
Un remolino de recuerdos.
10 de noviembre del año 35 de la Era de Aldeas Shinobi.
Aldea de Konoha. Mansión Hokage.
Una de las cosas más difíciles de ser Hokage era el mantener la calma. Y eso era algo que su maestro, Tobirama Senju, se encargó de inculcarle a Hiruzen desde que lo tomó como aprendiz hace tantos años. Y pese a que la lección fue aprendida, el Hokage no se avergonzaba en decir que su antiguo rival, Danzo, era mejor que él en lo que respecta al control emocional.
Y es que, en estos momentos, pese a que Hiruzen Sarutobi se mostraba sereno, por dentro se sentía morir.
Y no era para menos, dado los recientes acontecimientos. Se había enterado, gracias a un halcón mensajero, que el pasado 31 de octubre, las aldeas de Kumo, Kiri y Shimo se aliaron para destruir el País del Remolino y Uzushiogakure.
El ataque vino de la nada y sin previa provocación, no hubo razón conocida para tal acto de violencia y muerte. Para cuando Konoha se enteró de que su aldea aliada estaba siendo asediada, ya era demasiado tarde.
Hiruzen mandó las pocas tropas que tenía disponibles en esos momentos en un intento de ayudar a algún posible sobreviviente del ataque, pero el surcar el mar siempre había sido un gran impedimento para grandes grupos de Shinobi. Y para cuando arribaron al País de las Olas, la isla mar cercana del archipiélago donde se encuentra el País del Remolino, Uzushiogakure ya había caído.
Los Shinobi de Konoha intentaron entrar a las ruinas de la ciudad para buscar a algún sobreviviente o por lo menos darles sepultura a los caídos, pero no pudieron acceder a la isla Atikaya, donde se encontraba Uzushiogakure.
Cuando sus tropas, lideradas por su pupilo Jiraiya, divisaron la isla Atikaya, encontraron un espectáculo impresionante.
La isla entera se encontraba amurallada por una enorme barrera formada por las cadenas de diamantina que caracterizaba al clan Uzumaki.
Hiruzen estaba muy consciente de las capacidades de sellado del clan Uzumaki y de las proezas de las que eran capaces con esas cadenas, pero nunca imagino que fueran capaces de lograr sellar una isla entera.
Según el reporte de Jiraiya ahora la isla era completamente inaccesible para cualquier persona, pero si había algún sobreviviente en la aldea entonces también fueron encerrados, aunque no había forma de saber si lo había o no, dado que aparentemente la barrera anulaba las habilidades sensoriales de las personas fuera de la enorme barrera.
Por lo que Hiruzen sabía, algún integrante del clan Uzumaki había decidido que, si su aldea caía, entonces los invasores no podrían llevarse botín de guerra alguno. Aunque si el clan Uzumaki tenía tal capacidad, ¿Por qué no usarla para evitar la invasión en primer lugar? ¿Por qué realizar semejante cuando su aldea ya había caído y no usarla para repeler a los enemigos?
Esa y otras dudas carcomían la mente de Hiruzen, pero se encaminaba al dormitorio de la mujer que tal vez podría darle algunas respuestas.
Al arribar a su destino, Hiruzen encontró sentados en el suelo a dos muchachos de unos ocho años de edad, ambos con cierto parecido.
“Nawaki-Kun, Minato-Kun, ¿Qué están haciendo aquí?” Preguntó el Hokage.
“Hola viejo” Respondió Nawaki con su habitual apodo para el Hokage. “Cuando supimos sobre lo que pasó con Uzu, pensamos que Kushina-Chan necesitaría consuelo.”
“Así que vinimos a darle nuestro pésame, pero Kushina ha estado con Mito-Sama y no ha querido hablar con nadie.” Respondió Minato.
Nunca lo diría en voz alta, pero Hiruzen encontraba sumamente irónico y tierno que ambos muchachos hayan caído enamorados de la misma chica. Se preguntaba qué pensarían los abuelos de ambos niños al ver este triángulo amoroso desde el Mundo Puro.
“Su preocupación por su compañera es admirable, muchachos, pero creo que lo mejor es que vuelvan a sus hogares, tengo temas que hablar con Mito-Sama y creo que lo mejor para Kushina-Chan es descansar.” Dijo Hiruzen a los dos jóvenes.
“Como ordene, Hokage-Sama.” Dijo Minato para luego marcharse.
“Bueno, supongo que iré con Onee-Chan a entrenar, dile a la abuela que vendremos después, anciano.” Dijo Nawaki para luego irse.
Después de eso, Hiruzen entró a la habitación de Mito Uzumaki, la viuda de Hashirama Senju.
La venerable mujer se encontraba de espaldas a la puerta, mientras acariciaba la cabellera carmesí de la joven Kushina, quien se encontraba dormida en la cama de Mito.
“Hola Saru, te esperaba.” Dijo Mito, aún sin ver al Hokage.
La Uzumaki mayor vestía un kimono blanco que en la espalda lucía la cresta del su clan. Su pelo rojo estaba recogido en una cola de caballo que colgaba de su hombro izquierdo. La mujer lucía relativamente joven. Para una mujer que se encontraba en sus sesenta y dos años de edad y que había sido madre en dos ocasiones, Mito apenas lucía como una mujer en sus cuarentas. Su piel aún lucía tersa, pese a que ya contaba con algunas arrugas. Y en medio de su frente se encontraba un sello en forma de un rombo morado.
La mujer se levantó de su cama y fue a sentarse a una pequeña sala en su habitación, donde había una tetera y un par de tazas.
“Adelante Saru, acompáñame con una taza, el té es de una flor de jazmín autóctona de mi país, así que puede que sean las últimas tazas de este té que alguien vaya a beber.” Dijo Mito con gran pesar.
Hiruzen hizo caso a la petición de la mujer y se sentó junto a ella, tomó un sorbo de té, el cuál tenía un sabor dulce y suave, y comenzó a hablar.
“Mito-Sama, yo…” Comenzó a decir Hiruzen, pero fue detenido por Mito.
“Por favor, no lo digas, tú sabes bien que conozco a la perfección las emociones de cualquiera con solo detectar su presencia, y sé muy bien lo que sientes por mi ahora mismo, no necesito que lo digas con palabras.” Dijo Mito mientras que por sus mejillas caían un par de lágrimas. “Además, si empezamos con los lamentos, él puede aprovecharse de mi vulnerabilidad emocional e intentar salir.”
“Entiendo, Mito-Sama.” Dijo Hiruzen mientras daba otro sorbo a su té. “Imagino que Tsunade ya le habló de lo que ella y Jiraiya encontraron en la isla Atikaya, ¿Usted sabía que su gente era capaz de algo así?”
“No exactamente.” Dijo Mito para luego tomar un sorbo a su té. “A decir verdad, dudo que mi padre o mis hermanas supieran de algo así en primer lugar, apostaría que esa barrera fue obra del sumo sacerdote.”
Hiruzen asintió. Pese a que Uzu y Konoha eran aliados desde la fundación de ambas aldeas, lo cierto era que el clan Uzumaki mantenía en privado la mayor parte de su organización interna. Hiruzen sabía que el clan se dividía en 4 ramas: La rama Ravana, la cual era la que lideraba el clan y a la cual pertenecía Mito, su padre Ashina y su hermano Yoshitsura. La rama Brahmastra, la cual era la clase guerrera, especializada en el combate y defensa. La rama Dhanyamala, versados en los jutsu curativos, y por último la rama de los Trishula, los cuales eran los encargados de custodiar y proteger los Fuinjutsu más antiguos del clan además de que se encargaban de preservar la historia del clan.
“Imagino que los Trishula se resguardaron en el santuario y, al ver que la aldea iba a caer, decidieron usar ese Fuinjutsu para resguardar sus secretos, supongo que les importaban más que los aldeanos.” Dijo Mito.
“Entiendo.” Dijo Hiruzen mientras miraba su taza de té para luego soltar un largo suspiro. “Esto ha llegado a un punto crítico, Mito-Sama, nuestra relación con Iwa es bastante tensa, lo mismo con Sunagakure, y con este acto Kumo y Kiri básicamente nos han declarado la guerra.”
“Vaya, y no han pasado ni veinte años desde la última guerra, quien diría que el sacrificio de mi marido y de mi cuñado serviría para tan poco.” Dijo Mito con pesar. “Saru, a mi casi no me quedan fuerzas para ir a la batalla, si inicia una guerra y Konoha necesita el poder del Kyubi, entonces no quedará otra opción que enviar a mi joven sobrina.”
“Lo sé, y en parte esa es una de las razones por las que he intentado buscar alguna otra forma de afrontar esta situación, pero parece imposible.” Dijo Hiruzen.
“Has venido a decirme que dentro de poco tendré que darle mi carga a esa pequeña niña, ¿No es así?” Dijo Mito. “No me malentiendas Saru, he esperado ese momento por mucho tiempo. Hashirama, Tobirama, Touka, Hikari, mis antiguos amigos ya se han ido, por el Sabio, incluso he de aceptar que extraño al cascarrabias de Madara. Estoy más que lista para morir, pero esperaba que a esa niña le quedaran un par de años más de libertad antes de que se vuelva el receptáculo del zorro.”
“Aunque a ninguno de los dos nos guste, ambos sabemos que el sacrificio de Kushina es necesario para preservar la paz en Konoha, el balance de las cinco grandes naciones se ha mantenido gracias a los jinchuriki, hay paz porque ninguna de las otras naciones sabe cuándo o por quién será atacada por un Biju.” Dijo Hiruzen con tristeza en su voz mientras observaba a la joven Kushina.
“Si, tal vez Hashirama debió pensar mejor las cosas antes de repartir a los Biju.” Dijo Mito. “Solo tengo una petición, Saru, tómalo como un último deseo de una vieja moribunda.”
“Haré cualquier cosa que esté en mi poder para ayudarle, Mito-Sama.” Dijo Hiruzen.
“Seguramente algunos de mis compatriotas lograron escapar de la invasión, te pido por favor que los busques, y de ser posible les ofrezcas asilo, por favor, que la sangre Uzumaki no se termine con Kushina, mi hija y mis nietos.”
“Se lo prometo, Mito-Sama, haré lo posible por ayudar a los remanentes del clan Uzumaki.” Dijo Hiruzen.
Tiempo actual.
Hiruzen recordaba la promesa que hace tantos años le había hecho a Mito Uzumaki y que tristemente no había podido cumplir de forma satisfactoria. Le fue muy difícil encontrar algún sobreviviente de la destrucción de Uzu. La única que había encontrado fue una joven la cual había colocado en la aldea Daidai y que recientemente se había casado con un integrante del clan Yoimura y según sabía hace poco había dado a luz a un hijo varón. También supo del pupilo que Jiraiya había tomado en Amegakure, pero el peliblanco mostró resistencia a hablar sobre aquel joven.
Y el día de hoy, luego de terminar las preliminares, Hiruzen revisó de forma más meticulosa la información de los equipos Genin que Kusa mandó al examen debido a que Orochimaru mató a uno de ellos. Y entre esos documentos estaba la fotografía de la joven que tenía en frente. El pelo rojo de esa joven era inconfundible, era claro que se encontraba ante otra joven Uzumaki, así que se aseguraría de honrar la promesa que le hizo a la esposa del Primer Hokage hace tantos años.
“¿V-Vivir aquí? ¿P-Para qué?” Preguntó Karin, aún un poco asustada.
“Tranquila, no te haremos ningún mal, aunque entiendo que dudes de mi palabra, imagino que en Kusa no llevabas la mejor de las vidas.” Dijo el Hokage. “Veo que tienes muchas marcas de mordidas humanas en tus brazos y piernas, ¿Quieres hablarme de ello?”
Esas palabras por alguna razón reconfortaban a Karin. Toda su vida la habían utilizado por su habilidad, aún en contra de su voluntad, pero sentía que el anciano frente a ella hablaba con honestidad y que podía confiar en él.
“M-mi chakra es especial, si alguien me muerde entonces lo absorbe y se cura más rápido y recupera energía.” Dijo Karin.
“Ya veo, pese a que suena a algo muy útil, no creo que disfrutes de algo así, ¿Verdad?” Dijo Hiruzen mientras recordaba que una de las ramas de los Uzumaki se especializaba en habilidades curativas.
La niña respondió negando con la cabeza de forma enérgica.
“Bueno Karin, si decides quedarte a vivir aquí, te prometo que no te obligaremos a nada que tú no quieras hacer, puedes decidir ser Shinobi o dedicarte a cualquier otra cosa que decidas, es completamente tu decisión.”
Esa palabra resonó en la mente de Karin, ‘decisión’. Nunca antes en toda su vida había podido decidir qué hacer de su vida. Desde que tenía memoria tuvo que acatar las ordenes de Zosui y del resto de ninjas de Kusa. Y ahora un Kage, alguien mucho más poderoso que Zosui o que cualquier Shinobi de Kusa le decía que ella podía elegir.
“¿Kusa no querrá que regrese?” Preguntó Karin.
“Por Kusa no te preocupes, podemos decir que falleciste junto a tus compañeros, si es lo que deseas.” Dijo Hiruzen.
“¿Dónde viviré? ¿Cómo me mantendré?” Preguntó Karin.
“Bueno, podemos ver esos detalles luego del examen Chunin, pero mientras tanto te ofrezco ser mi invitada.” Dijo el Hokage.
Karin pensó en un momento en sus opciones. Podría regresar a Kusa y seguir siendo esclavizada por su poder, o podría arriesgarse e iniciar de nuevo en Konoha, donde al menos el Hokage parecía alguien decente.
“Acepto quedarme aquí, Hokage-Sama.” Dijo Karin con una pequeña sonrisa en los labios.
“De acuerdo, entonces creo que es hora de marcharnos de una vez.” Dijo el Hokage mientras se ponía de pie. “Para darte la bienvenida, hoy comeremos lo que tú quieras, tu solo pide, tenemos un buen lugar de ramen si te apetece.”
“¿Podríamos comer Okonomiyaki?” Preguntó Karin.
“Claro, lo que tu gustes.” Dijo el Hokage para luego dedicarle una sonrisa cálida a la joven.
Luego de eso el Hokage y la joven pelirroja salieron del hospital.
Mientras tanto, en la azotea del hospital.
Dos hombres de cabellera blanca hablaban entre sí.
“Es bueno ver que ha regresado, Jiraiya-Sama.” Le dijo Kakashi al sapo sabio.
“Bueno, luego de terminar de escribir la secuela de mi afamada novela creo que volver a mi tierra natal y descansar un rato no me haría mal, lo que me recuerda algo.” Dijo Jiraiya para luego lanzarle a Kakashi un libro de tapa roja, el cual tenía su firma en la portada. “Un regalo para un gran fan, de nada.”
Kakashi atrapó sin problemas el libro y lo guardó en su porta shuriken.
“Gracias, aunque dudo que usted haya regresado a la aldea solo para descansar, en especial con lo sucedido a mis dos alumnos en el Bosque de la Muerte, ¿No es así?” Dijo Kakashi. “Orochimaru, por fin ha hecho una movida.”
“Si, así es, parece que por fin va a ir en contra de Konoha, pero no es solo él quien me preocupa.” Dijo Jiraiya. “Mientras investigaba a Orochimaru, él hizo algo que me dejó verdaderamente sorprendido, se unió a una organización.”
“¿Una organización? ¿Para qué?”
“No estoy muy seguro. Se hacen llamar los Akatsuki, visten túnicas negras con nubes rojas y a primera vista son solo un grupo de renegados que trabajan como mercenarios, cumpliendo misiones en las que las aldeas no quieren verse involucradas, pero una vez que miras la lista de miembros no puedes pasarlos por alto.” Dijo Jiraiya. “Como ese chico, Itachi, al parecer se unió después del incidente con su clan.”
“Un grupo donde se encuentra uno de los legendarios Sannin y uno de los últimos Uchiha, ¿Con qué fin? ¿Cree que vayan a por Naruto?”
“Es una posibilidad. En fin, Orochimaru dejó el grupo poco después de que el chico Uchiha se les uniera y desde entonces han estado en malos términos.” Dijo Jiraiya. “Me ocuparé de esos tipos cuando llegue el momento, mientras tanto, Orochimaru ha puesto sus ojos de reptil en el niño Uchiha, así que lo mejor es que tú te encargues de mejorar el Sharingan de Sasuke mientras preparo a Naruto.”
“Me parece bien, ya contaba con que tú podrías ser su instructor durante este mes, espero le puedas ayudar a mejorar su control de chakra.” Dijo Kakashi.
“Bueno, en control no estoy ni cerca de la maestría de la princesa Tsunade, pero se me da bien, además, por lo que oí de lo que pasó en las preliminares el chico se va a enfrentar a su enamorada, puede que saque buen material para una saga de novelas más juvenil.” Dijo el Sabio Sapo.
Luego de eso el Sabio Sapo desapareció en un Shunshin.
“¿Realmente hice bien en confiarle a Naruto a alguien como él?” Se preguntó Kakashi en voz alta para luego sacar el libro que le había dado Jiraiya. “Bueno, la verdad es que no soy quién para juzgar.”
Mientras tanto, en una ubicación desconocida.
Kabuto, la mano derecha del Sannin de las serpientes, se encontraba siendo torturado con un jutsu de rayo. Y quien lo torturaba no era otro que su maestro.
“Kabuto, me decepcionas profundamente.” Dijo Orochimaru mientras generaba una serpiente hecha de rayo que fue a parar al pecho de su pupilo. “Te di la orden de que fueras a por la chica Uzumaki luego de invitar a Neji a que se nos uniera, pero fracasaste enormemente y dejaste que esa chiquilla se fuera con el anciano Hokage.”
“L-Le suplico me disculpe, Orochimaru-Sama.” Dijo Kabuto mientras intentaba ponerse en pie luego de recibir el ataque de Orochimaru. “Falle en anticipar que no seríamos los únicos en notar el linaje de la chica de Kusa y por eso gasté tiempo de más con el chico Hyuga, le prometo que un error así no se volverá a repetir.”
“Tus promesas no tienen mucho valor, ¿No es así?” Dijo Orochimaru mientras volvía a torturar a su pupilo, mientras era observado por siete (u ocho) personas. El trío Genin de Otogakure, quienes intentaban ocultar el miedo que sentían al ver a Kabuto siendo torturado, mientras la guardia personal del Sannin de las serpientes, los Cuatro del Sonido, veían con cierta diversión como el sujeto que siempre los menospreciaba era torturado por sus fallas. Orochimaru dejó el castigo de su sirviente por un momento y volteó la mirada a sus demás lacayos. “Díganme, ¿Cómo se mide un error? ¿Cómo saben que un error es grave o no?”
Los lacayos de Orochimaru quedaron en silencio, temerosos de responder de forma errada y terminar siendo torturados o muertos por su amo.
“Orochimaru-Sama, un error se mide acorde a qué consecuencias podría tener en el futuro.” Se aventuró a decir Kidomaru, con algo de nerviosismo en su voz.
“Correcto, Kidomaru, nuevamente demuestras que tienes más cerebro que todos tus compañeros juntos.” Dijo Orochimaru a su subordinado con apéndices extra. “Ahora bien, todos ustedes son demasiado jóvenes para conocer el miedo que infundía el clan Uzumaki en todo el continente, ellos poseían un poder sin igual, poder que yo debía poseer, pero gracias al error de Kabuto, Konoha tiene una Uzumaki de sangre pura.”
Esa última palabra hizo que una de las subordinadas de Orochimaru mostrara cierta molestia.
“Pero ya podré buscar una forma de solucionar esta falla después.” Dijo Orochimaru. “Mientras tanto, hay mucho que hacer y muy poco tiempo, y como Kabuto ha demostrado, las fallas son producto de una mala organización, por lo tanto, es momento de asignarles ciertas labores.”
Luego de eso sacó de su manga un pergamino.
“Zaku y Kin, no crean que he olvidado sus recientes fallas.” Dijo Orochimaru. “Pero como dijo Kidomaru, sus errores son mínimos si los analizamos de forma objetiva, así que les daré una tarea para que se rediman. En este pergamino está la ubicación de un comerciante en Tanzaku que tiene en su posesión un pergamino especial, lo reconocerán por estar cerrado con un sello en forma de remolino, deben traérmelo en menos de una semana, ¿Han entendido?”
“Si, Orochimaru-Sama.” Dijeron ambos Genin al unísono, mientras Kin tomaba el pergamino de la mano de Orochimaru.
“Dosu, sé que estas ansioso por mostrar tu valía y te prometo que te daré un papel esencial en la invasión.” Le dijo Orochimaru a su sirviente.
“Gracias Orochimaru-Sama, le aseguro que no le fallaré.” Dijo el Genin.
“Tayuya, contacta a Guren y dile que venga a Konoha, creo que su presencia podría ser necesaria para ciertos eventos futuros.” Dijo Orochimaru.
“Como ordene, Orochimaru-Sama.” Dijo la pelirroja.
“Y en cuanto a ti, Kabuto.” Dijo Orochimaru. “Dado que tu excusa para tu fracaso fue Neji, tu misión será mantener vigilado al joven Hyuga y asegurarte de que él termine uniéndose a mí, y si fracasas nuevamente me aseguraré de que no vuelvas a fallar, ¿Entendido?”
“Si, Orochimaru-Sama.” Dijo el ninja médico.
Luego de esas palabras, los subordinados de Orochimaru se fueron a hacer sus tareas asignadas.
“¿No cree que fue muy duro con ellos?” Dijo el octavo ciervo de Orochimaru, el cual hasta ese momento se había ocultado entre las sombras.
“Estoy bastante seguro de que fui mucho más estricto contigo en tu infancia y los resultados son más que satisfactorios, Futakuchi-Kun.” Dijo Orochimaru, quien contrario a su naturaleza habitual, se mostraba un tanto cordial con aquel con quien hablaba.
La persona que salió de entre las sombras vestía un uniforme Jonin de Konoha estándar, pero lo raro era que el hombre hablaba de espaldas con Orochimaru, además de que su cabeza estaba cubierta por lo que parecía ser un casco de porcelana, y en el área occipital se encontraba dibujada una espeluznante sonrisa con colmillos.
“Bueno, no puedo decir que en eso estes equivocado.” Dijo la persona ahora identificada como Futakuchi, aun encontrándose de espaldas a Orochimaru.
“Confío en que a diferencia de Kabuto, tú has completado tus labores y estás preparado para tu papel en la invasión.” Dijo Orochimaru.
“Claro que sí, a diferencia de ese miope yo no me ando por las ramas ni hago las cosas a medias, así que, si me lo permite, me iré a descansar por ahora.” Dijo Futakuchi para luego desaparecer en un Shunshin.
“Pronto Konoha será reducida a cenizas y yo estaré un paso más cerca de mi objetivo final.” Pensaba Orochimaru mientras que de su manga sacaba dos de las tarjetas que Kabuto llevó al primer examen, las cuales contenían los datos de Sasuke Uchiha y Neji Hyuga.
6 de julio del año 64 de la era de Aldeas Shinobi. 5:00 am.
En la entrada de Konoha.
Naruto se encontraba en la entrada de la aldea, vistiendo su habitual traje naranja y en la espalda una mochila, mientras esperaba a que su sensei llegara.
Y dicho sensei apareció, luego de dar un salto desde una azotea cercana, Might Guy aterrizó frente al Genin rubio.
“Hola Naruto, veo que has llegado justo a tiempo.” Dijo el experto en Taijutsu.
“Si, Cejotas-Sensei, apenas pude dormir pensando en el entrenamiento que recibiré de usted, aprenderé el genial Taijutsu del cejotas.” Dijo Naruto con entusiasmo.
“Tranquilo Naruto, Lee logró llegar a dominar la Quinta Puerta tras más de un año de entrenamiento riguroso, nosotros en cambio solo tenemos un mes. Además, el entrenamiento que te daré en este mes se centrará en cómo derrotar a un Hyuga.”
“Si, tengo que aprender a derrotar a Hinata, y hoy tendré una cita con ella, eso es…”
“¿Extraño?, si, un poco, pero ambos son Shinobi, y si se respetan mutuamente entonces ambos querrán dar lo mejor de ustedes en su enfrentamiento.” Dijo Guy. “Bien, por lo que pude observar de Hinata pude deducir lo siguiente: Ella es más ágil y flexible que Neji, además de que demostró ser más veloz también, aunque Neji sigue teniendo una mayor fuerza física y mejor dominio del Puño Suave. Así que para derrotarla hay dos opciones, ataques de ninjutsu a larga distancia lo suficientemente amplios como para que Hinata no pueda bloquearlos o que tu superes su velocidad y puedas dar golpes contundentes y luego alejarte de ella para evitar un contraataque.”
“Suena como un buen plan, ¿Cómo empezamos?” Dijo Naruto.
“Bueno, pensé en iniciar con algo ligero el día de hoy, unas diez vueltas a la aldea seguidas de unas trescientas flexiones y unas trescientas sentadillas estarían bien.” Dijo Guy.
“¿¡ESO ES INICIAR CON ALGO LIGERO PARA USTED!?” Dijo Naruto.
“Tenemos poco tiempo y mucho que hacer, además de que no seré tu único instructor, así que debemos apresurarnos, pero antes…” Dijo Guy para luego sacar de su chaleco un spandex verde igual al que él estaba usando y al que usaba Rock Lee, además de que también sacó unas pesas iguales a las que usaba Lee junto a unos calentadores. “Creo que, si vas a usar mi Taijutsu, lo correcto es que también uses el uniforme oficial de los que siguen la senda del Goken.”
“¡GENIAL! Incluso trajo las mismas pesas que usaba el cejotas.” Dijo Naruto.
“Las pesas son especiales, tienen un sello que tomará algo de tu chakra para hacerse más pesadas según te acostumbres a un determinado peso.” Dijo Guy.
“De acuerdo, me voy a cambiar en un instante.” Dijo Naruto para luego meterse a un baño público a cambiarse.
Mientras tanto, en el complejo Hyuga.
Hinata se encontraba en su habitual traje de entrenamiento mientras sostenía un combate de entrenamiento con su padre. Claramente el hombre era muy superior a su hija, pero Hinata actualmente tenía una motivación extra producto de las palabras de su padre el día anterior, por lo que a diferencia de los combates de entrenamiento que había tenido antes, ahora Hinata se esforzaba aún más y lograba evitar y devolver con mayor eficacia los ataques de su padre, sorprendiendo a este último.
“Suficiente.” Dijo Hiashi. “Has demostrado una mejora significativa en cuanto a tu forma de pelear y en tu actitud, le daría mis felicitaciones a Yuhi, pero ambos sabemos que no fue gracias a ella tu mejora, ¿No es así, hija mía?”
“No padre, no lo fue.” Dijo Hinata mientras en su cabeza aparecía la imagen mental de cierto Genin rubio ojiazul.
“Mantendré mi palabra y no interferiré con tu relación con ese muchacho hasta el final del examen, pero espero tus sentimientos no entorpezcan tu entrenamiento.” Dijo Hiashi con su característica seriedad.
“No lo harán, padre, te lo aseguro.” Dijo Hinata con una seriedad poco usual en ella.
Luego de eso Hiashi se acercó a un armario en el dojo, donde luego de poner la mano y transmitir su chakra a la puerta esta se abrió, revelando una buena cantidad de pergaminos.
“Aquí están contenidos las técnicas prohibidas del clan Hyuga, una colección de los movimientos más poderosos y letales del Junken.” Dijo Hiashi. “Analizaremos cuál de estas técnicas te podría servir en tu pelea y si es que puedes aprenderla en un mes.”
“Padre, yo ya tengo una idea de lo que puedo aprender en este mes.” Dijo Hinata, dejando bastante sorprendido a su padre.
“¿De verdad? Y dime, ¿Cuál crees que sería esa técnica?” Dijo Hiashi.
“Quisiera que me enseñaras las bases del Hakkesho Kaiten.” Dijo Hinata mostrando bastante seguridad.
“Hinata, no creo que puedas dominar el Kaiten en un mes, además dudo que tengas los niveles de chakra requeridos para ejecutarlo como se debe.” Dijo Hiashi.
“Me estas malinterpretando, padre, no quiero aprender el Kaiten, solo quiero aprender las bases. Y también quisiera saber las bases del Hakke Kusho y del Hakke Rokujūyon Shō.” Dijo Hinata.
“No entiendo, Hinata ¿Para qué quieres aprender solo las bases de técnicas que aún no estas listas para aprender?” Dijo Hiashi.
“Porque creo que puedo crear algo nuevo.” Dijo Hinata, desconcertando a su padre.
“¿Algo nuevo? ¿A qué te refieres?” Dijo Hiashi.
“Creo que puedo idear una forma de crear nuevos jutsu usando de base esas tres técnicas y la Aguja de Chakra.” Dijo Hinata.
Estas palabras sorprendieron a Hiashi. Pese a que su hija había mostrado una mejora en su actitud, no creía que pudiera crear técnicas nuevas en menos de un mes, y menos con la Aguja de chakra, la primera y más básica técnica enseñada por el clan Hyuga.
“¿Y por qué tu interés en crear nuevas técnicas y no intentar aprender algo de lo ya establecido?” Preguntó Hiashi con genuina curiosidad.
“Porque conozco bien el estilo de pelea de Naruto y no creo que pueda derrotarlo con algo de lo que aprenda en un mes.” Dijo Hinata con mucha seguridad. “Pero he pensado en formas en que la aguja de chakra podría ayudarme a contrarrestar las habilidades de Naruto. Él tiene mucho más chakra que cualquier otro en la aldea, además de que es un peleador a corto alcance que suele usar sus Kage Bunshin, necesito un ataque de largo alcance además de un ataque que tenga una amplia zona de acción, además de una defensa que me proteja de todos los ángulos y que pueda usar en multiples ocasiones, cosa que no podría hacer con el Kaiten. Y no solo debo preocuparme de Naruto, si le gano entonces me enfrentaré ya sea o a Sasuke o a Gaara, y por lo que vi en la pelea de Gaara y Rock Lee, Gaara tiene una defensa aún mejor que la nuestra y debo usar un ataque que sea capaz de atravesarla.”
“¿Y crees que puedes desarrollar técnicas así en un mes?” Preguntó Hiashi.
Hinata en lugar de responder solamente activó la aguja de chakra en los de dos índice y medio de su mano izquierda, pero en lugar de ser solo una aguja de algunos centímetros de largo, la aguja se volvió un largo delgado hilo de chakra que, tras el movimiento del brazo de Hinata, cortó una de las paredes Shoji del dojo.
“Ya he comenzado a crearla.” Dijo Hinata, sorprendiendo a su padre.
Luego de esas palabras la pared Shoji cayó al suelo, rebelando a una pequeña Hanabi que tenía el Byakugan activado, además de sostener en sus manos un vaso de leche y un panque de plátano, el cual tenía un mordisco.
“Yo… em…solo pasaba por aquí.” Dijo Hanabi con nerviosismo mientras aún tenía migajas del panque en la comisura de sus labios.
“¿Y por qué tenías el Byakugan activado?” Dijo Hiashi.
“Ah, pues porque…eh… eto…” Dijo Hanabi con aún más nerviosismo.
“Estabas espiando, querías ver mi entrenamiento con padre.” Dijo Hinata.
“Creo que Natsu me está llamando, nos vemos, padre, Onee-Sama.” Luego de eso Hanabi se fue corriendo.
Para sus adentros, Hinata se alegraba de ver nuevamente la actitud risueña e infantil de su hermana. Tal vez este era el camino que le permitiría reconectar con ella y, posiblemente, también con Neji.
“Espera, ¿Notaste la presencia de Hanabi antes de partir la pared shoji?” Preguntó Hiashi, sorprendido de lo que acababa de hacer su hija mayor.
“Si, ¿Acaso usted no lo hizo, padre?” Respondió Hinata, dejando con los ojos muy abiertos a su padre.
“Creo que debemos trabajar en otra cosa en este mes y en el tiempo posterior, habilidades sensoriales.” Dijo Hiashi.
En el hospital.
Neji se despertó en más de un sentido.
Se despertó en el sentido tradicional de la palabra, pues dejó de dormir, pero también despertó de la ilusión que había sido su vida los pasados 14 años.
Se sentía rebosante de poder, como nunca antes lo había sentido antes. Sentía que sus sentidos habían sido agudizados a un nivel completamente nuevo. Sentía como los seres vivos a su alrededor coexistían en un delicado y complejo equilibrio. Pudo sentir como los pesares relacionados a su clan, a su padre o a Hinata ya no eran tan importantes, pues ahora contaba con el poder para eliminar cualquier cosa que se interpusiera en su camino, cualquier cosa que le estorbara podría destruirla si se lo propusiera. Neji pensó que así se sentirían los terremotos o tsunamis si es que fueran conscientes.
Neji sintió que hasta ese momento había una pieza en él que estaba perdida, que sin saberlo había vivido con una carencia que ahora había sido parcialmente completada.
Neji se puso de pie y examinó su físico. Pudo ver como la parte derecha de su cuerpo estaba cubierto por marcas de líneas rectas y negras interconectadas entre sí, y al activar su Byakugan; el cuál ahora sentía era mucho más potente que antes y no requería ningún sello para funcionar, pudo ver como rastros de dos chakras ajenos al propio circulaba por su Keirakukei. Uno de los chakras se sentía maligno y podía sentir su ambición y oscuridad, pero el otro era… imposible de describir con solo palabras.
Ese segundo chakra era algo que Neji nunca antes había visto o sentido. Era un chakra desprovisto de cualquier sentido del bien o el mal, ajeno a abstractos constructos humanos, era como la hierba que infesta un sembradío en busca de sobrevivir. O como una serpiente que invade el nido de un ave y se devora a los polluelos y a los huevos para luego devorar a los padres. Neji sentía que gracias a ese chakra ahora era algo más que humano. Era el deseo más básico en todo ser vivo, el instinto de supervivencia.
Neji ahora era un depredador. Y le gustaba. Por primera vez en toda su vida Neji se sentía a gusto en la piel que habitaba.
El joven Hyuga sintió gratitud por el regalo que Kabuto le había entregado el día de ayer, y recordando las palabras del Genin de anteojos, mandó chakra a la zona alrededor de donde provenían los chakras ajenos a su cuerpo, y al hacerlo poco a poco las marcas en su piel retrocedieron hasta volver a ser solo una hélice de tres marcas en forma de briznas de césped.
Neji aún no entendía del todo el nuevo poder que había obtenido, pero una cosa tenía muy en claro.
Quería más, y estaba dispuesto a hacer lo que sea por obtenerlo.
Campo de entrenamiento 003. 9:30 am.
Naruto se encontraba agotado tras el entrenamiento que había tenido con Guy. No se sorprendía que Lee fuera tan fuerte si entrenaba así todos los días. Luego de realizar los ejercicios que Guy le había ordenado, con todo y pesas en las piernas, el joven rubio y el Jonin tuvieron una pelea de entrenamiento en la cual el rubio tenía prohibido usar ninjutsu, la cual terminó con el Genin en el suelo, jadeando.
“Yosh, hiciste un gran trabajo, Naruto.” Dijo Guy viendo como su nuevo pupilo se encontraba descansando. “Para poder desbloquear la primera puerta te debes someter a un estrés físico y mental lo suficientemente como para desbloquear la primera puerta.”
“¿Y para eso debo quedar casi muerto -ttebayo?” Dijo Naruto.
“Básicamente, sí.” Dijo Guy. “Pero bueno, por hoy nosotros hemos terminado. Hay un estanque no muy lejos de aquí, ve a darte un baño.”
“Gracias, Cejotas-Sensei.” Dijo Naruto para luego ir en la dirección a la que le había señalado su instructor.
No mucho tiempo después Naruto encontró el estanque, donde vio a algunas jóvenes aldeanas tomando un baño en bikinis, por lo que el rubio decidió que lo mejor era irse a su apartamento para asearse, pero lo que vio le hizo cambiar de parecer. Entre unos arbustos cercanos encontró a un sujeto de larga cabellera se encontraba espiando a las chicas usando un telescopio.
“Oh si, que belleza, que buenas curvas, nada mejor que las chicas de Konoha.” Decía el hombre, lo que hizo enojar mucho a Naruto.
“¡UN PERVERTIDO LAS ESTÁ VIENDO!” Gritó Naruto a todo pulmón, lo que hizo que las chicas salieran corriendo.
“¡NO! ¡MI INSPIRACIÓN!” Gritó el hombre mientras observaba como las chicas se iban lejos. “Oye, mocoso, ¿Por qué interrumpes mi investigación?”
“¿Llamas inspiración a espiar a chicas? Es usted un pervertido” Dijo Naruto.
“Oye, yo no soy un pervertido, ¡SOY UN SUPER PERVERTIDO!” Dijo el anciano mientras hacía una pose típica de actor kabuki.
“Este tipo está loco.” Pensó Naruto al ver los actos del sujeto.
“Además, no es como si espirara por espiar, es investigación importante para poder continuar con mi carrera como novelista.” Dijo el anciano mientras sacaba de su chaleco un libro que Naruto había visto en múltiples ocasiones en la oficina del Hokage y en la mano de su Sensei.
“¿¡EH!? ¿¡USTED ES EL ESCRITOR DE ESA BASURA!?” Gritó Naruto, sorprendido.
“Oye mocoso, no insultes mi gran obra literaria.” Dijo el anciano.
“¡ME IMPORTA UN COMINO TU NOVELA DEGENERADA! ¡COMO GENIN DE KONOHA TE PONDRÉ BAJO ARRESTO POR ESPIAR A ESAS CHICAS!” Gritó Naruto mientras se abalanzaba contra el anciano.
Antes de que Naruto se diera cuenta estaba dando vueltas en el aire producto de una llave del anciano. Naruto tardó más en caer al agua que en darse cuenta de lo que estaba pasando.
Naruto se puso a gatas en medio del estanque para luego levantar la vista y ver que el anciano se encontraba frente a él, pero lo que realmente sorprendió a Naruto era que el anciano se encontraba parado sobre la superficie del agua.
“Es curioso que te hagas llamar Genin, pero no hayas dominado algo tan simple como caminar sobre el agua usando chakra y que aun así hayas logrado sobrevivir a un encuentro con Orochimaru es algo bastante contradictorio.” Dijo el anciano. “Parece que me darás más trabajo que el que Kakashi mencionó.”
“¡Oiga! ¿Por qué cree que puede lanzarme al…? Espere, ¿Conoce a Kakashi-Sensei? ¿Y cómo sabe lo que pasó con ese sujeto Orochimaru -ttebayo? ¿Quién diablos es usted?” Dijo Naruto, con curiosidad.
“Vaya chiquillo, hasta que haces la pregunta correcta.” Dijo el anciano para luego proceder a realizar varios sellos de mano. “Kuchiyose no Jutsu.”
Luego de eso el anciano golpeó el agua con la palma de su mano, tras lo cual, como si de una superficie sólida se tratara, en el agua empezó a salir una serie de sellos, tras lo cual estalló una nube de humo, la cual tras disiparse reveló a un sapo de aproximadamente dos metros de alto y al anciano de pie sobre la cabeza del sapo, dándole la espalda a Naruto.
“Yo soy el grande y poderoso Shinobi legendario, el azote del mal, el hombre ideal de toda mujer y símbolo de admiración de todo hombre, el nómada de cabellera blanca, el Sapo Sabio, ¡Jiraiya!” Dijo el autoproclamado Jiraiya mientras nuevamente hacía una rutina que recordaba a las danzas de los actores Kabuki.
“El que diga su nombre junto a un montón de tonterías no me dice realmente quién es, sabio pervertido.” Dijo Naruto.
“Vamos mocoso, de seguro te debieron decir mi nombre en alguna clase de historia en la academia.” Dijo Jiraiya.
“Bueno, yo… la verdad es que no puse mucha atención en esas clases, eran aburridas y siempre terminaba dormido -ttebayo.” Dijo Naruto mientras se rascaba la nuca.
“Vaya, es casi el vivo retrato de Minato, pero en cuanto a su actitud es una copia exacta de Kushina, además de tener el mismo tic verbal.” Pensaba Jiraiya al ver al chico. “Bueno chico, clase rápida. Al igual que el idiota de Orochimaru, yo fui parte del equipo Genin que dirigió el Tercer Hokage, aunque yo siempre fui más inteligente, talentoso y más popular con las chicas en comparación a ese tonto con cara de serpiente, fui el maestro del Cuarto Hokage y además fui un héroe en la Segunda Guerra Shinobi y como un a Kakashi, seré tu instructor durante este mes.” Dijo Jiraiya.
“¡Espere un momento! ¿Fue alumno del viejo Hokage? ¿Entrenó al Cuarto? ¿¡Me entrenará a mí -ttebayo!?” Preguntó sorprendido el Genin.
“Si, si y si, ¿Tienes la costumbre de repetir todo lo que te dicen en forma de pregunta?” Dijo Jiraiya.
“¿Qué me podría enseñar un sabio pervertido que se dedica a espiar a chicas y a escribir novelas degeneradas?” Dijo Naruto.
“Pues, para empezar, te enseñaré a mejorar tu control de chakra, así que quítate ese horrible spandex y empecemos con el entrenamiento.” Dijo Jiraiya.