
Prólogo.
Quizás y solo quizás… fue muy tarde para decírselo… quizás él pudo dejar sus miedos de lado pero… si es que alguna vez tuvieran la oportunidad de verse nuevamente… no dudarían más… o… ¿No?...
- ¡AAAAHHHHHHHH! ¡DUELE! ¡AYUDA!
Gritaba un hombre desesperado por el dolor que sentían…
El centro comercial estaba hecho un total caos, las personas huían y los héroes en entrenamiento ayudaban a los heridos…
Pero… aquel hombre… no estaba herido de ninguna manera… Deku y Ochako se aseguraron de ello cuando se acercaron a ver si estaba herido.
- ¿Qu-qué sucede? – Se preguntó la castaña a ella misma sin saber cómo ayudar a la víctima.
- No lo sé… debemos llevarlo a un hospital… quizás ellos puedan ayudarlo – Deku dijo en un tono serio, aunque nervioso por dentro.
Uraraka asintió de acuerdo a la sugerencia de Izuku. Entonces, cuando la morena planeaba usar su quirk sobre el hombre para transportarlo con más facilidad… sucedió…
Entre gritos mucho más fuertes que lo anteriores, el susodicho comenzó a emanar una luz blanca gradualmente más fuerte. El desconcierte de los jóvenes se hizo evidente, no pudieron verlo directamente por la fuerte luz. Pero, Uraraka, en un intento de observar mejor lo que sucedía, vio directamente a los ojos del doliente… unos ojos como la sangre y una espiral grande de color negro en su iris.
Quizás… y solo quizás fueron sus reflexiones de antes… sobre lo mucho que Izuku podía llegar a arriesgar su vida por salvar a las personas… quizás solo fue que no quería dejar morir a alguien más en frente de ella como lo fue con Sir Nighteye… o esta enorme sensación de peligro al ver esos ojos sangrientos… Pero, instintivamente, uso su quirk inmediatamente sobre Izuku y lo lanzó lejos del área…
- ¡URARAKA! – Gritó el peliverde desesperado.
El tiempo pasaba más lento de repente…
Ochako simplemente miro en dirección a la voz del peliverde… su querido peliverde… no pudo evitar sonreírle al ver que se encontraba en una zona segura… concluyo juntando sus dedos…
- Liberar…
Y al mismo tiempo que Izuku sintió la gravedad regresar a su cuerpo, una poderosa explosión se dio en el área que emanaba luz blanca. Fue de tal magnitud que incluso ya algo lejos de la misma, de igual manera, Izuku fue mandado a volar…
- ¡Agh! – Soltó un quejido Izuku al caer de manera brusca al suelo.
Aunque, eso era lo de menos. Se puso inmediatamente de pie y corrió hacia donde había estado Uraraka. Pero, solo encontraba escombros, varios lugares encendidos en llamas… ni un indicio de vida…
- U… Uraraka – Decía este removiendo algunos escombros… como si tuviera alguna esperanza de encontrarla ahí… pero incluso con el pasar de los minutos… no encontraba nada.
Cayó de rodillas con la mirada perdida… ni si quiera estaba llorando… solo un nudo en el corazón… que poco a poco se volvía más doloroso…
- Ura-uraraka… por favor… responde…
Pero no… el sonido del fuego, patrullas de policía y ambulancias… era lo único que se oía…
Bueno… el era sordo al mundo en estos momentos… así que tampoco era muy relevante…
- U… ¡URARAKA!
Y finalmente… las lágrimas y el dolor se apoderaron de él…
……….
……….
……….
Suave… y cómodo… fueron las primeras sensaciones que tuvo Ochako. En un intento de abrir los ojos, mas fue cegada temporalmente por la luz de la ventana. Entonces, una vez su vista se acostumbró… pudo ver que se encontraba en una habitación blanca, un par de macetas junto a sus plantas y…
- Vaya… me preguntaba cuando despertarías – Dijo la voz de un anciano.
Al escucharlo, Ochako se alteró nuevamente. Después de todo, acababa de estar en un ambiente caótico, e incluso pensó que moriría…
La castaña trató de moverse y alejarse; sin embargo, su cuerpo se inundó de dolor…
- Du-duele – Farfullo Uraraka.
- No te muevas, todavía tú y los otros dos niños que estaban a tu lado están en recuperación – Comento el viejo.
¿Niños? ¿Recuperación?... ¿De qué está hablando? Aunque, un pequeño vistazo le dio una parte de la respuesta. Su cuerpo estaba lleno de vendajes… además… noto algo… raro… al mirarse, pero eso era lo de menos en estos momentos. Por lo cual, ahora miro al anciano, el cual, fumaba una pipa, vestía una túnica blanca y tenía un sombrero extraño en su regazo.
- ¿Qui-quién es usted? – Preguntó la castaña dándose valor para hablar.
- Mmm – El anciano la observo unos momentos con el ceño fruncido, pero, desvío esas dudas de su mente para después – Soy Hiruzen Sarutobi… ¿Y tú niña? – Pregunto Hiruzen.
- Emm… Ochako Uraraka – Respondió la morena.
- Bien, entonces, Ochako, como es que tú y los que supongo son tus amigos pararon en los muros de la aldea… – Cuestionó el anciano intrigado.
El repentino uso de su nombre la desconcertó un poco… no era común llamarse por el nombre tan fácilmente el Japón a menos que tuvieras mucha confianza con una persona o fueras un maleducado. De todos modos, ignoró eso por el momento… sentía más curiosidad por lo que él dijo.
- ¿Aldea?... ¿Dónde exactamente nos encontramos señor Sarutobi? – Preguntó la castaña confundida.
El anciano simplemente dio una fuerte calada a su pipa y respondio…
- Estas en la aldea de la hoja…