Hueles horrible, ¿nunca te lavan?
Harry observó sus cosas en el carrito, luego observó el carrito de su hermana y finalmente pateó el carrito de Charlus.
Dexter soltó una fuerte carcajada y sus padres les regañaron.
Frente a ellos estaba el tren, aquel que lo llevaría a Hogwarts, a su al rededor familias despidiéndose de los niños.
Esa mañana se habían levantado temprano, Sayre casi manda a su elfo para que le tirara agua a Charlus, y Dexter estaba más en su habitación que en el desayuno.
No sabía si estaba todo, pero bueno, estaba más concentrado en tratar de no entrar en pánico luego de cruzar la pared.
La realidad era qué, si bien, se levantaron temprano, demoraron tanto arreglandose, desayunando, y empacando lo que no pudieron anteriormente.
Bueno, Dexter se demoró más que todos, con la excusa de :
—Es mi cuarto año, estoy empezando la adolescencia
Charlus le dijo algo al oído y Dexter se sonrojó, Harry simplemente corrió a la chimenea mientras aquello pasaba. Estaba más emocionado y concentrado en lo que iba a pasar y a donde se dirigían.
Y ahora estaban aquí, su padre diciéndole, no, exigiéndole una carta apenas ingresen a sus habitaciones, mientras su papá les aconsejaba no meterse en muchos problemas.
Sus hermanos mayores se habían logrado safar de aquello, no era sorpresa. Charlus ya iba para su segundo años y Dexter para el cuarto, el discurso de primer año era para ellos.
No se quedó buscando a sus amigos, todos acordaron la noche anterior verse dentro del tren, por lo qué, apwnas este hizo su clásico sonido de aviso, su hermana y él corrieron ¿sus cosas? Pará eso tenían hermanos mayores.
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Sayre había abierto seis compartimientos y en ninguno se encontraba alguien conocido, estaban frustrandose.
No fue hasta el doceavo que finalmente los encontraron. Ellos no lloraron de alegría, definitivamente no hicieron eso.
Bueno si lo hicieron, pero era más porque estaban aburridos y las piernas les empezaban a doler, caminar por un tren en movimiento y revisar entre compartimientos donde algunos te respondían bien y otros parecían querer hechizarte, no era una buena idea. Menos si tenías once años y estabas comenzando a tener hambre.
Tampoco es como si los hubiesen encontrado a todos dentro, pero algo era algo, se dijo mentalmente.
Dentro estaban Luna, Ron, Jeremione, su hermano Charlus y Orión. No sabía cómo iban a caber ahí, pero le daba igual, él y Sayre, definitivamente no van a caminar más.
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No sabe si fue la compañía o porque estaba más concentrado en saber porque no vio a Draco, pero el viaje en tren fue corto.
—¡Primeros años por aquí, primeros años por aquí!
Hagrid, podía decir que lo extrañaba un poco, aunque no lo veía desde la graduación de Lily Luna.
Tan nostálgico.
Sonrió, tomó la mano y su hermana y sin importarle con quién hablaba, jaló de ella hasta estar en el grupo de los de primer año.
Mientras se organizaban y esperaban a culauiqera que faltara, lo vio. Era imposible no verlo, siempre destacaba.
Harry podía estar en el cuerpo de un niño de once años, podía tener sus emociones, pensamientos y todo lo demás, pero sabe, oh que merlín lo ayude.
Esa sonrisa, de ojos brillantes y totalmente sincera, era una de las maravillas del mundo, de su mundo.
Quiso acercarsele, vamos, que ahí estaba su oportunidad, pero Draco pareció ver sus intenciones y negó. Harry sólo hizo esa cara de "¿por qué?" y el otro movió ligeramente su cabeza hacía un costado.
Había una niña, y Harry conocía bien quien era.
Ginevra Weasley, de ojos claros, cabello negro y pecas en el rostro. Usaba lentes y su ropa parecía de funeral. Casi suelta una carcajada por eso.
Asintió mirándole, y luego se volteó para hablar con su hermana, tenía ligeros datos de las memorias de Harrison sobre aquella Ginevra, pero ciertamente, le daba demasiada flojera recordarlos.
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El memorable "solo cuatro por bote," de Hagrid.
Claramente hizo todo lo posible para subirse en el mismo que Draco, aunque para su desgracia esa Ginevra estaba ahí. Su hermana se limitó a hablar con él nada más.
Fue un viaje medianamente entretenido, el sapo de Neville no se perdió y nadie cayó al agua o grito cuando se movieron los botes.
McGonagall los recibió y otra vez ellos esperando ser llamados, fue ahí donde se permitió darse un vistazo.
Había desarrollado un fanatismo por la moda, no sabe ni como, seguramente era de Harrison, y ahora se creía crítico. Nadie podía culparlo, es decir, ¿quién en su sano juicio mezcla rosa fosforescente con rojo sangre y unos zapatos del Capitán América? Exacto, nadie.
Si era sincero, le gustaba como estaba Ron, con un bonito vestido Rojo con flores blancas, unas bonitas sandalias romanas blancas y su cabello trenzado.
'Te estas perdiendo, Harry'.
Se obligó a sí mismo a salir de su trance, ya debían agruparse en el gran comedor, esta vez, no había una Hermione tirando datos, sólo susurros sobre lo lindo que era.
Ahora que lo pensaba, ¿no había una Hermione en este mundo? Miró a su alrededor, pero nada; antes había pensado que tal vez era Jeremione, pero él era un chico. No podía ser.
Decidió que sólo prestaría atención cuando pasarán a alguien de su importancia, ya sabía dónde iba Hanna Abott, gracias.
"Black, Orión"
Bueno, se le olvidó que después de la A iba la B, detalles, pensó.
"¡Slytherin!"
Si escucharon a alguien lloriquear, seguro era Sirius en la mesa de profesores, mientras Regulus, su padre, Xenophilius, Peter y Severus se pasaban el dinero de alguna apuesta que hicieron.
Pasaron a otro niñito con la letra B y luego...
" Black, Draco"
Fue un silencio, y no de los lindos, si no de los que son rotos por algo cayéndose, en este caso, la copa que Severus tenía en la mano.
Eso no pasó desapercibido para Harry, ¿Draco Black? Raro.
Fueron unos largos minutos, el sombrero parecía en conflicto y se podía notar el pie izquierdo de Draco moverse con nerviosismo.
"¡Ravenclaw!"
Otro acontecimiento raro, muy raro.
Draco parecía papel, no miró a nadie, simplemente caminó mirando al suelo hasta la mesa de los Ravenclaw, quienes celebraban a su nuevo miembro.
Pasaron otros más hasta finalmente su amigo Jeremione.
" Crouch, Jeremione"
No duró mucho, Harry agradecía eso, le dolían las piernas de tanto andar de pie, ¡y apenas iban por la C!
"¡Ravenclaw!"
Tuvieron que pasar otros diez o doce para finalmente llegar a él.
'¡Al fin!'
Corrió cómo si su vida dependiera de ello y se acomodo en aquella silla.
Cuando le colocaron el sombrero, definitivamente no fue lo mejor.
' Que feo huele, merlín, ¿Nunca lo Lavan? '
' Señor Gaunt, si usted quiere ahogarme en agua, con gusto me dejaría lavar.'
Harry se río y cortó cualquier pensamiento acerca del sombrero y su mal olor.
' Mmmh... Oh, sorprendente... Si, en esa...'
No sabe cuanto pasó, estaba más pendiente en lo que el sombrero murmuraba que en el tiempo.
Finalmente luego de un largo rato el sombrero hizo silencio, Harry supo a dónde iría.
"¡Slytherin!"
Sonrió, era imposible que no quedara allí. Su papá Tom era heredero de Slytherin, su varita tenía los elementos del difunto Salazar Slytherin, hablaba parsel y parte de su familia y amigos era Slytherin.
Corrió con una sonrisa hacia su mesa, mirando de reojo la mesa Ravenclaw donde un sonriente Draco estaba.
"Gaunt, Sayre."
Si no queda en Hufflepuff, perderé la capa de invisibilidad por un mes, pensó.
Fue totalmente frustrante todo lo que al sombrero le tomó escoger la casa perfecta para su hermana, aunque para él no tenía mucha ciencia, ¡ella era una perfecta Hufflepuff!
Harry contó los casi 30 minutos que a aquel sombrero le tomó elegir.
"¡Hufflepuff!"
Fue su alivio personal y también familiar, sabía que no era el único que había apostado.
Pasron otros dos chicos hasta llegar finalmente a...
"Longbottom, Neville"
Casi se cae al subir, pero nada grave, el ambiente se sintió ligero después de eso.
"¡Hufflepuff!"
Claro que iba a quedar en Hufflepuff, pensó. Se lo veía venir, incluso apostó con su hermana; ya tenía quién le lavara los zapatos por una semana.
pasó una chica que quedó en Gryffindor y luego, su querida amiga.
"Lestrange, Luna"
Si Luna no quedaba en Ravenclaw, Harry personalmente iba a patear el sombrero.
Fueron unos agonizantes, para él, minutos.
"¡Ravenclaw!"
Oh merlín, todo perfecto. Ahora tenía a Jeremione y Luna en Ravenclaw, sumándole a su hermano, a Cygnus, y a Percy. No había nada que pudiera impedir su futuro con Draco.
"Nott, Ron"
Podía ver los pequeños saltitos que daba Ron para ir, le causó ternura, aunque no pudo evitar fruncir el ceño al ver unos niños reírse de eso, oh que merlín los salve si se atreven a hacerle algo a su amigo.
"¡Hufflepuff!"
¡Claro que Ron iba a ser Hufflepuff en este mundo! En su mundo, una vez se preguntó porqué su amigo no estaba en esa casa.
"Nott, Theodore"
Harry sonrió con satisfacción cuando Theo pasó y empujó a los chicos que se habían reído cuando Ron subió.
"¡Slytherin!"
No le sorprendía, porque en su antigua vida Theo estaba en esa casa igual, aunque cuando lo veía siempre era con un libro o en la biblioteca, sinceramente, si no era por el uniforme Harry hubiese pensado que era un Ravenclaw.
Pasaron un chico y una chica de Gryffindor, Parkinson en Slytherin y luego...
"Prewett, Ginevra"
Harry la observó atento, no era igual a la de su mundo, por lo que no iba a quedar en Gryffindor, y por lo que veía tampoco en Hufflepuff. Solo quedaba Ravenclaw y...
"¡Slytherin!"
La vio sonreír, y no fue bonito, le dio escalofríos y esa sensación de que iban a ser unos años duros con ella en la misma casa. No sólo por los feos recuerdos que Harrison tiene de ella, si no porque ella parecía ser algo de Draco y no algo bueno para él.
Las elecciones terminaron en Zabinni, obviamente Slytherin y luego un discurso de Severus, que era el actual director de Hogwarts, al que no le prestó atención.
Ginevra estaba a cuatro puestos de él, Harry sentía que lo miraba y le daba miedo voltear a comprobarlo.
Un suspiro escapó de sus labios, era el inicio de su aventura y ya tenía una pequeña pesadilla personal.