
Chapter 1
¿Qué hago en éste sitio? Es la pregunta que se repite en mi mente desde la tercera botella de whisky. Odió el alcohol y mucho más lugares donde hay muggles, pero la sola idea de toparme con alguien conocido o alguno de los estúpidos de los merodeadores en este estado, me hechizaria yo mismo antes de permitir ello.
– Disculpa, ¿Está ocupado el asiento de al lado? – Una voz femenina, suave y ligeramente grave, llama mi atención hacia la izquierda, donde el taburete junto al mío está vacío.
Mis labios desprenden un sonido antes de que yo mismo lo procese.
– Lirio – La dama no lo escucha para mi suerte.
Se que no es ella en el momento que mirada se enfoca en sus ojos. Aunque son del mismo color, su totalidad es completamente diferente; los de Lily son de un verde esmeralda mientras los de la señorita son verde jade. Es de un tamaño considerable y es impresionante mientras Lily tiene una figura mediana y fina, aunque sus melenas son parecidas la de Lily es de color rojo intenso que te recuerda al fuego mientras que la de la señorita es más parecida a un amanecer. Otra gran diferencia es que Lily jamás tendría su larga recogida en una cola de caballo firmemente atada, además la chica tiene pómulos altas, labios carnosos y pestañas gruesas. Ella parece la fantasía sexual de cualquier hombre con sangre guerrera. Antes de que me considere un tonto, contesto.
– No, es todo tuyo –El licor debe estar haciendo efecto para confundir a ella con Lirio. Ella denota un aire elegante y digno, me recuerda a Cissa.
– Gracias – Me pongo de pie para darle acceso. Por esta acción me regala un sonrisa. Que me deja algo descolocado pero lo encuentro bien.
El camarero se da cuenta de su nuevo cliente.
Vuelvo a tomar asiento y relleno mi copa de licor. La escuchó ordenar.
– Una copa de vino – Su elección me indica qué no frecuenta estos lugares además el vino en estos sitios son una porquería todo el mundo lo sabe. Además noto su acento.
– Cancela su pedido, ofrece le un Martini clásico – su seño fruncido la hace verse más linda y me indica que odia su disgusto. .
– Era necesario eso – dice con voz acusadora.
– Sí – La sorpresa se ve reflejada en su rostro, se nota que es de las que no siguen los mandatos de nadie. Solo me hace querer dominarla.
Su ceja se eleva y con solo esa acción se que desea una explicación qué no le voy a dar. Un duelo de miradas es lo que sigue. Sus ojos arden y sí fuera posible esta me maldeciría sinó supiera que no puede por ser muggle. Los siguientes minutos me llenaron de interés.
Jamás he estado interesado en alguien como ella, mucho menos una chica que no sea Lily Evans. Esta mujer me atrae, lo cual no debería ser. Nuestro duelo se interrumpió con el cóctel ofrecido por el cantinero.
Con la elegancia qué solo la he visto en Cissa, la joven toma la copa y disgusta de tragos pequeños.
– Atenea – Me tienen su mano, sin gratitud o disculpa pero si con una pequeña sonrisa engreída.
Su actitud se la paso por alto puesto que ella ánimo mi pésima noche.
– Severus – Los ojos de ella muestran diversión y secretos.
– También tus padres tienen fijación por los griegos – Atenea no era un nombre tan peculiar como Severus.
– Algo así – Mientras hace una mueca.
– Hombre de pocas palabras – La vi beber su cóctel sin prestarme la mínima atención eso no me agradó,pero volví a lo mío.
Pov. Atenea.
Nunca imagine que en el primer bar muggle me encontraría con el famoso Severus Snape, el joven pocionero más brillante en los últimos cien años.
No sabía que era él por su ropa no-maj además de verse más joven de lo muestran sus fotos. Vestido con una chaqueta negra, una camisa de algodón negra, unos jeans oscuros y botas. Su atuendo era sombrío pero lo hacía verse misterioso con algo de antipatía. Snape no debería estar tomando en un lugar como esté ni verse tan melancólico.
Para alguien que acaba de ser historia, no mostraba alegría alguna. Lo que pensé sería una noche aburrida se está convirtiendo en algo mejor. La fortuna estaba a mi favor y tendré toda la noche para desvelar algunos de sus secretos. Aunque esto no sería fácil ya que los slytherines eran muy reservados.
Severus Snape la intrigaba demasiado. Su apariencia le recordó a una mujer e importante por lo visto. El nombre de la chica era tan común y no mágico así que o es una muggle-born o una muggle de la cuál esta enamorado.
Mi actitud le entretiene y eso me pone en ventaja. No puedo demostrar mi interés en él o lo perderé para que el pez muerda el anzuelo hay que darle su espacio y esperar, eso se me da bien.
Solo fueron necesarios cinco tragos más de esta bebida qué me pidió.
– ¡No bebas más! – Al tipo le encanta dar órdenes.
– Perdón – mi voz sale más grave de lo que esperaba.
– Una chica bonita como tú es presa fácil por estos lares – me halaga su atención.
– Soy una chica grande puedo cuidarme – me muestra una mirada cargada de rigidez.
– No en estos tiempos y menos para gente como tú – lo dice casi como un murmullo pero lo escuchó. ¡Oh cierto! La tía Cass me ha comentado sobre cierto levantamiento qué se está gestando en las islas.
– ¿Decías? – Aludo como si no escuche lo que dijo con anterioridad.
– Nada… Por tu acento noto que no eres de aquí – Mi familia inglesa odia mi rara entonación por lo cuál no lo uso en su presencia.
– Diste en la diana. Americana – una mueca hace con su boca – Mala experiencia con alguien –
– No – sorbe de su whisky.
– ¿Vives en Londres? – pregunto.
– No –
– Veo que seguimos con las palabras cortas – no esperaba que el chico fuera tan hermético pero he sido entrenado para sortear a personas más difíciles.
Me acercó a su espacio personal y antes de que se lleve su vaso a los labios lo detengo con mi mano y lo encaminó a mi boca donde vacío su copa en mi garganta. Por fin veo sorpresa, furia y lujuria en sus ojos.
– Gracias, tenía sed – lo que parece una sonrisa aparece fugazmente en su rostro.
– Chica descarada –
– Y puedo llegar a ser mucho más – ¡Por Merlín!
Me estoy insinuando a un hombre y no cualquiera. Sí Lonan se entera se partiría de risa, ni que decir de Su haría mi vida un infierno y Rock haría mi vida un infierno.
– Por fin una sonrisa – mi emoción lo descontrola puedo notarlo. – ¡Hombre! Por fin le saco una y usted la desvanece enseguida – hago un puchero por mi disconformidad.
– No estoy aquí para complacerla – como sí su tono helado fuera alejarme.
– Eso cierto aunque ¿Por qué un chico guapo como tú anda ahogándose en alcohol? – Veo un leve rubor pasar por sus mejillas. Se oculta entre su melena negra suelta.
– Lo dudo–
– Qué?–
– Lo guapo – El hombre tiene un concepto equivocado de él, quizás no es un rompe bragas pero él chico tiene lo suyo.
Me quito la liga de cabello qué tengo puesta y la coloco en mi muñeca. Con cuidado me acercó a él como si se tratara de un animal herido, el cuál puede atacar en cualquier momento .
Acerco mis manos a su rostro llevándolas hacia atrás junto con su cabellera. Lo veo cerrar los ojos y tomar un largo respiró. Su cuerpo está tenso. Le hago una cola de caballo qué ato con mi liga.
– Tienes un rostro masculino marcado con una barbilla sexy, unos labios destacados y muy besables, tu nariz aunque algo peculiar le da personalidad a tu rostro y por último unos ojos tan exquisitos de color obsidiana qué rivalizan con una noche estrellada – mi apabullante discurso lo tomo por sorpresa.
Reaccionó de una forma qué jamás espere.
Me empuja bruscamente de él y m fulmina con su mirada.
-Odio las mentiras- Lo dice mientras rechina sus dientes.
Toda su postura está a la defensiva. ¡Por Morgana y Merlín! El chico sufre de baja autoestima.
Sin pensarmelo tomo su nuca y lo jalo me hacia mí. Donde le doy un beso intenso con pericia me abro paso entre sus labios, exploró con detalle su interior. Mí pasión bajo su guardia haciéndolo perder la razón. El es un gran besador. No sé en qué momento el tomo las riendas del asunto tanto que me encontraba pegada a su cuerpo y ardiendo en pasión. Una tos nos saco de nuestro arrebato trayendo nos al presente. En el local se oían gritos, silbidos y toda clase explicaciones. Dimos un grandioso espectáculo.
Severus se paro saco su billetera coloco dinero en la barra tomo mi pequeño bolso y dijo.
– ¿Nos vamos? – ofreciéndome su mano y una invitación algo más.
No era virgen eso lo perdí el año pasado con una chica francesa algo mayor que yo. Sabía que mi transfiguración duraba otras ocho horas más no podía pasar toda la noche con él también estaba mal qué mostrará mi verdadera forma.
Estaba en un dilema pero experimentar no me daba miedo, lo que me asustaba es que me descubriera y todo acabará muy mal.
No mi hechizo estaba bien hecho y fue supervisada por una gran bruja un error al lanzarlo o que no contuviera el suficiente poder, ella lo diría y me haría ejecutarlo hasta la perfección.
El no había notado peculiar en mí silencio,supongo que mi personificación estaba bien hecha lo que me dió confianza para seguir.
– Salgamos – Ore a destino para que mi suerte siguiera.
Con las manos unidas y ojos chispeante salimos de ese apestoso bar.
Para Antares Black esta noche sería algo que jamás olvidaría.