En otro universo

Arcane: League of Legends (Cartoon 2021) League of Legends
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En otro universo
Summary
—En resumen, estos tres han desaparecido y quieres que te ayude a encontrarlos.Caitlyn asiente, mirando a Vi fijamente.—Creo que sé dónde están.—¿Y vas a decirlo o prefieres que me quede con la intriga?Rueda los ojos, intentando verse lo más despreocupada posible. Pero está preocupada.—El centro de las puertas Hextech. En, bueno, la pelea, nuestras armas estaban fallando todo el tiempo.Vi asiente, recuerda el momento en que sus guantes se movían solos y se negaban a cooperar.—¿Y quieres que vayamos?—Sí, sé que es peligroso pero...Vi lo piensa por un momento, ignorando su corazón. Si fuera por eso, habría dicho que sí hace mucho.ODónde Vi y Caitlyn acaban en mundo paralelo mientras intentan ayudar.Las cosas no acabaron bien después de la pelea con Jinx, y ambas están en lados opuestos, por lo que es una sorpresa cuando Caitlyn le pide ayuda a Vi.Las cosas se complican cuando Vi llega a un mundo paralelo donde las cosas son diferentes, y dónde Caitlyn es su mejor amiga. ¿Cómo puede Vi resistirse a sus sentimientos así? ¿Cómo puede querer volver a su triste vida?
Note
Y aquí vamos de nuevo, parece que no me canso de ellas dos.Posiblemente esta obra tenga actualizaciones más lentas, ya que comienzo a trabajar por las tardes también. Pero haré todo lo posible para seguir hacia delante.Estoy muy emocionada por está, tengo muchas ideas que creo que pueden estar muy bien.Espero que lo disfruteis tanto como yo lo hago escribiendo.
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Chapter 23

Cuanto más tiempo pasan en el refugio, más inquieta se siente Vi. No importa lo seguro que sea, lo bien escondido que está o que estén listos para cualquier tipo de ataque si es necesario. Hay algo en ella que sigue sin dejarla tranquila.

Nunca lo hace. Incluso cuando está en sus mejores momentos, esa sensación está anclada a su corazón. No es una gran novedad, siempre se ha sentido así. No sabe existir sin ello. Sin el miedo.

Ese miedo profundo, metido en sus huesos. Lo ha sentido durante cada paso de su vida, en cada pérdida de la gente que ha amado, en cada momento donde las cosas le han acabado saliendo mal sin ser previstas. Esa sensación nunca se ha ido, nunca lo hará. No del todo.

Solo han pasado tres días desde que se escondieron con los Firelights, y Vi siente que esta perdiendo la cabeza. No puede dejar de pensar en todas las cosas que pueden ir mal si no actúan rápido. Pero sabe que tampoco pueden apresurarse.

Ir contra Ambessa y Viktor no va a ser fácil, no puede dirigir esta batalla a base de impulsos y golpes rápidos como ha hecho con todo en su vida. Pero, aun así, la idea de quedarse quieta y esperar es casi insoportable. Necesita sentirse útil, sentir que finalmente pueden ser libres.

Respira hondo, cerrando sus ojos por un momento. Está apoyada contra el árbol, apartada del resto por unos segundos.

Cuando abre los ojos de nuevo, su mirada va directamente hacia Caitlyn, como si no pudiera evitar resistirse a ella. Se siente más aliviada cuando está observando a la mujer, aún que la escena que ve se siente surrealista.

Puede ver a Caitlyn sonreír ante algo que indica Isha, pero ella aún no puede seguir todos los movimientos de la pequeña. Fue un alivio saber que Caitlyn entendía algo de lenguaje de señas, dado sus grandes horas de estudio en la escuela de Piltover. Vi ni siquiera había ido a la escuela, o a algún sitio parecido.

Caitlyn está sentada en el suelo, en una esquina del refugio, con Jinx y Vander a su lado, mientras Isha sigue moviendo las manos frente a ella con rapidez. Si alguien me hubiera dicho hace unos meses que vería a Caitlyn y Jinx en el mismo espacio sin intentar matarse, se habría reído en su cara. Pero es una realidad ahora.

Por un momento, Vi se permite pensar en lo diferente que es esta Caitlyn de la que conoció al principio. La Caitlyn que nunca hubiera imaginado verla así, con Jinx al lado, con la pequeña Isha confiando en ella. Una Caitlyn que, sin su uniforme de ejecutora, sin la frialdad de Piltover, encajaba aquí más de lo que Vi nunca creyó posible.

De todos modos, la relación entre Jinx y Caitlyn sigue tensa, esta bastante segura de que siempre lo estará, pero parece haber encontrado una forma de poder llevarlo. No hay confianza, ni cariño entre ellas. Pero tampoco está ese odio ardiente que las rodeó durante meses, especialmente a Caitlyn.

Isha parece sentirse más cómoda con Caitlyn ahora. Al principio, por los recuerdos de ese día donde pelearon, se mostró muy apagada con ellas. Ahora no parece parar de reír, mientras sigue indicándole más cosas a Caitlyn. Puede ver como le pasa un pequeño juguete mecánico, algo hecho por los Firelights.

Vi observa la ternura en la sonrisa de Caitlyn, la suavidad con la que la mira, la paciencia con la que sigue sus movimientos. Su Caitlyn, la que siempre ha querido ayudar a la gente, la que ahora está aquí, con su familia. Su Caitlyn, que está intentando encajar en este mundo extraño por ella.

Traga saliva mientras mira la escena, sintiendo cómo se le forma un nudo en la garganta. Quiere aferrarse a esto, pero el miedo no la deja. Quiere creer que esto es real, pero parte de ella teme que sea un sueño demasiado frágil.

Este refugio, esos momentos con su familia... Se sienten demasiado buenos para ser real.

Sus ojos se cruzan con los de Caitlyn en ese momento, y la mujer no duda antes de levantar el brazo e indicarle que se acerque a ellos.

Vi asiente, con una sonrisa suave. Le ha gustado poder observarlos, pero también disfruta de pasar tiempo con todos ellos. Se siente increíble tener a una parte de su familia reunida también en esta dimensión.

Mylo y Claggor... Su corazón aún duele por ellos. Nunca olvidará su muerte, nunca. Lo único que puede hacer es llevarlos en su corazón, y pensar en cómo están en la otra dimensión, esperando que sean mucho más felices. Nunca supo si finalmente Mylo consiguió algo con Gert, ni tampoco si Ekko ganó ese concurso o...

Sacude la cabeza, decidida a dejar todo eso atrás. Esa vida ya pasó, ahora tiene que centrarse en las oportunidades que tiene delante.

Camina con decisión hasta llegar a la zona donde está su familia, tirándose al lado de Caitlyn con un suspiro largo.

—Este sitio no es como pensaba —dice Jinx, en su tono hay lago que Vi no puede llegar a identificar—. Lo vi de lejos muchas veces y... No sé, pensé que sería distinto.

Vander mueve su mano enorme para posarla sobre el hombro de Jinx, así envolviéndola por completo. Parece que han hablado mucho en el tiempo que han estado aquí, mientras Vi ha intentado estar ayudado a todos los Firelights. Resulta que sus guantes pueden ser muy útiles cuando tienen que cargar cosas pesadas.

—¿Cómo pensabas qué sería? —pregunta Caitlyn, mirándola con interés.

Y hay interés real en sus ojos, Vi puede verlo claramente. La ha observado mostrar interés falso más de una vez, especialmente con cosas relacionadas con el consejo, y no era en nada parecido a esto.

Vi se da cuenta de que Caitlyn está tratando de comprender a Jinx, de verdad. No es solo por ella, sino porque quiere entender qué la llevó a ser lo que es. Quiere encontrar una manera de hacer que todo funcione. Y eso le hace sentir algo cálido en el pecho.

No está acostumbrada a que las cosas le salgan bien. Pero por primera vez en mucho tiempo, se permite pensar en la posibilidad de un futuro donde no tenga que elegir entre su familia y Caitlyn.

—Mucho más oscuro —dice Jinx, con la voz baja y algo temblorosa—. Supongo... No pensaba que serían tan diferentes a Silco.

Vander gruñe ante la mención del nombre, pero se calma a sí mismo. Ninguno de ellos le tiene algún tipo de aprecio a Silco, salvo Jinx, y solo de oírlo... Pensar en todo lo que le quito a Jinx...

—No tienes que volver a la oscuridad, o lo que sea eso —habla Vi, totalmente convencida de ello—. Podemos ser... Normales ahora, supongo.

Jinx se enfoca a ella, dándole una sonrisa de medio lado, pero hay algo vulnerable en sus ojos. Ver sus ojos rosados... Aún hace que una parte de ella se ponga tensa ante el recuerdo.

—Suena bien.

—Extrañé estar en casa —gruñe Vander, dándoles una sonrisa como puede con su nuevo rostro.

Posiblemente, sería extraño para cualquier otra persona, pero es Vander. Si su sonrisa va a ser extraña, o su voz va a sonar en gruñidos, ellas dos pueden manejarlo.

Caitlyn se ríe, mientras Isha se pone delante de ella, ahora señalando a Vi de forma efusiva.

—Quiere saber si eres tú la que nunca jugaba con el cabello de Powder —murmura Caitlyn, con una sonrisa de lado—. Dice que tu cabello se ve bien.

Vi sonríe, dejando que Caitlyn apoye su cabeza contra su hombro por un momento. El gesto es simple, pero le dice todo lo que necesita saber. Caitlyn está aquí, con ella, con su familia, y no piensa irse.

—Oh, gracias —murmura, ahora mirando a la niña.

No es que haya hablado con ella, no entiende lengua de signos y prefiere alejarse. No sabe cómo tratar con niños, ya no.

Isha le dedica una sonrisa suave, ahora haciendo otros gestos a Caitlyn y Jinx, haciendo que ambas se rían. Tal vez esa pequeña pueda salvar más que a Jinx, con esa pequeña sonrisa dulce y sus ojos grandes.

Vi pierde la percepción del tiempo, sentada y relajada con su familia. Casi puede olvidar todo lo que estaba sintiendo antes. Pero el miedo sigue ahí, golpeándola en segundos.

Las conversaciones en el refugio se detienen de golpe, mientras la puerta se abre con un sonido sordo. No hay nadie fuera, tampoco deberían haberles encontrado con esa facilidad.

Vi siente el cuerpo tensarse de inmediato, la sensación de peligro encendiéndose en su pecho como un fuego instintivo. Caitlyn se aparta de ella con rapidez, sus sentidos de ejecutora activándose al mismo tiempo.

No hay nadie fuera, tampoco deberían haberles encontrado con esa facilidad. El refugio tiene medidas de seguridad estrictas, cada entrada es controlada por los Firelights, cada nuevo refugiado es escoltado en turnos para evitar filtraciones.

Y, sin embargo, ahí estaba.

No tarda en aparecer una pequeña figura, cubierta con una capa pesada, por la puerta. Debe ser un yordle, piensa Vi, poniéndose más tensa. Solo espera que no sea un ataque.

Se arrepiente por un instante de haber dejado sus guantes en su habitación, pero si tiene que pelear con las manos desnudas, lo hará.

El recién llegado se detiene en el centro de la sala y se baja la capucha con calma. Un cabello blanco y alborotado sobresale en todas direcciones.

Vi tarda unos segundos en reconocerlo, con la tensión del momento, pero su cuerpo se relaja cuando lo hace. No están en peligro, no aún.

Ekko es el primero en dar un paso hacia delante, desde la parte trasera donde estaba hablando con algunos nuevos refugiados. Mira hacia delante como si no pudiera creer lo que está viendo, con algo de sorpresa y algo más profundo.

—¿Heimerdinger? — pregunta Ekko, siendo el primero en reaccionar, con una mezcla de sorpresa y precaución.

—Buenas, mi querido aprendiz. Tardé un poco más en volver, pero ya estoy aquí —dice Heimerdinger, dándole una sonrisa a la gente del refugio.

Los más nuevos parecen tensarse mientras miran al consejero, pero los demás parecen tranquilos por su presencia. Es obvio que no es la primera vez que está ahí.

—Heimerdinger... —dice ahora con un tono más triste—. Pensé que...

—Oh, chico. Soy mucho más difícil de acabar que eso —bromea Heimerdinger, dándole una sonrisa—. No fue agradable, pero conseguí salir de una sola pieza.

—Me alegro tanto —dice Ekko, ahora agachándose para darle un abrazo rápido.

Parece un abrazo lleno de emoción. Ekko lo abraza con fuerza, tal vez demasiada fuerza para ser un yordle. Parece que el mismo lo sabe, por la forma en que rompe el abrazo y se ve algo avergonzado por ello.

Vi esta bastante confusa por la interacción. No es algo que hubiera esperado de esa dimensión.

Sabe que Ekko y Heimerdinger eran cercanos en la otra dimensión, pero no puede entender como se ha juntado aquí. El líder de los Firelights y un consejo de Piltover, no parece posible.

Los ojos de Heimerdinger recorren el lugar, deteniéndose por un momento cuando su mirada se cruza con la de Vi, y con la del resto de su familia. Hace un pequeño movimiento con la cabeza, pero Vi no sabe que puede significar.

—Vayamos a un... Sitio más privado para charlar —dice Heimerdinger, caminando hacia el árbol como si ese fuera su hogar—. Me alegra ver que has bien, Ekko.

Ekko parpadea varias veces, mientras sus ojos se queda pegados a Heimerdinger. Después, mira a Vi, haciéndole un gesto con la cabeza para que ellas también lo sigan.

— —

La tensión en la sala de reuniones es casi demasiado para Vi, mientras todos miran a Heimerdinger esperando por algunas explicaciones.

No tienen mucha idea de que esperar de Heimerdinger, pero espera que sea alguna noticia buena, al que les ayude a formar un plan.

Tiene esperanzas en Heimerdinger, algo que nunca había sentido antes por un consejo. Conocerlo en la otra dimensión, que las ayudara sin hacer demasiadas preguntas y pudiera traerlas de vuelta, es suficiente para ella.

Jinx se ha unido a ellas, al igual que algunos Firelights. Puede reconocer al segundo de Ekko al fondo de la sala, con esa expresión sería.

Todos parecen estar esperando a Heimerdinger con impaciencia. No tiene muchas ideas de como acabar con Ambessa, y cualquier cosa puede ayudarlos ahora.

—No son las circunstancias en las que habría querido volver —dice Heimerdinger, subiendo de un salto a una de las sillas—. Las cosas... Parecen haber ido a peor.

—Ha avanzado más de lo que esperaba —admite Ekko, con una mirada derrotada—. Y no puedo...

—No, no debes usarlo con exceso —responde Heimerdinger.

No sabe de qué están hablando, pero tampoco cree que deba preguntar sobre eso. Las cosas entre ellos dos pueden quedarse apartadas por un momento. Lo que todos ahí quieren es saber algún avance sobre la guerra que puede llegar a darse.

—¿Estabas arriba? —pregunta Ekko, ladeando la cabeza y apoyándose contra la pared.

—Sí, y las cosas no están bien allí tampoco —murmura Heimerdinger—. Jayce esta muy perdido.

La sala se queda en silencio durante unos segundos. Sabe que muchos no conocen a Jayce, pero ella está en silencio por otro motivo.

Sus ojos se mueven hacia Caitlyn, que ahora parece verse más inquieta, con los ojos llenos de miedo. Sabe que Caitlyn ha estado muy preocupada por Jayce, después de dejarlo allí, pero evitaba hablar de eso. Ella siempre evita hablar de las cosas que le hacen daño, y Vi aún no sabe cómo acabar de romper esa barrera entre ellas.

—¿Está herido? —pregunta Caitlyn, con su voz en un susurro.

Heimerdinger suelta un suspiro, mirando hacia Caitlyn, con su mirada llena de cansancio.

—Está bien, herido, pero no físicamente —contesta, con gravedad en su voz—. Intentar luchar contra Viktor no fue de ayuda. Jayce no pudo hacerle daño, y se refugió de nuevo en Piltover. Ambessa no pasará al consejo, de momento.

—¿No irá al consejo? ¿Es seguro? —murmura alguien por detrás, con curiosidad.

—Ambessa no irá contra Mel, y ella se queda ahí desde que volvió. Pero no debería ser nuestro problema principal, chicos, Viktor lo es. Es más peligroso que nunca.

Vi siente un escalofrío recorrer su espalda, recordando como se veía la gente de la comuna. Como si no fueran más que robots, controlados por Viktor.

Pensó que los estaba ayudando cuando llegó, cuando aún se movían y parecían libres. Pero, un solo pensamiento, y no son más que marionetas para Viktor.

—¿Qué significa eso? —pregunta Vi, sin saber que tan peligroso pueda ser ahora.

Heimerdinger se mueve en la silla, sin poder sentarse por el tamaño.

—Viktor no va a parar —afirma, sus ojos recorriendo toda la sala—. Está seguro de que está ayudando a la gente, y si Jayce no pudo hacerle ver que eso era incorrecto...

—Jayce intentó apuntarle con ese martillo gigante nada más lo vio —se queja Jinx, con ese tono desenfadado de siempre—. No lo culpo por no querer escuchar a alguien que le quiere disparar.

Vi asiente cuando la escucha. Ella tampoco había podido sentirse cómoda con alguien poniéndole esa clase de arma gigante en la cara. Y Jayce se veía peligroso en ese momento. Centrado únicamente en Viktor. No es de extrañar que el hombre no le haya hecho ni caso.

—Tienes razón... Jinx —dice Heimerdinger, después de un momento—. Jayce... No estaba en su mejor momento.

—¿Qué podemos hacer entonces? —pregunta Caitlyn, cada vez más ansiosa.

—No todos aquí son bienvenidos en Piltover, pero te recibirán a ti, señorita Kiramman —dice Heimerdinger, mirándola fijamente—. Podrás entrar en Piltover y acceder al consejo. Dentro estarás a salvo.

—¿Y para qué van a ir allí? Necesitamos un plan —dice Ekko, como si no entendiera los planes de Heimerdinger.

No es que Vi este mucho mejor. No sabe la importancia del consejo ni nada de eso. En estos momentos, lo que menos le importa a Vi es lo que opine el consejo de Piltover. Son uno de los motivos por los que han acabado así.

—Mel no me escuchará a mí —admite Heimerdinger, pareciendo algo triste por ello—. Deje de ser un consejero hace un tiempo. Pero escuchará a Jayce. Y Jayce escuchará a la señorita Kiramman. Es la única forma de que tengamos un soporte más.

Caitlyn parece asentir, pero Vi nota como se pone cada vez más tensa, cuanto más habla Heimerdinger.

—Iré con Caitlyn —dice Vi, dejándolo claro.

Nadie parece sorprendido por ello, ni siquiera su hermana. Aun así, se siente más tranquila al decirlo en voz alta. No va a dejar que se aleje, no cuando Ambessa puede estar esperándolas en cualquier lado.

—Muy bien. Debe ser lo antes posible, no tenemos tiempo que perder.

—Nos iremos esta noche —habla Caitlyn, su voz hueca y sin ninguna emoción clara.

Casi parece asustada por ello, pero Vi no sabe el motivo.

Antes de irse a la otra dimensión, antes de alejarse de todo, Caitlyn parecía estar bien en Piltover. ¿Tal vez la amenaza de Ambessa la tiene más tensa de lo esperado?

Vi casi había esperado que estuviera feliz de irse, de poder ver a Viktor de nuevo.

—Y los demás, tengo un trabajo para vosotros. Conseguí una pieza de la familia Medarda, con el símbolo de protección. Debemos encontrar la forma de cambiarlo, de hacer una protección contra el poder de Viktor —continúa Heimerdinger, pero Vi desconecta de eso.

Prefiere observar a Caitlyn, que ahora parece tensa. Su mirada está perdida en la mesa, y parece consumida por sus propios pensamientos. No parece muy contenta con la idea de tener que volver a Piltover.

Levanta una mano sobre la mesa, moviéndola frente a Caitlyn para llamar su atención. Aun así, le cuesta unos segundos hasta que la mujer la mira.

—¿Todo bien?

Caitlyn sacude la cabeza, para acabar asintiendo. Vi y

—Todo bien.

No va a presionarla ahí, delante de todos los demás. Pero es lo primero que piensa hacer cuando salgan del refugio. No quiere dejar sola a Caitlyn con sus pensamientos, casi que parece pensar las cosas tanto como Vi.

Las dos tiene muchas preocupaciones con las que vivir, pero todo puede ser más fácil si lo comparten.

Vi ya ha compartido mucho con Caitlyn, y sabe que la mujer lo está internado, pero necesita más. Necesita ser ese soporte que Caitlyn necesita, al igual que ella lo es para Vi.

Cuando acaba la reunión, se despide rápidamente de Jinx, Isha y Vander. No es una despedida emotiva, Vi esta segura de que volverán en un par de días.

Un par de días para hacer aliados, y volver al refugio para crear un plan mayor, es todo lo que van a hacer.

Se siente un poco inquieta, sin querer separarse mucho de su familia, pero tienen que pensar en el futuro de Zaun ante todo. No le servirá de nada quedarse atrás ahora, si al final Ambessa podrá derribarlos

a todos.

Solo quiere que todo eso termine de una vez.

— —

Las calles de Zaun son frías y oscuras, de una forma que se le mete a Vi en los huesos. Es mucho peor ahora, cuando apenas hay gente en las calles.

Vi supone que la mayoría están en Stillwater, bajo las órdenes de Ambessa, o en la comuna de Viktor. Da igual lo diferente que sea esas dos opciones, siguen estando atrapados.

Zaun... Se merece algo mucho mejor que esto. Se merece ser como en la otra dimensión, lleno de luz y esperanza. La gente de Zaun no tiene culpa de haber nacido en el lado incorrecto.

Hay basura por las calles, y se ve todo tan... Muerto.

Está tensa mientras caminan, atenta a cualquier sonido sospechoso que pueda escuchar. Aún siente que pueden ser atacadas en cualquier momento, y Vi esta lista para ello.

Lleva sus guantes puestos, y esta lista para dar un par de puñetazos a cualquier persona que intente acercarse mucho a ellas.

Salir del refugio es arriesgado, especialmente cuando ya no puede confiar en que las alturas las mantengan escondidas. Sabe que es el primer lugar donde Ambessa debe haber puesto seguridad, casi todos en Zaun se manejaban por las alturas.

Caitlyn se mantiene en silencio, perdida en su cabeza mientras caminan por las calles vacías. Vi tiene muchas ganas de preguntarle que es lo que la asusta tanto de Piltover, pero quiere que sea la mujer la que decida hablar de ello primero.

Cuando se acercan más a la frontera, Vi puede ver como los nervios de Caitlyn aumentan. Sus manos se mueven nerviosamente a sus lados, su respiración se vuelve más agitada, y su mirada se siente perdida.

—¿Seguro que quieres hacer esto? —pregunta Vi, sin poder evitarlo.

No quiere pasar si la mujer va a estar así de incómoda. Sabe que es lo que necesitan hacer, pero... No puede hacerle esto a Caitlyn si no es lo que quiere.

Caitlyn enfoca su mirada, lo que le cuesta unos segundos, sacudiendo la cabeza con fuerza.

—Es solo... No me quedan buenos recuerdos aquí arriba —susurra Caitlyn, con voz baja.

—¿Qué quieres decir?

—Después de dejarte atrás, las cosas fueron todavía peores. Antes de todo, aún contaba con el respeto de Ambessa. Pero ahora...

—¿Quieres el respeto de ella? —pregunta Vi, sin entender que esta diciendo.

—No, no es eso —dice Caitlyn, dando un gran resoplido—. Los zaunitas me odian por lo que he hecho. El consejo me sigue presionando para ocupar el lugar de mi madre. Ambessa no me escuchaba. Y yo... Estaba tan sola. Supongo que me asusta hacerle frente de nuevo al consejo.

Vi parpadea un par de veces, pensando en las palabras de Caitlyn. No había pensado en ello. Alguien se tenía que hacer cargo de la posición de Cassandra, y por mucho que Caitlyn no quisiera hacerlo, no había más opciones disponibles.

—No sabía que te estaban presionando.

—No dije nada. Cuando aún estaban ahí, podía fingir que todo estaba bien por un momento, que no me importaba. Pero después...

—¿Cómo fue?

—Peor que nunca —confiesa Caitlyn, agarrando una mano de Vi con suavidad—. Tú eras lo que me mantenía más cuerda después de la muerte de mi madre. Y cuando me quedé sola, bueno, todo me golpeó más que antes.

—Ahora no estás sola —murmura Vi, apretando su agarre en ella, queriendo transmitirle sus sentimientos—. No te voy a dejar sola, ¿vale? Estaré a tu lado todo el tiempo. Y podemos decirles que el consejo no es lo más importante, no van a molestarte con eso con todos los problemas que se nos vienen encima.

—Sé que no estoy sola, pero... Volver al consejo me sigue trayendo todos esos recuerdos, y me bloqueo cada vez que lo pienso.

Vi se acerca a ella para atraerla en un abrazo fuerte, con el corazón encogido. Sabe que los problemas que tienen no son iguales, pero puede sentirse identificada con ese miedo irracional a algo. Y si tiene miedo al consejo, Vi estará todo el tiempo ahí, pegada a ella.

No van a molestarla con ese tema, tiene demasiadas cosas de las que hablar mucho más importantes.

—Eres fuerte, Cait —susurra Vi, en un susurro—. No dejes que tus miedos te detengan.

Caitlyn la rodea con los brazos ahora, apretándola contra ella con fuerza. Se siente cálida y segura, como su hogar. Siempre disfruto de los abrazos de Caitlyn, aún que no fueron tantos como hubiera querido.

—Gracias, Violet —susurra de vuelta Caitlyn, suspirando cuando empieza a alejarse—. Necesitaba esas palabras.

Vi tiene que morderse la lengua ante el uso de su nombre, con el corazón en la garganta. Ni siquiera puede recordar la última vez que alguien la llamó por su nombre, con tanta emoción en él.

—No hay de qué —responde Vi, sintiendo como el calor sube a sus mejillas.

Incluso por esa tontería se siente como toda una adolescente. No es que haya sido un apodo o algo, solo ha sido su nombre. No debería afectarla tanto, pero lo hace.

Le ha gustado demasiado oírlo de Caitlyn, pero no va a decirlo. Vander no la dejaría vivir con ello, después de insistir tanto en que solo la llamara Vi cuando era más joven.

Vi mantiene una mano entrelazada a la de Caitlyn el resto del camino, alegre cuando parece que eso es suficiente para calmar algo de los miedos de Caitlyn.

No tardan mucho en llegar al puente, la división entre Piltover y Zaun.

Vi ya puede notar el cambio del aire nada más se acercan. El aire es más limpio, sin toda esa contaminación que siempre hay abajo. La luz se hace más clara, y toda la suciedad va desapareciendo.

Por suerte, no hay mucha vigilancia en el puente. Solo unos ejecutores, y Caitlyn, aun con el título de comandante, puede pasarlos sin que digan nada.

—Pensé que Ambessa les habría dicho algo —susurra Caitlyn, cuando se alejan de la frontera.

—No creo que a Ambessa le importen mucho los ejecutores —acaba diciendo Vi, mirando hacia detrás con rapidez.

Realmente, todos ellos son solo una herramienta para que Ambessa sea más fuerte, eso está claro. Lo único que debe importante es su gente, todos aquellos que han venido de Noxus con ella. Y Vi tampoco está segura de que le importen, ni siquiera parece preocuparse por su propia hija.

—Lidera el camino, comandante. No recuerdo donde es —susurra Vi, girando para darle una sonrisa a Caitlyn.

—¿Te crees muy divertida llamándome comandante?

Caitlyn parece divertida, que es lo que pretendía Vi con ese comentario.

Quiere que eso deje de traerle malos recuerdos, que no sea algo tan malo. Sus acciones fueron malas, pero hay poca gente aquí que pueda decir que hizo las cosas mejor.

Y si puede perdonar a Jinx por todas sus acciones, también lo hará con Caitlyn. El pasado puede quedarse atrás, ahora quiere mirar hacia el futuro. Todo estará bien mientras acepte sus errores, cosa que hace, y que no vuelva a repetirlos.

—No sé de qué estás hablando. Es lo que eres, comandante —bromea Vi, con una sonrisa aún más grande.

—Lo que tú digas, luchadora.

Vi suelta una risa divertida, mirando a Caitlyn al escuchar el apodo. Se siente como una mujer normal, bromeando con su... ¿Amiga? ¿Novia? ¿Chica con la que se besa? Las etiquetas son confusas para ella.

—¿Luchadora?

—Sé sobre tus luchas en el foso, Vi. Nunca fui pero... Los rumores corren muy rápido.

—Oh... —susurra Vi, sintiéndose algo expuesta—. Solía fantasear con que veías a verme luchar y luego...

—¿Qué pasaba luego?

La mirada de Caitlyn se fija en la suya, con un brillo curioso y atrevido. Es demasiado intenso, cuando esas fantasías vuelven a su mente.

Tenía muchas con Caitlyn. Algunas eran buenas, algunas no eran tan buenas. Pero las buenas eran mucho más memorables. Fantaseando con Caitlyn disculpándose, que lo hizo, y teniendo otra oportunidad, lo que tienen ahora.

Recuerda especialmente algunas que acababan de una forma muy interesante. Se le acelera el corazón solo de recordarlos, mientras se pone más colorada. Debe apartar el tema antes de que acaba diciendo alguna tontería y confiese en todo lo que pensaba.

Además, todo parecía mucho más caliente con la rabia que sentía por dentro. Había cosas muy... Interesantes en sus fantasías.

Definitivamente necesita cambiar de tema ahora.

—Sh, centrémonos en ir al consejo.

—¿Era...? —empieza a preguntar Caitlyn, riéndose cuando Vi no contesta—. No creas que voy a olvidar esto. Hablaremos más sobre tus fantasías cuando todo esto acabe.

Vi rueda los ojos, divertida.

—Ni siquiera te acordarás entonces, cupcake —se burla, con una sonrisa de lado—. ¿Vas a ligar conmigo todo el camino? Esto es una misión seria.

—Cállate, una mujer puede hacer dos cosas a la vez.

—Tienes toda la razón del mundo.

Ambas se siente menos tensas mientras siguen avanzando por Piltover. Las calles también están más vacías, y hay una especie de vibra extraña en el aire. Todo parece estar cambiando, y Vi no sabe como tomarlo.

Por ahora, su principal objetivo es encontrar a Jayce. Se preocuparán del resto más tarde.

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