
Chapter 4
—Hola a todos —dice la mujer, con una sonrisa enorme mientras los mira.
Todos la saludan, mientras que Vi se queda quieta, solo mirando como parece sentirse a gusto con todos. Esto es aún más impactante que todo el resto de cosas, ¿dónde ha acabado Vi?
Caitlyn se ve incluso mejor que siempre, casi como si la vida estuviera burlándose de Vi una y otra vez.
Su pelo azul es un poco más largo, pero está cortado por delante de forma que esos pequeños mechones cortos hacen que el rostro de Caitlyn resalte más. Lleva un maquillaje natural, pero se ve hermosa. Incluso su ropa se ve más relajada y normal. Vi ni siquiera puede recordar la última vez que la vio sin su uniforme de ejecutora. Y si pensaba que se veía bien con eso, verla en ropa normal no tiene nada que ver, es mil veces mejor.
—Te estábamos esperando —habla Claggor, haciéndose a un lado para que la mujer pueda sentarse al lado de Vi.
Sus miradas se cruzan y puede ver como la sonrisa de Caitlyn se amplía, alegre de verla. Sus ojos brillan y se ve tranquila, sin ojeras en sus ojos ni esa palidez que tenía.
Por Janna, ¿hace cuánto que Vi no disfruta de una de esas sonrisa de Caitlyn para ella sola? Siente que su corazón late con fuerza mientras mira a la mujer.
No sabe qué esperar, no puede imaginar ningún motivo por el que Caitlyn estaría ahí, sentada con su familia viéndose como si estuviera totalmente cómoda ahí, como si perteneciera ahí.
—¿De qué va todo esto? —susurra Vi, sin entender qué está pasando.
Caitlyn se ve confusa mientras la mira, con esos grandes ojos azules en ella. Parece preocupada, como si de verdad Vi fuera importante. Si esto es un sueño, se está volviendo demasiado cruel ahora.
—¿Todo está bien? —pregunta Caitlyn, acercándose más a Vi—. Te intenté escribir esta mañana y no respondiste...
—Tú me odias...
Es todo lo que se le ocurre decir, mientras la sigue mirando, esperando en cualquier momento que la mire con la misma decepción de siempre. Nada de esto es real, todas estas personas la odian, ya no le queda nadie.
Se levanta de la silla con un sonido fuerte, pero el pánico está empezando a llenarle el pecho. No entiende nada. Estaba bien cuando solo se trataba de su familia, podía fingir que todo era un sueño muy bueno, ¿pero Caitlyn también?
No, eso es demasiado.
—Claro que no te odio. Somos mejores amigas, Vi. ¿De qué estás hablando? Te conozco desde los dieciséis, tonta —dice Caitlyn, mirándola aún más preocupada.
¿Mejores amigas desde los dieciséis? No entiende cómo es eso posible, no tiene sentido. Además, cómo pueden seguir siendo solo amigas después de tantos años. La Vi de esta dimensión se merece un premio por aguantar tanto tiempo con Caitlyn viéndose como una diosa a su lado.
—Vi se ha despertado con el pie derecho hoy —habla Powder, dándole una mirada curiosa a Vi—. Ha tenido una pesadilla o algo así, dejémoslo por hoy.
Caitlyn asiente, pero aún fija sus ojos en ella, casi parece dolida por ese comentario.
Es un sueño, se recuerda Vi, volverá pronto a su vida normal. Entonces, si nada es real, puede disfrutar un poco más de esto. Todo está bien, es solo un sueño sin sentido más.
Pensando eso, vuelve a sentarse en la silla. Los ojos de Caitlyn siguen mirándola intensamente, pero Vi intenta ignorar las ganas que tiene de mirarla de nuevo.
Escucha como Mylo sigue hablando del terrible día que ha tenido, y de cómo todos deben ir al concierto de Gert la semana que viene para que pueda conquistarla o algo así. Vi casi quiere reírse está bastante segura de que no tiene casi ninguna posibilidad, pero se mantiene callada, escuchando.
Cuando siente una mano en su pierna, casi da un bote en el sitio. Baja la mirada, encontrando la mano de Caitlyn, esas uñas pintadas de rosa sobre su pierna. ¿Su tono de uñas no es el mismo tono que el cabello de Vi?
No puede evitar elevar su mirada hacia Caitlyn, encontrándo los ojos de la mujer ya fijos en ella. Por Janna, siempre hace que todo en Vi se vuelva más sensible.
—¿Qué vais a hacer hoy? —pregunta Mylo, pero Vi puede ver como sus ojos se siguen desviando todo el tiempo hacia la camarera.
—Tenemos que trabajar en el proyecto del concurso —dice Ekko, dándole un suave golpe a Powder, que asiente—. Aún tenemos tiempo, pero el prototipo es complicado. Hay que conseguir un tipo de clave específico .
—Sí, es muy difícil de conseguir aquí. Además de que aún tenemos que probar sí podemos combinar ese material con el metal y luego...
—Sí, sí, todas esas cosas frikis —responde Mylo, con una risa—. ¿Cait?
—Oh, Vi y yo iremos a mi casa. Es mi primer día en mucho tiempo sin tareas del consejo y pienso aprovecharlo. Tal vez podamos hornear de nuevo o algo así. Solo pasando el rato.
Toda una tarde con Caitlyn, eso no suena muy bien. Bueno, si suena bien, pero los sentimientos de Vi van a estallar. Y horneando, ni siquiera puede recordar la última vez que cocinó algo más allá de algo frito en aceite.
Le parece increíble que ese sea un plan tranquilo de Caitlyn, incluyendola a ella. Se tiene que recordar lo que la mujer ha dicho. Mejores amigas desde los dieciséis. Sea lo que sea que ha hecho la Vi de este universo, Vi tiene que mantenerlo para seguir teniendo a Caitlyn cerca.
—¿Lo haremos? —pregunta Vi, antes de poder pensar en ello.
—Me lo prometiste —dice Caitlyn, y ahora parece casi enfadada mientras mira a Vi—. No puedes negarte ahora.
—No iba a negarme —responde rápidamente, aunque es lo que había pensado hacer.
Es fuerte, pero no tan fuerte como para estar horas con ella mirándola así. Siempre ha sentido que, cuando Caitlyn la mira con esos ojos brillantes, todo podría salir bien. Recuperar esa mirada de golpe está jugando con su corazón.
Esta no es su Caitlyn, no exactamente. Pero se parece lo suficiente como para que los sentimientos de Vi surjan con fuerza.
De todos modos, no sabe si va a quedarse aquí o volverá a su universo al día siguiente, al menos puede aprovechar para pasar algo de tiempo con sus personas favoritas.
Querría quedarse con Powder, pero parece que, por la forma que está mirando a Ekko, solo será un estorbo si lo sugiere. Tampoco quiere joderle la vida amorosa a su hermana en esta dimensión, al menos tiene una.
—Lo que tú digas —responde Caitlyn, dándole otra mirada intensa.
—De verdad —protesta Vi, sin querer que la otra mujer se sienta dolida por ello.
—Sí, bueno —interrumpe Powder, pasando su mirada de una chica a otra—. Creo que deberíamos irnos ya, se hace tarde.
Los demás asienten, levantándose de sus sillas. Antes de que puedan alejarse, Vi se mueve rápido para atrapar a Claggor y Mylo en un abrazo fuerte. No iba a dejar que se fueran sin uno, Vi no sabe si podrá volver a verlos, y quiere guardar todos estos recuerdos en su corazón.
Después, le da otro abrazo fuerte a Powder y Ekko, antes de que se alejen. Puede ver cómo Powder le susurra algo a Ekko, todavía mirando a Vi, pero no le importa nada de lo que pueda decir su hermana. Está tan feliz que nada importa.
—¿Dónde está mi abrazo? —se queja Caitlyn, cuando Vi vuelve a enfocar su vista en ella.
Se ve linda, con los brazos cruzados sobre su pecho y una expresión irritada pero suave en su rostro, como si estuviera jugando con Vi.
Casi plantea no darle un abrazo, teme como puede ser. Pero son mejores amigas, y dado lo mucho que Vi siempre ha ansiado el contacto físico, sabe que tiene que tener mucho de eso todo el tiempo. Vi puede darle un abrazo para proteger su relación.
—Ven aquí —dice Vi, abriendo los brazos para que Caitlyn se acerque.
La mujer no duda ni un segundo antes de abalanzarse contra Vi, rodeando su cintura con sus brazos. Vi, aún algo en shock por la sensación, también rodea a la mujer, apretando con fuerza.
Las sensaciones la golpean con fuerza. Sigue sintiéndose como la misma Caitlyn de siempre, incluso su olor es el mismo. No puede evitar mover un poco la cabeza, para poder oler el cabello de Caitlyn.
No tuvo la oportunidad de sostener a Caitlyn muchas veces en su dimensión, pero siempre se había sentido como esto. Como si nada más importará mientras tuviera a la mujer con ella.
Por Janna, Vi es muy adicta a la sensación de Caitlyn contra ella. Desde los dieciséis años siendo mejor amiga de Caitlyn, esa otra Vi tiene que tener una voluntad de acero. Una que ella misma no sabe si tiene.
Aún tiene sus puños cerrados mientras la sostiene, por lo que se obliga a abrir las manos y pasarlas por su espalda. Se siente cálida y cómoda, Vi no quiere separarse del abrazo.
Pero es Caitlyn quien se separa, dando un suspiro fuerte cuando el espacio entre ellas se agranda. Se miran a los ojos, y Vi le devuelve la sonrisa amable, dándose cuenta de que quiere conocer más a esta versión de Caitlyn.
—Vamos —dice Vi, esperando que la otra mujer empiece a caminar.
—¿Tienes tu teléfono? —pregunta Caitlyn, dando un paso hacia la puerta que separa el bar de su casa.
Oh, cierto. Vi esta segura de que ha visto esa cosa por algún lugar de la habitación, pero tampoco tiene muy claro cómo se supone que debe utilizarlo. Según parece, es algo importante.
—Oh, no. Dejame ir a por él en un segundo —dice Vi, ya abriendo la puerta y subiendo.
Tarda un segundo en recordar que puerta era la suya, dando un suspiro cuando ve esa cosa encima del escritorio. Lo agarra, viendo como se ilumina todo y dice que ponga la contraseña. Joder, no tiene ni idea de que puede ser la contraseña.
Pasa un dedo por encima, como ha visto que Powder ha hecho delante suyo. Se sorprende un poco cuando el mensaje cambia, ahora indicando que puede poner su huella en el lugar iluminado.
Vi lo hace, contenta cuando esa página de bloqueo desaparece. Pero ahora tiene muchas más opciones por delante. Lee los nombres de los iconos, hasta que da con el que pone mensajes. Puede ver un círculo en la esquina del icono, que pone un 23.
Se sorprende cuando empieza a ver un montón de nombres en su pantalla. Ni siquiera sabe quién son la mayoría de ellos, pero no son importantes. Lo que quiere ver ahí es su conversación con Caitlyn, así que le da click a su nombre.
Había oído algo sobre los teléfonos antes, ahora que lo piensa viendo como es el aparato, pero lo había llamado de otra forma. ¿Smart algo o algo así? No lo sabe, lo había oído muy brevemente durante las misiones en Zaun, buscando a los agentes leales a Silco.
Puede ver los últimos mensajes, que son básicamente de Caitlyn preguntándole si está todo bien y que recuerde que tenía el día reservado para ella. Con cuidado, desliza el dedo hacia arriba, viendo mensajes antiguos. Desliza cada vez más rápido, sorprendida de toda la conversación que parece haber ahí.
—No tenemos todo el día —escucha decir, y levanta la cabeza de un tirón hacia la puerta.
Caitlyn está ahí, mirándola divertida mientras se apoya en el marcó de la puerta, luciendo tan hermosa que Vi tiene que tragar saliva. No es justo que se vea así incluso haciendo la más mínima cosa.
—Eh sí, vámonos.
Dicho eso, guarda el teléfono en un bolsillo, pero aún siente la mirada intensa de Caitlyn.
—¿Algún mensaje interesante? —pregunta, con algo extraño en su tono que no puede identificar bien.
—No creo, sólo estaba mirando tus mensajes —contesta Vi, siendo sincera.
La mujer casi parece aliviada por su respuesta, por la forma en que sus hombros parecen relajarse y su sonrisa se hace más amplia. Casi quiere preguntarle si hay alguien con quién no se lleve bien y sea amigo de Vi o algo así, pero no quiere parecer extraña de nuevo.
—Genial, entonces vamos. Ya compré todo lo necesario para hacer cupcakes, realmente los necesito —dice Caitlyn, dándose la puerta y caminando hacia las escaleras—. También hay una película nueva que quiero ver, es de terror.
—¿Te gusta el terror? —pregunta Vi, con tono sorprendido.
No esperaba que Caitlyn fuera el tipo de persona que pudiera disfrutar de cosas de terror. Casi parece que es demasiado racional como para asustarse de cualquier asesino loco con sed de sangre. Y tampoco son el tipo favorito de Vi, prefiere cualquier cosa antes que eso.
—Es divertido de ver —responde Caitlyn, saludando a Vander mientras pasan.
Repite su acción, mirando varias veces para asegurarse de que Vander siga de una pieza. Casi se para en seco cuando ve a Benzo hablando con él, pero no tiene tiempo cuando Caitlyn la agarra de la manga de su ropa y tira de ella.
Cuando sale del bar, sus ojos se amplían mientras mira a su alrededor. Ese lugar no se parece en nada al Zaun que conoce.
Es mucho más brillante, casi como si pudiera sentir la luz solar ahí abajo. El aire que respira no la hace toser ni respirar con dificultad, casi parece el mismo aire de Piltover. Por no hablar de las calles, llenas de gente normal haciendo sus compras, por lo que Vi puede ver.
Sigue el paso rápido de Caitlyn, que aún tira de ella, pero sus ojos se mueven por todos lados. No puede creerse que eso sea Zaun, pero la mayoría de cosas siguen en su sitio, incluso las alcantarillas que ya conoce tan bien.
Se sorprende aún más cuando ve enormes cúpulas con árboles dentro. Claggor tenía que haberse estado refiriendo a esos árboles cuando dijo que tendrían que plantar más. Estaban purificando el aire de Zaun.
Por Janna, todo eso es más de lo que Vi podría haber imaginado para Zaun, un lugar limpio y seguro para sus ciudadanos. Jinx estaría tan fascinada como ella... Oh, bueno, no hay Jinx en esta dimensión, solo Powder.
Adora a Powder, viéndose como todo lo que Vi siempre ha querido para ella. Pero su corazón sigue doliendo por Jinx, por la hermana a la que le falló. ¿Estará bien ahora? Vi espera que así sea. Aún recuerda a esa niña pequeña que la protegió, espera que sea buena para ella.
—Estás muy distraída hoy —murmura Caitlyn, soltando la manga de Vi y poniéndose a su lado—. ¿De qué iba tu pesadilla?
Vi se ríe de forma nerviosa, mientras piensa en algo que decirle a la otra mujer, algo que sea creíble.
—Sólo... Algo yendo muy mal. Todo se iba al infierno y bueno. Despertarse esta mañana y volver a la realidad ha sido duro —bromea Vi, esperando que Caitlyn se quede tranquila con esa explicación.
—¿Estaba en tu pesadilla?
Vi duda un poco antes de contestar, pero piensa en su Caitlyn. La mujer que las dejó con el corazón roto pero aún con ganas de ella.
—Lo estabas —susurra, esperando que la mujer no pregunté mucho sobre ello.
—Entiendo —dice, mirando a Vi con suavidad—. Sea lo que sea, soy tu mejor amiga y te amo, ¿vale? Nada de volver a pensar que te odio, no me gusta.
Asiente, mientras su corazón late con fuerza en su pecho. Incluso si no es su Caitlyn, su voz es la misma y solo con esas palabras logra cambiar todo el rumbo de Vi. Caitlyn la ama, bueno como mejores amigas, pero algo es algo.
—También te amo —susurra Vi, riéndose.
—Más te vale, no te soporte durante tantos años para que no lo hagas —bromea Caitlyn, pero Vi podría jurar que sus mejillas están más rojas que antes.
Siguen caminando, mientras Vi sigue pensando en la situación. No tarda en darse cuenta de que el puente entre Piltover y Zaun es muy diferente a como era también. Ahora hay pequeños puestos por todos lados, y ni un solo ejecutor cerca. Ni siquiera parece que haya un control mientras pasan. Casi como si Zaun fuera libre.
No caminan mucho más hasta que Caitlyn frena delante de un bloque de pisos. Y Vi la sigue mientras entra. Parece más barato de lo que se imaginó para Caitlyn, pero supone que cualquier cosa lo será comparada con la mansión Kiramman.
También se sorprende de que no siga viviendo ahí, la Caitlyn de su mundo no parece que de la impresión de que quiera alejarse de la casa familiar. O puede que Vi haya leído todo mal y solo es que no tiene la oportunidad de hacerlo.
—Bienvenida a casa —susurra Caitlyn, mientras abre la puerta y ambas entran.
Es un apartamento sencillo, pero que sigue con la decoración simple de Caitlyn. Hay una armonía delicada en el sitio, que hace que se sienta muy cómodo. Todo parece estar en colores claros, y muy limpio. Es la primera vez que está ahí, pero se siente como si estuviera muy familiarizada con esa casa.
Da un paso más hacia delante, fijándose en las pequeñas fotos que hay puestas en algunas estanterías. Se acerca cuando una le llama particularmente la atención. Vi está en esa foto, abrazando a una Caitlyn muy feliz que sostiene un rifle en la mano.
—Esa fue mi primera competición después del accidente —murmura Caitlyn, acercándose a ella—. Salgo bien con mi mayor fan, ¿no crees?
—Claro que sí —se ríe Vi, pero piensa en lo que ha dicho—. Lista para servirla mi querida idola de la puntería.
—¿Qué puedo decir? Soy un tiro excelente —bromea Caitlyn, haciendo un gesto con la mano de disparar a Vi—. Vamos, puedes ponerte cómoda.
Vi asiente, yendo hasta el sofá. Es aún más cómodo de lo que parece cuando se sienta, mientras mira a Caitlyn que sigue caminando por su casa como si estuviera buscando algo.
—¿Quieres hornear primero?
—En un rato —contesta Caitlyn, mientras vuelve con dos vasos de una bebida que no reconoce—. Ahora solo necesito estar tranquila y hablar contigo. Hace días que no nos vemos, ¿hay alguna novedad en tu vida?
—Hemos estado escribiéndonos todos los días —murmura Vi, recordando los mensajes que ha pasado rápidamente.
—Sí, pero no es lo mismo.
—Oh, bueno, no que yo sepa. La misma vida aburrida de siempre —contesta ella, sin saber qué más puede decir.
—Lo mismo sobre mí. Intentar trabajar con mi madre me está matando —se queja la mujer, dándole un sorbo a su bebida—. He tenido que esperar dos meses para tener un día libre sin ensayos o discursos por hacer.
Vi asiente, sin entender de qué está hablando la mujer. Su madre. Así que la señora Kiramman sigue viva aquí, por supuesto. Todo parece ir bien aquí, pero aún no entiende cuál es la diferencia entre las dos dimensiones aún, qué fue lo que causó que todo saliera bien aquí pero mal en la suya.
—Suena estresante —murmura, y tiene ese rápido pensamiento de que no sabe a qué se dedica ella ahora—. No es que yo esté mucho mejor.
—Lo sé, créeme. La última vez que nos vimos no parabas de mencionar que deberíamos desaparecer toda una semana e irnos a explorar algún sitio lejos —dice Caitlyn con una sonrisa—. No sería la primera vez que lo hacemos, al menos por un día o dos.
Vi parpadea, tratando de procesar lo que acababa de decir. ¿La Vi de este mundo tiene una vida tan tranquila que puede planear escapadas con Caitlyn? Parece tan surrealista que tiene que hacer un esfuerzo por no delatarse.
—Sí, bueno, ya sabes, me gusta mantener la calma... —improvisa, mientras toma un sorbo de la bebida que Caitlyn le dio.
Es dulce y refrescante, pero no tiene idea de qué es. Caitlyn parece beberlo sin más, por lo que repite sus acciones.
—La calma... —responde Caitlyn, con una suave risa—. Eres de todo menos calmada, Vi. La última vez casi nos caemos de una montaña por qué me seguías haciendo reír con tus chistes malos.
—¿Qué puedo decir? Soy increíble con mis chistes —bromea Vi, pero no está segura de que los chistes que aprendió en la cárcel sean apropiados para esto.
Caitlyn sigue riendo, mientras empuja su cuerpo más cerca del de Vi. Sus cuerpos chocan, y se queda quieta mientras Caitlyn agarra una de sus manos y la pone en su regazo, uniendo sus dedos. Después apoya su cabeza en el hombro de Vi, dando un suspiro.
—Te extrañé —dice la mujer, como si fuera todo lo que importa.
—Yo también te extrañé —murmura Vi, pensando en la Caitlyn del exterior.
La extrañó cada día que pasó lejos de ella, cada día que se despertaba y se daba cuenta de que la había dejando atrás. Cada día que deseaba que pudiera volver a ella.
Pero ahora está ahí, no exactamente igual pero lo suficiente parecido como para aliviar el agujero en el pecho de Vi.
—Sólo han pasado unos días y ya estoy así. Deberías de hacerme caso y mudarte conmigo, esta casa es lo suficiente grande para las dos.
—No puedo dejar a Powder y Vander —es lo primero que se le ocurre, mientras su corazón late como loco.
¿Cómo demonios ha conseguido todo eso la Vi de ese mundo? Necesita que le pase los consejos, ojalá hubiera podido tener a la Caitlyn de su mundo así de cerca durante tanto tiempo.
—Lo sé, pero aún espero que algún día cambies de respuesta.
El momento se vuelve demasiado emotivo, como si hubieran muchas cosas sin decir entre ellas, pero Vi no quiere decir nada. No sabe cómo se siente la Vi de este mundo y no quiere joderle las cosas por si vuelve pronto.
—Será complicado.
—También lo sé —murmura Caitlyn, pareciendo algo decepcionada—. Será mejor que nos pongamos con los cupcakes, también extraño cocinar contigo.
Parece que son muy unidas, por todo lo que parece recordar Caitlyn de ellas dos juntas.
Vi asiente y se pone de pie, siguiendo a Caitlyn hasta la cocina. No está segura de si alguna vez horneó cupcakes antes, pero espera que Caitlyn tenga una receta a mano.
—Vamos a ello —dice Caitlyn, comenzando a dejar los ingredientes en su gran encimera—. He comprado algunas en la panadería de aquí cerca, pero ninguna está tan buena como cuando la hacemos nosotras.
La cocina es pequeña comparada con lo que ha visto en la mansión Kiramman, pero parece acogedora y totalmente del estilo de Caitlyn.
—Seguro, nada mejor que una buena amistad para hacer cupcakes —bromea Vi, pero se siente tensa nada más lo dice.
—Exacto, una buena amistad... —murmura la mujer, y Vi casi puede decir que parece decepcionada.
No le da importancia a eso, suspirando de alivio cuando Caitlyn busca algo en su móvil y se lo pasa a Vi, una receta de cupcakes. Vi puede hacer eso, solo tiene que seguir los pasos. Antes, a Vi le gustaba experimentar y tirar todo lo que pudiera en un molde, pero pronto aprendió que la repostería es mucho más complicada y que todo necesita estar fríamente calculado.
Sigue las indicaciones con ayuda de Caitlyn, que está tan cerca de ella que puede sentir cada vez que sus cuerpos chocan por accidente. Su piel está en llamas en cada uno de ellos, y tiene que recordarse a sí misma que está no es su Caitlyn. Por mucho que quisiera que su relación fuera así, no tiene nada que ver.
En algún momento que no recuerda, Caitlyn comienza a mancharla de harina, lo que hace que Vi la manche de vuelta. Y de un momento a otro se convierte en toda una lucha de harina que hace que Vi se ría mucho más que nunca antes. Nunca se habría esperado ver a la mujer toda llena de harina, con los brazos cruzados en su pecho y un lindo puchero en sus labios.
—Eres tan mala —susurra Caitlyn, como si no hubiera sido ella la que empezó todo.
—Mira quien fue a hablar —responde Vi, tirándole un poco más de harina—. Yo estaba aquí tranquila haciendo mi trabajo, cuando alguien empezó a molestar.
—¿Eso soy para ti? ¿Una molestia? —pregunta Caitlyn, en un tono dramático mientras sigue de brazos cruzados.
—Venga, ayúdame con esto de verdad —dice Vi, riéndose ante la actitud juguetona de la chica.
—Son mucho mejores cuando tú haces todo.
Vi se pregunta cuántas veces han estado en esa situación antes, por lo cómoda que se ve Caitlyn en todo esto.
—El rico siempre haciendo trabajar al pobre —se burla Vi, mirando a ver la reacción de la mujer.
—Oh vamos, cállate. Eso dejó de afectarme hace mucho tiempo —contesta Caitlyn, pero Vi no puede ignorar que eso es lo que hace que Caitlyn dé un paso más cerca y se concentre en la receta—. Solo hay que meterlo en el horno.
—No sé como funciona tu horno —dice Vi, y al segundo se muerde la lengua—. Se me olvidó.
Tras añadir eso, aún puede sentir la mirada curiosa de Caitlyn. Tiene que tener cuidado en las cosas que dice, no puede ir diciendo todo como si nada.
—Seguro...
Caitlyn pone los cupcakes en el horno sin decir más, pero Vi sigue sintiendo cómo la mira de forma extraña, incluso cuando están en el sofá más tarde.
Al final no ven ninguna película, Caitlyn tiene demasiadas quejas sobre sus compañeros de trabajo, sobre su casero y sobre cómo todo eso hace que tenga menos tiempo para ver a Vi. También se queja sobre el trabajo de Vi en el bar, parece que es a eso a lo que dedica sus días ahora.
Ella no habla mucho, haciendo pequeños comentarios cuando puede y simulando que eso no es más que otro día normal entre ellas. Sacan los cupcakes del horno y Caitlyn insiste en que los decoren antes de irse.
Se le ablanda un poco el corazón cuando Caitlyn pone sus iniciales en un cupcake y un corazón a un lado. No quiere pensar nada raro, pero casi parece que la mujer quiere algo más con ella. Bueno, con la Vi de esa dimensión. Pero no puede ser. Vi ya habría hecho algo si ese fuera el caso, no puede creer que alguna versión de sí misma no tenga sentimientos por Caitlyn.
—Por cierto, gracias por venir la semana pasada —dice Caitlyn, cuando acaban de decorar el último cupcake.
Vi no sabe a que se refiere, por lo que asiente mientras aparta todo el material de decoración.
—Ni te preocupes.
—Viniste a las 4 de la mañana sin ni siquiera pedir explicaciones —dice Caitlyn, sonando sería.
Piensa en ello y, bueno, es algo que haría por Caitlyn sin duda.
—¿Qué necesitabas? —pregunta Vi, curiosa por ello.
Sólo espera que Caitlyn no se lo haya contado ya a Vi, o esa pregunta va a ser muy extraña.
—Entonces, parece que estoy soltera de nuevo... —dice Caitlyn, con un tono casual, pero parece que busca algo en los ojos de Vi mientras lo dice.
Vi siente como su garganta se cierra, ni siquiera había pensado en que Caitlyn podría estar en una relación con nadie aquí. Por Janna, incluso ese pensamiento le dolía.
—Bueno, um... ¿Lo siento por ti? —dice, con nerviosismo sin saber qué decir exactamente.
Caitlyn sigue mirándola, esperando algo que Vi no sabe que es. Pero se sorprende un poco cuando la mujer suelta una risa suave después de su comentario, pareciendo demasiado divertida para estar hablando de una ruptura.
—No te hagas la sorprendida y preocupada, se que odiabas a Maddie. Sé que querías que fuera eso cuando te llamé, pero no me preguntaste porque eres demasiado cuidadosa conmigo.
—Bueno, no la odiaba... —susurra Vi, sin saber exactamente que podía haber sido mal.
Maddie, le suena de algo ese nombre, pero no recuerda exactamente de qué. Nunca prestó demasiada atención a nadie en Piltover, no más allá de Caitlyn y Loris. De todos modos, nadie que saliera con Caitlyn le caería bien ahora.
—Lo hacías. Siempre la mirabas mal, y me dijiste una vez que esperabas que Mel la enviará de una patada a Noxus de nuevo cuando estabas borracha —dice Caitlyn, mirando a Vi con seriedad.
¿Ella dijo eso? Bueno, debe tener una razón válida para eso entonces. Siempre dicen que los borrachos no mienten.
—Bueno, me alegro de que no estéis juntas entonces.
—Entonces, bueno, estoy soltera y tú...
La conversación se rompe por un sonido en los pantalones de Vi, y tarda un segundo en darse cuenta de que es ese teléfono que tiene.
Nada más sacarlo, ve que hay un nombre grande en la pantalla, Miss Fortune. No sabe quién es, por lo que le da al botón rojo sin pensarlo.
—Oh, Sarah... —murmura Caitlyn, y Vi casi se sobresalta.
No se había dado cuenta de que Caitlyn estaba tan cerca de ella, como si hubiera querido ver la pantalla. Da un paso hacia atrás, con el corazón acelerado por la cercanía.
—¿Decías algo?
—No, nada importante —dice, pero Vi casi puede oír la decepción en su voz—. ¿Tienes tiempo para ver la película aún? Sé que querías irte pronto pero...
—Sí, claro. Veámoslo —dice Vi, sintiéndose incómoda de repente tras esa llamada—. Vander me dio el día libre.
Como es previsible, Vi no es buena con las películas de terror. Puede aguantar muchas cosas incluso golpear a extraños por dinero en el foso, pero traza una línea en el terror. Lo odia, y eso hace que se acurruque aún más cerca de Caitlyn, esperando que el calor de la otra mujer la calme.
Escucha la risa de Caitlyn cada vez que Vi se acerca más a ella, pero la mujer le pasa un brazo por los hombros y le da una mano. Por Janna, solo eso hace que el corazón de Vi se derrita.
El tiempo pasa rápido y, antes de que se pueda dar cuenta, tiene que volver a casa. Se despide de Caitlyn con otro fuerte abrazo, por petición de Caitlyn, y le promete que estará pendiente de sus mensajes, también por petición de Caitlyn.
Casi parece reacia a que Vi se vaya, incluso vuelve a mencionar que debería mudarse con ella. La amistad entre ellas realmente parece muy fuerte, además de que puede ver más fotos de ellas por el salón, sólo que ya no tiene la oportunidad de acercarse para verlos bien. Tendrá que mirar en su habitación luego, tiene que tener algunas fotos también. Tiene mucha curiosidad por toda esa amistad.
Por lo menos, recuerda perfectamente el camino de vuelta hasta La última gota. Sólo que esta vez tarda mucho más en llegar, aún caminando lentamente para ver todos esos cambios maravillosos, que pensaba que solo podrían existir en sus fantasías.