My little Versailles

Harry Potter - J. K. Rowling
Gen
M/M
G
My little Versailles
Summary
Cuando Harry es abandonado en la puerta de los Dursley no solo está él, su hermana espera a su lado, ambos temblando y con una carta en la mano. Dumbledore los dejó ahí.Los Potter están muertos. Sirius encerrado en Askaban por alta traición, Remus sigue con la manada de hombres lobo.Solo son dos niños en el frío que acaban de ver morir a sus padres.Pero esa niña ha aprendido algo muy importante en sus cinco años de vida: los miembros de una familia se protegen los unos a los otros.Y ella hará lo posible para hacer que a Harry jamás le pasé algo malo, así tenga que sacrificar su infancia en ello.Ó, una historia donde una bebé muggle es salvada por los Potter de morir en el frío, siendo la mejor hermana mayor que Harry alguna vez pudo desear tener. ***Solo el prólogo y el primer capítulo están narrados desde la perspectiva de Arabella, Harry será el punto central de todos los demás ***
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3. De política, juegos y pavorreales

...

 

Draco, Theo y Blaise no fueron amigos desde siempre.

Se podría decir que los primeros años de su vida fueron algo parecido a enemigos jurados, si es que una cosa así pudo existir entre niños de cinco años: Peleando por atención; exigiendo los juguetes más preciosos y las ropas más caras para decidir quién era mejor.

Eso no salió muy bien. Y es que todos tenían tanto que no había forma de escoger.

Es decir, por supuesto Draco pertenecía a la casa más influyente, pero Theo venía de una rama de académicos e investigadores prestigiosos y la madre de Blaise era una leyenda por sí misma. Ninguno podía superar al otro.

Así que llegaron a la conclusión más lógica a la que un niño de nueve años podría llegar: Convertirse en un trío de amigos.

No se debía aclarar que les fue de maravilla. Y es que por supuesto, alguien podría decirle que no a un heredero, pero ¿a tres? Claro que no.

Consiguieron todo lo que se propusieron (aunque al no tener ni diez años significaba acceso ilimitado a la tienda de dulces y las escobas más veloces recién salidas al mercado) y se convirtieron en un hito en la sociedad mágica.

A las brujas y magos más ancianos les provocaba ternura: todo posturas rectas, cabellos recién peinados y bonitos modales, junto con sonrisas incompletas por dientes que no habían terminado de crecer.

Las niñas no estaban tan encantadas con ellos. Claro que no. Así que Pansy Parkinson formó su propio círculo con Daphne Greengrass, Tracey Davis y Millicent Bulstrode.

Es que esos insoportables niños se creían mejores que ellas ¡Pero ellas tenían mejores vestidos y túnicas y los cabellos más bonitos! Les demostrarían lo geniales que eran, ¡Serían la representación de la mejor Slytherin y ellos tragarían polvo!

Esa promesa no salió muy bien, pero es algo que se explicará en otro momento. Lo importante aquí es decir que Draco Malfoy rechazó dos de sus fundamentales horas de dormir y se levantó a las cinco de la mañana. Todo fuera por su próxima alianza.

Su padre le había enseñado que un hombre debía hacer sacrificios si quería conseguir lo que quería y ahí estaba él. Haciendo sacrificios.

Así que no fue extraño cuando tomó dos de sus almohadas y las arrojó una a una al rostro de sus amigos.

—Vamos, tenemos cosas de las que hablar.

Blaise acurrucado contra la pared, se tapó la cabeza con las cobijas. Draco las jaló.

—¡Vamos!

—¿Qué quieres?

—¡Tenemos que hablar!

—¡¿De qué?!

—¡De Potter!

—¿De verdad es necesario que estén gritando? —Theo se levantó lentamente de su cama, su cabello estaba alborotado —por Merlín Draco, son ¡Las cinco de la mañana! ¿No se te ocurrió que primero debías despertar a Potter antes que a nosotros?

Draco simplemente se movió de un pie a otro.

—Espera ¿te da miedo? —Blaise cuestionó con voz burlona, adormilada.

—¡Por supuesto que no! ¡Solo creo que sería un poco descortés!

—¡¿Y no pensaste que despertarnos a nosotros también era descortés?!

—No sean dramáticos.

—Pues ve y despiértalo.

—¡Bien!

Draco se acercó a la cama del fondo, paso a paso. En la pared de cristal se asomó un tentáculo. Desapareció como un látigo. Draco se estremeció. Apenas quitó la cortina pasaron dos cosas: primero, como si de un rayo se tratara, un hechizo salió del suelo y lo petrificó. Después, Potter abrió los ojos y lo miró fijamente como si quisiera asesinarlo. Con un parpadeo, cambió a confusión.

—¿Qué haces aquí? —Harry cuestionó lentamente. Su voz fue suave, rítmica.

Draco intentó contestar, pero la magia había estancado incluso las fibras que inervaban su lengua.

Blaise se acercó rápidamente con el rostro despejado, movió a Draco de un lado a otro, pinchó sus mejillas, le jaló el cabello; no respondió.

—Mmnn Potter ¿creo que deberías quitarle el hechizo primero?

¿Ah?

Harry sintió internamente que moría de vergüenza. ¿Había exagerado con ese encantamiento? ¿Fue demasiado?

Tomó su varita y susurró un finite incantatem. Le sorprendió lo bien que le salió, pero fue un alivio. No quería mostrar de buenas a primeras que era mejor con magia a voluntad que con su varita.

Maldita varita complicada.

—Listo —el niño recostado vio como el rubio se sacudió —¿necesitas algo Malfoy?

—Necesitamos hablar.

—¿A las cinco de la mañana? —En el lago el agua ni siquiera brillaba, el sol aún no había salido —Nuestras clases empiezan a las nueve ¿qué es tan importante?

Harry no iba a decir que estaba listo para levantarse. Una década haciéndolo a esa hora para que les diera tiempo de limpiar y hacer el desayuno se había quedado grabado en él. Pero estaba curioso. ¿Qué quería el niño rubio?

Draco que en realidad no había pensado en qué hacer después de esto, entró en pánico. Solo un poco, por supuesto; nada por lo que un digno representante de la casa Malfoy debería de avergonzarse.

Hizo lo único que se le ocurrió porque era lo que su padre le había enseñado desde que tenía cinco años:

Cortesías.

Tomó su propia varita y se la ofreció a Harry, con la empuñadura viendo hacia él. Después hizo una muy pequeña reverencia.

A sus espaldas, uno de los chicos tosió.

—¿Qué eso no sólo se hacía cuando dos guerreros pactaban una alianza en medio de la batalla? —Theo susurró al oído de Blaise. Este solo se encogió de hombros.

—Quiso hacerlo por lo grande, ya sabes que es un dramático.

Eso no era verdad. Draco no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Pero bueno, Harry solo pensó: ¿qué es lo peor que puede pasar? Y le tendió su propia varita.

Después de todo, solo eran niños jugando a hacer alianzas políticas. Y entre jugar y hacerlo de verdad había una diferencia muy importante: la autoridad.

Aún así era divertido pretender que los tratos que hacían ahora influenciarían en algo, así que ¿por qué no?

Ciertas personas tenían la creencia de que los Slytherin eran magos y jóvenes crueles que susurraban a los oídos del ministerio y hacían lo que querían solo por los títulos de heredero que tenían.

La verdad era que la mayoría de esos Slytherin eran sólo niños cuya máxima ambición en la vida era hacer sentir orgullosos a sus padres.

Ellos no hacían política, por Merlín santo. Ninguno rebasaba los dieciocho años ¿de verdad se suponía que alguien los iba a escuchar? Tan solo jugaban. Como otros chicos lo hacían con un Monopoly ideando cómo volverse millonarios, ellos lo hacían en su sala común, creando estrategias (la mayoría de las veces no tan factibles) de cómo influir en la administración del ministerio.

Solo eran tontos juegos de niños que querían tener más valor del que realmente poseían.

Que otras personas (como integrantes de otras casas) se lo tomaran demasiado en serio ya no era su problema. Y es que esas personas eran tan tontas. ¿De verdad creían que chicos que ni siquiera habían terminado de crecer tenían algún tipo de relevancia en las decisiones que tomaban sus padres?

El título de heredero sólo era una forma de fanfarronear. Socialmente servía para revolotear cuál pavorreal y conseguir dulces gratis y sonrisas falsas, pero nada más.

Ni siquiera Harry, que era el último descendiente mágico de su casa, tenía autoridad alguna hasta que cumpliera la mayoría de edad.

Así que cuando esos cuatro niños en su habitación en las mazmorras de Hogwarts intercambiaron varitas con pequeñas reverencias y susurraron votos con rostros serios, no hicieron nada más relevante que cuando niñas pequeñas intercambiaban pulseras con dijes de amistad.

Ellos de hecho, no sabían que el intercambio de varitas era un ritual simple pero antiguo que expresaba la máxima lealtad y la disposición de ofrecer su vida por defender al otro. Un juramento que era practicado por los soldados en el campo de batalla cuando sabían que probablemente, ya no habría opción de salir victoriosos. Ofrecer su magia. Prácticamente todo su ser.

No.

No lo sabían.

Para ellos sólo significó el inicio de su relación, y eso fue lo que realmente importó.

 

...

 

—Si soy sincero creí que ya éramos amigos desde el tren, pero a Draco le gusta exagerar las cosas —dijo Theo sonriendo mientras se vestía. —¿Podemos llamarte Harry o seguimos con el Heredero Potter?

—Harry está bien ¿por qué pides permiso?

—¡Ah! Es que no conoces a su padre querido amigo —Blaise gritó desde su cama —Ya puedo escucharlo desde aquí: ¡Theodore Mikkel Nott, esos no son los modales de un digno heredero sangre pura! ¡Llamar a otro heredero por su simple nombre de pila sin consentimiento, ¿que he criado? ¿Un vago maleducado?!

Draco reía mientras cepillaba su cabello. Theo frunció el ceño.

—No es como si pudieras salvarte, Blaise debes mejorar tu postura porque pareces thestral aprendiendo a caminar Zabini —El chico de cabello lacio se volteó —Y yo que tu no reiría Malfoy. ¿No está tu padre siempre diciéndote que te enojas y gritas tan fuerte como una Banshee?

—Gritis tin fuirti cimi ini binshi —Draco repitió mientras rodaba los ojos —No le hagas caso Harry, solo tiene envidia de que mi voz es comparada con la de una criatura mágica y él solo con un vago mal portado.

—Pero si las banshee anuncian la muerte ¿qué hay de orgullo en eso?

Draco lanzó su almohada hacia Theo.

—¡Ya, ya, ya! Me calló.

—Le das una mala impresión de nosotros a Harry, tonto. —el rubio se abotonó la túnica mientras hablaba. —aunque no lo creas, se supone que es el más inteligente de los tres.

—Por supuesto que lo soy —contestó Theo orgulloso —después de todo no fui yo quien siguió confundiendo mentha y mentha spicata hasta el año pasado.

El rostro pálido de Draco se pintó de un color carmín brillante.

—¡Mi padre dijo que ya no hablaras de eso! —gritó con voz escandalizada.

Y Harry que hasta el momento había estado con un rostro más sereno, no pudo evitarlo y soltó una carcajada. Finalmente, los otros tres chicos sonrieron.

—Por un momento creí que no podías reír.

 

...

 

—¿Sabes Harry? Tengo una duda y esperaba que pudieras contestarla.

Los tres chicos estaban sentados en la cama de Theo, Hadrian se acercó terminando de acomodar los rizos que había peinado en el baño.

—¿Cuál duda?

—A primera vista no se nota. —Blaise empezó con cuidado, su tono juguetón se había ido —Hablas correctamente. Caminas y te comportas como uno de nosotros pero hay algo que no encaja.

—No luces completamente bien. ¿Es por..., ¿es por estar en Slytherin en vez de Gryffindor? —Draco habló lentamente mientras fruncía el ceño. Solo podía pensar: No, no puedo estar junto a alguien que se avergüence de estar aquí, de alguien que crea que somos asquerosos prospectos a magos malvados. Le di mi varita, le ofrecí mi amistad. No es justo, no es justo. —Escucha...

Harry tragó.

—Puedes confiar en nosotros —Theo le miró fijamente —te hemos jurado nuestra amistad. Eso importa mucho para nosotros, como magos, como herederos. Sabemos los prejuicios que hay contra esta casa y contra nuestros nombres, pero no son ciertos. Nuestras familias llevan generaciones perteneciendo a aquí, sabemos de qué hablamos.

—Es cierto, las cosas que dicen son sólo rumores estúpidos. —Se escuchó el pequeño susurro de vocabulario de Theo —El ser astuto o ambicioso es algo que nos hace resaltar, pero no son características de una mala persona. Hacemos lo que hacemos para ser los mejores. Queremos un gran futuro y lo vamos a conseguir. Dicen que justificamos cualquier acción para conseguir nuestros fines y eso es cierto; pero nos han enseñado cuando ser leales a alguien y tu pareces ser una persona que vale la pena. —Draco hiperventilaba un poco, no se notaba. Estaba nervioso. Quería a ese chico con él. Quería ser su amigo, su aliado. Lo que fuera.

—¿Por qué? —preguntó Harry —¿por qué dicen que valgo la pena?

Blaise abrió los ojos con sorpresa.

—¿Es un chiste? —esperó un momento por si alguien decía algo antes de continuar —Primero, eres el heredero de las casas Gemelas. Con eso sería más que suficiente. —levantó su mano para contar —pero también eres famoso por sobrevivir a la maldición asesina y derrotar a Quien tú sabes. —su tono iba subiendo de poco a poco. —¿Y no has notado cómo tu magia parece abarcar toda la habitación? Es...

—Simplemente eres poderoso, Harry. Más que nosotros. Seríamos tontos si no quisiéramos ser cercanos a ti.

Personas mayores no pensarían lo mismo. Harry justo ahora no tenía experiencia en el mundo mágico. Aunque conocía los modales y las cortesías no las tenía arraigadas dentro de su mente como otros herederos lo hacían y su magia tan poderosa pero sin ser regulada por una varita podía percibirse como algo peligroso. Además estaba el hecho de que todo el mundo parecía decepcionado de donde estaba. Habían puesto la idea de El niño que vivió en un pedestal y ahora que no cumplía sus expectativas, parecía que todo el peso de las ilusiones sin conceder podía caerles encima.

Gracias a Merlín, esos chicos no pensaban como los adultos.

Harry sonrió.

Lo estás haciendo bien, se dijo a sí mismo, lo estás haciendo muy bien. Bella estará muy orgullosa.

Había pasado de no tener ni idea de cómo hacer aliados a esto.

—Agradezco que hayan dicho todo eso, pero no estoy en desacuerdo con ser un Slytherin y sé que todos los rumores suelen ser tontos.

Los tres niños quisieron enterrar sus cabezas en la arena. Todo un discurso de preparación para nada. ¡Que habían sacado sus mejores dotes de narrativa para esto! Theo incluso reconoció que eran mágicamente menos poderosos. Por Merlín santo, que la tierra se abriera y los escupiera en Júpiter.

—¿Entonces por qué parece que algo no encaja? —Blaise ya podía escuchar los regaños de su madre. No debes adelantarte y sacar conclusiones apresuradas hijo. Era lo que solía decirle.

—Bueno —Harry se debatía, ¿les decía la verdad o no? ¿Su promesa de amistad garantizaría guardar secretos? ¿El mismo hecho debía de tomarse como secreto? ¿Debía de esconderlo? ¿Qué tanto le afectaría si alguien más lo supiera? —No es por la casa, simplemente el Mundo mágico me tiene un poco ¿abrumado? Jamás había estado en él.

—¿Estuviste escondido en algún lado? ¿En otro país?

—No, simplemente... —¿esto le causaría algún problema? —No tengo otros magos que sean mi familia cercana, así que me mandaron a vivir con la hermana muggle de mi madre y su familia. He estado todo este tiempo muy cerca de Londres, solo que no en el mágico.

Las expresiones de horror que pusieron los tres chicos fueron muy expresivas.

—¡¿Me estás diciendo que te criaste con muggles?! —Malfoy parecía como si lo hubieran insultado personalmente.

—Técnicamente sí —Harry se encogió de hombros.

—¡¿Cómo qué técnicamente?! —La voz de Theo era aguda.

—Según cómo definas muggle.

—¿No todos definimos muggle de la misma forma? —Blaise alzó una ceja —Ya sabes, humanos sin magia.

Harry rodó los ojos.

—Sé eso —al final se cansó de permanecer parado y acercó una silla —Solo que no creo que sea una definición completa. Como sea, aunque viví con mis tíos, quien se encargó de mí fue mi hermana.

—¿Y ella no tiene magia? —. La pregunta de Draco sonó más cortante de lo que pretendía. Harry se enderezó de repente.

—No. —Su voz seria, la pequeña sonrisa que había tenido en el rostro se marchó. —¿Tienes algún problema con eso?

—Por supuesto que no —Theo puso su mano sobre el hombro de Draco, apretándolo —¿verdad, Malfoy?

Estos chicos no eran tan prejuiciosos como los demás pensaban que eran. Es decir sí, aún creían en la diferencia entre Nacido de Muggles y sangre sucia y despreciaban a los últimos por cómo se comportaban; pero realmente no pensaban demasiado en la gente sin magia ¿para qué lo harían? Jamás estarían cerca de ellos ni tendrían algún tipo de convivencia.

En sus vidas, los Muggles tenían el mismo valor que la hierba que crece a los lados del camino: ninguno. Eran tan irrelevantes que ni siquiera se molestaban en preocuparse o deshacerse de ellos. Simplemente estaban ahí y mientras no les estorbaran, ellos no les harían daño.

Draco solo asintió.

—Pero ¿por qué dices que una persona sin magia no es una definición completa para muggle? Además, en todo caso tu hermana sería una squib porque tus padres son mágicos.

—Arabella fue adoptada cuando era pequeña, sus padres biológicos no eran magos, por lo que no es una squib. Y ella no tiene magia pero puede sentirla... Y verla.

—¿verla?

Sentir la magia era normal para cualquier mago medianamente competente. Solo que ellos no entendían que la forma en la que ellos la percibían no era la misma en la que lo hacía Arabella.

Ahora, nadie podía ver la magia. Al menos no en condiciones normales y comunes.

—sé que suena extraño, pero lo hace. Es decir, es así cómo pudo enseñarme muchas cosas. También es como descubre todo lo que hago —Harry rodó los ojos, realmente el niño tenía un problema con ese gesto —al parecer cada hechizo deja un rastro específico detrás y ella lo reconoce.

—¿Y cómo puede reconocerlos?

—Muchos los recuerda de cuando era niña. Otros por intuición.

—¿Los recuerda? ¿Cómo? —Theo no lo creía posible, si sus cálculos eran correctos la hermana de Potter debió de tener entre cuatro y cinco años cuando se fue del Mundo Mágico. Nadie de esa edad podía retener tanta información a menos que...

—Los Muggles le llaman Memoria perfecta de campo completo. —El niño lo recitó como si se tratara de un hechizo —Solo no puede olvidar nada. Lo que lee, lo que aprende, ve, escucha o siente. —Harry suspiró —A veces quisiera tenerlo. Es muy útil para responder exámenes. Como sea, incluso cuando hicimos un examen de herencia en Gringotts le calificó como "Humana, derivación sin identificar". Es extraño. No es mágica pero tampoco muggle, aunque tampoco es que le importe mucho.

—¿Ella fue quien te enseñó las cortesías?

Draco pensó, bueno, si ella le enseñó a comportarse como un mago digno, papá no tendría por qué decir algo malo de relacionarme con Harry. Aunque tal vez no tenga que enterarse... por ahora. Y ¿Qué significa no ser mágica pero tampoco muggle? ¿Tan sólo es eso posible?

—Básicamente todo lo que sé es por ella. Y aunque creo que me enseñó todo lo importante sigue siendo un poco abrumador haber pasado de ser la única persona mágica alrededor a todo esto. Pero —Harry se levantó e hizo un ademán mientras se pavoneaba —¿Qué dicen? ¿Parezco un buen heredero?

Los tres niños sonrieron. Draco se acercó y le puso una mano en el hombro.

—Por supuesto que lo haces, si no jamás nos habríamos acercado a ti.

—Aunque tal vez podrías mejorar unas cuantas cosas. No te preocupes —Theo también estaba parado —te ayudaremos. Para eso están los amigos ¿a qué no?

—Y bueno, ya que hicimos todas las aclaraciones que Draco se moría por hacer —La voz de Blaise sonó cantarina —¿podemos ir a comer? Entre qué alguien —hizo énfasis en la palabra —nos levantó prácticamente a medianoche y la charla profunda me estoy muriendo de hambre.

 

...

 

En la sala común Noah Carrow esperaba junto a dos de sus compañeros, a punto de marcharse. Adrián Pucey y Cassius Warrington, ambos chicos de tercer grado, parecían estar estudiando pese a que las clases aún no habían empezado.

Las llamas verdes del fuego de la chimenea danzaban mientras calentaban un poco el lugar. El candelabro en la cima se mecía lentamente y había un silencio solemne que solo se veía interrumpido por los murmullos de los estudiantes.

Cuándo Warrington vio a Harry llegar acompañado de los otros chicos de primero se sintió extrañamente resentido. Era algo infantil, lo sabía. No debía porque estar enojado con prácticamente un bebé de primero. Pero lo estaba desde la Ceremonia de Selección de ayer, detestaba que ese niño que no pertenecía a su casa estuviera tan fragante acompañado de otros tres herederos que lo habían aceptado tan fácilmente.

No es justo, se dijo, no es justo. Warrington solo tenía trece años. Con una madre asesinada por un auror y un padre condenado a toda una eternidad en Azkaban, no había tenido una vida precisamente feliz. Dentro de su familia no tenía una posición de poder: su tío había recibido el título de Lord y sus primos eran los herederos, así que el peso del nombre de su familia no le ayudó cuando ingresó a Slytherin. Se había labrado una posición poco a poco, nadie se la había regalado pese a que todos sus ancestros habían pertenecido siempre a esa casa y era un mago de sangre pura con respeto a sus tradiciones. Slytherin o no, fue impulsivo cuando dijo en voz alta:

—¡Ah Malfoy! No sabía que los estándares de tu familia habían bajado tanto para relacionarte con el hijo de un traidor de sangre y una asquerosa sangre sucia.

Cuando Hadrian escuchó esos insultos dirigidos a sus padres, sintió como la necesidad de incendiar algo llegaba como un rayo anunciando una tormenta. Contrólate, se dijo, sabías que esto podía pasar, contrólate.

Algunas personas en la sala común se alegraron del reclamo. Si bien el que Harry se hubiera juntado tan rápidamente con Draco, Theo y Blaise había ayudado a amortiguar su posición en la casa de las serpientes debido al peso que tenía el nombre de los padres de sus nuevos amigos, no era suficiente.

La mayoría de los niños de Slytherin tenía al menos un pariente que había sido mortífago, muchos de los cuales habían terminado en Azkaban por no tener el mismo tipo de poder que un Lord para poder evadir la prisión. Harry representaba la pérdida del futuro prometedor que había anunciado Voldemort, donde la magia oscura no sería perseguida y los malditos hijos de muggles con la sangre sucia dejarían de arruinar sus rituales y su conexión con la magia.

Cassius se arrepintió casi inmediatamente de lo que había dicho apenas lo razonó (por Merlín, debía de evitar que el estrés lo alterara lo suficiente para decir esas cosas), no porque fuera mentira sino porque había atacado a los Malfoy en vez de directamente a Potter.

Draco se sintió hervir de furia. Por más enojado que estés hijo, no debes de gritar, no es propio de tu posición; era lo que siempre le decía su padre. Bien, pensó, no hables como una banshee Draco, no seas una maldita banshee. No una banshee, no una banshee.

—Es curioso que quieras hablar de los estándares de mi familia, cuando ni siquiera eres el heredero de la tuya —el niño rubio respondió, su voz estaba cargada de burla —¿al menos sabes lo suficiente para poder opinar? Aunque de cualquier forma no esperaría demasiado de ti; no después de como fuiste degradado ¿no es así?

La tensión de la habitación creció. La degradación siempre era un tema tabú dentro de las familias nobles. El cómo un título que debía de pertenecer a un hijo podía ser arrebatado por otro siempre que la magia lo permitía, al reconocer a la primera opción como débil o inadecuada. Era una de las máximas humillaciones a las que un mago se podía someter.

—¿Cómo te atreves...

—No. —Draco interrumpió a Warrington —¿Cómo te atreves tú a cuestionar lo que hace o no mi familia y con quien decido relacionarme? —Punto para Draco: no había gritado como una banshee.

Adrián Pucey puso una mano sobre el hombro de Cassius, apretándolo. ¿Qué rayos estás haciendo? Quería gritarle. ¿Es que quieres que este niño vaya y le mande una carta a su padre para que le reclame a tu tío? Al parecer, Cassius captó lo suficiente para solo murmurar con la voz cargada de resentimiento:

—Bien, haz lo que quieras Malfoy. Solo no regreses llorando cuando tu nuevo amigo vaya corriendo a con Dumbledore para rogarle que lo cambie a Gryffindor después de una semana, porque no puede evitar comportarse igual a sus padres y ser un asqueroso seguidor de la Luz y amante de los Muggles. —Siempre era un golpe bajo mencionar a los parientes muertos de alguien, especialmente si había ocurrido durante la guerra. —¿O no? ¿Niño que vivió? —De verdad que el estrés le hacía tomar pésimas decisiones a Cassius.

—No sé si no te enteraste pero mis padres llevan muertos diez años —respondió Harry cuando Cassius lo miró fijamente —¿quieres explicarme cómo podría comportarme como ellos si ni siquiera puedo recordarlos? —lo hizo con una voz calmada y seria pese que a la necesidad de quemar todo a su alrededor le cantaba más y más fuerte, rogándole que se cumpliera; años de escuchar a sus tíos burlándose de cómo habían muerto papá o mamá lo habían preparado para este tipo de discusiones. Los demás lo entendieron muy bien: Los padres de Potter no serían un camino para hacerlo sentir mal. Al menos no exteriormente.

Nadie dijo nada después de eso; realmente ¿Qué se podía decir en esas situaciones? Gracias a Morgana la pequeña discusión había empezado demasiado temprano y no muchas personas la habían escuchado.

Cassius fue arrastrado al comedor por un Adrián Pucey que deseaba apuñalarlo.

Noah Carrow quería estrellar su cabeza contra el cristal que veía al lago Negro, ver a niños de trece y once años peleando no era una de sus actividades favoritas a hacer en el primer día de clase. Pero ahí estaba, escuchando a bebés haciendo rabietas, todo porque había pensado que era genial ser prefecto en sexto año.

A sus espaldas, Luca Tremblay y los gemelos Beaufort se rieron.

—¡Ah cállense! Deberían de hacer su trabajo en vez de solo quedarse ahí y mirar.

—En el año en el que tienes que hacer los ÉXTASIS hay pocas cosas que de verdad te dan felicidad. Se deben de aprovechar.

—Y tienes que reconocer que ver a uno de primero sacar los colmillos siempre es divertido. Malfoy fue tan intimidante.

—Olvídenlo. —Carrow volteó los ojos —Niños de primero que quieran ir al comedor ¡conmigo!

 

...

 

—Ignoraré todo lo que pasó solo porque me estoy muriendo de hambre —Blaise apilaba sus panecillos mientras los llenaba con chocolate derretido —Soy tan feliz. ¿Harry qué haces? ¡Come algo!

—Escribo una carta. —Harry jamás comía tan temprano. Por lo general había tenido que esperar hasta los recesos cerca de medio día, así podía hacerse creer que estaba desayunando y merendando y de alguna forma lo hacía sentir bien. —dame un momento y comeré.

Pasó más y más tiempo, Harry solo escribía. Draco estaba a punto de terminar de comer, se cansó.

Tomó los cubiertos y comenzó a servir salchichas y huevos. Untó mermelada en una rebanada de pan y lo puso todo junto en el plato vacío de Harry. Agarró por el borde el pergamino donde se escribía la carta y lo bajó.

—Sigue con eso más tarde, come. —Harry le miró alarmado. —No me veas con esa cara, conozco la etiqueta aún mejor que tú. Pero somos amigos y estamos desayunando en el colegio, podemos dejarla de lado por un momento. ¿Pará quién es esa carta, que le escribes tanto?

El murmullo de Hadrian fue suave.

—Mi hermana.

Llevaba más de diez párrafos escritos y sentía que aún no había terminado de contar todo lo que había pesado desde ayer, desde que había subido a ese tren.

No quería perderse nada, sabía que Arabella estaba asustada de dejarlo solo aunque no lo hubiera demostrado. Harry le había asegurado que le pediría ayuda si lo necesitaba aunque él quería demostrar que podía cuidarse solo. Sabía que si le pedía que viniera corriendo a Hogwarts, lo más seguro es que esa rara hermana suya lo consiguiera. Y eso que Londres estaba muy, muy lejos de Escocia.

Dejó la carta de lado y comió. Seguía siendo temprano y no muchas personas estaban sentadas en el comedor.

Era increíble que hubiera tanto alimento. Una parte de él quería esconder muchos panecillos en sus túnicas y guardarlos en su habitación para más tarde. Siempre hay comida aquí. Siempre hay comida aquí. Se lo repetía una y otra vez. Tuvo un flechazo de culpa, tantas cosas en este lugar y no había nada al alcance allá con los Dursley.

Arabella conseguirá algo, se dijo, siempre lo hace. Tiene las libras que sacamos de Gringotts. Nuevos pequeños trabajos. No le va a pasar nada. Nada.

Pero en el interior, Harry sabía que ella hacía todo eso por él. No por ella, jamás por ella. ¿Y si no comía más que una o dos frutas por día? ¿Quién se aseguraría de que durmiera lo suficiente si nadie estaba ahí para quitarle los libros?

¡Ah! Eran demasiadas cosas en las que pensar.

—¿Qué quieres aquí Pansy?

La voz seca de Draco le sacó de su ensoñación.

—¿Qué hay de tu educación, Heredero Malfoy? Esa no es forma de tratar a una dama. ¿Qué diría tu madre? —el tono de Parkinson estaba lleno de burla —También soy Slytherin ¿no puedo sentarme aquí? —hizo una seña para que se acercaran las otras niñas que esperaban en una esquina —¿o qué? ¿Tienes miedo de que te robe a tu nuevo amiguito?

Ay no, primero Warrington y ahora está niña. ¿Qué Harry no podía disfrutar de una mañana tranquila?

—¿Por qué tendría miedo de algo que puedas hacer tú? ¡Puff!  —Draco miró a la niña de arriba a abajo, con desprecio.

—Al menos las cosas que hago las consigo por mi cuenta y no tengo que usar el nombre de mi familia para todo, señor mi padre oirá de esto.

—Eso es porque tu familia no es ni la mitad de importante que las nuestras. —dijo Theo interrumpiendo la conversación.

—¿Quién te habló a ti Nott?

—Nadie, nadie. Pero quiero ver cuanto te cuesta aceptar que estás celosa.

—¡¿Celosa?!

—¿Sabes qué Parkinson? No tengo ánimos para esto —Blaise se apresuró a pararse —estoy demasiado feliz por los panecillos como para que me lo arruines. Así que quédate con la mesa. Vámonos de aquí.

Draco quiso alegar. Blaise enganchó su brazo en el del rubio.

—Dije, vámonos.

 

...

 

—Antes de irse Primer año, vengan a recoger sus horarios. —Gemma Farley los miraba con una pequeña sonrisa. —Nosotros podemos guiarlos a su salón por esta semana, pero si quieren hacerlo por su cuenta anexamos un mapa de Hogwarts que detalla las rutas que deben de seguir. Solo es visible para ustedes.

—Y nos costó semanas sin dormir hacerlos todos así que no los pierdan —Carrow les miró amenazante. —O alguien aparecerá flotando en la orilla del Lago Negro.

Harry solo pensó: ¿de verdad? ¿Esa es tu mejor mirada para intimidar a alguien?

Claro que no lo era. Noah solo estaba jugando mientras encontraba algo que no le hiciera arrepentirse de ser Prefecto. Una voz en su interior le decía que este sería un año muy largo.

 

...

 

—Pueden adelantarse al salón, Harry y yo vamos a la lechucería para mandar su carta. Tenemos Pociones con Snape y con los Gryffindor.

—Increíble. Primera hora y compartimos clase con leones descerebrados. —Blaise lloriqueaba, dramático.

—Repasen un poco, ya saben lo que dijeron los demás acerca de que le gusta preguntar cosas al azar.

—¡Puff! ¿Con quién crees que hablas? Podría hacer un examen y conseguir una maestría mañana sin pestañear.

—Si Nott, fanfarronea mientras puedas. Todos sabemos quién es el mejor. —Draco se estaba pavoneando.

—Exacto.—Harry le interrumpió sonriendo.  —Yo.

Los tres chicos primero le miraron con sorpresa, después rieron.

—¿Así que quieres competir Potter? No somos fáciles de vencer.

—¿Sería un Slytherin si no quisiera competir? Ya veremos quién gana.

 

...

 

—¿Crees que sea cierto lo que dijo de su hermana? —le preguntó Blaise a Theo cuando Harry y Draco se adelantaron. —¿Sobre poder ver la magia sin poder hacerla?

—No lo sé, parece demasiado seguro de ello y —Theo habló en voz baja —el que hayan hecho creer al mundo que estaba muerta. ¿Y si de verdad hay algo diferente en ella? ¿Por qué fingir su muerte si iban a dejar que todos se dieran cuenta tan fácil que seguía viva? —el chico suspiró —definitivamente hay algo oculto ahí.

—¿Crees que se relacione con el poder mágico que tiene Harry? Jamás había sentido a alguien de nuestra edad con tanta magia libre.

Theo no dijo nada. No hacía falta. Era obvio que no sabía y si algo odiaba Theodore Nott era no saber algo.

 

...

 

—Tienes que llevarle esto a Bella, ¿entiendes Arcane? —El macho de halcón chilló alegre. —No te tardes demasiado y no te distraigas... ¡Oye no me muerdas pájaro maleducado!

 

...

 

Cuando llegaron al salón prácticamente la mitad del salón estaba llena. Los Slytherin eran conocidos por ser puntuales. Hablaban en pequeños murmullos mientras esperaban. Con sus túnicas ondeando en silencio, Severus Snape entró.

Harry sintió como le miraba. Lo hizo de vuelta. No como un gesto desafiante, si no como uno educado de cuando un niño debía mirar a los ojos a un adulto para demostrar que estaba prestando atención.

Harry no reconocía a este hombre. Bella había hablado siempre de un Sev. De alguien amable que era un genio en pociones y que había sido el mejor amigo de su madre. Le había llamado Prince, jamás Snape. Las pocas fotos que existían en el álbum siempre le mostraba de espaldas agitando un Caldero o cortando ingredientes mientras que una niña pequeña de cabello rojo sonreía a la cámara.

Así, Harry no pudo hacer la conexión del hombre que alguna vez fue parte de su familia con el profesor que tenía frente a él, con fama de ser un desgraciado.

 

...

 

En el sótano de una casa de clase baja cerca de Londres, Arabella despertaba agitada con lágrimas secas en sus mejillas. Sobre ella, la serpiente que había rescatado descansaba acurrucada en su calor corporal. Cass le había permitido dormir ahí mientras encontraba como tratar con el reptil.

Ella jamás había podido soñar en el sentido estricto de la palabra. Jamás veía las cosas imaginarias que podía crear su mente. Solo recuerdos, una y otra vez. Siempre con los detalles intactos: lo que había sentido y cómo lo había procesado. Las luces, las sombras y las personas que habían estado en él.

Había pasado mucho tiempo sin pensar en el recuerdo que le había mostrado su mente esa noche.

—Tenemos que hablar señorita, de hermano mayor a hermana mayor —Siempre empezaba con Sirius, que se veía sorprendentemente serio para una Arabella de cinco años.

—¿Si? ¿Por qué? ¿Bella hizo algo mal?

—No, no, no. —aclaró antes que la pequeña llorara —pero esta es una plática muy importante ¿quieres tenerla?

—¡Si! Arabella ya es una niña grande y puede hablar de cosas importantes.

Sirius sonrió. Le tomó de la mano y se sentaron en el prado. La mansión estaba detrás de ellos. El pasto hacía cosquillas en los pies descalzos de Bella.

—¿Qué piensas de Harry?

—¡Qué es muy pequeño! Y no sabe hablar ni caminar. ¿Es tonto?

Se escuchó la risa del adulto. —Así son los bebés Bella. Cuando nacen no saben hacer nada. Todos fuimos así.

—¿también yo?

—Mmn.

Sirius acomodó su cabello. —Pero dime, ¿lo quieres?

Arabella lo miró como si no fuera muy inteligente. Incluso a los cinco años la niña tenía la habilidad de hacerte sentir estúpido si se lo proponía con solo un vistazo.

—Pues sí Tío Padfoot. Mamá dijo que Harry es mi hermanito. Familia. Y la familia se cuida y se protege.

La niña le sonrió orgullosa.

—Eso es verdad Bella, Lily tiene mucha razón. Pero como hermanos mayores tenemos una responsabilidad muy especial.

—¿Sí? —se desvió un poco del tema —¿Tienes un hermanito? ¿También tienes un Harry? ¿Es un príncipe como tú?

Arabella seguía creyendo que pertenecer a la casa Black le hacía parte de la realeza. Sirius pareció sorprendentemente triste.

—Si Bella, yo... Tuve un Harry, pero él se llamaba Regulus.

—¿Regulus? ¡¿Cómo la estrella?! ¿Puede venir a visitarnos? Aunque sea un poquito, por favor. —juntó sus manitas, suplicante —Me porto bien, promesa.

Los ojos de Arabella brillaron de esperanza. Esta no era una plática que Sirius debía de estar teniendo con una niña. Demasiado pequeña para entender. Pero él... Él quería que ella no cometiera los mismos errores que él. Sentía que algo malo venía y necesitaba saber que esta niña sería muchísimo mejor de lo que él algún día fue.

—Él ya no puede venir Bella. Murió. —Una lágrima rodó lentamente —fue mi culpa, porque no pude cuidarlo. Debes prometerme princesa, que serás mejor que yo. Mucho mejor que yo. Nuestra responsabilidad especial es asegurarnos de que nuestros hermanitos sean felices. Muy felices. ¿Entiendes? —le miró fijamente —Dime ¿cuidarás a Harry? ¿Verás que sea feliz?

Sirius lloraba. Lágrima tras lágrima. Arabella se acercó y limpió una por una. Delicada. Como cada cosa que hacía.

—Lo prometo Padfoot, pero no llores. Seré buena. Lo cuidaré. Promesa. —los ojos de la niña se humedecieron —no llores.

Ella no le dijo que no entendía que significaba estar muerto. ¿Sería que se fue de viaje, como hacía el tío Moony? ¿Por eso no podían verlo?

Muerto.

Muerto.

¿Qué era estar muerto? De nuevo, no era algo que una niña debía de saber. Era agosto de 1981 y se cumplían dos años de la muerte de Regulus Arcturus Black.

...

¿Qué significaba que su mente quisiera mostrarle ese recuerdo justo ahora?

Cuando llegó la carta de Harry entendió.

Era momento de que pusiera más esfuerzo en descubrir que era la maldita cosa que tenía su hermano incrustado en su cicatriz.

 

...

 

 

 

Pre notas:

 

Tengo un fancast :)

Debo aclarar que no he podido encontrar a como se vería la mayoría como niños pero sí como adolescentes/adultos jóvenes :)

Como sea:

¡Redobles y tamboreeees!

 

Alyda Grace como Arabella Potter

Andrei Dobrin como Harry Potter

 

Andrei Dobrin como Harry Potter

Dominik Sadoch como Draco Malfoy

 

Dominik Sadoch como Draco Malfoy

Isaiah Angelo Brown (2016/2017) como Blaise Zabini

 

Isaiah Angelo Brown (2016/2017) como Blaise Zabini

Isaiah Angelo Brown (2016/2017) como Blaise Zabini

 

Erin Mommsen como Theo Nott

Y eso es todo, de todas formas, llevo 4k palabras del siguiente capitulo :)

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