Oscuridad (NaruIta)

Sus ojos se mantenían fijos en un punto cualquiera de su habitación. La música suave sonaba en el estéreo que sus padres le habían regalado para uno de sus cumpleaños, enseñándole a utilizarlo y colocando pequeñas tiras con puntos sobresalidos para que él pudiera saber que significaba cada botón.

Su hermano menor tarareaba por encima de aquel maravilloso sonido mientras sus manos se movían tranquilamente sobre su oscuro cabello, peinándolo con paciencia y trenzándolo solo para entretenerse, porque lo soltaba y volvía a comenzar.

—Shisui nos invitó al parque.—Comentó el chico mientras miraba como la nueva trenza que había hecho, comenzaba a deshacerse por el liso cabello de su hermano.— Dijo que ya te había invitado, pero te negaste.

Itachi sonrió. No tenía otra cosa más que hacer al oír el tono de reproche en la voz de su hermano menor.
No le agradaba salir, porque siempre debía ir acompañado y se sentía inútil al no poder explorar el mundo sin una persona a su lado.

Le encantaría poder caminar por la acera, observar los árboles y sentarse a ver el atardecer que tan maravilloso era, mezclando colores azules, rosados, morados y naranjas. Le encantaría poder experimentar aquello de lo que su hermano solía hablarle cada día.
Porque Itachi era una persona curiosa y le encantaba que su hermanito le comentara como eran las apariencias de las cosas tan maravillosas que lo rodeaban, aún cuando él no podía imaginárselo realmente.

Porque Itachi solo puede recordar una profunda oscuridad a pesar de no saber en que momento fue que se presentó. No es capaz de recordar cuando fue que sus ojos pasaron a ser de color gris, según recuerda las palabras de su hermano menor cuando preguntó por ellos a una corta edad, aún cuando ni él mismo era capaz de reconocer dicho color.

No sabía de colores, no conocía la apariencia de los objetos que lo rodeaban cada día y ni siquiera podía decir como se veía el mismo.
Cabello negro y largo, ojos grises, ojeras y piel pálida. Aquellas características se las había dicho su mejor amigo y jamás fue capaz de reconocerse en su propia mente. Podía sentir con su tacto, pero se le dificultaba demasiado el poder lograr imaginar la mayoría de las cosas que nunca en su vida tuvo la oportunidad de ver.

—Sabes que no me gusta salir mucho, Sasuke.—Respondió con tranquilidad.— Prefiero quedarme y practicar con el piano.

—Y sabes que poco me importa.—Itachi sonrió.— Necesitas un poco de sol, así que le dije que iríamos. Te ves pálido.—Habló con burla.

El mayor no comentó nada al respecto, simplemente soltó una pequeña risa por la broma de su hermanito.
Sasuke sabía la condición de su hermano. Desde que recuerda, el mayor nunca había tenido la oportunidad de ver lo que lo rodeaba y a pesar de ser una triste situación, él ya estaba acostumbrado. Relatarle lo que se cruzaba frente a sus ojos o el simple hecho de hacer aquellas pequeñas bromas, era algo a lo que ambos estaban acostumbrados, porque para Sasuke era normal al haber crecido guiando a su hermano mayor en su camino por la vida.

Sin esperar una aceptación del mayor, se levantó de la cama y comenzó a buscar la ropa que mejor le parecía para la ocasión.

Extendió las prendas sobre las piernas de su hermano y se volteó para cambiar la música. No le molestaba que el mayor se cambiara frente a él, después de todo, en más de una ocasión lo había ayudado con su ropa cuando Itachi no podía por si solo.

Tanteando con suavidad las prendas, quitó la ropa que vestía para cambiarse por lo que su hermano le había entregado.

No le importaba la manera en la que se veía. Después de todo, él no podía fijarse en su apariencia en un espejo como para saber que tan bien vestido se encontraba y después de toda una vida sin saber como lucía, poco le importaba a esas alturas.

Sintió la mano de Sasuke tocar su mejilla para anunciarle que se encontraba cerca, aún cuando había oído con claridad sus pasos al aproximarse a él y se quedó quieto en su sitio, sabiendo que el menor colocaría aquellas gafas que le impedían a los demás observar sus ojos perdidos.

—¿Será por poco tiempo?—Preguntó Itachi bajando las escaleras con pasos calmos.

—No lo se.—Respondió el contrario con sinceridad.— Pero comentó que estaría con un compañero de universidad.

Ambos salieron de la casa luego de anunciarle a sus padres de su repentino encuentro con el joven que los esperaría en el parque central.

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Un nuevo bufido se escuchó de la boca de Sasuke.

Sus brazos se encontraban entrelazados y caminaban con pasos tranquilos, siendo Itachi quien sentía los suaves tirones en su brazo cuando su hermano evitaba que se tropezara.

Sabía que el chico estaba molesto y sabía que aquel sentimiento no era por él. En más de una ocasión, su hermano menor le había comentado que le molestaba que los vieran caminar por las calles, porque las personas no eran discretas para observarlos y él era quien presenciaba como se ponían a hablar con sus acompañantes al pasar junto a ellos.

No sabía si era por el hecho de ir colgado del brazo de Sasuke o por las gafas que llevaba en todo momento. No sabía si era por su apariencia o porque el menor lo iba guiando con su propio cuerpo hacia su destino, pero sabía que el chico se molestaba cada vez que salían.

—¡Al fin llegan!

Aquella voz lo hizo sonreír por cortesía. Adoraba a su mejor amigo, pero odiaba que le pidiera salir la mayoría de las veces con la excusa de que necesitaba un cambio de aire.

—¿Cómo estás, Shisui?

El mencionado se colgó de su hombro, palmeando su espalda en el proceso en un acto de camaradería.

—Oye, no te pongas intenso.—Aquella frase fue la necesaria para que tanto Shisui como Sasuke comenzaran a discutir como siempre.

Porque su hermano era demasiado protector con él y Shisui era la clase de joven que aprovecharía todo momento para poder acercarse. Le gustaba el contacto físico a pesar de saber que ambos hermanos preferían mantener su espacio personal lo suficientemente limitado para no parecer descortés. 

Escuchando las quejas de Sasuke porque su cabello era despeinado, esperó pacientemente a que terminaran su pequeña pelea para ayudarlo a acomodarse.

Un suspiro escapó de sus labios. Odiaba no ser capaz de hacer ciertas acciones, tan simples como lo era ubicarse en el lugar donde su amigo había acomodado todo, por si solo. Se sentía demasiado limitado al salir fuera de la protección de su hogar.

—¿Cómo estás?

Una voz algo gruesa lo hizo erguir su espalda por la sorpresa. En ningún momento escuchó pasos aproximarse a él, ni siquiera el sonido del césped al verse aplastado bajo los pies del desconocido.
Quizás sea porque había estado de pie a su lado o por la discusión que los otros dos tenían, pero lo había tomado por sorpresa.

—Oh, hola.—Saludó cortésmente volteando su cabeza hacia el lugar en que oyó aquella voz.— Es un placer, mi nombre es Itachi.

—Soy Naruto, compañero de la universidad de Shisui.

Nueva historia y espero que les guste.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!