![So Simp [Yandere! Uchiha Obito]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
lvi. ¿Enamorado?
«Hazlo por baa-chan, hazlo por baa-chan, hazlo por baa-chan» cantó como mantra Jin en su cabeza mientras sostenía una costosa copa de cristal intentando soportar su temperamento de mierda apunto de explotar y lanzarles un simple katon a todo el salón y que se murieran todos.
Un mes con una semana sin saber nada de Obito-kun y ni siquiera ver una mecha de su puntiagudo cabello azabache no solo la deprimía, sino que también la enojaba, ¡¿Por qué simplemente no la rechazaba y le permitía cerrar la herida de su falta de amor?! ¡En vez de castigarla con su indiferencia y falta de presencia, en vez de darle esas esperanzas inútiles que no se callan!.
¡No! ¡No es un cuento de hadas! ¡Obito-kun de repente no se va a dar cuenta de que de repente la ama y se le va a declarar dramáticamente!
Jin mira con ojos ligeramente oscurecidos el vino en su copa y lo agita suavemente sin tomar ni una gota, esperando el momento perfecto para derramarlo en alguna parte y abstenerse de que la emborrachen o algo así, no quería irle a llorar a Obito sobre su respuesta, exigiéndole que por favor la amara y le devolviera el afecto, quizás incluso si estaba muy borracha le pediría hijos si eso significaba que lo ataría bien a su cadera.
—Psst… —Jin salió de su ensoñación y volteó discretamente hacia el joven rubio, quizás unos tres años menor que ella.
Era un chico guapo, cara fina como la de una dulce muñequita, largas pestañas que serían la envidia de cualquier chica, ojos celestes cristalinos y claros, nariz fina como un delicado botoncito, labios pequeños y rosados, con la fragilidad que le daba el encanto de un príncipe desvalido. El joven era bastante delgado y pálido, una piel aporcelanada que tenía cierto encanto juvenil, pero enfermizo y frágil, su complexión fina, débil y elegante como sus delgados dedos que podrían ser fácilmente de un pianista experimentado o un violinista o sus pequeñas muñecas que se veían incluso más frailes que las suyas propias.
El chico bonito señaló al patio, sus ojos casi rogando y Jin desvió la mirada hacia el desagradable rubio mayor que se encargaba de hablar con su madre, auto vendiéndose como un posible candidato a marido para ella, mostrando deliberadamente sus “atractivos masculinos” para intentar ganarse a su madre, denotando sus “músculos” y figura “atlética y fuerte”.
El chico que intentaba auto venderse tenía cortos cabellos rubios, no tan pálidos y platinados como el joven que le estaba señalado el patio, era robusto y ancho, pero nada sorprendente para alguien como ella que ha vivido entre shinobis verdaderamente robustos y fuertes. Él era alto, de complexión fuerte, tenía un aura segura y arrogante sobre él, una sonrisa dominante y un rostro bastante engreído, pero atractivo.
Su piel era un poco más bronceada, pero nada realmente sorprendente, no era pálido, ni moreno, lo justo y necesario como para que su piel se vea lo suficientemente atractiva como para que varias mujeres lo mirasen con deseo.
Puagh… ese bastardo le ha estado mirando los senos descaradamente desde el inicio de todo este fiasco de cena, por lo que Jin solo estaba buscando una excusa para escaparse de este lugar de mierda, en especial del descarado bastardo que intenta “seducirla” intentando utilizar su sombrero de don juan, por el cual muchas otras chicas del lugar la miran con envidia o celos.
En la honesta opinión de Jin, bien podrían quedárselos para ellas solas, ya sea en actitud o físico, ese bastardo arrogante no le llegaba ni a los talones a su amado Obito-kun, por lo que ella no se iría con un producto inferior rebajando sus estándares por el primer bastardo que intentase meterse en sus pantalones y luego presumir como se la folló.
Apenas empezó a sonar la música para un posible vals, ella aprovechó de escaparse con el otro chico que parecía tener la presencia de un fantasma, Jin no podía creer que ambos rubios fueran hermanos del mismo padre y madre.
—Uufff… las cosas allí adentro pueden ponerse tan intensas y desagradables —el pequeño rubio suspiró y Jin lo acompañó mientras se apoyaba en la barandilla que daba al patio.
—Y que lo digas, tu hermano es extremadamente desagradable —tarareó directamente Jin mirando hacia el patio.
—… él es un poco intenso…
—He visto cómo te ha estado tratando de humillar y descartar desde el principio, menospreciándote, burlándose de ti descaradamente, haciéndote de menos, difamándote… —tarareó Jin sin mirarlo y concentrando su vista en el bonito lago artificial frente al salón—. Tampoco parece que a tus padres le importe mucho.
El lago de su casa era más bonito, quería volver a su hogar con su papá y padre, Sakumo-san seguramente intentaría hacerle una leche con chocolate para relajarla y su padre tendría algunas películas preparadas y un cuaderno para anotar todas las mierdas hechas por su madre en esta salida.
—… —la mirada del rubio se oscureció y apretó sus puños—. Hermano mayor ha sido una persona desagradable desde que éramos niños, no lo puedo negar… padres solo priorizan y velan por el bien de nuestro negocio, es comprensible que se enfoquen más en el niño sano y heredero…
—Si tú lo dices… —Jin suspiró ligeramente— ¿Para qué me llamabas exactamente?
—Solo… quería hablar, supongo, pareces igual de incomoda que yo en este lugar —Kisho miró hacia abajo y se apoyó en la barandilla un poco alejado de Jin para no incomodarla.
—… —Jin lo miró y arqueó una ceja, el rubo se removió ligeramente incomodo bajo sus ojos fucsias.
—… y porque también eres la única persona que no me ha descartado ni menospreciado —habló en un hilo de voz y Jin asintió comprendiendo.
—Veo… —asintió Jin.
—Esto… puede parecer grosero de mi parte, pero, ¿puedo hacerle una pregunta? —los ojos celestes del chico brillaron y sus mejillas se sonrojaron tímidamente mientras miraba nerviosamente hacia otro lado.
—¿Eh…? Bien, supongo que sí —asintió Jin—. Pero tengo todo el derecho a negarme a responder si es incómodo o molesto.
—Entiendo —el chico sonrió ligeramente emocionado—. Entonces, por casualidad, ¿Es usted, de casualidad, una Kunoichi? No es por faltarle el respeto o algo, es solo que la señorita Jin se ve como una mujer bastante fuerte y segura de sí misma, también tiene un aura más dominante y… y… —el pobre chico estaba hecho nervios y Jin soltó una pequeña risita.
—Si, lo soy.
—Y… y tampoco parece como las demás chicas delicadas y frágiles del salón y… —el chico parpadeó ligeramente y sus ojos se abrieron sorprendidos antes de que empezaran a brillar como estrellas—, ¿Es enserio? ¿Usted es una Kunoichi, señorita Jin? —su voz parecía llena de admiración, como la de un niño feliz por algún nuevo regalo de navidad.
—Si, de hecho, soy bastante fuerte —Jin sonrió e inconscientemente se enderezo alzando su pecho con orgullo—. Soy una Jounin en pleno derecho y me especializo en la creación, reformulación, experimentación e investigación de sellos.
—¿Jounin? ¿No son los Jounin quienes están como por debajo del Hokage? —habló sorprendido el chico y Jin sonrió ligeramente fanfarrona.
—Hokage-sama es un buen maestro de Fuinjutsu, si no estuviera tan ocupado con la admiración de la aldea, su esposa, Orochi-san, él y yo estaríamos encerrados creando nuevos sellos y mejorando los nuevos —habló orgullosamente Jin.
—¡¿Tienes contacto con Hokage-sama?! —exclamó sorprendido Kisho.
—Si, su esposa fue mi maestra en Fuinjutsu cuando Tsunade-sensei no pudo enseñarme más —sonrió Jin y sudó una ligera gota.
No pudo enseñarme más porque simplemente ya no me aguantaba, pensó Jin con una gotita de sudor, pero al menos que Tsunade la derivara a Kushina, hizo que la Uzumaki y ella se hicieran buenas amigas y, por sobre todo, ambas se volvieran dos pervertidas a la hora de crear sellos, haciendo aberraciones de la naturaleza que ni siquiera las leyes de este mundo pudieron soportar y ella tuvieron que quemar para no causar estragos.
Fue triste quemar a sus bebés… pero si por algún descuido alguien más leyera sus investigaciones o las tomara, las consecuencias serían catastróficas y ellas no podrían permitirse que el mundo estuviera en juego solo porque ellas se pasaron un poco a la hora de experimentar.
—¡¿Tsunade-sama?! Como, ¿Cómo la Senju Tsunade-sama, la nieta de Shodaime-sama y Mito-sama, la bisnieta de Nidaime-sama, una de los tres legendarios Sannin y la mejor médica del mundo? —habló sorprendido el chico, casi pareciendo como si sus puntos de vista se hubieran derrumbado a su alrededor— Entonces… ¿Entonces este tal, “Orochi-san”…? ¡¿Sería Orochimaru, uno de los tres legendarios Sannin de Konoha?!
—Así es —asintió Jin riendo ligeramente al ver como el chico parecía un árbol de navidad con tantas luces emanando de su cuerpo.
Al parecer, venir a la reunión de su madre no fue tan malo.
Claro, si ignorabas al bastardo hermano mayor de Kisho, Yoichi, el cual era un completo bastardo que no dudó en acercarse a las mujeres más tetonas de la fiesta y coquetearles mientras miraba descaradamente sus senos intentando conquistarlas con su palabrería ridícula.
Algo sobre volverse sus concubinas o algo así, a Jin le importaba una mierda, porque preferiría estar con el amable de Kisho que tenía ese encanto juvenil e ingenuo que conmovía el corazón y lo enternecía, que con un bastado arrogante que esperaba zambullirse entre sus piernas, mojar polla y luego irse al carajo, por lo que Jin se quedó a su lado durante horas, hablando sobre el mundo ninja, misiones y cosas banales por el estilo.
Incluso le hizo un sello de protección a Kisho con una servilleta de papel, utilizando su sangre como tinta de chakra y guiñándole un ojo traviesamente, por supuesto, Kisho se sonrojó ligeramente mientras guardaba y escondía la servilleta dentro de su traje.
Por otro lado, lejos de la lujosa y ostentosa fiesta, Kakashi, Rin y Obito estaban en la casa del Uchiha, el cual se miraba como la mierda mientras estaba cruzado de brazos, negándose a aceptar que algo estaba mal en su vida.
—¡Uuuggh! ¡Por el amor de dios! ¡Obito-kun, no puedes estar tan ciego! —gimió Rin exasperada, su cabeza cayendo en los muslos de Kakashi, el cual tiró una carta +4 a Obito, haciéndolo tomar cuatro cartas, para su horrible suerte.
—Es Obito, ¿Qué esperabas? —preguntó Kakashi tarareando— Rin, tu turno.
Rin soltó un gemido exasperado mientras ponía un 3 verde.
—¡Oi! ¿Qué significa eso? —exclamó enojado Obito mirando a Kakashi asesinamente.
—Interprétalo como quieras —tarareó ligeramente mientras ponía un cambio de color a rojo y las venas en la frente de Obito crecieron mirando con rabia al albino, pero tuvo que sacar más cartas porque no tenía de ese color.
—¡Obito-kun! Tú mismo lo dijiste, no dejas de pensar en Jin, te sientes más solo desde que ella no te viene a buscar, es incómodo ver a otras personas y, en general, te estás descuidando y ni siquiera comes, ¡Ni siquiera comes! —exclamó Rin y le puso un +4 a Kakashi.
—Tks… —Kakashi miró con disgusto como sus dos cartas, se volvían 6.
—¿Por qué tanta insistencia en que no como? La mitad de mi cuerpo es célula vegetal, alíen, Hashirama o lo que sea, no necesito comer —Obito colocó un 3 azul, al ver como el Hatake ponía un tres color rojo.
—¡Pero Obito-kun, desde que éramos pequeños, el que más comía eras tú! ¡Y eso no cambió incluso durante la adolescencia! Incluso cuando mi ingesta de alimentos incrementó por ser una Jinchuriki, ¡Aun seguías comiendo más que yo! ¿Por qué no aceptas que simplemente amas a Jin?
Obito se detuvo y miró a Rin sorprendido, su boca abierta con incredulidad, su rostro en una graciosa mueca de no poder creer lo que decía la castaña y Kakashi miró el rostro de su amigo.
Honestamente, se reiría si no fuese porque pareciera que Obito iba a sufrir un colapso total como si nunca hubiera imaginado que era posible para él enamorarse de otra persona que no fuese Rin.
—Yo… ¿Yo… enamorado…? —preguntó atontado y estúpido Obito.
—¿Entonces no estabas haciéndote el estúpido y negando tus sentimientos, sino que simplemente aun no te habías dado cuenta? —Kakashi bajó sus cartas un poco sorprendido.
Este chico realmente era tan estúpido, ¿Cómo sobrevivió, de nuevo?
—Yo, digo… ¿Cómo? O sea… yo… —Obito tartamudeó intentando procesar las palabras y ambos compañeros de equipo intercambiaron miradas antes de volver a mirar al Uchiha en un entendimiento tácito.
—¿No te habías dado cuenta de lo susceptible que eres a mantener siempre una mano sobre ella? Abrazándola por el hombro, por la cintura, por la espalda, tomando su mano o su muñeca constantemente para guiarla a cualquier lado… cada vez que se sientan juntos sus muslos se rozan, sus hombros chocando… la forma en que te ríes mucho más con ella que con cualquier otra persona, como te portas más juguetón y travieso esperando una sonrisa de Jin—enumeró Rin y Obito parecía pálido como una sábana.
Kakashi miró con ligero disgusto a Rin, pero continuó enumerando las cosas.
Porque, joder, era su hermana, es cierto y Obito era uno de sus mejores amigos, pero Kakashi no querría que su adorable hermanita se viese involucrado con sus amigos, porque ¡Joder! Todos son estúpidos, Obito es muy estúpido, recontra estúpido, el rey de los estúpidos, el idiota más ciego que ciego nacido, Guy es insoportable, muy tonto, Genma es un bastardo que le tiene ganas hasta a una piedra, Asuma solo tiene ojos para Kurenai y sospecha que Anko es libre en ese sentido y bajo ninguna circunstancia la quiere con su hermanita, Ebisu es un pervertido de closet y muy clasista el hijo de puta engreído…
Y podría seguir toda la noche dando razones de porque sus amigos son una mala opción para Jin, pero eso no viene al caso.
—La forma en que no puedes apartar tus ojos de ella cuando aparece en tu campo de visión, como pareciera que siempre la mencionas, como compras pequeños regalos cada vez que vas a misiones diciendo que te recuerdan a ella, como le recuerdas cosas que incluso Jin olvida, como proteges y resguardas los regalos que ella te da, la forma en que por una vez en tu puta vida, te concentras en algo y realmenteescuchas a la persona que te está hablando —habló Kakashi mirando al Uchiha que se ponía cada vez más pálido.
Al punto en que iba, Obito sería trasparente.
—La forma en que te preocupas por ella, como te has conectado con Jin al punto en que ni siquiera necesitan palabras, las excusas que buscas para pasar todo tu tiempo libre con ella, como inconscientemente la buscas y la forma en que corres a su llamado apenas tu nombre sale de sus labios, como solo esperas verla bien y feliz, como buscas su aprobación constantemente, como a veces te quedas mirando sus fotos fijamente—Rin miró a Obito fijamente y el Uchiha parecía apunto de desmayarse.
—¿Realmente eres tan tonto? —preguntó Kakashi y abrió su libro dejando el juego de lado— Jin ha dejado varias veces en claro cuánto le gustas, incluso como el idiota ajeno que eres, tus ojos han brillado y chisporroteado ante la mención de que ella te quiere y aprecia como la persona que eres, apunto de sonrojarte siempre que vez un 0,01% de su piel… ni hablar cuando las chicas nos invitaron a las aguas termales y tú te pusiste como un tembloroso flan apunto de derretirse al imaginarte a Jin en una toalla.
—…
Obito sentía que le zumbaba la cabeza con tanta información.
Acaso… ¿Acaso realmente es posible que él pudiera estar… enamorado?