
02
Habían pasado 3 días desde que Yuuji se mudó a aquel pequeño pisito en la ciudad. Era completamente nuevo y aun le costaba adaptarse a todo: al nuevo ritmo de vida, a la gente, a las costumbres y sobretodo a vivir solo. Estaba en silencio la mayor parte del tiempo y eso no era propio de él en absoluto, necesitaba unos mesecitos de adaptación donde seguro que conocería a alguien.
Su primer intento fue con el vecino de en frente el primer día pero la conversación fue demasiado corta incluso como para llamarla como tal. Desde entonces no lo vio mucho más, tampoco es que se fijase claro.
Hoy era domingo, se venía por delante un día tranquilo. Salió a correr a las 6 de la mañana, se dio un paseo de vuelta y ahora a las 8:45 de la mañana estaba recien duchado preparándose un desayuno rápido. Hacía muchísimo calor así que tan solo estaba en ropa interior cantando cualquier canción que se le viniese a la cabeza.
Se sentó a comer sus huevos revueltos con bacon y su batido de proteínas para después recoger la ropa de la lavadora y ponerla bajo la ventana del salón, entraba mucho sol y brisa. Sacó un poco la cabeza mirando al cielo despejado y miró al edificio del frente.
Las altas ventanas estaban abiertas y se escuchaba una suave música, podía distinguir que era jazz pero no identificaba mucho más allá. Su vecino estaba preparándose un café, su semblante era tranquilo, miraba el móvil mientras su taza se llenaba poco a poco.
Terminó de tender la ropa pero no se alejó de la ventana, seguía mirando a aquel chico, había algo en él que le daba curiosidad, quizá que le parecía muy elegante como se movía, muy calmado. Quizá porque la energía de desprendía parecía ser completamente contraria a la suya y eso le llamaba la atención. Quería saludarlo de nuevo, esta vez igual lograba entablar un poco más de conversación.
Megumi terminó de preparar su café y cogió la taza dispuesto a sentarse en la mesita de la cocina, pero la sensación de ser observado perturbaba su tranquilidad. No quería mirar y encontrarse a su vecino pero se temía que si no lo hacía el chico no se apartaría de la ventana. Suspiró ya sintiéndose agotado y giró su cabeza para, efectivamente encontrarse con su vecino apoyado en el umbral de la ventana, sin camiseta, con el pelo mojado. Exibicionista.
-Buenos días!- Saludó animado sonriendo como si fuesen amigos de toda la vida.
-Buenos días.- Respondió indiferente volviendo a mirar su móvil. Este chico, qué energía parecía tener tan temprano por la mañana.
-¿Qué tal el finde?-volvió a hablar más alto de lo que debería. Sus ventanas estaban separadas por apenas 4 metros no era necesario gritar en absoluto.
Eso le resultaba irritante.
-Tranquilo- quería morderse la lengua, no quería hablar más pero la mirada de su vecino era curiosa e insistente.- y el tuyo?
Aún ni le había respondido y ya estaba arrepintiéndose de haber cruzado miradas en primer lugar.
-Muy bien gracias por preguntar, aun me cuesta adaptarme a todo, es muy diferente de donde vivía pero claro, solo llevo 3 días aquí. Por lo menos esta zona es tranquila y tiene parques bonitos por donde salir a correr.
Megumi dejó de escucharlo realmente, solo estaba mirándolo y asintiendo, acababa de despertarse no tenía energía ninguna para pequeñas charlas.
-Me llamo Yuuji y tu?
-Huh?- volvió en si al escuchar el tono de pregunta.
-Dije que me llamo Yuuji, tú cómo te llamas?
-Megumi- que ridículo, otra vez lo inundó la vergüenza.
-Encantado,Megumi.- Yuuji sonrió de forma encantadora y , por fin, se alejó un poco de la ventana- nos vemos
-Si…supongo, no me queda otra- eso último lo susurró sin separar prácticamente los dientes volviendo la mirada a su móvil, aliviado por haber terminado la interacción.
Yuuji parecía una de esas personas que Megumi no lograba entender ni con las que terminaba de congeniar, sin embargo no le molestaba tanto como quería creer.