
Chapter 9
Durante la estancia en el pueblo de Hogsmeade el trío de Gryffindor no se había podido reunir con Ron. Esto se debió a que, cuando Blaise y Ron volvieron al pueblo prefirieron hospedarse en una habitación juntos por los malestares del embarazo que el menor presentaba, los cuales no le permitieron moverse de la habitación durante todo el fin de semana.
Llegado el domingo, los alumnos de Hogwarts se dirigen a la parte trasera del pueblo para tomar un traslador de vuelta al colegió, como el castillo posee hechizos de protección que impide que las personas fuera del colegio puedan aparecer dentro del mismo, la llegada de los alumnos se produciría fuera del centro.
Ni Ron ni Blaise se habían detenido a pensar la forma en la que volverían al colegio, por lo que se les presentaría otra dura prueba a pasar. Las personas embarazadas debían evitar las apariciones y los trasladores, esto se debía a que la traslación podía causar problemas al no nacido y así mismos, por esto se le recomendaba hacer uso de carruajes, transportes mágicos (tren, coche, moto, escobas, etc.) y si fuera de máxima urgencia chimeneas.
La pareja había llegado tarde al sitio de encuentro, se habían quedado dormidos, además, ambos prefirieron llegar por separado para evitar sospechas. Al ambos percatarse del medio de transporte elegido por el colegio, procedieron a buscar la preocupada y asustada mirada del otro. Una vez sus miradas se encuentran, Ron hace un gesto con la cabeza hacia Blaise para que se alejaran de los demás; pero, cuando ambos se empezaron a mover Harry detuvo a Ron.
—¿Dónde estuviste todo este fin de semana? ¿¡Sabes lo angustiados que hemos estado por ti!? Estuvimos a punto de avisar a todo el pueblo, si no hubiese sido por… ¿Por qué estás haciendo esto? Si no quieres estar con nosotros solo dilo.
—Harry, no es eso. Estos días no han sido los mejores para mí, sé que debería hablarlo, pero… no es el momento. Así como yo respeto que no me digas lo que pasa entre Malfoy y tú, espero que tu respetes mi posición de no decir nada por ahora.
—Pero Ron, yo solo quiero ayudar.
—Si quieres ayudarme llévame a Hogwarts por los pasadizos secretos del pueblo.
—¿Qué? estás loco, los profesores no nos dejaran hacer eso —Harry se horrorizó por aquella petición, aquellos pasillos eran muy peligrosos y podrían perderse muy fácilmente. Él había recorrido esos pasillos con su padrino uno de esos días en los que se le metía el gen infantil y pasaban a tener «Días de aventuras» como los llamaba él.
—Lo sé, por eso intentaremos que no nos vean. Podemos utilizar el mapa del merodeador y así no nos perderíamos —dice Ron intentando convencer a su amigo.
—¿Por qué quieres irte por ahí?
—No puedo tomar el traslador. He tenido el estómago descompuesto todo este finde, y ya sabes, los efectos del traslado son horribles.
Harry lo miró sospechoso, tampoco tendría efectos tan severos, algunas nauseas, pero estas serían pasajeras. —Ron…
—¿Vas a poder ayudarme? No te obligare Harry, si no quieres solo dilo. No habrá problema, sólo buscaré otra forma de volver —Ron le da una sonrisa a su amigo, intentando que esta sea lo más sincera posible.
Harry suspira, no dejaría a su amigo solo, el tonto se atrevería a ir por los pasillos él solo, era muy cabeza dura al igual que él, dignos Gryffindors —Está bien, te llevaré. Debemos mezclarnos con la multitud y alejarnos.
—Gracias amigo.
Mientras que Harry y Ron hablaban, Blaise se había acercado a ellos sigilosamente para poder escuchar la conversación que estaban mantenido, se alegraba de que Ron tuviera amigos como Potter; sin embargo, aunque su chico confiaba en el Gryffindor, él, por el contrario, no lo conocía lo bastante como para dejar la seguridad de su pareja en sus manos, por ello, había decidido seguirlos por los pasillos hasta Hogwarts.
Al finalizar la conversación, Ron se percata de la presencia de su chico, al mirarle el contrario le da un rápido guiño y le sonríe provocando que el pelirrojo le devuelve la sonrisa, para luego regresar su mirada a su fiel amigo.
Minutos después, el dúo de amigos pudo escapar de la protección de los maestros y dirigirse hacia el pueblo, específicamente a la tienda de Honeydukes donde se encontraba uno de los pasadizos que conectaba a Hogwarts. La ubicación de este pasadizo también se hallaba en el mapa del merodeador.
Una vez en la tienda de dulces, ambos chicos contaron con la suerte de que la tienda estaba llena de personas, por lo que fue más fácil colarse en el sótano de la misma en donde se encontraba la entrada a los pasillos.
—Debemos entrar por una baldosa del suelo —Susurra Harry.
—No será esa de ahí.
—Sí —Harry se acerca a la baldosa e intenta levantarla, esta se abre sin mucha resistencia dejando a la vista unos escalones, de inmediato Harry activa el mapa del merodeador dando un toque con su varita hacía el mismo y recitando —Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas —inmediatamente el mapa empieza revelar su contenido —Debemos movernos —Ambos chicos recitan el hechizo «Lumos» para poder guiarse por el pasillo. El primero en entrar fue Harry y luego Ron, el cual dejó la baldosa media abierta para facilitar la entrada a Blaise.
El dúo de amigos ya llevaba caminando unos minutos en completo silencio, parecía que ninguno encontraba las palabras correctas, se habían estado distanciando sin darse cuenta.
—¿Qué tal los estudios? ¿Te ha servido la ayuda de Hermione? Ella...
—Ahí van. Me han ayudado mucho sus consejos —suspira —Se que la jodí Harry, y que debí parar aquello hace tiempo, pero no sabía cómo hacerlo… la quiero mucho, pero más como una hermana.
—Lo sé, solo habla bien con ella y haz las cosas como se deben.
—Lo haré. No quiero perder su amistad.
Durante ese tiempo, Blaise venía siguiendo a los amigos a una distancia prudencial para evitar ser visto.
—¿A quién seguimos?
—Ahhhh, joder Draco, que susto me has dado, idiota —reclama Blaise mientras da un suave empujón en el hombro del Rubio.
— ¿Qué ha sido eso? —Harry mira rápido el mapa —Zabini y Drac- Malfoy.
«Blaise...» —piensa el pelirrojo a la vez que sale corriendo a su búsqueda.
—¡Ron, espérame! ¡Hey! —exclama Harry mientras persigue al pelirrojo.
—¿Qué está pasando Blaise? Ya deja de hacerte el misterioso y dilo de una vez —cuestionó Draco.
—No tengo tiempo para esto, vuelve al pueblo.
—Eres un imbécil. No me voy a mover hasta que me digas lo que pasa.
—Pues quédate ahí, ya te dije que no tengo tiempo para esto —replicó el moreno a la par que retoma el camino en busca de Ron, Pero el rubio se apresura y lo toma del brazo.
—Enserio me vas dejar fuera. Así no somos nosotros, Blay —ambos chicos se miran intensamente, Blaise seguía teniendo claro su prioridad, y lo sentía mucho por su amigo, pero no lo inmiscuirá en esto. Sabía el tipo de persona que era Draco, este se desviviría para ayudarlos, inclusive le daría igual las consecuencias y el odio que recibiría de su familia por ello, y él no permitiría aquello, ya suficiente tenía con involucrar a su hermano Aramis en sus propios problemas.
—Cof, cof —intentaba recuperar el aliento el pelirrojo — ¡Hey! ustedes.
—¿Weasley? Así que lo estabas siguiendo a él. Tan bien te lo estas jodiendo —Inmediatamente después de estas palabras Blaise le propinó un puñetazo a Draco.
—A ti qué coño te importa dónde meto mi pene, imbécil —Draco se había quedado sorprendido por el repentino golpe, no era la primera vez que decía aquel comentario a su amigo, este siempre se reía o dejaba entrever que era cierto, aunque luego pasara a enojarse. Incluso Ron se sorprendió de la reacción de su pareja.
—Vamos —ordena el moreno para después tomar de la mano a Ron y empezar a caminar.
Al mismo tiempo Harry llegaba al lugar —¿Draco? —se acerca al rubio —¿Qué ha pasado? —cuestionó Harry al percatarse de lo rojo que se estaba poniendo pómulo del Slytherin.
Draco simplemente se levanta del suelo, da una mirada a su pareja, lo toma de la mano y le dice suavemente —Sigámoslos, no vaya ser y el tonto se pierda —Harry asiente, aprieta la mano del rubio y empiezan a seguir el paso a sus amigos.
En tanto Ron y Blaise caminaban por el pasillo, el pelirrojo cavilaba el comportamiento del moreno, a él también le molestaron las palabras de Malfoy, pero para él la reacción de Blaise no fue la correcta.
—¿Por qué le pegaste?
Suspira —No quiero involucrarlo en esto, si nos ayuda y se descubre todas las consecuencias para él no serán buenas y yo solo me preocuparé en ponerte a salvo a ti y al bebé. Además, lo que dijo no me gustó, todos siempre piensan al verme con alguien: «Ahí va con otro», nadie piensa que tendría una relación sería con nadie, incluso lo pensarán contigo el día que sepan de nuestra relación, todos dirán: «Pobrecito Ron está con el casanova, le romperá el corazón», como siempre hacen. No es que yo no haya querido tener una relación seria, es que todas las personas que se acercan a mí con pensamientos románticos ya se autoproclaman pareja de una noche e inclusive me evitan al día siguiente. Nadie, antes de ti, me ha dado la oportunidad de tener algo serio con ellos, y ya estoy cansado de ello… No voy a permitir que hablen de ti de esa manera, eres mi vida Ron y todo lo que ahora mismo me importa, y si ellos piensan así de ti, si es necesario, los alejare de nuestras vidas.
Ron procede a apretar el agarre en la mano de Blaise, ambos se miran —Blay, lo que digan los demás de nosotros no me importa, confío en esto que tenemos. Tú y yo siempre, sí.
—¿Cómo haces para que con unas simples palabras se me vaya el enojo?
Ron ríe —Es mi gran poder de brujo —toma una gran bocanada de aire —Yo tampoco quiero involucrar a Harry ni a ninguno de mis amigos en esto, solo en pensar lo que le pasó a la novia de Aramis… También el pensamiento de nuestras tradicionales familias, que, aunque persiguen ideales distintos, en un tema que me parece que coinciden es en el rechazo de una unión mágica siendo menores de edad, aunque mi familia no lo lleva tan drástico como tu madre, claro —el pelirrojo ríe por lo bajo a la par que el moreno le acompaña con una pequeña risa.
—Tu familia es muy tradicional y seguro querrá que su hijito llegue puro y casto a la mayoría de edad para unirse con una buena bruja o un buen brujo de familia humilde y buena. No con un brujo como yo, ni con una familia como la mía que lo único que le importa es la pureza de la sangre y el valor del apellido.
Ron suspira y se acurruca más cerca del moreno —Un brujo como tú es el que quiero en mi vida, no he podido tener mejor suerte, no quiero a otro que no seas tú. Sé que tú madre no querrá a un pobre como yo, pero eso no me importa, yo lucharé por ti en cualquier escenario.
El moreno esboza una gran sonrisa —Merlín, el suertudo soy yo por tenerte a mi lado. Te amor tanto, bebé —dice a la par que se detiene, toma de la barbilla a su compañero y deposita un suave beso en sus labios.
Por otra parte, la pareja compuesta por Harry y Draco habían estado siguiendo a sus amigos a una distancia cautelosa, para evitar molestarlos.
—¿Qué le dijiste para que te golpeara?
—Le pregunté qué tan bien se lo estaba jodiendo.
—Eres idiota. Sí, te lo merecías.
—Siempre bromeamos así, pero esta vez…
La conversación que habían empezado Draco y Harry fue interrumpida por estos, al acercarse lo suficiente a la otra pareja y escuchar la conversación entre Ron y Blaise: «Un brujo como tú es el que quiero en mi vida, no he podido tener mejor suerte, no quiero a otro que no seas tú. Sé que tú madre no querrá a un pobre como yo, pero eso no me importa, yo lucharé por ti en cualquier escenario» «Merlín, el suertudo soy yo por tenerte a mi lado. Te amo tanto, bebé».
—¿Tienen una relación sería? —Se cuestiona Draco a la vez que se pasa una mano por su rubio cabello.
—Desde cuando ellos… pensé que fue algo del pasado o un simple polvo —Harry se apresuró a caminar para hablar con su amigo, pero Draco lo detiene.
—No es el mejor momento, Blaise no está dispuesto a hablar, creo que empeoraríamos la situación.
—No confían en nosotros, verdad.
—Ni nosotros en ellos, Harry —el moreno mira rápidamente a Draco por las palabras dichas, habían vuelto a la realidad de su relación; pero, aunque el rubio dijo aquello, no soltó la mano del contrario. Ambos chicos siguieron caminando por el pasillo en total silencio, hasta llegar al final del mismo. Cuando salieron no encontraron por ningún lado a Ron y Blaise, por lo que decidieron volver al castillo por su cuenta.
—¿Podemos vernos esta noche?
—Para que lo haríamos, Harry.
—Solo quiero verte, ayudarte a curar el labio y… también hablar.
—¿Cuál será el tema de esa conversación?
—El que tú quieras…
Draco suspiró —Hoy no me apetece, me iré pronto a la cama. Mejor otro día.
—Está bien —dice Harry para después poner rumbo al castillo. Este entendió la evasiva del otro chico, amaba a Draco, pero no rogaría por su atención, él no sentía que había hecho algo tan malo como para recibir el desprecio que le estaba siendo dado por el rubio.
◦◦◦◦◦◦∘❃◦∘✾◦∘❁◦∘❀◦∘✿∘◦❈◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦∘❃◦∘✾◦∘❁◦∘❀◦∘✿∘◦❈◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦∘❃◦∘✾◦∘❁◦∘❀◦∘✿∘◦❈◦∘◦◦◦◦◦◦◦
Entre gusto y disgustos había llegado el lunes y con ello la visita de Aramis. El chico fue recibido por la profesora Mcgonagall, el director no estaba en el castillo, debido a que no había comunicado su visita con antelación y simplemente se había presentado.
—¿Qué le trae por aquí señor Rosier?
—Vine a visitar a mi hermano.
—¿Su hermano?
—Blaise Zabini.
—El estudiante Zabini no es su hermano —Minerva pone una cara interrogante por lo dicho por el chico.
—De sangre no, pero sí de cariño. Sabe que nuestras familias son amigas y nos criamos juntos, tenía un tiempo sin verlo y quería saber cómo estaba.
—Su familia… ¿La madre del señor Zabini sabe de esto?
Aramis sonríe —No pensé que usted también me juzgaría profesora.
—No, yo no haría eso, solo… quería saber si…
—Si mi preciada tía sangre pura no me aborrecía —la profesora desvió la mirada —Mire, yo solo quiero ver a mi hermano y saber cómo está, no vine a dañar la imagen de su colegio. Déjeme verlo y me iré —la maestra no encontró forma de negarse, por lo que le permitió ver a Blaise.
—Espere aquí, le diré que venga.
—Si no le molesta preferiría verlo en otro sitio.
—No creo que eso sea-
—Le prometo que solo hablaré únicamente con él, no molestaré a sus demás alumnos.
Minerva se levantó de su asiento —Está bien, pero preferiría guiarle por los pasillos —Aramis estaba muy ofendido por la actitud de la maestra, pero debía tragarse su orgullo y callar para poder ver a Blaise y a Ron.
La profesora guio a Aramis hasta el patio de Hogwarts —Espere aquí, el señor Zabini está en clase, le avisaré para que se reúna con usted cuando termine —el chico de piel canela asiente mientras la profesora pone rumbo de vuelta al castillo.
Ese día Blaise y Ron tenían clase juntos, por lo que ambos habían escuchado el mensaje de la profesora: “Señor Zabini, al salir de clase diríjase al patio el señor Rosier lo está esperando”. Unos minutos después de comunicado el mensaje, las clases de séptimo habían terminado, al salir de clase Blaise había guiñado un ojo a Ron dando a entender que se verían en su sitio de encuentro, tras esto, el moreno se dirige al patio del castillo.
—Mi aspettavi da molto tempo?
—Pour toi, j'attendrais la fin du monde.
—Tan romántico como siempre.
Aramis ríe —¿Dónde anda el celosito?
—No le llames así. Nos está esperando, vamos.
—Tú profesora nos vigila... —va comentando el francés mientras empiezan a entrar al castillo —Casi todo el mundo mágico sabe lo que ha pasado conmigo, por lo que el colegio no sería la exención.
—¿Cómo lo hace?
—Está en su forma animaga. Creo que me ha subestimado —Después de la muerte de Ángela Aramis se volvió un brujo muy poderoso, aunque su modestia lo haga parecer diferente, el chico es astuto, sabe hechizos que muchos a su edad ni siquiera pensarían, y conoce tantas técnicas de defensa que provoca que muchos brujos tengan miedo de él.
—¿Cómo la perdemos?
—Déjamelo a mí y guíanos hasta Ron —Blaise no estaba muy convencido de aquello, pero confiaba en su amigo.
Mientras los chicos iban caminando tranquilamente por los pasillos del castillo, la profesora McGonagall los vigilaba atentamente.
—¿Sabes si a algún alumno de este pasillo le gustan los gatos?
—Eh… esa chica —dice Blaise mientras dirige su mirada hacia Millicent Bulstrode.
—Perfecto —Aramis dirige su camino cerca de la chica y al pasar por el lado de esta susurra unas palabras y luego dice —¿Eso es un gato?
—¿Dónde? ¿Dónde? —pregunta la chica mientras lo busca con la mirada por el pasillo —¡Ahí estás! —la chica se apresure a ir en búsqueda del gato —ven gatito, gatito —Para evitar ser atrapada la gata se apresura a huir siendo perseguida por Bulstrode.
—Ahora o nunca —comunica el francés. Ambos chicos se apresuraron a buscar la habitación, al llegar al sitio inmediatamente la puerta aparece percatándose de la presencia de Blaise.
—Bienvenido a nuestra humilde morada.
—Cómo hechizaron al castillo para que les deje entrar aquí.
—No hicimos nada, solo se apareció ante nosotros —responde Ron.
—Y porque no me brindaste una a mí, eh, castillo. Se nota tu favoritismo —los tres chicos ríen —Bueno, será mejor que empecemos —Aramis empieza a acomodar todos sus utensilios en la cama —siéntate en la cama Ron —el pelirrojo duda un poco, pero procede a sentarse —No podemos ir a San Mugo por lo que nos limitaremos a ver tu peso, y algunas cosas más en el comportamiento de tu cuerpo —Aramis se movía de una lado para otro, tomaba el pulso de Ron, media su barriga, lo pesaba, lanzaba hechizos hacia su vientre, analizaba su piel, sus pupilas, etc. Una vez realizado todo esto, el futuro medimago se detiene.
—¿Por qué has puesto esa cara? ¿Sucede algo malo? —Cuestionó el pelirrojo preocupado.
—Eh, no. Perdona, no quería asustarlos. El bebé está bien, pero tú Ron, estas faltas de vitaminas, tu peso es muy bajo y tu tono de piel es muy pálido.
—¿Qué podemos hacer? no le pasara nada ¿verdad? quieres que busque alguna cosa, yo puedo hacerlo, solo dilo y yo... —Blaise se había puesto muy nervioso y Ron ni siquiera había podido procesar lo que estaba diciendo Aramis.
—Tranquilo Blaise. Solo será necesario que tome algunas pociones que le dejaré, también deberá tomar mucho descanso. La mayoría de estas situaciones las han causado los síntomas del embarazo, debido a que están siendo muy intensos.
Al oír estas palabras Ron dejó salir todo el aire que había acumulado mientras Blaise y Aramis hablaban —Gracias Aramis, de verdad.
—No hay de qué. Aquí tienes las posiciones: la del bote rojo por las mañanas antes de desayunar, evitará la nauseas; la del bote verde después de comer, te ayudarán a tener fuerzas e ir recuperando el semblante; y la del bote negro, es la más importante, la tomas antes de dormir, te ayudara a ti y al bebé a estar sanos. ¿Lo tienen o lo repito?
—Lo tenemos —dijeron al unísono la pareja.
—Perfecto. Es hora de irme, no vaya ser y le dé un tic a la profesora al no encontrarnos —los chicos rieron por lo dicho y procedieron a salir con cautela de aquella habitación. Ron se fue por un camino y los otros dos chicos por otro.
Después de llegar a la salida del castillo, Blaise deja salir sus preocupaciones —Dime la verdad Aramis —Blaise se había colocado delante del chico dándole una mirada de preocupación —¿Cómo está él?
Aramis tomó aire —No se ha cuidado en lo absoluto, los vómitos, la mala alimentación y el poco descanso han ocasionado que su salud se deteriore, necesita alimentarse bien, tienes que asegurarte de que come y duerme lo suficiente, también asegúrate de que tome todas las pociones. Su magia… es muy débil, aunque aún es muy pequeño, tiene en su vientre a un mago sangre pura, el cual también se alimenta de la magia de su progenitor, y la magia de Ron... no es suficiente.
Blaise había palidecido por lo dicho por su hermano, no pensó que Ron estuviera tan mal —Es mi culpa, no lo cuide, deje que hiciera todo solo.
—No Blai-
—Sí, fue mi culpa. En vez de prestar atención a su estado, simplemente se lo deje todo a él. Cómo pude... —las lágrimas habían empezado a correr por el rostro del moreno, la impotencia y la rabia hacia si mismo por no ser una buena pareja lo estaban carcomiendo.
—¡Hey! No, mírame —Aramis lo sostuvo del rostro —Has hecho lo que has podido —Blaise niega con la cabeza —No seas terco. Apenas tienen 17 años.
—Debería haber... —solloza —solo si yo...
—El debería ya no existe Blaise, es momento de que afronten el ahora. ¡Mírame! Lo que vas a hacer a partir de ahora es compartir tu magia con él, vas a cuidarlo y asegurarte de que come y duerme, pero también vas asegurarte de disfrutar de esta etapa y cuidarte, si tú te derrumbas él también lo hará. Tienen que ser fuertes, yo voy a estar aquí para ustedes, no los dejaré solos por nada del mundo —Aramis procede a abrazar a su amigo, Blaise aumenta el llanto y aprieta más el abrazo del francés —Cualquier cosa que suceda me contactas por este espejo, no importa la hora.
Después de la charla final que tuvieron Blaise y Aramis, el moreno decidió no ocultar el estado en el que se encontraba a Ron, para que así pudiese ser consciente de las consecuencias y poner de su parte para recuperarse.
◦◦◦◦◦◦∘❃◦∘✾◦∘❁◦∘❀◦∘✿∘◦❈◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦∘❃◦∘✾◦∘❁◦∘❀◦∘✿∘◦❈◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦◦∘❃◦∘✾◦∘❁◦∘❀◦∘✿∘◦❈◦∘◦◦◦◦◦◦◦◦◦
Varios días habían pasado, Blaise se había dedicado a cuidar día y noche a su pareja, dormían noches intercaladas juntos para evitar sospechas e iban casi a la misma hora al comedor, mientras que Ron había puesto todo de su parte para recuperarse: bebía sus pociones a tiempo, no se saltaba las comidas y dormía sus horas.
La pareja había puesto tanto énfasis en la recuperación de Ron que se habían olvidado de los problemas que estaban teniendo con sus amigos. En todos estos días ninguno había cruzado palabra con ellos, aparte de los saludos cordiales, aunque compartían estancia.
—Hola... —saludó Harry mientras salía del baño.
—¿Ya puedo usarlo?
—Eh sí, está libre.
Las conversaciones entre ambos se habían tornado un tanto incómodas, pero Ron no quería perder a su amigo —¿Podemos hablar después de comer?
Harry voltea hacia Ron —Claro, claro. Cuando quieras.
—Bien —ambos se devuelven una sonrisa amigable.
Justo después de Ron asearse, procedió a tomar su pócima, para después bajar al gran comedor a desayunar. Una vez allí, procedió a sentarse en su mesa de Gryffindor alejado de sus amigos.
—¡Ron, ven aquí! —vociferó Harry.
—Ah, claro —responde el pelirrojo a la par que sonríe, se pone de pie y se acerca a sus amigos —Espero no incomodar.
—Tú nunca incómodas Ron —declara Hermione.
Ron sonríe hacia la chica —Gracias.
—No tienes por qué darlas, somos amigos.
En cambio, del lado de la mesa de Slytherin las cosas eran más difíciles. La relación de Blaise y Draco se había enfriado, ninguno de los dos había dado el paso para arreglar lo sucedido.
—Bomboncito ¿Por qué no vienes aquí? —dice Pansy a Blaise.
—Estoy bien aquí, no te preocupes —respondió el rizado para luego continuar comiendo.
En el momento que Pansy iba a cuestionar la decisión de su amigo, una gran lechuza había entrado al gran comedor, dicha ave voló hasta la mesa de los Slytherin; Blaise reconoció la lechuza y levantó su brazo para permitir que se posara en el. El ave traía una carta consigo, el moreno la quitó de la pata del animal, le dio un poco de comida y la instó a volver a volar, la lechuza desplegó sus alas y salió rápidamente del comedor.
A continuación, el moreno abrió la carta y empezó a leerla.
Hola hijo:
¿Por qué no me habías dicho que Aramis estuvo en Hogwarts? Queda totalmente prohibido que te reúnas con él. Es un traidor al apellido y nuestra familia no puede tener relación con alguien así.
Sé que le has enviado una carta. Deja esas ideas en el olvido, sabes muy bien cuál es tu posición y lo que harás después de Hogwarts. Recuerda que tengo ojos en todos lados, no me provoques Blaise Zabini, sabes muy bien de lo que puedo llegar a ser capaz.
Atentamente tu querida madre.
Todos los alumnos habían estado atentos al moreno desde la intromisión del ave, no era día de correo, por lo que, cuando llegaba una carta fuera de tiempo era porque solía traer consigo un mensaje de problemas para el que la recibía. Blaise ignoró todas las miradas y salió rápido del comedor encaminado hacia su sala Slytherin.
Cuando llegó a la mazmorra se aseguró de que nadie lo hubiese seguido y de que estuviese la sala vacía. Al comprobar que no había nadie, se apresuró hacia su habitación para buscar un espejo de dos caras que le había proporcionado Aramis aquel día que los visitó.
—Aramis —llamó, pero el nombrado no contestó, por lo que el moreno decidió esperar a que su amigo se presentará frente al espejo.
En el gran comedor seguían los murmullos por la salida tan repentina del Slytherin, Ron estaba a un segundo de salir en su búsqueda, pero si lo hacía sería demasiado sospechoso, por lo que debía permanecer donde estaba.
—¿Estás bien Ron? No quieres comer más —pregunta Neville.
—Ah, sí. Solo me distraje un poco —contestó el pelirrojo devolviéndole una sonrisa a Neville.
Harry se había percatado del comportamiento nervioso de su amigo después de que Blaise saliera del comedor; aunque se sentía dolido y excluido de la vida de su compañero, también era cierto que él hacía lo mismo con Ron, por lo que no tenía cara para reprocharle nada. Esperaba que cuando hablasen, ambos fueran sinceros y pudiesen arreglar las cosas antes de que fuera a peor, como bien se había dado cuenta estaba ocurriendo con Draco y Blaise.
Harry se acerca a Ron y le susurra —Si quieres ir con él, yo te cubro.
Ron le mira sorprendido —¿Lo harías?
—Acaso lo dudas.
Ron sonríe —Gracias.
—No hay por qué, ahora vete —el pelirrojo se levantó de la mesa y salió despacio del comedor, aunque tuviese ganas de correr.
—¿Dónde fue Ron? —cuestionó la pelirroja.
—Al baño, enseguida vuelve.
—¿Seguro que está bien? va mucho al baño. Deberíamos llevarlo a la enfermería.
—Nah, está bien, creo que solo es un glotón —bromea Harry provocando que el grupo ría.
Después de salir del comedor, Ron estuvo buscando a Blaise por todo el castillo, no teniendo éxito en su búsqueda, por lo que como último recurso decidió acudir a las mazmorras. No fue sencilla su entrada a dicho sitio, tuvo que escurrirse por los pasillos e intentar que ningún Slytherin lo viera, por suerte, Blaise le decía la contraseña cada vez que la cambiaban. Una vez dentro de la sala común, rápidamente se desplazó a la muy bien conocida habitación de Blaise, cuando llega a la puerta intenta abrirla, pero esta estaba cerrada —Alohomora —susurra, pero la puerta no se abrió, estaba muy bien hechizada, por lo que a Ron solo le quedaba tocar la puerta.
—¡No molesten! —grito el Slytherin al oír el sonido de la puerta.
—Blay soy yo, Ron, ábreme.
Tras escuchar esta voz el mayor se apresura a abrir la puerta —Amor ¿Qué haces aquí?
—Vi que saliste alterado del comedor y me preocupé —Ron posa la mano en el pecho de su compañero.
Blaise le brinda una sonrisa cálida —Será mejor que entres precioso —el moreno se aparta de la puerta dejando entrar al pelirrojo, para después cerrarla, sellarla y poner un hechizo silenciador a la habitación.
La habitación de Blaise era muy espaciosa, poseía una gran cama de roble, ubicada en el centro de la habitación, la cual estaba cubierta por sabanas de seda negras y verdes; una mesita de noche del mismo material de la cama; un gran baúl a los pies de la misma, con una gran manta de pelo negro encima, y un armario espacioso empotrado en la pared. En cuanto a los colores que el lugar poseía, estos eran una mezcla entre el gris plata, el verde persa y viridian y el negro. Algunos de los Slytherin poseían su propia habitación, mientras que otros solían compartirla con un compañero.
—¿Qué pasa?
—Eso debería preguntarlo yo, Blay —recrimina ron mientras se sienta en la cama del moreno.
—Mi madre me ha escrito —Ron mira expectante a Blaise esperando que siga hablando —No sé muy bien cómo lo ha hecho, no creo que haya podido interceptar el correo de Hogwarts, pero sabe sobre la carta que le envié a Aramis. En la carta me dijo que tiene ojos en todos lados, eso quiere decir que alguien del colegio le contó sobre el contenido de la carta —suspira de frustración —No creo haya sido ella misma porque la carta llegó a manos de Aramis, ella no hubiese permitido eso. Alguien…pero quien…
—Eso quiere decir que te tiene vigilado y que ella… puede saber de nosotros.
—No lo creo, si hubiese sabido algo de nuestra relación ya estuviese aquí en el colegio reprochándome y obligándome a terminar con nuestra relación —Blaise procede a sentarse al lado de Ron —Parece que la persona que le informa tampoco lo sabe, a partir de ahora, debemos tener mayor cuidado. He llamado a Aramis por el espejo, pero no me contesta, de seguro está en clases, esperare un momento más y volveré a llamarle.
—Todo se está complicando tanto.
—Sí, es el momento de trazar un plan de escape, por si algo sucede —ambos chicos se miran —No podemos ser ingenuos, bebé, Aramis ya nos dejó claro lo que piensan mi lado de la familia, y del tuyo…
Ron le abraza —¿Del mío? no sé qué pensar.
—Ron, no me arriesgaré a que algo les pase, aunque tenga que pelear con toda tu familia te protegeré.
—Yo también te protegeré.
—¿Lo harás?
—¿Acaso lo dudas?
Blaise ríe —No, eres mi salvador pelirrojo.
—Tonto —Ron juntas sus frentes.
—Te amo.
—Yo también te amo Blay.
—Uy, pero que bonito, casi se me salen las lágrimas —dramatiza Aramis asomándose por el espejo que Blaise había dejado en la mesita de noche.
—Idiota —susurra Ron.
—¡Hey! más respeto a tu cuñado, niño.
—Ron, es Ron.
Blaise toma el espejo —No empecemos. Te contacte para algo importante.
—Para qué soy bueno, aparte de para ya sabes.
—Te salvas porque estás dentro de un espejo —reclama Ron mientras que Aramis ríe.
Blaise rueda los ojos y suspira —Mi madre me ha enviado una carta, tiene a alguien en Hogwarts que me vigila, no creo que esa persona tenga mucho tiempo en ello. Sabe lo de querer ser medimago y no quiere que me reúna contigo, pero no creo que sepa de mi relación con Ron.
—No lo suavices —ríe —sé que no lo ha descrito así. Vieja bruja —suspira —Me parece que la profesora tiene algo que ver con ello.
—¿La profesora? —cuestiona Blaise.
—Sí, cuando fui a verte cuestiono si tu madre sabía de mi visita y sobre la familia, me pareció muy sospechoso. Chicos… Saben que es cuestión de tiempo ¿Verdad? debemos estar alerta, sé que será difícil, pero deben ir mentalizándose de que no podrán acabar el colegio y que debemos preparar su huida lo más pronto posible. Las vacaciones están cerca, podemos ejecutar el plan a la vuelta de navidades para evitar sospechas ¿Qué les parece?
—No tenemos de otra. Por lo menos así podemos despedirnos de nuestras familias, aunque ellos no lo sepan —expresa el pelirrojo a la par que deja caer su cabeza en el hombre del moreno.
—Por qué no vienen conmigo a Francia.
—Mmmm sería una opción o también podemos ir a Italia —comenta el moreno.
—Es el primer lugar donde los buscarán.
—Ya sé, pero tengo propiedades que mi madre no sabe ni que existen. Mi padre me llevaba solo a mí cuando vivíamos en Italia, y me las heredó en secreto, no aparecían en el testamento. Además, todas tienen fuertes hechizos de ocultamiento, especialmente contra ella.
—Ese es un gran dato. Pues, el primer lugar de huida será Francia, mis propiedades las adquirí sin ayuda de mis padres y las tengo bajo un alias, nadie sabe de ellas, iríamos en un medio de trasporte muggle para evitar que rastreen nuestra magia, y después de que se calmen las cosas, los trasladaré a Italia. Eh... las empresas de tu padre son tuyas o las compartes con tu madre.
—Son mías, las heredaré cuando tenga la mayoría de edad de Italia, que son 18 años. Ahora están a cargo de mi padrino, él siempre me llama para decirme cómo va todo y cada vez que voy a Italia me enseña el funcionamiento de diferentes áreas de las empresas.
—Eso es importante, aunque no lo veas ahora tener poder los ayudará. Pero las empresas… Tu madre las quiere.
—Preguntas o afirmas —ambos amigos ríen —Sabes que sí, por eso me amenazo con lo de ser medimago. Mi padre le dejó mucho dinero, pero ella quiere más.
—Ella será nuestra mayor barrera. Cuando se entere no se quedará de brazos cruzados.
Blaise asiente, sabe de lo que es capaz su madre por, según ella, mantener limpió el apellido. Todos esos brujos fueron cortados por la misma tijera.
—Y tu familia Ron, ¿Habrá muchos problemas por tu lado?
—Sinceramente no lo sé Aramis, tampoco es que yo sea tan importante para mi familia. Los gemelos o Ginny son más notables para mi madre —Blaise acercó su chico más hacia él y Ron se acurruco más. Las palabras dichas tenían un gran peso, Molly era un amor, pero no tanto con Ron, a este siempre le exigía más o lo trataba más frío, inclusive trataba mejor a Harry que a él; él nunca le dio mucha importancia porque su padre los trataba a todos por igual, y con él era que pasaba más tiempo.
—No te preocupes yo te daré amor.
—Vuelve a decir eso imbécil y te mueres —reclamo Blaise provocando que Aramis se carcajeara.
—Era broma, son los dos igual de celosos.
Ron no quería entrar al trapo, estaba demasiado preocupado por la situación como para bromear.
—Entonces el plan es: primero nos iremos normalmente de vacaciones de navidad, luego a la vuelta en vez de venir al colegio nos iremos a Francia en un trasporte muggle, y una vez en Francia qué —Verbaliza el pelirrojo al mismo tiempo que se hacía con el espejo.
—Después que logremos llegar a Francia planeamos lo que sucederá, lo más importante es ponerlos a salvo. Yo preparare el transporte, el día de la vuelta en vez de coger el tren yo los recogeré y desde ahí no iremos —Ron y Blaise asienten. El plan de escape estaba planeado, ahora debían esperar, cuidarse y evitar ser descubiertos.
—Me tengo que ir chicos, aún me quedan unas horas de clase. Nos mantenemos en contacto, cualquier cosa llamarme.
—De acuerdo, gracias por todo hermano.
—Gracias Aramis —el francés les devuelve una sonrisa y se despide haciendo un movimiento de manos para luego desaparecer del espejo.
Tras posar el espejo en la mesita de noche, Ron procede a subirse a horcajadas en su compañero, mientras hace esto, Blaise acaricia las piernas de Ron y va subiendo poco a poco hasta llegar a sus caderas; el pelirrojo levanta sus manos dejándolas caer suavemente en el rostro del moreno, luego procede acariciarlo a la par que el mayor levanta su rostro y cierra los ojos dejándose hacer y disfrutando de las caricias de su pareja.
—¿Me vas a dar amor? —susurra Blaise.
—Todo el que quieras mi vida —Responde Ron a la par que empieza a dejar besos por todo el rostro del moreno.