En otro universo

Arcane: League of Legends (Cartoon 2021) League of Legends
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En otro universo
Summary
—En resumen, estos tres han desaparecido y quieres que te ayude a encontrarlos.Caitlyn asiente, mirando a Vi fijamente.—Creo que sé dónde están.—¿Y vas a decirlo o prefieres que me quede con la intriga?Rueda los ojos, intentando verse lo más despreocupada posible. Pero está preocupada.—El centro de las puertas Hextech. En, bueno, la pelea, nuestras armas estaban fallando todo el tiempo.Vi asiente, recuerda el momento en que sus guantes se movían solos y se negaban a cooperar.—¿Y quieres que vayamos?—Sí, sé que es peligroso pero...Vi lo piensa por un momento, ignorando su corazón. Si fuera por eso, habría dicho que sí hace mucho.ODónde Vi y Caitlyn acaban en mundo paralelo mientras intentan ayudar.Las cosas no acabaron bien después de la pelea con Jinx, y ambas están en lados opuestos, por lo que es una sorpresa cuando Caitlyn le pide ayuda a Vi.Las cosas se complican cuando Vi llega a un mundo paralelo donde las cosas son diferentes, y dónde Caitlyn es su mejor amiga. ¿Cómo puede Vi resistirse a sus sentimientos así? ¿Cómo puede querer volver a su triste vida?
Note
Y aquí vamos de nuevo, parece que no me canso de ellas dos.Posiblemente esta obra tenga actualizaciones más lentas, ya que comienzo a trabajar por las tardes también. Pero haré todo lo posible para seguir hacia delante.Estoy muy emocionada por está, tengo muchas ideas que creo que pueden estar muy bien.Espero que lo disfruteis tanto como yo lo hago escribiendo.
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Chapter 3

Cuando Vi abre los ojos de nuevo, su cabeza duele como nunca antes y su corazón late con fuerza en su pecho. Se siente perdida y cansada, apenas puede enfocar su vista.

Consigue levantarse de la cama, pero no reconoce donde está. La habitación se siente extraña, como si fuera familiar pero a la vez no. Quiere pensar que Caitlyn la arrastró con ella a alguna casa cercana.

—¿Cait? —pregunta, mirando por la habitación.

¿Dónde demonios está? No reconoce nada.

Es pequeña, pero se siente acogedora. Hay algunos pósters de bandas de Zaun, incluso algunas de las favoritas de Vi, pero no cree haber visto algunos de esos posters nunca antes.

Bueno, no es cómo si hubiera podido seguir muy al día con los grupos que le gustaban, al pasar 7 años en prisión. Pero al salir tampoco había encontrado mucho más sobre ellos. Siente curiosidad por quién las ha acogido después de lo que sea que ocurrió en el núcleo.

Con cuidado, consigue ponerse de pie, tambaleándose un poco. Se sorprende cuando nota que no lleva el uniforme, sino una especie de pijama que se siente muy cómodo en su piel.

Suspira un par de veces, intentando aclarar su mente. No sabe qué hacer, pero supone que Caitlyn no debe estar muy lejos. No la dejará sola en un sitio que no conoce, ¿verdad? Caitlyn no le puede hacer esto de nuevo.

Busca su ropa por algún lado, pero no parece haber nada. Hay ropa tirada por algún lado, igual que libros. Dios, casi parece igual de desordenado que su apartamento, pero con tonterías en lugar de botellas de alcohol.

Sin pensarlo mucho, sale de la habitación, necesitando encontrar a Caitlyn lo antes posible.

Hay un pasillo enorme que se extiende frente a ella, siguiendo con la luz natural que cree que es de Piltover. Mientras avanza por el pasillo, se da cuenta de las decoraciones que hay, algunos dibujos infantiles que son tan familiares que Vi siente que se le hace un nudo en la garganta. ¿Está es la casa de alguno de los simpatizantes de Jinx? Está segura de que Caitlyn no lo hubiera permitido.

Hay algo extraño en este sitio, pero Vi lo puede explicar exactamente que le da esa impresión, hace que su corazón lata rápido y se sienta mareada. Pero quiere creer que eso sólo se debe a lo que sea que les hizo el núcleo.

Además, ahora que Vi piensa en ello, ¿no debería sentir dolor por algún lado? Ni siquiera le duelen los nudillos, y no tiene su venda de siempre.

Para en seco, moviéndose de un lado para el otro, esperando la ola de dolor que siempre llega de sus huesos. Pero no llega nada. Sacude la cabeza, debe de dejar de pensar en locuras, tal vez fue esa pomada o lo que sea. La gente de arriba tiene cosas para todos.

¿Tal vez Caitlyn la ha curado de nuevo mientras dormía? Dios, tiene que dejar de pensar en todas esas tonterías. No la ayudarán cuando vuelva a estar sola.

Cada paso que da se siente aún más extraño, y Vi casi desearía tener alcohol en su cuerpo para lidiar con esto.

Se queda quieta cuando escucha un sonido, como si alguien estuviera cocinando algo. Su cuerpo se pone tenso mientras avanza, casi preparándose para luchar.

Aún no sabe quién la ha acogido, pero sabe que no debe bajar la guardia nunca. Especialmente en situaciones así. No la han tratado mal, por lo que parece, y al menos no estaba encadenada pero, ¿quién sabe?

Abre la puerta de donde proviene de un tirón, viendo la cálida luz solar entrando por la ventana. Parpadea un poco y gira la cabeza para ver mejor, con los puños en alto, lista para defenderse.

Pero lo que ve la hace quedarse sin respiración.

—¿Qué haces despierta tan temprano, pequeña? —pregunta una voz grave y familiar.

Dios, Vi siente que sus rodillas casi ceden, con todo su cuerpo debilitado mientras sus puños caen a sus lados. No puede ser verdad, esto tiene que ser algún tipo de sueño cruel.

Allí, de pie en la cocina, está Vander. El mismo Vander que perdió Vi hace tantos años, grande y fuerte como si nada hubiera pasado. Su pelo tiene unos toques grises ahora que no estaban en ese momento, pero es su Vander, su padre.

Lo ve moviendo algo en la sartén, como si todo eso fuera lo más normal del mundo. Cómo si nunca se hubiera ido.

Los ojos de Vi se llenan de lágrimas mientras lo mira, con la garganta tensa. No quiere dejar de mirarlo, tiene miedo de que sólo sea otra de sus alucinaciones y lo pierda de nuevo.

—No puede ser... —susurra Vi, su voz temblorosa.

En lugar de desaparecer como había esperado, Vander gira la cabeza hacia ella, con una sonrisa amable.

Joder, ¿qué está pasando? Es todo lo que puede pensar Vi, mientras mantiene sus ojos fijos en Vander.

—¿Qué pasa? —pregunta, frunciendo el ceño al notar la expresión de Vi—. ¿Está todo bien, Vi?

Nada está bien, nada de esto es real. Nunca ha tenido un sueño tan vívido como este, donde casi puede sentir a Vander ahí. Ese tono preocupado, sus ojos dulces cuando miran a Vi. Dios, ha extrañado tanto a su padre.

—¡Vi! —grita una voz por detrás de ella, casi chocando con ella—. ¡Mira esto!

Se gira con el corazón en la garganta, ya habiendo reconocido esa voz perfectamente. Se escucha algo distinto a Jinx, pero siguen siendo los mismos matices.

Powder está ahí, muy diferente a Jinx. Su cabello azul está peinado en dos pequeños moños irregulares, mucho más corto de cómo lo lleva en realidad. Su expresión está llena de emoción y felicidad, casi como si estuviera alegre de tener a Vi en frente.

¿Qué clase de sitio es este? Está jugando con todos los sueños de Vi, y está segura de que acabará todo yéndose en cualquier momento.

Se fija en las manos de Powder, sostiene una especie de reloj pequeño, de un color azul. No parece algo muy increíble, pero Powder parece entusiasmada mientras se lo tiende a Vi.

—Mira, lo hice funcionar otra vez, ¿no es genial? —dice Powder, avanzando hacia Vi con los ojos brillando de entusiasmo.

Vi no puede respirar, aún con la mirada fija en Powder. Nada de esto es posible. Powder ya no existe, solo queda Jinx.

Pero así es como la imaginó Vi en sus días en Stillwater. Aún dulce e inocente, arreglando cosas y siendo... Feliz. Dios, esto se vuelve más cruel cada segundo que pasa. Vi no puede soportarlo más.

—¿Vi? —dice Powder, inclinando la cabeza al ver que no responde.

Escucha cómo Vander deja la sartén en el fuego, y se acerca más a ella. Se siente demasiado real. ¿Por qué se siente real?

—Vi, estás actuando extraño. ¿Te encuentras bien?

Las lágrimas están al borde de caer ahora, no está entendiendo nada. Ni siquiera deberían estar tratándola así, estando tan preocupados por ella. Vi les ha jodido la vida, lo sabe, no puede cambiar eso.

—Yo... —intenta decir algo, pero las palabras no salen.

Cuando Vander le pone una mano fuerte en el hombro, Vi finalmente se rompe.

Se gira para caer en los brazos de Vander, sollozando como la primera vez que lo perdió. Siente esa calidez que ha extrañado tantas veces antes, arrastrándose con furia por su piel. Nadie da mejores abrazos que su padre, podría reconocer esa forma de abrazarla en cualquier lugar.

Ahora es el momento en el que todo se va, debería serlo. Ha intentado tocar a las alucinaciones, y han desaparecido al momento. Pero el toque sigue en su piel. No se han ido.

—Oye, todo está bien. Si necesitas descansar más, solo dilo —susurra Vander, apretando a Vi con fuerza.

Parece no haberse dado cuenta de que Vi está llorando, y eso hace que Vi no pueda parar. El calor del abrazo de Vander se siente real, más que un solo sueño para atormentar a Vi.

—Esto no puede ser real —dice como puede, entre sollozos, pero se apretá más en el abrazo de Vander.

—¿Qué no es real? —pregunta Powder, su tono cambia a uno de preocupación, ahora que parece darse cuenta de los sollozos de Vi.

No puede contestar, está demasiado confusa y su corazón duele con las ganas de que todo esto sea real, de que no sea un sueño. Pero Vi sabe más que eso, no puede confiar en sus sentidos. Siguen ahí, pero Vi sigue asustada.

Intenta calmarse poco a poco, a pesar de los muchos pensamientos que van pasando por su mente mientras lo hace. ¿No puede quedarse en ese sitio para siempre? No quiere alejarse de su familia de nuevo. No quiere volver al sitio donde tiene que ver la cara de su hermana en todos los carteles de busca y captura.

Vi cierra los ojos y da un paso atrás, alejándose del calor de Vander. Odia separarse del abrazo de Vander, pero debe hacerlo. Si es un sueño, al menos quiere pedirles perdón por todo lo que ha hecho.

—Vander... Powder... Yo...

Antes de que pueda continuar, Powder deja el juguete en la mesa y corre hacia ella, abrazándola con fuerza.

—¡Estás actuando muy raro, Vi! —dice con su voz llena de preocupación, apretando sus brazos alrededor de su hermana—. ¿Has tenido alguna pelea con alguien o algo?

Vi sacude la cabeza, ahora intentando analizar la situación de algún otro modo. Aún tiene las mejillas llenas de lágrimas, y muchas más ganas de seguir llorando. Pero, ¿por qué no están desapareciendo?

—No entiendo...

—Vamos, Vi, hace mucho que no llorabas así —dice Powder, parece mirarla con total preocupación—. ¿Ha sido por culpa de otro lío de esos tuyos? Admite tus sentimientos de una vez, sis. El tiempo pasa rápido.

—Oh, no... —intenta decir Vi, sin entender la pregunta.

—Deja a tu hermana, Pow. Ha sido una semana estresante en el bar, puedes tomarte un descanso si lo necesitas —habla Vander, dándole una suave palmada en el hombro y girándose de nuevo para seguir con la sartén—. Ella nos lo dirá cuando quiera, Pow.

—Sí, papá —dice Powder, pero Vi puede verla rodar los ojos.

¿Qué se supone que significa eso? No tiene ni idea de que están hablando.

—La comida está casi lista —dice Vander, llamando la atención de las hermanas de nuevo—. Vamos, al lavabo.

Vi no puede evitar reírse suavemente, había olvidado cómo era comer en casa. Se le ocurre una pequeña cosa, ahora que los recuerdos del pasado le recorren la cabeza. No debería, no quiere que recuerden que la odian, que ha fallado en todas las veces que ha intentado ayudarlos. Pero tiene curiosidad.

—¿Qué hay de... Mylo y Claggor? —pregunta, ahogándose un poco cuando pregunta sobre ellos.

—Oh, no han podido venir hoy —responde Vander, sin mirar a Vi—. Algo sobre algún problema con la plantación de los árboles que se alargó demasiado ayer. Desde que viven solos, se han vuelto un desastre.

Oye la risa de Vander, mientras piensa en las palabras. Ellos también están vivos aquí, ¿cómo es posible?

—Lo son —confirma Powder, riéndose—. Es tu momento de irte también, sis. Déjame toda la cocina de Vander para mi sola pronto.

—Venga, al lavabo y a la mesa —dice Vander, ahora más serio.

Sin responder, Vi se levanta de forma mecánica, confusa por todo. Sigue a Powder por el pasillo, ni siquiera sabe dónde está el lavabo.

Vuelve a mirar las decoraciones, ahora mucho más consciente de que son realmente dibujos de Powder. Levanta una mano para pasarla por encima del dibujo colgado delante de una puerta. Se siente real, como todo el resto de cosas.

¿Tal vez todo lo demás fue una pesadilla? No lo sabe, pero está cansada y quiere disfrutar de esto cuanto pueda.

—Ve a tu propio lavabo, tonta —se queja Powder, cuando Vi la sigue hasta el lavabo.

Asintiendo, Vi se da la vuelta y vuelve al pasillo. Por suerte, dejó la puerta de la habitación abierta y puede localizarla rápido. Solo hay otra puerta en la habitación, en una esquina. Un lavabo propio, eso era algo impensable cuando estaban todos vivos.

Mira la habitación con otros ojos ahora, suponiendo que es realmente suya. Ahora entiende esos posters de bandas, incluso con todo distinto, sus gustos siguen siendo bastante parecidos. Bueno, es ella misma, ¿no? Tampoco podría haber tanta diferencia.

Camina hasta la otra puerta, sorprendiendose cuando se encuentra un lavabo pequeño pero con todo lo necesario, incluso una pequeña ducha. Todo eso para ella sola, las cosas deben ser muy diferentes aquí.

Se acerca a la pica para lavarse las manos, encontrándose de frente con el espejo. Se da una mirada rápida y mira sus manos, antes de volver a levantar la mirada en shock.

Se ve muy diferente a la última vez que se vio en el espejo roto de su apartamento. Su cabello vuelve a ser de su tono rosa natural, ahora más largo que antes, pero mantiene su corte original por delante, pero que de alguna forma se ve mucho mejor. Le gusta como se ve, mucho más que el negro.

Su piel se ve más morena, incluso puede notar sus pequeñas pecas mucho más que antes. Se ve... Bien.

Se mira más detenidamente, notando que el tatuaje de su mejilla ha desaparecido. Se pasa una mano por la cara, sorprendida. Entonces sigue mirando su cuerpo, todos sus tatuajes no están. Tiene otros, más pequeños y curiosos. ¿Es eso uno de los monos de Powder tatuado en su hombro? Se gira para mirarse bien, sorprendida.

Le gusta más así, aunque extraña su antiguo tatuaje, era una parte importante de ella. Ella misma había diseñado cada pequeño detalle de él. Por lo menos, aún sigue manteniendo sus perforaciones.

—¡Venga, Vi! ¡Tengo hambre! —se queja Powder, abriendo la puerta de su habitación.

Puede verla desde el lavabo, y aún se le hace extraño. Pero asiente y sale de allí, siguiéndola hasta el comedor.

Esa sala se ve también muy cuidada. Hay una mesa y seis sillas, donde ya está Vander esperándolas con la comida, y alejado de eso puede ver un sofá bastante grande.

Se siente al lado de Vander, como siempre se sentaba cuando comían en familia, y se alegra al ver que nadie comenta que eso es raro.

La comida de Vander es algo que también ha extrañado mucho. No siempre tenía tiempo para cocinar para ellos, por lo que Vi aprendió a cocinar muy pronto para sus hermanos, por lo que siempre era especial cuando lo hacía.

Casi tiene que reprimir las lágrimas de nuevo cuando prueba la comida, sintiéndose de nuevo en casa.

Le da igual si es un sueño o una forma que tiene la vida de burlarse de ella, piensa disfrutar de eso con todo su corazón hasta que tenga que irse de nuevo.

— —

Más tarde, sigue a Powder y Vander por las escaleras, sin saber a dónde van. Sólo quiere seguir teniéndolos a la vista, asegurarse de que todo está bien.

Se ha puesto lo primero que ha encontrado en el armario, tiene ropa bastante genial ahí. Pantalones llenos de roturas y camisetas de bandas de rock, todo muy parecido a las cosas que usaría Vi si hubiera podido comprarse ropa por si misma.

Las escaleras acaban en una puerta grande con una cerradura. Puede escuchar música y risas desde el otro lado, pero no puede pensar en que puede encontrarse allí.

Se sorprende cuando Vander abre la puerta y puede ver lo que parece ser una réplica exacta de La última gota, mucho más decorada que antes. Por Janna, ¿el bar aquí sigue siendo de Vander? Recuerda la furia que la recorrió cuando lo vio por primera vez después de salir de Stillwater, cuando habían cambiado todo lo que amaba y se había vuelto el lugar de los aliados de Silco.

La gente está riendo y bailando mientras caminan por el bar. No puede negarlo, es muy de Vander haber ampliado su casa por arriba para no tener que alejarse del bar. Es justo lo que siempre pensó que acabarían haciendo.

Se siente como en casa en ese lugar, a pesar de que nada es igual. Incluso puede ver a otras trabajadoras atendiendo, el bar debe ir muy bien para que Vander pueda permitirse esa ayuda. Nunca antes quiso.

—Hoy es nuestro día libre —dice Powder, agarrando la mano de Vi y alejandola de la barra.

La empuja contra la gente hasta que llegan a una mesa alejada del resto, que aún no está ocupada. La misma mesa que siempre usaban cuando estaban esperando que el bar cerrará.

—Este sitio se ve increíble —murmura Vi, mirando a su alrededor con una sonrisa suave.

—Sí bueno, podría ser mucho mejor —responde Powder, para nada impresionada por el sitio—. Ahora dime, ¿qué ha sido eso de ahí dentro?

—Nada, solo una pesadilla —dice Vi rápidamente, no sabría ni como empezar a explicarle todo a Powder.

La mira con una ceja levantada, como si pudiera sentir la mentira de Vi a kilómetros de distancia.

—Mira, sé que no quieres hablar de esto, pero si necesitas hablar de...

—¡Hey! —dice una voz, cortando lo que fuera qué Powder iba a decir.

Vi levanta la cabeza, encontrándose a un Ekko que no se ve en nada como el chico que maneja los Firelight. Tiene el cabello peinado de una forma bastante genial, aún que Vi no iba a decirlo, incluso su ropa se ve bien. Se ve menos fuerte, o eso puede decir por los brazos, pero supone que es normal si aquí no ha tenido que luchar por sobrevivir.

—Hola, hombrecito —dice Vi, contenta cuando el chico se acerca para darle un abrazo rápido—. ¿No es todo esto algo raro?

Recuerda que todo empezó por ir al centro a buscar a Ekko, ¿es posible que el chico haya acabado en el mismo lugar que ella? Pero no lo parece, por la mirada normal que le da el chico.

—Um, no. Creo que todo esto está igual que siempre —susurra Ekko, encogiéndose de hombros.

Después de eso, se acerca a Powder y le da un abrazo que parece mucho más cercano de lo que debería. Incluso cuando elige el asiento al lado de Powder, Vi los mira con curiosidad. Siempre pensó que Ekko había tenido alguna especie de enamoramiento con su hermana cuando eran más jóvenes, ¿podría eso seguir vivo aquí?

—Vi está rara hoy, dice que fue una pesadilla —dice Powder, rodando los ojos.

Vi se tensa, pero espera la reacción de Ekko. Quiere notar si hay algún tipo de reconocimiento en sus ojos, si sabe algo más. Pero no, este Ekko no parece tener ninguna idea de lo que pasa.

—Pensé que habías dejado de tenerlas a los doce —se burla Ekko, dándole una sonrisa burlona.

—¿Quién te ha enseñado a burlarte de tus mayores, eh? —se queja Vi, como siempre le decís cuando eran más jóvenes.

—Tú lo hiciste —responde Ekko, riéndose—. Cada vez que te escapabas de casa de Vander sin decir nada, siempre te veía. Nunca has sido muy sigilosa.

—Una vez casi tiró toda la ventana abajo mientras salía —se burla Powder, riéndose tan fuerte que casi parece llamar la atención de todo el mundo—. Y lo único que dijo fue que ya tenía diecisiete años y que debería poder salir toda la noche si quisiera. Tan rebelde.

Se ríe, por qué no puede hacer otra cosa. No tiene esos recuerdos. Pasó todos sus diecisiete encerrada en Stillwater, no teniendo una vida adolescente normal. Siente un pinchazo de anhelo en su pecho, pensando en lo que podría haber tenido.

Vi piensa algo que leyó una vez en los viejos libros de fantasía que tenía Vander, algo sobre otros universos. Tal vez Vi ha acabado en otro universo después de ser absorbida por esa cosa, parece ser lo más lógico, dentro de toda esa situación sin sentido.

Si es otro universo... Todo eso lo hace real, sólo que para una versión diferente de Vi. ¿Dónde está ella entonces? Puede que Vi le haya quitado su sitio, y ella haya sido empujada al otro lado o algo así. No debe ser fácil para la otra Vi si ese es el caso, viendo lo bien que vive aquí.

Levanta la mirada, sin querer notar esa extraña tensión entre Powder y Ekko, cuando ve a dos caras muy conocidas acercándose a ellos. Por Janna, casi son idénticos a como se veían en los recuerdos de Vi.

Eso sí, nunca habría pensado que Mylo se dejaría crecer un bigote tan extraño, pero ella no está ahí para juzgar nada. Claggor también se ve parecido, pero mucho más grande y maduro ahora.

—Buenos días, realeza de Zaun —dice Mylo, sentándose en la mesa con ellos—. ¿Dónde está la reina?

Parece buscar a alguien entre la gente, pero a Vi no podría importarle menos de quien está hablando. Todavía está intentando procesar el hecho de que sus dos hermanos están frente a ella muy vivos.

Quiere levantarse y darles un fuerte abrazo, pero siente que no es momento para eso, estando tan rodeada de gente y con Powder ya mirándola de forma extraña. Luego lo hará, antes de que se vayan, para seguir asegurándose de que todo esto sea normal.

—Llegará pronto —responde Powder, mirando su teléfono—. ¿No tienes tu teléfono, Vi? Me está preguntando por ti.

Vi pasa las manos por sus bolsillos, pero sabe que no encontrará nada. Ni siquiera sabía lo que era un teléfono hasta un rato antes cuando Powder empezó a jugar con él. Tampoco sabe quién es la persona que se supone que quiere hablar con ella.

—¿Quién...?

—Oh, Gert está aquí —la interrumpe Mylo, señalando a una chica a distancia.

Vi se gira con curiosidad, mirando a la mujer sirviendo a una mesa. Tiene que ser una de las ayudantes del bar. Cuando vuelve a mirar a Mylo, lo ve mirarla con unos ojos que casi sacan corazones. Oh vaya, nunca había pensado en Mylo teniendo un enamoramiento por nadie, pero puede entenderlo ahora.

—Déjame ayudar con eso —dice Powder, riéndose.

Se levanta y arrastra a Mylo con ella, acercándose a la mujer. Vi los mira en silencio, con su corazón lleno de alegría por ellos.

De joven, siempre había odiado como se llevaban Mylo y Powder. Intentó arreglarlo varias veces, pero siempre parecía ir a peor. Aún no sabe el motivo por el que fue, pero agradece que la Vi de aquí haya podido solucionarlo.

—No tienen ninguna oportunidad —se burla Claggor, con ese tono fuerte.

Vi se ríe mientras asiente, dándole la razón. De ninguna manera. Pero es divertido verlo todo nervioso mientras Powder guía la conversación, o lo que sea que le esté diciendo.

Vuelven a los pocos minutos, mientras toda la mesa se ríe por la sonrisa estúpida en la cara de Mylo. No puede culparlo, la mujer es bonita. Si Vi no estuviera tan enamorada de... Sacude la cabeza, no quiere pensar en ello.

—Vander mencionó algo de unos problemas ayer —dice Vi, mirando a Claggor, aún sin creerse lo que ve.

—Ah, sí. No están creciendo tan rápido como nos gustaría. Tendremos que poner muchos más para compensarlo —explica Claggor, con una mirada suave.

Vi no tiene ni idea de lo que está hablando, pero podría pasarse horas escuchando. Aprendiendo sobre las nuevas vidas de la gente que consideraba perdida desde hace mucho tiempo.

—Entiendo —dice Vi, asintiendo como si pudiera captar todo en seguida.

Powder y Mylo vuelven segundos después, ambos cayendo en el mismo sitio donde estaban. Puede oír la suave risa de Powder, de algo que no puede oír.

—Mylo es tan divertido cerca de Gert —dice Powder, mirando al resto en la mesa—. Intenta ser todo genial y siempre acaba sin palabras cuando lo mira.

—¡No es mi culpa! —se queja Mylo, y consigue que Powder se ría aún más.

—Hablar con una chica debe ser muy complicado para ti, Mylo —se burla Ekko, de una forma juguetona.

—No sé si eres el mejor para hablar, hombrecillo —interviene Claggor, dándole una mirada rápida a Powder mientras lo hace.

Oh, parece que ellos dos aún están trabajando en eso entonces. Si Vi va a quedarse, tal vez pueda ayudar con eso y...

—¡La reina llegó! —grita Powder, llamando la atención de todos y riéndose mientras levanta una mano.

Vi se gira con curiosidad, casi había olvidado que alguien más tenía que venir. El bar está bastante lleno, por lo que tarda en ver quién se acerca.

Y se queda congelada en su lugar, viendo ese rostro y cabello que conoce tan bien, incluso viéndose diferente. ¿Ella es amiga de toda su familia?

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