Un Arpegio para Sanar

崩坏3rd | Honkai Impact 3rd (Video Game)
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Un Arpegio para Sanar
Summary
En un mundo sin Honkai, una joven y caótica guitarrista conocerá a una violinista retirada debido a su pasado, sus sinfonías internas resonarán? O quizá... serán sus corazones los que resuenen?
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OVA 1 Escapada bajo el Sol

OVA 1: Escapada bajo el Sol

El suave murmullo de las olas abrazaba la costa, mientras el cielo despejado prometía un día perfecto para desconectar de todo. Después de semanas intensas ensayando y componiendo, Kiana, Mei, Bronya y Seele habían decidido aprovechar el fin de semana para relajarse en una playa tranquila, lejos de la ciudad y del estrés de sus rutinas musicales.

—¡Por fin un día libre! —gritó Kiana, lanzando sus sandalias al aire mientras corría hacia la orilla. La brisa marina revolvía su cabello plateado, y su risa contagiosa se mezclaba con el sonido del mar.

Mei, siempre más tranquila, se quedó detrás organizando las toallas bajo una gran sombrilla. Llevaba un sombrero de ala ancha que protegía su piel del sol y un vestido ligero sobre su traje de baño. Observó a Kiana con una sonrisa divertida mientras Bronya, sentada en la arena, revisaba su tableta, y Seele la acompañaba a su lado, hojeando un cuaderno lleno de dibujos.

—Bronya, ¿de verdad vas a pasar todo el día trabajando? —preguntó Mei, con tono suave pero firme.

—Este modelo de sonido no se va a optimizar solo —respondió Bronya sin apartar la vista de la pantalla.

Seele, sin embargo, le dio un pequeño empujón juguetón en el brazo.
—Vamos, Bronya. Estamos aquí para relajarnos. El sonido perfecto puede esperar, ¿no crees?

Bronya levantó una ceja, considerando la propuesta, pero antes de que pudiera responder, Kiana regresó corriendo con un balón de playa.

—¡Hora de jugar voleibol! Mei y yo contra Bronya y Seele.

Seele rió mientras se ponía de pie, sacudiéndose la arena.
—¿Estás segura de que puedes ganar contra nosotras?

—¡Por supuesto! —respondió Kiana, llena de confianza.

El juego comenzó con Kiana lanzando el balón con demasiada fuerza, mandándolo directamente al mar. Entre risas y reclamos, las cuatro corrieron a recuperarlo. La partida se alargó más de lo esperado, con Kiana lanzándose por cada punto, Mei mostrando una sorprendente destreza, Bronya calculando con precisión cada movimiento, y Seele sorprendiendo con su agilidad.

Tras el voleibol, decidieron darse un baño en el agua cristalina. Kiana, como siempre, lideró la diversión, salpicando a Mei y retando a Bronya y Seele a una carrera hacia una boya cercana. Mei, aunque inicialmente intentó mantenerse tranquila, terminó uniéndose al caos, mientras Bronya y Seele se mantenían en perfecta sincronía, ganando la carrera con facilidad.

Más tarde, cuando el sol comenzó a bajar, se reunieron alrededor de una pequeña hoguera que Kiana había insistido en encender, aunque Mei y Bronya habían tenido que supervisarla. Mientras Mei preparaba un refrigerio y Seele añadía detalles a uno de sus dibujos, Bronya sacó una bocina portátil y puso música relajante que se mezcló con el sonido de las olas.

—Esto es perfecto —dijo Kiana, mirando el horizonte anaranjado mientras mordía un trozo de fruta.

—Lo es —respondió Mei, sentándose junto a ella. Su mirada se cruzó con la de Kiana, y durante un instante, el tiempo pareció detenerse.

—¿Qué tal si hacemos que sea aún mejor? —interrumpió Seele, mirando a las demás con una sonrisa traviesa mientras señalaba las guitarras y el teclado portátil que habían traído “por si acaso”.

Kiana dudó por un momento, pero Mei le tomó suavemente la mano.
—Podemos tocar juntas. Nadie aquí te juzgará.

Con un suspiro, Kiana asintió. Mei tomó su guitarra, Seele se sentó junto a Bronya en el teclado, y Kiana ajustó las cuerdas de su guitarra mientras Bronya seleccionaba un ritmo base en su tableta.

La primera melodía fue una versión suave y acústica de una de sus canciones favoritas. Kiana lideró con su guitarra, y su voz, aunque tímida al principio, se volvió clara y apasionada mientras Mei la seguía con esas armonías que para Kiana no eran más que perfectas. Seele añadió un toque melódico con el teclado, y Bronya, siempre precisa, manejó los efectos y el ritmo con impecable sincronía.

Cuando terminaron, un aplauso espontáneo estalló entre los pocos bañistas que se habían detenido a escuchar desde lejos. Kiana, sonrojada, miró a Mei, quien le devolvió una sonrisa cálida y llena de orgullo.

—Sabía que podrías hacerlo —susurró Mei.

—Es nuestra mejor canción hasta ahora —comentó Seele, mientras Bronya asentía, ajustando algunos parámetros en su tableta.

—Venga, una canción más!—gritó Kiana mientras sonreía y así la noche continuó entre risas y música,mucha, mucha música.

(Os tendré que presentar a Seele, no?, pronto~)

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