20 canciones

Harry Potter - J. K. Rowling Harry Potter and the Cursed Child - Thorne & Rowling
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A Thousand Years

Otra canción de bodas, y otra pareja bailando, qué le voy a hacer, soy una moñas. Me pareció lógico que esta canción, de Christina Perri para "Amanecer (parte 1)", fuera la canción de estos dos, que ya sabemos que son fans de "Crepúsculo".

Personajes: Albus y Scorpius, que conspiraron para unir a una pareja y podría ser que sufrieran la revancha. Último ya del universo de "Sin él", palabrita, la historia se cierra del todo.


— A Albus le han dado una beca para irse a Estados Unidos.

Lucius miró a su nieto con una ceja en alto y el rostro neutro. En los ocho años que llevaba viviendo en Inglaterra, Scorpius se había convertido en su debilidad. Claro que tenía a su pareja, que le daba sentido a levantarse muchas mañanas de la cama. Y estaba Draco, que era su orgullo de padre sin dudarlo. Pero ese joven, al que había visto literalmente crecer y madurar... ese era el punto flaco de su viejo corazón. Aún así, puso su cara de póker y esperó a que siguiera hablando.

— Me lo dijo anoche en el cumpleaños de papá. —El chico se frotó los ojos, bordeados de oscuras ojeras— Abuelo, se va por lo menos dos años a hacer la maestría de pociones. ¿Qué hago?

Los chiquillos habían crecido literalmente juntos, gracias al nexo entre sus familias a través de Remus y Andrómeda. Él se había unido a ese grupo familiar cuando ya eran adolescentes y se había sorprendido al darse cuenta de que era el único en sospechar que su nieto estaba muy enamorado ya entonces de Albus Potter.

Los años pasaron y pudo observar a Draco con Harry, y descubrir con diversión que los chicos tenían una dinámica muy parecida, pero contraria: Scorpius se parecía mucho más en carácter a Harry que a Draco, y Albus era tranquilo y reservado como su hijo.

— ¿Cuál es el problema, hijo? —preguntó con la voz de confidencias, esa que solo usaba con él.

— Yo... —le miró con esos grandes ojos tan iguales a los de Narcisa.

— Scorpius, ¿por qué no se lo has dicho?

Su nieto enrojeció. Ese hombre, al que todo el mundo consideraba frío y seco, era su confidente, y, después de Albus, su persona preferida en el mundo. Era el único que le había preguntado, con dieciséis años, si era consciente de que estaba hasta las trancas por su mejor amigo. Bueno, el abuelo no usaría esas palabras claro, ese vocabulario era muy Potter.

— Abuelo, no puedo, yo... si se lo digo podría perderlo. Y es mejor tenerlo como amigo que como nada.

Lucius negó con la cabeza.

— El que no arriesga, no gana. Y si se va a marchar, tienes mucho que ganar y poco que perder, hijo. Habla con él.


Ese fue el mantra durante el resto del verano: mucho que ganar, habla con él. Se lo dijo a sí mismo cada mañana antes de salir de su cuarto para ir a desayunar. O lo que es lo mismo, antes de encontrárselo desayunando en la cocina. Más de un día maldijo la decisión de su padre de irse a vivir con Harry. Había estado tentado de quedarse con el abuelo muchas veces, aunque él estaba divinamente bien acompañado por Remus. Pero en el fondo no podía resistirse a saber que Albus dormía en la habitación de al lado a diario.

Cuando quiso darse cuenta, era la víspera de su marcha. Había una fiesta de despedida esa tarde; no una del estilo de su padre y Harry, con los de casa, sino una fiesta Weasley. Incluso la madre de Albus había aparecido un par de días antes para el acontecimiento.

Al sentarse a desayunar, ahí estaba: Albus Severus Potter. Como había dicho una vez alguien en el colegio, un chico del montón, de esos que serían capaces de mimetizarse con las paredes, si no se apellidara Potter. Le sonrió cuando entró, porque a él siempre le sonreía.

— Buenos días, Scorp —saludó dejando su taza sobre la mesa—, ¿dormiste bien?

Era la misma pregunta desde que dejaron de compartir dormitorio en el colegio. Podría decirle la verdad, que no, porque sentía un agujero enorme en el estómago de pensar en su marcha. Y lo tuvo en la punta de la lengua, pero justo entró Lily y su respuesta se limitó a un cabeceo afirmativo antes de sorber su propio café.

El día pasó en un torbellino y cuando quiso darse cuenta estaba saliendo del flu de La Madriguera. Por un momento le aturdió el ruido de la numerosa familia saludando a Albus, que había salido de la chimenea justo antes que él. Una mano en el hombro le hizo dejar de mirar al homenajeado y volver a la realidad.

— Hola primo —le saludó Teddy, alborotándole el pelo antes de darle un abrazo.

Detrás de él vio a un sonriente James, que saludaba con otro abrazo a Remus. Hacía dos meses que no los veían, ambos habían estado de permiso después de su boda, viajando por el mundo.

— ¿Qué tal el viaje? —preguntó tras abrazar también al pelirrojo.

— Increíble —contestó James, con una sonrisa enorme, abrazando a su marido por la cintura—. ¿Qué tal por aquí?

James lo preguntó mirando a su hermano, mientras Teddy le miraba a él. Sintió un escalofrío al darse cuenta de que esa pareja también lo sabía. Y eso significaba que el resto de la familia seguramente también. Se encogió un poco sobre sí mismo, sin girarse a mirar a Albus, que reía unos metros más allá con su primo Hugo. Consideró seriamente volver a escapar por la chimenea al ver a James acercarse a hablar con Lily, porque se habían criado los cinco como hermanos y sabía perfectamente cuando los dos Potter estaban tramando algo.

La gente se movió al jardín, mucho más amplio que el salón, y se dispersó en pequeños grupos. El homenajeado y los recién casados fueron moviéndose de grupo en grupo, hablando con unos y con otros. Lucius se instaló en una esquina tranquila, acompañado de Remus y Arthur, enzarzados en una conversación sobre política internacional, así que Scorpius no podía refugiarse allí. Harry andaba ayudando a Molly, tratando de evitar que Ron se comiera la comida conforme salía. Su padre tomaba una copa de vino con Hermione, Fleur y Bill, comentando el último viaje de Hermione a Francia.

Teddy apareció de repente y le pasó el brazo por los hombros.

— ¿Va todo bien? —le preguntó bajito, preocupado, mientras lo arrastraba a una de las mesas de comida.

— Estupendamente —contestó, tomando un sándwich para evitar tener que hablar.

— Scorp... ¿no has hablado con Albus?

— Vivimos en la misma casa, Ted.

Su primo le dió una colleja.

— No me seas listillo.

Scorpius miró de reojo a Albus, que estaba con sus hermanos y varios primos en el otro extremo del jardín. Si esa distancia de unos metros le dolía casi físicamente, ¿cómo iba a aguantar que estuviera al otro lado del océano.

Cogió un segundo sándwich y se giró dándole la espalda a los hermanos Potter. Por eso no vio a Albus negar con la cabeza mientras intentaba agarrar a su hermana, que se escurrió de sus manos para entrar en el cobertizo del abuelo Arthur, ese en el que guardaba los cacharros muggles. No vio a Lily salir de allí con un reproductor de cd, ni acercarse a Draco para pedirle que le hiciera un hechizo protector para evitar que el cacharro se estropeara con tanto mago presente.

Cuando la canción empezó a sonar, el primer gesto de Scorpius fue apretar mucho los ojos, mientras repetía interiormente "No, no, no, no, no". El segundo fue caminar hacia la casa, para refugiarse en la cocina por lo menos, si no huir directamente por la chimenea. No llegó a hacerlo, Teddy le sujetó del brazo y le hizo girarse. Había parejas bailando por el jardín, pero Albus no bailaba, le miraba a él. La maldita canción.

Tuvo que darle su primo un empujón, y James uno a Albus, pero a partir de ahí fueron sus propios pies los que les llevaron hasta el centro del jardín. Cuando Al llegó a su altura, vio que la estaba cantando bajito, poco más que mover los labios. Él conocía la letra de aquella canción, la había escuchado millones de veces después de que vieran la película juntos. Demonios, había sido Albus el que le había metido en el mundo de los vampiros brillantes, ya no era solo la letra, esa canción le recordaba a él de cualquier manera.

Ni siquiera fue consciente de que estaba bailando con Albus hasta que escuchó su voz ronca cantándole al oído el estribillo. Se le estremeció el alma, porque eso era lo que él deseaba con toda su alma, que le amara y amarle para siempre.

"And all along I believed I would find you

Time has brought your heart to me

I have loved you for a thousand years

I'll love you for a thousand more

One step closer

One step closer"

(Y todo el tiempo creí que te encontraría,

el tiempo ha traído tu corazón hasta mí,

te he querido durante mil años,

te querré por otros mil más,

un paso más cerca,

un paso más cerca.)

Al terminar la canción, la familia a su alrededor contuvo un poco la respiración mientras ellos seguían abrazados, mirándose a los ojos como si no se hubieran visto nunca antes. Como si Scorpius no hubiera aprendido a decir verde en tres idiomas mirando los ojos de Albus. O como si Albus no hubiera pedido a su padre que pintara su habitación a los siete años de color "gris Scorpius".

Una tosecilla, que pareció venir del rincón de Lucius, les sacó del momento empalagoso, y entonces los dos hablaron a la vez.

— Ven conmigo.

— No te vayas.

Él se sonrojó, Albus sonrió, tanto que los hoyuelos que solo él conocía quedaron a la vista de todo el mundo. Y ,desde el rincón donde se habían juntado sus padres y hermanos, se oyó una voz que gritaba "Por Salazar, besaos de una vez". Obedecieron, claro, mientras Lily ponía la canción otra vez y el resto de la familia aplaudía.

 

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