
Desilusión
Categoría: Ejército de Dumbledore.
Prompt: Desilusión.
Palabras: 499
Neville estaba ilusionado porque tendría la oportunidad de mejorar sus destrezas defensivas. Sabía que Harry sería un gran profesor y les enseñaría bien. Lo único que le preocupaba era que las salidas a Hogsmeade no les iba a permitir tener clases con la frecuencia ideal. Además, temía que fuera más fácil descubrirlos si alguien notaba que casi treinta alumnos de Hogwarts entraban misteriosamente a una lúgubre taberna y no consumían nada. Tampoco era que ese lugar fuera del tamaño apropiado para albergarlos a todos.
Estos eran los pensamientos que le embargaban mientras vagaba por el séptimo piso del castillo hacia su siguiente clase, cuando de pronto, una puerta se materializó a su derecha, asustándolo. Le extrañó porque siempre había visto sólo una gran pared; cerciorándose que no había nadie alrededor, abrió la puerta con algo de temor y descubrió una amplia sala equipada con todo lo que podrían necesitar para sus clases. Al salir, notó que la puerta desapareció. No podía esperar para contarles a los demás su descubrimiento, pero tuvo que esperar hasta el almuerzo.
Sin embargo, todos los del ED se llevaron una desilusión pues al salir del gran comedor, se encontraron con el Decreto Educativo Número Veinticuatro impuesto por la suma inquisidora, en el que les prohibía a los alumnos reunirse sin su aprobación. Evidentemente de alguna forma, Umbridge se había enterado.
—Eso no va a ser problema —tranquilizó Harry más tarde—. Neville encontró el lugar perfecto para nuestras reuniones. Investigué con Dobby y le llaman “La Sala de los Menesteres”, porque se adapta a las necesidades de quien la requiera usar.
Neville se sentía orgulloso de haber aportado una idea que fuera del agrado de Harry, pues siempre había sido más bien algo retraído, así que días después, durante su primera clase, puso todo su empeño en que el encantamiento de desarme le saliera bien, aunque se sabía que era un hechizo simple.
—¡Expelliarmus! —gritaba concentrándose en sus palabras teniendo a Harry enfrente como su pareja pues nadie había querido practicar con él.
Luego de varios intentos, lo logró, aunque lamentablemente no le fue bien con los impedimenta, reducto o desmaius por más que lo intentaba en esa y las siguientes clases, y sus ánimos empezaban a bajar pues veía con tristeza, que no avanzaba tan rápido como sus compañeros y era el objeto de burla de Zacharias Smith.
—No te preocupes —lo animó Luna—. Todos deben ir a su propio ritmo. Lo bueno es que no desistas, sino que lo sigas intentando hasta que salga bien.
No fue hasta que salió la noticia de la fuga masiva de mortífagos de Azkaban, entre los que estaban los tres que habían torturado a sus padres hasta la locura al final de la Primera Guerra Mágica, que internamente se produjo un cambio en él, tanto que empezó a mejorar más rápido que los demás, llegando a ser casi tan bueno como Hermione, lo que lo motivaba aún más. Luna también era un gran apoyo para él.