
Prólogo
Hace muchos siglos, antes de que el humano tomará consciencia sobre el temor a los Dioses, en las tierras de Takamanohara se celebró un festín donde cientos de deidades fueron invitadas y antes de que la Diosa Amaterasu hiciera su aparición, Susanoo, que es considerado conflictivo y violento, asesinó a Ogetsuhime, la diosa de la comida, el evento causó gran calamidad y horror a los ojos de su hermana mayor, quien habia llegado para presenciar aquel cuerpo desmembrado con horror, cansada de su comportamiento, se escondió y el mundo se sumergió en fatal oscuridad."
Susanoo fue el causante de todo este problema, así que se le condenó a realizar mil ofrendas, su barba fue cortada, además le sacaron sus uñas y se le expulsó del cielo.
" Tsukuyomi, Dios de la Luna, adoptando la forma de una mujer, suplicó a Amaterasu que recuperara su puesto como regente divino del día, a cambió cuidaria de Susanoo, sacrificandose asimisma, utilizando su virginal belleza para seducirlo y disminuir su fanatismo por la guerra y la sangre"
"Los miles de kamis apoyaron esa idea, impidiendo que Susanoo regresara a las tierras celestiales, desde ahora seria un hombre común, sus talentos se esconderian en sus propios ojos y la ira les brindaria un nuevo color : El rojo"
" Amaterasu no soportó el romance de sus hermanos y los separó, cortando la garganta del Dios de la Luna y bañando su templo en carmesí, antes de desvanecerse de las lágrimas de Tsukuyomi, nacieron ciertos humanos con iris pálidos, que parecian estar ciegos, la Diosa del Sol sintió naúseas y Susanoo aprovechó en enviar nubes sobre las cuales escaparon ayudados por otros kamis que lloraban su pérdida"
" Ella simplemente se cubrió con la manga de su kimono rojo y maldijo por lo bajo: Nunca me disculparé, ustedes ensuciaron esta tierra y se olvidaron de mi, sin el Sol el mundo vivira en tinieblas y muerte, jamás podrás levantarme la mano, Susanoo, a cambio de su primera vida tu puedes recuperar tu lugar en Takamanohara"
" Mas que venganza y odio, en tantos años de exilio, entendió lo miserable que se puede ser si pierdes lo que amas, entonces renunció a su espada Kusanagi y se la entregó a Amaterasu a cambio de 500 piedras de su collar, se las comió y escupió, naciendo 5 kamis, a su vez estos hicieron lo mismo y asi nació la nobleza japonesa"
" Después de ese trágico acontecimiento, Susanoo espera encontrar a su amado Tsukuyomi, en sus descendientes, es por eso que existe esa "amistad" entre los Uchiha y los Hyuuga, aunque lo único que tienen registrado es la historia de Kaguya-hime, la madre de los Hyuuga, aquello no termino bien, por eso creen que esos Dioses jamás podran ser felices"
Acostado sobre su cama, un niño de 5 años era acunado en los amorosos brazos de su madre, Mikoto cuida de su primogénito y se queda con el hasta que duerma, por ello le relata historias que quiza para otro infante seria de pánico, en cambio el pequeño Itachi es distinto, desde los 4 años fue testigo de la segunda guerra Shinobi, no es ajeno a los temas oscuros y sensibles, no es un niño común, hasta su propia madre se da cuenta.
" Madre, ¿Y el collar de Susanoo, donde está?", indaga curioso, mientras su habitación posee una luz tenue proveniente de la lámpara, Mikoto sonrie como solo una madre lo hace, orgullosa de que su retoño no tenga miedo de sus origenes.
" Originalmente, el collar pertenecía a su hermana, te recuerdo que de ahi proviene su primera descendencia celestial, se dice que si dicho collar vuelve a aparecer, una nueva generación de Uchihas nacerá, con una línea sanguínea aun más poderosa que la actual"
El niño entreabrió los labios, sentado comodamente sobre las piernas de su madre, viendo los pergaminos que ella sostenía, observaba una luna roja en medio de los viejos escritos, intrigado se atrevió a seguir investigando.
" ¿Por qué no mencionas a Tsukuyomi?, ese Dios tambien aparece en el cuento", su indice señalo el dibujo de tinta seca y a su corta edad mostraba una firmeza en su mirada.
Mikoto hizo una pausa, no porque no tenia idea de que responderle, al contrario, existia datos que queria omitir, esperaba que le funcionara mandarlo a dormir; sin embargo el pequeño se adelantó.
" Por favor, no te vayas sin darme una respuesta clara"
Ella dudó, ¿Que podia entender el sobre el romance de dos hermanos?, la Luna y el Mar, Kaguya siendo la peregrinación de alma directa de Tsukuyomi, conoció a un hombre errante, quien era Susanoo desterrado, de esa unión nacieron dos niños, uno destacó demasiado y fue considerado como "El sabio de los 6 caminos", su apariencia no parecia del todo humana, aunque fue dueño de un gran hazaña, su existencia se mantenia en secreto.
Itachi esperaba calmado, su cabeza se inclino mas al pecho de su madre, ella desconocía lo que vivia su propio hijo, lo que sus ojos de onix contemplaban. Sobre el marco de la ventana, una deidad reposaba, su cabello largo y negro se movia al compas de la brisa nocturna, el no iba a retirarse hasta que Tsukuyomi vuelva a sus brazos, solo el niño es capaz de verlo, oirlo y tocarle.
" Por favor!", repitió con un tono seguro y fuerte.
La madre en cambio le planto un tibio beso en la frente, las mejillas de Itachi enrojecieron levemente, adoraba estos momentos privados donde era libre de la severa mirada de su padre, en ese hogar no existia lugar para los mimos y la dulzura abundante, Fugaku incentivaba el trabajo y la dedicación a un entrenamiento exhaustivo propio de su linaje.
" Te falta edad para saberlo, solo diré que los Uchiha actualmente respetan a los que descienden de la princesa Kaguya, yo diria que debemos de tener cuidado, porque guardar sentimientos por alguien del clan Hyuuga es una especie de pase directo a la fatalidad, honramos el pasado, pero no nos mezclamos, elejimos proteger nuestra línea sanguínea y vivir tranquilamente en el país del Fuego, ¿No es asi todo mas simple?"
A su corta edad, Itachi no era ningun niño idiota, aunque su familia tenia aparentes lazos fraternos con los habitantes de la Hoja, se daba cuenta que en realidad la aldea les temía y los apartaba, ningún Uchiha fue Lord de Konoha y su distrito quedaba alejado, los únicos que pisaban sus terrenos eran los Hyuuga, si Mikoto hablaba de amistad, los demas clanes se esfumaban, no se consideraban aliados suyos, ante la memoria de Itachi.
" Ahora entiendo el kekkei genkai de los Hyuuga, te refieres a ellos, esa familia proviene de Tsukuyomi", el niño se despegó del pecho de su madre y bajó de su regazo, caminando hacia donde descansaba ese Dios amante del caos, de comportamiento travieso y destructivo. " Por eso se esfuerzan en mantener la cordialidad, creen en esos mitos, creen que pueden traer una nueva línea sanguínea", luego parecia hablarle a la nada. "Dijiste que si obtenias tu collar, te irias, ya no me mostrarias ese horrible camino de sangre"
Susanoo estiró los labios, sonriendo con burla, y arreglandose el tocado que sujetaba su moño, luego despejó un mechón de cabello que le surcó la mejilla y murmuró: "Tal vez, aunque todos dicen que soy un embaucador"
La mujer se llevo una mano a la altura de la boca, ¿Con quien platicaba su hijo?, Mikoto intuia que se trataba de algun trauma post guerra, movio la cabeza y dejo escapar un suspiro de ligera pena, se aproximó hacia el y colocó una mano sobre su hombro.
" Deja esos juegos extraños, Itachi", Pronuncio aquello con la intención de no agrandar aquel problema que hace tiempo veia en el, su resolución fue ignorarlo hasta que se le pasará. " No hay nadie alli, querido, debes estar muy cansado, ve a dormir ¿Si?"
" No estoy jugando, digo la verdad, ese hombre o lo que sea quiere su collar y tambien..."
" Basta, no es para nada gracioso", advirtió con un suspiro derrotado.
El niño giro hacia ella, apreto los labios y los puños, tenia claro que nadie iba a creer en lo que no ve, por un instante sus ojos se tornaron rojos, el cielo oscurecido rompio en lluvia y la habitación de un sonoro llanto, el bebé Sasuke acababa de despertar.
" No me hagas repetirlo, entra a tu futón y cierra la ventana, tu hermanito me necesita ahora, se un buen niño Itachi", su madre se despidió a unos pasos del umbral de la puerta, pareciendo despreocupada, aunque en el fondo no lo estaba, esperaba que las alucinaciones de su hijo desaparezcan en estos tiempos ligeramente tranquilos.
Ahora lo que quedaba en aquel espacio son ellos dos, otro relámpago acontece y Susanoo abre los ojos, donde un hermoso mar azul reposa, Itachi parpadea dos veces y aquella divinidad termina a su lado, es tan ágil y se muestra ufano vistiendo un kimono holgado, abierto en la parte de ese bondadoso pecho, su larga cabellera se impacta sobre el hombro del niño, quien luce sorprendido ante la rapidez que tiene para abordarle.
" Sigue repitiendo que existo y terminaras encerrado, repudiado o exiliado, tu sabes...", el estiro los labios porque cada palabra guardaba ironia. " Cosas de humanos, son un asqueroso nido de maldad"
Su instinto de supervivencia le indico alejarse, Itachi desapareció en una voluta de humo y creyó atravesar la ventana para perderlo de vista, en cuanto piso tierra, su cuerpo se tenso no por la frívola lluvia, si no porque Susanoo lo habia alcanzado sin mucho esfuerzo, el pequeño retrocedió, el jamás volveria a descansar en paz, eso pensaba y la deidad lo leia claramente, nada puede huir de su magnánima vista.
" Ni pienses arrojarme ese inservible kunai, o terminará clavado en tu pecho", Susanoo rodó la mirada con enérgica burla. " Solo te pedí un par de favores, nada complejo", se encogió de hombros, fingiendo inocencia. " Tu clan te oculta pasajes importantes de la historia, en realidad no me interesa mientras me devuelvan mi collar, lo gane en un intercambio justo con la loca de mi hermana, es mió, no de los Uchiha, por otra parte ¿Donde esta mi princesa?, si no la tengo dile a mamá Mikoto que yo no sere su niño bueno, voy a inundar esta aldea, el mundo entero si quiero"
" Y no se te ocurre que habra una forma de detenerte?, yo creo que hasta un Dios debe tener un punto débil", Itachi a su corta edad lo enfrentaba con una dura y áspera mirada.
Susanoo reacciono divertido por el valor de chico que ni le llegaba a la cintura, incluso dudaba de repartirle su chakra, quizás lo subestimaba
La migraña que le provocaba esa presencia lánguida, le atacó de nuevo, Itachi se hinco al piso, obligado por el nefasto Dios, odiaba que osará mirarlo de frente, ¿A quién se referia?, no tenia idea, ni plazo, porque el seguiria atacándole el sueño, la existencia, ademas de la cordura, claro que disfrutaba de torturarle, Susanoo le dio un puntapié que lo mandó a volar unos metros, el pequeño Uchiha perdió la consciencia al impactarse con la corteza del árbol.
" Escucha bien, estúpido humano, si no encuentras a mi Diosa, te hare pisar el Yomi una y otra vez", lo levantó del cuello de su pijama con brusquedad, mientras su mirada cerúlea escaneaba su rostro, reconocia que su recipiente era digno de el, por esas facciones bellas y varoniles, hizo una mueca de medio lado al no renacer como un feudal. " Pff, mira que un Dios...", un gesto de asco lo invadió. "Descender de unos bárbaros shinobis, no es lo que yo hubiera deseado, al menos naciste atractivo, concreto que pronto las humanas de tu edad te atormentarán mas que yo, por eso te haré fuerte y destacado, a través de tus ojos, la encontraré de nuevo, hasta entonces, no mueras mocoso Uchiha"
Dejó caer su cuerpo, que se estrelló contra el suelo mojado, el alma de Susanoo volvio a dormir dentro de Itachi, necesitaba que lo encontrarán, porque lo necesitaba vivo por ahora asi que evocó un rayo que partió en dos el árbol que tenía a su espalda, esto alertó a su familia, ambos progenitores corrieron hacia el, mirandose consternados, Fugaku tomo en brazos a Itachi y lo condujo a su recámara,
El se encargo de cambiarlo y arroparlo, es su tesoro mas preciado, pero su cariño lo demostraba en secreto, tenia la convicción que Itachi sería su motivo de orgullo, porque habia nacido en una noche de gran tormenta, la leyenda que escondia su clan dictaba que en una noche asi, un prodigio con surcos nasogenianos causaría una revolución y el destino de los Uchiha cambiaría para siempre.
Antes de cerrar la ventana, un fuerte viento sopló, arrancando una página del calendario, la hoja bailo hasta caer contra el suelo de madera, mientras Fugaku abandonaba la habitación de su hijo amado, algo preocupado por encontrarlo de esa manera anteriormente, pensaba que salió a entrenar a escondidas, sobreexigiendose en su rutina.
La fecha que resaltaba por la luz de otro relámpago indicaba 27 de diciembre.
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