![So Simp [Yandere! Uchiha Obito]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
xlvii. árbol
Al final, Jin se quedó durante una semana completa con Obito -evitando intencionalmente a todos sus amigos y familia como peste y ocultando su firma de chakra a un nivel aterrador con tal de que no la encontraran- en donde se dedicó intentar enseñarle cocinar paso a paso -y casi prendieron fuego a la casa cinco, de las tres veces que le intentó cocinar de la forma tradicional, así que Jin simplemente le compró una arrocera para cuando ella no lo cocinara y tuviera que cocinarse-, un poco de Fuinjutsu -para el cual Obito era malo con las fórmulas matemáticas, así que pasó a los temas más libres- junto con cómo crear venenos efectivos no letales y, a cambio, el Uchiha la ayudó suavemente con su recuperación a ser lo que alguna vez fue como ninja.
La ayudó con su puntería, Taijutsu, señales de mano y por sobre todo, la ayudó con el control de chakra cuando tenía que caminar sobre los árboles, en esas ocasiones, Obito la guiaría personalmente paso a paso mientras sostenía sus manos con firmeza intentando transmitirle la seguridad de que él estaba ahí para ella, que él nunca la soltaría ni la dejaría caer, que ella estaba segura en sus prácticas con él, y, para reforzar su punto, Obito caminaría en reversa con sus ojos pegados en ella para que Jin pudiera caminar hacia adelante y entonces, cuando se soltara o cometiera un error que la pudiera desequilibrar o directamente hacer caer, él pudiera atraparla firmemente entre sus manos y luego ayudarla a equilibrarse nuevamente.
—Vas a tenerlos que enfrentar en algún momento —habló suavemente Obito y Jin hizo un ligero puchero.
—Lo sé, lo sé… es solo… —Jin apartó la mirada con resignación y los ojos bajos, no quería hablar de ello.
—Hablé con ellos y les has dado un buen susto al no aparecer en ningún lugar durante una semana mientras suprimías tu firma de chakra para que no te rastrearan —Obito la miró suavemente, con un poco de impotencia en sus ojos, pero no exigiéndole nada.
—Yo… supongo que no soy tan valiente como ellos creen… —Jin le sonrió ligeramente apenadas, un toque amargo en su voz y una pizca de resignación agotada en sus ojos, de vergüenza por su debilidad.
—Eres mucho más valiente de lo que crees, Jin —Obito la miró con sinceridad en sus ojos, intentando trasmitirle lo que pensaba de ella, que sus sentimientos y pensamientos le llegaran—. Y mucho más valiosa —agregó.
—No soy valiente… ni valiosa… —Jin negó ligeramente con su cabeza mientras sus hombros caían—. En realidad, soy una persona muy cobarde, le tengo tanto miedo a tantas cosas… pero si mostrara todos mis miedos, seguramente nadie querría estar conmigo… —Jin apoyó su frente en el hombro de Obito mientras seguía avanzando por el tronco.
Sus recuerdos vagaron hacia su equipo disperso, cada uno por su cuenta, asignados a diferentes misiones y equipos porque ahora ella es una inútil que incluso los genins recién graduados de la academia podrían vencer. Solo tenía que recuperarse hasta lograr lo que alguna vez fue antes de caer en coma… pero sabe que es demasiado cobarde para acercarse a ellos intencionalmente.
¿Cómo podría enfrentarlos cuando ellos resultaron tan heridos para salvarla? ¿Cómo podría ver sus rostros sabiendo que, si se hubiera dedicado más al Iryo ninjutsu, ellos quizás no tendrían heridas tan graves? Claro, ninguno murió y eso fue un milagro en sí mismo considerando la situación en la que se encontraban y Nori incluso sigue poseyendo su brazo funcional porque Tsunade se encargó de verificar y monitorear su progreso junto con su terapia, aun así…
Jin no podía evitar sentirse enferma.
¿Cómo podría enfrentarlos si era tan débil y solo una carga?
Tenía tanto miedo de que le recriminaran eso, que la miraran mal, que simplemente le enfermaba la idea de acercárseles.
—Pero te has enfrentado a esas cosas a pesar de tener miedo, eso es lo que es ser valiente —Obito apretó ligeramente la cintura de Jin—. Una persona valiente no es quien no le teme a nada, esos son solo idiotas muy confiados o muy estúpidos, personas imprudentes que no le dan el peso adecuado a su vida Una persona verdaderamente valiente es quien, a pesar de tener miedo, sigue adelante aunque le tiemblen las piernas.
—Obito-kun… —Jin miró a Obito suavemente, sus ojos brillosos con lágrimas no derramadas y sus labios se entreabrieron para decirle algo antes de que su control de chakra se disparara y su pie se resbalara haciéndola caer— ¡Kyaaa!
—Te tengo… —Obito la apretó contra su cuerpo mientras las piernas de Jin caían incómodamente por la gravedad—. Ahora, ahora, lentamente, un paso a la vez, como lo hemos hecho desde el principio.
—S-si… —Jin se sonrojó ligeramente avergonzada por este desliz tan incomodo y de principiante.
Joder, ahora sus rostros estaban muy cerca y Obito la tenía agarrada tan firmemente que prácticamente podía sentirle todo, haciéndola sentir muy nerviosa, tímida y avergonzada.
—Lo has hecho muy bien, para estar recuperándote, lo haces muy rápido. Pronto podrás volver a ser una Kunoichi activa nuevamente —felicitó Obito—. Mira, ya estamos en la copa del árbol.
Jin sonrió ligeramente y apretó la mano de Obito con suavidad mientras ambos se sentaban en una de las ramas más gruesas y firmes, entonces ella apartó su mirada del Uchiha para mirar hacia abajo, sus pies colgando de la rama de árbol en donde estaban sentados y luego miró luego hacia el campo de entrenamiento en el cual estaban practicando su control de chakra, antes de volver su mirada hacía Obito.
El Uchiha parecía tranquilo y sereno, sus ojos oscuros mirando con apreciación el amplio campo de entrenamiento, los árboles plantados a su alrededor, el pasto verse, el cielo celeste con algunas nubes merodeando perezosamente a la vez que los suaves rayos del sol los bañan con ternura. Jin miro su cuerpo relajado, parecía tan… en paz que Jin no pudo evitar suavizar sus ojos admirando como las hojas verdes se sacudían suavemente contra sus rostros acariciándolos con travesura, sus hombros rozándose el uno al otro, sus muslos juntos traspasando el calor a través de la delgada tela de los pantalones…
Un ligero latido resonó en el pecho de Jin y sus ojos se calentaron mirando al Uchiha con dulzura, su cuerpo inclinándose inconscientemente hacia el calor del chico que, al notar el ligero acercamiento, la abrazó por el hombro pensando en que quizás le dio algo de frio el mantenerse quieta en las alturas, después de todo, ella tenía una camisa de tirantes que dejaba al descubierto sus brazos y unos pantalones cortos a mitad de muslo.
Obito miró de reojo a Jin, la cual lo miró tan cálidamente que él se sintió… extraño.
Tragando ligeramente saliva, nervioso por alguna extraña razón, para romper esta desconocida y -extraña, ¿Por qué se sentía ligeramente tenso y nervioso?- tranquila atmósfera entre ambos, ni siquiera alcanzó a separar sus labios cuando resonó un grito desde abajo.
—¡Joder!
Jin salió de su trance, sobresaltándose y pegándose un poco a Obito mientras su pierna subía uno de los muslos del chico, el cual la agarró mientras activaba su chakra para mantener su trasero pegado al árbol.
Si ella se caía, se caían los dos.
—¡Debí haberlo supuesto! —gritó Kakashi y Jin se sobresaltó apretando la mano del Uchiha— ¡Claramente tú serías la única persona con la cual Jin estaría, aunque se acabase el mundo! —exclamó con frustración y enojo Kakashi mientras pisoteaba ligeramente exasperado.
—¿De qué hablas? —preguntó Obito frunciendo el ceño y cruzándose de brazos mientras le daba una mirada altiva a Kakashi una vez que se aseguró de que Jin no se iba a caer del árbol una vez que la soltara.
—¡Hm! Ni siquiera entiendo cómo es posible que el aroma de Jin hubiera disminuido tanto en tan solo unos días —habló Kakashi disgustado mientras caminaba por el árbol hasta donde ellos y, antes de que Jin pudiera reaccionar, ella estaba en el hombro de Kakashi, el cual saltó temerariamente hacia el campo abierto.
Obviamente, Jin soltó un grito ahogado.
—¡¿Qué demonios te pasa, Kakashi?! —gritó Jin nerviosa mientras el albino empezaba a olfatearla de arriba hacia abajo como si fuese un perro buscando algo ilegal.
—¿Por qué hueles tanto a Obito? —preguntó Kakashi entrecerrando sus ojos peligrosamente sintiendo el disgusto crecer en su pecho.
—¿A qué te refieres? ¿Tu sentido del olfato te traicionó o algo? —preguntó Jin apartando al albino poniendo su mano sobre todo el rostro del chico para alejarlo, pero Kakashi solo frunció más el ceño al olisquear su mano.
—Estás pasada a… Obito… —Kakashi hizo una mueca y entrecerró los ojos peligrosamente a Obito, el cual alzó una ceja casi preguntándole qué carajos le pasaba al Hatake.
—Ah… ¿Será porque estuve en la misma casa que él durante una semana? —preguntó obviamente Jin mirando a Kakashi como si fuera un idiota— Y, no sé, ¿compartimos, cocina, piso, sala de estar, baño y patio juntos? ¿Tendrá algo que ver con que la casa de Obito, tenga, obviamente, su olor impregnado en ella? —preguntó Jin en un tono ligeramente sarcástico.
—No… no es solo eso —Kakashi volvió a empezar a olfatearla y Jin, en vez de ser la considerada hermanita que era para Kakashi y volver a alejarlo con una mano en la cara, esta vez, lo alejó con un pie en todo su rostro, pisando su bonita nariz para que se aleje de una puta vez—. Tú, bastardo, ¿te acostaste con Jin?
—¿Por qué me acostaría con Jin? Tengo mi propia cama —Obito frunció el ceño confundido, pero extrañamente irritado, mirando la expresión mortal de Kakashi.
—Es cierto, duermo en la habitación de la abuela de Obito, ¿Por qué nos acostaríamos juntos si hay dos camas? —preguntó Jin extrañada, entonces se sintió ligeramente indignada ante lo que podría implicar la pregunta de Kakashi.
Ella no estaba tan loca como para asaltar a Obito mientras dormía o aprovecharse de él en su propia casa, Jin se siente ofendida por las insinuaciones de Kakashi.
—… —Kakashi mira a ambos como si fueran los idiotas más grandes del mundo y con una gota de sudor en su cabeza.
Dividido entre querer palmearse la cara por la estupidez de ambos o querer suspirar de alivio, Kakashi simplemente niega con la cabeza con resignación y cansancio.
—Jin… solo… solo vamos a casa, ¿Sí? —suspira agotado Kakashi— Banri-san y papá están muy preocupados y Tsunade-sama está a punto de derribar la torre Hokage para exigirle a Minato-sensei que envíe un grupo de búsqueda para encontrarte.
—Yo… —Jin lo mira con duda e inseguridad y Kakashi siente una punzada de dolor cuando mira como ella pide guía a Obito, buscando consuelo y seguridad en él antes de cualquier otra persona.
Esto… ¿Cuánta desconfianza y temor les tenía Jin como para que ni siquiera pudiera verlos por su propia cuenta sin necesitar de alguien más?
—Ve… —dice Obito, pero al notar la incomodidad y renuencia en los ojos de Jin, utiliza un shunshin y aparece a su lado—. Te acompañaré… y si quieres escapar, seré tu boleto de huida en cualquier segundo —bromeó ligeramente y Jin le miró agradecida mientras apretaba firmemente la mano de Obito.
Afortunadamente, Jin no tuvo que ocupar su boleto de huida porque todos la recibieron calurosamente, aparte de algunos golpes de Tsunade y Rin, junto con el regaño eterno de Shizune.
Obito sonrió ligeramente observando como todo el malentendido entre ambas partes se iba resolviendo fácilmente una vez que empezaron a sincerarse y hablar el uno con el otro. Jin, por primera vez, les mostró su parte suave y blanda de su corazón, la fragilidad de su alma, la inseguridad que cargaba en su pequeño cuerpo y la intrusividad de sus intensos pensamientos arriesgándose a salir lastimada en el proceso.
Durante todo el proceso en que Jin se sinceraba a corazón abierto, Obito la acompañó como su silenciosa sombra mientras los demás oían atentamente luego de haber expresado sus propias preocupaciones y emociones en una gran charla honesta de corazón a corazón que los terminó uniendo a todos más de lo que estaban al principio.