
Chapter 3
— ¿Cursas las mismas clases que Shisui?
Naruto levantó la mirada de su teléfono, entre sorprendido y algo apenado. Los minutos pasaban y su compañero no regresaba, y al no ver algún indicio de que el joven a su lado hable, se había limitado a mensajearse con sus amigos en busca de algún consejo.
Shikamaru
"No seas idiota y háblale."
>>4:23 p.m.
Naruto
"Sólo díganme. ¿Qué carajos puedo preguntarle?
Shisui no me ha comentado nada de él como para sacar un tema de conversación."
4:24 pm.<<
Hinata
"Pregúntale sobre sus intereses o algo. No es tan difícil hacer amigos, cariño."
>>4:24 p.m.
Le resultaba irónico que fuera la misma Hinata, aquella amiga que se sonrojaba y se avergonzaba cuando alguien le hablaba, quien le dijera que no era difícil hacer amigos.
—Si, yo...—Guardó su teléfono sin responder al último mensaje y giró su cuerpo para quedar frente a frente con el azabache.— Cursamos las mismas clases y vivimos en el mismo cuarto.—Habló con suavidad.
No estaba seguro cuando fue que comenzó a cambiar poco a poco su forma de ser, solo sabía que ahora le resultaba vergonzoso hablar con alguien que no sean sus mejores amigos o Shisui, siendo que fue el mismo muchacho quien se acercó con toda la confianza para charlar con él.
Admiraba ese lado de su compañero. Le resultaba agradable que vaya por la vida sacándole conversación a cualquier persona que se cruzara por su camino, consiguiendo nuevos amigos en poco tiempo. Le parecía realmente fácil la forma en la que lo hacía.
Él, por otro lado, no podía conseguir entablar una conversación con un desconocido a pesar de que así lo quisiera. Con saludarlos no tenía problemas, siempre y cuando haya alguien más que pueda comenzar a hablar con la otra persona hasta que él pueda sentirse cómodo.
—Qué... ¿Te gusta hacer?—Preguntó sintiéndose un tonto al recordar el mensaje de su amiga.
—Suelo leer y tocar el piano.—Respondió el contrario con una pequeña sonrisa.— No estoy muy seguro de poder hacer algo más.
Sus ojos azules se abrieron sorprendidos y lo miró como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
Ciertamente, era la primera vez que hablaba con alguien que tenía aquella condición ya a pesar de saber que muchos continuaron con sus vidas sin que la ceguera sea un impedimento como tal, no había oído de alguien que se pueda dedicar a la música como Itachi había comentado. .
Carraspeó un momento antes de volver a hablar.
—¿Hace mucho que tocas?
—Mi madre comenzó a enseñarme a los cinco años.—Respondió.— Colocaba pequeñas cintas en braille para que supiera cuál era la nota que tocaba.
Ambos se quedaron en silencio. Naruto pensando en lo que le había comentado el joven e Itachi porque no sabía de qué otra cosa hablar.
Su capacidad para sociabilizar era casi como su vista. Nula.
No estaba acostumbrado a conocer a gente nueva y se sentía algo nervioso cuando debía entablar una conversación con alguien más. Le pasaba incluso cuando algunos amigos de sus padres iban de visita a la casa.
Porque su vida no era para nada interesante. Demasiado limitado en sus quehaceres, solo podía aprovechar todo su tiempo libre para leer los gruesos libros en braille que su padre le había regalado o practicar con el piano tal como su madre le había enseñado desde que era un pequeño.
No tenía mucho de lo que charlar con alguien nuevo y para ser sincero consigo mismo, tampoco se creía capaz de hacer mucho. Porque Sasuke siempre había estado allí para él y conoció a su mejor amigo desde que eran unos niños de apenas ocho años, cuando Shisui se mudó a la casa junto a la suya.
Tenía confianza con ambos y se sentía cómodo, aún cuando bromeaban sobre su condición.
Sin embargo, conocer a alguien más le resultaba enigmático e interesante, pero solía ganarle un poco el nerviosismo, por lo que le resultaba algo difícil sacar un tema de conversación si no se encontraban alguna de sus personas de confianza en el lugar.
°
—Estas loco si crees que le comentaré a mis padres sobre él.
Shisui soltó un bufido casi exasperado. La cola en la heladería apenas avanzaba y había aprovechado su oportunidad para ayudar a su amigo, tal como lo había prometido.
—Por favor, Sasu, tus padres deben trabajar y tú tienes que estudiar.—Habló intentando convencerlo.— Solo piénsalo, es un buen chico.
Sasuke frunció el ceño.
—No me pareció que quiera pasar tanto tiempo con Itachi como para que pueda llegar a cuidarlo.—Se sinceró.— No quiero que esté cerca de él si no le agrada.
El mayor pasó sus brazos por encima de los hombros del más bajo y lo agitó un poco.
—Solo es algo tímido al principio.—Respondió.— Cuando nos conocimos, yo me acerqué a hablarle. Cuando se le pasa la vergüenza es muy agradable, te lo garantizo.
El chico no se encontraba del todo seguro con respecto a ello. Apenas y habían cruzado algunas palabras cuando llegaron, pero le había resultado alguien confiado por la forma en la que se acercó a saludar a su hermano. Sin embargo, la manera tan abrupta en la que se negó a esperar por unos momentos mientras ellos iban a comprar lo pedido por Itachi, le había demostrado que no tenía tantas intenciones de hablar con él.
Porque estaba seguro de que se debía a la condición de su hermano. Suficientes miradas había presenciado, incluso de las visitas a su hogar. Miradas cargadas de tristezas y muchas otras horrorizadas cuando veían a Itachi.
Por favor, que no estaba enfermo y él no fue quien decidió estar así. Odiaba que le dedicaran aquellas miradas cargadas de pesar, aquellas palabras que intentaban sonar reconfortantes e incluso, había visto como más de una persona lo evitaba por ello.
Y aún cuando su hermano mayor siempre mostraba una sonrisa y le restaba importancia a la situación, conocía el dolor que lo atravesaba. Porque solían evitarlo como si fuera un joven con una enfermedad contagiosa y Sasuke haría lo que fuera porque el mayor no pasara por toda esa mierda.
—Itachi se cuida muy bien en casa.—Contradijo.— No creo que necesitemos que alguien lo acompañe en su día a día.
—Pero sabes que a Ita tampoco le gusta que te quedes tanto tiempo con él.—El chico lo vio confundido y algo dolido.— No me mal interpretes, me refiero a que no quiere que limites tu vida solo entorno a él.—Aclaró y Sasuke finalmente entendió.
Lo sabía. El menor sabía que Itachi se sentía incómodo cuando lo oía negarse a salir con algunos de sus compañeros, a pesar de que no lo hacía por estar junto a él, sino porque realmente no le apetecía.
Aún así, incluso cuando se lo aclaró, Itachi le había admitido que se sentía una carga en su vida.
—Bien...—Habló entre dientes.— Supongo que puedo comunicarle a mis padres, solo si ahora no veo molestia en él por estar con Ita y si mi hermano no se siente incómodo.
Shisui besó su mejilla en un acto atrevido que bien sabía, sonrojaría al menor. Con una sonrisa, se aproximó a la caja cuando vio al último cliente hacerse a un lado e hizo su pedido.
Dejaría que Sasuke continuara creyendo que ese beso solo fue una acción para molestarlo, mientras que él intentaba que el nerviosismo que se había apoderado de su cuerpo, desapareciera.
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La carcajada de Itachi se escuchaba más fuerte a medida que se acercaban. Ambos se vieron entre si y Shisui elevó sus cejas en repetidas ocasiones en dirección a Sasuke.
—Supongo que ya puedes ir hablando con tus padres.—Comentó antes de comenzar a caminar.
Itachi cubría su boca con una de sus manos mientras intentaba tranquilizarse para poder continuar escuchando la historia.
—¿Por qué lo alzó?—Preguntó divertido.— ¿Quién alza en sus brazos a un gato callejero?
La sonrisa de Shisui se borró en un instante al reconocer la historia.
—¡No lo se!—Esta vez, la risa escapó de la garganta del rubio antes de percatarse de que el protagonista de la historia se encontraba a unos pasos de ellos.— Luego escuché el grito de Shisui y lo siguiente que vi, fue al gato mordiendo uno de sus pechos.
—¡Naruto!—El grito salió en un chillido, asustando a Itachi por un breve momento.— No debías contar esa historia, no la conocían.
El joven entregó el helado a su amigo y se sentó sin querer mirar a los hermanos, escuchando la risa del mayor y sabiendo que Sasuke tendría una sonrisa burlona en su rostro.
Hacía poco más de dos semanas, había encontrado a un gato adulto hurgando en la basura de la universidad y había querido ser un buen ser humano. Lo tomó en brazos y el gato enloqueció, nunca se hubiera esperado que el animal se lanzara a morderle un pecho.
Naruto había estado junto a él en ese momento y podía recordar su carcajada en ese preciso instante, que empeoró por la tarde cuando, al llegar a su habitación, se le pudo ver la marca de los pequeños dientes de ese gato al rededor de su pezón. .
—Lo siento, casi te arranca una tetilla y fue grave, pero...—Una ola de carcajadas se escuchó de los tres restantes, impidiéndole al rubio continuar.
Naruto no quería reírse, porque había visto la herida, él mismo lo ayudó a curarla. Sin embargo, el solo hecho de recordar lo sucedido, lo hacía soltar lágrimas.
No era su intención avergonzarlo como sabía que lo estaba haciendo, mucho menos frente al joven que le gustaba.
Había comenzado a narrar la historia cuando se encontró a solas con Itachi, quien al no saber de qué hablar, comenzó a preguntarle cómo se llevaban entre ellos.
Una cosa llevó a la otra y la graciosa anécdota fue contada por él. ¿Qué iba a saber que ya estaban allí con ellos?
Sabía que luego debía disculparse, pero no lograba borrar el recuerdo de su mente que regresaba a él haciendo soltar una carcajada cuando intentaba calmarse.
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Sasuke podía sentir la mirada del mejor amigo de su hermano sobre su persona, aún cuando no quería voltear a verlo mientras ayudaba a acomodar las cosas que él y su amigo habían llevado.
Habían pasado una tarde agradable y odiaba admitir que lo que Shisui le había comentado, había sido real. Porque Naruto había dejado la timidez a un lado y se había unido a ellos, contando cosas de su vida, sus amigos y su carrera.
—Ni bien hables con tus padres, coméntame.—Habló el mayor cuando se acercó a él.— Está buscando trabajo y me gustaría ayudarle en ello. Confío en él para que lo cuide.
El chico ascendiendo.
—Esta noche hablaré con ellos a solas y te comentaré lo que me dicen.
Sasuke tomó el brazo de su hermano luego de colocarle sus gafas una vez más y se despidieron del par de chicos que tomaban otro camino, asegurando que volverían a acordar para juntarse nuevamente.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!