En otro universo

Arcane: League of Legends (Cartoon 2021) League of Legends
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En otro universo
Summary
—En resumen, estos tres han desaparecido y quieres que te ayude a encontrarlos.Caitlyn asiente, mirando a Vi fijamente.—Creo que sé dónde están.—¿Y vas a decirlo o prefieres que me quede con la intriga?Rueda los ojos, intentando verse lo más despreocupada posible. Pero está preocupada.—El centro de las puertas Hextech. En, bueno, la pelea, nuestras armas estaban fallando todo el tiempo.Vi asiente, recuerda el momento en que sus guantes se movían solos y se negaban a cooperar.—¿Y quieres que vayamos?—Sí, sé que es peligroso pero...Vi lo piensa por un momento, ignorando su corazón. Si fuera por eso, habría dicho que sí hace mucho.ODónde Vi y Caitlyn acaban en mundo paralelo mientras intentan ayudar.Las cosas no acabaron bien después de la pelea con Jinx, y ambas están en lados opuestos, por lo que es una sorpresa cuando Caitlyn le pide ayuda a Vi.Las cosas se complican cuando Vi llega a un mundo paralelo donde las cosas son diferentes, y dónde Caitlyn es su mejor amiga. ¿Cómo puede Vi resistirse a sus sentimientos así? ¿Cómo puede querer volver a su triste vida?
Note
Y aquí vamos de nuevo, parece que no me canso de ellas dos.Posiblemente esta obra tenga actualizaciones más lentas, ya que comienzo a trabajar por las tardes también. Pero haré todo lo posible para seguir hacia delante.Estoy muy emocionada por está, tengo muchas ideas que creo que pueden estar muy bien.Espero que lo disfruteis tanto como yo lo hago escribiendo.
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Chapter 7

Caitlyn intenta unir todos los hechos que sabe sobre este nuevo lugar, pero son pocos y no tiene más sentido de ninguna forma que los ponga. Ni siquiera entiende cómo es posible, pero aquí está, con Vi.

Vi, sólo tenerla ahí a su lado hace que todo sea más llevadero. Como siempre, es la única persona que consigue calmar a Caitlyn.

Ha notado su ausencia todos los días que han estado separadas, pero estaba demasiado avergonzada después de sus acciones como para ir a rogarle una nueva oportunidad. Y, poco a poco, había dejado que Ambessa controlará todas sus acciones porqué era más sencillo que admitir que había perdido a las personas más importantes de su vida.

Pero ahora, tiene que dejar de lado todos esos sentimientos. Tienen algo mucho más importante delante. Un nuevo enigma que Caitlyn debe resolver.

Sus ojos se desvían hacia Vi, sorprendiendose cuando la mirada de la mujer ya se encuentra en ella. Casi siente como se le pone el pelo de punta cada vez que se miran, todos los sentimientos flotando en su piel.

Vi, esta versión de Vi, se ve tan llena de vida y alegre que Caitlyn casi quiere llorar por ello. No tiene heridas, ninguna marca del tiempo que pasó encerrada, ya que aquí no lo pasó. Desearía que pudiera ser así también en su mundo.

Aún así, mientras baja un poco la vista a los hombros de Vi, extraña sus tatuajes. Incluso ese tonto tatuaje con el nombre en su mejilla, eran características muy de Vi.

—Entonces, llegaste tres días antes que yo —comienza a decir Caitlyn, cuando siente que se ha quedado mirando a Vi más de lo que debe ser considerado normal.

—Sí, supongo que está más cerca del núcleo que tú —responde Vi, asintiendo.

Los recuerdos sobre eso son algo borrosos, pero recuerda a Vi intentando apartarla del núcleo, lo que hizo que ella acabará más cerca de él.

No puede evitar el calor que siente cuando piensa en Vi preocupándose por ella de ese modo, pensaba que ya no era importante para ella. Que había pasado página y, sinceramente, no la extrañaría. En Zaun tienen que haber muchas mujeres hermosas interesadas en Vi, ¿quién no lo estaría?

—Y toda tu familia sigue viva aquí —aclara Caitlyn, pensando en esos hermanos suyos de los que tantas anécdotas escuchó.

—Todos —dice Vi, sus ojos fijos en Caitlyn—. Por lo que sé, tu madre también está viva.

Y ahí está el tema importante, el que Caitlyn no sabía cómo llevar.

Su corazón casi se había paralizado cuando escuchó a Powder mencionar a su madre. La extrañaba con todo su corazón, incluso cuando su relación no siempre había sido muy buena, era su madre.

—Entiendo... —susurra, con la voz temblorosa.

Quiere preguntar más, saber que sabe Vi sobre ella, toda la información que pueda tener. Pero tiene miedo. ¿Y si su madre no es buena aquí? O si es diferente y no son cercanas. O si...

Bueno, hay demasiadas opciones.

La parte más grande de su corazón le grita que vaya a verla, que intente hablar con ella y se disculpe por darle tantos dolores de cabeza. Que se disculpe por no haber evitado su muerte cuando pudo, cuando tuvo a Jinx a tiro.

Pero sabe que no puede disculparse por ello, ahí sentada con Vi. Disparar a Jinx la hubiera roto, y Caitlyn ahora entiende que nunca quiso eso.

Aún está dolida y sabe que lo que Jinx hizo está mal, pero ese odio por Jinx se convirtió rápido en odio por sí misma. Y ahí fue cuando Ambessa intervino...

Sacude la cabeza con fuerza, queriendo eliminar todos esos pensamientos.

Cuando vuelva, tiene que cambiar muchas cosas. Es la comandante Kiramman por algo, y ya es hora de que empiece a usar ese título por sí misma y por nadie más. Tienen que evitar una lucha aún más grande, sabe que Ambessa no tiene buenos planes.

—¿Quieres verla? —susurra Vi, intentando medir la reacción de Caitlyn.

Caitlyn lo piensa durante unos segundos, sintiéndose atrapada.

Casi da un salto en la cama cuando nota que la mano de Vi se entrelaza en la suya, dándole un apoyo silencioso. El tacto de la mano de Vi sin las vendas es mucho más intensa que antes, se siente suave y cálida contra la suya. La aprieta con fuerza, mientras se siente mucho más calmada que antes.

—Sí —susurra Caitlyn, con esa esperanza en el pecho.

—Deberías escribirle primero, seguro que te ha dicho algo —responde Vi, sacando su teléfono con su mano libre—. ¿Lo tienes?

Caitlyn asiente, también sacándolo de su bolsillo con la mano libre. Le cuesta usarlo pero aún no quiere romper el contacto que hay entre las dos. Siente que todo se volverá abrumador de nuevo si se separa de Vi.

La mujer parece que lo entiende, y con movimientos rápidos le agarra el teléfono de Caitlyn. Parece buscar algo por unos segundos, hasta que gira el teléfono para que Caitlyn también pueda verlo.

—Mira, tu madre ya estaba escribiendo —le explica Vi, mientras Caitlyn fija sus ojos en la pequeña pantalla, leyendo los mensajes.

Vi hace un movimiento rápido para responder, casi quitando su mano de la de Caitlyn, pero la mujer la agarra con más fuerza, impidiendolo. Puede ver como la cabeza de Vi se gira un poco mientras mira sus manos entrelazadas, pero escribe con una mano como puede sin hacer ni un solo comentario.

—¿Está enfadada? —pregunta Caitlyn, recordando el comentario de Powder.

Aún le sorprende lo diferente que se ve Jinx en este universo. Y es un doloroso recuerdo de que no es solo una asesina, una vez fue una niña de Zaun a la que le fallaron. Una que podía haber acabado como esta Powder.

—No, sólo quiere saber si estás bien. Dice que está en la mansión Kiramman —dice Vi, dejándolo en el aire para que Caitlyn decida si quiere ir o no.

—Quiero ir —dice Caitlyn, ahora más segura.

Al menos, quiere ver que es lo que tiene esta Caitlyn, más allá de una muy buena relación con Vi y su familia.

—Genial, ahora se lo escribo —murmura Vi, presionando las teclas muy despacio con una mano—. Sobre ese comentario, no te preocupes. Una vez Caitlyn me dijo que solía escaparse con la Vi de aquí durante días y su madre nunca le dijo nada.

Está bastante sorprendida por ese hecho, pensando en cómo ellas dos podrían habérselo pasado estando solo ellas, tranquilas y disfrutando de sus días. Debía sentirse muy bien poder irse cuando quisieran y dejar sus responsabilidades atrás. Caitlyn no puede recordar el último día que tuvo antes de ir a buscar a Vi. Siempre demasiado ocupada buscando pistas sobre Jinx o siguiendo órdenes estúpidas que no las llevaban a ningún lado.

—Oh, eso suena genial —responde Caitlyn, sintiendo algo de envidia recorrerle el cuerpo.

También quiere una vida dónde pueda escapar con Vi a cualquier lado sin tener que pensar mucho en ello. Tal vez...

No, ya no. Caitlyn rompió ese puente incluso antes de que pudieran ser algo. Un beso es todo lo que tiene para siempre, todo lo demás entre ellas acabó antes de que pudiera llegar a más.

A veces, Caitlyn se arrepiente de haber tardado tanto. No sabía si Vi correspondía sus sentimientos y estuvo alargandolo. Pero debería haberlo hecho, al menos hubiera tenido a Vi por más tiempo que un corto beso que aún recuerda cada noche.

—Sí —susurra Vi, ahora mirándola con una intensidad que hace que su corazón se acelere—. Suena bonito.

—Muy bonito —confirma Caitlyn, esperando que la mujer note que eso es lo que hubiera deseado para ellas también.

—¿Quieres que te acompañe ahora? No es que tengamos mucho que hacer aquí —dice Vi, levantándose de la cama.

Juega con sus manos nerviosamente, mientras mira a Caitlyn con una sonrisa algo incómoda.

Parece que la sugerencia no ha sido bien recibida. No es como si Caitlyn pudiera esperar otra cosa después de lo que hizo, pero odia lo mal que le sienta el suave rechazo.

—Sí, vamos...

Vi abre la puerta, guiando a Caitlyn hasta la entrada al bar en completo silencio. Le dice algo a Vander y Powder mientras sale, pero Caitlyn no puede evitar pensar en otras cosas.

No puede evitar pensar que tal vez no hay forma de arreglar lo que tienen, por mucho que Caitlyn quiera hacerlo.

— —

Caitlyn se pone cada vez más tensa con cada paso que se alejan de Zaun y se acercan a la gran mansión Kiramman.

No sabe qué es lo que la espera ahí dentro, no sabe cómo puede reaccionar al ver a su madre viva y respirando, como si nada hubiera pasado. Como, en otro universo, todas esas cosas que tanto la preocupan parecen no existir.

Cuando están frente a la mansión Kiramman, Vi se para en seco, girándose para mirar a Caitlyn a los ojos.

—Yo no... prefiero no entrar ahí ahora —susurra Vi, con la voz baja—. Pero estaré cerca, puedes enviarme un mensaje si necesitas que venga por ti.

—No hace falta —interna decir Caitlyn, y se arrepiente al segundo.

Realmente necesita a Vi cerca de ella para poder lidiar con esto sin romperse, por lo que al menos agradece que se quede ahí por si la necesita. Y Caitlyn está bastante segura de que lo hará.

—Está bien —susurra Vi, ya dando un paso atrás—. Sé que es difícil.

Caitlyn asiente, viendo como la mujer le da una sonrisa suave antes de alejarse

Tiene que respirar profundamente varias veces antes de tener la suficiente valentía como para dar un paso más cerca de la casa, temiendo lo que pueda encontrar.

La recibe un empleado de la casa, sonriéndole amablemente y abriéndole la puerta. Se sorprende al ver que no llevan uniformes, y que parecen mucho más alegres y cercanos que antes.

Poco después, Caitlyn camina por los pasillos interminables de la casa, y no puedo evitar notar que se ve muy diferente, mucho más... Humana, habitada. Los colores son más cálidos y hay diferentes fotografías familiares colgadas. Su casa se siente cálida y reconfortante, como nunca lo ha hecho antes.

Todo aquí parece ideal, y Caitlyn no puede quitarse esa sensación de que tiene que haber algo muy malo también. Las cosas así de buenas no tienen sentido. O tal vez es solo que está acostumbrada a que todo salga mal, ahora que no tiene a su madre con ella.

Pero la tiene, al menos en esta realidad.

Se detiene al escuchar un ruido detrás de una puerta, y cuando Caitlyn se para en seco, se da cuenta de que es la sala que usaban siempre para hablar de cualquier cosa. Parece que sigue siendo su sala favorita en esta dimensión también.

Abre la puerta con cuidado, mientras respira pesadamente. Su madre está sentada en ese sofá de siempre, la única cosa que parece no haber cambiado, mientras sostiene una taza de té en sus manos.

Parece tranquila y cómoda, más relajada de lo que Caitlyn recuerda haberla visto nunca. Casi no quise y romperle el momento de paz, pero tiene muchas cosas que decirle, pero no sabe cómo.

Se acerca cuidado, mientras su corazón rebota en su pecho con fuerza. No puede creerse que su madre esté frente a ella de nuevo, viva.

Ahora que la ve más de cerca, puede decir que se ve algo distinta. Sus arrugas son menos pronunciadas, tiene el cabello algo más largo y, lo más importante, parece mucho más relajada.

—¿Puedo...? —pregunta Caitlyn, señalando el asiento vacío junto a su madre.

Cassandra levanta la vista, como si no se hubiera dado cuenta de su presencia, y le dedica una amplia sonrisa dulce.

—Por supuesto, querida. ¿Dónde está Vi? —dice su madre, casi pareciendo divertida—. Ya no funciona que me envíes mensajes diciendo que te encuentras mal, ¿lo sabes? Ya van demasiadas veces.

Caitlyn la mira sin decir nada, pensando en algo que pueda decir. Ni siquiera había esperado que su madre supiera que estaba con Vi, pero parece que sus versiones de este mundo nunca están separadas por mucho tiempo.

—Yo... Bueno, tiene algunas cosas que hacer —dice Caitlyn, sin saber qué más decir.

Es extraño ver a Cassandra así, tan relajada y mirando a Caitlyn como si la viera realmente, y aceptando a Vi sin problemas.

En su mundo, cuando aún vivía, siempre estaba ocupada, preocupada por las apariencias o intentando solucionar algo del consejo que casi nunca salía bien. Caitlyn podía contar con los dedos de la mano las conversaciones reales que había tenido con su madre, y eso es lo que más le dolía. Sabía que la apoyaba, pero nunca tuvo el tiempo para estar ahí para ella.

—Oh, entiendo. Dile que se pase pronto, incluso tu padre extraña tenerla por aquí. Desde que te mudaste, apenas la vemos —habla Cassandra, haciendo que Caitlyn salga de sus pensamientos por un momento.

—Lo haré —dice Caitlyn, pensando en ello.

Un empleado de la casa aparece con una nueva taza de té para Caitlyn, que la agarra con una sonrisa. Su madre le dice algo, y el empleado responde con naturalidad. Caitlyn observa el intercambio con curiosidad, los empleados siempre habían sido amables con Caitlyn en su mundo, pero sabía que no eran realmente cercanos a sus padres. Se alegra de que aquí parecen ser más conscientes de la gente que trabaja para ellos.

—Parece que te preocupa algo —dice Cassandra, con voz suave—. ¿Quieres que hablemos en el jardín?

—¿En el jardín?

No puede ser que se esté refiriendo al lugar que cree.

—Es tu lugar favorito para charlar —responde Cassandra, con su sonrisa ampliándose—. Todas esas violetas siempre parecen relajarte.

Caitlyn niega con la cabeza, los sentimientos la abruman por un momento.

Los últimos recuerdos que tiene en ese lugar no son buenos, poco después del funeral de su madre. Sería demasiado doloroso volver a ese lugar con su madre cerca.

Ya es demasiado doloroso tenerla a su lado, siendo todo lo que no pudo ser en su propio mundo.

—¿Qué pasa por esa cabecita tuya? —pregunta Cassandra, mirándola con una leve preocupación.

Caitlyn siente que se le seca la garganta, pensando una y otra vez en cómo expresar todo lo que quiere decir. Pero tampoco puede decirle esas cosas, aquí Jinx nunca existió y parece que su madre tuvo más tiempo para ella. Estaría quejándose con la persona equivocada.

—Yo...

—Sí es por tu puesto en el consejo, siempre podemos alargarlo más —dice Cassandra, ahora dejando el té en la pequeña mesa y tendiéndole una mano a Caitlyn—. No sientas presión por ello. Siento si parezco demasiado dura en el trabajo, pero para cambiar las cosas hay que hacerlo desde arriba.

Caitlyn asiente, nunca antes se ha sentido tan apoyada, y no puede evitar sentirse celosa, no por primera vez, de la Caitlyn de esta dimensión.

Deja la taza de té en la mesa también, sin haber bebido ni una sola gota. Con cuidado, levanta la mano y la une con la de su madre, sintiendo ese calor familiar que ha extrañado. No se dieron muchos abrazos, tal vez deberían haberlo hecho.

Casi puede sentir que quiere llorar en ese momento, pero se contiene. Tiene que recordarse a sí misma que está no es la misma versión de su madre que recuerda. Es una que no tiene todos esos recuerdos que tiene ella.

—¿Siempre hemos sido... así? —pregunta finalmente, su voz inestable por la emoción.

Puede ver como Cassandra ladea la cabeza, mirándola con confusión.

—¿A qué te refieres?

Caitlyn piensa por un momento, sin saber como explicar todos esos miedos que ha tenido siempre ante su madre.

—¿Siempre hemos tenido esta relación? ¿Hablamos así, sin pelearnos, sin... expectativas?

Casaandra parece sorprendida por la pregunta, como si nunca hubiera pensado en esas cosas antes. Parece que su relación es realmente muy diferente aquí.

—Caitlyn, siempre hemos tenido nuestras diferencias. Eres fuerte, independiente y tienes tus propias ideas, y eso no siempre es fácil para una madre. Pero nunca he dejado de apoyarte. Nunca he dejado de quererte.

El nudo en la garganta de Caitlyn se hace tan grande que apenas puede respirar, mientras las palabras de Casaandra la golpean con fuerza. Eso es todo lo que quiso escuchar de su propia madre, y le duele que sea una versión de otro lugar la que las diga. Pero también está feliz, es extraño.

Su respiración se vuelve pesada, todo se siente como demasiado.

Intenta responder, pero abre la boca sin formar ni un solo sonido. ¿Cómo debe responder a eso?

—¿Qué pasa? —insiste Cassandra, ahora con esa mirada más preocupada y sujetando la mano de Caitlyn con fuerza—. ¿He hecho algo que te haga pensar lo contrario?

Incluso así, puede ver como su madre se preocupa por haber hecho un comentario o algo que haya hecho pensar así a Caitlyn. Es una tontería, pero siente que sus recuerdos con su madre se curan un poco de ese modo, como si lo pudiera ver de otra forma.

A pesar de lo distintas que son las dos realidades, quiere pensar que su madre siempre se sintió así, sólo que nunca tuvo el tiempo para decírselo a Caitlyn.

—No —responde Caitlyn rápidamente, sacudiendo la cabeza—. No eres tú... Es solo que...

Se detiene, su voz se quiebra antes de que pueda terminar. Respira profundamente para intentar recomponerse.

—Cait...

Y esa única palabra, con un tono de cariño, es casi el último choque que necesita Caitlyn para romperse.

—Es solo que a veces siento que nunca estuve a la altura de lo que esperabas de mí —admite finalmente, sus palabras saliendo en un susurro tan bajo que son casi imperceptibles.

El agarre en sus manos se vuelve firme, mientras los ojos de Casaandra conectan con los suyos. Incluso el hecho de ver los ojos de su madre delante de ella se siente como demasiado.

—Caitlyn, ¿cómo puedes pensar eso? Tú eres mi mayor orgullo. Todo lo que haces, lo haces con pasión y un sentido de justicia que siempre he admirado. Si alguna vez hice algo que te hiciera sentir lo contrario... lo siento.

Caitlyn cierra los ojos, dejando que las lágrimas caigan. No puede recordar si alguna vez escuchó algo así de su verdadera madre o algo similar, lo duda.

Estuvieron sus pequeños movimientos afirmativos hacia sus acciones, pero nunca le dijo en palabras si eso significaba algo para ella. Y ahora, no puede evitar recordar que la última vez que vio a su madre, le estaba asintiendo para que corriera detrás de Vi después de la reunión en el consejo.

—Solo quiero que sepas —continúa Cassandra, su voz suave— que no importa lo que pase, siempre estaré aquí para ti. Y siempre te querré, tal como eres.

Caitlyn asiente, pero no puede encontrar la voz para responder. Tarda unos segundos en darse cuenta de que Cassandra se ha movido para abrazarla con cuidado, y Caitlyn no tarda en devolverle el abrazo con fuerza.

Se siente como si algo dentro de Caitlyn se liberará finalmente, dejando que todo el odio que ha acumulado durante tanto tiempo ya no estuviera detrás de ella todo el tiempo.

—Gracias —murmura Caitlyn, en el abrazo.

—No tienes que darme las gracias por nada —susurra Cassandra, con una risa suave—. Sé que siempre tienes un buen motivo para las cosas que haces, sólo tienes que confiar en ti misma y dejar de preocuparte por todo lo demás.

Esas palabras la golpean aún más, y no quiere alejarse del abrazo de su madre. Pero tiene que hacerlo, ya que está actuando demasiado extraño. Esta Caitlyn parece que está más unida a su madre, pero aún así no cree que esté llorando en sus hombros todo el tiempo.

Ahora, entiende un poco cómo Vi esta tan tranquila en esa situación, cuando todo parece ir bien.

—Todo está bien, no sé qué me pasó —habla Caitlyn, limpiándose las lágrimas con la manga de su ropa.

—Está bien, supongo que tu ruptura con Maddie no fue tan fácil como lo hiciste parecer.

¿Incluso le había contado sobre eso? Vaya, sí que era toda una confianza sincera a diferencia de la otra.

—Sí, bueno...

—Todos sabemos que la culpa es de cierta chica —dice Cassandra, dándole una mirada cómplice.

Mientras Caitlyn la mira, vuelve a pensar en aquel comentario de Powder al que no prestó mucha atención. ¿La gente aquí creía que Vi y ella tenían algo?

Parece que estaban destinadas a suceder incluso en otras dimensiones, solo espera que esta Caitlyn la cuide mejor.

Es solo cuestión de tiempo antes de que ellas vuelvan a su dimensión, y no quiere molestar demasiado, por lo que no sabe qué decir para no afectar mucho a nada importante. ¿Debería confirmarlo o negarlo todo?

—Mamá...

—Sólo digo —responde su madre, con una sonrisa cariñosa—. No he visto a nadie cuidarte mejor que Vi. Después del accidente, temíamos que no volvieras a hacer nuevos amigos...

El accidente, ¿qué pasó ahí? Quiere preguntar más, pero debe hacerlo sin parecer demasiado sospechosa.

—No recuerdo todo lo que pasó —dice, intentando sonar confusa.

—Después de que el laboratorio de Jayce explotase y él... No fue una pérdida fácil —dice Cassandra, con un tono triste.

—¿Pérdida?

Su cabeza da vueltas mientras procesa la información, no puede ser que se refiera a la muerte de... No, no puede ser.

—Sé que estabas muy afectada Cait, eras muy cercana a él —responde Cassandra, con un gesto triste antes de forzar una sonrisa—. Pero el tiempo pasa y Jayce habría querido verte feliz, eras como una hermana para él.

Se le forma un nudo en la garganta mientras procesa eso. Jayce está muerto en esta dimensión, por eso no hay puertas de Hextech ni nada parecido. No está aquí por qué Jayce nunca llegó a mostrar sus avances.

Oh Jayce, no puede ser.

Estuvo tan preocupada por él cuando no lo encontró por ningún lado. Esperaba que él fuera su red de apoyo, como siempre había sido, cuando perdió a Vi por sus propios problemas. Siempre había estado ahí para Caitlyn cuando lo había necesitado, incluso siguiendo lo que ella hacía sin cuestionarla.

Incluso cuando sacó a Vi de Stillwater con su nombre, Jayce nunca dijo nada.

No puede creer que haya acabado así en esta dimensión. Muerto tan joven sin haber podido mostrar sus descubrimientos. Sin ser conocido por nadie.

—Yo no... No me gusta pensar en ello —responde Caitlyn finalmente, todavía con el nudo en la garganta cada vez más grande.

Son demasiadas emociones y quiere alejarse de todo eso. Nada de esto es real, se recuerda a sí misma, no pertenezco aquí.

Y por mucho que quiera vivir contenta con su madre, esta no es la Cassandra que recuerda y ama. Es otra versión que tiene unos recuerdos que Caitlyn no tiene.

—Tomate unos días libres, ¿vale? Piensa en lo que quieres hacer —dice su madre, mirándola con simpatía—. Habla con Vi, las dos lo necesitáis.

—Lo haré, pero ahora debería irme —responde Caitlyn, ya levantándose del sofá—. Me olvidé de que tengo unas cosas y...

—Ve con Vi, no te preocupes —responde Cassandra, con una risa suave, mientras vuelve a tomar de su té.

Con un movimiento rápido, Caitlyn se aleja de ahí, aún con la imagen mental de esta nueva versión de Cassandra en su mente.

Sale de la casa, ignorando todo lo que le pide que vuelva ahí dentro y siga pasando tiempo con su madre. Necesita espacio y aceptar que esto no tiene nada que ver con su realidad.

Pueden fingir que están bien y que no les importa nada aquí, pero no pertenecen aquí. No lo harán por mucho que quiera.

Con el corazón todavía acelerado, se apoya en la pared, y sabe que necesita a Vi. Siempre la necesita.

Ahora que ve la situación de otra manera, hay muchas cosas que tiene que intentar solucionar antes de volver a su dimensión.

Le manda un mensaje a Vi, tal y como le enseñó la mujer, con el corazón acelerado. Ni siquiera sabe como se supone que debe llegar a su nueva casa, ya olvidó el camino.

Por suerte, Vi parece que estaba esperando su mensaje y responde en unos segundos.

Vi(olet): Estaré allí en un momento.

Caitlyn da un suspiro, mientras su cuerpo se relaja. Siempre puede contar con Vi para ayudarla, incluso con todas las cosas no dichas entre ellas.

Se siente culpable por depender tanto de Vi ahora, pero no sabe qué más hacer. Nunca ha sido muy buena para lidiar con sus propios sentimientos. No acabó bien las veces en las que lo intentó.

Se queda ahí, pensando en todo mientras el tiempo pasa. Ni siquiera se da cuenta de que Vi llegó hasta que se planta delante de ella, mirándola con una ceja levantada.

—¿No ha ido bien? —pregunta, mirando a Caitlyn con algo que parece preocupación.

El corazón de Caitlyn duele de nuevo. Vi ni siquiera debería preocuparse por ella después de cómo la trato. Pero lo hace, porque Vi tiene un corazón de oro.

—Ha sido intenso.

Es todo lo que dice Caitlyn, incapaz de poner en palabras todo lo que ha sentido frente a su madre. Frente a una vida que podría haber sido suya pero que tiene muy claro que no lo es.

Pero hoy puede dar un paso más cerca de la vida que quiere tener.

Vi no pregunta nada más, asiente como si entendiera lo que quiere decir y empieza a caminar, esperando que Caitlyn la siga.

Agradece que Vi le de ese espacio para pensar en toda la situación, y su corazón se alegra de que la mujer aún se preocupe un poco por ella. Tal vez no todo está perdido entonces.

Vi la lleva hasta su casa sin decirle una palabra. Caitlyn se siente más calmada cuando lo nota, cuando pasan por la zona de su propia casa y Vi ni siquiera parece pensar en ello.

No quiere estar sola. Se siente egoísta por sentirse así, por no querer a nadie más que a Vi. No ha querido a nadie más desde que la conoció.

Cuando llegan al bar, pasan rápido entre la gente mientras Vi saluda a su padre y a su hermana, que la miran con diversión mientras ven a Caitlyn también.

Se pregunta que tanto solían hacer eso aquí, pero no puede fijarse demasiado en eso. Los celos le suben por la garganta cuando lo piensa, en todo lo que podría haber tenido pero que no tiene ahora.

En la habitación de Vi todo se vuelve más intenso, incluso en silencio entre ellas. Ambas se sientan en el borde de la cama, una al lado de la otra, pero con una distancia mucho más grande de lo que le gustaría a Caitlyn.

Caitlyn aún no sabe cómo manejar todos los sentimientos del día. Ha sido tan intenso que se siente algo mareada por la situación.

Pero, mientras mira a Vi sentada a su lado, sabe que hay algo que la atormenta cada día, algo que pueda intentar arreglar. De todos modos, tienen que pasar mucho tiempo juntas ahora. Bueno, no tienen pero Caitlyn se niega a no estar con Vi ahí.

Las cosas no se arreglaran con unas pocas palabras, Caitlyn es muy consciente de ello, pero es una forma de empezar a reparar la distancia entre ellas.

No puede evitar volver a pensar en las fotografías colgadas en la casa, donde las dos estaban felices y llenas de vida. Mejores amigas, se burla Caitlyn de la situación, cómo si no hubiera visto que habían más fotos de Vi en ese apartamento que de nadie más.

Pero ella no es quien para juzgar a su versión de este mundo, no cuando la suya propia es todo un caos.

Vi hace un movimiento brusco mientras se mueve en el sofá, y Caitlyn decide que ese es el mejor momento para hacerlo, ahora que se siente lo suficiente valiente como para empezar.

Se le forma un nudo en la garganta, sabe que traer todo este tema de vuelta puede ser peligroso para la relación frágil que tiene con Vi, pero es el momento.

—Lo siento —murmura Caitlyn, con la garganta seca.

La culpa la abruma con fuerza, mientras piensa en cómo trato a Vi después de verla luchar contra su hermana pequeña. Caitlyn lo entiende ahora. Son familia, nada va a cambiar eso, pero no tiene que ser algo malo.

Además, el hecho de que Vi siga cuidando de ella y tratándola bien aquí hace que se siente aún más culpable. Después de todo, la mujer sigue siendo suave con ella, como siempre ha sido.

Después de verla como estaba en el foso, luchando como si no le importará nada, pensó que le había hecho mucho más daño a Vi del que nunca había pensado. Verla en ese estado, alcoholizada, con este maquillaje seco manchando su bonito rostro... Caitlyn sintió en ese momento que su corazón se rompía por ella. Que estaban más allá de toda salvación.

Pero ahora están aquí, y todo puede empezar a ser diferente. Todo lo que tiene que hacer es disculparse de forma sincera y esperar que Vi decida darle otra oportunidad.

—¿Por qué lo sientes? —habla Vi, casi parece perdida mientras sus ojos se cruzan con los de Caitlyn.

—Por todo.

No sabe cómo poner en palabras todas las cosas que ha hecho mal con Vi, todas las cosas que desearía poder cambiar. Pero debe hacerlo, quiere que Vi lo entienda.

Quiere que todo cambie para mejor.

—Necesito que seas un poco más precisa —susurra V con ese tono suave de siempre, casi volviendo loca a Caitlyn.

Pero suspira y abre la boca, lista para admitir todas las cosas que ha hecho mal con Vi. No espera el perdón de la mujer, ha hecho cosas que están demasiado lejos para el perdón, y lo entiende ahora.

—Yo...

Con la garganta encogida, empieza a disculparse.

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