Como criar un bebé sin perder la cabeza (o la calificación)

私の推しは悪役令嬢 | Watashi no Oshi wa Akuyaku Reijou | I'm in Love with the Villainess (Manga) 私の推しは悪役令嬢 - いのり | Watashi no Oshi wa Akuyaku Reijou | I'm in Love with the Villainess - Inori
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Como criar un bebé sin perder la cabeza (o la calificación)
Summary
—Esta es mi hija con May, esta es mi hija con Lily, y este es mi hijo con Simone. —Aleah señaló con su mirada a cada muñeco mientras los presentaba.—Ascendimos de roommates a polículo, al parecer. —añadió May con desinterés.
Note
Este fic se ubica en el tiempo de TAFM, y hay una pequeña referencia al último capítulo, así que advertencia de spoilers.
All Chapters

Casi una película de terror

Había pasado un tiempo desde que las gemelas compartían un desayuno con sus madres. Ambas pasaban la semana en la Academia de Señoritas, y a menudo tenían actividades o compromisos los fines de semana, por lo que sus visitas a casa eran algo reducidas hasta llegar las vacaciones. Y aunque la pareja apreciaba el nuevo tiempo a solas para disfrutar de su privacidad y vida como pareja, por supuesto que extrañaban a sus niñas.

Por ello ambas madres se esfuerzan en ofrecerles el ambiente de un hogar cálido cada vez que sus hijas regresan. Por ello, mientras las gemelas se alistan para el día, siempre preparan todo en el comedor para esperarlas con sus desayunos favoritos. Una forma sencilla pero efectiva de consentirlas un poco.

Pero en esta visita cualquier atisbo de emotividad tendría que ser ignorado. Aleah les pidió que vigilaran a los muñecos un momento mientras ella se aseaba.

Así que ahí, frente a la pareja, tres muñecos mágicos estaban acomodados en sillas improvisadas. Sus ojos vidriosos parecían seguirlas con la mirada, y sus bocas parecían estar a punto de formar una sonrisa malévola en cualquier momento.

Claire trataba de concentrarse en su periódico, pero había comenzado a cambiar sutilmente la dirección de su silla para mantenerlos en su periferia y no mirarlos de frente.

—Tengo que admitir que tenías razón cuando dijiste que el diseño era algo perturbador. —dijo Claire, tratando de sonar casual, pero el hecho de que mantuviera el periódico tan alto como un escudo la delataba. —¿De verdad era necesario que fueran tan… tan desagradables?

Rae, que estaba sirviendo jugo, sonrió.

—Oh, vamos Claire, tu misma lo dijiste, son solo muñecos. No te van a comer… creo.

Claire le lanzó una mirada de advertencia, pero no respondió, volviendo al periódico y ajustándose un poco en su asiento, como si con eso pudiera alejarse unos centímetros más de los muñecos.

Las gemelas se unieron a ellas pocos minutos después.

May tomó asiento, con una inusual sonrisa relajada adornando sus labios, irradiaba frescura. Tenía un brillo en el rostro que solo alguien que había dormido mejor que nunca podía tener. Incluso estaba tarareando suavemente mientras untaba mermelada en su tostada.

En contraste, Aleah se desplomó en el asiento a su lado como si el simple acto de estar despierta fuese un milagro y una tortura al mismo tiempo.

Tenía el cabello estaba revuelto y su camiseta estaba puesta al revés.

Su estado casi le daba lástima a sus madres.

Casi.

—Oye Aleah. —llamó Rae. — ¿Porqué no me acompañas a hacer las compras? Con esas bolsas podrías traer todo el mercado.

La joven tardó unos segundos en procesar, hasta que se llevó las manos a la cara, notando unas ojeras que parecían tatuadas en su rostro.

Ni siquiera tenía ganas de reír o protestar por la broma de su madre, solo gruñó dejando caer la cabeza sobre la mesa y escondiendo el rostro entre sus brazos.

Claire levantó la vista del periódico y arqueó una ceja al ver a Aleah.

—Parece que alguien tuvo una larga noche.

Aleah levantó un poco la cabeza para mirar con los ojos entrecerrados hacia May

— Fue larguísima. Especialmente porque mi querida esposa —remarcó la palabra con un tono cargado de sarcasmo. — decidió que sería muy gracioso dejarme sola con los bebés.

May se encogió de hombros mientras tomaba un sorbo de su jugo.

— ¿No deberías alegrarte de que al menos una de nosotras esté descansada para enfrentar el día?

Aleah la fulminó con la mirada, pero antes de que pudiera replicar, Claire intervino.

—May, eso no es excusa. Tienes una responsabilidad con tu hermana. Es un proyecto conjunto, y debes cumplir tu parte.

—Sí, sí… —May rodó los ojos y, con un exagerado gesto de resignación, tomó al muñeco que compartía con Aleah. Lo sostuvo como si fuera un saco de papas y se recostó perezosamente en su silla.

Aleah suspiró profundamente y se hundió aún más en su asiento.

—¿Y Lily? —preguntó Rae, mirando a su hija mayor con una sonrisa que dejaba claro que lástima era lo último que sentía por su hija. —¿No estaba ayudándote?

—Lily ya pasó temprano a dejar a nuestro bebé para el día. —Aleah señaló al muñeco claramente más cuidado. —Vendrá a llevárselo mañana. Al menos con ella tengo un horario claro, aunque parece más mi ex pareja de la que me divorcié y con la que comparto la custodia de los niños.

Rae contuvo una carcajada

—¿Y May?

—May es mi esposa con la que tengo una relación disfuncional. Utiliza a la niña para mantenerse cerca de mí pero ni siquiera intenta ocultar su desinterés. —Aleah lanzó una mirada cargada de ironía hacia su gemela, que ahora sostenía el muñeco boca abajo sin notar ni importarle lo más mínimo.

—Oye, la estoy cuidando, ¿no? —May alzó al muñeco para que todos lo vieran, como si ese simple gesto borrara cualquier queja.

—Vaya, premio a la madre del año. — Aleah rodó los ojos.

—¿Qué hay de Simone? —preguntó Rae, aún divirtiéndose con la situación.

Aleah se llevó las manos al rostro, dejando escapar un gemido cansado.

—Simone… Simone es la pareja que me abandonó con todo y niño. Desde que nos dieron el muñeco no ha aparecido, ni una nota, ni un mensaje, ¡nada! Es como si hubiera evaporado.

Rae rió a carcajadas, tan fuerte que incluso Claire tuvo que comenzar a reír disimuladamente escondiéndose tras su periodico.

—Bienvenida a la vida adulta, hija. Ya estás experimentando todas las peores dinámicas posibles. Divorcios, relaciones disfuncionales, abandono... ¡Y todo antes de los 16! Esto te servirá de algo, estoy segura.

—Sí … como un trauma que tendré que procesar por años. —murmuró Aleah, tomando un pedazo de pan y untándolo de mala gana con mantequilla.

A los minutos, los muñecos de Lily y Simone comenzaron a hacer estos irritantes ruiditos que sin ser llantos, indicaban que necesitaban un cambio. Sin preocuparse por su desayuno y ya casi en modo automático, Aleah los tomó en brazos se los llevó a la sala.

Sin Aleah presente para molestar, Rae lanzó una fugaz mirada traviesa hacia su otra hija.

Tomó asiento junto a Claire, mirando con curiosidad al muñeco que May sostenía.

—¿Saben? Estos muñecos me recuerdan a una vieja leyenda de niños poseídos por entidades malignas.

Claire bajó su periódico al instante y le lanzó una mirada afilada, pero no antes de ajustar discretamente su silla una vez más para aumentar la distancia. May miró a sus madres de reojo.

—¿De qué hablas? —preguntó Claire, aunque su tono intentaba sonar aburrido.

—Es una leyenda clásica —continuó Rae, encantada con su público cautivo—. Decían que los demonios podían tomar la forma de bebés abandonados para lograr colarse en las casas y entonces comenzaban a...

—¡Rae! —interrumpió Claire, poniéndose tensa. —Deja de decir tonterías. Además, eso puede ser ofensivo hacia los demonios.

May, que había estado ignorando todo el intercambio, de pronto se levantó con el muñeco en brazos y murmuró: —Qué estupidez... —Pero salió de la habitación tan rápido que incluso Rae tuvo que contener una carcajada.

 

**************

 

Aunque las gemelas tenían la semana "libre" por el programa de crianza simulada, sus madres aún debían ir trabajar, eso las dejaba a solas hasta la tarde.

Si las cosas hubiesen ido de acuerdo a lo que May había pensando, este sería un bonito momento entre ella y su gemela, pero ahora solo podía verla atrapada en un caos absoluto en la sala de estar.

Frente a ella, los tres muñecos parecían conspirar para hacerle la vida imposible a su hermana. Uno lloraba tan fuerte que parecía querer perforarle los tímpanos, otro emitía una especie de chillido que ponía los pelos de punta, supuestamente una señal de que necesitaba bañarse, y el tercero simplemente no dejaba de moverse, si lo descuidaba rompería algo de la sala de sus madres que hace tiempo había dejado de ser aprueba de niños.

Aleah intentaba calmar al primero mientras sostenía al segundo con una mano y retenía al tercero con el pie para mantenerlo en su lugar.

—¡May! —gritó desesperada, lanzando una mirada furiosa hacia el sofá.

Sentada cómodamente con un libro entre las manos, como si nada en el mundo pudiera perturbarla. May levantó la vista lentamente, arqueando una ceja.

—¿Sí?

—¡Haz algo! ¡Este bebé está llorando y no sé qué más quiere! —Aleah agitaba al muñeco con desesperación.

May suspiró, cerrando el libro con calma exagerada.

—Es tu responsabilidad, ¿no?

—¡Es tu hija! —replicó Aleah, señalando al muñeco que compartían. —¡Haz algo!

May dejó escapar otro suspiro, esta vez más dramático, y alzó una mano. Con un movimiento perezoso, lanzó un hechizo que hizo que el muñeco comenzara a mecerse suavemente en el aire. El llanto se detuvo al instante.

—Ya. ¿Contenta?

Aleah la miró incrédula.

—¿En serio? ¿Eso es todo lo que piensas hacer?

—Bueno, técnicamente ya hice algo. —May le sonrió con autosuficiencia y volvió a abrir su libro.

Luego de media hora, tras calmar (un poco) todo el caos y dejar a los muñecos "dormidos" sobre almohadas, Aleah se sentó al lado de su hermana, derrotada por la vida.

—May… ¿por qué diablos te metiste en esto si no necesitas los puntos extra?

May se puso tensa por un momento, cerrando su libro con más fuerza de la necesaria.

—No importa.

—Claro que importa. Quizá a tí te esté pareciendo gracioso todo esto ¡Pero te aseguro que no me estoy divirtiendo para nada! —Aleah levantó la cabeza para mirarla. — ¿Esto es una especie de venganza? ¿Acaso hice algo para enojarte?

Viendo la expresión afectada de su hermana, May apretó los labios en un disimulado gesto de culpa. Tras un momento de silencio, bajó la mirada.

—Pensé… pensé que sería una buena forma de pasar tiempo contigo.

Aleah parpadeó, sorprendida, pero no dijo nada, esperando que continúe.

— Sé que te vienen muy bien unos puntos extra, y como vivimos juntas seríamos la pareja de trabajo perfecta. Y si, es una excusa para pasar tiempo contigo y tener tu atención, pero como te beneficiaría no pensé que fuese un problema. —May suspiró, evitando el contacto visual. —, pero tú ni siquiera me escuchaste, saltaste directo hacia Lily, no pensaste en ningún en que hay alguien junto a tí que te ayudaría sin dudarlo.

El tono herido de May mandó una pulsada de culpa directo a su gemela.

— Y no contenta con eso. —May continuó. — Aceptaste el muñeco de Simone solo pensando en tener más y más puntos, sin escuchar mis advertencias. Ahora estás abrumada, te molestas conmigo, y yo no obtuve nada más que este bebé horrible que también me va a dar pesadillas. Así que digamos que si, si hiciste algo para enojarme.

Todo el fastidio que Aleah había sentido hacia su gemela ese día se esfumó en un instante. Todo ese tiempo había asumido que May solo la metió en esto como otra forma de su extraño coqueteo.

Y en parte es así, May buscaba lo mismo que ella buscó con Lily, tiempo de calidad y atención, con la diferencia de que May si había tenido en cuenta la comodidad y beneficio de su hermana, consideración que Aleah no tuvo con Lily en el momento.

— Así que básicamente tu solo querías jugar a la casita a cambio de ayudarme con los puntos, y yo arruiné tus planes por no escucharte. —reflexionó Aleah. —Y aunque no estás ganando nada, aún no me has abandonado por completo. Eres un angel a veces.

May miró a su hermana con los ojos muy abiertos, antes de volver a girar la cabeza para evitarla.

—No podría hacerlo, mamá Claire y mamá Rae no me dejarían. —intentó excusarse mientras cubria su rostro con una mano, aunque sus orejas rojas la delataban.

"Es peor que madre Claire mintiendo" pensó Aleah, riendo entre dientes antes de inclinarse para abrazar a su hermana por la espalda.

— May… —murmuró, suavizando su tono. —Sabes que no necesitabas hacer todo esto solo para pasar tiempo conmigo, ¿verdad?

— Ajá, como si no escogieras primero a Lily en cualquier situación. —contestó May en tono irónico, aunque finalmente la miró, con una pequeña sonrisa.

—Lo siento por eso, intentaré evitarlo. Puede que esté enamorada de Lily, pero sigues siendo mi otra mitad, mereces algo mejor. —dijo, abrazándola con más fuerza. —¿Me perdonas?

— Sé que estás diciendo todo esto porque quieres que te ayude más. —May bufó, cruzándose de brazos.

—¿No está funcionando? —preguntó juguetona, antes de dejar un beso rápido en la mejilla de su gemela, sonriendo al verla congelarse por unos segundos.

— Si crees que todo lo que hace falta para convencerme es un beso y un abrazo...pues tienes toda la razón, claro que te perdono.

—Eso es muy mamá Rae de tu parte.

—Sus genes son fuertes supongo. —Aleah quiso replicar pero May la interrumpió. — Mira, intentaré ayudarte más, al menos con nuestro muñeco… pero no prometo mucho. Esas cosas me dan escalofríos.

—¿Por qué?

— Simplemente son incómodos. No sé, siento que si los dejo solos por mucho tiempo van a... moverse solos o algo.

Aleah rió abiertamente. —¿Moverse solos? ¡Son muñecos mágicos, no fantasmas!

—Claro... claro. —May intentó mantener la compostura, aunque sus ojos seguían desviándose hacia donde estaba su "hija". —Pero, por si acaso, no dejes a esas cosas del demonio en mi habitación.

—Que no te escuche Simone. —Aleah soltó una carcajada. —A propósito, ¿Podrías pedirle ayuda a madre Claire que me ayude con el bebé de Simone?

May la miró confundida.

—¿Mamá Claire?

—Sí, madre Claire.

—…¿Mamá Claire? —repitió May, levantando una ceja.

—¡Sí! —repitió Aleah.

—...¿Segura? —May alzó una ceja, claramente incrédula.

—¡Por supuesto! —respondió Aleah, algo exasperada.

—...¿Por qué no mamá Rae? —preguntó May, genuinamente curiosa.

Aleah suspiró profundamente.

—Ella ya sabe que hice esto queriendo hacer trampa, va a darme un sermón y luego se burlará de mí por tonta.

—Razón no le falta.

—Bueno, si. —aceptó Aleah sin ofenderse. — Entonces, por eso mejor aprovechar que mamá Claire piensa que hago esto por pura responsabilidad.

—Es conveniente. —May asintió, aceptando la lógica, pero luego preguntó:
—¿Pero por qué yo?

—Porque tú, querida hermana, haces esos gestitos parecidos a los de mamá Rae, y ya sabes, madre Claire no puede resistirse a nada que le recuerde a madre Rae.

—Eso es manipulación.

—No te hagas la correcta. Sabes que haces lo mismo conmigo cuando quieres algo. —Aleah la señaló, divertida.

Lo cierto es que ambas tienen parecidos específicos con sus dos madres, parecidos que aprovechan para atacar la debilidad de cada una en diferentes situaciones.

Para May, Aleah es quién representa una curiosa mezcla de rasgos de sus madres, y la usa con frecuencia, sirve para conmover tanto a Rae como a Claire. Ella misma no encuentra en sí rasgos específicos que comparta con sus madres, pero si Aleah lo cree...

—Bien, lo haré. —May suspiró con resignación. —Pero serás mi cocinera personal el resto del semestre.

—Dalo por hecho, hermana.

Aleah le guiñó un ojo, y ambas compartieron una sonrisa de complicidad.

 

**************

En la lavandería de la casa, usando su varita, Claire planchaba la ropa con un sencillo pero delicado hechizo de calor. La pila perfectamente doblada a su lado era un prueba de su eficiencia en casi todas las tareas domésticas

— Entonces, ¿Quieres que ayude a Aleah con el bebé de Simone?

Preguntó Claire sin apartar la mirada de su labor.

—Sí, mamá. Aleah está muy cansada.

Claire levantó ligeramente la cabeza, aún concentrada en una camisa, y dejó escapar un suspiro.

—No estoy segura de si debería intervenir. Después de todo, Aleah se metió en eso por su cuenta. Debería ser capaz de lidiar con sus decisiones sola. —Dejó la camisa a un lado y tomó un pantalón. Entonces, miró de reojo a May con una ceja levantada. —Además, es raro que tú, de todas las personas, intervengas por tu hermana. Normalmente eres la primera en disfrutar cuando enfrenta las consecuencias de sus actos.

May sintió una gota de sudor frío bajando por su espalda, ciertamente esto no era muy creíble de su parte.

Pensó rápidamente, sin querer dejar que el silencio delatara sus verdaderas intenciones.

—Es que… normalmente sí, pero esta vez es diferente, al menos con el bebé de Simone. Aleah tomó la responsabilidad de cuidar al bebé de Simone por un acto solidario, por eso le tengo algo de misericordia esta vez.

Claire dejó de planchar y la miró directamente.

—¿Un acto solidario?

May asintió con la seguridad de alguien que improvisa sobre la marcha.

—¡Sí! Simone tiene muchas cosas que hacer en Frater, ya sabes cómo es con sus responsabilidades. Pero su padre le pidió que probara al menos un poco el funcionamiento de los muñecos. Necesitaba una compañera para retirarlo, y Aleah fue la única que aceptó ayudarla en esas condiciones. Fue un acto de amistad.

—¿Así que eso fue lo que pasó? —Claire cruzó los brazos, claramente escéptica.

May, adoptando una seriedad casi teatral, asintió lentamente.

—Eso mismo, mamá.

Claire la miró durante un largo momento, evaluándola.

Finalmente, dejó escapar una risa suave y negó con la cabeza.

—May… ¿De verdad piensan que nací ayer? —preguntó entre risas entre burlonas y genuinamente divertidas. — Las conozco mejor de lo que ustedes mismas se conocen.

—...¿Qué? —May parpadeó, desconcertada. — Tu sabes...¿Desde cuándo? ¿Entonces porque...?

— Me di cuenta desde el principio, obviamente. —Claire regresó a la plancha con la tranquilidad de quien tiene todo bajo control. — ¿Porqué fingí no saber? Fácil, ver hasta donde puede llegar Aleah inventando cosas es gracioso.

May abrió la boca, pero no encontró palabras. Finalmente, dejó caer los hombros con resignación.

—Debería haberlo imaginado. Siempre estás un paso adelante.

—Siempre. —Claire sonrió levemente mientras alisaba un pliegue rebelde en el pantalón. —Aunque debo admitir, no esperé que te unieras.

—Lo siento por intentar mentirte, mamá. —May bajó la mirada. —Fue iluso de mi parte pensar que podía engañarte.

—Bastante. —reconoció Claire, levantando la mirada un momento. —Pero estoy segura de que buscabas ganar algo también, ¿Me equivoco?

May chasqueó la lengua, por supuesto, Claire puede leerla a ella tanto como puede leer a Aleah. Es claro que no le está haciendo este favor a Aleah solo su buena voluntad.

—… quería pasar algo de tiempo con Aleah. Si pasa menos tiempo con el bebé de Simone, tal vez podamos cuidar juntas al nuestro. Eso es todo, muy mezquino de mi parte. —Mientras hablaba, May hizo un pequeño puchero, frunciendo los labios y bajando la mirada, sus hombros ligeramente caídos.

El gesto golpeó a Claire como un trueno. Había algo en la forma en que May expresaba su frustración que le recordaba a Rae. Ese mismo puchero, esa forma de intentar no parecer vulnerable pero que al mismo la delataba.

Claire apretó los labios, sintiendo cómo su resistencia comenzaba a desmoronarse.

—Mamá... —May levantó la vista, con los ojos llenos de expectativa.

Claire cerró los ojos un momento, dejó su varita a un lado y suspiró profundamente.

—Está bien. Ayudaré con el bebé de Simone… pero solo porque quiero que ustedes dos puedan disfrutar un poco de esta experiencia.

—¡VAMOS! —gritó May con entusiasmo, saltando hacia Claire para abrazarla.

—Pero hay una condición. —Claire levantó un dedo mientras devolvía el abrazo, aunque algo incómoda. —No pienso tocar esa cosa más de lo estrictamente necesario. Esos muñecos son…

—Horribles, lo sé. —May se apartó, todavía sonriendo, pero con una chispa de satisfacción en los ojos. — No te preocupes, no se lo diré a mamá Rae.

Claire bufó, pero no pudo evitar sonreír ligeramente.

—Más te vale. Sabes cómo es cuando encuentra algo que puede usar en tu contra.

Ambas rieron suavemente, un pequeño momento de complicidad madre-hija.

 

**************

 

—Qué...que pasó.

Aleah observaba la escena frente suyo con la mirada en blanco, como si no pudiera procesar lo que estaba viendo.

—¡Lo siento mucho! ¡Fue un accidente! —Claire sostenía al muñeco que compartía con Simone, parcialmente quemado, con la cabeza medio derretida y un brazo negro como el carbón. —¡Todo va a estar bien! ¡Rae!

—¿Dime...? —Rae, que acababa de entrar con una taza de té, casi la dejó caer. — Oh ...

—¡Rápido, haz algo! ¡Sánalo! —gritó Claire frenéticamente, mirando a Rae con ojos llenos de desesperación.

—¡¿Cómo se supone que lo sane?! ¡No es humano! —respondió con una mezcla de incredulidad y pánico.

—¡Eso no importa, haz algo! —Claire insistió, sujetando el muñeco como si pudiera explotar en cualquier momento.

—Como....¿Cómo sucedió esto? —preguntó Aleah, con voz perdida, sintiendo que su cerebro no podía procesar lo que veía.

May apareció al lado suyo, cargando a su muñeco en un brazo, mientras mordisqueaba una galleta picante.

—¿Qué esperabas exactamente al pedirle esto a una exnoble?

Aleah la miró con confusión. —¿Qué se supone que significa eso? ¿No era que a los nobles se los educaba para tener hijos?

—Eran educados para tener hijos, pero no para cuidarlos. Para eso estaban las niñeras, las amas de llaves y demás. Si leyeras más allá de la primera página de un libro de historia, lo sabrías. —dijo con aires de superioridad.

Aleah frunció el ceño, claramente irritada. —¡Yo he visto a mamá Claire cargar bebés antes!

May se giró hacia ella con una mirada burlona. —Sí, cargar bebés. ¿Pero alguna vez la has visto cuidar a uno durante mucho tiempo?

La respuesta dejó a Aleah con la boca abierta, sus pensamientos conectando lentamente los puntos.

Finalmente, Rae dio un paso al frente con una expresión triunfal.

—¡Buenas noticias! ¡No está muerto! ¡Aún no reprobaste, hija! —anunció mientras extendía el muñeco hacia Aleah.

El muñeco era… una visión de pesadilla. La mitad de su cabeza estaba derretida, dejando una forma irregular que parecía una sonrisa torcida. Un ojo estaba parcialmente derretido lo que hacía que su mirada fuera aún más perturbadora. Aleah y May lo observaron, completamente inmóviles.

—Yo... creo que preferiría reprobar que seguir cuidando esta cosa. —murmuró Aleah con una mueca de asco mientras retrocedía un paso.

En ese instante, un escalofriante "mamá" interrumpió el momento, dejando a todas pasmadas.

May, que estaba llevando otra galleta a su boca, se congeló completamente. Sus ojos bajaron lentamente hasta encontrarse con los del muñeco, que ahora parecía mirarla fijamente.

—¿Acaso esa cosa… habló? —preguntó Claire, claramente desconcertada.

Aleah, saliendo del shock, levantó una mano como si acabara de recordar algo importante. —Oh, cierto, creo que se supone que estas cosas van “creciendo” y ahora pueden decir ciertas palabras. Es algo del programa de simulación.

—Lo que faltaba… ahora hablan—

Se quejó May, pero antes de que pudiera seguir, un gutural "mamá" resonó en la sala, esta vez más grave y distorsionado.

El chillido que las cuatro soltaron en respuesta fue digno de una película de terror. Rae, intentando mantener la compostura, se aclaró la garganta.

—Parece que el sistema de sonido del muñeco chamuscado se dañó. —comentó, su voz ya menos divertida y más incómoda que antes.

Las gemelas volvieron a mirar al muñeco quemado, que parecía moverse ligeramente en los brazos de Rae, como si intentara parpadear con sus ojos desiguales.

May, completamente tiesa, tragó saliva, sin apartar la vista de él.

 

**************

 

—Sé que siempre les decimos que siempre serán nuestras bebés, pero… ¿No estás un poco grande para dormir con nosotras, May?

Rae estaba de pie junto a su cama, mirando a May, quien estaba cómodamente abrazada a Claire.

May levantó la cabeza lentamente, intentando buscar una excusa creíble. Finalmente, dijo con una mezcla de inocencia fingida y un leve nerviosismo:

—Es que… hacía frío en mi cuarto. Además, pensé que mamá Claire podría necesitar compañía.

—¿Compañía? —Rae alzó una ceja, claramente no comprando esa explicación. — Creo que Aleah necesita más compañía con esos muñecos, ¿No deberías aprovechar para dormir con ella?

—...mi amor tiene límites.

—Oh, vamos, Rae, déjala quedarse. —Claire intervino. — Es evidente que la niña está asustada.

En lugar de negarlo para defender su orgullo, May solo se aferró aún más a Claire, sin decir una palabra, pero dejando claro que aceptaba esa explicación. Rae no pudo evitar una sonrisa burlona.

—¿Solo la niña? —murmuró en tono juguetón, dirigiéndose a Claire, quien ignoró el comentario con elegancia.

Rae suspiró, finalmente rindiéndose. —Está bien, pero aviso que apago las luces un poco tarde.

—Va. —May respondió vagamente, ya acomodándose más cerca de Claire como si el tema estuviera cerrado.

Rae se sentó en la cama del lado derecho y abrió una carpeta con cálculos y notas sobre gastos. Mientras revisaba las cifras, escuchaba con una sonrisa las conversaciones casuales entre Claire y May, quienes hablaban de trivialidades, como si estuvieran en su propio mundo.

Finalmente, después de un rato, Rae se quitó los lentes y dejó la carpeta a un lado. Se giró hacia ellas para avisar que apagaría las luces, pero encontró que ambas estaban ya profundamente dormidas. Claire estaba de lado, y May, en el medio, se había acomodado abrazándola con ternura.

Rae sonrió ante la escena. Con cuidado, apagó las velas que iluminaban la habitación, sumiendo el cuarto en una cálida penumbra. Se acostó detrás de May y la abrazó con delicadeza, formando una cucharita. Mientras cerraba los ojos, pensó con nostalgia en los años que habían pasado desde la última vez que durmieron con sus hijas.

Sin embargo, pocos minutos después, sintió a May moverse inquieta. La joven murmuraba cosas entre sueños.

—Aléjense… —dijo con un tono bajo y cargado de angustia.

Rae intentó calmarla, susurrando: —Shh, tranquila, cariño, solo es un sueño.

Antes de que pudiera hacer algo más, May, aún dormida, lanzó un codazo directo al estómago de Rae, quien soltó un gemido ahogado y se sentó en la cama, sujetándose el abdomen.

—Genial. —murmuró con sarcasmo, recuperando el aire. —Definitivamente no puedo dormir aquí.

Sin mucho problema, Rae rodeó la cama y se acomodó del otro lado, detrás de Claire. Esta vez, la abrazó suavemente, buscando algo de paz. Pero Claire no tardó en empezar a moverse también, murmurando palabras ininteligibles, aunque algunas parecían claras.

—No… no toques eso… —dijo Claire, con una tensión que hizo a Rae levantar la cabeza.

Antes de que Rae pudiera reaccionar, Claire, aún dormida, lanzó una patada que la mandó directamente al suelo. El golpe resonó en la habitación, seguido de un débil gemido de Rae.

Desde el suelo, Rae miró hacia la cama con una mezcla de incredulidad y resignación. — Expulsada de mi propia cama, perfecto. —Murmuró, pero su tono perdió dureza al ver la escena frente a ella.

May estaba prácticamente encima de Claire, abrazándola con fuerza, con las piernas entrelazadas con las de su madre. Era una imagen que Rae conocía bien. Cuando May era pequeña, siempre dormía así con Claire, buscando esa cercanía. Pero ahora, su hija ya no era tan pequeña, y casi parecía estar aplastándola. Aun así, Claire la sostenía con naturalidad, con los brazos rodeándola como si no hubiera pasado el tiempo.

Rae sonrió suavemente, olvidando el cansancio y los golpes, se acercó para dejar un beso en la frente de ambas.

—Descansen bien.

Luego salió del cuarto, decidiendo ver a la miembro restante de la familia. Entró al cuarto de Aleah y encontró a su hija durmiendo en una posición ridículamente incómoda, con los muñecos de Lily y May en cada brazo. Rae no pudo evitar sonreír al verla.

Sin embargo, su atención se desvió al muñeco quemado de Simone, que estaba junto a la puerta, como si intentara escapar. Rae lo levantó, mirándolo con curiosidad.

—Ah, no vayas a escaparte. —Bromeó en voz baja.

Se acercó a Aleah y pensó en dejarlo entre sus brazos, pero cambió de idea rápidamente al pensar en como la espantaría al despertar, así que lo dejó a los pies de la cama.

Cubrió a Aleah con una manta y le acarició el cabello con ternura.

—Estás haciendo un gran trabajo, mi vida. —dijo suavemente.

Aleah, aún dormida, sonrió débilmente ante sus palabras. Rae la miró con cariño antes de salir del cuarto.

De vuelta en la sala, Rae se recostó en el sofá con un suspiro, cerrando los ojos.

—Al menos un poco de paz. —murmuró.

 

**************

 

En el cuarto de Rae y Claire, May comenzó a moverse incómoda, sintiendo algo detrás de ella.

—Mamá Claire, deja de moverte. —murmuró, sin abrir los ojos.

Claire, medio dormida, abrió los suyos ligeramente.

—No estoy haciendo nada. —respondió, mirando detrás de May.

May, intrigada, giró lentamente la cabeza.

—Entonces mamá Rae… —comenzó a decir, pero su voz murió en el acto.

Ambas quedaron congeladas al ver al muñeco quemado a los pies de la cama. La mitad de su cabeza derretida le daba una expresión aterradora, y su mirada vidriosa parecía clavarse en ellas. Entonces, con una voz gutural y distorsionada, el muñeco dijo:

—Hambre.

El grito despavorido de ambas fue tan fuerte que resonó en toda la casa, despertando incluso a los vecinos más lejanos.

 

—¡RAAAAAAAAE!

—¡MAMÁ RAE!

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