
Sala común
Categoría: Ejército de Dumbledore.
Prompt: Sala común.
Palabras: 492
Ron había observado con curiosidad la reacción de Harry cuando Hermione le contó que había más personas interesadas en llegar a la reunión. Ella se lo había dicho horas antes y él se había sorprendido también. Siempre se había sentido orgulloso de tener un amigo del calibre de Harry Potter y ahora se redoblaba ese sentimiento al saber que el mismo niño que vivió sería su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Esa misma tarde, Ron y sus dos mejores amigos se sentaron frente al fuego de la chimenea en la sala común para comentar horarios, integrantes y otros aspectos importantes del grupo que estaban formando.
—Debemos establecer un nombre —dijo Ron, quien llevaba varios minutos barajando posibles opciones—. ¿Qué les parece Todos contra Umbridge ? —propuso divertido.
—Estaría genial, pero no quiero ni imaginar lo que ella nos haría si llegara a enterarse —respondió Harry frunciendo los labios.
—Harry tiene razón. Podemos usar alguna abreviación; de ese modo, se reduce el riesgo —comentó Hermione como siempre aportando las ideas más sabias— Tenía pensado ED: Ejercicios de Defensa.
—No está mal: corto y directo al punto… anótalo en el pergamino —propuso Harry.
Hermione se dispuso a escribirlo, pero Ron la detuvo…
—Espera, ¿qué tal " Ejército de Dumbledore ”? Suena más intimidante y aprovechamos la abreviatura que propuso Hermione.
—Me gusta —dijo Harry con una sonrisa, aunque Ron sabía que él no estaba aún muy convencido con la idea de dar clases.
—Ahora: somos casi treinta, varios de ellos están en otras actividades extra-horario, como Quidditch y Clubes. Debemos adaptar los horarios de modo que todos puedan asistir. Conseguí los horarios de las próximas salidas a Hogsmeade ; creo que podemos hacer las reuniones en Cabeza de Puerco —mencionó Hermione al tiempo que sacaba otro pergamino de su bolsa.
—¿Confías en el cantinero? Podría delatarnos. Sabes que no podemos arriesgarnos a que nos descubran; nos podrían acusar de conspiración contra el ministerio y no quisiera recibir un vociferador de mamá regañándome por saltarme las normas. Fue muy vergonzoso en segundo año —dijo rascándose la cabeza—. O sea, sé que siempre rompemos las reglas, pero esta vez es diferente.
—La verdad es que no… no confío —confesó ella— pero no tenemos otra opción. De momento, es el lugar más seguro fuera del colegio. A menos que vayamos a la Casa de los Gritos, pero no creo que los demás se atrevan a poner un pie en ese lugar; antes preferirían tener las lecciones en la misma oficina de la cara de sapo —prosiguió apretando la boca con una falsa sonrisa.
Esa noche Ron durmió plácidamente; estaban desafiando a Umbridge en sus propias narices y de paso, le emocionaba pensar que estaban preparándose para la inminente guerra.
Contrario a lo acostumbrado un lunes, Ron se levantó de buen humor. Su ánimo mejoró aún más cuando durante el almuerzo, Neville se acercó a ellos y alegremente les informó que había encontrado el lugar perfecto para las reuniones.