prólogo
Marta de La Reina no era ajena al sentimiento de un vacío interior.
Había crecido siguiendo una interminable lista de normas que su familia y la sociedad le habían impuesto prácticamente desde que había dado sus primeros pasos, su personalidad se había formado bajo la certeza de que siempre había alguien observando… y juzgando. En ese intento de ser lo que se esperaba de ella, de ser una De La Reina, en algún momento entre su infancia y su adolescencia se había olvidado de ser Marta, cargando a partir de ese momento con un vacío que creía la acompañaría el resto de su vida, como un recordatorio de que para pertenecer, había que dejar de ser uno mismo.
Marta podria describir su vida como un centenar de paginas en las que se describen las mismas acciones una y otra vez, una rutina ordenada, un guion sin ningún giro en la trama , un mismo capitulo que se repite hasta el infinito, volviéndola prisionera dentro de una historia que no escogió escribir.
Un dia, el guión que Marta ha seguido toda su vida deja de tener sentido. El escenario en el que se había desenvuelto toda su vida no era el mismo. Su familia se desmoronaba, su lugar en la empresa había cambiado, ahora en su dedo anular descansaban dos anillos en lugar de uno, y sus empleados la tratan con una familiaridad y calidez que la descoloca. Su entorno había cambiado y por consecuencia ella debía de haberlo hecho a la par, pero en su mente no hay más que capítulos en blanco, meses enteros de su vida que parecen haberse esfumado con el viento.
Marta siempre había llevado consigo un vacío interior, una sensación constante de insatisfacción que había aprendido a ignorar. Pero un día, ese vacío cambió; ya no era la ausencia de algo que nunca existió, sino la certeza inquietante de que había algo más allá de lo que su memoria podía alcanzar.
En una pequeña casa en los montes de Toledo, Marta encuentra los rastros de tinta de una vida que desconoce: una pluma desgastada por palabras que no puede recordar haber escrito, un diario que relata emociones que no sabe que es capaz de sentir...
Y unos ojos marrones que la miran con tanto amor, que harán que Marta dude si desea conocer la verdad.