Cambiando el destino de la casa targaryen

House of the Dragon (TV) A Song of Ice and Fire - George R. R. Martin
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Cambiando el destino de la casa targaryen
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Chapter 2

El Lord Comandante, ser Harrold Westerling, se encontraba un poco preocupado, ya que si bien no era demasiado tarde, sí era más tarde de lo que el rey acostumbraba levantarse. Él no estaba de acuerdo con lo que estaba sucediendo desde hacía unos días, que lady Alicent entrara en los aposentos del rey sin acompañante no era apropiado. Si bien no creía que el rey hiciera algo indebido, seguía siendo algo que no debería estar sucediendo. Lady Alicent debería estar haciendo compañía a la princesa, no leyendo libros al rey a altas horas de la noche.

Él quería a la princesa Rhaenyra como si fuera su hija, estuvo con ella durante gran parte de su vida, y presenció toda su infancia, ya que siempre estaba con ella como era su deber como su escudo jurado. Le dolía ver a la princesa tan triste y sola, perdió a su madre, hermano y su tío fue desterrado un día después de tener que ordenar a su dragón que quemara los cuerpos de su madre y hermano. El rey no pasaba tiempo con ella, más del requerido y no le dirigía la palabra si no hacía falta. Eligiendo en su lugar encerrarse en sus aposentos con su modelo valiryo.

Saliendo de sus pensamientos, decidió llamar a la puerta del rey. Al no recibir respuesta, creyó que tal vez seguía durmiendo. Sin darle más importancia, decidió esperar un rato más, permaneciendo en su puesto. Unos momentos después, vio llegar a una persona que no era del todo de su agrado.

—¿El rey está en sus aposentos? —preguntó Otto Hightower, Mano del Rey.

—Toqué su puerta hace unos minutos y no recibí respuesta —le dijo.

—Entremos, el rey debía reunirse con el consejo privado, tiene una gran noticia que dar —dijo Otto.

Al abrir la puerta, vio al rey sentado en una silla junto a su modelo valiryo, parecía como si estuviera en un sueño profundo, seguramente debido al vino que bebió la noche pasada.

—Su gracia, el señor Mano desea hablar con usted —dijo en voz alta, buscando sacarlo de su sueño.

No recibió respuesta, se acercó y movió suavemente al rey. Notó que el rey estaba frío y no respiraba, estaba indudablemente muerto. Aún un poco sorprendido, dijo con voz baja e incrédula:

—El rey está muerto.

Su voz sonaba temblorosa. Lord Hand se quedó inmóvil y unos segundos después habló.

—¿Qué? ¿Cómo puede ser posible?

Se acercó a comprobarlo él mismo y al darse cuenta de que era verdad, se quedó paralizado unos minutos. Ambos se sumieron en el silencio. Ser Harrold pensaba en cómo haría para comunicarle a la princesa que había perdido al único padre que le quedaba, y no solo eso, debía asumir una gran responsabilidad, se convertiría en la primera reina gobernante de los siete reinos.

Saliendo de su estupor, habló.

—Llamaré a las hermanas silenciosas y luego se lo comunicaré a la princesa Rhaenyra.

Hizo ademán de salir, pero la voz de Lord Hand lo detuvo.

—No hará falta comunicarle aún tan terrible noticia a la princesa, primero debemos decidir quién gobernará los siete reinos —dijo Otto rápidamente.

—Reúne a los miembros del consejo, pero no le comuniques la noticia de la muerte del rey Viserys —dijo Otto.

Él no estaba de acuerdo con eso, la princesa era ahora la gobernante, nombrada heredera por su padre.

—Sí, Lord Hand —dijo.

Le dio un asentimiento y salió de la habitación. Fingió estar de acuerdo, pero apenas tuvo la oportunidad, se dirigió a los aposentos de la princesa Rhaenyra.

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