
Chapter 21
El aire de Zaun golpea a Vi mientras siguen corriendo, de alguna forma se siente algo distinto. No sabe si es algo bueno o no, las cosas se vuelven confusas mientras avanzan tan rápido como pueden.
No sabe si es porque ahora tiene la esperanza de que pueda reunir finalmente a su familia, a lo que queda de ella, o por el pánico que crece en su pecho por lo fácil que puede ser perder todo eso.
Siente como si Ambessa pudiera encontrarlos en cualquier momento y acabar con todo lo que sueña Vi. Se dice a sí misma que no debe estar asustada de ella, pero su cuerpo se pone cada vez más tenso.
Tal vez es por el recuerdo de cómo la mujer absorbió la mente de Caitlyn, cómo se metió dentro de ella en tan poco tiempo, cómo la volvió la líder de una guerra que ella misma no quería.
Su prioridad es llegar a un sitio seguro y, después de eso, finalmente podrá pensar en todo lo que ha pasado. Esta vez, tiene una oportunidad de hacer las cosas bien de nuevo, y no va a fallar.
Las calles de Zaun a veces son muy similares, y los Firelights usan un sistema bastante interesante para mantenerse escondidos, ocultos entre las calles y la basura. Llegar hasta ellos es casi imposible para cualquiera.
Por suerte, Ekko le explicó a Vi como llegar a los Firelights la última vez que estuvieron ahí. Insistió en que Vi supiera que tenía un lugar para quedarse ahí si alguna vez lo necesitaba, pero fue incapaz de ir y molestarlos cuando se quedó sola. Pensó que estarían mejor sin ella.
Aún se sorprende un poco de que lo recuerde perfectamente, pero supone que algo así no sería fácil de olvidar de todos modos. Era un seguro, un sitio donde podría ir si todo lo demás fallaba.
Ir con Vander en esa forma es un riesgo, pueden pensar que es peligroso. Pero no es la llegada de Vander lo que le preocupa.
Jinx... Es todo un tema diferente. Al menos, hasta donde ella sabe, estaban luchando a diario.
Que decir, la última vez que dejó a Ekko y Jinx en un mismo espacio estaban a punto de golpearse. Y ella no pudo hacer nada, no con Caitlyn herida.
No sabe si es una buena idea mostrarle el camino a Jinx, pero confía en que pueda ser bueno al final. Realmente cree que su hermana ha cambiado, que está vez pueden tener una oportunidad de ser feliz.
—Es por el otro lado —dice Jinx, cuando Vi gira por las calles de Zaun.
Vi la mira, ladeando la cabeza. Vuelve a mirar hacia donde ha girado y retrocede sus pasos. Tiene razón, va por el camino que no es.
—¿Cómo...? —pregunta Vi, mirando a su hermana con sorpresa.
—¿De verdad creías que no sé llegar allí? Nunca me interesaron lo suficiente para atacarlos, pero fue fácil seguirlos... —dice Jinx, encogiéndose de hombros como si no fuera gran cosa.
Bueno, al menos puede dejar de sentirse culpable por haberle mostrado el camino. Parece que ya lo sabía de todos modos. No la extraña, parece que hay pocas cosas de Zaun que Jinx no conoce.
Los ojos de Vi se deslizan de nuevo hacia Vander, analizando su situación.
Parece que a veces le cuesta caminar, a pesar de parecer más grande y fuerte que ninguna de ellas. Aunque su cuerpo esté distinto, sigue desprendiendo esa calidez de siempre. O tal vez es solo saber que es Vander de nuevo.
—Espera un momento —se queja Caitlyn por un segundo, tirando de la mano de Vi.
—No podemos parar —dice ella, con la respiración agitada.
Aún siente que están demasiado cerca de Ambessa, a pesar de que ya deben estar a bastante distancia. Y el camino hacia los Firelights es complicado, no deberían encontrarlos aquí.
—Vi... —dice una voz por detrás, casi pareciendo un gruñido.
Con el corazón encogido, se gira desde donde está parada, encontrándose con Vander ya delante de ella.
Es una sensación extraña, saber que ese ser es su padre aún con lo diferente que se ve. Sigue siendo su esencia, y eso es todo lo que debe importar ahora. No le importa que parezca un monstruo o que, por lo que parece, era salvaje antes de llegar a Viktor.
Ahora está aquí, y es todo lo que Vi necesita.
—Vander...
Se avanza hacia delante de un paso, con los ojos llenos de lágrimas. Vander no tarda en responder, apretándola de esta forma tan familiar a pesar de que ahora es muy diferentes.
Los brazos de Vander la envuelven como solía hacer cuando era niña, y como solía hacerlo el Vander de la otra dimensión. Esta vez, es casi demasiado fuerte, con la fuerza extra que debe tener por su forma, pero Vi no quiere que se detenga. No le importa si le duele un poco, así siente que todo esto es real. Que es Vander quien la está abrazando ahora.
Incluso con el paso del tiempo, y todo lo que tuvo que soportar a manos de Singed, sigue siendo Vander. Y sus abrazos siempre serán reconfortantes, aunque deberían ayudarlo a controlar su exceso de fuerza.
Es todo lo que Vi siempre pensó que no podría tener de nuevo en esta dimensión, una familia de nuevo.
Cierra los ojos con fuerza, evitando que caigan las lágrimas. No quiere que eso sea lo primero que vea Vander realmente de ella. Siempre fue la fuerte del grupo de todos modos.
Vander la aparta un poco y Vi casi protesta, antes de darse cuenta de que Jinx se ha unido a ellos. Se siente como si fuera una familia de nuevo, como si esta vez todo pudiera salir bien. Incluso puede sentir a Isha uniéndose por abajo. Parece que realmente hay una nueva persona pequeña que cuidar, pero Jinx está haciendo muy buen trabajo con eso.
Con nerviosismo, Vi se aparta un poco para buscar a Caitlyn con la mirada.
Esta a unos pasos de ellos, mirándola fijamente. Tiene que ser extraño para ella y, aunque nunca conoció a este Vander, lo hizo en la otra dimensión. Y Vi quiere que sea parte de esto.
Eso fue casi lo que más ha preocupado a Vi desde que se encontró a Jinx de nuevo.
Su familia no es normal, nada en ellos lo es. Pero quiere que Caitlyn pudiera aceptar esa parte de ella. No es que tenga que ser amiga de ellos, sabe que con Jinx será muy complicado, pero...
Sus pensamientos paran cuando Caitlyn se acerca a ella en unos pasos rápidos, uniéndose como si nada.
Es extraño, todo el conjunto debe ser muy raro. Especialmente con Caitlyn aún con el uniforme de comandante. Pero Vi no cambiaría ni una pequeña cosa de eso.
—Deberíamos seguir avanzando —dice Jinx unos segundos después, con la voz algo rota.
No parece que quiera hablar sobre eso, y realmente tiene razón.
No están muy lejos del escondite de los Firelights ahora, y deberían avanzar rápido para poder llegar ahí sin problemas. Quedarse demasiado en un sitio puede hacer que Ambessa acabe llegando hacia ellos.
Vi no puede evitar quejarse un poco cuando se separa, ganándose un suave golpe de Vander en el hombro. Sigue usando los mismos trucos de siempre por lo menos.
—Has crecido mucho, Vi —dice Vander, con esa voz casi en gruñidos.
Se pregunta si más adelante podrá hablar mejor, pero si esa voz extraña es todo lo que acaba teniendo, Vi no va a quejarse ni un poco de eso.
Tal vez será difícil encontrar un hogar real después, dado el tamaño. Pero encontrarán la forma de que todo funcione, siempre acaban haciéndolo.
Vi asiente, conteniendo sus propias emociones de nuevo, para recomponerse. Tiene que tener la cabeza despejada para poder hablar con Ekko. Si es que encuentran a Ekko.
Caminan en silencio, avanzando hacia ellos. Algunas veces es algo difícil encontrar el camino, especialmente cuando parece que Vander no cabe en algunos sitios. Pero, con paciencia, van avanzando. Y no parece que nadie esté por detrás de ellos, al menos todavía.
Cuando llegan a la puerta del escondite de los Firelights, Vi siente su corazón rebotar contra su pecho con fuerza. Quiere parecer segura y confiada, pero esta asustada de lo que puede encontrar ahí detrás.
Ekko es su única esperanza, y si él aún no esta ahí... Todo será mucho más complicado.
Da un paso hacia delante, empujando con suavidad la puerta. No sabe que esperar, por eso cree que es mejor que ella sea la única que entre de momento.
Caitlyn no parece pensar lo mismo, por la forma en que sigue detrás de ella como si fuera una sombra.
—Puedo ir yo... —susurra, pero la mujer niega con la cabeza.
—No voy a dejarte sola —asegura Caitlyn, fijando su mirada hacia delante.
El escondite de los Firelights sigue siendo igual que siempre, lleno de gente por todos lados, siendo... Felices. Algo parecido a la felicidad, de alguna forma.
No tardan en ser detenidas por uno de los Firelights, pero Vi no recuerda su nombre. Siempre estaba cerca de Ekko, y espera que no las vea como unas intrusas.
—¿Qué haces aquí? —pregunta el hombre, al menos parece saber quién es Vi.
—¿Ekko está aquí? —pregunta Vi, intentando sonar agradable.
Lo último que quiere ahora es que inicie una pelea con ellos o algo así. Lo único que quiere es tener una vida tranquila con su familia, pero la vida siempre está poniéndole dificultades en todo. Cada pequeño paso que da, es aún más difícil que el anterior.
Mira por encima del hombre, sonriendo un poco cuando ve el ambiente alegre. También puede ver a niños jugando. No puede evitar pensar que eso sería bueno para Isha. Y, tal vez, también sería bueno para Jinx. Estar rodeada de positividad en lugar de la oscuridad de siempre.
—Volvió hace poco —dice el hombre, ladeando la cabeza—. Ahora lo traigo.
Vi no puede evitar suspirar mientras el hombre se aleja, al menos Ekko esta aquí. Siente que nadie más podría entender lo importante que es Vander. También estuvo muy cerca de Ekko cuando eran niños, no fue como Benzo para él, pero... Algo cercano a ello.
Siente a Caitlyn detrás de ella, haciendo que se sienta más cómoda.
Pase lo que pase, al menos están juntas. Podrán encontrar una forma de que todo salga bien, siempre lo acaban haciendo.
No se atreve a moverse de ahí, aún estando cerca de la puerta. Hay algo que siempre la hace sentir un poco incómoda con los Firelights. Está muy orgullosa de Ekko y siempre lo estará, pero su corazón duele por todo lo que tuvo que pasar siendo tan pequeño. Vi también lo considero casi un hermano más durante mucho tiempo, le enseñó a luchar y... Pensó que podría protegerlo.
—Este lugar es precioso —murmura Caitlyn, y Vi se gira para mirarla.
Sus ojos están brillantes mientras mira al enorme árbol, y a la gente abajo. Hay algunos que los miran con curiosidad mientras pasan, pero nadie les habla directamente.
El hombre no tarda mucho en volver, con Ekko siguiéndolo de cerca.
Se ve muy diferente a la otra dimensión. Es un alivio ver a este Ekko de nuevo, saber que sigue vivo y bien. Fue el principal motivo por el que Vi se acercó a esa cosa.
Antes de que pueda decir nada, el chico avanza y la rodea con los brazos. Es un abrazo fuerte, uno que Vi no se esperaba. Es casi cómo si no pudiera creerse que esta ahí, y Vi realmente no recuerda la última vez que lo vio en esta dimensión.
Rápidamente le devuelve el abrazo. Había estado preocupada por él cuando Caitlyn dijo que había desaparecido, y se sentía culpable por no haberlo visitado antes. Al menos, esa parte de ella se calma al ver como es recibida.
Cuando se separan, Ekko da un paso atrás. Es ahora cuando nota a Caitlyn detrás de ella, pero no dice nada y vuelve a mirar a Vi, cómo si ella fuera lo único importante.
—Pensé que vendrías en algún momento —dice Ekko, dándole una sonrisa suave.
Parece algo diferente también a cómo lo recordaba en esta dimensión, pero puede que solo sean sus recuerdos chocando entre ellos.
—Siempre es bueno tener dónde ir —responde Vi, sonriendo de vuelta.
—Parece que tu chica no es muy querida esta vez —responde Ekko, su mirada estrechándose sobre Caitlyn.
Vi tiene que reprimir el impulso que tiene de defender a Caitlyn como si nada, pero sabe que no será bienvenido. Sabe que Ambessa tenía el control de casi todo ahí arriba, pero era la cara de Caitlyn en los carteles.
—Sé lo que parece —empieza Caitlyn, mirando a Ekko con esos ojos brillantes—. Pero nunca quise que usarán la violencia contra la gente de Zaun. Intente estar en contra, pero Ambessa... Debería haber sido más dura con lo que quería, pero he aprendido de ello. Siento todo el daño que le cause a tu gente.
—Vaya, eso fue serio —habla Ekko, pareciendo más suave ahora mientras mira a Caitlyn—. A los demás... Les costará verte aquí, pero podéis quedaros el tiempo que necesitéis.
El problema principal es que no son solo ellas las que tienen que quedarse, y no sabe cómo decírselo a Ekko.
—¿Dónde has estado? —pregunta Vi, mirándolo fijamente ahora.
Puede escuchar el silencio alrededor de ellos, y esta segura de que todos los demás Firelights están también pendientes de su conversación.
—Ha sido complicado —dice Ekko, con un tono pesado—. Pero he visto cosas, y ahora entiendo algunas cosas que decías.
Los ojos de Vi se estrechan en él, mientras procesa sus palabras. Es posible que haya acabado en otra dimensión, como ellas, pero no puede preguntarle con todas esas personas mirándolos.
—Hay algo más... —susurra Vi, con cuidado.
—¿Qué pasa?
Vi suspira de nuevo, mientras se pone seria. Tiene que mostrarle a Ekko que está totalmente segura de su decisión. Que pueden confiar en Jinx de juego.
—Jinx está conmigo —dice, sería y directa.
Los ojos de Ekko se abren un poco y su cabeza se ladea, mirando a Vi con intensidad. Al menos no parece enfadado y con ganas de ir a por Jinx ahora mismo, es un gran avance.
No había pensado en cómo tiene que lidiar con que tantas personas quieren acabar con su hermana...
—¿Por qué?
—Es complicado, y sé qué no la quieres cerca, y mucho menos aquí pero...
Ekko parece afectado por su respuesta, y Vi sigue notando en que hay algo en él que no parece igual que siempre. Pero no sabría decir exactamente qué es lo que encuentra extraño.
—Está bien —murmura Ekko, dando un fuerte suspiro—. Pero hay algo más, lo notó.
—Vander esta vivo —dice, directamente—. Ahora es diferente, y necesitamos un espacio para ocultarlo durante un tiempo.
Los ojos de Ekko se abren aún más que antes, y da un paso más cerca de Vi. Puede ver la sorpresa en todas sus facciones, y la mira cómo si quisiera más información.
—Ambessa esta tras él —añade Caitlyn, cuando Ekko sigue sin decir nada—. Sabemos que no lo encontrarían aquí.
—¿Hablas en serio? —pregunta Ekko, ahora con la voz más temblorosa.
Vi asiente, es difícil ponerlo en palabras, pero así es. Vander sigue ahí, de otra forma, pero sigue ahí. Sigue siendo Vander.
—Sé que es una locura, pero es él —murmura Vi, también con el tono inestable.
—Pocas cosas me parecen una locura ahora —susurra Ekko, mirándola como si esas palabras significaran más de lo que Vi entiende.
—¿Tienes un lugar donde podamos quedarnos? —pregunta Vi, ahora queriendo ir a lo seguro.
Ahora que Ekko sabe que tiene un gran peso detrás, espera que sea una respuesta positiva. Además, no cree que tiene la energía necesaria como para poder pensar en otro lugar donde puedan ir ahora.
Sus músculos están doliendo de nuevo, mucho más que antes. Y los golpes de Ambessa empiezan a notarse.
—Siempre hay espacio para la familia —murmura Ekko, dándole una sonrisa enorme.
— —
Hacer entrar a Vander al escondite es todo un reto por sí mismo, pero lo consiguen. Jinx, por una vez, parece casi contenta de quedarse en ese lugar, diciéndole cosas a Isha que no puede escuchar.
Ekko fue el primero en abrazar a Vander con fuerza, sin importarle ni lo más mínimo su apariencia. Fue emotivo verlo, sentir como otra parte de ella se curaba con esa vista.
Aun así, duele un poco pensar en los que dejaron atrás. Benzo, Mylo, Claggor... Pero los lleva en sus recuerdos, y está más tranquila ahora que sabe que hay otra dimensión dónde están bien y son felices. Es todo lo que Vi siempre quiso para ellos.
En cuanto a Jinx, no fue tan emotivo y sencillo.
Ekko se quedó mirándola por unos largos segundos, cómo si quisiera ver algo más en ella. Cómo si supiera algo que los demás no. Parecía indeciso, cómo si no supiera si debería confiar en ella o no. Vi no podía culparlo por ello.
La cosa acabó rápido cuando Ekko se dio cuenta de Isha, que aún seguía pegada a Jinx, y la forma suave en que ellas dos hablaban.
Nunca supo exactamente que pasó entre ellos dos después de que ella fuera enviada a prisión, solo del resentimiento entre ellos.
Ekko acabo suspirando cómo si no supiera que estaba buscando exactamente en Jinx, para guiarlos hacia un lado del refugio donde podrían quedarse de forma temporal.
El refugio era casi más impresionante de lo que Vi recordaba, tan lleno de vida... Casi parecía una pequeña versión de Zaun de la otra dimensión, construido con el esfuerzo de los Firelights.
Avanza lentamente, casi como si Ekko temiera moverse demasiado rápido con ellos atrás. Y puede ver cómo le hace algunas señas a los demás, quienes los siguen observando con curiosidad.
Cuando Vi sigue mirando a Ekko, se da cuenta de que hay algo extraño en la forma en que Ekko mira a Jinx ahora. Cómo si hubiera una especie de suavidad, de dulzura, que no había estado ahí antes. No es cómo si quisiera decir nada, pero casi le recuerda a la forma en que Ekko solía mirar a Jinx en la otra dimensión.
Pero es imposible. Aquí no se llevan bien, apenas han intercambiado ninguna palabra en todo el rato que llevan ahí dentro.
—No pensé que volveríamos a verte —acaba diciendo Ekko, mientras hace que avancen por el refugio—. Me explicaron cómo estabas en el foso y...
Vi se tensa por un momento, pero se obliga a sí misma a relajarse. Tal y como pensó, no es un gran secreto lo mal que estaba.
Aún puede recordar cómo se sentía, cómo si toda su vida hubiera acabado pero sin ser capaz de acabarla de verdad. El alcohol y las peleas fue todo lo que tuvo durante ese tiempo, y después... Ya no sentía que pudiera ir a ver a Ekko.
Siente como Caitlyn le da un pequeño empujón mientras caminan, cuando Vi sigue sin responder. Sus ojos se cruzan, y esta vez siente que todo puede estar bien de nuevo. Caitlyn fue una gran parte de sus motivos para estar en el foso, pero ahora... No volverá a acabar así.
—Las cosas han cambiado —acaba diciendo simplemente, cómo si eso pudiera resumir todo lo que siente.
Ekko gira la cabeza hacia Jinx, que está distraída murmurando algo hacia Isha mientras miran a los niños jugando, antes de soltar un largo suspiro.
—Entiendo. Las cosas también han cambiado para mí.
Vi lo mira más intensamente mientras su cerebro piensa en esas palabras.
No quiere saltar a las conclusiones demasiado rápido, pero cree que sabe que ha pasado. O eso quiere creer. Puede que Ekko acabase en otra dimensión, igual que ellas. Todo apunta a eso.
—¿A qué te...? —intenta preguntar, pero Ekko se queda quieto de golpe antes de que pueda decir nada.
—Tuvimos que ampliar la zona después de que los pilties empezarán a molestar aquí abajo —dice, dándole una mirada rápida a Caitlyn—. Hay algunas habitaciones vacías aquí.
Vi asiente, mientras Ekko abre una puerta, al otro lado de la entrada del refugio.
Está bastante segura de que esa puerta no estaba ahí antes, pero no le extraña que los Firelights hayan estado recibiendo cada vez más gente. Las calles de Zaun parecen cada vez más peligrosas, y ya no solo por los peligros de Zaun, los de arriba son el problema.
Dentro, hay un gran pasillo con diferentes puertas a los lados. Se ve bastante nuevo, algo que han hecho rápido para tener espacio.
—Buen trabajo, chico salvador —dice Jinx, dando un paso hacia delante—. ¿Hay algún sitio donde quepa el grandullón?
Vander hace un sonido molesto, pero Vi no puede evitar reírse un poco por la comparación.
Ekko mira de nuevo a Jinx, con esta mirada que parece querer decir muchas cosas, pero solo asiente y las dirige hacia dentro. Al fondo, hay una puerta que parece más grande de lo normal.
—Es una especie de enfermería, no la usamos mucho por suerte, pero podemos unir las camas —explica Ekko, abriendo la puerta.
Es un espacio grande lleno de camas, una enfermería pero sin ningún tipo de medicinas visibles. Los recursos parecen escasear aquí abajo también.
—Está bien —gruñe Vander, caminando hacia las camas—. Esto es suficiente.
Ekko asiente, sin parecer del todo convencido. Tampoco es que tengan mejores opciones ahora mismo, eso es lo mejor que ahí.
—Hay dos habitaciones vacías aquí a los lados —dice Ekko, y le da una rápida mirada a Vi—. Supongo que Caitlyn y tú os quedaréis juntas.
—Sí —responde Caitlyn, caminando hacia la puerta que señala Ekko.
Igual que en la enfermería, no hay mucha cosa aparte de la cama, pero es suficiente. Parece lo suficiente grande como para que las dos quepan sin problemas.
No cree que puedan quedarse mucho tiempo ahí, tendrán que hacerle frente a sus actos en algún momento.
—Podéis presentaros a los Firelights ahora, estoy seguro de que quieren saber más de vosotros —dice Ekko, saliendo de ahí—. No tenéis que quedaros mucho, sé que debéis estar cansados.
—Pensé que este lugar sería peor por dentro —murmura Jinx, siguiendo a Ekko.
—Jinx —dice Ekko, haciendo que todos los demás se paren en seco—. Los Firelights están agradecidos por lo que hiciste en Stillwater.
—Sí, bueno, no fue nada... —responde Jinx, ahora casi parece tímida—. Un héroe genial, eso soy ahora, ¿qué puedo decir?
—Dejemos el resentimiento atrás, ¿vale? —propone Ekko, dándole una sonrisa suave.
Jinx parece dudar unos segundos, y sus ojos se mueven hacia Vi, quien asiente.
—¿Por Vander? —susurra Jinx, cómo si estuviera algo incómoda por la idea.
Ekko parece entenderla, por lo que le dedica una sonrisa suave que hace que Jinx de un paso atrás, aún viéndose más extrañada.
—Por Vander —afirma Ekko, decidido.
—Genial, solo por un tiempo. Pero aún soy mejor que tú.
El tono de Jinx, casi desafiante mientras lo dice, hace que Ekko suelte una risa. Parece que no va a tener que preocuparse por si pelea esta vez, al menos por ahora.
No había esperado que Ekko ofreciera una tregua tan pronto, pero no va a quejarse por ello. Y tiene una idea general de que hizo Jinx en Stillwater, por lo que dijo. Sacó a los zaunitas de prisión, y por eso ahora pueden tener un momento de paz.
Tal vez las cosas si funcionen bien esta vez.
——
El tiempo con los Firelights no es malo, pero Vi siente que se agobia con cada segundo que pasa.
Por mucho que hayan perdonado a Jinx, o como sea que llamen a esa tregua, sigue sintiendo las miradas en ellas en todo momento. Y no solo a Jinx, Caitlyn tampoco parece haberse ganado la simpatía de la gente aún. No es que pueda culparlos por ello.
Vander, en cambio, parece ser todo un éxito. Parece que todos conocen las historias de Vander, de cómo ayudo al pueblo, y pronto está rodeado de gente que quiere preguntarle cosas.
Todo es demasiado abrumador. Pero Vi se queda hasta que los demás también empiezan a marcharse, sin querer quedar mal el primer día que se quedan ahí.
Cuando entra a la pequeña habitación, seguida de Caitlyn, se tira a la cama nada más puede, suspirando con fuerza.
Todo es muy difícil de procesar, por muy rápido que parezca haber entendido todo. Vi casi pensó que Jinx estaba jugando con su cabeza cuando habló de Vander, o que eran solo otra de las alucinaciones de la chica. Pero ahora está aquí, diferente pero igual en muchos sentidos. Es real, más real de lo que Vi había esperado.
Está tan feliz que siente que todo tiene que ser falso, que ella no puede tener todo eso cuando aún no han acabado con el problema principal que se cierne sobre ellas.
Escucha como Caitlyn cierra la puerta detrás de ella, con un suspiro pesado.
Vi la observa, riéndose un poco cuando la mujer parece más cansada por haber estado rodeada de gente que por luchar contra Ambessa. No puede creer que todo eso haya pasado en tan poco tiempo.
Caitlyn aparta algo de la cama, una especie de prendas de ropa que Vi ni siquiera había visto, y se cambia con rapidez.
Si fuera en otras circunstancias, Vi aprovecharía para hacer algún comentario coqueto, pero siente que todo es demasiado y lo único que realmente quiere es acurrucarse con la mujer en la cama.
Gruñe un poco cuando tienen que ponerse de pie para cambiarse también, aliviada de que los Firelights tengan ropa para cualquier tipo de persona. Su cuerpo sigue doliendo, pero no cree que vaya a dejar de hacerlo nunca.
Vuelve a la cama, con sus ojos puestos en Caitlyn. No tarda en ponerse a su lado, suspirando feliz cuando la mujer la abraza.
Con la ropa de los Firelights, Caitlyn se ve como si fuera solo una persona normal, no la imagen de Piltover que los ha estado asustando durante mucho tiempo. Se ve cansada ahora, pero también... Parece más cómoda sin el uniforme encima, mirando a Vi con esos ojos azules brillantes.
—¿Cómo estás? —pregunta Caitlyn en voz baja.
Es una pregunta difícil. Podría decir que esta bien, más feliz de lo que ha sido en mucho tiempo. Pero hay más en sus emociones de lo que puede describir.
Vi suelta una risa sin humor, apoyándose aún más en Caitlyn, necesitando de ese calor ahora más que nunca.
—¿Cómo crees que estoy?
Caitlyn mueve la cabeza para poder verla mejor, y Vi sube su rostro. Parece que Caitlyn la esta analizando, intentando ver más de ella.
—Feliz, pero asustada —murmura Caitlyn, apartando el cabello de los ojos de Vi con cuidado.
Vi respira con fuerza, buscando la forma de poder explicar lo que siente. Sus manos juegan inquietas con las de Caitlyn, ordenando sus pensamientos.
—Es demasiado... Pensé que perdería a Vander tan pronto como volviéramos aquí, pero ahora está aquí y no me lo esperaba. Está tan cambiado.
Caitlyn asiente, mirando a Vi, dándole toda la atención que necesita en ese momento.
—¿Y Jinx?
Vi cierra los ojos por un segundo, levantando las manos para pasárselas por la cara. Ese es un tema casi más complicado.
—No sé. Quiero creer que esta vez es diferente. Que podemos tener una oportunidad. Pero...
Caitlyn espera en silencio, dándole espacio para que continúe.
—A veces me da miedo confiar en ella. Ha hecho tantas cosas malas y... Sé que esta mejor ahora que tiene a Isha, pero no puedo quitarme esa sensación de pánico.
Hay un momento de silencio entre ellas, mientras Caitlyn piensa en algo que decirle.
—No eres la única que siente eso. No tan así, pero algo parecido.
Vi gira la cabeza para mirarla, sintiéndose curiosa.
—¿Tú también?
Caitlyn asiente, mirándola con intensidad.
—Después de todo lo que pasó entre nosotras, el secuestro, mi madre... No pensé que podría verla como algo más que un criminal. Pero en la otra dimensión, viendo a Powder... Podría haber sido tan buena, pero su situación no la dejó. Y ahora, verla cambiada, cuidando a Isha, a Vander, a ti...
Vi la observa con incertidumbre, pensando en las palabras de Caitlyn. Ella siente algo muy parecido, las dos versiones de Jinx chocan en su mente, y sigue queriendo ver lo mejor de ella.
Es su hermana, nunca más podría dejarla atrás. Pero confiar en ella... No es realmente tan fácil.
—¿Crees que podremos confiar en ella alguna vez?
Caitlyn sostiene su mirada por un momento antes de suspirar. Sabe que es una pregunta complicada, especialmente para Caitlyn, pero Vi necesita saberlo.
—No lo sé. Pero quiero intentarlo. Por ti.
Vi siente que su pecho se aprieta, mientras una sensación cálida la recorre al escuchar la respuesta de Caitlyn. Aún la sorprende oír lo mucho que ha cambiado para ella, nunca antes había pensado que alguien se preocuparía por ella de esa forma.
Sabe que Jinx tuvo un impacto muy negativo en la vida de Caitlyn. Y después de su madre... Que sea capaz de darle una oportunidad real por ella es mucho más de lo que podría pedir.
Y ahí se da más cuenta aún de lo mucho que ha cambiado Caitlyn también.
Tenía miedo de confiar en ella, por eso pensó lo peor cuando la vio de nuevo con el uniforme de comandante, pero esos pequeños gestos le hacen entender que son solo sus traumas hablando.
Caitlyn le sigue demostrando una y otra vez que le importa de verdad esta vez. Que no va a volver a dejarla atrás, y que incluso intentará darle una oportunidad a Jinx por ella.
—Cait... —susurra, con el corazón lleno de calidez.
Caitlyn le da una sonrisa suave, mientras baja la cabeza para darle un beso suave, que hace que su corazón se derrita aún más. Realmente está muy enamorada de la mujer, y no puede esperar para el día que sean libres de todos estos problemas y puedan vivir de verdad.
Cuando se separan, Vi suelta un suspiro largo. Se recuesta todavía más contra Caitlyn, ahora con otra preocupación en la mente.
—Ambessa no se detendrá —dice Vi, con sus pensamientos abrumándola—. Nos va a encontrar.
Caitlyn suelta un suspiro, dándole la razón. Ambas saben que Ambessa no es una persona que se rinda, y si quiere a Vander como arma... No se quedará de brazos cruzados tan rápido.
—Lo sé.
—¿Qué hacemos, Cait? —susurra Vi.
Caitlyn no responde de inmediato. En su lugar, se estira un poco, girándose hacia Vi. Con una lentitud que hace que el corazón de Vi se acelere, desliza su mano hasta tomar la de Vi entre sus dedos.
—Lo que deberíamos haber hecho desde el principio —dice Caitlyn, entrelazando sus dedos con los de Vi—. Peleamos juntas. Contra ella, o contra quien haga falta.
Vi traga saliva y la mira fijamente. Hay algo reconfortante en su tono, en la seguridad con la que lo dice.
—¿Juntas?
Caitlyn le aprieta la mano con más fuerza.
—Siempre juntas. No voy a dejarte ir esta vez, nunca más.
Vi cierra los ojos por un momento, dejando que esa promesa se grabe en su mente.
Por primera vez en mucho tiempo, siente que, pase lo que pase, no está sola.