
Mimos y Posesividad Uchiha
Kakashi no podía decir que su vida era aburrida. No cuando tenía a todo el Clan Uchiha prácticamente arrodillado a sus pies.
Claro, lo normal sería que un solo Uchiha ya fuera abrumador, pero él tenía a todos los más peligrosos y orgullosos luchando por su atención.
Y él… simplemente lo disfrutaba.
—Kakashi, ven aquí. —La voz de Madara era firme y demandante, pero Kakashi, en lugar de obedecer de inmediato, se estiró perezosamente en el tatami.
—Mmm, estoy cómodo aquí.
Madara frunció el ceño, pero antes de que pudiera insistir, Itachi ya estaba a su lado, acomodando una manta sobre él con su típica paciencia.
—Déjalo estar, Madara —murmuró con una pequeña sonrisa—. Si Kakashi quiere descansar, debemos asegurarnos de que esté cómodo.
—Tch, eso es trampa, Itachi. —Izuna frunció el ceño y se dejó caer al otro lado de Kakashi, cruzando los brazos—. Pero si él puede estar cerca, yo también.
—No empezar otra vez… —Shisui suspiró, pero con una sonrisa traviesa se acomodó a los pies de Kakashi, usándolos descaradamente como almohada.
Obito los miraba desde la esquina, con los brazos cruzados y una expresión de pura frustración.
—No es justo. Ustedes siempre se quedan con él.
Kakashi, divertido, estiró un brazo y lo jaló hacia él con suavidad.
—No seas gruñón, Obito —susurró, apoyando la cabeza en su hombro—. ¿No querías estar cerca de mí?
Obito sintió que su corazón se detenía por un segundo y luego acelerase como loco.
—Yo… bueno… sí, pero—
—Entonces sí. —Kakashi sonriendo, pasando una mano distraída por su cabello oscuro.
Obito se derritió.
—…Te odio.
Kakashi rió suavemente y, sin previo aviso, le revolvió el cabello a Sasuke, quien había estado observándolo en silencio con su típico ceño fruncido.
—¿Y tú, Sasuke? Te has quedado muy callado.
—…Estoy observando.
—Observando qué? —preguntó Kakashi con una sonrisa juguetona.
Sasuke bajó la mirada, pero luego simplemente se dejó caer sobre su regazo sin previo aviso, cruzando los brazos como si no disfrutar estuviera cada segundo de la atención.
—Que no te escape de ningún Uchiha, eso estoy observando.
Madara resopló, con los brazos cruzados y un tic en la ceja.
—Esto es ridículo. Kakashi no puede ser compartido así.
—Pero lo está siendo, y parece estar feliz. —Itachi le lanzó una mirada desafiante.
Madara gruñó… hasta que Kakashi lo miró directamente a los ojos y le escuchó.
—Madara, ven. —Kakashi le hizo un pequeño gesto con los dedos—. No querrás ser el único que se queda atrás, ¿cierto?
Madara Uchiha no obedece órdenes. Nunca.
Excepto si venían de Kakashi Hatake.
Con un suspiro resignado, se dejó caer cerca de él, permitiendo que Kakashi pasara los dedos por su cabello con la misma ternura que había dado a los demás.
Era oficial.
El clan más temido de Konoha estaba completamente y sin remedio a los pies de Kakashi.
Y él lo disfrutaba demasiado.