
El arte de Tropezar
Capítulo 2: El Arte de Tropezar
La puerta del estudio improvisado se cerró con un chirrido metálico. Mei, con su violín bajo el brazo y una carpeta de partituras en la otra mano, inspeccionó la pequeña habitación donde pasarían las próximas semanas ensayando. No era nada especial: un sofá viejo en la esquina, una mesa llena de cables y partituras desordenadas, y un amplificador que claramente había visto mejores días. Sin embargo, a pesar de su modestia, había algo acogedor en el lugar.
Kiana ya estaba allí, sentada en el suelo con su guitarra apoyada en las piernas. Estaba afinando las cuerdas, su mirada concentrada mientras ajustaba las clavijas. Mei la observó por un momento antes de romper el silencio.
—¿Siempre llegas tan temprano? —preguntó, dejando su violín sobre la mesa con cuidado.
Kiana levantó la vista y se encogió de hombros. —No quería dar la impresión de ser la típica guitarrista irresponsable.
Mei sonrió ligeramente y se sentó en una de las sillas cercanas. —Supongo que aprecio el esfuerzo.
Hubo un breve silencio antes de que Kiana hablara de nuevo.
—Así que, Mei… ¿por qué aceptaste unirte a esto? No pareces el tipo de persona que se lanza a algo como una banda sin pensarlo dos veces.
Mei se quedó mirando el violín en la mesa, sus dedos jugando con el borde de la carpeta que llevaba y sus ojos entristecido levemente, prácticamente imperceptible pero para Kiana, que había tenido esa misma mirada hacía tiempo...era un indicativo de algo.
—Porque necesito hacer algo diferente. Mi vida ha sido… demasiado rígida últimamente. La música siempre ha sido mi escape, pero nunca tuve la oportunidad de compartirla con otros, al menos no desde...bueno, cuando Bronya me lo propuso, pensé que tal vez… podría ser el cambio que necesitaba.
Kiana asintió lentamente, entendiendo más de lo que estaba dispuesta a admitir. No quiso ser molesta no ser vista como alguien demasiado curiosa por lo que no preguntó más.
—Bueno, bienvenida al caos —dijo con una sonrisa traviesa, aunque su tono era sincero.
Mei dejó escapar una leve risa antes de levantarse y tomar su violín.
—¿Empezamos?
—Claro. ¿Qué tienes?
Mei comenzó a tocar una melodía suave, casi melancólica, que llenó la pequeña habitación con una calma inesperada. Kiana escuchó atentamente, sus dedos tamborileando contra la guitarra mientras intentaba imaginar qué acordes podrían acompañar aquella pieza.
Cuando Mei terminó, Kiana tocó un par de notas, probando diferentes combinaciones. Finalmente, encontró un ritmo que parecía encajar con la melodía.
—¿Qué te parece esto? —preguntó mientras tocaba.
Mei asintió, ajustando su violín para armonizar con la guitarra. Pronto, ambas estaban tocando juntas, una mezcla de sonidos que, aunque imperfecta, tenía potencial.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Kiana se detuviera de golpe, su expresión llena de frustración.
—¡No puedo concentrarme! —exclamó, dejando caer la guitarra en su regazo—. Cada vez que intento algo, siento que lo estoy arruinando.
Mei la miró en silencio por un momento antes de hablar.
—No tienes que ser perfecta, Kiana. Estamos aquí para aprender a trabajar juntas, no para impresionar a nadie.
—Lo sé, pero… —Kiana hizo una pausa, mirando sus manos—. Siempre siento que no soy lo suficientemente buena. Es como si el miedo me paralizara cada vez que realmente importa.
Mei dejó su violín a un lado y caminó hacia ella, colocando una mano suave en su hombro.
—Todos sentimos eso en algún momento. Pero la única manera de superarlo es seguir adelante, incluso si tienes miedo.
Kiana levantó la vista, encontrando la mirada tranquila y decidida de Mei. Algo en esas palabras, y en la forma en que fueron dichas, resonó en ella.
—Gracias, Mei —dijo en voz baja.
Mei sonrió y volvió a tomar su violín.
—Vamos a intentarlo de nuevo.
Con un suspiro profundo, Kiana levantó su guitarra y comenzó a tocar. Esta vez, el miedo seguía ahí, pero algo era diferente. Mei estaba con ella, y eso hacía que el peso fuera un poco más fácil de llevar.
La música llenó el estudio una vez más, esta vez con una chispa de esperanza que no había estado allí antes. La canción todavía estaba lejos de ser perfecta, pero, Kiana sintió que estaban en el camino correcto.
(Se viene Backstory pronto~)