Harrython 2011

Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
Gen
M/M
G
Harrython 2011
author
Summary
Conjunto de drables y one-shots escritos para el 31 cumpleaños de Harry Potter en la comunidad Harrython de Livejournal.
Note
Disclaimer Los personajes no son míos pertenecen a Jk Rowling y no obtengo ningún beneficio más que felicitar a Harry en su cumpleaños.
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Buscando la felicidad

Buscando la felicidad

Cuando la guerra terminó Harry pensó que al fin podría ser feliz, pero se equivocaba. No le bastaba con no tener a ese psicópata intentando acabar con él y con el mundo, necesitaba algo más.

Durante meses se estuvo preguntando qué era la felicidad ya que al parecer él se había equivocado en su suposición. Había preguntado a Hermione y por primera vez ésta no había sabido responderle. Por ello había llegado a la conclusión de que la respuesta no la encontraría quedándose allí sentado.

Había viajado a las Américas, preguntado a esquimales, leído textos masones, hablado con las gentes e investigado la cultura inca y maya. Insatisfecho con los resultados había viajado a Oceanía y había preguntado a los indígenas australianos, pero sus respuestas no eran aplicables a su caso, dudaba que fuese feliz viviendo como ellos, necesitaba más. Regresó a Europa, preguntó en cada país y leyó y escuchó las leyendas de cada lugar sin obtener la respuesta que tanto ansiaba.

Finalmente viajó a Asia y fue en un templo donde encontró la respuesta. Los monjes que allí vivían eran verdaderamente felices con sus simples y pacíficas vidas y Harry pensó que él también podría serlo.

Dos años después estaba sentado en la cama de su pequeña habitación en el templo. La paz le había dado felicidad, pero no era totalmente feliz, sentía que le faltaba algo y por más que le daba vueltas no conseguía discernir qué podía ser.

Con dos toques en la puerta el monje Tamashiro entró en la habitación, le saludó con la habitual inclinación y se sentó a su lado.

–Sé lo que te preocupa –dijo el monje–. Sientes que no has encontrado lo que viniste a buscar.

–Sí, pero no lo comprendo. Vosotros sois felices, verdaderamente felices. ¿Por qué yo no puedo serlo? –expresó Harry sus dudas.

–No todo el mundo obtiene la felicidad plena del mismo modo. Hay quien la alcanza con la paz, otros lo hacen con el éxito en su profesión, otros con la obtención de conocimiento…, pero sí algo sé es que todos la alcanzan viviendo. Si quieres encontrar la felicidad vive, Harry –dijo con una sonrisa–. Eres demasiado joven para quedarte aquí preguntándote lo que pudo haber sido.

–Pero no es que no sea feliz y me gusta mi vida aquí –replicó Harry.

–No lo suficiente. Necesitas la paz, pero no tanta, eres demasiado activo. Has traído mucha alegría a este templo y siempre te estaremos agradecidos, pero tú mismo sabes que necesitas algo más que la tranquilidad de este lugar –dijo el anciano monje–. Te mereces vivir, Harry, y puedo ver como aquí poco a poco te estás marchitando. Estás perdiendo parte de tu chispa.

Harry abrió la boca para protestar pero el monje le calló.

–No digas nada. Piénsalo.

Y Harry lo hizo durante un mes. Se negaba a aceptar las palabras del monje, él estaba bien allí, no estaba perdiendo nada de sí mismo. Pero al final pesó más el sabio consejo de que debía salir, vivir y ver lo que encontraba en su viaje.

Estaba en un barco de camino a Londres, pensando en todo eso y en cuánto había echado de menos a Ron, Hermione y el resto de sus amigos, cuando chocó con alguien. Abrió los ojos frotándose la frente por el golpe y se encontró con nada menos que Draco Malfoy y en sus ojos grises había una mirada sorprendida en vez de una despectiva, que se convirtió en una apreciativa que recorrió su cuerpo.

¿Quién iba a pensar que en el momento en que decidiese ver lo que le deparaba la vida, tropezase, literalmente, con la felicidad que tanto había estado buscando? Y no sólo su propia felicidad sino que había hallado la respuesta al enigma.

El monje Tamashiro había estado en lo cierto. Para cada uno la felicidad se alcanzaba de un modo distinto. Para él era la paz, para Hermione era el conocimiento, para Draco al igual que para Ron era el éxito en su profesión, después de todo no eran tan diferentes. Su esposo y su mejor amigo le habían lanzado iguales miradas de desacuerdo cuando se lo había dicho. Pero en todos había una factor imprescindible sin el cual por muy bien que te sintieses con el resto de tu vida no eras capaz de ser plenamente feliz y eso era el amor. El amor por tu pareja, por tus amigos, por tu familia o el dios en el que creías y lo que es más con sólo tener amor podías ser feliz sin llegar a alcanzar el otro factor.

Harry dejó la carta que había escrito al monje con su descubrimiento sobre el escritorio y se fue a la cama. Me metió bajo las mantas y miró a un dormido Draco a su lado. Sí, definitivamente aquello era lo que había estado buscando.

Fin

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