Chapter 3
Se levantó del pupitre colgando su bolso cruzado. La última clase del martes era la peor. Salió del centro y fue recibido por Nobara, vestida con un sencillo conjunto de falda vaquera y top.
-Megumi! Qué tal las clases de hoy?- saludó acercándose a él para caminar al lado.
-Un poco drenante y encima estar en clase con este calor es insoportable.
-Culpa tuya por meterte al máster- se encogió de hombros riendo un poco burlona.-Quieres salir este finde por Shib-
-No.- la interrumpió.-no pienso volver, me costó toda la semana recuperarme.
-Eso es porque eres un flojo.
La conversación siguió hasta que llegaron a la cafetería de siempre, entrando a sentarse para disfrutar del aire acondicionado pidieron un matcha y un caramellatte, ambos con hielo.
-Nada nuevo? no me cuentas nada-suspiró Nobara sorbiendo de su pajita.-Se que vas a clase porque te pregunto.
-La verdad no…-tomó un trago del matcha mirando por la ventana, un perro jugaba animado con su dueño- Ah! ya! Hace una semana y media se mudaron en frente es un fastidio.
-Son muy ruidosos?
-Ese no es el caso, es un tío exibicionista que siempre va por ahí en calzoncillos y por si fuera poco es un petardo, intenta hacer conversación cada vez que me asomo un mínimo a la ventana.
-Que dices?-rió un poco y por su mente pasó la idea de una especie de exibicionista extraño con pintas de pajero.-Que asco Megumi lo siento.
-Da igual, que tal tu en el trabajo?
Siguieron hablando tranquilamente, siempre era agradable pasar tiempo con Nobara, era una chica inteligente y madura a la par que graciosa.
La luz ya teñía todo de un naranja intenso e iban charlando dando un paseo de camino a casa. El ambiente era muy agradable, la brisa ya empezaba a refrescar un poco preparándolo todo para la noche y el ruido de la gente en la calle era lejos de desagradable montando una escena ideal.
Megumi iba mirando todo a su al rededor sin darle demasiada importancia, un café, una tienda de peluches, un gimnasio donde estaba Yuuji…
¿¡un gimnasio donde estaba Yuuji!? Volvió a mirar por el cristal.
-No lo puedo creer…-masculló más para él pero no pasó desapercibido para Nobara.
-Que? que pasa que ves??-se asomó al cristal con él.
-Ese es mi vecino el exibicionista!
-El viejo?! Uhg!
-No! El monitor!
Ahí estaba Yuuji, vestido con unos shorts deportivos y una camiseta con el logo del gimnasio terriblemente ajustada a su cuerpo, viéndolo así tampoco era muy diferente de verlo sin camiseta.
-Estás de broma- se le caía la mandíbula al suelo.
-Lo sé es terrible
-Cállate ya!-lo interrumpió dándole un golpe en el brazo- yo me estaba imaginando a un despojo pero en ningún momento me dijiste que era un tío así!
-Nobara, es un pesado
-Que te calles!- volvió a interrumpir- de que te quejas? de que es guapo? de que es amigable? de que está bueno?
-No, yo.- fue interrumpido de nuevos
-Y es que encima lo ves sin camiseta, Megumi eres un imbecil.
-Ugh da igual-meneó la mano en el aire como intentando disipar la conversación y siguió caminando dejando un poco atrás a Nobara. Ella no entendía y nunca lo hará, no entendía lo que era verlo casi todos los días semidesnudo deambulando por el piso, sobretodo cuando iba de paso, recién salido de la ducha, mojado…Bueno ya está bien!
Cuando llegó a casa se dio un baño sintiéndose fresco y se puso a estudiar un poco en el salón sin darse cuenta de que había oscurecido y su estómago empezaba a rugir, en la cocina miró por la ventana, parecía que las luces del otro piso estaban apagadas, mejor. Cerró las cortinas y suspiró preparándose la cena. Miles de pensamientos cruzaban su mente, en concreto la regañina de Nobara respecto a su vecino. Si es cierto que no era un chico feo ni mucho menos y aunque le fastidiase solo intentaba ser amable. Lo que más le molestaba era que estuviese siempre sin camiseta, alardeando sus fuertes brazos, su ancho pecho, su marcado abdomen, su espalda…muy muy muy molesto sí claro.
Las luces se encendieron en el otro piso, llegaba Yuuji del trabajo, tenía mucha suerte de haberlo encontrado y poder dedicarse a lo que le gustaba. Desde pequeño practicaba deporte, tiene un talento natural, es ágil y fuerte y la satisfacción de batir sus propias marcas es poco comparable a otras.
-Me muero de hambre- habló para él dejando las llaves y la bolsa yendo directo a la cocina.
Se preparó su cuenco de pollo con arroz y se sentó a comerlo en el sofá viendo la tele. Otra vez el sonido tenue de música Jazz, ya era costumbre escucharla cada vez que su vecino estaba en la cocina. Miró al otro edificio, la ventana estaba abierta pero las cortinas cerradas ondeando suavemente con la brisa. Sonrió volviendo a la tele.
Estaba seguro de que Megumi no tenía ni idea de que él también lo había visto pegado al cristal del gimnasio.