Cambiando el destino de la casa targaryen

House of the Dragon (TV) A Song of Ice and Fire - George R. R. Martin
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Cambiando el destino de la casa targaryen
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El reencuentro

 Rhaenyra

 

— Señores, vayamos al salón del trono a recibir a mi tío — dijo a los señores que estaban con ella

— Sí, su gracia — dijeron ambos, y los tres se dirigieron al salón del trono.

— Lord Westerling, pida que mi tío se dirija directamente al salón del trono. Quiero reunirme inmediatamente con él — ordenó.

 El señor comandante cumplió inmediatamente con la orden y envió a un soldado para que le dijera al príncipe que se dirigiera rápidamente al salón del trono para reunirse con la reina.

 

Daemon

 

 Desmontó de Caraxes, y los guardianes lo guiaron a su cueva. Los guardianes estaban sorprendidos de verlo, y no los culpaba; este era el exilio más corto que tuvo. Cuando estaba a punto de montar a caballo, llegó un soldado y le dijo que la reina lo esperaba en el salón del trono. Estaba prácticamente desesperado por ver a su esposa, así que fue lo más rápido que pudo. Cuando llegó a la fortaleza, se dirigió al lugar donde ella lo estaba esperando. Cuando las puertas fueron abiertas, la vio en el trono; ella estaba hermosa, y aunque fue una verla tan sorprendente en su forma de adolescente, no podía evitar ver en ella a su esposa, la madre de sus hijos, el amor de su vida, su llama gemela. No podía esperar para estar a solas con ella y arreglar todo lo que estaba mal entre ellos y poder volver a estar juntos como esposos finalmente.

 — Sobrina, es un gusto verte — dijo con su voz arrogante habitual, pero en sus ojos se veía otra emoción, una que solo Rhaenyra podía descifrar. En sus ojos se mostró el amor y la devoción que tenía por su esposa, y Rhaenyra mostró las mismas emociones en los suyos.

 — Tío, siempre es un placer para mí verte, aunque lamento que sea en estas circunstancias. Como te conté en la carta que te envié, mi padre fue encontrado en su habitación sin vida. Espero que hayas podido traer al maestre Gerardys para que pueda examinar el cuerpo de mi padre y pueda encontrar la causa de su muerte — dijo con voz seria y firme.

 — Claro, él está de camino a la fortaleza, está viajando en un carruaje. Debe estar por llegar pronto — dijo serio, dejando de lado la arrogancia que antes había en su tono.

— Le envié una carta a la princesa Rhaenys para que venga a la capital. Tengo algo importante que conversar con ella, y es necesario hacerlo en persona. Debería llegar en unas horas — informó. — Me gustaría que nos reuniéramos los tres en mi solar, y cuando el gran maestre termine con su examen, quiero que estén presentes para escuchar su veredicto sobre la muerte de mi padre —. Ella estaba seria, y Daemon se dio cuenta de que lo que quería decirles a ellos era un tema complicado. Unos momentos después, se abrió la puerta, y se anunció al maestre Gerardys.

 — Su gracia, lamento su pérdida. El príncipe me dijo que usted deseaba que examinara el cuerpo del rey para determinar la causa de su caída — dijo Gerardys con voz compasiva.

 — Le agradezco por cumplir mi petición, aunque haya tenido que viajar en dragón. Es algo que valoro mucho, gran maestre.Uno de las capas blancas lo escoltarán hasta la habitación en donde las hermanas silenciosas dejaron el cuerpo de mi padre. Les ordené que no hicieran nada más allá de lo necesario para conservar el cuerpo para que usted pudiera revisarlo — Rhaenyra se levantó del trono y bajó los escalones hasta situarse en el piso. Las capas formaron filas a su alrededor y caminaron fuera del trono blanco, siendo seguidos por el príncipe y el gran maestre.

 — Tío, acompáñame a mis aposentos mientras el gran maestre comienza con su trabajo —. Cuando llegaron a sus aposentos, ambos entraron, y las puertas fueron cerradas detrás de ellos. Ellos se vieron fijamente durante lo que ellos pensaron que fue un largo tiempo, pero realmente duró tan solo un segundo, y luego se abalanzaron a los brazos del otro y se besaron como si no hubiera un mañana.

Estaban desesperados por volver a estar juntos, después de todo, hacía realmente mucho tiempo que no estaban juntos. Él estuvo en Harrenhall durante muchas lunas antes de morir, y durante ese tiempo solo se vieron una vez.

Se separaron y se quedaron mirando a los ojos, recordando el tiempo que tuvieron juntos y durante el que fueron tan felices.

— Lo siento — dijeron ambos al mismo tiempo.

— Lamento tanto haber desconfiado de ti, debería haber sabido que nunca me traicionarías. No sé en qué estaba pensando. Pero debes saber que yo jamás pedí que te arrestaran o mataran. La orden era que arrestaran a Nettles para interrogarla y descubrir si estaba enterada o formaba parte del plan de las semillas de dragón que nos traicionaron — dijo ella, su voz mostraba su arrepentimiento y la sinceridad de lo que estaba diciendo.

— Yo también me arrepiento de muchas cosas que hice. Sé que no estabas en tus cabales cuando tomaste esas decisiones. Sé que perder a nuestros hijos destruyó tu corazón y tu mente. Lo entiendo completamente, y quiero que sepas que te perdono y espero que tú puedas perdonar mis acciones precipitadas. Era la única manera que encontré para aliviar el dolor que tenía, por la pérdida de nuestros hijos, la guerra que teníamos que librar y sobretodo por sentir que nos estábamos perdiendo el uno al otro — habló él, mirándola a los ojos, transmitiendo el amor y adoración que sentía por su esposa.

— Quiero que sepas que jamás te engañé. Nunca estuve con otra mujer luego de que nos casamos. Eras la única para mí. Te deseaba desde hace mucho tiempo, y cuando al fin te pude tener, no vi a nadie más de esa manera. Ni siquiera a Laena la pude amar. La apreciaba y estaba agradecido con ella por darme a nuestras hijas, pero ni siquiera pude encontrar en mí un motivo para tratar de amarla. En mi corazón solo estabas tú, y siempre lo estuviste. Aunque amaba a mis hijas, nunca pude evitar querer que las cosas fueran diferentes, que hubiéramos podido casarnos desde el principio, que tú seas la madre de mis hijos y mi única esposa, como siempre quise — se sinceró ante ella como antes no pudo hacerlo.

— Yo también deseaba lo mismo. Amaba a mis niños y aprendí a querer a Harwin, pero nunca pude amarlo como sabía que él se merecía ser amado. Traté de amarlo, no te miento. Me sentí muy lastimada por tu abandono, y él fue mi único consuelo hasta que llegaron los niños, y deseé y recé a los dioses para que me permitieran amarlo y olvidar el amor que te tenía, pero jamás lo logré — ella dijo con sinceridad, quería que fueran sinceros desde ahora, para saber cómo continuar con su relación.

— No te culpo por eso. Sé que hice mal al no hacer lo que me pediste e irme de esa forma, y es algo de lo que me arrepentí aún diez años después. Quiero que nos casemos ahora. Extrañaré a mis hijas, pero no puedo ni quiero volver a estar separado de ti — él estaba nervioso, sabía que ella amaba a sus hijos y no estaba seguro de lo que ella quería hacer, tal vez ella querría casarse con Harwin para recuperar a sus hijos.

— Yo tampoco puedo. Y aunque me destroza el corazón no poder recuperar a nuestros hijos, sé que no podría casarme con alguien que no seas tú. Nos casamos bajo nuestra fe, y es algo que nos une para siempre. Así que quiero que nos casemos lo antes posible — ella lo miró sonriendo al pensar en casarse una vez más con Daemon.

Daemon estaba exultante de felicidad, y una gran sonrisa ocupó su rostro. Cuando estaba a punto de volver a besar a su esposa, se escuchó el característico sonido del rugido de un dragón. Solo podía ser una persona.

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