No nos prohibirán amarnos

Harry Potter - J. K. Rowling
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No nos prohibirán amarnos
Summary
Ron y Blaise tienen una relación a escondidas de sus amigos y familias, a pesar de este ocultamiento ambos son felices amándose, pero que pasara si al amarse no se protegieron lo suficiente… En el mundo mágico un niño/a que nace fuera del matrimonio y la unión mágica entre sus padres es considero un hijo bastardo o ilegitimo, teniendo un futuro lleno de repudio y rechazo por el mundo mágico.Parejas:• Principal: Blaise y Ron.• Secundaria: Draco y Harry.
Note
¡Hola lector!:Esta es mi primera historia, hace tiempo llevo queriendo escribir sobre mi pareja favorita Blaise y Ron, ya que hay muy poco contenido de ellos, ojalá aun queden personas que les gusta esta pareja tanto como a mí; también, podrán encontrar en esta historia mi poderosísima pareja Draco y Harry y la mención de otras más.Aclaraciones iniciales- Es un fanfic, habrá cosas del libro, pero mayormente serán de mi imaginación.- En esta historia Voldemort murió junto con los padres de Harry, por lo que no hay señor oscuro.- La historia se sitúa en el último año.- Los Slytherin y los Gryffindor siguen sin llevarse bien.Gracias por darle una oportunidad a mi historia <3.
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Chapter 28

25 de diciembre, 5:30 A.M. Wiltshire, Inglaterra.

Después de Thom comprobar que Evie le estaba mintiendo, decidió encontrar a Blaise lo antes posible. No esperó a recibir las respuestas de sus cartas, prefirió salir muy temprano de la mansión en búsqueda de la persona que seguro podía encontrar a Blaise lo antes posible. Tomó un taxi mágico, y una vez estuvo frente a la casa, se escabulló dentro de la misma.

—¡Feliz navidad! —exclamó al tiempo que se adentraba a uno de los despachos de la vivienda.

—Te gusta hacerte el espía, ¿eh?

—Me gusta sorprenderte.

—Feliz navidad para ti también. Si estás aquí a estas horas no creo que sea por una visita de cortesía, si no por Blaise —Thom movió la cabeza en afirmación—. Lo qué no entiendo es porqué ella no me ha avisado personalmente Sé que nos hemos distanciado, pero esto es un asunto importante. ¿No crees que es mejor avisar al Ministerio? Sería más fácil rastrearlo.

—No, olvida casi todo lo que puse en esa carta.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó confundida.

—Evie me ha engañado, Aramis no se llevó a Blaise. Me parece que el que escapó de su madre fue él.

—¿Por qué él…?

—Creo que embarazó a su pareja.

—Guau eso es… No sabía que tenía pareja, solo tiene 17 años —Thom asintió —Él estará ansioso con esa noticia… —susurró, más para sí misma, pero Thom pudo oírla.

—¿Él?

—Eh, lo decía por Blaise.

—Ah, sí, seguro. Por eso habrá escapado.

—O por algo que habrá dicho o hecho su madre —Thom la miró y asintió un tanto decepcionado—. Algo me dice que mi hijo seguro sabe de algo de esto… —La mujer suspiró y luego miró fijamente a Thom—. ¿Entonces no está en una de las casas de su padre?

—Me parece que ese es el único dato correcto. Ella quiere que encuentre esas casas porque sabe que él está en una de ellas. No puedo permitir que le haga daño, le tengo mucho cariño a Blaise.

—Y eso que no querías hijos.

—Sí, pero… Ese muchachito… Recuerdo que la primera vez que me conoció lo primero que dijo fue: ¡¿Otro más?! —El hombro rio irónicamente y después suspiró—. En ese momento no comprendí, pensé que lo decía porque me veía como un intruso por su padre, tiempo después supe el número que ocupaba en la vida matrimonial de Evie… Pero no le di importancia, me hice creer a mí mismo que no importaba que se haya casado tantas veces, que seguro solo buscaba que la amarán, que tonto.

—Sí, muy. Guerra avisada no mata soldado.

—Duele cuando lo dices en alto.

—Como amiga te lo había aconsejado, conozco a Evie y lo que sucede es un secreto a voces, pero tú te empeñaste en no querer saber. Mejor que lo sepas ahora para que en un futuro no me tenga que ocupar de tu cadáver —Thom pasó la mano por su cabeza un tanto frustrado—. Bueno, te iba a mandar una carta cuando fuera una hora más prudente, pero como tú no conoces esa palabra.

—Sabía que ibas a estar despierta, eres una de las pocas personas en el mundo que no le gusta dormir. Vamos, sé que te alegras de verme, Nar.

—Me gusta aprovechar el tiempo y no me llames así —ordenó mientras se acercaba hacia Thom con enojo.

—Así te llamas.

—Me llamo Narcissa, no Nar.

—Pero si te gusta que te llame así —comentó mientras invadía el espacio personal de la contraria.

—¡Quieto! Ya basta de palabrería innecesaria, estas aquí por otra cosa —Thom dio un paso hacia atrás mientras daba una mirada de disculpadas, y luego esperó pacientemente a que Narcissa continuara hablando—. Ok, tiene propiedades en toda Inglaterra, Italia y Francia.

—¡Qué! —exclamó Thom y se dejó caer en el sofá.

—Pues sí, Zabini tenía mucho dinero.

—¿Más que yo?

—Más que tú —Thom miró mal a la mujer —¿Qué? ¿Celoso? —rio entre dientes—. Tranquilo, no tendrás que comprobar quién la tiene más grande, ya que es puro hueso.

—Ja, ja. Que graciosa.

—Oh, vamos. Dónde está tu sentido del humor.

—Déjalo Narcissa. Empecemos por Inglaterra.

La mujer se puso seria, tomando su acostumbrada postura recta —De acuerdo. Para ir descartando, la mansión Zabini es propiedad de Evie. Todas las demás casas están alquiladas a magos, menos dos de ellas.

—¿Cuáles?

—Una en el centro de Londres y la otra en las montañas.

—¿También vivía entre muggles?

—Sí, pero la que más utilizaba era la de la montaña. La otra solo la usaba para cuando hacía negocios con los muggles. —Narcissa abrió un mapa encima de su escritorio —Ven aquí —Inmediatamente Thom acata la orden—. Disimúlalo un poco.

Thom rio, mientras se posiciona al lado de la mujer —Siempre me tendrás a tus pies.

—Deja de ser tan complaciente.

—Me gusta serlo contigo.

Narcissa bufó y dio un suave golpe en el hombro de Thom —Ya para Thomson.

—Está bien. No te enojes, Nar —La mencionado miró fijamente a Thom mientras el contrario le sonreía tiernamente.

—Qué haré contigo… —dijo mientras movía la cabeza en negativa y volvía a colocar su mirada en el mapa —Las alquiladas están aquí —Señaló en el mapa—. Dudo que el pequeño esté ahí… El apartamento está aquí y es imposible acceder ahí si no eres Blaise o su elfo personal. Aunque es el sitio más probable… En cuanto a la casa en la montaña, está en esta zona —señaló en el mapa un gran terreno boscoso, alejado de toda civilización—. No he podido llegar a ella.

—¿Llegar?

—He ido a todas, menos a esa —Narcissa miró a Thom, quien la observaba con sorpresa—. No me mires así… Aunque no he podido acceder, sé que esta era la casa que más utilizaba y en la que Blaise solía pasar más tiempo cuando su padre estaba en Inglaterra. La vivienda está fuertemente protegida y es casi imposible acercarse. Zabini pidió muchos favores para tener aquello.

—Casi, eso quiere decir que hay alguna manera.

—Sí, está bastante claro la clase de matrimonio que eran, y lo lleno de secretos que estaba. Una forma de llegar a la casa es por medio de la chimenea de la mansión. Anteriormente conectaba con todas las demás viviendas, pero estas al ser alquiladas el tío de Blaise eliminó la conexión, y en el apartamento de Londres no hay chimenea.

—¿Y por qué no lo hizo también con la mansión?

—No me ha dicho el por qué, pero creo que puede ser una especie de burla a Evie. Ya te dije que ella no es tan buena como crees.

—¿Cómo has averiguado todo esto en tan poco tiempo? ¿Y quién es ese que te lo ha dicho? —Narcissa solo sonrió.

—¿Intentando desviar la realidad de nuevo? Hace mucho tiempo que lo sé. Siempre te he estado cuidando, Thomy. Además, esa persona… no pienso decirte quién es.
—Y yo soy el que se hace el detective, ¿eh? —Ambos amigos rieron tras los dicho —No estoy intentando desviar la realidad, Nar, es solo que es mucho que asimilar… Ahora solo siento que soy un integrante de su plan y no algo más en su vida —Narcisa lo miró con tristeza.

Narcissa conoció a Evie en una de las tantas fiestas que organizaban en el mundo mágico la alta sociedad. Ambas tenían algo en común, y eran las jóvenes madres que eran. Hablar de sus hijos durante aquella fiesta se volvió su pasatiempo, saliendo incluso de los muros de aquellas festividades. Aunque en realidad, quién hablaba más sobre aquellos temas era Narcissa. Evie se dedicaba más a sonreír y asentir, la mujer solo buscaba hacer contactos, y la señora Malfoy era uno muy bueno.

Narcissa vino a conocer más al niño Zabini cuando su propio hijo comenzó hablar de lo bien que se llevaba con Blaise y de lo buenos amigos que eran. No fue hasta pasado el tiempo que Draco fue contando a su madre situaciones que veía cuando iba a casa de Blaise y las cuales para él no eran comunes: constantes peleas en el matrimonió, el poco cariño hacia Blaise por parte de su madre, las salidas del niño únicamente con su padre y otro hombre, lo estricta que era Evie, más que Lucius y eso era decir mucho. Narcissa por momentos intentaba comentar la situación con su, para ella, amiga, pero esta le quitaba importancia diciendo que Draco se confundía, que solo era un niño y que malinterpretaba las situaciones.

A medida que los dos niños fueron creciendo, las situaciones empeoraron. Evie ya no permitía muchas visitas por parte de Draco y otros amigos a su casa. A pesar de esto, tras la muerte del Sr. Zabini, Narcissa no pudo evitar acercarse a la que consideraba su amiga para ayudarla a sobrellevar la situación, encontrándose con que aquella mujer no parecía la viuda que ella creía que sería. No habían pasado ni tres días de la muerte, cuando ya Evie hacía posesión de su herencia y empezaba una batalla legal con el hermano del Sr. Zabini por ser el encargado de la fortuna de su hijo y no ella. Esto provocó que Nar volviera a alejarse de su amiga, no pudiendo llegar a entender sus actitudes y solo preocupándose por el bienestar de Blaise por medio de su hijo Draco.

Poco tiempo después, la señora Zabini cayó en bancarrota por sus excesivos gastos. Como no podía disponer de la fortuna de su hijo, ya que los gastos del mismo eran solventados por su tío, Evie buscó a Narcissa y esta no pudo evitar socorrer a su amiga, ayudándola a salir del problema y retomando su relación. Con el pasar de los años, y con mejor situación, la morena volvió a casarse varias veces, y por casualidad de la vida, todos sus maridos terminaron muertos dejándola como principal garante de toda su fortuna, haciendo que la mujer volviera ser parte de la alta sociedad. En esta ocasión, fue Evie la que se alejó de Narcissa, ambas mujeres solo se encontraban y conversaban ligeramente en las grandes fiestas que realizaban los magos de la alta sociedad.

Narcissa era una mujer muy lista, no pasó por alto todas las casualidades en la muerte de los maridos de Evie. Esto la llevó a no poder evitar el sentir curiosidad e investigar lo que acontecía en la vida de su amiga, llegando a pozos muy, pero muy profundos. Los cuales la llevaron a tener una muy mala imagen de la mujer.
Cuando Evie conoció a su último marido Thom, un buen amigo de Narcissa y novio en la juventud, la señora Malfoy intentó evitar a toda costa dicha relación, pero un hombre enamorado es difícil de hacerle ver las cosas, y el muy tonto hombre calló en las garras de la viuda. A Narcissa no le quedó más remedio que alejarse e intentar cuidar a su amigo de terminar como los demás maridos de la señora Zabini.

Thom dio unos pasos para acercarse más a Narcissa y sonrió de lado —Como me gusta que me llames Thomy, solo tú lo haces… —La mujer retrocedió volviendo a la realidad al detectar aquella cercanía. Se había perdido en sus pensamientos sobre Evie —¿Por qué me cuidas? Tú fuiste la que decidió alejarme, buena amiga.
—No mezcles las cosas, eso fue hace mucho, mucho tiempo, Thom… Cuidarte era lo único que podía hacer, ya que no conseguí que te alejaras de ella.
—Y por qué mejor no dejas de cuidarme y me recuperas, ¿O ya no me quieres de regreso?

Narcissa quitó rápidamente la vista de Thom y la concentró en el mapa —Lo mejor es que vayas primero a la casa en las montañas, aunque lo más seguro es que este en el apartamento, ya que es casi imposible acceder, pero si vas por la chimenea de la mansión podrás llegar muy fácilmente a aquella casa, solo tienes que decir «Casa en la montaña» y la chimenea te llevará directo a ella.

—Me tomaré eso como un no.

—Nuestra historia ya acabó, Thom. Soy una mujer casada.

—Por circunstancias de la vida o familia, ¿no?

Narcissa suspiro y miro tiernamente a Thom —Él es un buen hombre. Es bueno conmigo, tenemos un lindo hijo y estamos muy bien —Thom miro un poco dolido a la mujer y luego posó su vista en el suelo—. Eres un amigo muy importante para mi y eso no cambiará nunca.

—Y tú para mi, pequeña loquilla —Narcisa sonrió al volver a oír aquel apodo.

—Ahora tienes cosas más importantes en las que pensar. Debes poner a salvo a ese pequeño. Esa mujer no lo merece. Yo también seguiré buscando, tengo una ligera pista rubia de quien puede ayudar.

Thom rio, miró por un momento a la mujer frente a él, quien tenía una gran sonrisa en su rostro y luego dijo—: Sí, tienes razón —Se alejó de Narcissa, hizo un pequeño guiño y luego abrió la puerta para salir.

—Cuidado si te encuentras con Lucius, no me hago responsable.

—¿No habías dicho que me hacía el detective? Un detective nunca es detectado —Narcissa empezó a reírse con ganas. Thom satisfecho por haberla hecho reír, salió del despacho y cerró la puerta tras de sí para volver a la mansión Zabini.

 

6:35 AM, Mansión Zabini.

 

Evie era una mujer de rutinas. Antes de las 7:30 de la mañana siempre estaba fuera de la cama, independientemente de que día fuera. En esta ocasión, el ruido de entrada de Thom en la habitación la había despertado antes que su despertador.

—¿Thom? ¿Ya te vas, tan pronto?

—Buenos días, cariño —Thom se hizo un recuerdo mental de que llevaba puesta una camisa y un pantalón de mezclilla. Era evidente que no podía utilizar la excusa del baño—. Sí, querida. Se me requiere en la empresa, algunas cosas sucedieron y debo resolverlas.

—Oh, qué pena… Es navidad, pensé que me ayudarías a encontrar a Blaise. No quiero pasar este día sin mi niño —comentó Evie con voz baja y triste.

«Falsa», pensó Thom —Lo siento, querida. Me iré, pero eso no quiere decir que dejaré de buscar a Blaise. Prometí que lo encontraría, ¿no? —Evie hizo un asentimiento con la cabeza y se acercó a abrazar al hombre. Este la sostuvo, no pudiendo evitar tal acción, pese a que sabía que la mujer con la que se casó lo manipulaba y trataba de aquella manera a su hijo. Aunque él quisiera, su corazón no borraba tan rápidamente todo el cariño que tenía por ella—. Debo irme.

—Te acompaño.

—No hace falta, quédate descansando un poco más.

—Quiero hacerlo, amor. Seguro no te veré hasta la noche —Thom se preguntaba si esa preocupación dirigida hacia él era sincera o simplemente las palabras salidas de aquella boca eran pura mentira y parte de su plan para seguir manipulándolo.

—De acuerdo —dijo, perdiendo la mejor oportunidad para ir hacia la casa en la montaña. Thom se maldijo por haber pensado que era buena idea subir por su maletín. Ahora estaba claro que no sería el mejor momento para ir hacia allí, debía evitar que Evie escuchara hacia dónde se dirigía al entrar a la chimenea, no podía arriesgarse. Condujo hacia el salón junto a la mujer, se adentró en la chimenea Y dijo la dirección de su despacho, recibiendo una última sonrisa de su esposa, la cual cayó en una mueca de disgusto justo cuando Thom desapareció.

—¡Giovanna! ¡Giovanna!

—Disculpe, mi señora.

—llamé a Giovanna, no a ti.

—Lo siento, mi señora. Giovanna no está, se fue y Aimeé no sabe a dónde.

Evie dio una mala mirada a la elfa, pero cuando estuvo a punto de regañarla recordó que había dado un mandado a Giovanna —Ok, ok, eso quiere decir que aún no ha vuelto a Inglaterra. Tú me servirás por ella. Prepara mis ropas, antes de pasar por Hogwarts debo hacer una parada para dar mis mejores deseos —Una gran sonrisa cursó el rostro de la mujer, haciendo que la elfa temblará de miedo.

—Entendido, mi señora —Aimeé desapareció para realizar lo pedido y Evie subió hacia su habitación para darse un baño.

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El tren en el cual se trasladaba Hermione había arribado en la estación de Londres hacia las 7:00 de la mañana. Para la chica no fue sencillo encontrar un medio de transporte mágico o muggle en esas fechas, que la dirigiera hacia el Gran Londres. Se había puesto en marcha inmediatamente recibió la carta de Neville sin tener un plan. Teniendo en cuenta esto, tuvo que conformarse con un billete de tren y viajar toda la madrugada para poder llegar por la mañana.

Desde el momento que bajó del tren, se apresuró a salir de la estación. Apenas llevaba su curioso bolso en miniatura consigo, mientras más ligero viajará, más rápido podría desplazarse. En el momento que se disponía a salir por la puerta que daba a la calle, fue tirada del brazo hacia atrás.

—¡Oye!¡Qué te pasa! —exclamó por el repentino agarre.

—Hola, bonita ¡Es cierto! no me acordaba que por las mañanas eres muy gruñona.

—¿Pansy?

—La misma.

—¿Qué haces aquí? ¿Y qué llevas puesto?

La castaña dio un giro y sonrió —¿Me veo bien?

Pansy llevaba unas botas negras largas de pana, con unas medias negras transparentes, un largo jersey crema con un blazer de cuadros negro con crema, abierto, que le llegaba hasta las rodillas, y un gorro de lana negro que cubría sus ondas recién hechas.

—S-Sí, te ves muy bien —Un ligero rubor apareció en las mejillas de Hermione —Llevas ropa muggle.

—Quería venir por ti, así que tenía que disimular… y también quería impresionarte —dijo esto último en susurro audible para la pelirroja. Hermione le sonrió, era consciente de los esfuerzos que hacía la chica para sorprenderla y, como ella misma decía, intentar enamorarla. Hermione ya era consciente de que ya podía decirle a Pansy que le gustaba y mucho. Sin embargo, eso sería ilusionarla demasiado y no quería que su complicado corazón terminara lastimándola.

Ambas chicas no pudieron admirarse demasiado. Estaban en medio de la puerta de salida y al ver las malas caras de las personas que se desplazaban a toda prisa para salir de la estación, decidieron también salir de allí y no seguir llamando la atención.

—¿Cómo supiste que venía?

——El chico de Theo le dijo que te escribió, y él me lo contó a mí. Sabía que no esperarías a venir y no me preguntes por qué, pero algo me decía que vendrías en tren.

—Ah, ya veo… —Hermione sonrió hacia la chica al notar lo confiada que se veía con ese último dato. ¿Tanto la conocía?—. ¿Cómo entraremos a Hogwarts?

—Tú déjamelo a mi bonita. Ya tenemos todo controlado —comentó, para luego entrelazar su mano con la de Hermione y sonreírle de manera sincera.

—No sé si eso me tranquiliza o me da miedo.

—Tú confía en mí, te protegeré.

Hermione detuvo su caminar, miró a Pansy con el ceño ligeramente fruncido, soltó su mano y dijo—: Umm, te recuerdo que estás ante una de las mentes más brillantes de Hogwarts, puedo protegerme sola —La pelirroja esbozó una sonrisa hacia la castaña, dándole a entender que no lo decía de manera ruda.

—Modestia aparte, ¿no?

—Claro, claro… Vamos, debemos apresurarnos —Hermione dio la espalda a Pansy y empezó a caminar. Sin poder evitarlo, la castaña miró de arriba a abajo la figura de la pelirroja mientras caminaba.

—¡Pansy!

—¿Sí? ¡Voy, voy! Tranquiliza esas hormonas Pansy, este no es el lugar —se dijo así misma, mientras caminaba a toda prisa para alcanzar a Hermione.

 

7:15 AM. Madriguera Weasley

 

Después de la gran cena de Nochebuena, la familia Weasley pasó el resto de la noche y parte de la madrugada conversando y jugando a juegos familiares. Todos, menos la señora de la casa y el hijo mayor, habían dejado pasar muy tranquilamente la ausencia de dos de los Weasley. A esas horas de la mañana los únicos en pie eran ellos dos intentando obtener alguna información de los chicos, o más bien Billy apoyando a Molly y buscando alguna forma de contactar a Charlie para tranquilizar a la preocupada madre.

—¿Alguna noticia? —preguntó Molly al ver a Bill entrar por la puerta.

—Ninguna —El chico se dejó caer en unas de las sillas del comedor mientras su madre dejaba su desayuno encima de la mesa.

—No creo lo que pone en esa carta, Bill. Charlie es una cabeza loca, pero cuando se trata de Ronald suele tener cierto tacto con sus acciones.

—Sí, él no lo involucraría en sus cosas en Rumanía, sabe la peligrosidad de tratar con dragones —comentó Fleur mientras entraba a la cocina y se sentaba al lado de su esposo.

Molly recibió a la chica con una sonrisa, dejando su desayuno en la mesa y sentándose frente a ambos —Tengo un mal presentimiento, algo no va bien —En ese momento, como si de una premonición se tratará, la propiedad avisó de que había un intruso adentrándose en sus tierras.

—Esperen aquí, yo iré —pidió Bill.

—Sí, ya —Molly se levantó de la mesa y se dispuso a ir hacia la puerta mientras su hijo y nuera iban tras de ella.

—¡Mamá espera! —Haciendo caso omiso, Molly abrió la puerta que daba al jardín encontrando ante ella una señora de piel morena con una elfa a su lado.

—¿Hola?

—¡Buenos días y feliz navidad, señora Weasley! —saludo con fingida alegría.

—B-Buenos días, señora Zabini. ¿A qué debo su visita? —contestó Molly un tanto dubitativa por la extraña y no esperada presencia de la mujer.

Evie sonrió —Vengo por Ron.

—¿Ron? Mi hijo no está. ¿Por qué lo busca?

—¿Ah no? Bueno pues lo esperaré… ¿No me invita a pasar?

Molly miró a Bill insegura. No estaba muy convencido de la presencia de esa señora en su casa, al igual que todos los demás. Esa clase de personas no iban a la vivienda de traidores a la sangre, como ellos solían llamarlos.

—No creo que sea de su agrado pasar.

Evie agrandó más su sonrisa. «Tiene razón, quién querría entrar a dicha pocilga», pensó —Por qué no querría, ahora somos familia, ¿no?

—¿Familia? ¿De qué habla?

«Touché», con estos cuestionamientos Evie había comprobado que esa cosa, como ella lo llamaba, no habló a su familia sobre la abominable relación que llevaba con su hijo.

—No puedo creer que Roncito no les haya hablado sobre su relación con mi hijo. Se supone que nos reuniríamos aquí para tomar la mejor decisión sobre lo que está pasando —Evie volvió a tantear el terreno encontrando buenas noticias en la cara de los presentes. Eran un mar de emociones, las cuales llevaban más a la sorpresa y confusión.

—¡Qué! ¡¿De qué relación habla?! ¡¿Qué está pasando?! —Se preguntaban los contrarios.

—Por Merlín, creo que he sido imprudente —Evie fingió su mejor cara de inseguridad mientras ponía la mano en su pecho.

—¡Me va a decir ahora mismo de qué está hablando! —exclamó Molly.

La molestia en Evie había empezado a crecer por la altanería de Molly, pero no podía dejarla salir, debía mantenerse serena —Cálmese, señora Weasley. Pongamos cómodos y hablemos tranquilamente —Molly respiró para intentar calmarse y haciendo caso a lo dicho por Evie, se apartó de la puerta y la invitó a entrar.

La señora Zabini hizo de tripa corazón y se adentró en la casa sin que su cara expresara todo el asco que estaba sintiendo. Con disimulo, dio un vistazo a la pequeña vivienda mientras era guiada hacia el sofá, en el cual se sentó conteniendo las arcadas que querían salir de su boca por medio de una tos disimulada. Cuando todos estuvieron sentados, Molly pidió a Evie que aclarará la situación.

—Me da pesar que Roncito no les haya tenido confianza para contarles esto —Los Weasley presentes se removieron incómodos en el sofá tanto por lo dicho como por la forma de referirse a Ron—. Mi hijo y Roncito están en una relación, hace algún tiempo mi niño me lo presentó. No negaré que en un primer momento no lo acepte, son muy jóvenes, pero al conocer a Ron, no pude evitar encariñarme con él.

—¡No! Es imposible que mi hijo este con el tuyo y no me lo haya dicho —comentó Molly dolida. Bill acercó a su madre hacia él para darle un poco de consuelo.
—Lamentó oír eso. Seguro Roncito temía que no aceptarán la relación y que…

—¡¿Cómo no íbamos a aceptarla?! ¡Eso le pega más a usted! —exclamó Bill al tiempo que miraba desafiante a Evie, no creyendo lo que la mujer decía. Evie notó que Bill sería difícil de convencer, pero no imposible, para ella nada lo era. Por algo estaba donde está.

«Pero claro, mi hijo es muy superior», razonó engreídamente la morena. —No miento, chico. No tengo por qué hacerlo. Sí no creen en mí, pregúntenle a Ron —Evie sabía que, sin el protagonista de aquella conversación presente, tenía todas las de ganar.

—Ja, así de idiotas nos cree —volvió a comentar Bill.

«Por supuesto», pensó la morena, ya que consideraba a esa familia una panda de incultos e ingenuos.

—Ella en parte no miente —Todos miraron hacia el pie de las escaleras en donde se encontraban George y Fred.

—¿Qué has dicho Fred?

—Sentimos no haberlo dicho mamá, pero Ron si estaba en una relación con ese chico —dijo George.

—¿Ustedes sabían que mi niño está en una relación? ¡Y no me lo dijeron! —gritó Molly mientras se acercaba a los dos chicos.

—Espera, espera —Bill se levantó del sofá y se acercó a sus hermanos —Hablaron en pasado.

—Sí —contestaron al unísono los gemelos intentando ocultarse de la mirada fiera de su madre —Ron nos dijo que habían terminado, ¿verdad, George?

—Sí, también dijo que ese imbécil lo engañó.

—¡Eso es mentira, mi hijo no es esa clase de persona! —exclamó Evie levantándose de golpe del sofá, aunque muy por dentro deseaba que eso fuese verdad. Para ella Ron era muy poca cosa para Blaise. Para ese entonces ya todos estaban de pie.

—Su hijo es eso y más —dijo con asco George.

Evie miró con ira al gemelo —Cómo te atreves.

—¡Quieta ahí señora! —amenazó Fred al percatarse de las intenciones de la mujer, quien se estaba dirigiendo hacia donde se encontraba George. La habitación se había llenado de una gran aura negativa, las malas miradas y los ceños fruncidos eran testigos de ello.

La primera en relajar el semblante y posición fue Evie, sabiendo que ella era la que tenía la carta ganadora. No podía caer en el juego —¿Así? Entonces también les dijo que está embarazado de mi hijo.

La habitación se había llenado de jadeos de sorpresa. En la sala habían entrado algunos Weasley más, despertados por los gritos que habían suscitado en aquella conversación.

—Por algo Roncito no les dijo nada, es una pérdida de tiempo hablar con ustedes. Crean lo que quieran —La señora Zabini dio la espalda a la familia mientras sus labios se curvaban en una gran sonrisa.

—¡De qué está hablando! ¡Ron no está embara…! —Molly recordó el día de la llegada de Ron a casa y como el pelirrojo parecía más llenito y se negaba a dejar a su madre tocar su barriga un poco más abultada y redonda. Con este pensamiento Molly se dejó caer en el sofá.

—¡Mamá! —Todos los hijos de Molly y su esposo fueron rápido hacia donde estaba la mujer para asegurarse de que se encontraba bien.

—Él no puede ser fértil… Es demasiado joven... Él no puede tener un hijo, no, mi niño no, ni siquiera se ha uni…

Evie quitó la sonrisa triunfadora de su rostro y volteó hacia la familia, debía seguir dando golpes hasta llegar al contundente —Miren, parece que fue un error de mi parte venir aquí. Lo más seguro es que Roncito esté con mi niño.

—¡No mienta! Ron está con mi hijo Charlie. Deje de inventar cosas —exigió Arthur.

Evie hizo memoria de lo contado por su elfa sobre los Weasley, estaba segura que en algún momento el saber la composición de aquella familia le ayudaría. Recordó que Charlie era uno de los hermanos mayores y que trabajaba en Rumanía. «Lo más seguro es que esa cosa haya ido a reunirse con Blaise y si estos no saben la verdad y creen que está con su hermano, entonces ese chico es su cómplice» —Oh, ¿Tampoco Charlie les dijo? ¿Cuántos secretos hay en esta familia?
—No piense que vamos a creerle que conoce a Charlie —gruñeron los gemelos.

«Hora de ganar Evie», caviló la mujer. —Claro que lo conozco, Ron lo ha llevado alguna vez a casa cuando ha venido de visita desde Ru-ma-nía —Todos se sorprendieron al oír a la mujer.

—No puede ser, mi Charlie no haría… Él no ocultaría… —Intentaba decir Molly.

—Lo mejor es que me vaya, creo que adelantaré mi reunión con el director Dumbledore. Parece que nos tiene mayor confianza a nosotros.

—¡Esperé! —gritó Percy.

Evie detuvo su caminar y lo miró desafiante —Ahora qué, ya entendí que no me quieren aquí, así que me iré.

Percy se acercó a la señora y dijo—: ¿Por qué se reuniría con el director?

Evie dio un gran saltó de alegría por dentro, había llegado a donde quería—. El director sabe sobre el embarazo, por lo que discutiremos sobre ello —Molly miró con horror a la señora Zabini y se levantó con prisa con ayuda de sus hijos.

—¿Y por qué no me lo comunicó a mí?

—Eso es porque Ron decidió hacerlo él mismo. Por eso se supone que nos reunimos aquí en navidad y luego iríamos al colegio para decidir lo que es mejor para todos —volvió a mentir Evie. Los presentes en la habitación se miraban y cuchicheaban entre ellos.

Con la decepción a flor de piel y el corazón oprimido, Molly enderezó su postura y preguntó, sin querer obtener respuesta—: ¿Lo mejor? —Apretó un poco sus ojos mientras los cerraba, luego cogió aire y volvió a abrirlos. La mujer sabía muy bien a que se estaba refiriendo con «lo mejor»—. Voy con usted.

«Triunfo», celebró mentalmente Evie. —¿Por qué iría conmigo?

—Van a discutir algo que atañe a mi hijo y del cual no se me ha comunicado, por supuesto que iré.

—Claro… Como madre entiendo lo doloroso que sería que mi hijo no confiara en mí —Molly frunció el ceño —No se preocupe, mi elfa nos llevará.

—También iré —dijo Arthur y Molly asintió. Evie maldijo en sus adentros, también tendría que tratar con el padre, esperaba que Dumbledore fuera bueno en ese campo.

—De acuerdo.

— Nosotros tamb…

— No es por nada, pero no creo que el director nos reciba si van en manada, digo en familia — Todos miraron mal a la mujer intentando contener los insultos.

— Viej…

—¡George! —Molly dio una mirada desaprobatoria hacia su hijo—. Ustedes quédense aquí, y Bill, sigue con lo estábamos haciendo.

—Lo haré, mamá.

—Pues ya que estamos de acuerdo —Evie proporcionó una amplia sonrisa hacia Arthur y Molly, la cual no fue devuelta —Aimeé, llévanos a Hogwarts.

—Sí, mi señora —La pareja se colocó cerca de Evie y la elfa tocó tanto a su ama como a los esposos para luego desaparecer.

—¿Alguien le ha creído? —cuestionó Bill.

—No. Por supuesto que no. Claro que no. Quién creería a esa bruja… —respondieron los presentes.

—Debemos encontrar a Ron y a Charlie, algo no me está cuadrando de esta historia y todos conocemos el historial de esa señora —comentó Bill.

—¿Creen que de verdad Ron está embarazado? —preguntó Ginny.

—Esperemos que no —dijo Percy.

—Esas no serían buenas noticias para Ron —confesó George.

—Claro que no, no creo en el buen recibimiento de esa noticia por parte de esa señora —continuó Fred.

—Las consecuencias por esto, ya todos las conocemos, ¿no? —reflexionó Oliver. Percy percibió el nerviosismo en la voz de su esposo y se acercó a él abrazándolo por la espalda—. Y de lo que esas familias son capaces para según ellos mantener limpio su apellido.

Todos en la sala se quedaron en silenció tras esto, había una gran tensión y tal parecía que los presentes no sabían cómo actuar a partir de ese momento. Bill fue consciente de esto, y aun teniendo la preocupación y la cabeza llena de dudas, decidió que a falta de los capitanes, él debía coger el timón del barco.

—Bien, debemos centrarnos. Como ya he dicho, lo principal es encontrarlos. Lo primero será contactar con Charlie en Rumanía, si lo encontramos a él, encontraremos a Ron. Además comprobaremos cuál está mintiendo —Todos asintieron y se pusieron manos a la obra. Sabían que si lo que esa señora decía de Ron era cierto, lo que irían hablar con del director Dumbledore no era sobre lo lindo que se vería Ron embarazado.

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