Oscuridad (NaruIta)

Naruto (Anime & Manga)
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Oscuridad (NaruIta)
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Summary
En aquella profunda oscuridad logró hallar una luz que nunca tuvo la oportunidad de admirar.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
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Chapter 4

—Se que busco trabajo, pero no está en mis planes ser niñero.

Aquella había sido su respuesta ante la euforia de Shisui, quien le había comentado que debía presentarse al salir de la universidad para cuidar de alguien.

No le había dicho el nombre de la familia siquiera, solo le había dado un pequeño trozo de papel con la dirección a la que debería ir y luego se mantuvo en silencio mientras lo oía preguntarle lo necesario.

No es que le moleste cuidar de un niño, pero teniendo en cuenta sus estudios, buscaba un trabajo que le permitiera continuar con sus deberes en cuanto tenga oportunidad.

Quizás podía aprovechar mientras el infante dormía su siesta, aunque no tenía idea de si el niño tendría esas costumbres.
Sus estudios no eran del estilo donde podría relajarse aunque sea un poco. Después de todo, se encontraba estudiando medicina, que ya de por si le era bastante difícil. No quería tener que dejar su tiempo de estudios para dedicarse por completo a un pequeño que iba a depender completamente de él en poco tiempo.

Una casa de dos plantas se mostraba a través de la verja. Su jardín perfectamente acomodado y con el césped cortado, sus techos se abrían y se elevaban hacia arriba en cada esquina. La madera exterior se encontraba perfectamente barnizada y un sillón de madera oscura se encontraba junto a la puerta de entrada, debajo del techo que dirigía una galería hacia uno de los costados de la casa.

Un casa japonesa tradicional y bien cuidada.

Tocó el timbre en cuanto leyó los números ubicados en un pilar y la verja se abrió automáticamente.

Una mujer de cabello largo y negro, vestida con traje de ejecutiva, abrió la puerta y lo esperó de pie hasta que el joven se aproximó.

—Buenas tardes, señora.—El rubio se inclinó ante la mujer, recibiendo un saludo de su parte.

—Shisui me ha hablado de ti, cariño, adelante.—Comentó ingresando a la vivienda.— Mi nombre es Mikoto.—Sonrió esperando a que el chico quitara sus zapatos en la entrada.— Supongo que Shisui te ha comentado con respecto al labor que llevarás a cabo.

—Solo me ha dicho que seré niñero.—Sus ojos observaban con cuidado el lugar.

El suelo de tatami se sentía debajo de sus pies y las puertas fusuma le impedían la vista a las demás habitaciones. Cada una cerrada como si quisieran ocultar el mayor secreto dentro de aquellas paredes.
Los aparatos electrónicos le daban aquel aspecto actual al hogar a pesar de que la sala no contaba con sillones, sino con un kotatsu con la única decoración de un florero encima.

Las paredes se encontraban completamente vacías y no había nada fuera de lugar.

—Bueno, algo así.—Rio la dama caminando hacia la cocina.— ¿Gustas un poco de té?

El menor asintió y a pedido de la fémina, caminaron hacia la cocina. 

No pasó mucho tiempo para que la dueña del hogar comenzara con sus preguntas. Desde a qué familia pertenecía, hasta sus horarios de universidad y la carrera que cursaba.
Era una mujer agradable y elegante, tanto para moverse como para hablar, aún cuando no lo hacía con la formalidad con la que había esperado al verla.

—Debes tener en claro una cosa.—Comentó bebiendo de su té.— Puedes hacer lo que gustes aquí. Si quieres estudiar, ya sea solo o traer a algún compañero, mi marido y yo no tenemos problemas con eso. Sabemos que necesitas este trabajo y que no puedes dejar tus estudios de lado.—Su mirada se dirigió hacia la puerta y volvió una vez más hacia el rubio.— Siéntete como en tu casa, cariño. Solo te pido que no desacomodes nada de donde está ni dejes nada en el suelo ¿Si? Puede ocurrir un accidente.—Naruto la miraba con el ceño fruncido, confuso, pero igualmente asentía a sus órdenes.— Evita, también, oír música demasiado alta. Mi hijo tiene un oído demasiado sensible a ello.

El sonido de un piano comenzó a escucharse y la dama sonrió.

Naruto permanecía inmóvil y sin decir una sola palabra. No le habían dicho absolutamente nada del pequeño al que cuidaría o que otro tipo de problemas podría tener el infante, más que nada para hacer lo posible por evitarlo.

—¿Tiene horario para dormir o algo? ¿Debo llevarlo a la escuela?—Mikoto rio un momento, llevando nuevamente la taza de té a sus labios.

—No te preocupes por ello.—Comentó.— Lo más importante es que puedas cocinarle mientras estés aquí. Su padre y yo nos vamos por la mañana y volvemos poco más tarde de la hora de cenar, y su hermano llega al atardecer. Es cuando sale de sus clases.—Respondió.— En ese momento podrás volver a casa.

Mikoto se puso de pie e hizo ademanes con sus manos para que el muchacho la siguiera.
Naruto acató la orden, pensando en el horario y el tiempo que trabajaría.

Ciertamente no iba a desaprovechar la oportunidad. No eran demasiadas horas si tenía en cuenta que llegaría luego de la hora del almuerzo, siendo que era cuando salía de sus clases y quienes se convertirían en sus jefes parecían no tener problemas con ello.

Además, antes del anochecer podría volver a su cuarto y continuar estudiando allí un poco más antes de dormir. Aquello parecía una buena idea.

El sonido de la puerta corrediza lo hizo detenerse y el melodía del piano salió con mayor claridad de aquella habitación.

—Hijo...—Habló la mayor con voz suave. La bonita música se detuvo y el silencio invadió el cuarto.— Hay alguien que debo presentarte.

Naruto mantuvo su mirada baja a la espera del pequeño. Podía escuchar el suave sonido que hacía el tatami con cada paso que daba y al elevar la vista, sus cejas se elevaron hacia arriba y su boca se entreabrió.

—¿Itachi?

El mencionado detuvo su caminar de repente, quizás intentando reconocer la voz que había llegado a sus oídos.

Y finalmente, Naruto pudo comprender las reglas algo extrañas que aquella mujer le había dicho. Luego mandaría al carajo a Shisui por no haberlo preparado con anticipación, tal y como hizo al volver al cuarto luego de la tarde que pasaron junto a los hermanos.

—Sabía que eras amigo de Shisui, pero no que conocías a mi hijo también.—Sonrió la fémina.— Eso me ahorra la presentación.

Naruto balbuceó un momento antes de encontrar las palabras nuevamente.

—De hecho lo conocí hace unos días.—Respondió con calma.— Es bueno verte de nuevo.—El joven frunció el ceño.— Soy Naruto, por cierto.—Sonrió aún cuando sabía que no podía verlo.

Itachi esbozó una sonrisa e inclinó su cabeza una vez a modo de saludo. Su cuerpo se encontraba de frente en dirección al dúo de recién llegados y sus ojos grises se mantenían perdidos en un punto cualquiera frente a él.

Ni siquiera había logrado reconocer su voz de inmediato y nadie podía culparlo. Lo había visto una sola vez como para mantener en su memoria el tono de su voz o siquiera algo que le pareciera similar a ello, tan diferente a como le ocurría con Shisui o su propia familia.

—Es bueno saber de ti.—Habló con voz tranquila.— ¿Qué haces aquí?

La mujer viraba sus ojos de su hijo a su nuevo empleado y viceversa.

—Supongo que seré tu niñero.—Comentó con tono burlón.

La cabeza de Itachi se movió hacia un lado y Mikoto comprendió que buscaba una explicación.

—Teniendo en cuenta que Sasuke no está por la tarde y nosotros no estamos en todo el día, no podíamos dejarte solo, Itachi.

—¿Cuándo fue eso un impedimento?

La dama golpeó el brazo de su hijo con suavidad, pero como una pequeña reprimenda.

Bien sabía que su primogénito no tenía problemas en quedarse solo en la casa, siendo que se fue acostumbrando con el paso de los años. Sin embargo, la inquietud de saber que de alguna forma podría lastimarse, la hacía tomar su tiempo libre en su trabajo para saber como se encontraba.

Claro está, que eso sucedió hasta que el propio Itachi se rehusó a que continuara con ello. Aún así, ninguno de su familia podía culparla, porque era una madre que se preocupaba por el bienestar de su hijo.

El primer tiempo en que tuvo que dejar a su hijo solo durante tantas horas, había sido prácticamente un suplicio para ambos padres. Porque no estaban del todo seguros sobre como Itachi podría arreglárselas para no lastimarse.
Sasuke cursaba sus estudios secundarios por ese entonces y pasaba más tiempo en su hogar. No obstante, actualmente no podía acompañarlo tanto tiempo como quisiera, porque salía demasiado tarde de la universidad como para poder estar al pendiente.

Tampoco es como si le pusieran toda la responsabilidad a su hijo menor. Con el paso de los años, Itachi se había acostumbrado a estar solo y valerse por si mismo, al menos dentro de la casa y cuando no se hablaba de meterse en la cocina.
Su familia se había acostumbrado a ello como si hubiera sido así desde toda su vida, porque sus padres decidieron darle el espacio que Itachi pedía y lo veían moverse de un lugar al otro sin problema alguno.

Porque sabían que el joven mantenía en su cabeza cada lugar de su hogar, como también, cada cosa ubicada en las habitaciones. Habitaciones que se mantuvieron tal como están desde hace años, siendo Sasuke quien había movido el kotatsu hace tiempo consiguiendo que su hermano enredara sus pies entre las mantas y cayera de cara al suelo.

Entre risas y disculpas, sumado al llanto de Itachi por haber golpeado su frente contra el tatami, no volvieron a hablar del tema, manteniendo cada pequeña cosa en orden y en su lugar para evitar otro infortunio.

—Al menos no volaron tus dientes.—Comentó el menor en su momento, soltando un suspiro de alivio cuando notó que la dentadura de su hermano mayor se encontraba intacta.

Años en los que no hubo cambios en ninguna de las habitaciones de la casa, porque Itachi tenía la costumbre de pasear por aquí y por allá al encontrarse aburrido y sin nada que hacer. Años en los que ningún miembro de su familia tuvo problemas, porque convivían con él y se habían acostumbrado a la situación sin mayor inconveniente.

—No va a estar cuidándote como a un niño si es lo que te preocupa.—Habló su madre.— Pero me hace sentir más tranquila de saber que estás acompañado.—Se giró hacia Naruto para sonreír una vez más.— Nada de comida chatarra o comprada. Como no puede cocinar, suele pedirle a Sasuke que llame al delivery antes de irse o simplemente no come, así que por favor, te encargo eso.—Casi imploró.

Naruto sonrió antes de asentir.

Desde que se lo había comentado y volvió a ver a Itachi, ya se imaginaba que esa era la razón por la cual le había dicho que era importante que supiera cocinar. Agradecía en ese momento a su madre por haberse tomado el tiempo de enseñarle.

—Mamá, no soy un niño.—Habló el chico con notorio cansancio.

—Pero comes como uno.—Respondió la mujer con una sonrisa divertida. Naruto sintió un movimiento en su pierna y al bajar su mirada, se encontró con un gato completamente negro.— Y ese es su compañía. Se llama Toora y estará en donde sea que Ita se encuentre. —El rubio asintió y se acuclilló para tomar en brazos al animal.— Yo debo irme, mi tiempo de descanso se acabó.—Comentó mirando su reloj de pulsera.— Dejé mi número anotado en el refrigerador, así que cualquier cosa que ocurra, me llamas.

Luego de obtener una sonrisa de parte del nuevo empleado, de dejar un beso en la frente de su hijo y desearle suerte a ambos, la dama salió de la casa dejando un completo silencio en el lugar.

—Continuaré practicando.—Habló el azabache, entonces.— Puedes acompañarme si gustas, aunque quizás te resulte aburrido.

Itachi caminó nuevamente hasta su asiento y Naruto dejó a Toora en el suelo cuando lo sintió removerse en sus brazos, viendo como el pequeño animal caminaba detrás del muchacho y se acurrucaba en sus piernas una vez que el joven se sentó para continuar su práctica.

Definitivamente no era como hubiera esperado, o siquiera como habría pensado en ver una vez más al chico. Sin embargo, era mejor de lo que había creído y si bien mandaría al carajo a su amigo por no comentarle nada al respecto, también le agradecería por la oportunidad.

La melodía del piano volvió a sonar e Itachi ya no escuchó los pasos de quien sería su cuidador, como tampoco supo hasta el final, que Naruto había permanecido sentado en el tatami, a pocos metros del joven, disfrutando de la melodía que lo acompañaba en el avance de su tarea de química.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

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