¿Rendirnos? ¡Jamás!

Harry Potter - J. K. Rowling
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¿Rendirnos? ¡Jamás!
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Mentiras

Categoría: Ejército de Dumbledore.

Prompt: Mentiras.

Condición general: Debe tener un final abierto.

Palabras: 490

 

Evangeline Lestrange podía decir que había tenido una vida tranquila en su natal Noruega, lejos de la influencia de su padre, el mortífago Rabastan Lestrange.

Su madre, una hermosa bruja sangre pura con quien había tenido un juvenil romance, la había enviado al Instituto Durmstrang donde ella también había sido educada, pero cuando su padre escapó de Azkaban empezó a visitarla con frecuencia. Luego, cuando Voldemort tomó el control del ministerio británico y de Hogwarts, la había trasladado de colegio para completar sus estudios y así tenerla más cerca. Como uno de los hombres de confianza del Señor Tenebroso, Rabastan le había dicho que ella sería muy útil y caería en gracia de su señor si lograba sacarle información al ED sobre el paradero de Harry Potter. Y qué mejor que utilizar su belleza e ingenio, pero sobre todo, conocimientos en artes oscuras, para obtener lo que se propusiera en la vida.

Por eso es que, a base de mentiras y aprovechándose de sus encantos, se había acercado a aquel amable pero torpe muchacho de Gryffindor. Lo había visto enfrentarse a los Carrow, y cada vez estaba más deteriorado físicamente, por lo que evidentemente formaba parte del grupo que su padre había mencionado. 

Esa mañana junto al Gran Comedor, Evangeline estaba intentando una vez más engatusar a Seamus cuando fue interrumpida por Ernie Macmillan, quien de repente le lanzó un desmaius. Al despertar, estaba en un aula que no reconoció, sentada en una silla con los pies y manos atados. Divisó en un escritorio, su varita, y sentados en la oscuridad, varios alumnos a quienes no podía identificar claramente probablemente por el efecto del hechizo.

—¿Qué información buscas, Lestrange? —le preguntó una voz ronca.

—Requiero la ubicación actual de Harry Potter —se escuchó decir sin haberlo podido evitar, adivinando inmediatamente que habían aprovechado su momento de inconsciencia para darle veritaserum—. ¿Qué me han hecho? ¡Esto es ilegal! —gritó indignada intentando recordar algún encantamiento que pudiera realizar sin varita que la ayudara a salir de la situación, lamentándose no haber practicado más cuando sus profesores y padres se lo habían aconsejado.

—¿Y qué harás con esa información? —preguntó esta vez una mujer. Era evidente que modificaban sus voces para no ser reconocidos.

—El Señor Oscuro quiere dar con él para terminar de una vez por todas esta guerra —dijo nuevamente en contra de su voluntad—. Lo que sea que anden buscando, no lo encontrarán nunca. No tienen ni idea del poder de esa magia oscura. ¡Todos pagarán por esta osadía, mi familia es muy poderosa! ¡El mismo Lord Voldemort vendrá hasta ustedes y los eliminará como las cucarachas que son! ¡Suéltenme! —gritó—. ¡Los acusaré con el director, el profesor Snape! ¡Los Carrow no tendrán piedad cuando les cuente lo que han hecho con la hija de Rabastan Lestrange!

Lo último que la joven divisó fue a un chico rubio alzando su varita y una cegadora luz iluminando la estancia…

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