So Simp [Yandere! Uchiha Obito]

Naruto (Anime & Manga)
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So Simp [Yandere! Uchiha Obito]
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Summary
[Serie So or Mine]Obito, víctima de sus errores y pesadillas, termina retrocediendo en el tiempo debido a que fue presa de un destino que nunca fue suyo en primer lugar.El sabio de Seis caminos sabe que sus hijos torcieron el mundo y lo destruyeron por culpa de sus acciones, decide que es hora de que las víctimas reciban su justa compensación.Jin reencarna en el mundo de Naruto, como Simp dedicada del trágico Obito y su horrible destino de mierda, Jin decididamente decide que va a seducir a Obito a como de lugar, ¡A la mierda Rin! ella será el crush de Obito.Porque en su mente, Jin sabe que Rin es una persona muy amable y no le debía nada Obito por su afecto incondicional, pero igual siente que Rin fue un poco mierdas al ignorar arbitrariamente a Obito y dejarlo de lado ante la primera oportunidad en pos de Kakashi, que ni siquiera le dirigía la mirada.
Note
ACLARACIONESHace años que no me veo Naruto, pueden haber incongruencias y meteré algunos headcanons a mi gustoPuede que no te guste mi contenido, así que, si no quieres leer mi historia, está bien, pero no critiques mi trabajo porque no es de tu gusto Esta historia contiene:ObsesiónDependencia emocionalMuerte de personajesViolencia canónica del universo de narutoAmenazasNormalización de comportamientos no saludablesMachismo y MisoginiaEtc.
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xlviii. compras

Jin gimoteó mientras apoyaba su cabeza en el escritorio de su habitación. Kurenai y Shizune la miraban preocupadas a la vez que Anko se tiraba a su cama despreocupadamente y se comía unos dulces dangos que estaban en la mesita de noche, por supuesto, Jin los hizo para todas antes de que llegaran porque se le antojaba algo dulce y, ¿Qué mejor que comer unos buenos dangos mientras contaban sus penas amorosas?

—Creo que me voy a rendir… —gimió Jin lastimosamente mirando deprimida a las chicas.

—¿Te vas a rendir con Obito? —preguntó en shock Shizune, mirándola como si tuviera una especie de enfermedad terminal— ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Qué fue lo último que comiste? ¿Cuántos dedos vez…?

—Estoy bien, es solo… —Jin apartó la mano de Shizune de un manotazo perezoso y desanimado—. Es obvio que Obito nunca me mirará de la forma en la que yo lo veo…

—No lo sé… ustedes han estado muy juntos desde que él volvió y su relación ha mejorado mucho —animó Kurenai suavemente—. Hay química entre ustedes, realmente, es lenta, pero constante.

—Obito está muy enamorado de Rin… —gimoteó Jin estampando su rostro contra el escritorio—. Y, honestamente, ¿Cómo no estarlo? Rin es tan bonita, tan amable… sus dulces ojos castaños claros, a veces dorados como la miel más pura, sus amables acciones que ayudan desinteresadamente a la gente, su alma bondadosa que perdonaría casi cualquier cosa como un pequeño ángel en tierra, su trato dulce como el de una madre amorosa y sus bonitos cabellos sedosos como hilos de un chocolate puro y dulce… también tiene un rostro muy fino, de muñequita, una nariz de botón, labios ligeramente regordetes con un atractivo rosa, su pálida piel de porcelana perfecta que contrasta con esas bonitas marcas moradas en su rostro, un largo y elegante cuello de cisne, hombros delgados, redondos y bonitos, una silueta pequeña y adorable, una figura atractiva y proporcionada…

—Vaya, si no supiera que eres una estúpida por Obito, juraría que estás enamorada de Rin —habló Anko con la boca llena y elevando un palillo que le quedaba solo un dango.

—¡Anko! —regañó Kuranai y Shizune frunció el ceño con desagrado, ¿Cómo es que comía con la boca abierta? Muy asqueroso.

—No hables con la boca llena —regañó la azabache y la Kunoichi más joven simplemente rodó los ojos y les hizo muecas como si las imitara silenciosamente en mofa.

—Pero Rin es tan perfecta… —suspiró Jin—. Si estuviéramos en un juego otome, seguramente ella sería la protagonista y yo una de las malvadas villanas —Jin se deprimió.

Ah, la adorable chica huérfana civil entrando a una prestigiosa academia en donde solo los mejores van, Jin siendo la insidiosa villana seductora que intenta quitarle a uno de los protagonistas masculinos, con su cuerpo curvilíneo y sexy, sus pestañas largas y su rica y acomodada familia, utilizando sus hilos para comprometerse a la fuerza, si es que no la hubieran comprometido ya, con uno de los protagonistas masculinos, que, en este caso, sería Obito.

Con sus privilegios, seguramente sería decapitada al final en el juego otome y su familia caería en la desgracia al atentar contra la protagonista y atreverse a codiciar descaradamente a uno de los protagonistas masculinos.

—¿Juego Otome? —preguntó extrañada Kurenai y Shizune negó con su cabeza, acostumbrada a las cosas extrañas de su amiga.

—¿De qué hablas, mujer? Si, si, Rin es muy bonita y todo, ¿Pero ? —exclamó Anko levantándose y comiéndose otros tres dangos de golpe— ¡Mira esas tetas que tienes, mujer! ¡Y esa cintura! ¡Y ese bonito y gordo culo que tienes! —exclamó Anko antes de obligarla a pararse de su silla y mirarse en el espejo.

—Lo sé, lo sé, soy bonita y sexy, pero… —Jin se deprimió—. Soy del tipo sexy que intenta arruinar a la protagonista de juego con su cuerpo obsceno…

—¡Mira estas tetas! —exclamó con furia Anko

—¡Kyaaa!

—¡Anko! —regañaron tanto Shizune como Kurenai sonrojadas al ver como la chica de cabellos morados alzaba los senos de su amiga y los apretaba como si estuviera pesándolos con sus manos.

—¡A-anko! —gimió ligeramente Jin avergonzada mientras ligeras lágrimas empañaban sus ojos y sus mejillas se espolvoreaban de rosa tenue.

—¡Si tuviera pene, te lo metería hasta el fondo! —exclamó sin vergüenza Anko mientras jugaba con los pechos de Jin la cual parecía apunto de llorar— ¡Mira este bonito y erótico rostro! ¡Si fuera hombre, me correría en toda tu bonita boca y tus grandes tetas! —Anko sostuvo firmemente el rostro de Jin por la barbilla frente al espejo haciéndola mirarse y ella se sonrojó aún más avergonzada.

Con su sonrojo y sus pequeñas lágrimas, parecía que estuviera haciendo un ahegao porque sus ojos eran de corazón y nunca se había puesto a pensar en lo obsceno que podía ser su rostro sonrojado y tímido.

—¡S-suéltame, Anko! —exclamó avergonzada Jin y se escapó como pudo del aplastante agarre de la pelimorada, mientras se escondía detrás de sus dos amigas azabaches que la abrazaron como si la intentaran proteger de una amenaza.

Que, de cierta forma, Anko representa totalmente mientras mueve sus manos como si fuese una pervertida esperando tocar sus tetas mientras Jin se encogía entre sus dos amigas como un cachorro temeroso.

—¡Mostrémosles a esos idiotas lo que se pierden! —exclamó Anko alzando su puño con emoción, como si se le hubiera ocurrido la mejor idea del mundo—. Damas, saquen sus mejores atuendos de gala, porque hoy saldremos de fiesta —Anko rio espeluznantemente.

—P-pero… —Jin se ocultó detrás de sus amigas casi que utilizándolas como escudos humanos.

—No lo sé… no me parece una buena idea… —dudó Kurenai ligeramente insegura.

—Porque es una pésima idea, Anko solo busca una forma de emborracharse y divertirse —Shizune rueda los ojos con ligera irritación, ¿Por qué Jin se hizo amiga de esta loca? Tenía suficiente con arrastrar a su maestra de bares y apuestas cuando su tío estaba demasiado ocupado cuidando del pequeño Tenzo o de los pequeños Itama y Kawarama, nombres elegidos por Tsunade luego de recordar las historias que su tío abuelo solía contarle de niña sobre sus otros tíos abuelos tristemente fallecidos en la guerra.

—¡Oigan! —exclama a la defensiva Anko—. No soy yo quién está deprimida por chicos idiotas que no las ven —Anko se llevó la mano ofendida al pecho—. Solo sugiero que se diviertan en una fiesta olvidándose de sus problemas y, quién sabe, quizás encuentren a un buen chico con el que echar un polvo o, en última instancia, enamorarse o algo.

Las tres chicas se deprimen ante las duras palabras de la Kunoichi de cabello morado.

—Miren, Genma es un bastardo que le coquetea hasta a los gatos, Asuma es un cobarde blandengue y Obito es un idiota ajeno, ¿Qué más podían esperar? Incluso Rin se enamoró del adicto al porno que es Kakashi —Anko se cruzó de brazos debajo de sus pechos y rodó los ojos—. Enserio no las entiendo, se enamoran de puros idiotas, ¿Por qué no disfrutan mejor de la soltería en vez de dedicarse a mantenerse puras para imbéciles que no lo merecen?

—… —las tres se deprimen juntas y, en vez de parecer que están protegiendo a Jin, pareciera que las tres se están dando ánimos la una a la otra porque todas están depresivas y derrotadas.

Vamos, si eso no funciona, por lo menos le darán celos a esos bastados y, quizás, si las estrellas se alinean, ellos actúen al ver cómo les van a quitar a sus chicas —animó Anko mirando a las chicas mientras una sonrisa depredadora aparecía en su rostro.

Sí, así es, podía ver como ellas estaban cayendo lentamente en su red.

¡Noche de fiesta, alcohol y sexo! Estas tres puritanas deberían aprender a vivir sus vidas no ligadas a un chico, ¡Que sean libres! ¡Que disfruten su juventud y beban sus penas! Hoy, Anko las arrastraría al lado oscuro pase lo que pase, haría que disfrutasen de los placeres carnales y de la vida misma.

Mirándose entre las tres, al final aceptaron a regañadientes y Anko saltó extasiada antes de ir a revisar el armario de Jin.

—¿Enserio? —Anko mira con desaprobación a Jin la cual se retuerce en su sitio avergonzada— ¡Nena, tienes tremendo cuerpo! ¡Aprovecha un poco más!

—P-pero…

Pero si ya tenía trajes bastante pegados, tops y minifaldas, ¿Cómo podría más aprovechar su cuerpo que eso? Sería casi pedirle que anduviera desnuda por la vida, incluso cambió su traje antiguo de catorce años a un top turquesa y a unos pantaloncillos cortos que apenas le cubrían el trasero, por supuesto, cubierto por un Kimono Lila sencillo que le llegaba poco más debajo de la rodilla con un lindo Obi turquesa.

Y de zapatos, unas botas altas militares, porque Jin se negaba a utilizar esas chanclas endemoniadas que tenían todos los ninjas.

—¡Nada de peros, hoy vamos a comprar ropa nueva para todas! —exclamó Anko furiosa y Jin fue arrastrada por Anko mientras las otras dos miraban a la pobre Jin con pena… al menos así antes de que Anko les lanzara una mirada aterradora y ellas trotaran hacia el parcito.

Jin, por primera vez en su vida… conoció el terror de salir a comprar ropa sin querer salir a comprar ropa. Mirando a Anko escoger esos diminutos vestidos que apenas cubrían algo -enserio, Jin dudaba siquiera en que sus tetas o su culo no se derramarían de esos “vestidos”-, Jin miró devastada a sus amigas las cuales estaban buscando algunos vestidos sexys -pero no tan reveladores como los que Anko quería ofrecerle- que lucir en la fiesta que tenía preparada Anko…

—Espera un momento, ¿Qué fiesta? —preguntó Jin mirando confusa a la Kunoichi de cabellos morados.

—Solo iremos al bar más cercano, como hoy es viernes, la mayoría de las personas está libre, ya sea que te quieras coger a un ninja o a un civil, tendrás más carne que escoger —desdeñó Anko mientras tomaba un vestido de látex y Jin la miraba con una gota de sudor en su rostro.

—Eso… eso no realmente un plan, ¿No? —Jin miró a la chica mientras Anko tenía una sonrisa depredadora en su rostro.

—¡También oí que abrió un nuevo bar cercano! Con luces led y todas esas mierdas finas y divertidas, creo que alguien rico quiso invertir en diversión —Anko sonrió con lascivia y luego se volteó hacia ella sosteniendo diminutos vestidos haciendo que Jin retrocediera un paso.

Incluso ella tenía sus límites, claro, su traje ninja debajo de su kimono es, a falta de palabras, bastante revelador, pero al menos se cubría bastante con su Kimono y no es como si se fuese sacando el kimono cada cuatro segundos, ¿Saben? Ni siquiera se lo saca a menos de que haya un calor infernal o algo así.

—¿Oh? Creo que he oído hablar de ella, ¿”Taboo”? —preguntó interesada Shizune.

—Vaya, no te creí de esas, Shizune —bromeó ligeramente Kurenai.

—Exactamente —Anko sonrió como hiena mientras Jin intentaba alejarla porque se estaba poniendo de un humor extraño—. Parece que nuestra doctorcita es más traviesa de lo que parece, ¿Eh? —Anko elevo y bajó sus cejas rápidamente con una sonrisa pervertida en su rostro.

Maldita Anko y sus problemas de personalidad.

—No, es solo que varios pacientes, sobre todo jóvenes, han estado hablando de ello —suspiró Shizune—. También hay algunos compañeros que hablan sobre querer asistir a su inauguración, ya que al parecer el primer trago será gratis. También comentaron sobre nuevas tecnologías en el antro, como nuevas músicas diseñadas específicamente para la diversión del lugar, un Dj, una larga barra de bebidas desde bastante económicas con otras que son realmente caras y únicas, una amplia pista de baile, que hay mesas al menos para unas trescientas personas y creo que una sección que tiene tubos para personas que quieran bailar en ellos y esas cosas.

Fiiuuu para decir que no te interesan esos lugares, estás bastante informada —silbó impresionada Anko—. Ni siquiera yo sabía toda esa información, solo oí nuevo bar y me interesé, pero es bueno saber que al menos el primer trago no lo tendremos que pagar… ahora, dejando eso de lado…

Jin, que estaba esforzándose por apartar a Anko, temió.

—¡Ponte estos vestidos, Jin! —gritó Anko y Jin chilló horrorizada.

—¡No me atraparás con vida! —Jin logró apartarse y empezó a correr hacia la salida de la tienda.

—¡Kurenai, Shizune, tras ella! —exclamó Anko y las dos kunoichis la atraparon, derribándola contra el suelo y obligándola a comer madera mientras se deslizaba penosamente a tan solo una mano de distancia de la tan anhelada libertad.

Su pase de salida… tan cerca y tan lejos a la vez…

Traición…—sollozó dramáticamente Jin mientras era atada por las serpientes de Anko.

Jin se resiente con Orochimaru, ¡Nunca debió presentarle a Anko! Ahora Anko tenía algunas mañas extrañas y sádicas de Orochimaru, pero peor aún, ¡Sus convocatorias!

—Qué bonita ratoncita, ¿nunca supiste que eres presa de las serpientes? —hablo Anko casi lascivamente mirándola con un brillo depredador en sus ojos.

—¡Ya verás, cuando mis ratones aprendan sellos, su nido de serpientes desaparecerá como lugar sabio! —sollozó Jin mientras era arrasada penosamente por Anko.

—¡Si, sí, lo que digas! ¡Ahora metete dentro! —Anko empujó a Jin dentro del vestuario, haciendo que ella aterrizara con toda la cara en la pared, solo para que después una lluvia de vestidos la enterrara.

Con todo su corazón, Jin le pide perdón a Obito, ¡Debió tener más delicadeza a la hora de obligarlo a renovar sus vestuarios! ¡Ahora comprende su dolor!

Jin miró agotada a Anko que seguía negando vestidos, incluso Shizune y Kurenai se habían unido a ella para empezar a criticar sus vestidos en cuestión de si realzaba su suficiente sus atributos o no. Por trillonésima vez, Jin cerró la cortina que las separaba y se cambió el vestido a uno horrible de Látex que había dejado para el final.

Mirando con un tic en el ojo, Jin simplemente suspiró antes de decidir que lo mejor era probárselo ahora a que esa loca de cabello morado viniese a ponérselo ella misma. Honestamente, el vestido de látex fue con el que más lucho, no solo por la tela y textura de la prenda, sino también porque la mierda esa ni siquiera le permitía usar un brasier, así que se tuvo que sacar su bonito sostén de puntitos y esperar que el látex sostenga de buena forma sus senos.

No —Jin se miró inexpresivamente frente al espejo con una cara muerta.

El vestido de látex, en su opinión, la hacía parecer un embutido apunto de explotar. Sus senos estaban apretados y pegados alzándose y casi derramándose al parecer incluso más grandes de lo que ya eran originalmente, casi amenazándose con explotar su vestido o que se le salgas las tetas. La ajustada tela reflectante no solo se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, sino que tenía un, por decir poco, generoso escote, el vestido le llegaba solo diez centímetros debajo de los glúteos, por lo que si se inclinaba, aunque sea un poco, sus bragas estarían a la vista de cualquiera.

—¡Sal! —exclamó Anko impaciente.

—¡No! —chilló Jin

—¡Que salgas de una vez!

—¡No!

—¡Sal!

—¡No!

—¡Sal de una puta vez antes de que me obligues a sacarte de ahí! —Jin salió miserablemente del vestuario, gimiendo como alma en pena con un rostro deprimido y sus amigas silbaron impresionadas al verla.

—Realmente bonita —asintió apreciativamente Kuranai y miró sus pechos fijamente—. ¿Tal vez debería comprar un vestido de látex para mí también?

Jin sintió la imperiosa necesidad de cubrir sus pechos de los ojos de su amiga.

Nena, realmente tenías esas curvas escondidas —silbó Shizune sorprendida y acarició las costuras del ajustado vestido, mirando como por las costuras al frente, pareciera como si tuviera una cintura más pequeña y caderas más amplias de lo que debería.

—Pero si me has visto si el kimono e incluso en bañador, ¿Cómo podría esconderlas más? —habló Jin en un tono casi sollozante y quejumbroso.

—¡Esto es a lo que me refería! —gritó extasiada Anko y, antes de que Jin pudiera pensar en algo coherente para decir, recibió una fuerte y ruidosa nalgada en su trasero, haciendo que este ondulara por la fuerza del golpe.

—¡Sálvame, Shizune-chan! —chilló entre sollozos Jin mientras se escondía detrás de la azabache.

Mientras tanto, Kurenai silbó cuando el trasero de Jin estuvo frente a sus ojos pensando en que , tal vez si debería comprarse un vestido de látex, solo que tal vez, un poco más largo del que estaba usando Jin.

No quería que se le vieran las bragas, después de todo.

—¡No seas quejica y ven para acá! —exigió Anko y Jin se hizo más pequeña en Shizune la cual la miró divertida.

Chica, si quieres usar este vestido, te aconsejaría que utilizaras bragas invisibles, de preferencias negras, o se te verán las costuras de las bragas —tarareó Kurenai y tocó el bordecillo ajustado de las bragas de puntitos de Jin que se marcaba en el vestido de látex.

—¡Kyaa! —Jin ahora se alejó de Kurenai, la cual soltó una risita divertida al ver su reacción— ¡Esto es acoso sexual!

—¡Lo que quieras, pero ese vestido lo llevas hoy!

—¡Noooo!

Jin miró aterrorizada a las tres mujeres y se escondió en una esquina.

—Se te ven las bragas —señaló amablemente Shizune y Jin chilló mientras cerraba sus piernas—. Se te siguen viendo.

—¡Porque miras ahí! —sollozó dramáticamente Jin mientras las tres chicas la rodeaban como en la escena de los velociraptors en Jurassic Park, solo que ella estaba sentada en una esquina intentando alejarse de esas tres brujas.

Solo ahora lamenta que Rin estuviera de turno en el hospital, solo ella la habría salvado de estas tres locas.

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