
🕯️| Capítulo 01
Jin Ling se terminó de alistar para comenzar su día. Cómo siempre, con su camisa amarilla y sus prendas amarillas y marrones pues son sus colores favoritos. Mientras buscaba su bolso, cada prenda que interrumpía el encuentro la tiraba hacia atrás, sabiendo que Casita se encarga de encestar las ropas con un bote donde Jin Ling tenía ropa que no había doblado.
Finalmente encontrada la bolsa (que por alguna razón que desconoce, nunca la encontraba en el mismo lugar; aunque se imaginaba que era un juego de Casita), la colgó en su hombro, se miró en el espejo para confirmar que se veía presentable y se dirigió a la salida de su habitación.
Sostuvo la manilla por unos segundos en los que se tomó el tiempo de respirar profundamente y murmurar para sí mismo:—Traeré orgullo a mi familia. —Es como su ritual. Todos los días se repite lo mismo con la esperanza de que, esta vez, se vuelva una realidad.
Abrió la puerta, saliendo de su habitación para oficialmente comenzar su día. Aunque nunca la cerraba, total, casita siempre la cerraba por él. Avanzó a toda velocidad hasta las escaleras, las cuales las bajó deslizándose pues Casita había acomodado los escalones de tal forma que se quedara completamente lisa, como una rampa. Casita ya estaba preparada para sus clásicos brincos que realizaba al bajar.
Antes de dar la vuelta para avanzar, se detuvo delante de un cuadro que colgaba en la pared. Era un cuadro pintado a mano por la matriarca, siendo el principal protagonista su abuelo. Nunca lo conoció, y ni estuvo cerca de hacerlo; pero ver esa pintura era como verlo por primera vez por la gran cantidad de detalles.
—Deséame suerte hoy también, laoye¹ —juntó sus manos, como si él lo estuviera viendo—. ¡Ten un buen día! —Y siguió su camino hasta llegar al primer piso, señal para que Casita volviera a arreglar las escaleras una vez más.
Cruzó por uno de los muchos pasillos que Casita abría para él, dirigiéndose al gran comedor donde toda la familia se reunía para comer. Mientras caminaba, las ventanas en las paredes se iban abriendo para darle aire y más luz al pasillo, a pesar de que el sol ya estaba arriba y la iluminación naturalmente era buena.
Y al llegar, comenzó su verdadera rutina. Él sabía que hacía actividades tan inútiles en comparación a las grandes obras de la familia. Sin embargo, si él podía cooperar en la más pequeña cosa, ¿por qué no lo haría?
A pesar de la insistencia del propio muchacho por hacer las cosas solo, a Casita poco le importaba y lo ayudaba, ya sea abriéndole muebles o deslizando platos como este día.
Rodó los ojos con el ceño levemente fruncido al ver las acciones de Casita, aunque se lo agradecía. Atrapó los platos que se habían deslizado sobre la mesa hacia él y comenzó a acomodar cada plato delante de él, tratando de acomodarlos lo más centrado posible para que quede perfecto, como le gustaba a Madame Yu; ignorante de tres pequeñas miradas que acaban de llegar a las afueras de su casa. Casita abrió otra ventana, saciando la curiosidad de los niños por observar el interior en silencio.
Uno de los niños se atrevió a gritarle y preguntar por lo que habían venido:—¡Hey! —Jin Ling solo dirigió su vista hacia la ventana, al estar de espaldas no podía verlos, por lo que terminó girando su cabeza un poco para descubrir quién era el gritón—. ¿¡Cuándo veremos el don mágico!?
Para la suerte de ese fastidioso niño curioso, la respuesta a su pregunta es el día de hoy. Puesto que su prima Jiang Xiang² cumple seis años de edad; significa que el día de hoy debería recibir su don, como toda la familia que lo recibió. No podía evitar sentirse nervioso, mas no lo demostró y en cambio respondió con serenidad, únicamente manteniendo su ceño fruncido:—La ceremonia de mi prima será hoy.
No le había sorprendido cuando otra niña gritó:—¿¡Cuál es su don!?
Jin Ling no se consideraba la persona más paciente del mundo, todo lo contrario, en realidad. Así que optó por simplemente seguir con sus tareas mientras respondía, esperaba que su última pregunta:—Eso lo sabremos esta noche.
—¿¡El tuyo cuál es!?
Jin Ling frunció más el ceño, sin soportar aquella pregunta, dejó que Casita siguiera saliéndose con la suya al terminar de ordenar todo, pues se acercó al marco de la ventana en la que esos tres niños lo estaban espiando. Cruzó sus brazos y los apoyó en el marco, mirándolos con seriedad:—¿Y quiénes son ustedes para preguntar?
—¡Nosotros! —respondieron al unísono, divertidos por la reacción del joven.
Jin Ling suspiró pesadamente, dejando caer su cabeza hacia abajo, cansado de sus preguntas. Si, tiene sólo quince años, y aún así era agotadora la energía que emanaban esos niños.
—Si van a preguntar, pregunten por algo verdaderamente importante. ¿Qué acaso no saben que están pisando la casa de los sorprendentes Jiang?
—¿¡Cuáles sorprendentes Jiang!?
Debe ser una broma.
—No me van a dejar en paz, ¿verdad? —Los niños sacudieron su cabeza de un lado a otro. Jin Ling miró de reojo el comedor. y al ver que ya estaba acomodado, y él no tener ninguna responsabilidad importante, puso los ojos en blanco y asintió—. Si quieren saber, vayan a la entrada de la casa —apuntó hacia la dirección del lugar—, y esperen ahí, ya voy.
Eran muy pequeños, quizás el más grande tendría seis años, y eso sólo juzgando por sus alturas y caras redondas; entendía que ellos no conocen muy bien la historia del pueblo y cómo funcionaba la familia. Pese a que eran muy queridos, nadie se tomaba la molestia de explicar lo que veían todos los días. En realidad, el que mejor explicaba las cosas y quien se tomaba la molestia de hablarles respecto al tema a los niños, era Jin Ling.
Al salir de la casa, los niños ya lo esperaban en la entrada, brincando como conejos, emocionados por descubrir acerca de estos famosos Jiang que todo el tiempo escuchaban. Jin Ling suspiró, pidiendo que calmaran sus brincos, a lo cual ellos obedecieron.
Jin Ling miró la casa y alzó su mano, sacudiéndose como un despido casual:—¡Ya regreso, Casita!
Los niños, al ver que Casita movió una ventana y la movió de un lado a otro, correspondiendo la despedida, se animaron a despedirse de igual forma:
—¡Adiós, casa mágica y bonita!
—¡Bye, bye!
—¡Te devolveremos al gege bonito luego!
Jin Ling puso sus ojos en blanco, aunque sonrió al verlos interactuar con su amiga. Sin esperar mucho, comenzó a caminar hacia el pueblo—. Para empezar, ahí es donde viven los Jiang.
—¿Ahí? ¡Pero es enorme! ¡Ahí podría vivir todo el pueblo! —No exageraba, esa construcción sí que era grande. No al punto de que pudieran vivir todos los que vivían en Yummeng Jiang, pero si era enorme, con muchas habitaciones, cuartos, baños… vaya, que es una casa completa.
Jin Ling alzó los hombros indiferente—. Ahí viven tres generaciones, niño. Es normal que sea tan grande, ¿no crees?
El niño asintió después de analizar por unos segundos, estando de acuerdo con sus palabras.
Esta noche, al tratarse de una ceremonia del don, la abuela contaría una vez más la historia del encanto. Cómo se originó, por qué y para qué. Todo el pueblo iba a asistir, estaba seguro que sus familias los llevarían, ¿qué caso contar algo que ya van a saber? Así que, se ahorró esa parte de la historia y fue directamente hacia el gran mural que algún artista pintó en honor a la familia. Delante de éste se detuvo, haciendo que los niños miraran con gran curiosidad a las personas pintadas en él.
—Esta es la familia Jiang —presentó, alzando sus manos para recalcar la importancia de sus palabras. Los niños asintieron en comprensión—. Ella Yu ZiYuan, Madame Yu. Es la matriarca, ¿saben? Gracias a ella es que tenemos el encanto y vivimos seguros.
Señaló específicamente a la mujer que estaba en lo más alto. Pues el dibujo constaba de tres alturas donde en cada una había una generación. Al ser la abuela, es lógico que esté en la cima. Es hermosa la pintura representando a su persona. Ella vestía colores morados y magentas, con sus ojos azules brillantes y una cabellera larga y negra. Aunque ya tenía sesenta años y el negro fue invadido por algunas canas, no dejaba de ser largo y saludable. En la pintura, su expresión era de neutralidad, con un firme ceño fruncido. A pesar de ser sólo un dibujo, fue capaz de intimidar a los niños. Es el efecto Madame Yu.
—Es aterradora… —murmuró uno.
Jin Ling se encogió de hombros. Él ya ha sido causante y victima de su furia, así que le dió gracia la situación—. Y no la has visto de mal humor —añadió—, es peor que mi jiujiu³.
—¿Tu jiujiu?
—Jiang WanYin —volvió a apuntar pero esta vez hacia uno de los cinco que estaban debajo de Madame Yu.
Este no dejaba de ser intimidante, teniendo el ceño fruncido, a este punto los niños creían que esa expresión era de familia (y no, no porque Jin Ling también tenía esa expresión en ese momento). Vistiendo de morado y negro, igual teniendo la cabellera negra y ojos azules, combinando con todo su aspecto. Lucía como alguien fuerte y enojón, según los niños.
—Su humor controla el clima. Si el tiene un mal día, todos lo tendrán, literalmente —explicó su don a simples palabras para que los pequeños comprendan—. Por eso los tiempos a veces son raros, puede estar soleado y con arcoiris y de repente ser una lluvia tormentosa.
—Ah, con razón mi mami siempre se queja de que un WanYin no deja que su ropa se seque cuando la saca para secarse y de repente llueve… —Ante su gran descubrimiento, los ahora otros cuatro niños la vieron con gran admiración y sorpresa.
— Wei WuXian...
—¡No se habla de Wei WuXian! —gritaron los que estaban alrededor del grupo, interrumpiendo a Jin Ling que solo apretó sus cejas.
—...podía ver el futuro —respondió la duda de los niños—. Él desapareció.
La pintura mostraba a un hombre pelinegro con ojos rojos y aterrador; su expresión podría decir que parecía la de un villano. Hacía un gran contraste con el resto, pues él era el único que portaba prendas negras y rojas. Si bien, no era el único que no usaba el color morado, era el único que no parecía cómodo.
Los niños estaban a punto de preguntar sobre él, pero Jin Ling no lo permitió pues siguió hablando:—Ella es mi A-Niang4, Jiang YanLi —apuntó hacia la mujer que estaba a lado del hombre de negro.
Tenía un rostro dulce y sereno, con una sonrisa que transmitía tranquilidad. Usaba un vestido morado con rosado; con los ojos marrones y cabello largo negro. En sus manos tenía un cuenco, los niños no sabían qué significaba o que era eso. Pero Jin Ling sí, esa era la gran sopa de loto con costillas que cocinaba su madre.
—Su comida cura todo mal; son remedios. Cualquier cosa que ella cocine tiene la magia que hace que sanes. Si estás enfermo y comes algo que ella hizo, dejarás de estar enfermo —explicó.
—¿Y si tengo el ojo morado? —Un niño preguntó.
—Sanará. —Jin Ling respondió.
—¿Y si me rompo el brazo?
—Dejará de estar roto.
—¿Y si soy ciega?
—Podrás ver. —Su paciencia no duraba mucho, razón por la que terminó su avalancha de preguntas y continuó.— Luego están los tíos Nie…
—¿Nie?
—Nie HuaiSang y Nie MingJue.
—Pero, ¿la familia no era Jiang? ¿Cómo tuvieron su don?
—Siendo sincero... no tengo idea. A-Niang dice que fue el destino, que el encanto lo decidió. Madame Yu dice que fue un accidente beneficioso —divagó en sus ideas, olvidando por unos instantes que seis niños lo estaban escuchando.
—¿Y cuál es la verdad? —Una de las recién llegadas preguntó.
—No lo sé, yo no estaba ahí para saberlo.
—¿Ese es el señor MingJue? —apuntó hacia el hombre que estaba a lado de WanYin.
ES ENORME. Pensaron los niños al ver la pintura.
—Sí. Tiene una fuerza irreal, es capaz de levantar una casa él solo. Si ven a un titán cargando burros o piedras gigantes, es él.
—Ooooh... —observaron la pintura con atención.
Era el más alto con diferencia, eso y el color de su vestimenta (que era verde olivo) eran las mayores diferencias que se podían apreciar.
—Y ese de ahí, es Nie HuaiSang.
Al otro extremo, justamente el que estaba del otro lado del innombrable, se encontraba pintado un hombre con abanico, de los mismos colores y sin embargo es el más elegante y sofisticado. Mismas características, pelo negro, ojos verdes y piel morena clara.
—Él oye hasta una aguja, es capaz de escuchar todo —explicó una vez más.
—Osea… ¿nos está escuchando?
—Sí.
—Eso es algo… turbio.
...De hecho, si es algo turbio el no poder tener privacidad. En fin, dones.
—¡Hola señor del abanico! —inició uno de los niños y comenzó una avalancha de saludos al aire.
Un niño, después de saludar en voz baja, preguntó con timidez:—¿Y los de abajo? —apuntó hacia los más pequeños que estaban debajo de los adultos.
—Son la tercera generación —comenzó a contar, iniciando con los hijos de su jiujiu—. Él es Jiang JingYi, él cambia de forma —rodó los ojos ante su mención, a pesar de que quería a su primo, no podía evitar pensar que era fastidioso.
Estaba justo debajo de Jiang WanYin, vestido de morado y azul, aunque destacaba más el primer color. A diferencia del resto, él tenía el cabello corto recogido en una coleta. No había mucho que destacar de esa pintura, la verdad; no se podía apreciar lo revoltoso que es en una pintura quieta.
—Y esta es Jiang Xiang, hoy va a recibir su don.
Su pintura era adorable por su edad; vestía los mismos colores que JingYi. Tenía unas trenzitas en su cabello con adornos rosados, su sonrisa era juguetona y linda, aunque Jin Ling sabía que esa sonrisa era muy traviesa.
—Luego está Lan SiZhui —apuntó hacia el joven vestido de blanco que estaba a lado de él, no estaba debajo de nadie en específico, pero se encontraba algo cerca de la pintura de Wei WuXian—. Él es perfección —respondió cruzando de brazos, algo molesto con la mención de su don. Bueno, con la mención del propio chico.
Nunca lo llegó a considerar familia, poco antes que él cumpliera los seis años SiZhui se había unido por tener un don. Pero nunca llegaron a compartir un lazo familiar, pues SiZhui fue criado por su padre que no vivía en Casita. Después de que SiZhui viviera en su hogar, no se acercaban mucho, pues Madame Yu lo educaba lejos de Jin Ling. Ni él, ni nadie los mira como familia. Su relación es… mala. Cualquier encuentro entre ellos dos (cuando eran pequeños) terminaba con algún golpe o insulto. Actualmente ni se dirigen palabra a pesar de vivir bajo el mismo techo. Aunque es cierto que los llaman “la familia Jiang”, el propio apodo te deja muy en claro quien es la familia y quien no.
—¿Perfección? —preguntó una niña—. ¿Cómo es un don?
—Él hace crecer las flores, pero a él lo caracteriza ser perfecto y muy guapo. En sí, su don es la flora, supongo —suspiró pesadamente mientras observaba la pintura del joven.
Negó con la cabeza y comenzó a caminar, dando por terminada la explicación.
—Señorito. —Lo llamó un niño al darse cuenta que se iba, siguiéndolo como el resto de niños.
—Ya les conté los dones de mi familia, tengo mucho que hacer así que me voy —creyó haber respondido la incógnita del niño, por lo que siguió caminando aumentando su velocidad para tratar de llegar a Casita más rápido. No obstante, uno de los niños se posicionó delante de él, deteniendo sus pasos.
—Pero, ¿cuál es tu don?
Jin Ling expresó su molestia con un bufido, trató de disimular su incomodidad manteniendo su expresión tranquila, más no le fue posible porque los demás niños comenzaron a preguntarle exactamente lo mismo.
—¿Por qué les debería contar? —cruzó sus brazos, callándolos por unos segundos.
—¡Queremos saber más sobre la familia Jiang!
—¿Más? Ya les conté los dones que hay, ¿qué más quieren? —rodó los ojos, retomando su caminar.
—¡Saber más!
—¿Quieren saber más? —Los niños asintieron—. Bien. —Los pequeños se emocionaron, siguiendo los pasos de Jin Ling con la creencia de que sabrían cual es el don del más grande del grupo—. Lan XiChen se casó con Jiang WanYin; Jin ZiXuan se casó con Jiang YanLi; Wen QiongLin se casó con Nie HuaiSang y Meng Yao se casó con Nie MingJue. ¡Listo! Ya saben más sobre la familia, ahora me voy —apresuró su paso pues estaba a nada de llegar a la entrada de su casa.
—Pero, ¿y Jin Ling? —preguntó un niño.
—¿Qué hay de ti? ¡Quiero saber sobre ti! —Otro niño.
—¡Seguro su don es increíble y no nos quiere contar! —Jin Ling tembló ante la expectativa de una niña.
—¡Sí! ¡Quiero saber sobre Jin Ling!
Los niños comenzaron a gritar su nombre, como si eso hiciera que les respondiera. Mientras que él trataba miserablemente de callarlos de forma tranquila, con la esperanza de que nadie de la familia Jiang los escuchara.
— ¡Jin RuLan!
Valió.
Cualquier movimiento que Jin Ling estuviera haciendo lo detuvo al escuchar la voz de la mujer. Al estar de espaldas de Casita tuvo que voltear lentamente su cuerpo para ver a Madame Yu en la entrada, viéndolo con mala cara y una ceja alzada.
—¿Qué se supone que haces, mocoso? —preguntó con voz fuerte. Si algo odiaba Jin Ling era que le llamaran mocoso, pero era Madame Yu, no se podía quejar o saldría peor.
Jin Ling se mostró indiferente, encogiéndose de hombros—. Querían saber sobre la familia y…
—¡Estaba por contarnos su súper increíble don! —gritó emocionado uno de los niños que rodeaban a Jin Ling.
En eso, un Nie HuaiSang cruzaba tranquilamente por la entrada cargando unas decoraciones. Se detuvo cerca de la matriarca, mas manteniendo la distancia con aquella mujer. Miró a los niños y los saludó con una pequeña sonrisa, luego, dijo con sutileza:—Niños, no lo molesten tanto… después de todo, Jin Ling no tiene un don.
Madame Yu lo miró de reojo, con un "hmph" se fue, adentrándose en la casa.
Jin Ling miró a Nie HuaiSang, quien sólo asintió y siguió su camino original. Jin Ling lo agradeció en silencio, pues esa dura intervención fue su salvación pues, pese a estar acostumbrado a esas palabras, que las dijera Madame Yu es algo que nunca soportaría.
Los niños lo voltearon a ver con gran e inocente confusión—. ¿Tú no tienes un don especial? —En su rostro se podía ver la decepción, cosa que puso nervioso a Jin Ling pues le recordaba a él mismo hace unos años...y actualmente.
—Sí bueno... —No pudo seguir pues un ruido llamó su atención.
Bueno, más que ruido, era un llamado.
—¡Jin Ling! Una entrega. —dijo un hombre vestimentas blancas y lilas.
Mierda, él no por favor. Pensó incómodo Jin Ling.
—Te traje el especial “no especial" por ser el único Jiang que no tiene un don.—Le entregó una cesta llena de objetos y materiales coloridos—. Le llamo: "nuestro especial no especial" ya que... ¡no hubo un don para ti!
—Gracias, Su She —habló con sarcasmo y molestia obvia en su rostro. Su ceño fruncido se profundizó y sus labios se curvaron hacia abajo, mostrando claro disgusto. Si, estaba acostumbrado a que le recalcaran en su cara su inutilidad, ¡pero era molesto! Odiaba cuando lo hacían.
Estaba por irse, pero Su She nuevamente volteó para decir:—Ah, y suerte para Jiang Xiang. La última ceremonia del don fue un fracaso...¡y esa fue la tuya y no funcionó! —Después de ese innecesario recordatorio, se fue para seguir con sus entregas.
A veces no sabía si lo hacía para burlarse o molestarle, igual ambas cosas conseguía.
—Si yo fuera tú, eso me pondría muy triste... —dijo una niña, tratando de mostrar su comprensión.
Se le hizo algo tierno a Jin Ling el fallido intento por hacerle sentir mejor.
—Bueno, no a mi. Porque con o sin don, soy igual de especial que el resto de mi familia —dijo con un intento de sonrisa para hacerse sentir bien, y de paso animar a los niños.
Odiaba cuando sentían pena por él.
Todos voltearon hacia la casa, viendo el caos mágico que era. Arcoíris por ahí, flores por allá, animales jugando por ahí... Jin Ling suspiró con gran pesadez.
—Tal vez tu don es vivir en negación —dijo un niño. Haciendo que la sonrisa de Jin Ling desapareciera por completo.
Jin Ling desearía tener ese don, o cualquier otro.
﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌
Definitivamente el haber sido humillado enfrente de seis niños por culpa del estúpido Su She y el señor Nie HuaiSang fue un gran comienzo de su día. Al no ser ninguna sorpresa para él, sólo liberó todo su aire contenido cuando los niños se fueron. No supo las razones por las que se habían ido, y poco le importaba. Sólo era consciente de lo patético que se veía el estar parado en la entrada de la casa con una gran cesta llena de objetos que se le otorgó recién.
Si bien, se la dieron con ánimos de ofender, le sacaría provecho a los materiales. Quizás y con alguna de estas cosas le ayudaría a la familia de una forma más notable. Frunció el ceño de sólo pensarlo, sacudió su cabeza tratando de escapar de sus pensamientos y sólo avanzó hacia la casa en busca de paz.
Al entrar a la casa, fue recibido con todo menos con un saludo y tranquilidad. Un grupo del pueblo estaba dentro de la casa ayudando con los preparativos para esa noche. Por lo que todos se movían sin parar, decorando aquí, moviendo de un lado a otro, colgando esto… Todo ese caos tenía una extraña organización dirigida por Madame Yu, que no dejaba de gritar órdenes a cualquiera del que requiera su apoyo. Ya sea por simplemente mover la posición de algo o levantar una tela, ella siempre gritaba.
Continuó sin prestarle atención al ruido, sólo con gran dificultad de no chocar con alguien que se estuviera moviendo por el lugar. Al ya haber entrado en su totalidad a la Casita, no pudo avanzar más pues un tornado con algunos truenos...¿eso era posible?, apareció enfrente de él. Suspiró pues ya sabía de quién provenía.
—¿¡Calmarme!? ¡Nada está saliendo bien! ¡Mira esto, es un desastre! La noche de Jiang Xiang debe ser perfecta... —Jiang Cheng comenzó a divagar en voz alta mientras daba vueltas en círculos, aumentando más la velocidad del tornado que lo único que hacía era desarreglar todo lo que estaba alrededor.
—WanYin, todo saldrá bien. No hay de qué preocuparse, respira —trató de calmar Lan XiChen, que estaba a lado de Jiang Cheng tratando de dejar las flores en su sitio, pero sólo salían volando.
Solo escuchar la voz y palabras de su esposo, provocó una ligera calma en Jiang Cheng. Su rostro seguía mostrando mal genio, pero el tornado y truenos habían desaparecido, dejando únicamente una nube encima de la cabeza de Jiang Cheng por la ansiedad.
Jin Ling aún no comprendía como Lan XiChen era capaz de calmar a su jiujiu, es más, ni siquiera llegaba a entender cómo es que no le temía cuando estaba verdaderamente de mal humor.
Bien, ese tornado hizo que varias cosas terminaran en el suelo. Suspiró resignado al tener que recoger las cosas, nunca le salía nada bien, ni siquiera llevar una bendita cesta.
—Mierda, las flores… —exclamó al ver el desastre que nuevamente sus emociones provocaron. Debió de haberlo pensado de esta manera, o algún pensamiento solo hizo que la nube se volviera negra de la frustración.
Rápidamente Lan XiChen reaccionó, deshaciéndose de la nube para dejar más tranquilo a su esposo. Sabía que ver la nube lo único que haría era estresarlo más y no quería eso, le gustaba verlo satisfecho.
—Baobei, está bien. Aún se pueden arreglar, ¿no...? —bajó su mirada viendo que varias flores estaban aplastadas o rotas—. Oh…
— ¿Ves? —cruzó de brazos, nuevamente ganándole la presión.
—Respira, aún podemos pedirle ayuda a SiZhui con eso —susurró, acercándose para rodear a Jiang Cheng con sus brazos, trayéndole calma al hombre.
—Verdad. ¿¡Dónde está ese mocoso!? —exclamó, girándose, separándose del abrazo en busca del joven.
Lan SiZhui estaba en el piso de arriba, decorando el tejado con flores, como Madame Yu le había ordenado hace pocos minutos. Al escuchar la exclamación de Jiang WanYin, prestó atención a la conversación, volteando finalmente cuando Lan XiChen habló.
—¡SiZhui! ¿Puedes ayudarnos acá, por favor? Necesitamos más flores —dijo, apuntando a la zona que claramente carecía de decoración.
Sin pensarlo dos veces, SiZhui bajó con agilidad gracias a una enredadera, aterrizando suavemente junto a la pareja, haciendo aparecer más flores en el lugar correspondiente.
Justo en ese momento, Jin Ling se dirigía a la cocina, donde dejaría gran parte de los objetos que cargaba. Su camino lo llevó junto a las escaleras, donde se encontraban SiZhui y sus tíos.
—Aquí tienen, ¿necesitan algo más? —preguntó Lan SiZhui.
—No, es todo. Muchas gracias, SiZhui —agradeció XiChen, volviendo su atención a Jiang Cheng, quien nuevamente se quejaba de la falta de organización.
El joven solo asintió en silencio. Volteó su cabeza para ver que más le faltaba por hacer, haciendo que, justamente, su cabello chocara con la cara de Jin Ling.
—Ay… Perdóname, Jin Ling. No te vi. —Se disculpó, agarrando su coleta del cabello para que no se moviera, como si fuera mágico y no se hubiera movido por su movimiento de cabeza—. ¿Estás bien?
—Sí, sí, estoy bien —negó con la cabeza, el repentino golpe lo aturdió, pero estaba acostumbrado. Giró hacia SiZhui, que lo miraba aliviado—. ¿Qué tienes o qué?
—¿Mn? ¿De qué hablas? —Confundido por la expresión de incredulidad de Jin Ling.
Iba a responder, pero solo negó—. Que importa, me voy —acomodó la cesta en sus brazos y comenzó a caminar con dificultad, parecía que había ganado más peso del que traía con sólo haber hablado con el señorito perfección.
Lan SiZhui estando a nada de ayudarlo se detuvo abruptamente, sintiendo la mirada fulminante de una mujer a su espalda. Se enderezó, asintió y se alejó de él. Despidiéndose en silencio. Caminando con elegancia hacia la mujer, pues le había llamado.
﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌
Entró a la cocina y, como de costumbre, encontró a su madre cocinando. El delicioso aroma de la comida recién preparada llenaba el aire, envolviendo el ambiente con una sensación de hogar. Parecía estar preparando algo sencillo, tal vez una sopa reconfortante, pero la rapidez con la que se movía sugería que alguien se había lastimado y necesitaba asistencia pronto.
Jiang YanLi, al verlo, abrió los ojos con sorpresa. La preocupación se dibujó en su rostro al ver la carga que su hijo llevaba consigo. Se apresuró hacia él, dejando momentáneamente de lado sus quehaceres culinarios. Las cacerolas seguían hirviendo en la estufa, y el cuchillo con el que había estado cortando verduras descansaba sobre la tabla de picar, aún húmedo por los jugos de los ingredientes frescos. Ayudó a Jin Ling a dejar la cesta en el mueble, y al soltar la cesta, preguntó confundida:—A-Ling, ¿qué es eso? —Su voz era tan dulce que tranquilizó rápidamente a su hijo.
—Meh. Una entrega de Su She para mí, pero hay bastantes cosas que te servirían más a ti que a mí —explicó, comenzando a sacar los platos y, en general, utensilios de cocina. Cada uno siendo lavado y guardado por Casita.
—No cargues demasiado.
— No fue pesado... —miró a su madre, que le vió con una ceja alzada y sonrisa tranquila—, no tanto.
Jiang YanLi soltó una muy sutil risita tapada por su mano, mirando el esfuerzo que daba su hijo por tratar de ayudar, como siempre lo hacía.
—No te esfuerces demasiado —pidió amablemente, observando como Jin Ling sacaba más objetos e incluso ingredientes dándole poca atención.
—Lo sé, A-Niang. Solo quiero hacer mi parte igual que el resto. —Su orgullo y necesidad se lo pedían, realmente deseaba hacer algo de utilidad. Colocó una cajita pesada en el mueble, apunto de continuar pero un rostro lo hizo dar un pequeño salto. Su padre de repente había aparecido, estando delante de su cara viéndole fijamente.
—Tu madre tiene razón, A-Ling —habló Jin ZiXuan, agachándose un poco para estar a la altura de Jin Ling—. Es la primera ceremonia después de la tuya, están nerviosos... —dijo golpeando suavemente la mano del joven, tratando de pasarle seguridad.
Jin Ling rodó los ojos al ver la cara lastimada de su padre, nuevamente las gallinas le habían atacado, decorando el rostro y manos de Jin ZiXuan con rasguños y piquetes—. Gallinas. —Le murmuró a su madre, retirando la mano que tocaba su padre, palmeó unas cuantas veces la mano que abandonó y siguió sacando materiales.
Jiang YanLi volteó a ver a su esposo por el llamado de Jin Ling, suspirando divertida por la poca seguridad que Jin ZiXuan tenía con las gallinas.
—Ay, A-Xuan... —soltó en un susurro, buscando algo de comida preparada por ella misma para darle.
—...y lo entiendo —continuó con su "discurso"—. Cuando Lan XiChen y yo nos unimos a esta familia… dos extraños, sin un don especial, que jamás tendrían uno. —"Mhm", respondía Jin Ling mientras continuaba con lo suyo. Jin ZiXuan agarró una jarra para comenzar a ayudarlo—. Rodeados por gente excepcional, nos sentíamos tan... pooooco excepcionales.
—Okay, A-Die.
—Te comprendo, es todo. No tienes de qué preocuparte, eres Jin Ling, no importa nada más —explicó de la manera más correcta que logró conseguir. Si algo no se le daba bien a Jin ZiXuan eran las palabras.
—Come —metió una cucharada de sopa en la boca de Jin ZiXuan, callándolo antes de que añadiera algo de más.
—A-Ling, si quieres hablar de esto...
Jin Ling había vaciado casi por completo la cesta, Casita se había encargado de guardar todo donde debía estar y llevarle una caja más pequeña para que guardara únicamente lo necesario.
—Tengo mucho que hacer, la casa no se decorará sola. —Se dió cuenta de lo que dijo, volteando hacia las decoraciones que se decayeron, mostrando cierta tristeza del lugar—. Déjalo así, se ve bien —curvó muy ligeramente los labios, la casa obedeció y se acomodó nuevamente. Jin Ling se estaba yendo de la cocina.
—¡No lo olvides, no tienes nada que demostrar! —habló YanLi, sus mismas palabras fueron repetidas al mismo tiempo por ZiXuan. Ambos miraban como Jin Ling desaparecía al cruzar la puerta, no sin antes despedirse con un asentimiento de cabeza.
Jin ZiXuan volteó a su esposa, acercándose a esta para rodearla con un brazo y abrazarla—. Estará bien. —Le dió un corto beso en la frente, animando un poco a su amada esposa.