
Chapter 26
Vi se pone tensa en el momento en el que empieza a sonar la alarma en el refugio. Todos ahí saben lo que significa.
Corre hasta la puerta, respirando con fuerza. Ya hay gente reunida ahí, todos esperando las novedades.
—¡Ambessa se está moviendo! —grita el informante, para que todos puedan escucharlo—. ¡Viktor va con ella! ¡Están yendo para Piltover!
Los susurros no tardan en llegar, mientras algunos de ellos ya se alejan, listos para prepararse. Sabe que no pueden tardar mucho en actuar, el tiempo es la clave de que todo pueda salir bien.
—¡Hora de actuar, chicos! —grita ahora Ekko, dando un paso al centro del círculo de gente que se ha formado—. Estamos listos para esto. Sabéis vuestras posiciones. No actuéis solos como héroes. Volvamos todos a casa después de esto.
Hay un momento de caos cuando la gente se aleja a toda velocidad, para agarrar lo que han estado preparando.
Al menos han tenido unos días para poder planear todo, pero Vi sigue sintiendo la ansiedad corriendo por su cuerpo. No pueden permitirse fallar ahora, un solo error... Les puede costar muy caro.
Siente una mano en su hombro, sobresaltándola por un momento.
Se gira, sacudiendo la cabeza. Necesita centrarse ahora, tiene cosas que recoger y asegurarse de que todo esté bien.
Caitlyn esta detrás de ella, aún con la mano en su hombro con fuerza. Su expresión se ve llena de preocupación, mientras mira a Vi con intensidad.
—Ten cuidado, no te hagas la heroína, ¿vale? Te cubriré desde arriba —dice Caitlyn, con su voz suave y dulce.
—Tú tampoco te hagas el héroe, aún no me has pedido ser tu novia —bromea Vi, intentando aliviar la tensión que siete en el cuerpo.
Vi la atrae en un beso rápido, es lo único que puede permitirse antes de salir a pelear. A luchar por su ciudad.
—¡Vamos, chicas! —se queja Powder por detrás de ellas, con tono de disgusto—. ¡Hay cosas que hacer!
Vi se separa de Caitlyn, pero no sin antes rozar su frente contra la de ella en un último gesto de promesa silenciosa.
Después de eso, se dirige a donde tienen las armas pesadas. Con sus guantes es mucho más fácil para ella poder cargar con esas cosas.
Al menos no tienen que cargarlo todo. Han estado dejando cosas a los ejecutores leales a Caitlyn, que ya han dejado varias trampas preparadas para la llegada de Ambessa.
Puede ver como Jinx se despide de Isha, que se queda con los demás niños y un par de personas cuidándolos. Casi todo el refugio se ha unido a la batalla, y realmente cree que tienen una oportunidad.
—Vamos, ¡por Zaun! —grita alguien, mientras la gente ya comienza a salir del refugio, totalmente armados.
Le da una mirada rápida de nuevo a Caitlyn, esperando que la mujer entienda su preocupación. Pase lo que pase, ambas tienen que volver a casa.
Ni siquiera sabe cuál es su casa aún, no ha tenido tiempo para ello. Solo quiere que todos estén bien al final de día.
— —
El caos ya está en marcha cuando llegan al cruce de Piltover. Pero no hay lugar para el miedo ni las dudas. Están ahí para luchar por su ciudad, por su libertad.
Los ejecutores han puesto barreras para que no pasen al otro lado, pero los soldados de Noxus parecen haberlas derribado rápidamente.
Es el momento de atacar.
Piltover ya no es la ciudad del progreso que era, no. Ahora es un campo de batalla.
Las fuerzas de Ambessa son brutales, golpeando sin control. Por suerte, parece que ellos no tienen escudos ante el Hextech. Debe ser solo algo de Ambessa.
Aun así, la pelea no es fácil. Pero no van a rendirse.
Consiguen pasar el puente, derribando a algunos de los soldados que quedaban. Pero sabe que esto es solo el comienzo. El centro de la ciudad será el problema.
Vi se mueve con rapidez, usando el poder de sus guantes para golpear con fuerza a los soldados y noquearlos. La práctica en el foso le ha servido para mucho, ahora más que nunca.
Cuanto más avanzan, más soldados hay por todos lados.
Ahora, todo lo que puede oír son los sonidos del metal chocando, de los disparos distantes y de los gritos de guerra.
Entonces llegan los disparos. Es un alivio ver como los soldados más cercanos a ella comienzan a caer antes de poder tocarla. Vi es fuerte, pero cuando está tan rodeada... Sabe que las cosas no pueden ir muy bien.
Golpea al soldado que está frente a ella, agachándose para impedir que otro la golpeé. Hay demasiados ahora, y tiene que moverse rápido para evitar golpes. Pero los devuelve con mucha más fuerza.
Los guantes casi la hacen invencible. O al menos así se siente Vi. Pero debe tener cuidado, hay muchas partes sé su cuerpo que aún son débiles.
Golpea con fuerza a otro más para poder seguir avanzando, saltando hacia un lado para golpear a uno que estaba cerca de atravesar con un cuchillo a otro de los Firelights. No puede permitirse perder a nadie si puede evitarlo.
Sus ojos se levantan cuando empiezan a aparecer más disparos del cielo.
Jinx esta ahí.
Ha traído su taller aquí. Bueno, la nave que tenía ahí. Se ha pasado un buen tiempo reparándola y decorándola, pero ahora está mucho mejor que antes. Y, lo más importante, está llena de armas por todos lados.
Los Firelights no tardan en aparecer en el cielo con sus tablas, listos para la batalla.
Vi deja soltar un suspiro aliviado, sobresaltándose cuando un hombre cae frente a ella, con un disparo.
Sube la mirada de nuevo para intentar encontrar donde está posicionada Caitlyn, aliviada cuando la ve en uno de los tejados de Piltover.
Le está dando una mirada indignada, seguro por la forma en que se ha distraído con Jinx. Casi puede sentir lo que dicen a la distancia. No te distraigas. No salgas herida. No mueras.
Sacude la cabeza, volviendo a centrarse en deshacerse de los soldados que pueda. No podrán llegar hasta Ambessa y Viktor hasta que despejen el camino.
—¡Hay que avanzar ya! —grita Jayce a su lado, ni siquiera se había dado cuenta de que se había acercado a ella—. Debemos encontrar a Viktor primero.
Vi asiente, pensando en la mejor forma de poder salir de ese sitio. De abrirse camino.
Es entonces cuando Vander aparece, con la furia en su rostro.
Vi había estado en contra de que Vander estuviera en la batalla. No lo había conocido en su versión furiosa, pero Jinx decía que estaba descontrolado. Una parte de ella teme que después de eso no pueda volver a ser el Vander de siempre. Pero tiene que tener confianza. Es la forma más rápida para poder avanzar.
Lucha al lado de su padre, derrotando a todos los que quedan por atrás. Intenta avanzar rápido, mientras el resto de luchadores entretiene a los soldados a los lados. No pueden entretenerse más con ellos, deben llegar a Viktor.
El único problema es que no sabe exactamente donde está.
Puede ver el rayo del martillo de Jayce golpeando a los soldados en fila, abriendo más el camino.
Es entonces cuando las cosas se vuelven raras, por qué delante ya no hay solo soldados de Noxus. Hay... Algo extraño.
Casi parecen creaciones, algo así como un robot. Parecen formas humanas, pero no hay nada humano en lo que puede ver. Solo piezas blancas con algunos toques dorados y extraños. ¿Qué demonios son esas cosas?
También son mucho más rápidas de lo que esperaba. Tiene que moverse rápido para evitarlas, y aun así recibe algún golpe. Es como si algo de metal la golpeara, no como una persona.
—¡Cuidado! —grita Ekko, volando por encima de ella y golpeando a varias de esas cosas—. ¡No sabemos que son!
—Son las creaciones de Viktor —habla Jayce, con la respiración agitada y tensa, mientras sigue manejando el martillo.
—¿Son... Personas? —responde Vi, con dificultad.
Son más fuertes y hay demasiados, casi están rodeados ahora. No pueden ser personas. ¿No? Parece tan... Máquinas.
De golpe, todas esas cosas se quedan quietas, paradas alrededor de ellos, encerrándolos en un círculo. Que estén quietos es peor que cuando se movían. Ahora no saben qué esperar.
Un segundo después, algunas se mueven, haciendo una especie de pasillo hacia delante.
—Supongo que debemos avanzar —habla Jayce, con tensión en la voz, y con el martillo listo para atacar.
Vi lo sigue, aún mirando a su alrededor por si alguna de esas máquinas decidiera atacarlos. Intenta mirar hacia arriba para ver a Caitlyn, pero ya están muy lejos de la zona central de la batalla. Solo espera que las cosas vayan mejor con Ambessa, aún no está segura de que Mel pueda derrotar a su propia madre.
El pasillo acaba frente al edificio del consejo, y casi se estremece cuando ve a Viktor en la puerta.
Se ve tranquilo, en total calma, como si no le importará nada de esto.
—¿Cómo puedes hacer todo esto? —pregunta Jayce, la rabia es obvia en su tono—. Esto no es ayudar a nadie.
—Vosotros empezasteis esta pelea, Jayce —dice Viktor, su voz sonando más suave cuando menciona el nombre.
Jayce avanza, con el martillo brillando con la energía del Hextech.
—Tú no nos dejaste opción.
Vi no pierde tiempo. Carga directo contra Viktor, sus guantes resplandeciendo con cada golpe. Sabe que Jayce se enfocará en los ataques a distancia, en tratar de deshabilitar el Hexcore. Ella solo necesita abrirle el camino.
Ha estado modificando el martillo durante estos días, para crear algo que pudiera absorber la potencia de Viktor. Solo espera que pueda hacerlo, no tuvo la oportunidad de probarlo antes.
Viktor es más rápido de lo que parece. Se mueve con precisión mecánica, sus piernas potenciadas por la tecnología, esquivando con facilidad los primeros golpes de Vi.
Un chasquido en el aire, y Vi apenas tiene tiempo de moverse antes de que un rayo de energía explote contra el suelo. Viktor no está peleando solo con fuerza, está usando su mente.
—Creí que serías más fuerte, Vi —dice, con una calma inquietante.
Vi gruñe y se lanza de nuevo. Lo golpea en el pecho, lo empuja hacia atrás, pero Viktor apenas se tambalea.
Jayce aprovecha la apertura, balanceando su martillo con fuerza. El impacto es brutal, pero Viktor lo bloquea con un campo de energía que parpadea a su alrededor.
—¿Cuántos más tienen que morir para que entiendan? —murmura Viktor, y de su brazo mecánico emergen más ráfagas de energía—. Esto es la evolución. La gloriosa evolución.
Vi se cubre con sus guantes, sintiendo la presión contra su cuerpo. Jayce apenas logra esquivar a tiempo.
—Si crees que esto es salvar a la gente, Viktor, estás más jodido de lo que pensaba —escupe Vi, sintiendo la adrenalina bombear con más fuerza.
No pueden ganarle en velocidad. No pueden ganarle en estrategia. Pero pueden ganar en resistencia.
Vi intercambia una mirada con Jayce. No hace falta decirlo. Cargan al mismo tiempo.
Golpe tras golpe, Viktor empieza a ceder. Pero no se rinde. No aún.
Le sorprende ver que las máquinas siguen paradas a su alrededor. Viktor podría ganar fácilmente si las activará de nuevo, pero no lo hace.
Hay algo extraño en la forma que observa a Jayce, como si se suavizase un poco más con él. Es casi triste, pero puede ver que no está luchando para matarlo. Solo para alejarlo de todo esto.
Con un suspiro, carga con fuerza sus guantes. Ahora que Viktor esta pendiente solo de Jayce, es el mejor momento para abrirle una apertura a Jayce.
Se mueve tan rápido como puede, golpeado el lado de Viktor. El hombre cae contra la pared, quedándose aturdido por unos segundos. Y ese tiempo es suficiente para que Jayce finalmente golpe con su martillo.
Puede ver la explosión de color cuando golpea a Viktor, parece que algo sale de su cuerpo. Es extraño, ver como el poder del Hextech va desapareciendo.
Las máquinas empiezan a caer a su alrededor, quedándose sin fuerzas. Y es entonces cuando Vi puede suspirar un poco más aliviada.
—Esto no acaba aquí —habla Jayce, acercándose a Viktor con una mirada pesada—. Iré al núcleo de las puertas de Hextech con él. Necesitamos destruirlo.
—¿No te atacará? —pregunta Vi, viendo como Viktor comienza a recuperar la consciencia poco a poco.
—No —dice Jayce, sonando totalmente seguro—. El Hextech lo corrompió. Sin él, solo es el mismo Viktor de siempre.
—Jayce...
—Vi. Sé que dudas, pero puedo hacerlo —afirma Jayce, ya levantando a Viktor con un brazo—. Ocúpate de los soldados de Noxus y Ambessa. Esto puedo acabarlo yo.
Vi duda unos instantes, antes de acabar asintiendo. No es que pueda ser mucho más útil aquí.
Lo observa alejarse, sintiéndose algo más aliviada. Primera parte hecha, pero la segunda parte... Eso podría ser mucho peor.
Vuelve al centro de la batalla, estremeciéndose por el olor a sangre en el aire, por los gritos de dolor. Está siendo brutal, y solo espera que al final todo valga la pena.
— —
Caitlyn dispara desde arriba a tantos objetivos como puede, evitando que golpeen a su gente.
Sus ojos escanean rápido el campo de batalla, poniéndose más tensa cuando no logra ver a Vi en ningún lado. Pero se calma a sí misma, diciéndose que debe haber avanzado hacia delante. Ella aún está situada al principio de Piltover, y sabe que debe moverse pronto.
Aun así, sabe que no dejará de sentirse tensa hasta que pueda ver a Vi de nuevo. Se le encoge el corazón solo de pensar en que la mujer pueda salir herida, o algo peor...
En esos segundos donde se quedó quieta antes, mirando al cielo, Caitlyn había sentido el pánico en la garganta. Solo quiere que todo esto termine pronto.
Levanta el rifle, lista para avanzar, cuando recibe un golpe en la espalda.
Se cae al suelo con un gruñido de dolor, su rifle cayendo unos pasos al lado de ella.
Se gira con rapidez, evitando pensar en el dolor. Debe salir de ahí, aún tiene que seguir protegiendo a la gente.
Antes de que pueda levantarse, recibe otro golpe, haciendo que gruña de dolor. Y entonces suspira, levantándose de golpe.
Recuerda su entrenamiento con Ambessa, como sentir la fuerza dentro de ella. Sabe que aún no es la mejor en el combate cuerpo a cuerpo, pero solo necesita un tiempo para poder acercar su rifle de nuevo.
Delante de ella hay uno de los soldados enormes de Ambessa, al menos es uno que no tiene pistola. Podría haberle disparado de una. Se regaña a sí misma, estaba tan centrada en disparar que ni siquiera vigilo su espalda.
—Siempre pensé que esa novia tuya era un problema —dice una voz por detrás del hombre, una que reconoce.
Maddie. Esa ejecutora en la que confío como parte de su escuadrón. La que siempre estuvo con Ambessa.
—¿Crees que esto es sorprendente? —habla Caitlyn, con la rabia en su voz—. Ya sabía que eras una traidora.
Maddie se ríe, con una forma que casi suena a dolor.
—No todos tenemos opciones, comandante. Mi obligación está con mi gente —dice ella, dando un paso más cerca de Caitlyn.
—¿Por eso intentaste estar conmigo? —pregunta, pensando en cómo puede llegar a su rifle lo antes posible.
Si la distrae lo suficiente, ahora que parece que quiere hablar, puede moverse rápido y agarrarlo.
—Bueno, eras bonita y soltera, eso ya era un incentivo, ¿no crees? Tenía... Algunas similitudes con tu novia. Y estabas tan mal después de tu ruptura, pensé que serías fácil —explica Maddie, con una sonrisa extraña—. Pero nada es fácil contigo.
—No eres más que una arma para Ambessa, todos lo sois —dice Caitlyn, retrocediendo un paso.
—Lo sabemos, comandante. Pero estamos aquí por nuestras familias también. Ambessa... Tiene muchos enemigos, y ella no caerá sola. Espero que lo entiendas. Tú estás haciendo lo mismo por Piltover.
Se estremece un poco cuando Maddie levanta su arma, lista para dispararle.
Su rifle sigue estando demasiado lejos, y no podría...
Un disparo resuena en el aire, pasando por encima de la cabeza de Caitlyn, para acabar impactando en la pierna de Maddie.
—¡Me debes una por esto! —grita una voz en las alturas, Jinx.
Puede verla encima de su nave, ya alejándose para volver a la batalla principal.
Caitlyn no pierde el tiempo, agarra su rifle con fuerza y dispara al otro soldado. Se siente insegura con Maddie por un momento. Sabe que no es buena, pero sus palabras... Tienen algo de razón. Al final, todos están intentando proteger sus ciudades.
Con un suspiro, decide dejarla ahí, en el suelo sangrando. Su destino depende de ella, si es capaz de evitar desangrarse en el suelo.
Avanza por el campo de batalla, buscando un lugar donde posicionarse. Pero ya no hay ningún punto bueno para estar en las alturas.
Sacude la cabeza, tiene que encontrar a Mel de otro modo. Por suerte, no es difícil de ver cuando sus ataques parecen brillar en dorado.
No sabe exactamente que le pasó, pero ha estado viéndola entrenar en el refugio. Es muy poderosa ahora, casi como si ella estuviera llena de ese poder dorado. En su mayoría, son ataques protectores, pero han visto que puede hacer alguna cosa más. Es bastante intrigante.
Poco a poco, avanza hasta Mel. Por suerte, su rifle aún funciona bien a corta distancia también, pero no es tan efectivo como si estuviera lejos de allí.
Pero no puede evitar cuando un soldado la golpea por el lado, haciendo que se tambalee. Se siente desorientada por un momento, y no puede resistirse cuando comienzan a empujarla hacia delante.
La sueltan con un empujón, y Caitlyn siente el golpe sordo contra el suelo. Le cuesta respirar y está cansada, pero aún se aferra a su arma con fuerza.
Levanta la vista, enfocando sus ojos hacia delante. Se sorprende cuando se encuentra directamente a Ambessa.
Con fuerza, consigue ponerse en pie, apuntando hacia ella. Pero ni siquiera se estremece, casi parece... Divertida con la situación.
Caitlyn dispara sin dudarlo, cada bala dirigida a herir a Ambessa. Pero no sirve de nada. Igual que la otra vez, ese escudo protector aparece y evita las balas de Hextech.
—Debiste quedarse callada, niña —gruñe Ambessa, desviando una bala con una de sus dagas, antes de lanzarse sobre ella.
Caitlyn salta hacia atrás, apenas evitando el filo de la hoja. Sabe que no puede enfrentarse a Ambessa en fuerza, solo necesita distraerla lo suficiente para que Mel pueda llegar hasta ellas y usar su nueva fuerza contra ella.
Teme, por un momento, que Mel no pueda hacerlo. Han hablado mucho sobre eso, y en lo convencida que está Mel. Pero sigue siendo su madre, y hacer algo así... Conlleva mucha fuerza mental.
Pero tienen que confiar en Mel. Es la única que puede hacerlo ahora.
Esquiva los golpes como puede, y acaba tirando el rifle hacia un lado. No le esta ayudando en nada.
En un momento, Ambessa consigue darle un golpe en el costado, haciendo que pierda el equilibrio por un instante. Y eso es suficiente para que Ambessa pueda clavarle una de sus dagas en las costillas.
Eso duele mucho más de lo que ella pensó que haría. Pero no puede detenerse ahora.
Escucha el movimiento detrás de ellas y, antes de que Ambessa pueda clavarle la otra daga, un círculo de fuerza dorado envuelve a Caitlyn, protegiéndola.
Mel ha llegado.
Siente que puede respirar por un momento entre el dolor, mientras el rostro de Ambessa se vuelve más duro.
—Tú también debiste quedarte en Noxus —escupe Mel.
Ambessa suelta una carcajada baja, pero no hay humor en ella. No parece tan afectada por pelear con Mel como Caitlyn había pensado. Casi parece... Insensible a eso.
—Ya es demasiado tarde para eso.
El combate se vuelve intenso, mientras Caitlyn se vuelve a poner en pie. No tiene tiempo para pensar en el dolor de la daga en sus costillas, necesita ayudar a Mel.
Descubren, con algo de pánico, que los golpes de Mel no pueden atravesar las protecciones de Ambessa, pero tienen algo más de afecto que el Hextech.
No, tiene que ser una pelea física.
Ignorando el dolor de nuevo, se abalanza hacia delante. Piensa en las técnicas de lucha que le enseño Ambessa, pensando en cómo puede usar sus propios movimientos contra ella.
La pelea se vuelve intensa mientras ambas se mueven con rapidez, mientras Mel sigue intentando golpear a Ambessa. Caitlyn se enfoca en esquivar los golpes, no tiene nada con que poder devolverlo, Mel tiene que hacerlo.
Pero hay un dolor sordo en su costado cuando Ambessa golpea el lugar donde tiene la daga.
Cae al suelo, respirando con dificultad. Todo duele demasiado.
Pero entonces lo ve, el brillo del escudo, el símbolo del que hablo Vi. Está en una cadena de hilo, rodeando la pierna de Ambessa.
Piensa en sus opciones, no es que tengan muchas. Pero...
Ambessa se tira hacia ella de nuevo, con la daga lista para clavársela. Mel no tarda en proteger a Caitlyn, pero la daga se acerca cada vez más cerca.
Puede ver como el escudo comienza a fallar contra la fuerza de Ambessa, mientras la daga se acerca más a ella.
La respiración de Caitlyn se entrecorta, mientras sabe lo que debe hacer. Es su oportunidad de hacer las cosas bien esta vez, de salvar todo lo que hizo. Si Ambessa tiene tanto poder, es en parte por culpa de Caitlyn. Y, esta vez, puede hacer algo bueno para todos. Para Vi.
Vi... No quiere dejarla sola de nuevo. Pero no estará sola. Vander esta aquí, Jinx y Ekko también. Incluso Isha ahora es casi una hermana para Vi. Estará bien.
Mueve la cabeza un poco, intentando evitar el daño completo. Con algo de suerte, puede que no muera aquí.
Pero esta lista para hacerlo, si es lo que tiene que hacer para proteger a su ciudad, para proteger a Vi.
Le prometió que no sería un héroe, pero ella nunca antes lo ha sido. No así. Tiene que tomar la oportunidad por ella. Es lo único que puede hacer ahora, o Ambessa nunca caerá.
Con cuidado, lleva su mano hacia la daga que tiene clavada en las costillas. Ignora el dolor, mientras saca la daga. Puede sentir la sangre saliendo con fuerza de su herida, y tiene que aprovechar bien el tiempo que tiene.
Se lanza hacia delante, acabando de romper el escudo de Mel.
El dolor llega rápido, pero se mantiene fuerte para abalanzarse hacia la pierna de Ambessa y cortar la cuerda.
Solo se siente más tranquila cuando siente como la protección se desliza del cuerpo de Ambessa.
—¡Ahora! —grita Caitlyn, con la fuerza que le queda.
Siente la presión de Mel detrás de ella, impactada por lo que ha hecho. Pero reacciona con rapidez, yendo a por Ambessa.
—Yo soy el lobo, madre —dice Mel, moviéndose hacia delante.
Escucha el sonido de la pelea, pero todo se vuelve borroso por el dolor.
Siente la sangre cayendo por su rostro, haciéndole más difícil de respirar, mientras cae al suelo. Se queda ahí, tirada con el sabor de la sangre en su boca.
El dolor se vuelve cada vez más intenso, pero Caitlyn no está lista para irse. Pensó que lo estaba pero...
Aún tiene muchas cosas que puede hacer, tantas cosas que experimentar con Vi. No quiere irse ahora, quiere poder ver todo. Quiere poder cambiar Zaun.
La visión de su ojo derecho desapareció tan pronto como recibió el golpe, la sangre saliendo de ahí con rapidez. Pero ahora empieza a perder la vista del otro ojo también, mientras todo se vuelve oscuro.
El sonido es desgarrador, mezclado con el estruendo de la batalla.
Todo es dolor, todo es sangre.
Pero Caitlyn sigue viva. Apenas. Quiere moverse, pero su cuerpo no responde.
—¡Caitlyn! —grita una voz, sonando desgarrada.
Vi.
Vi esta cerca.
Se deja llevar por la oscuridad, sabiendo que todo estará bien con la mujer cerca de ella. Aún quiere... Aún quiere decirle que la ama, más que nada.
Pero ya no tiene fuerzas.
Todo se vuelve oscuro finalmente, cuando unas manos se aferran a su cabeza con suavidad.