Tengo mis ojos puestos en tí

Women's Association Football | Women's Soccer RPF
F/F
G
Tengo mis ojos puestos en tí
Summary
Primero hay mucho coqueteo, luego actúan y comienzan algo casual, después lo terminan amistosamente. Todo debería queda ahí ¿o tal vez no?
Note
Bien, a pedido de algunas personas, aquí está en español.Creo que caí en mi propia trampa porque tuve que releer todo esto ya que estaba en un español muy neutro y al traducirlo al inglés no importa mucho; pero, aunque esto sea un fic, trato de que sea realista al menos en cómo hablan en España así me dediqué a reemplazar palabras e intentar que suene auténtico (no lo conseguí jaja).Seguramente hay muchos errores, me disculpo de antemano, y pues nada, que los disfruten.Y si pensabas que te iba a dar el capítulo 4 y 5 de una vez, lamento la decepción, me gusta crear algo de suspenso.Por si a alguien le interesa, la canción Say yes to Heaven de Lana del Rey me inspiró, la escuché un día y empecé a escribir. Sólo eso.Juro que el capítulo 5 vendrá pronto.
All Chapters Forward

Seamos casuales

Nadie sabía bien cómo es que empezó todo o de dónde surgieron los rumores y todos esos videos editados circulando en redes sociales anunciando el fin de la enemistad y la nueva química entre ambas con una tensión que algunos tildaban de “sexual”.

Ingrid supone que tanto coqueteo con la huidiza Mapi León (así le decían) las llevó a ese punto en el que los fans se embarcaron en la creencia de que las dos tenían algo, o de que lo tendrían tarde o temprano, haciendo montones de ediciones de tipo romántico, escribiendo historias que descubrió por casualidad y que no se atrevió a leer dos veces sin que el calor se le subiera a las mejillas; haciendo comentarios en sus respectivas redes sociales, hablando sobre imágenes o videos en donde ambas coincidían.

Bueno, lo admite, tanto ella como Mapi les dieron de comer a toda la gente flirteando sin miramientos en cada fiesta del club a la que asistían, en algún aniversario, en las promociones de Adidas que las patrocinaba a ambas.

Pero era sólo eso, un coqueteo seguro, tranquilo e inofensivo que no significaba nada. Mapi nunca inició nada más y ella tampoco iba a hacerlo ¿cierto? se concentraba en su carrera y en hacer bien su trabajo.

Sin embargo, contra todo pronóstico, o no, ahí está en el Johan Cruyff mirando un partido de la defensora y levantando algún que otro murmullo de la gente que descubre su presencia. Bueno, no se está escondiendo exactamente, pero esperaba pasar más desapercibida.

-Creo que todos saben que estás aquí por ella-susurra Frido.

-No es así, yo soy amiga de Aitana, vine a verla a ella.

-Díselos a ellos, yo sé la verdad.

El tono burlón y las palabras certeras de su amiga hacen mella en Ingrid, que intenta mantenerse serena. Pero se queda sólo en eso, en el intento.

Cuando Mapi le dijo hace una semana, mientras estaban en la presentación de una colección de Adidas, que le gustaría verla en uno de sus partidos, Ingrid resopló con sorna y contestó un: “jamás pasará”.

Pero ahí está, en el primer amistoso de las blaugranas, devorando cada movimiento de la pequeña defensora española, archivando en lo profundo de la mente cada pensamiento sucio que tiene sólo de contemplar ese cuerpo sudado y musculoso. La ve recuperar balón tras balón, ir al césped y salir intacta; dar una que otra orden, levantar el brazo en un tiro de esquina, y un cosquilleo cálido se extiende por todo su cuerpo. Si ella es así de fogosa en la cama como es sobre el césped, seguro que se lo hace pasar muy bien.

‘Soy tan jodidamente lesbiana’ es todo lo que puede pensar con la mente casi nublada sin perderse nada.

- ¿Te presto un pañuelo para la baba?

-Vete a la mierda-masculla muy bajito.

Tal vez es hora de hacerle caso a Frido y Esmee (porque esas dos no paran de molestarla) y dar el primer paso, es evidente que se sienten atraídas la una por la otra y pueden hacer algo al respecto, un buen follón de esos que dejan algún recuerdo bueno durante un tiempo y listo.

Supone que Mapi está soltera, no lo sabe, pero tendrá que averiguarlo pronto.

Ingrid puso sus ojos en ella hace un buen tiempo y cuanto más rápido haga algo al respecto ¡finalmente! más rápido se lo saca de encima.

 

- ¿Todas esas barridas se deben a la noruega que te mira desde las gradas? -quiere saber Alexia.

-Puede ser-Mapi tiene una gran sonrisa arrogante en su expresión-sé que vino a verme cuando dijo que no lo haría, así que me esforcé un poco más de la cuenta.

-Si te ganabas una tarjeta roja, a ver si quedabas bien ante ella-la capitana menea la cabeza en señal de desacuerdo.

-Pero no pasó-la defensora busca a Ingrid con ojos agudos y se frota las manos-ahora, si me disculpas, creo que tengo una cita y una gran noche por delante.

-Ten cuidado, no vayas a caer en tus propias redes-advierte Alexia y Mapi ya ni la escucha, corriendo hacia donde la pelinegra noruega está esperando.

Mapi llega hasta donde Ingrid está de pie y le dedica una media sonrisa de esas que sabe que tienen el efecto esperado en las chicas. En el 95% de los casos funciona.

-Así que viniste.

-Bueno, quería comprobar que realmente sois el mejor equipo del mundo.

- ¿Y?

-Creo que podrían hacerlo mejor en defensa, pero no está tan mal.

Mapi se ríe encantada ante la desfachatez de cuestionar sus dotes defensivas, no por nada se mata entrenando y perfeccionándose todos los días, pero lo deja pasar. Le gusta el humor ácido de Ingrid. Y le gusta Ingrid.

-Esta es mi amiga Frido.

-Sí, creo que nos hemos visto por ahí-dice Mapi y obtiene un asentimiento de la rubia sueca- ¿qué tal?

Los fanáticos, antes de delirar con la química entre Mapi e Ingrid, solían comparar al equipo femenino de fútbol de Barcelona con el equipo femenino de vóleibol, donde juegan Ingrid y Frido.

Las comparaciones no tenían lógica alguna pero ahí estaban, que cuál equipo es mejor y representa más al club, cuál más popular, cuál tiene a las jugadoras más hermosas, y cosas por el estilo. Si el fútbol tiene a Alexia, Aitana, Mapi, Claudia, Jana y Ona, el vóleibol a Fridolina, Ingrid, Irene, Patri, Esmee y Caroline.

Tanto el fútbol como el vóleibol femenino estaban en su pico máximo, equipos bien manejados y ganadores, amados por la gente y reconocidos, cuyas jugadoras se llevaban muy bien, contrario a la creencia general.

-Entonces ¿tienes planes para más tarde? -se arriesga a preguntar.

-Eso depende mucho de ti-la respuesta coqueta de Ingrid hace cantar victoria en la mente de Mapi- ¿algo que nos incluya a ambas?

Fridolina se aleja nada sutilmente sin duda no queriendo escuchar y Mapi ríe divertida.

-Bueno, tengo algunas cosas en mente-baja la voz una octava y se acerca un poco más-pero toda esta gente está mirando un poco y no quiero darles algún espectáculo que sólo nos concierne a nosotras.

-Siempre tan cuidadosa, León-Ingrid da unos pasos hacia atrás y le guiña un ojo-encuéntrame en el estacionamiento.

Mapi se ducha a velocidad de rayo, ignora cómo se burlan de ella y se viste con algo medio decente que no va a impresionar a nadie (mucho menos a Ingrid) porque no pensó que necesitaría una mejor ropa.

-Vas a gastarte todo el perfume y a intoxicar a la pobre chica-Alexia le quita el frasco de la mano y la empuja hacia la puerta-vete de una vez antes de que ella entre en razón.

Ingrid está apoyada en su propio auto con los brazos cruzados y frunciendo el ceño de una forma que luce cautivadora.

-Eso no tomó tanto tiempo.

-Me apuré. Bueno, Ale cree que puedes cambiar de opinión y me envió rápido.

- ¿Cambiar de opinión sobre qué?

-Salir conmigo.

- ¿Eso haremos?

-Más o menos si es lo que quieres.

-No estaría aquí si no quisiera-confirma Ingrid.

- ¿No es por presión social? -se burla Mapi.

Ingrid resopla como si le divirtiera la sugerencia.

-Si la gente habla es porque le damos motivos ¿no? Y no hay ninguna presión para mí-la pelinegra entrecierra los ojos-creo que el jueguito del gato y el ratón está guay, pero pienso que podríamos saltarnos esa parte de una vez por todas.

Mapi está apenas sorprendida, pero gratamente sorprendida por lo directa que es Ingrid. No va a tener que esforzarse en demasía ni utilizar alguno de sus trucos, ambas quieren lo mismo y van a tomarlo. Asiente complacida.

- Entonces ¿Qué planes tienes en mente? -continúa la noruega.

-Podemos salir a cenar, podemos ir a mi casa y cocino para ti, o podemos ir a la tuya, lo que prefieras.

- ¿Lo de la comida es un requisito obligatorio antes de acostarnos?

-No, joder, para nada-Mapi chasquea la lengua cada vez más impresionada y ríe.

-Mmm-piensa Ingrid- ¿y si te digo que quiero ir a un hotel y pasar allí la noche?

-También puede ser.

- ¿Al Vela?

-Al que tú quieras-y al diablo el precio.

-Las vistas allí deben ser increíbles-musita Ingrid como una suave exhalación, clavando esos dos orbes verdes traslúcidos y casi hipnóticos en los ojos ambarinos de Mapi, y a la defensora se le olvida por dos segundos cómo respirar.

-Estoy segura de que sí y de que voy a apreciarlas, cada vista que se me presente-susurra Mapi con desfachatez y se ríe imaginando y anticipando cada cosa que puede hacer con Ingrid.

Ingrid arquea las cejas y se pasa la lengua por los labios muy lentamente.

- ¿Nos vamos?

 

Claro que no hizo falta el hotel, no ese día al menos.

Mapi sigue a Ingrid hasta su casa, y allí no pierden mucho tiempo, se devoran mutuamente y sacan todas las ganas contenidas de meses de descarado coqueteo, de miradas persistentes e indirectas muy directas. Las manos están por todos lados y sus bocas se desesperan por dar placer a la otra.

Pero la española toma el control, le gusta hacerlo.

Mapi busca los ojos de Ingrid para saber qué le gusta, si le gusta una suave presión o algo más directo y duro, encuentra uno que otro punto sensible junto a la cadera y en la espalda baja y por supuesto que a lo largo de todo el cuello esbelto y terso, y se dedica a enloquecerla mientras los dedos entran y salen despacio hasta que los arquea tal y como le piden. Hacer que Ingrid se corra rápidamente un par de veces sólo con los dedos es algo que le infla el ego, pero a Mapi le gusta también la lentitud y se toma el tiempo necesario para reconocerla con la lengua y los labios, saborearla y dejar que sus gemidos se confundan.

-No busco una relación ni nada serio-aclara Mapi por si acaso, mordisqueando el cuello de Ingrid incansablemente.

-Tampoco yo-jadea la pelinegra.

Así es como comienzan su relación casual basada en el sexo y la necesidad de satisfacerse mutuamente. Y vaya qué lo hacen. En Agosto fue buenísimo; en Setiembre, delirante; Octubre fue glorioso; en Noviembre sigue siendo espectacular; Diciembre es todo gemidos y largas charlas entre sábanas; para Enero las cosas se empiezan a complicar un poquito.

Mapi es una amante considerada y atenta, Ingrid nunca ha estado con alguien tan pendiente de sus necesidades y es un descubrimiento novedoso y agradable. Y lo retribuye siempre. El placer es mutuo.

Se ven cada tanto porque por más que vivan en la misma ciudad tienen agendas diferentes y ocupadas-o eso quieren hacer creer la una a la otra sólo para mantener la informalidad-y cuando se ven, no utilizan tanto las palabras sino que se dedican a actividades más calientes y sudorosas. Es justo decir que no pueden quitarse las manos de encima.

Mapi asiste a uno de los partidos de Ingrid allá por Setiembre y le levanta el pulgar un par de veces junto a uno que otro guiño de ojos pícaros, para deleite del público y los posteriores videos que circulan, aunque Ingrid lo que menos busca es generar repercusión o ideas equivocadas.

Y esa misma noche, entre las sábanas tibias, tienen la única charla medio decente en mucho tiempo. Acerca de deportes.

Ingrid tiene que explicarle las innumerables reglas del vóleibol y en qué consiste cada posición, sobre todo la suya, de central. Ambas ríen ante la coincidencia pero enseguida notan que ser central jugando fútbol es distinto a serlo jugando vóleibol. Mapi tiene el entrecejo fruncido en todo momento y promete asistir a otro encuentro ahora que sabe cómo funciona y no va a sentirse tan tonta viendo cómo cada jugadora va rotando en cancha.

Ingrid quiere decirle que no lo haga, que la gente sigue hablando y ella lo odia, pero no lo hace en ese momento y lo pospone dentro de su mente inquieta; después de todo no es nada serio, no hay tiempo para eso de ir a los partidos de cada una ¿no sería mejor llevar todas sus actividades juntas en la cama y punto, si quedó implícito que se buscan para follar y aliviar tensiones?

Ingrid pensó que sería cosa de una vez pero siguió pasando muchas veces más y no hay que hacer una tormenta de ello, son adultas, sabrán afrontarlo cuando una de las dos ya no quiera seguir.

 

Entonces ¿por qué le molesta ver a Mapi tan amigable con esa chica alemana, la que es el fichaje más reciente?

Llevan unos cuantos meses siendo casuales y el trato ha funcionado hasta cierto punto; ahora le resulta obvio que la española ya se cansó. Todas esas conversaciones últimamente antes o después del sexo, el conocimiento que poco a poco una tiene de la otra, no significan nada, el descubrir lo mucho en común que tienen, las risas y sonrisas que se sacan, no vale nada.

Ingrid aleja la mirada de ambas y se concentra en las burbujas de champán que rebotan y se rompen contra la copa.

Debe pensar seriamente en su futuro en lugar de dirigir su atención a cosas que la distraen, va a ser una agente libre y puede que haya sondeos interesantes aun cuando el Barcelona quiere conservarla. Sí, primero el trabajo adonde sea que la lleve.

Tiene que terminarlo esa misma noche, decide, dejar que Mapi siga con su vida, sus conquistas o lo que sea y ella seguir con la suya. Lo que tienen, lo que sea eso, no las conduce a nada.

Pero ni siquiera han hablado sobre si se verán esa noche o no ¿cómo se lo dice? Es informal. No es serio. Se lo sigue repitiendo hasta el cansancio.

Falta un rato para que la cena de la Barça Foundation termine, pero no puede esperar mucho.

-Me voy.

-Es temprano, no seas aguafiestas-dice Esmee-no quieres dejarme con todas las de fútbol ¿o sí?

-Conoces a Aitana. Y están Irene y Patri para que no quedes en desventaja.

-Desearía haber faltado como hizo Frido-murmura Esmee entre dientes.

-Eso no habría sido justo.

Lo bueno de que no estuviera la sueca es que no podía bombardearla con “te lo dije” “te gusta para novia” “quieres más con ella” y todas esas cosas que decía últimamente y que a Ingrid le parecían inconcebibles e insensatas.

Deja la copa al primer camarero que divisa y sale lo más discretamente posible. No quiere llamar la atención de nadie, mucho menos de Mapi que apenas la miró.

Mapi nunca la mira cuando están en público, como si fuera un pecado y nadie supiera en lo que andan. Pero claro, ella misma se lo buscó cuando le pidió que no fuera más a verla jugar, que la gente hablaba y los chismes corrían ¿y ahora le recrimina mental e irracionalmente a la defensora que no le da ni un solo vistazo y pasa de ella?

Esto se le está saliendo de las manos y volviéndose complicado sin necesidad.

-Ingrid, oye, espera.

Mapi camina a paso rápido hasta ella con una expresión pensativa, como pensando qué decir.

-Te vas temprano.

-Esto, sí, me duele la cabeza-miente sin saber por qué lo hace.

Mapi asiente y se toma unos segundos.

- ¿Puedo ayudarte con eso?

No lo duda ni un segundo y se marchan a la casa de Mapi. Más tarde le va a decir que ya no quiere seguir con lo que tienen, antes de irse, se promete hacerlo. Sigue posponiendo todo cuando se trata de la española.

Mapi se mueve por la habitación buscando algunas cosas e Ingrid se pone cómoda acostándose y cerrando los ojos para apagar la mente un instante. Ni siquiera los abre cuando siente la presencia tranquila de la española sobre ella y las yemas de los dedos haciendo presión en sus sienes y masajeando el cuero cabelludo suavemente.

- ¿Puedo darte un masaje? -el tono grave y bajito saca a Ingrid del letargo.

Mapi tiene una media sonrisa y un frasco de aceite en la mano y está expectante.

Ingrid se desnuda muy lentamente, un poco a propósito, y no aparta los orbes verdes de los color ámbar que no se pierden un solo movimiento. El momento previo suele ser tan bueno como lo que sucede a continuación.

Ingrid se tumba boca abajo y Mapi se sube a horcajadas presionándose contra su trasero, untando un poco de aceite que huele genial y pasando las palmas y las yemas muy lentamente, como una tortura pero de esas placenteras, y ellas conocen de eso. Es todo placer.

El masaje es relajante pero también estimulante y no puede evitar los sonidos de satisfacción que escapan, jadeos, suspiros y un gemido que hace que Mapi se presione más y le deje un beso en el hombro.

-Date la vuelta-pide Mapi.

Mapi tiene los ojos oscurecidos y su expresión es de deleite.

-Siempre las vistas son maravillosas-murmura roncamente comenzando a pasar las manos por el torso de Ingrid, bajando hasta los abdominales, subiendo hasta rozar los pezones enhiestos que reclaman más atención que esa.

Se inclina y el beso es hambriento e Ingrid ni siquiera duda un segundo en corresponderle, perdiéndose al instante en la boca que reclama cada rincón como si la estuviera devorando. Los labios de Mapi son gentiles pero implacables y siempre saben lo que provocan en ella; si ya estaba mojada con el masaje, ese beso sólo genera que la capa líquida que siente en la entrepierna se agudice. Siempre tan fácil.

-Por favor-y sí, también suele suplicar.

- ¿Qué?

-Tócame.

-Te estoy tocando, preciosa-Mapi sonríe contra su cuello socarronamente.

-Tócame más.

Mapi presiona su boca por el cuello de Ingrid, a cada costado, chupa el lóbulo de la oreja izquierda y pasa la punta de la lengua donde el pulso late salvaje. Al mismo tiempo, lleva una de sus manos hasta donde Ingrid la necesita.

-Siempre tan lista para mí-el tono sorprendido hace suspirar a Ingrid.

-Sí.

-Eres preciosa.

-Por favor.

Mapi pasa los dedos perezosamente y no se pierde un solo gesto de la noruega, encantada ante tanta súplica. Y baja también con lentitud para probarla y degustarla tal y como le fascina hacer.

A Ingrid le gusta mucho la lengua de Mapi, le encanta sus dedos y manos, sus labios, pero su lengua está arriba de todo, y así la hace sentir cuando alcanza el clímax minutos después, en la cima del mundo, en un espiral infinito.

-Me alegra poder contribuir a que tu dolor de cabeza pase-dice Mapi y se tiende a su lado, el cuerpo semidesnudo casi rozándola.

Ingrid apenas puede pensar y eso no se debe únicamente al orgasmo. Tiene que decir algo y nada sale, en cambio, se gira hacia Mapi y la besa con confianza dejando en claro lo que pretende.

-No, no esta noche-Mapi se aparta suavemente-si te duele la cabeza, descansa, ya habrá tiempo.

Además de todas las grandes cualidades de la española, también es muy considerada, y aunque a Ingrid realmente no le dolía la cabeza, sí que está cansada por muchos pensamientos que se agolpan delante de todo en su mente.

-De acuerdo…yo… ¿debería irme? -balbucea, incorporándose. Si ya han terminado, es lo que debe hacer. Algunas pocas veces se han quedado a dormir una con la otra últimamente, y la clase de intimidad que eso provoca, no es buena y ambas le rehúyen.

-Si quieres-Mapi vacila un instante-o puedes quedarte, me da lo mismo, en serio.

-Puedo irme mañana muy temprano entonces ¿tienes entrenamiento?

-Día libre ¿y tú?

-También-Ingrid mira a Mapi sacarse la poca ropa que lleva puesta-me iré temprano, lo prometo.

-Está bien-Mapi busca ropa para dormir y se la pasa. Las dos se visten en silencio.

Ni Ingrid se marcha temprano ni tampoco les queda mucho tiempo juntas.

En cuanto la noruega se despertó y notó el brazo aprisionándola y el calor de Mapi inundándola, se alejó lista para irse con el corazón prácticamente en la garganta, sin contar con una Mapi somnolienta diciendo que se quede, o más bien, pidiéndolo suavemente.

Se quedó, comieron algo, hablaron y vieron programas basura en la televisión. Mapi le prestó una gran sudadera y una chaqueta que prometió devolver y se fue a su propio piso casi cuando el día moría, muy cerca de quedarse a pasar esa noche también, lo que habría estado muy mal.

Adiós a eso de no involucrar sentimientos porque desde algún lugar escondidos comenzaban a asomar.

 

A mediados de Enero, Ingrid sale del entrenamiento y recibe la llamada. Lo estaba esperando, sabía que era algo que podía darse y la alegría hace que de un salto de pura emoción y Frido y Esmee no entiendan nada.

- ¡Me quieren de Turquía! -exclama.

Es un paso importante en su carrera, uno muy bueno, y sus amigas lo saben y se alegran por ella.

Si bien el vóleibol es profesional en el Barcelona y la liga competitiva y muy buena, y ella tiene una buena oferta para renovar su contrato, jugar en Turquía y para el Vakif Bank es un gran privilegio, y que la quieran a ella lo hace sencillamente alucinante. Es uno de los mejores clubes a nivel mundial.

Con Barcelona ganó muchos torneos locales pero todavía les cuesta adentrarse en el plano internacional, con el equipo turco puede aspirar a mucho más.

Llama a sus padres y les cuenta la buena nueva en ese preciso instante.

- ¿Qué pasa con Mapi?

- ¿Cómo qué pasa con Mapi? -le devuelve la pregunta a Esmee mientras van en el coche desentendiéndose completamente.

-Sales con ella.

-No, no lo hacemos-niega, lo que es cierto, y que haya algún que otro sentimiento romántico no es relevante en este punto-nos vemos, ya sabes…para…ya sabes.

Esmee se ríe de las mejillas arreboladas y el tartamudeo espantoso, y sacude la cabeza.

-Si tú dices.

Sí, se autoconvence de que no importa, compartieron algunos momento calientes y punto. Y otros menos calientes y más especiales, y tampoco importa.

Cuando la adrenalina de la noticia pasa un poco, piensa en la vida tan apacible y especial que lleva en Barcelona. Ama la ciudad, ama todo de su vida allí y pensar en mudarse otra vez le provoca un nudo enorme en la garganta. Ya se ha mudado antes pero realmente pensó que pasaría mucho más tiempo allí, que echaría raíces como si el trabajo fuera a permitírselo.

No le cuenta a Mapi, no en ese momento porque no sabe cómo abordarlo, y luego pasan algunas semanas y febrero llega y no hay mucho más tiempo para evitarlo. No se han visto tan a menudo y Mapi se disculpó por ello como si debía hacerlo.

Para Ingrid así fue mejor. Más tiempo para ‘desencariñarse’-porque llegó a la tonta conclusión de que hay un poco de cariño-y hacerse a la idea de que todo iba a concluir.

Pero ahora ya debe decírselo, aunque no tenga la obligación, no son nada serio y lo dejaron claro desde el principio. Pero al menos decir un adiós.

-Me voy a Turquía-y lo suelta sin más dilación, cuando Mapi se está vistiendo lista para marcharse.

-Lo sé-susurra Mapi.

Lo sabe pero nunca dijo nada.

-Es por un año y medio.

-Me alegro por ti, sé que Turquía tiene una de las mejores ligas de vóleibol-Mapi sigue vistiéndose y ahora a toda prisa.

-Sí, es un enorme paso en mi carrera y me hace ilusión, es todo con lo que he soñado.

-Me alegro por ti-repite Mapi como algo automático.

-No te dije nada antes porque…bueno, es algo de última hora, en realidad pensaban contratarme en el verano.

Ingrid sacude la cabeza ante la media mentira y lo patético que se oye.

-No hace falta que me expliques.

-Ya, bien. Esto que tenemos…los encuentros…

Ante eso, Mapi se da vuelta y espera atenta. Ingrid no puede leer su expresión, parece tallada en granito.

-No puede continuar, ya sabes, sería una locura con toda esa distancia. Ya una vez hice distancia con una novia y no funcionó para nada, fue horrible, y al final estaríamos esperando para vernos unos pocos minutos Dios sabe cuándo-lo que Ingrid dice suena más como un montón de excusas, así que deja de divagar y se calla.

-Está bien, tienes razón, y además no somos novias-asiente Mapi unos segundos después y su expresión es inescrutable-fue un buen rollo y fue bonito mientras duró.

-Bueno, me alegra que lo resolvamos tan bien.

Sin embargo, no se siente mejor al decir eso y hace doler un poquito el centro del pecho.

- ¿Cuándo te vas? -Mapi se abrocha los últimos botones del abrigo y lo alisa innecesariamente con manos que tiemblan levemente, apenas perceptible. Ingrid no lo percibe, ocupada en los enredos que está creando dentro suyo.

-En un par de semanas.

- ¿Puedo planear un último encuentro para nosotras? -pregunta la defensora con un tono cuidadosamente neutro.

-Sí, me gustaría.

Mapi la lleva finalmente al Hotel Vela que Ingrid deseaba conocer, al de las vistas espectaculares, y lo que menos hacen es contemplarlas, al menos las de afuera.

Cuando Mapi pensaba en las grandes vistas, tenía a Ingrid en mente, completamente desnuda y preparada para ella, o vestida toda de encaje negro y seda brillante, bebiendo champán y gozando con sus dedos y labios. Y eso es exactamente lo que obtiene por última vez.

 

Forward
Sign in to leave a review.