Marchando un cóctel
–Mmm... un Jack Black –dijo Harry con pesadez.
–Querrás decir un Black Jack, Jack Black es un actor, Harry –lo reprendió Draco.
–Pues eso, qué más da el orden –protestó.
–Potter, esto es serio. Necesito practicar, el concurso es mañana.
–¿Y por qué no me pones lo que quieras y ya?
–Te lo he dicho mil veces, por Merlín. Es un concurso de barmans, tengo que hacer cócteles. Ya te lo he explicado, me dirán una bebida cualquiera y yo tengo que prepararla en el menor tiempo posible. Si yo eligiera tu bebida no podría medir el factor sorpresa por el que se pierde un tiempo en recordar la receta. Necesito practicar para tener la mente despierta.
–Pero... sabes que el alcohol no me sienta bien y mañana tengo entrenamiento –se quejó Harry–. ¿Por qué no puede ayudarte Blaise? Él bebe como un cosaco, ¿seguro que no tiene parientes rusos?
–Blaise está de viaje, y no, no tiene parientes rusos –aclaró Draco con cansancio, odiaba tener que repetirse–. Y tú, como buen novio, es tu obligación ayudarme.
Harry lloriqueó ante su desdicha, casi maldijo el momento en que descubrió que no era tan heterosexual como creía un año atrás. Desde entonces él y Draco estaban juntos, aunque no por eso toleraba mejor la bebida. Suspiró apesadumbrado y se recompuso, si mañana tenía que ir a entrenar con dolor de cabeza que al menos valiese la pena, después de todo sí que se le había pegado algo de su pareja.
Sonrió tal y como sabía que el rubio se derretía y con voz aterciopelada dijo:
–Un Sexo en la playa, con mucho sexo –pidió mojando su labio inferior e inclinándose sobre la barra de la cocina.
Draco tragó duro y cuando se dio cuenta de que el cronómetro corría y no había ni empezado a pensar en qué llevaba esa bebida resopló molesto con el moreno y con sí mismo.
–Eres imposible –dijo antes cogerle sobre la camiseta y besarle con pasión–. Marchando un sexo en la barra –bromeó obteniendo risas del moreno ahogadas con el nuevo beso.
Después de todo llevaba todo el día practicando, había emborrachado a Pansy y a Goyle antes de que Harry llegase. Y ya que estaba siendo tan persuasivo para dejar de beber se lo concedería, pero se aseguraría de que al día siguiente no fuese capaz de sentarse en una escoba.
Fin