientras algodón presionaba contra sus oídos amortiguando los sonidos exteriores.
Jin sintió el sudor frío la recorría cuando una presencia oscura y amenazante se cernió a sus espaldas, ni siquiera pudo voltear aterrorizada cuando fuertes brazos la atraparon en un abrazo aplastante que la inmovilizaba perfectamente en su sitio impidiéndole escapar.
—Te amo… —murmuró Obito—. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo…
—¡No mientas, Uchiha! —Jin se olvidó de inmediato de su miedo cuando la ira la reemplazó intentando patear al Uchiha o derribarlo de alguna manera.
—No… tienes razón… no te amo —murmuró Obito contra su nuca y Jin bufó.
—Hasta que lo admites —aunque doloroso, era mejor saberlo desde ya.
—Creo que estoy obsesionado contigo… —murmuró y Jin que congeló, ¿Qué dijo este pedazo de Uchiha bastardo?
Obito la apretó más fuerte contra su cuerpo e inhaló suavemente su aroma.
—No creo que sea normal lo que hago, ¿Tal vez dentro de los Uchiha es normal? Mi comportamiento no es muy diferente al de otros Uchiha viendo a sus enamoradas y enamorados, pero está mal visto por los civiles nuestras acciones, ¿Verdad? —divagó Obito y empezó a besar la nuca de Jin—. Claro, puede que sea un poco intenso para algunos Uchihas, pero de todas formas, los Uchiha sentimos más fuerte que nadie, incluso mi antiguo enamoramiento palidece contra lo que siento por ti.
Obito mordió suavemente la Nuca de Jin y lamió ligeramente las marcas de sus dientes en la tierna piel.
—Mi Jincita es tan linda, amable y pura, es una chica muy dulce e inocente —Obito besó los bordes del cuello de Jin—. Es tan ingenua, tan buena —Obito aprieta un poco más y Jin siente que sus huesos podrían romperse—. Siempre tan dedicada, tan leal, siempre tan preocupada por mí, siempre cuidándome, siempre poniéndome por delante, ¿Cómo no podría amar a una chica así? Pero me da miedo, ah, me da mucho miedo lo que podría hacer, ¿Es porque soy un Uchiha que mis emociones son tan intensas? ¿O es que soy yo el enfermo?
Jin tragó saliva ligeramente.
—Siempre estuve en negación, ¿Cómo podría ser yo digno de alguien que me ame? Soy un maldito monstruo, ni siquiera tengo un cuerpo del todo humano, soy capaz de tantas cosas malas… a veces simplemente quiero encerrarte en una jaula de cristal, adornar tus bonitos tobillos con cadenas de oro y atar tus alas para que no puedas escapar de mi —Obito mordió el cuello de Jin y ella gimió suavemente mientras se sonrojaba.
¿Está mal ponerse caliente con lo que dijo?
—¿Por qué eres tan linda? ¿Por qué me vuelves loco? Siempre he estado un poco loco, pero contigo… —Obito gime ligeramente apoyando su pesada erección en el culo regordete de Jin—. Te ves tan bonita mientras duermes, me gusta como tus caderas se mueven al caminar, como tus dulces muslos tiemblan y se tensan al saltar, como sus senos rebotan ligeramente al caminar, como mueves tu linda boquita al hablar y la forma en que tus ojos brillan al hablar sobre sellos.
Obito gime pensando en todas las fotos que tiene escondidas de Jin en su dimensión Kamui. Claro, Kakashi en algún momento podría intentar entrar a Kamui, pero su chakra sigue siendo demasiado bajo como para poder soportar la carga de su Mangekyo.
—Te amo… te amo tanto que me estoy volviendo loco… eres la única persona en esta vida a la haría mi esposa y la madre de mis hijos —Obito besó la mejilla de Jin y presionó aún más su dura polla contra el trasero de la mujer—, te quiero… te quiero tanto, te necesito demasiado. Quiero protegerte, quiero cuidarte, quiero poseerte, quiero devorarte. Eres la chica más encantadora que he conocido Jamás, una luz brillante que la oscuridad de mi corazón anhela desesperadamente en salvación, un precioso y puro ángel que ofrece su bondad a un sucio pecador como yo…
Jin se sonroja hasta las orejas.
—Déjame hacerte el amor, permíteme el honor de probar tu templo sagrado y profanar los dulces ríos de tus muslos, déjame besar las montañas de tus senos, lamer el valle entre tus montañas y el llano de tu vientre. Déjame observar tu espalda arquearse como elegante felino, tocar tus suaves colinas, adorar tus esbeltas piernas —Jin se sonrojó mientras la adoración de Obito continuaba.
—O-Obito-kun…—jadeó Jin y sintió como él la apretaba más.
—Por favor, quédate conmigo, no te rindas con mi ser pecador. Déjame ser la sombra de tu luz, la maldad de tu pureza, el demonio que protege a su ángel. Seré el diablo y tu mi diosa —Jin se estremeció al sentir el beso en el lóbulo de su oreja y el suave mordisco—. Por favor, Jin, se mía,solo mía.
—O-Obito-kun —jadeó sin aliento Jin al sentir los apretados brazos de Obito—. M-me estás lastimando… —gimió dolorida y Obito la soltó como si su toque quemara.
—¡L-lo siento…! ¡Lo siento mucho, no sé qué me pasó! —Obito sintió pánico al ver como la piel que había entrado en contacto con él estaba ligeramente rojiza y sintió que iba a llorar.
¿Por qué siempre lastimaba lo que le importaba?
—Lo siento, lo siento, lo siento… —Obito estaba a punto de romperse a llorar, si no fuese porque Jin tocó suavemente sus brazos y lo miró tímidamente.
—E-está bien… —Jin se relamió ligeramente los labios—. E-entonces… ¿No me estabas mintiendo? —Jin se sonrojó al recordar la dura sensación de la polla de Obito presionando contra su trasero.
—¿N-no? —Obito miró estúpidamente a Jin y se preguntó si había escuchado bien.
—E-entonces… Yo… ¿Yo realmente… te gusto? —Jin se sonrojó aún más y miró ansiosamente a Obito.
—¿Sí? —Obito carraspeó ligeramente—. Digo, sí, por supuesto, ¿Cómo podría no enamorarme de ti? Es como, un poco tonto, ¿Qué clase de tonto no se enamoraría de ti? Eres linda, atractiva, tienes una risa hermosa, tus ojos son preciosos, siempre cuidas a todos a tu alrededor amorosamente, te preocupas por las personas más que nadie, siempre eres amable con todos, eres apasionada con tu trabajo, tu actitud despreocupada es muy linda cuando simplemente vives la vida como quieres, te vistes muy bien, eres educada, muy elegante, sabes hacer muchas cosas interesantes y…
Obito empezó a desvariar sobre cosas que le gustaban de Jin, lentamente perdiéndose en los aspectos que le gustaba de la chica, sonrojándose ligeramente a la vez que aparecía una nube rosa a su alrededor.
Jin sintió que se iba a desmayar mientras sus piernas temblaban como gelatina… ¡Y esta vez no era por el veneno! Obito parecía realmente serio y apasionado en su discurso sobre las cosas que le gustaban sobre ella y le estaba nombrado cosas que ni siquiera ella sabía qué hacía.
—S-shhh… ya…ya te creo…te creo —Jin tapó los labios de Obito con su dedo índice mientras desviaba la mirada sonrojada a otro lado y Obito pareció despertar de su ensoñación y fantasías, haciendo que la nube rosa desapareciera y él se avergonzara.
Uh… no sería considerado un rarito, ¿Verdad?
—E-entonces… —tartamudeó Obito nerviosamente.
—P-puedes… —murmuró Jin en un hilo de voz apenas audible.
—¿D-disculpa…? —Obito miró confundido a Jin sin escuchar lo que dijo.
—¡Que puedes hacerme el amor! —Jin gritó avergonzada.
—Ah… ¡Ah! —Obito se sonrojó como tomate y torpemente se miraron nerviosamente sin saber que hacer.
Esto… oh, en toda su confesión, Obito se había olvidado del veneno…
Jin miró a Obito quieto y sonrojado, tan confundido que solo le quedó suspirar ligeramente mientras se ponía los pantalones para sacar esta nueva relación adelante y tomó a Obito de la mano para arrastrarlo de vuelta a la habitación, pero al recordar que ahí debería haber cadáveres, cambió de dirección y empezó a abrir puertas en las cuales no hubiera muertos.
Parecía un apocalipsis.
Jin miró de reojo a Obito, el cual la seguía como cachorro nervioso y se preguntó si este hombre siquiera había leído alguna vez porno en su vida.
Se preguntaría si también era virgen si no fuera porque aún recuerda claramente la sensación de que Obito la dejó bien llena de semen.
Cuando por fin encontró una habitación vacía sin cadáveres a la vista y con una cama decente, Jin asintió y caminó directamente a la cama y se detuvo porque no sabía que hacer a continuación… ¿Debería desnudarse? ¿Desnudar a Obito? ¿Acostarse en la cama y solo abrir las piernas mientras espera que Obito la toque?
Nerviosamente Jin miró a Obito el cual estaba un poco tieso y suspiró ligeramente, ¡Bien! ¡Por favor fanfics marranos de aplicaciones de cuestionable moralidad, denle todo su apoyo!
Jin besó dulcemente los labios de Obito, el cual correspondió de inmediato y agarró firmemente sus caderas mientras correspondía el beso. Honestamente, Jin se sentía un poco mareada y no sabría distinguir si se trata del veneno o que Obito se le hubiera confesado y estuvieran apunto de hacer el amor.
Obito y Jin continuaron besándose durante algunos minutos hasta que las cosas empezaron a calentarse y Obito empujó suavemente a Jin contra la cama mientras sus besos descendían por su largo cuello níveo mordisqueando y chupando, sus manos acariciaron esos regordetes senos que prácticamente gritaban ser asaltados.
Jin gimió casi sollozante cuando Obito pellizco ambos pezones a través de la tela del brasier de encaje.
Ay… durante todo el tiempo que estuvo enojada, ni siquiera se acordó que prácticamente estaba desnuda frente a Obito…
—Qué bonita —murmuró Obito contra su cuello y mordisqueó sus clavículas con suavidad—. Mi pequeña y dulce Jin es tan buena, tienes unos pechos tan lindos —Jin se estremeció cuando Obito besó la punta de sus pezones y jadeó sin aliento.
Obito tarareó ligeramente y soltó una risita al ver sus lindas reacciones a la vez que intentaba desabrochar el brasier de encaje de Jin.
Palabra clave: intentaba.
Un poco molesto, Obito se alejó un poco de los bonitos pechos de su dulce y pequeña Jin mientras sacaba un kunai de su bolsa de armas, Jin se tensaría instintivamente si no fuese por la mirada depredadora de Obito, incluso había activado su Sharingan, grabando cada momento y segundo, cada microscópico movimiento de su cuerpo, temblor y respiración, sus ojos carmesíes brillando con intensidad, devorándola con su mirada hambrienta, haciendo que Jin se sintiese como un mero platillo de la más fina calidad frente a un depredador que no conseguido una buena comida en siglos.
¿Por qué le parecía tan sexy esa mirada depredadora?
Jin quiere llorar sin lágrimas, incluso con esa pinta peligrosa que tiene y que enciende sus instintos de lucha o huida, dándole la ilusión de solo ser una presa frente a un gran depredador, Jin solo podía quedarse quieta como un conejillo paralizado frente a Obito, el cual pasa suavemente la punta de su afilado Kunai debajo del centro del brasier de encaje blanco y tira hacia arriba, presionando la tela con el filo, provocando que sus senos se juntasen y elevasen un poco antes de rebotar suavemente al ser libres del brasier.
Jin gimió patéticamente cuando vio como los tomoes en el Sharingan de Obito giraron furiosamente mientras miraba fijamente sus senos con una concentración que quemaba las profundidades de su alma, haciendo que surgiera inconscientemente una necesidad de cubrir sus pechos en su corazón, pero el Uchiha fue más rápido y previó sus movimientos antes de que siquiera pudiera hacerlos y tomó firmemente sus brazos, inmovilizándola contra la cama.
—O-Obito-kun… —gimoteó Jin penosamente y Obito juntó sus labios en un beso hambrientos, acallando su boca y tragando sus palabras en su arrolladora pasión.
—Shhh… tienes unas tetas muy bonitas, déjame verlas, ¿Sí? —Obito tomó su pecho con su mano desnuda y masajeó perezosamente el suave montículo de carne antes de pellizcar y tirar ligeramente de su pezón erguido, haciéndola gemir y maullar entre lloriqueos por la intensidad de su toque—. Que bonitos pechos tienes —alabó ligeramente Obito mientras sus besos descendían de sus húmedos y regordetes labios hacia su bonita mandíbula, bajando por su tentador cuello hasta sus hermosos y provocativos senos, en donde chupó suavemente el pezón que su mano no estaba atormentando.
Jin lloriqueó mientras se estremecía y se removía en el lugar.
Esto debe ser una exageración, ¡Él debe de haberle hecho algo! ¿Cómo podría sentirse tan bien que le tocasen los senos así? Jin era un desastre sollozante y quejumbroso mientras se retorcía intentando liberarse del placer abrumador que la invadía por el toque atosigante que saturaba sus sentidos, llenándolos de nada más que Obito y sus apremiantes manos masculinas.
Jin sentía que se ahogaba en un mar de placer agobiante, las sensaciones eran demasiado intensas como para poder quedarse quieta y no sollozar gimiendo lastimosamente entre cada jadeo entrecortado en busca de aire fresco para sus pulmones. Jin podía sentir como si su cuerpo estuviese envuelto en las dolorosas llamas de una pasión eterna, flameante e inextinguible. Como si las fuertes y firmes manos de Obito la condujesen a un abismo placentero del cual no podría escapar por más que lo intentase, agotando todas sus fuerzas para mantenerse cuerda mientras sentía como sus senos eran atormentados por los expertos dedos y boca de Obito, jugando con sus pequeños pezones, amasando la tierna carne de sus senos y chupando como si él estuviese hambriento e intentase conseguir tibia leche de sus pechos atormentados.
—Mmm… deja de moverte tanto, linda —murmuró ronca y bajamente contra sus senos, sus ojos entrecerrados y consumidos por la lujuria mientras miraba hacia arriba, encontrándose con la mirada aturdida y perdida de Jin, sus bellos ojos aguados mientras los corazones en sus iris parecían brillar de una manera que encendió aún más el fuego de su pasión.
—Obito~ —Jin gimió sollozante sintiendo que era un completo desastre con algunos toques, Obito simplemente no tuvo piedad con sus senos, casi obsesionado con la idea de tocarlos, pesarlos, amasarlos y pellizcar su tierna carne a la vez que chupa, muerda y lame con hambre sus sensibles pechos.
Jin estaba tan mojada que sentía una vergüenza inexplicable al ser consciente de la humedad goteante entre sus regordetes y pálidos muslos. En este punto, Jin no podía estar segura de sí su goteante excitación era realmente culpa solo del veneno y no de su intenso anhelo por Obito y su toque, por su deseo de ser amada y apreciada por ese tonto Uchiha del cual había estado enamorada durante tantos años.
Apostando por el veneno, Jin intentó consolarse a sí misma que no estaba tan desesperada por el Uchiha.
Claro, lo ama y es el amor de su vida, ¿Pero unos cuantos toques en sus senos y ya se sentía tan vacía y anhelante?
—Shh… —Obito miró la necesidad goteante de Jin, como sus lindas bragas blancas de encaje semitrasparentables, con la humedad acumulada de su excitación ahora le dejaban una bonita y completa vista de su coño necesitado y empapado.
Obito tragó en seco, la vista era casi demasiada para que un hombre como él pudiera soportarla por mucho tiempo, por lo que desvió sus ojos hacia el bonito rostro de Jin y solo pudo gemir miserablemente al ver la excitación y necesidad grabados en sus bonitos rasgos.
—Realmente me gustaría tomarme las cosas con calma, pero no sabemos cuánto tiempo tienes —habló Obito, más para él mismo que para Jin, una forma de intentar convencerse a sí mismo que no estaba tan desesperado por tener a Jin debajo de él gimiendo y llorando por su polla.
Dos gruesos y robustos dedos se insertaron fácilmente en el delicado capullo de la mujer, haciéndola lloriquear y retorcerse en los brazos del hombre mientras sus caderas se meneaban contra la mano del Uchiha, buscando más fricción en sus húmedas paredes que pulsaban alrededor de los gruesos y callosos dedos masculinos.
—Obito-kun~ —lloriqueó Jin y miró a Obito llorosa, los gruesos dedos de Obito no se podían comprar a nada, ni siquiera sus delgados dedos. Jin podía sentir como su coño se apretaba alrededor de los dedos de Obito, chupándolos, casi asfixiándolos para que entrasen más adentro de ella, para que siguieran intimidando su agujero lloroso, haciéndola un desastre de gemidos y lloriqueos.
Obito le dios un suave beso en los labios, acallando sus maullidos, tragando sus gemidos en un desordenado beso a la vez que bombeaba impacientemente sus dedos, sintiendo como esas paredes lo chupaban exquisitamente exigiéndole entrar e intimidar su bonito coño hasta llenarlo de semen.
Un poco abrumada, Jin colocó sus manos sobre los fuertes y firmes pectorales de Obito, sus uñas rasguñando ligeramente la tierna carne solida mientras le hombre apoyaba la palma de su mano contra su clítoris hinchado y necesitado, bombeando incesantemente sus dedos e intimidando su punto dulce, haciéndola palpitar de deseo y anhelo por su tan codiciado orgasmo.
—O-Obi~ —chillo Jin sintiendo a Obito sonreír contra sus labios y besarla profundamente, sus dedos tantearon ligeramente el fuerte y robusto pecho de su pareja mientras él continuaba con el implacable asalto de sus dedos a su sensible coño.
Jin sollozó sintiendo como Obito estaba actuando bastante intenso, sus labios se entreabrieron ligeramente y sus ojos llorosos miraron a Obito, el cual tenía sus ojos cerrados mientras profundizaba aún más el beso y metía su lengua dentro de su boca, sus ojos se entrecerraron ligeramente y unas cuantas lágrimas rebeldes cayeron por el bordecillo de sus ojos. Obito estaba besándola tan intensamente como si intentase tragársela en su vientre, su lengua despiadada barriendo por sus dientes, entrelazándose con su lengua, pasando por su paladar, encías y mejillas.
Era demasiado intenso.
Los ojos de Jin se pudieron en blanco y su espalda de arqueó cuando Obito metió el tercer dedo dentro de su apretado calor, ni siquiera hicieron falta muchos toques antes de que ella se estremeciera casi violentamente sintiendo un poderoso orgasmo golpearla y caer deshuesada contra la cama, jadeando como un pez moribundo, sus ojos desenfocados ligeramente y perdidos en el éxtasis de su cuerpo ligeramente convulsionante.
—Lo hiciste muy bien bebé —murmuró roncamente Obito y besó tiernamente su cuello mientras sus dedos salían lentamente de su dulce interior y sujetaba firmemente sus muslos, separándolos y dándole una exquisita vista de ese bonito coño empapado.
Obito gimió suavemente, era un desperdicio no lamer y beber aquel néctar sagrado que emanaba de su santificada flor, pero necesitaba darse prisa si no quería que su preciosa y amorosa chica desfalleciera por culpa de un estúpido y absurdo veneno.
—N-nmmg… m-muy sensible~ muy sensible~ —sollozó Jin gimoteando a la vez que intentaba alejar sus caderas de la polla de Obito, pero él la sostenía firmemente contra sus caderas y se frotó ligeramente entre sus húmedos pliegues para humedecer su dura polla con sus abundantes jugos sagrados.
—Shh… estará bien, todo estará bien una vez que esté dentro, ¿Sí? —Obito besó tiernamente la frente de Jin y gimió suavemente mirando como la punta de su polla se frotaba superficialmente contra lo adorables y húmedos labios inferiores de la mujer que amaba, como la punta roja y furiosa de su polla se perdía ligeramente entre esos pliegues empapados, llenándolo de un deseo abrumador.
—¡O-Obito-kun! —chilló Jin y sus manos rasguñaron ligeramente sus pectorales, dejando caminos carmesíes en su carne firme y evidencia de su apasionado encuentro.
—Shhh… estarás bien, solo es mi polla —murmuró suavemente Obito mientras besaba tiernamente el rostro de la mujer—. Recibirás obedientemente mi polla, ¿Verdad? Serás una buena chica para mí, ¿Mmm? ¿Serás mi buena chica?
Jin sollozó mientras asentía entre gemidos desesperados y Obito soltó una pequeña risita.
—Si, que buena chica eres —Obito besó tierna y castamente sus labios mirándola con adoración, su polla adentrándose deliciosamente tan profundo hasta que sintió como la punta de su polla intimidaba el pequeño cuello uterino de Jin—. Que buena chica eres, estás tomando tan bien mi polla —elogió Obito besando su cuello mientras presionaba un poco más y Jin sollozaba de placer a la vez que sus piernas se envolvían en sus caderas buscando salvación en ese mar de perdición.
Obito mordió ligeramente el cuello de Jin y empezó a mover lentamente sus caderas, sintiendo como lentamente con cada arrastre su polla era acariciada y besada por las tiernas paredes aterciopeladas de la mujer, sus gomosos caminos impulsándolo a entrar y enterrarse hasta la empuñadora en la cálida y húmeda caverna que lo apremiaba con su dulzura.
—M-mucho~ mucho~ eres muy grande~ muy grande~ —sollozó Jin lastimosamente y Obito la acalló suavemente besando sus lágrimas y rostro hasta llegar a sus labios hinchados y rojizos.
—Shh… te acostumbrarás —Obito besó sus labios mientras suavemente arrastraba sus caderas hacia afuera hasta que solo estuvo la punta dentro del cálido y acogedor abrazo de las paredes de Jin.
Jin rodó los ojos hacia atrás cuando el beso de Obito se intensificó, sus lenguas entrelazadas a la vez que él entraba bruscamente en su interior, tirando del peso de su cuerpo hacia sus caderas, haciendo que su coño se estirara más allá de sus límites para abarcar la impresionante longitud del hombre, haciéndola sollozar y lloriquear mientras él se encargaba de acallar y tragar sus gemidos en medio de un beso apasionado.
Obito se estremeció sintiendo como las tersas y húmedas paredes de Jin lo succionaban fuertemente, empujándolo más hacia adentro, podía sentir como su resistencia se iba acabando con cada gemido, sollozo, maullido y chillido que soltaba Jin mientras sus caderas chocaban en un vals húmedo y único, una danza especial solo para ellos dos.
Jin sollozó mientras se agarraba a los hombros de Obito con fuerza y rascaba su piel, la gorda, pesada y enorme polla estaba intimidando su cuello uterino sin piedad, golpeándolo con cada embestida que forzaban a sus paredes a abrirse más y más para abarcar la impresionante polla de Obito.
—¡D-dios! ¡Tan buena! —gimió Obito acelerando sus embestidas, el sudor caía por su frente y pegaba sus cortos cabellos azabaches a su frente, haciendo de Jin un lío de sollozos y babas mientras intentaba ubicarse en el inmenso mar de placer que la ahogaba y perdía— ¡Joder! ¡Eres tan apretada, tan buena! —Obito jadeó con fuerza sobre sus clavículas y miró con ojos nublados los senos de Jin antes de lanzarse de forma hambrienta a chuparlos y succionar sus bonitos pezones, provocando que Jin se tensara debajo de él y gimiera más fuerte por la inesperada acción.
Jin sentía que era un lío confuso, ¿Quién era, dónde estaba? Su mente sumergida en el placer pecaminoso que corroía su cuerpo la hacía perder el sentido, el fuerte arrastre de las caderas de Obito enviaba azotes de placer por todo su cuerpo indefenso, entumeciendo sus sentidos y haciéndola aceptar obedientemente su impresionante longitud.
—Te voy a joder —gimió Obito entre dientes, mordisqueando suavemente los sensibles pezones de Jin y haciendo que ella se apretase aún más a su alrededor—. ¡Joder! Te voy a llenartanto —murmuró Obito mientras chupaba sus senos con más fuerza—. Mi polla solo se correrá en tu bonito coño —una de los dedos de Obito acarició el clítoris hinchado de Jin y ella abrió sus ojos con ligero pánico sintiendo el placer abrumarla y llevarla hacia el precipicio del cual no estaba segura de poder salir.
—¡Obito! —gimió nuevamente Jin y arqueó su espalda, sus paredes tensándose firmemente a su alrededor, ordeñando dedicadamente su polla, esperando chupar y absorber cada gota de su semen en su fértil útero.
—¡Joder! ¡Eso es! ¡Tómalo todo! —gimió Obito corriéndose dentro del lujoso coño de Jin.
Sabía que se corrió un poco rápido, pero no sabría si la droga sexual de Jin reaccionaría ante el semen como “antídoto” o si era más bien “quemar” el veneno a través del acto sexual.
Solo para estar seguros…
—¿O-obi…TO!? —Jin jadeó sin aliento a la vez que sus ojos se abrían de incredulidad cuando Obito elevó sus piernas sobre sus hombros, inclinándose sobre su cuerpo y empalándola con su enorme polla nuevamente, como si ni siquiera hubiera empezado y ni se inmutara por acabar de correrse dentro de ella.
—¿No te lo dije ya? —jadeó Obito mirando el rostro sonrojado de Jin y besó tiernamente su mejilla—. Te voy a llenar mucho, tanto, que se desbordará de tu bonito coño y empapará tus tersos muslos —Obito besó tiernamente su nariz—. Me aseguraré de que ya sea que el veneno se queme con cierto nivel de actividad o con semen, estés a salvo.
—¡Obito! —sollozó entre gemidos Jin cuando el Uchiha empezó a chocar sus caderas bruscamente contra su coño, casi haciendo ceder su cuello uterino a su implacable asalto.
No~ era demasiado~ demasiado~ Jin no podría aguantar tanto.
Jin gimió y babeó hecha un lio mientras Obito absorbía ávidamente la imagen desastrosa de Jin, la cual era simplemente una hermosa obra de arte a la cual admirar. El Sharingan grabó atentamente cada detalle minucioso del estado de Jin, desde su frente aperlada hasta la gota de sudor que caía por su mejilla sonrojada hasta perderse en los confines de su cuello, hasta como sus músculos se tensarían ligeramente y relajarían para soltar un suave suspiro.
El carmesí brilló en la oscura habitación mientras los ojos de Obito escaneaban el lujurioso estado de Jin. Su tierno flequillo extremadamente corto estaba pegado a su frente aperlada por el sudor, sus cejas estaban arqueadas adorablemente en una expresión aturdida y perdida, casi rogativa, mientras sus ojos llorosos lo miraban con eróticos corazones empañados por la lujuria que los corroía.
Las lágrimas corrían por sus mejillas sudorosas, mientras que sus labios estaban ligeramente hinchados por sus besos apasionados, húmedos por la curiosa mezcla de saliva y lágrimas. Obito gimió al ver el rostro de Jin y atacó su bonito cuello con besos húmedos y mordiscos consistentes, su objetivo claro, lleno del deseo posesivo de marcar a su mujer y decirle al mundo que ella era suya.
Sus caderas aumentaron la velocidad, haciendo de Jin un desastre de gemidos y ruegos, sus hermosas e irresistibles tetas rebotando con cada embestida que sus caderas asestaban definitivamente en su cuello uterino. Tragando saliva por la hermosa vista, Obito no se resistió y sus manos salieron disparadas a tocar esas bonitas tetas que se amoldaban a sus grandes palmas, derramándose entre sus dedos, gratificando sus manos.
Obito se inclinó más cerca de los senos de Jin, las rodillas de la mujer en sus hombros se acercaron a su bonito rostro sollozante de placer mientras tomaba ambas tetas con sus manos y juntaba sus tiernos pezones para chupar ambos a la vez, haciendo que Jin intentase patalear un poco, pero por la posición en la que se encontraban, apenas podía moverse aparte de abrir su bonita boquita y gemir si nombre como mantra.
Jin gimoteó al sentir que esto era demasiado intenso, ya totalmente convencida de que este maldito veneno estaba haciendo de su mente un lio de balbuceos y sollozos mientras Obito se aseguraba de reorganizar sus entrañas con su dura y pesada polla que abría perfectamente su coño y hacía temblar su cuello uterino.
—¡O-Obito-kun! ¡Obito-kun! —gimoteó Jin sintiendo como si las embestidas se profundizaban, las pesadas e hinchadas bolas llenas de semen del hombre golpeando sus delicados labios inferiores y nalgas.
—Lo estás haciendo muy bien, muy bien —murmuró Obito contra sus labios y la besó intensamente como si intentase devorar cada parte de ella, como si intentase traerla hacia sí mismo y no dejarla ir nunca.
Qué bonita era su Jincita, tan bonita.
Los ojos de Obito se arquearon ligeramente en una sonrisa mirando como Jin era un desastre total solo para él, sus lindos pechos rebotaban con cada embestida, sus pezones rojos por sus tratos un poco rudos y brillantes por su saliva, su cuerpo cubierto con una ligera capa de sudor mientras podía observarse a sí mismo follar a Jin, viendo ese adorable bulto en su estómago que formaba su polla.
Un gemido miserable escapó de la boca del hombre cuando vio los labios rosados e hinchados del coño de Jin tragar su polla ansiosamente mientras un pequeño anillo de sus jugos de amor entremezclados se creaba alrededor de la base de su polla. La vista era tanta, que Obito dio un último empujó bruscamente, dejando caer todo su peso en sus caderas, haciendo que su polla atravesara el cuello uterino de Jin y haciéndola gritar mientras se corría profundamente.
Los ojos de Obito rodaron hacia atrás del placer mientras los espasmos de su intenso orgasmo lo golpeaban a toda velocidad como un tren de carga, pero aún no era suficiente para él, las garras de esa bestia codiciosa y lujuriosa que se yacía dentro de él aun no estaba satisfecha y mucho menos retractaba sus uñas una vez que cazó a su bonita e indefensa presa.
Jin gimió cuando Obito salió de su coño, su cuerpo temblando por los tres orgasmos abrumadores de esta noche. Apenas podía respirar correctamente mientras sentía el cálido y abundante semen de Obito deslizarse fuera de sus apretadas paredes, agradeciendo que Obito la pusiera de costado para descansar, esperando dormir una larga y reponedora siesta que duraría al menos diez horas, si no fuera por la embestida que sacudió su cuerpo e hizo gritar a su garganta.
Con ojos sorprendidos, Jin observó a Obito con completa incredulidad mientras él estaba sobre uno de sus muslos, levantando su otra pierna y follándosela nuevamente, haciéndola enterrar la mitad de su bonito rostro en la almohada de la cama, quedando impotente mientras sentía la abrumadora sensación de como nuevamente empezaban a reorganizar sus entrañas.
¿Era acaso Obito una máquina de follar o algo? ¡Incluso ella no tendría tanto aguante!
Obito mordió suavemente las pantorrillas de Jin dejando un camino de mordiscos y chupetones hasta la parte trasera de sus rodillas.
—Tan bonita —murmuró Obito mirándola fijamente y haciendo que Jin se estremeciera ante la intensidad de su Sharingan.
Ah… ¿Por qué ahora le parecía tan intimidante? Nunca se había sentido asustada por los ojos de los Uchihas, pero esa hiper fijación…
Jin gimió y miró con los ojos aguados a Obito, el cual continuó sacudiendo sus caderas ferozmente como si ni siquiera hubiera comenzado realmente a reorganizar sus entrañas. La mirada de depredadora de Obito la hacía sentir tan indefensa y vulnerable, nuevamente sintiéndose como un pequeño y diminuto conejito blanco atrapado contra las fauces del terrible lobo feroz.
—N-no puedo~ no puedo~ —Jin negó ligeramente y sus manos se apoyaron sobre el musculoso abdomen de Obito, pero él tomó sus muñecas y las besó.
—Si puedes, eres fuerte y resistente —murmuró en un gruñido posesivo mientras mordía suavemente sus muñecas—. Mi pequeña Jin es muy fuerte, puedes con esto y más.
—¿M-más? —jadeó Jin abriendo sus ojos y Obito le sonrió mostrando los caninos, enviando un escalofrío por toda la columna vertebral de Jin.
—Por supuesto —Obito aceleró el paso, hipnotizado de ver como esas bonitas tetas rebotan una y otra vez por sus acciones, inclinándose un poco más sobre el muslo de Jin mientras una de sus manos toma la cadera de Jin y la sujeta firmemente para evitar que ella intente alejarse.
Obito se sentía en el puto cielo, estaba follándose a la mujer más perfecta en este maldito mundo y ella lo amaba tanto como él, incluso cuando dejó escapar unas cuantas palabras cuestionables que podrían aterrar a otras personas, ella solo se emocionó por ellas y le pidió dulcemente que le hiciera el amor para demostrar cuanto se aman y consolidar su relación, demostrándose físicamente lo que las palabras no pueden decir.
Tan encantadora~
Obito miró el desastre de Jin y en su corazón se asentó la idea de que nunca dejaría ir a esta bella mujer que lo ama a pesar de saber que existe un lado oscuro y peligroso de él, ¿Quién más podría aceptarlo cuando es un loco psicópata que podría matar naciones enteras solo porque es inestable emocionalmente? Su Jincita era demasiado buena, demasiado dulce, era tan perfecta.
¿Cómo podría alguien tan perfecta como ella amarlo? Obito la amaba, la amaba mucho, quería que ella fuera la madre de sus hijos, su bella esposa, su bonita ama de casa perfecta, la persona que lo recibiría alegremente en la puerta de su casa mientras está embarazada y carga de un pequeño niño mientras sus hijos juegan a su alrededor.
Obito gimió al imaginarse a Jin embarazada de sus bebés, no podía evitar delirar con la imagen maternal y santa que tendría su adorable esposa mientras cuidaba de sus hijos, lo emocionada que ella estaría de estar embarazada de él y cuidar a sus mocosos.
Entonces se imaginó a si mismo cargando a un adorable niño y luego llevando en sus hombros a una niña, se imaginó ayudando a sus princesitas en compañía de sus hijos en una fiesta de té y luego jugando a los ninjas, se imaginó entrenando a sus pequeños niños y simplemente no pudo evitar que su polla palpitara dentro de Jin antes de correrse violentamente, llenándola una vez más con su semen, empujando un poco más adentro en su apretado agujero.
Jin rodó sus ojos sintiendo como esta carga de Obito era más abundante que las anteriores, ¿quizás por fin detendría su implacable asalto a su coño?
Sus ilusiones fueron rotas cuando Obito apoyó su cabeza en las almohadas mientras elevaba sus caderas y volvía a adentrarse en ella nuevamente, esta vez, mientras estaba en cuatro, haciéndola morder la almohada mientras lágrimas de sobreestimulación caían por su rostro rojo y sudoroso.
—Te amo, te amo mucho —balbuceó Obito contra su oído, apoyando su fuerte y cincelado pecho contra su espalda mientas sus manos estaban firmemente agarrando sus caderas para que no pudiera escapar de sus implacables embestidas.
Obito miró el rostro lloroso y rojo de Jin, la expresión de cansancio en su semblante, la forma en que jadeaba y gemía suavemente, maullando ligeramente por el esfuerzo de tragar su polla en sus lujosos muslos, la forma en que lo miraba con tanto cansancio… sus mejillas se sonrojaron mientras su mente divagaba hacia escenarios de Jin agotada y cansada mientras se apoyaba en el marco de una puerta con una mano, esforzándose por mantener el aliento a la vez que con su otra hermosa manita sostenía su vientre hinchado y abultado con sus bebés.
Seguramente sus lindos niños tratarían de cuidar y complacer a mamá, estarían muy preocupados y lo ayudarían a cuidar de su bonita esposa, mientras él lleva a su bonita Jin a la habitación a darle un suave masaje a sus bonitos pies adoloridos e hinchados por el peso adicional de tener un bebé en su vientre, sus hijos seguramente traerían algo para ayudar a cuidar de mamá, quizás uno incluso sacaría algún dulce o chocolate de su “guarida secreta” y se los ofrecería a su mami para que no se ponga malita con el bebé a cuestas.
¿Tal vez ella podría una cara similar después del parto? Había visto como incluso una poderosa Uzumaki de un cuerpo fuerte y robusto se reducía a nada por los dolores de parto, ¿Su Jin estaría muy agotada después? Obito no cree que sea un buen cocinero, pero lo intentaría si es por ella y, en el peor de los casos, simplemente le compraría alguna comida para llevar que ella quisiera luego del parto.
Había escuchado que las mujeres estaban hambrientas luego de dar a luz, ¿Pero por qué no lo estarían? O sea, acaban de dar a luz a un bebé, acaban de sacar a un humano en miniatura de sus bonitos y fuertes cuerpos, ¡Incluso había mujeres que no resistían al parto! Obito se encargaría de hacerle toda la vida más fácil a Jin, ¡No la dejaría ni siquiera cargar una toalla!
Obito se imaginó atendiendo a una Jin muy embarazada, ayudándola a atar su pelo, a hacer sus rutinas de crema y exfoliación, ayudándola en la ducha, dándole suaves masajes en sus piernas, pies y hombros, besando tiernamente su rostro diciéndole lo hermosa que es incluso en algún momento de inseguridad.
Esa es otra cosa, ¿No son las mujeres embarazadas muy inseguras? Sus cuerpos cambian y se tienen que adaptar a una nueva vida en ellos, incluso a veces le salen espinillas por el estrés o sus pieles se resecan, entonces Obito suavemente besaría su rostro y la ayudaría en todo, repitiéndole lo mucho que la ama y que no le importa en absoluto si tiene estrías o varices, después de todo, ¿No es él el culpable que esté así? Déjelo arrullarla con amor y devoción a su guapa esposa afligida.
Jin se estremeció ligeramente cuando el agarre de Obito en sus caderas fue un poco demasiado fuerte y le hizo soltar pequeños quejidos adoloridos. El Uchiha empezó a besar su cuello y su espalda con cariño mientras una de sus manos se dirigía hacia su vientre, haciéndola gemir fuertemente y estremecerse mientras intentaba removerse, aunque sea un poco, pero el agarre del hombre era demasiado firme para ella y solo podía gemir fuertemente al sentir como Obito chupaba la piel de su espalda a la vez que su fuerte y cálida palma acariciaba su vientre abultado por su polla.
Los ojos de Obito se dilataron cuando vio su obra de arte, los chupetones fueron cuidadosamente puestos para que se formara un escudo Uchiha en la pequeña y fina espalda de Jin, la mano en la cadera de su mujer simplemente se trasladó hacia su espalda, mirando con asombro la marca en su nívea espalda.
Jin sollozó y su coño se apretó al sentir como Obito presionaba su palma un poco más fuerte contra su vientre, haciéndola correrse entre gemidos aullantes.
Obito tragó en seco y soltó un ligero gruñido mientras se corría abundantemente dentro de su dulce Jin nuevamente.
¿No se veía hermosa Jin con el símbolo Uchiha en su espalda?
Mirando a Jin desplomarse jadeando una vez que sacó su dura polla de su bonito agujero de amor, Obito le volteó nuevamente y se puso de cuclillas entre sus piernas, elevando sus caderas hasta su regazo y se cernió sobre ella mirándola fijamente mientras entraba nuevamente en su bonito coño, su duro y firme pecho presionando contra el vientre de Jin, admirando la forma perfecta en que su espalda se arqueaba.
—M-mucho~ mucho~ —Jin sollozó nuevamente y miró con sus ojos perdidos a Obito, el cual soltó un gruñido y besó su esternón.
—Tú puedes, mi dulce Jin es la mejor —murmuró Obito mirando a Jin la cual estaba completamente sonrojada.
Su cuello, clavículas y espalda marcadas con chupetones y mordidas, sus bonitos senos desentendidos siendo tan pacientes y bellos como siempre.
Jin no sabría reconocer la postura en la que estaba, principalmente porque nunca antes de Obito tuvo relaciones sexuales, ni siquiera en su anterior vida y ella no iba a ser una pervertida que busca novelas eróticas ilustradas en este mundo, ¿Quién haría eso en un mundo en donde el dibujo es una mierda completa? Lo más bonito que vas a encontrar es pintura china o asiática y ese arte está bastante distorsionado.
Tampoco iba a ir buscando el kamasutra, ¿Sabes? ¿De qué le serviría si ni siquiera tenía novio? ¿Convocar un clon se sombras, utilizar juguetes sexuales y ver si podía replicar el kamasutra o algo? Ugh, no… no estaba tan necesitada.
Jin se preguntó qué clase de monstruo había creado, ¿Cómo es posible que su dulce, inocente, torpe e incluso un poco perverso Obito estuviera tan sediento? Perecía que su lujuria era interminable y no pararía hasta verla hecha un completo desastre más allá de lo imaginable.
¿Liberó a una bestia prohibida o algo? ¿Acaso la razón de porque ningún Uchiha poderoso tiene pareja es porque son conejos en celo? ¿No muestran a las parejas de los Uchihas porque no podrían parar de hacerlo? ¿Por qué una vez que se enamoran son unos pervertidos totales? ¿Acaba de abrir una caja de pandora?
Jin se intentaría alejar, si no fuese porque los pectorales de Obito la presionaban fuertemente contra sus gruesos muslos, dándole poco o nada de margen para alejarse aparte de como Obito la maneja como una simple y delicada muñeca a la cual follar.
Sintiéndose como estaba cerca nuevamente, Jin solloza mientras rasguña los hombros de Obito.
Nuevamente, la llenan hasta el borde y Jin lloraría sin lagrimas si no fuese porque sus lágrimas caían por la sobreestimulación de su pequeño coño al cual no le dan descanso alguno.
—O-Obito… —gime miserablemente Jin e intenta apartar débilmente los hombros de Obito, pero él toma sus muñecas y besa su piel hasta los antebrazos, los cuales sujeta en un apretado agarre que la hace soltar quejidos de dolor antes de que él volviera a reanudar su marcha.
¿Creó un monstruo?
Obito mira a Jin hipnotizado y la fiebre de bebés sube a su cabeza imaginándose a Jin y él buscando ropas para bebés, Jin se encargaría de dormir al niño durante el día y él lo haría durante la noche, no molestaría a su dulce mujercita que estuvo ocupada todo el día cuidando a su bebé, la dejaría dormir un reparador sueño de diez horas -o doce, quizás dieciséis, si es que su linda mujercita lo necesita- mientras él, que no necesita dormir, cuidaría a su bebé por las noches de los monstruos nocturnos.
Mirando a Jin tan perdida y tonta por el placer, Obito mira el vientre de Jin fijamente.
¿Se podrá romper el sello anticonceptivo?