
Chapter 22
Bartolo guio a Harry, Severus y Sirius hacia el centro de Londres e hizo que se detuvieran frente a un alto edificio. Al bajar de los transportes y acercarse a la entrada del inmueble, el elfo hizo una aparición dentro del portal y abrió la puerta. Para evitar malas visitas, el apartamento no contaba con un timbre para llamar, era como si el último piso no existiera.
—Es una vivienda muggles —comentó Severus.
—Sí, Señor. El difunto amo se alojaba aquí cuando venía a la ciudad para hacer negocios con los no magos —comentaba Bartolo mientras llegaban al ascensor.
—No creo que sea el mejor sitio para esconderse de su madre —dijo Sirius.
—Créame que sí lo es, en este momento es el mejor sitio. El apartamento está hechizado, algo parecido a la vivienda Número 12, lo único que está solo es visible para quien el difunto amo quería y la Señora no estaba entre esas personas.
—¿Seguro que estaban unidos en buenos términos? Tanta desconfianza hacia su propia esposa no creo que sea normal... —comentó Severus mientras miraba de manera interrogativa al elfo.
—Eran esposos solo en el pergamino y a la vista del mundo mágico. Pero en el diario vivir, por lo menos en el de mi señor, dicho matrimonio no existía.
—Será mejor que subamos —pidió Harry mientras empezaba a subir por las escaleras.
—Lamento comunicarle que si sube por las escaleras nunca llegará a la vivienda del joven amo. La única manera de llegar es por este medió o mediante una aparición, pero solo el joven amo y Bartolo tienen permitido aparecerse —comunicó el elfo, para después guiarlos hasta el ascensor.
Después de que el ascensor se detuviera en la última planta y abriera sus puertas, a la vista de todos, solo había una pared frente a ellos. De inmediato, el elfo chasco sus dedos y la pared se hizo hacia atrás permitiendo que se formara un pasillo, el cual conducía hacia una puerta de madera con el escudo de la familia Zabini.
Todos salieron del ascensor y se encaminaron hacia la puerta en donde Bartolo volvió a chascar los dedos haciendo que la misma se abriera ante ellos. En el momento en el que entraron a la estancia Aramis los sorprendió apuntando su varita hacía ellos.
—Baje eso Señorito Aramis, traigo visitas.
—Que susto me has dado Bartolo, pensé que la loca ya nos había encontrado o algo... ¡Draco! —Aramis se acercó al rubio y lo atrajo en un abrazo—. ¡Qué! ¿Quieres ser más alto que yo? Para de crecer de una vez, belle petite poupée.
Draco se echó a reír y abrazó con fuerza al moreno —Yo también te eché de menos.
Aramis se separó del abrazo y miró hacia los demás —¿Profesor Snape? y...
—Harry Potter —dijo con dureza el Gryffindor mientras trasladaba una mirada amenazante hacia Aramis, la cual desapareció y pasó a ser una de vergüenza al notar las miradas que tenían los demás puestas en él y la ceja arqueada de Draco.
—Otro celoso... —Murmuró el francés divertido.
—Sirius Black.
—¿Nos conocemos? —preguntó Severus.
—En serio no se acuerda de uno de sus mejores estudiantes, Aramis Rosier.
—Si hubieras sido de los mejores seguro que me acordaría de ti.
—Eso me ofende muchísimo —dijo el francés con una mano puesta en su pecho, Severus solo sonrió con burla.
Aramis no le dio mayor importancia a la burla de su ex profesor, sabía que el hombre se acordaba de él —Pasar —pidió el moreno mientras se hacía a un lado. Todos terminaron de entrar en la vivienda y fueron guiados por el francés hasta la sala en donde se encontraban Charlie y Blaise.
—Buenas tardes —saludó Blaise cortésmente.
—Buenas tardes Zabini... —Snape miró hacia al chico, percatándose del brazo inmóvil sujetado en su pecho, su semblante y su vacía mirada— Parece que he venido en un buen momento —susurró.
—Hola, Zabini —contestó Harry.
Sirius miró al moreno de arriba a abajo y luego dijo—: ¿Este es la pareja de Ron?
—Lo soy —respondió con dureza Blaise.
—Y a mí no me vas a saludar mal amigo —dijo rápidamente Draco para evitar que se formara un mal ambiente por la contestación del moreno.
—Hola, Draco —saludó Blaise sin mucha emoción.
—Eres un idiota.
—Eso dicen.
Draco se acercó rápidamente a su amigo y lo atrajo en un abrazo, el cual, a pesar de ser correspondido, no se sintió nada cálido, para el rubio se sintió frío, como si hubiese abrazado a una estatua —Tienes que dejar de mentirme o tendré que darte la golpiza de tu vida, y te prometo que quedarás peor de lo que estás —amenazó seriamente el rubio mientras apretaba más el agarre intentando sentir algo más de calidez.
—¡Joven amo! —se acercó emocionado el elfo, estaba esperando a que todos se presentaron para poder hablar—. El Señor... —señaló a Severus— le ayudará a recuperarse.
Blaise se separó del abrazo, miró al profesor y luego trasladó su vista hacia Aramis dándose cuenta de que el chico había bajado su cabeza y posado su mirada en el suelo.
—Le agradezco que quiera ayudarme profesor, pero estoy muy bien atendido.
—No lo dudo, pero si es posible... —dice Severus mientras mira a Aramis— Me gustaría que me permitieses echarle un vistazo.
Aramis entendió que Severus estaba pidiendo permiso para poder revisar a su amigo. El profesor no pretendía ofender o desmeritar sus esfuerzos, él solo quería ayudar. El francés sonrió hacia el mago y le pidió que por favor revisará a su hermano.
Severus pidió a Blaise y Aramis que se trasladaran a una habitación donde hubiese una cama para poder revisar con más cuidado al moreno menor, aunque en realidad lo que quería era preguntar algunas cosas un tanto privadas.
Una vez en la habitación, el profesor pidió a Aramis que le quitase la sujeción en el brazo a Blaise y lo ayudará a quitarse la ropa superior. Después de lo pedido, Severus se acercó al moreno menor y pasó sus dedos por la gran cicatriz trazada en el brazo.
—Utilizaste aquel hechizo... Bien hecho —Aramis sonrió con entusiasmo, no todos los días podías recibir el halago del creador de uno de los contra hechizos más poderosos—. Su cuerpo se está recuperando ¿Qué le diste? —preguntó el maestro mientras sacaba un frasco que contenía díctamo.
—Prepare un brebaje para que su cuerpo produzca mayor sangre y así...
—Muy bien, está funcionando —el maestro preparó la planta y la aplico en las cicatrices —No desaparecerán, pero por lo menos se reducirán un poco —Severus suspiró —Es muy profunda.
—Intenté que no quedaran tan profundas, pero la herida era demasiado grande —enunció Aramis al tiempo que ayudaba a Blaise a volver a colocarse la ropa.
—Era inevitable, no las ibas a poder evitar —intentó tranquilizar el profesor al futuro medimago, el cual solo asintió—. Podemos acelerar su recuperación —Severus sacó dos botes de su maletín —Bebe esto, dentro de unos minutos podrás caminar mejor y tú brazo recuperara algo de movimiento —Blaise miró hacia Aramis y este asintió.
El moreno menor se sentó en el sitio, tomó los botes y luego bebió su contenido, el sabor era horrible; pero, desde el momento en que las bebió sintió como un líquido caliente recorría todo su cuerpo, y cómo sus músculos hacían que tuviese ligeros y breves espasmos.
—Gracias, Profesor Snape.
—No es nada Zabini. Una última cosa... —Sirius cogió una de las sillas que había en la habitación y se sentó frente a Blaise —Quiero que me mires fijamente a los ojos —el moreno obedeció y miró al profesor. Severus estuvo unos segundos mirando aquellos oscuros ojos en busca de algo —De acuerdo, ya está —dijo mientras se ponía de pie.
—¿Qué está, profesor? —preguntó confundido Aramis.
—¿Encontró lo que buscaba, profesor? —cuestionó Blaise.
—¿El qué? ¿Eso qué quieres contar y no puedes? Tú fuiste el que me permitió entrar —el moreno menor no contestó y desvió la mirada —. ¿Nos puedes dar un momento? —pidió el profesor a Aramis.
—Pero... —el francés miró a Blaise esperando que este dijese que se quedara, pero el moreno menor no lo miró ni por un segundo. Por ello, sin protestar, Aramis salió de la habitación quedando recostado de la pared al lado de la puerta.
Blaise tomó su varita y silencio la habitación, él sabía que Aramis no se iría muy lejos —Estoy muriendo...
—No lo estás —Severus cogió un poco de aire y luego se sentó al lado de Blaise.
—Sabe que sí puedo estarlo.
—¿Qué sientes?
—¿Sentir? Eso es lo que sucede que no siento nada. Todo aquí... —señala su pecho —Se ha ido, está vacío, no hay nada.
—¿Después de que te transmitió todo el dolor dejaste de sentir?
—No, ahí fue cuando más sentí... Sentí toda su angustia, su desesperación, sentí todo aquello por ellos y fue doloroso, tan doloroso... En ese momento sabía que si hacía una aparición llegaría hacia ellos, pero no lo logré. Aramis... Hubo oscuridad, mis ojos se cerraron y al volver abrirlos ya no hubo sufrimiento, no hubo angustia. Todo se fue, no quedó nada de aquello, pero tampoco quedó nada de mí. Sólo susurros en mi cabeza que se repiten una y otra vez: Tenías que haberlo hecho, ve y hazlo, tienes que venir, tienes que hacerlo, tienes que darte prisa...
Fue la primera vez en su vida que el profesor no supo cómo contestar a todo aquello —Zabini...
—No pasa nada profesor, su bebé está bien —dijo sin ningún tipo de expresión en su rostro, haciendo que Severus lo mirase con el ceño fruncido.
—¿Por qué dices eso?
—Desde que empecé hablar no ha parado de acariciar con desesperación su vientre —El maestro se sorprendió por lo dicho, no se había dado cuenta de su acción—. Solo dígalo.
—Hay una conexión.
—Lo sé.
—Eh... Entonces... Sabes que si no sientes nada es que, eh... —el maestro no había titubeado tanto en su vida, lo dicho por Blaise lo estaba afectando, quien lo viese en ese momento no lo reconocería; pero, el solo pensar que le pasara algo parecido a su bebé, a Sirius y a él lo hacía temblar.
—Dígalo.
Severus vio con detenimiento a Blaise, él se veía más afectado que el nombrado, en serió, el chico era un caparazón vacío ahí sentado —E-En tu caso hay dos opciones que hacen que tu cuerpo y tu mente recurran a esa parte más oscura, más insensible, y te hagan tener la sensación de que estas muerto por dentro, de que no hay nada...
—Dígalo ya, profesor.
El maestro cogió una bocanada de aire, sostuvo su vientre y luego dijo—: Que el bebé te esté llamando y debido a lo sucedido esté consumiendo la magia de Weasley, y que por lo tanto este se esté quedando sin suficiente para mantener su resistencia... Al no poder ayudarlos, tu cuerpo, tu ser recurre a esa sensación para que tu única determinación sea ir con ellos, cueste lo que cueste. Y la otra... No creo que sea el caso...
—La quiero oír.
—Zabini, de verdad no creo que-
—Por favor, dígala.
El profesor desvió la vista del chico y luego habló—: Q-Que el bebé, Ron o ambos hayan m-muerto... la conexión va más allá de lo físico, por eso si ellos ya no están tú... —Tras lo dicho, el profesor volvió a mirar a Blaise, el cual no tenía ninguna expresión en su rostro, y la mirada en sus ojos era inerte y desenfocada, como si ya no hubiese vida en ella. De repente, el chico se levantó y empezó a salir de la habitación.
—Espera Zabini, deberíamos hablar un po-
—Le agradezco su sinceridad, profesor —dijo y luego salió de la habitación seguido por un preocupado Severus.
Cuando salieron, el francés intentó detener a Blaise, pero la mirada del chico hizo que se helara en el sitio, nunca en su vida había visto tal mirada en su hermano, era aterradora.
—Blaise... —Severus sostuvo al francés del brazo y negó con la cabeza. Eso hizo que Aramis se apartara del camino de Blaise y lo dejara ir hacía el salón— ¿Qué fue lo que pasó?
—¿Has investigado sobre las conexiones? —Aramis asintió—. Entonces sabes lo que está pasando, aunque aún no quieras admitirlo —el francés bajó la cabeza—. Algo va mal con ellos... En ese estado él puede hacer cualquier cosa y cometer cualquier tipo de actos con tal de encontrar a Weasley. Tienes que evitar que se pierda... Sé que tú tienes una idea de lo que se siente.
Aramis levantó rápidamente su cabeza y miró al profesor con el ceño fruncido —Ya estaba fuera de Hogwarts, ¿Cómo lo sabe? Pensé que esos bastardos habían limpiado toda su mierda para que no afectará a los Rosier.
—Acallar y borrar no es lo mismo. Los ex estudiantes siguen siendo parte de Hogwarts.
—Para lo que les conviene seguimos siendo de Hogwarts.
—Tú mejor que nadie sabes lo que se mueve, ¿no? —Aramis rodó los ojos —Se está conteniendo... Es una bomba de tiempo. Solo intenta que no se pierda. No tuviste una conexión como la de ellos; pero, imagina lo que sentiste cuando pasó —el moreno apretó sus dientes—Pues él lo sentirá el triple —el moreno abrió grandemente los ojos, pero no por sorpresa, si no por miedo de lo que pudiese pasar con su hermano.
—¿T-Tanto así? —el profesor asintió y luego instó a Aramis para que volvieran a la sala.
Las personas en la sala se encontraban hablando sobre lo acontecido en la casa de la señora donde estaba Ron mientras daban miradas disimuladas hacía Blaise
—¿Saben de quién puede ser elfo? —preguntó Blaise mientras Aramis y Severus entraban a la sala.
—No, no lo reconocí, pero, aunque estaba un poco borrosa, tenía una especie de escudo en el centro de su prenda de vestir y eso no lo suelen tener los elfos domésticos —contestó Sirius.
Blaise miró a Bartolo, sabía que ese elfo que se llevó a Ron pertenecía a su familia. Todas las propiedades Zabini siempre han llevado el escudo de la familia, pero tras la muerte de su padre, su madre consideraba que los elfos eran parte de aquella propiedad, por lo que los obligó a llevar el escudo. Gracias a Blaise y su impedimento a las acciones de su madre solo lo llevaron en la vestimenta y no en la piel como la mujer quería. Los únicos que no llevaban dicha distinción eran Bartolo, por ser el elfo del señor Zabini y de Blaise, y Giovanna, por ser la elfa personal de Evie y la cual realizaba los mandatos de aquella mujer.
El Slytherin menor se acercó a Bartolo, le pidió permiso, el cual fue concedido, y enseñó a Sirius el collar que el elfo tenía —¿Es este el escudo?
Sirius visualizó bien el medallón llegando a la conclusión de que sí lo era, por lo que asintió en afirmación hacia Blaise. No había necesidad de decir nada más, ya todos tomaron conciencia de que el elfo que se llevó a Ron era de la familia Zabini.
—No hagamos conjeturas de lo que esté pasando, lo mejor es que nos apresuremos a buscarlo —enunció Aramis al visualizar la postura de Blaise—. El plan de ir varios medios de transporte me parece bien. Blaise y yo podemos ir en mi moto —el francés tenía claro que no dejaría fuera de su vista al moreno.
—¿No sería mejor que fuese en el coche? Así puede recuperarse más rápido —intentó sugerir Harry.
—¡No!, iré en la moto con Aramis —dijo Blaise con dureza.
—Cuidado con ese tono, Blaise —advirtió Draco mientras se acercaba a Harry, provocando que Sirius frunciera el ceño.
—¡Ok, sigamos con el plan! —exclamó Severus, mientras sostenía la mano de Sirius y miraba desaprobatoriamente a Draco por rodear la cintura de Harry, transmitiendo a su ahijado que no era momento de crear otro problema. El rubio entendió y a regañadientes se alejó del menor.
Durante la discusión del plan, decidieron que el Patronus a enviar sería el de Harry al considerarlo el más poderoso y estable, aunque Blaise se había negado dando el argumento de que, aunque su Patronus no era tan fuerte como el de Harry, su determinación por encontrar a Ron haría que el suyo no se desvaneciera hasta que lo encontrara.
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Ya era la tercera vez que Ron y Blaise quedaron en encontrarse cerca del lago negro para que el Gryffindor le enseñara a convocar un Patronus.
Cuando se reunieron, Ron convocó su Patronus, un pequeño perro Jack Russell Terrier, el cual, en el momento de ser convocado fue directo hacia Blaise y empezó a correr a su alrededor.
—Siempre hace eso... Le gustas.
—Ya te lo he dicho soy-
—Irresistible —continuó con burla el pelirrojo.
—Ja, ja, que gracioso.
—Te amo chocolatito.
—Aja. ¿No me has dicho cuándo aprendiste esto?
—A principió de sexto año.
—¿Quién te enseñó?
—Harry.
—¿Y quién le enseñó a Potter?
—Remus.
—¿Por qué Lupin le enseñaría una invocación tan avanzada?
Ron rodó los ojos y luego acercó su rostro al del moreno, lo que provocó que su Patronus se esfumara —¿Esa información es realmente importante ahora mismo?
—No, pero...
—Entonces señor preguntas —Ron alejó su rostro— O chismoso... —murmuró—. Vamos a empezar a practicar.
—¡Te escuche! No es mi culpa que me guste estar informado.
—Sí, sí, así dicen los chismosos.
—Serás... —Ron salió corriendo mientras iba riendo y Blaise no tardó en empezar a perseguirlo —¡Ven aquí Ron! ¡Cómo puedes decirle eso a tu futuro prometido! —Ron paró de correr desde el momento en el que escuchó la última palabra.
—¿Qué has dicho?
—¡Te atrape! —dijo Blaise divertido al tiempo que rodeaba la cintura del pelirrojo.
—Lo has dicho solo para molestar, ¿verdad?
—Tómalo como tú quieras rojito —susurro el moreno cerca de los labios de Ron.
—Zabini... —advirtió Ron mientras entrecerraba los ojos.
—Vamos a practicar, mi profesor precioso —comentó el moreno, para después depositar un sonoro beso en la mejilla de Ron y luego tomar su mano para hacerlo caminar de vuelta a donde estaban.
«Este idiota va hacer que mi corazón estalle», pensó Ron al mismo tiempo que suspiraba y se dejaba llevar por el mayor.
—Aquí está bien Blay.
—Bien, enséñeme profesor.
—Okey mi precioso alumno —dijo con una cálida sonrisa—. Cierra los ojos.
Blaise arqueo una ceja —¿Qué me vas a hacer cuando los cierre?
Ron golpeó suavemente el hombro del moreno —Solo cierra los ojos —Blaise acató la orden y cerró los ojos con una enorme sonrisa en su rostro—. Las experiencias anteriores no funcionaron, así que necesito que pienses y visualices otro momento, el más feliz que hayas tenido —el moreno quitó la sonrisa de su rostro, abrió los ojos y lentamente empezó a acercarse más a Ron— ¿Blay...?
Una vez el moreno estuvo lo suficientemente cerca, posó sus manos en las mejillas de Ron y empezó a acariciarla —El momento más feliz... —Blaise junto sus frentes y cerró los ojos —Podría pensar en mi infancia, pero recordar los momentos con mi padre aún son muy... he sido muy feliz, pero al recordarlo, en vez de sentirme contento me siento...
—Uhmm... Entonces visualiza otro momento. Con tus amigos, con ellos seguro que los tienes —Ron quitó suavemente las manos del moreno de su rostro—. Vamos, visualízalos, y cuando sientas que es el momento empieza a dibujar círculos con la varita y luego di Expecto Patronum —el pelirrojo se alejó unos cuantos pasos de su pareja.
Blaise estuvo unos segundos visualizando algunos momentos con sus amigos: cómo cuando se quedaban hasta tarde hablando tonterías y riendo, o él día en el que se dieron un abrazo grupal para celebrar su pase a séptimo año. Con este último pensamiento, y con una gran sonrisa en su rostro, el mayor levantó su varita y convocó a su Patronus. En ese momento, de su varita empezó a brillar una luz, pero en pocos segundos dicha luz se extinguió, Blaise abrió los ojos y trasladó su mirada hacía Ron en busca de respuestas.
—No parece que sea... Tiene que ser uno que haga que no puedas parar de sonreír de felicidad, que sientas un cosquilleo en tu pecho cada vez que lo recuerdes. No tienes otro amor —el Slytherin sonrió al escuchar la última palabra.
—¿Uno que haga cosquillear mi pecho y que no pueda parar de sonreír al recordarlo? —el moreno sonrió, miró fijamente a su pareja, luego levantó su varita y exclamó—: ¡Expecto Patronum! —De la varita del chico empezó a salir una luz que se hacía cada vez más intensa y empezaba a coger la forma de un zorro.
—Oh, no puede ser.
—Santa mierda, ¡Lo he hecho! —dijo emocionado el moreno al tiempo que se acercaba a Ron.
—Blaise... ¿Sabes que mi Patronus es un Jack Russell terrier?
—Eh, sí, es igual de bonito que tú —Ron sonrió por el halago.
—Gracias —el pelirrojo tenía unas ganas enormes de reír, su novio no se había dado cuenta de que su Patronus se supone es una de las razas que antiguamente se utilizaba para cazar zorros; era hilarante, es cómo si Blaise fuera la presa y él el cazador.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —Ron no contestó y simplemente invocó a su Patronus, tenía que confirmar aquello que le había venido a su cabeza.
Muy contrarió a lo que el pelirrojo pensó, en el momento que el Jack Russell terrier se formó, el zorro se irguió, miró al perro y luego fue directo hacía él; el terrier dio unos pasos hacia atrás receloso del otro animal, pero no duró mucho la duda, el animal dejó de retroceder y se acercó curioso al Patronus de Blaise.
—¿Qué están...?
—¿En qué pensaste cuándo lo invocaste, Blay?
El moreno sonrió —En la primera vez que dijiste que me amabas tal y como soy —por esas palabras Ron miró enternecido a su pareja —Y como gemías mi nombre cuando lo decías.
—Y ahí se fue la magia —Ron dio una mirada fulminante a su pareja y empezó a caminar rápidamente de vuelta al castillo provocando la desaparición de los Patronus.
—Era broma amor. ¡Espera Ronny! —el moreno corrió hacia el pelirrojo y lo atrapó abrazándolo por la espalda—. Sabes que no es verdad precioso. El día que me dijiste que me amabas, sí que habíamos hecho eso, pero... —Ron dio un codazo en el costado de Blaise —Ok, ok —dijo riendo y luego escondió su rostro entre el cuello del pelirrojo—. Fue nuestra primera vez juntos, ¿recuerdas?
—Sí...
—Estábamos en la cama abrazados, y yo te pregunté si no te importaba estar con una persona como yo... ¿Puedes volver a repetir lo que me dijiste?
Ron se dio la vuelta, junto sus frentes y luego dijo—: Te amo, no me importa lo que los demás digan de ti, yo conozco al verdadero Blaise. Al chico rudo, pero también cariñoso y mimoso; al chico valiente y risueño, que también carga con pequeños miedos que aún no quiere contar... —Blaise separó sus frentes y volvió a colocar su rostro entre el cuello y la clavícula de Ron, el cual no pudo evitar sonreír por la acción— Al chico refinado, que usa calzoncillos con caritas de ositos para dormir —Blaise rio, levantó su cabeza y posó sus ojos en los del pelirrojo —A ese chico amo, tal y como es.
—¡Por Merlín! ¡Sí que soy afortunado! —grito el moreno mientras levantaba a Ron por los aires.
—¡Bájame! ¡Vamos a caernos! —exclamó el pelirrojo a la par que reía a carcajadas.
Blaise volvió a posar a Ron en el suelo e inmediatamente a esto atrapo sus labios en un pequeño beso —Eres mi todo Ron.
Ron volvió a besar al moreno en un beso posesivo mientras posaba sus brazos en los hombros del mismo. Luego se separó con dificultad, ya que Blaise no quería terminar aquel beso, y dijo—: No te dejaré escapar Blay, ahora eres mi presa.
—No estés tan seguro de ser el cazador, bebé —susurró el moreno y luego volvió a unir sus labios.
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A pesar de los argumentos de Blaise, en referencia a su Patronus, todos, a excepción de Bartolo (Draco se mantuvo al margen al percatarse de que algo estaba pasando), apoyaron que Harry sea el que lo enviará. Severus y Aramis sabían lo inestable que estaba Zabini, y que lo más seguro era que le fuera imposible invocar a su Patronus y esa sería una situación más sumada a su estado.
Después de dicha decisión, el moreno menor se mantuvo al margen de la creación del plan, pidió que le avisasen cuando fuese la hora de irse y volvió a su habitación. Era lo mejor, ya que su cabeza se había empezado a llenar pensamientos no muy agradables hacía los hombres de aquella sala.
Aramis temió por aquel silencio, su hermano no era así, este se hacía oír, y estaba seguro que no permitiría que pusieran en duda los fuertes sentimientos que tenía por Ron. El francés estaba seguro de que algo rondaba en la cabeza de su amigo, alguna cosa estaba tramando y le daba miedo de que fuese algo que le causara daño.