My little Versailles

Harry Potter - J. K. Rowling
Gen
M/M
G
My little Versailles
Summary
Cuando Harry es abandonado en la puerta de los Dursley no solo está él, su hermana espera a su lado, ambos temblando y con una carta en la mano. Dumbledore los dejó ahí.Los Potter están muertos. Sirius encerrado en Askaban por alta traición, Remus sigue con la manada de hombres lobo.Solo son dos niños en el frío que acaban de ver morir a sus padres.Pero esa niña ha aprendido algo muy importante en sus cinco años de vida: los miembros de una familia se protegen los unos a los otros.Y ella hará lo posible para hacer que a Harry jamás le pasé algo malo, así tenga que sacrificar su infancia en ello.Ó, una historia donde una bebé muggle es salvada por los Potter de morir en el frío, siendo la mejor hermana mayor que Harry alguna vez pudo desear tener. ***Solo el prólogo y el primer capítulo están narrados desde la perspectiva de Arabella, Harry será el punto central de todos los demás ***
All Chapters Forward

Prólogo

Era cerca de la salida del sol cuando Lily Evans escuchó un ruido extraño fuera de su casa. Godric's Hollow se encontraba en un profundo silencio. Los primeros rayos de luz atravesaban la densa neblina que aun no desaparecía y chocaban con las hojas de los árboles que rodeaban la propiedad. Fue en uno de los troncos de esos árboles cerca de las raíces, donde Lily encontró lo que hacía el ruido.

Ahí estaba un bebé. Más bien una niña pequeña con las mejillas llenas de lágrimas secas y la piel de un ligero tono azulado por el frío, envuelta en una manta marrón y abrazando una pequeña muñeca de trenzas rojas. Tenía los ojos rojos y Lily no sabía si era porque había llorado o porque los había tallado constantemente, ¿realmente importaba?

Tomó rápidamente a la infante del suelo de tierra y la envolvió con sus brazos cerca de su pecho, ¿Qué hacía una niña tan pequeña ahí? Estaba tan fría, susurró un calefactio.

¡James! ¡James! Fue lo primero que gritó cuando entró corriendo a la casa.

Lo primero que vio James cuando entró en la sala de estar, fue a su esposa limpiando con un trapo blanco el rostro de una chiquilla que la miraba fijamente sin hacer ningún sonido. Recipientes flotaban en el aire mientras tarareaba.

—La encontré entre los sauces. Alguien la abandonó.

—¿Pero porqué no se activaron las alarmas cuando atravesaron las barreras?

—Esas barreras solo están para brujas y magos. Se supone que esta casa es invisible para los muggles, solo verían un páramo solitario ¿no es así? —Cuando James asintió, Lily continuó —No siento magia en ella, ni siquiera una pizca. Si unos muggles la dejaron en lo que ellos creían era un terreno abandonado...

—Entonces la dejaron ahí para morir —terminó James con la voz triste. Se acercó lentamente y tomó el juguete de tela que estaba en la mesa. La muñeca tenía algo grabado en su vestido.

—Arabella —Susurró James. La niña rio. —¡Oh! ¿Así es como te llamas pequeña?

—Si —respondió en voz baja pero alegre. Cuando ella le miró fijamente, James supo que estaba perdido. Ojos azules le derritieron el corazón.

Él sabía que era tonto tan si quiera pensarlo. No habían pasado ni siquiera seis meses desde su boda, estaba una guerra en sienes, no tenía ni idea de como criar a una muggle ¿entonces porque quería tanto quedarse con ella?

—Lily —sonó como una súplica. Dime que no es correcto, dime que debemos llevarla a un orfanato con personas como ella, dime que no podemos permanecer a su lado.

Pero Lily estaba tan perdida como él. Ojos de cielo y cabello de fuego ¿de verdad la niña no los había hechizado? Ni siquiera habían cumplido diecinueve años. ¿De verdad podrían quedarse con ella?

La respuesta llegó en los días siguientes y ni siquiera surgió de ellos. Remus y Sirius habían estado en una relación desde sexto año y vivían juntos en su apartamento, pero amaban pasar los días con ellos.

Aunque cuando Lily descubrió que la niña había desaparecido de la cama donde la había dejado, jamás había imaginado que la encontraría abrazada a la pierna de Remus mientras Sirius reía.

—Arabella ¿Qué haces linda? —dijo mientras se ponía de rodillas.

—Mío —dijo Arabella con voz obstinada —¿es papá?

Remus puso una cara de espanto, Sirius rio aun mas fuerte.

—No es tu papá Bella —empezó Lily lentamente —él es...

—Tú tío Moony —dijo Sirius cuando había terminado de reír y se inclinaba junto a Lily —y yo soy tu tío Padfoot. Ahora, encantadora señorita, ¿Quién es usted?

—Soy Alabella tío Pafoo —hizo una pequeña reverencia. Tan linda como solo una niña de poco mas de dos años puede hacer. Se soltó de la pierna de Remus y solo se sostuvo con una mano de ella. Ahora él también estaba en el suelo.

—¿Eres mío tío Moony? —Remus solo sonrió mientras la niña le ponía sus manitas en el rostro y le miraba fijamente con esos grandes ojos azules que tenía.

—Señorita Arabella ¡él es mío!

Bella miró a Remus con los ojos llorosos.

—¿Suyo? —señaló a Sirius —¿de Pafoo?

Remus se levantó y cargó a Ara con él. —¿Qué te parece si soy tuyo y de Padfoot?

—¿compartir?

—ajá

La niña pareció pensarlo mientras hacía un puchero y fruncía su seño. Lentamente llevó su mano hacia Sirius y dijo —compartimos a Moony, Pafoo ¿trato? —aunque sonó mas como un tato. Sirius tomó su mano y la estrechó.

La niña siguió hablando, contándoles sobre las galletas que había comido en la mañana y como le gustaba la cama de arriba, Sirius y Remus parecían encantados con ella. Lily solo podía verlos en silencio, hasta que Bella volvió a interrumpirlo, estirando sus brazos y pidiéndole que la cargara.

—Tú eres mamá —empezó Ara poniendo un dedo en el pecho de Lily —ellos son tío Moony y Pafoo —¿Quién es papá?

James que venía atravesando la puerta de entrada con compras que había ido a hacer de vasitos entrenadores y ropa pequeña se apresuró a hablar.

—Yo soy papá Prongs, Arabella ¿te gustaría?

—¿Pongs? ¡Sí!

Y así fue como los Potter decidieron quedarse con ella.

No sería mucho tiempo después cuando descubrieron algunos de los tantos talentos de la niña. Ella seguía encantada con Remus, nadie entendía como pero siempre era capaz de encontrarlo cuando llegaba a la casa y estaba detrás de él.

Cuando Arabella lo encontró aun cuando él y Sirius estaban envueltos en un muffliato, supieron que había algo especial. Al preguntarle como lo había encontrado tan rápido ella le miró como si fuera tonto.

—Tío Moony ¡estabas guitando! ¿tío Pafoo te hizo enojar?

—¿Nos escuchaste gritar?

—¡Sí! ¡Muy fuerte!

Ser inmune a ciertos encantos fue su primer talento.

...

El día anterior a la Luna llena no podían convencerla de dejar ir a Remus. Fue la primera vez que lloraba desde que llegó.

—¡No me dejes Moony! —gritaba mientras se aferraba.

—No puedo quedarme Bella, tengo que hacer algo muy peligroso. —Remus estaba triste.

—¡No! ¡sé! ¡Lobito quiere salir! ¡sé! ¡sé!

Los adultos se quedaron en silencio.

—Mi amor ¿Cuál lobito? —preguntó Lily lentamente.

—Está dentro de tío Moony. Muy molesto ¡no quiero que esté molesto! Es bonito.

—¿Cómo sabes que está ahí Bella? —Remus la estaba cargando, dejando que lo abrazara.

—Yo veo Moony, está aquí —señaló el lugar donde debería estar el corazón de Lupin —y aquí —tocó la frente. —Quiere salir. Está con sus garras y dice gggrrr.

—¿estás segura de que no es mágica? —preguntó Sirius de repente. Ni siquiera recordaba que, mágico o no, no era normal que un niño pudiera ver al espíritu del hombre lobo.

—lo estoy —dijo Lily —incluso mandamos a llamar a un goblin para hacer un examen de sangre. No hay magia en ella. Una muy pequeña conexión con los Scamander, pero es insignificante. Bella es Muggle totalmente.

Cuando Bella se quedó dormida de tanto llorar, Remus junto con James y Sirius se fueron para poder pasar la noche. El lobo aulló esa noche, sabiendo que le faltaba la nueva cachorra de su manada.

Segundo talento: Sentir al lobo en Remus.

...

La primera vez que Euphemia y Fleamont Potter conocieron a la niña quedaron encantados tan rápido como todos los demás. Fue en la pequeña ceremonia que hicieron para poder darle su apellido y adoptarla formalmente.

Se convirtió en Arabella Jessamine Potter.

Sin embargo, Euphemia se acercó a Lily mientras James cargaba a la niña.

—¿Siempre es capaz de hablar tanto? —preguntó.

—Lo hace ¿está mal? —dijo Lily preocupada de repente.

—Jamás había conocido a una niña o niño que conocieran tantas palabras y pudieran hablar tan fluidamente. También está la forma en la que cuenta las cosas. Pareciera que pudiera repetir exactamente lo que tú o los muchachos le dijeron. Ese tipo de memoria en alguien tan pequeña. —Le puso una mano en el hombro, intentando calmarla —No creo que sea malo, en cambio, creo que será una niña brillante. Muggle o no.

Ese fue el tercer talento.

...

A Arabella le gustaba que le leyeran poemas para dormir, uno diferente por cada vez. Solo se permitía descansar hasta que Lily le hubiera cantado. Le gustaba que Sirius y su padre tomaran sus formas animales para que James pudiera llevarla sobre su lomo agarrada de sus cuernos en unas carreras con Padfoot mientras Lily y Remus morían de un infarto.

Ella entendía que no podía hacer magia de la misma forma en la que todos los demás. No parecía importarle.

Pasaba con Remus días y noches, el mismo tiempo que lo hacía con Lily, tal vez incluso más. Tomaba su mano y exploraban el bosque. A veces Remus la subía en sus hombros para que ella pudiera tocar las ramas de los arboles y ver los nidos llenos de aves bebés.

Quizás los demás estuvieran un poco celosos del vínculo que parecían tener los dos.

Cuando Arabella conoció a Peter y mas tarde a Dumbledore, comenzó a llorar como si muriera de miedo. Abrazaba a Lily o Remus o quien fuera que estuviera cerca y no dejaba que se le acercaran.

Ella podía juzgar las intenciones de las personas de una forma muy básica. Ese debió de ser el cuarto talento descubierto, pero los merodeadores confiaban demasiado para darse cuenta. El mas grande error que cometieron.

Habría más talentos, lamentablemente ni Lily ni James estarían ahí para descubrirlos.

...

Durante el embarazo de Lily, Arabella pasó mucho tiempo con Remus y Sirius, si bien la guerra continuaba, parecía haber una pequeña tregua donde ninguno de los dos bandos hacía grandes avances.

Sirius amaba comprar ropa. Tenia un estilo inigualable y elegante, seguía siendo un Black aun después de todo. Así que llevaba a su novio y su sobrina tanto al mundo muggle como el mágico a seguir su nueva pasión: las boutiques para infantes. También le enseñaba modales y caminata, reverencias y formas de hablar. La hacia toda una pequeña princesa.

Remus pudo quejarse una o dos veces de malcriarla demasiado, de todas formas lo dijo casi en voz baja. ¡La niña se veía tan tierna! El también los arrastraba a las librerías donde compraban nuevos poemarios para leer por la noche mientras tomaban chocolate caliente.

Y a veces cuando el cielo estaba totalmente despejado, los tres salían al patio y observaban las estrellas, mientras Sirius les hablaba de cada una de las constelaciones. Nadie lo sabia en ese momento, pero Bella jamás olvidaría ni una sola de esas palabras.

Cuando Lily sentía que habían acaparado demasiado a su hija, se arrastraba con toda su panza de embarazada y tenían salidas ellas dos solas. En las raras ocasiones donde Arabella se enfermaba, tenían que llevarla con un doctor muggle porque su hija sin una pizca de magia no reaccionaba del todo bien a las pociones que daban los sanadores. Esa era una de las mas grandes desventajas.

Estaban en una de esas andadas, cuando se encontraron con Severus Snape.

O mas bien, cuando Arabella lo encontró.

Lily había estado ordenando en la caja de un café cuando la pequeña mano que sostenía de su hija desapareció. Al buscar con la mirada y no encontrarla comenzó un poco a entrar en pánico, no podía hacer magia frente a todas estas personas y sus seis meses de embarazo no ayudaban. Estaba a punto de mandar al carajo el Estatuto del secreto cuando vio a su niña abrazada a la pierna de un hombre que estaba mirando a otro lado.

—¡Arabella!

El hombre volteó y Lily estaba viendo al mejor amigo de su infancia, al amigo al que no había visto en meses.

—Severus.

Un destello de añoranza atravesó sus ojos cuando la miró.

—Lily.

Bella habló muy emocionada:

—¡Mami! Encontré a tu amigo ¡El príncipe de las pociones!

Hacía meses que no se habían visto. Reconciliarse después de los problemas que tuvieron en quinto año fue difícil pero lo hicieron. Tanto los Merodeadores como Severus firmaron una tregua entre ellos y si bien no eran amigos, ya no peleaban ni intentaban lanzarse Cruciatus cada vez que se cruzaban. Severus fue a su boda, pero Dumbledore necesitaba un espía para la guerra y Snape fue la opción correcta. Había tomado la marca apenas al salir de Howgarts. Voldemort creyó que trabaja de doble agente para él así que permitió que asistiera, pero desde entonces solo se habían visto muy esporádicamente y nunca había conocido a la niña.

Jamás hablaron de las razones por las que se marcó en primer lugar.

—Amor ¿entiendes que no puedes soltarte de mi mano y correr a abrazar a personas extrañas? Aunque lo conozcas, él no lo hace ¿Qué debemos hacer cuando nos equivocamos?

Arabella bajó los ojos tristes y se soltó de la pierna de Snape.

—Discúlpame mamá, no quería asustarte cuando solté tu mano. —Miró hacía Sev e hizo una pequeña reverencia mientras ponía una mano en su corazón —Me disculpo en nombre de Merlín por los disgustos que pude causarle, pido que pueda perdonar esta falta y cualquier retribución, siempre que sea justa, le será otorgada.

Escuchar a una niña que no media ni un metro disculparse como lo haría un viejo del Ministerio no era algo que Severus había esperado ver alguna vez. Mucho menos que esa niña fuera hija de Lily y le estuviera mirando con ojos suplicantes que esperaban su respuesta. Era un poco obvio que entendía apenas tres o cuatro palabras de lo que había dicho, pero que anticipaba aprobación por lo bien que lo había recitado.

Snape llevó su puño derecho a su pecho.

—Acepto sus disculpas y niego la petición de retribución. Solo quedará paz en el nombre de Merlín.

La niña le sonrió orgullosa.

Lily comenzaba a pensar que era mala idea dejar que su hija pasara tanto tiempo con Sirius.

Arabella tomó de la mano al hombre y a su mamá.

—Vamos a tomar chocolate y pastel mami.

La obsesión que Remus le estaba inculcando con ese dulce tampoco era normal.

Y ahora Severus y Lily estaban sentados en silencio mientras Bella comía lentamente. Snape susurró un muffliato.

—Te pido una disculpa por cómo te agarró Bella, a veces hace eso con algunas personas y...

—Déjalo, tu hija es encantadora y no se parece en nada a Potter. ¿Quién le enseñó a disculparse de esa forma? —interrumpió.

—ella está convencida de que es una princesa y a Sirius le encanta enseñarle, Bella cree que ser parte de La Noble Casa de los Black es lo mismo que ser de la realeza.

Snape alzó una ceja —¿en serio ese pulgoso tiene modales? —Se volteó hacia la niña —No nos hemos presentado correctamente, soy Severus Snape Prince.

Bella limpió su rostro con la servilleta y bajó los cubiertos.

—Arabella Jessamine Potter ¡Princesa Arabella! —dijo mientras sonreía —¿De verdad eres un príncipe?

Lily soltó una risita. Snape le reprendió con la mirada.

—No es que sea un príncipe como en los cuentos, sólo es mi apellido como el tuyo es Potter. —Snape fue sorprendentemente suave explicándole.

Bella bajó la vista un momento pensándolo, levantó su vista y miró fijamente al hombre.

—¿Entonces puedo llamarte tío Sev?

Snape solo la miró ¿esa niña de verdad quería llamarle tío? Cuando sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas por el silencio, Severus solo pudo suspirar y asentir.

—Bien, puedes llamarme tío Sev.

La niña se levantó y lo abrazó.

A Severus.

En medio de un café muggle.

Con Lily sonriendo.

Ella ciertamente tendría que empezar a hacer una lista de todos los adultos que habían terminado hechizados por su hija.

También fue ahí donde Arabella sintió que había algo oscuro y malo en el brazo de su nuevo tío. No dijo nada porque no lo entendía. Todo su tío se veía como se veían su tío Moony, Padfoot y mamá: oscuros y buenos. No como su papá, papá Prongs se veía brillante y bueno. ¿Entonces que era eso malo?

Le llevaría mucho tiempo descubrirlo.

...

Después de eso Snape pasó un poco más de tiempo con ellos, Lily se sentía débil por el embarazo y él le preparaba pociones revitalizantes cada que iba.

Arabella amaba que fuera porque le dejaba sentarse a un lado de él viendo como las hacía. Iban a recoger ciertos ingredientes ya fuera en el bosque que rodeaba la propiedad o en el pequeño invernadero que Lily solía cuidar y a veces Severus le dejaba cortar unos pocos ingredientes para después verterlos sobre el caldero y ver como cambiaba de color y expulsaba humo que centelleaba. Ella reía y Snape sonreía suavemente.

En esos momentos era tan fácil olvidar que había una guerra donde morían personas que habían sido malditas con imperdonables, de ambos lados del conflicto.

...

Cuando Harry nació en julio de 1980, Arabella ya había cumplido cuatro años. Y había aprendido un montón de cosas: algunas aburridas como leer y escribir. Otras más emocionantes, como prender la estufa y hacer huevos revueltos con ayuda de su mamá y hornear galletas con Moony. Sirius siguió llevándola a ver las estrellas y pronto terminó de memorizar la mayoría de aquellas constelaciones que se veían desde el hemisferio norte del mundo.

James en sus momentos especiales tomaba a Bella de la mano y llevando en brazos a Harry los llevaba a la fuente de la magia de la mansión, cerca de donde estaba la tumba ancestral de los Potter y decía:

—Harry, Bella. Este es su legado, sus antepasados. Puede que no tengas magia hija, pero ella te reconoce como uno de los suyos y cuando sea necesario te protegerá. A los dos. Y estos —James mostró un anillo que tenía en el dedo y otro que estaba en una cadena en su cuello —son los anillos de las casas Potter y Peverell.

—¿son de Harry verdad?

—lo son. ¿Cómo lo sabes?

—la magia que sale de ellos te rodea a ti y lo rodea a él.

James había aprendido que a veces era mejor no preguntar con su hija.

Arabella podía ver la magia, girando en espirales en todas direcciones. La que salía de las tumbas no era oscura como la de Moony o brillante como la de papá. Era densa y destellante como tentáculos bajo el agua: era magia pura. Envolvía cada cosa a su alrededor, incluso a ella, la sentía a su alrededor cubriéndola. Estaba en equilibrio y era hermosa. No como la que salía de los anillos.

Qué triste que nada sea para siempre.

...

La primer mala noticia la trajo Dumbledore en forma de una profecía.

La segunda vino con Snape como un secreto.

Había un mortífago dentro de la Orden del Fénix. Por alguna extraña razón que Bella jamás pudo entender, todos creyeron que ese mortífago era Moony.

Nadie lo dijo en su cara, pero Remus lo sentía en cada mirada que le daban. Incluso en las de Sirius. Sintió que su corazón se rompió un poco.

La única que lo esperaba con el mismo carriño de siempre era Bella, dulce niña que lo tomaba de la mano para ir al bosque y mostrarle como la luz de luna chocaba con las hojas de los sauces mientras cantaban los búhos.

—Eres bueno Moony, el mejor tío del mundo —le decía cuando le abrazaba. Una lágrima caía por la mejilla de Remus. Ojalá él pudiera tener tanta fe en sí mismo como ella parecía tenerle. Cuanto deseaba poder creerle.

...

La profecía decía que Harry derrotaría a alguien más. Bella no entendía porque eso era tan importante.

Esa era una de las cosas de las que suponía no debería estar escuchando.

También oyó a Padfoot discutiendo con mamá y papá.

Algo de un encantamiento fidelus, después algo de un guardián secreto y como Sirius no podía serlo.

Cuando nombraron a Peter Bella no pudo evitar interrumpir. Pero no importó cuanto ella lloró ni cuanto les dijo que él era malo, no la escucharon.

Ella ¡no mentía! ¿Por qué no le hacían caso?

...

Entre más pasó el tiempo, más estaban solos Lily, Harry y Bella. Sev tenía que ser un mortífago, James y Sirius peleaban con la orden y Remus estaba en misiones especiales que Dumbledore le asignaba.

Cuando Lily descubrió que James le había dado la capa de invisibilidad al director enfureció.

—¡¿no te das cuenta de que podríamos usar esa capa para una emergencia si nos encontraran?!

—Lo sé, pero él me la pidió para estudiarla e intentar ayudarnos ¿por qué confías tan poco en él?

—Más bien ¿por qué tu confías tanto? ¡Estamos hablando de la seguridad de Harry! ¡De la de Bella! ¿Qué crees que les harán si los encuentran? Un niño que puede vencer a quien inició esta maldita guerra y una niña muggle ¡es una maldita sentencia a muerte! Inglaterra no es segura ¡NI SIQUIERA REINO UNIDO LO ES!

—Lily, el fidelus funciona bien. Te hará mal tener tanto miedo, además ¿Dónde más quieres que vayamos?

—Por Merlín James, eres el Lord de la puta Casa de los Potter ¿me estás diciendo que no tienen propiedades más allá de Gran Bretaña?

—Los tenemos pero...

—¡No digas peros James! ¡Es por tus hijos!

—¡No quiero huir como un maldito cobarde! ¡No dejaré a mis compañeros muriendo mientras yo me voy a tomar el sol en Centroamérica!

—Eso es todo lo que significamos para ti... ¿No es así? —la voz de Lily era tan triste.

—¡No! ¡Eso no es lo que quise decir! Yo...

—No digas más, no espero que me acompañes, pero ni yo ni mis hijos nos vamos a quedar aquí.

Fue la primera vez desde que se casaron, que no durmieron juntos.

...

La última vez que Remus vio a la familia Potter junta fue un mes antes de Samhain. Dumbledore lo había mandado a intentar convencer a las manadas cerca de la frontera de Gales de que no se unieran a las tropas de Voldemort... Otra vez.

Bella le dio una caja envuelta con papel bronce y un moño de papel satén negro.

—Te quiero mucho tío —le dijo cuando se despidió.

Más tarde cuando Remus abrió la caja caminado hacia el Sur, dos lágrimas corrieron por su rostro:

Una fue porque lo que su Arabella le había dado, era una figurilla de chocolate con forma de un lobo y una niñita a su lado.

La otra fue porque Sirius no se había despedido de él.

Sentía su corazón hacerse pedazos.

...

La mañana del 31 de octubre de 1981, Voldemort estaba extasiado. Había sido necesario una Imperius y mucho... Mucho Verisatium para poder sacarle a Severus la profecía que le había ocultado por meses. No pudo arriesgarse a destruirle la mente con el Cruciatus.

Después de eso las cosas fueron fáciles, Peter casi le rogó por decirle por decirle la ubicación de los Potter. Mandó a llamar a todos sus mortífagos. Algo importante pasaría esta noche.

...

Arabella seguía enojada con Sirius por haber puesto triste a Remus. Pero lo perdonó un poco cuando llegó con un vestido de gasa dorada y unas muy pequeñas túnicas de Quidditch rojas y doradas para Harry.

Lily le ayudó a vestirse y junto a Sirius la peinó.

Después la llevó al salón de baile y transfiguró un tocadiscos que tocó el vals favorito de Arabella:

An der schönen blauen Donau, Op. 314

Sirius cambió sus ropas por túnicas de gala y peinó su cabello. Hizo una reverencia a Bella y le enseñó a bailar mientras ella sonreía como la princesa que era.

Estaba tan feliz.

Bella veía la magia salir de Padfoot a montones y sentía que tenía a la mejor familia del mundo.

Fuera, James estaba subido en una escoba con Harry mientras volaban y a Lily casi le daba un infarto.

...

Unas horas después Bella también estaba en una escoba con Sirius mientras competían con su papá y su hermano por llegar primero a la aguja que estaba en la cima de la mansión. Harry reía sin entender lo que hacían, pero feliz por sentirse arrullado por el balanceo de la escoba en el aire.

Lily tomaba fotos.

—¡Vamos Padfoot! ¡Eres tan lento! —gritó Bella.

Sirius le miró indignado.

...

Lily había decido que al final de Samhain sería cuando se irían.

Sirius se había ido hace unos minutos por una emergencia que tuvo la orden.

Había preparado tres maletas principales. Una llevaba los libros suficientes para poder educar a un niño mágico y una niña muggle al menos los primeros diez años de su vida y muchos poemarios para Bella, libros para sus propias investigaciones y sus diarios de los tiempos en Hogwarts.

La otra llevaba ropa y cosas necesarias para Harry; la última maleta tenía el dinero. Severus se había encargado de encontrarle un lugar seguro en medio de un pueblito muggle lleno de nieve en Canadá.

Le había explicado a Bella que tendrían que irse pronto.

—¿Es porque tenemos que alejarnos de los hombres malos, verdad?

—Si, mi vida. Alguien quiere hacerles daño a ti y a Harry, pero no voy a dejar que nada les pase ¿entiendes? En esta familia nos protegemos unos a otros.

A Lily no se le había pasado por la cabeza que Arabella no hablaba de Voldemort.

...

James estaba a punto de llamar a Lily y a los niños para salir cuando escuchó como la puerta era abierta.

Él estaba ahí.

Pasaron muchas cosas por su mente en segundos:

Algo muy malo le había pasado a Peter.

Que el guardián solo podía revelar la ubicación si era por voluntad propia.

Si hija gritando que Peter era una mala persona.

Peter era un traidor.

Él era el espía.

Bella tenía razón, Lily tenía razón y él había sido un estúpido. Ni siquiera tenía su maldita varita a la mano.

Solo pudo gritar:

—¡Lily escapa! ¡El fidelus falló! ¡Está aquí!

Transfiguró los muebles para pelear, pero su magia sin varita no era tan poderosa. Murió tan ridículamente rápido y su cuerpo cayó en medio de la alfombra de la sala de estar. Cientos de trozos de madera estaban esparcidos a su alrededor.

...

Lily le había dado las maletas con libros y ropa a Bella, les había encantado de tal forma de que cupieran en sus bolsillos. El hechizo debería de durar al menos dos días.

Su hija le tiró de la mano.

—Mamá, alguien malo está en la casa.

—¿alguien malo?

Después vino el grito de James y todo se fue al carajo.

Lily tomó a Harry y a Bella y activó el traslador.

No funcionó.

Cuando intentó aparecerse fuera de la propiedad no sirvió.

Habían desactivado la red flú.

—¡¿qué está pasando?! —gritó Lily histérica.

—Hay muchas personas afuera mamá.

Arabella las sentía. Oscuras. Muchas buenas, muchas malas. Sentía su odio. Dolía.

Lily entendió. Estaban haciendo una barrera anti-apariciones. Inhabilitaron el traslador como efecto secundario.

Jamás saldrían de aquí con vida. Ellos no iban a permitirlo.

—Arabella, necesito que te escondas en el closet.

—Mamá...

—¡Escóndete! —dijo empezando a llorar, intentó sonreírle mientras llamaba a su daga. —todo está bien mi amor, pero necesito que te escondas ¿por favor?

—mamá tengo miedo.

Bella sentía a la persona que estaba abajo. Tan, tan mala. Sintió la magia de su papá inundando la sala. Después desapareció.

La magia de su papá se había ido.

Mientras tanto Lily había estado cortando runas en su piel, la sangre corría de sus brazos, de su vientre. Tenía que apurarse.

Bella escuchó lo que susurró:

—sacrificium, sanguinis sacrificium. Filii sanguinis mei, magicae et amor meus. Hadrian, Harry. Arabella, Bella. sacrificium, sanguinis sacrificium. Amoris sacrificium.

Lily cortó y cortó y cortó.

Cuando terminó cubrió los cortes con su ropa. Solo faltaba una cosa para que se activará el hechizo:

Su muerte.

Escuchó los pasos por la escalera. La manija de la puerta siendo girada. Bella temblaba de miedo por detrás de la puerta del armario. Por el agujero que tenía veía lo que pasaba.

El hombre entró.

Tanto odio, tanto dolor. Bella quería gritar. Él quedó frente a ella, su mamá le daba la espalda a la puerta.

—No importa cuánto suplique, aun así nos matarás ¿no es así?

—te dejaría vivir si me dejas matar a tu bastardo.

La cabeza de Arabella quería explotar. Veía la magia de su mamá fluyendo al rededor, atacando, revoloteando mientras intentaba defenderse. El hombre ni siquiera movía su varita, pero tenía mucha, mucha más magia que todos los demás a los que había visto.

El dolor de cabeza se fue cuando se escucharon dos palabras:

Avada kadavra.

Bella vio exactamente cómo fue que la varita se movió y como una luz verde se dirigió al pecho de su madre.

Vio cómo las runas rojas y sangrantes brillaban por el conjuro cumplido mientras la magia salía de su cuerpo y envolvía con fuerza a Harry y a ella misma.

Finalmente vio cómo el cuerpo de Lily caía. Había muerto con una sonrisa.

A ese hombre ni siquiera le importó. El no veía la magia de la misma forma en la que la veía Arabella. Ese fue su error.

Cuando Voldemort lanzó un segundo Avada hacia Harry la protección de Lily se activó. La maldición rebotó hacia él y su cuerpo se esfumó.

La niña vio como una parte de esa cosa salía y se incrustaba en su hermano.

...

A fuera, los mortífagos que rodeaban la casa aparecieron de en las afueras de la Casa ancestral de la familia Gaunt mientras gritaban de dolor. La marca se estaba quemando y toda la energía en su cuerpo iba de un lado al otro mientras su sangre hervía y todo su cuerpo deseaba morir.

Gritaron.

Lloraron.

Pidieron perdón tantas veces.

No funcionó.

Su dolor continuó y ellos estaban solos e indefensos.

El Señor Oscuro había muerto.

...

Arabella salió lentamente del armario. Gateando, poco a poco se arrastró hasta el cuerpo de su madre.

—¿mami?

Puso una mano sobre su pecho. Puso sus deditos debajo de su nariz. No sintió nada.

No había latidos.

No había aire.

Nada.

—¡Mami despierta! ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami Harry está llorando! ¡Mami!

Los ojos de Lily seguían abiertos, Bella los cerró con su manita. Tan pequeña.

Entonces entendió.

Así como muffliato era para que las otras personas no escucharan y Accio era para traer algo, Avada kadavra mataba.

Matar.

¿Por qué ese hombre había matado a su mamá?

¿Por qué quiso matar a Harry?

¿Fue por esa profecía?

¿La profecía que trajo ese otro hombre malo, brillante pero malo?

Bella no entendía.

Cuando Harry lloró más fuerte ella corrió a su cuna.

Sshhhh bebé, está bien. Soy Bella. Sshhhh.

Lo iba a intentar cargar hasta que sintió tentáculos de magia a su al rededor.

—¿papá? ¡Papá Prongs! ¡Papá ¿Dónde estás?!

Lo encontró tirado. Tan cerca de la puerta. También tenía los ojos abiertos. Tampoco había aire. Los latidos hacía mucho que se habían ido.

—¡Papi!

La magia no venía de él, sino de los anillos que tenía en el cuello y la mano. Arabella los tomó lentamente, alzó la cabeza de James con cuidado, como si estuviera dormido y no quisiera hacerle daño. Era pesada. Tan pesada para una niña de cinco años.

Quitó el anillo de los Potter de su mano derecha y los escondió entre sus ropas.

Se inclinó y besó la mejilla de James.

—te quiero mucho, papá.

Volvió a subir con Harry, había dejado de llorar. Recordó algo que le había enseñado Padfoot. Era una plegaria muy, muy larga. Es lo que se dice cuando se pierde a alguien que amaste. Le había explicado.

Tomó las manos de Harry y empezó murmullando:

— Papá Prongs, mamá. Los recordamos. A la salida del sol y en donde se pone, los recordamos. Al soplar el viento y el frío del invierno, los recordamos. En la apertura de las yemas y en el renacer de la primavera, los recordamos. En el azul del cielo y en el calor del verano, los recordamos. En el susurro de las hojas y en la belleza del otoño, los recordamos. A principios de año y cuando termina, los recordamos. Mientras vivamos, también ellos vivirán, pues son ahora una parte de nosotros, como nosotros los recordamos. Cuando estamos cansados y necesitados de fuerza, los recordamos. Cuando estamos perdidos y enfermos de corazón, los recordamos. Cuando tenemos la alegría que anhelamos compartir, los recordamos. Cuando tenemos que tomar decisiones que son difíciles de tomar, los recordamos. Cuando tenemos logros que se basan en ellos, los recordamos. Mientras vivamos, también ellos vivirán, pues son ahora una parte de nosotros, como nosotros los recordamos".

Lo había aprendido tan bien. Ni una sola palabra había vacilado en su lengua.

Cuando Harry volvió a llorar con su mano tallándose la frente, Arabella quitó su cabello y vio la cicatriz con forma de un rayo ramificado que corría por toda su piel, tocando desde el extremo de su ceja al comienzo del puente de su nariz. Al tocarla sintió que ese hombre estaba ahí nuevamente. Un escalofrío la recorrió.

Así fue como Dumbledore los encontró. Vio a Lily muerta y un destello de dolor atravesó su mirada.

Cuando miró a Harry hubo satisfacción. Arabella lo odió. No importaba que su magia fuera tan brillante, había algo muy malo ahí.

A las tres de la mañana Bella fue abandonada con Harry en una cuna a su lado y una carta en sus manos frente a la puerta de los Dursley.

...

A esa misma hora Sirius Black era apresado por los aurores dentro de la casa de los Potter por alta traición.

Había estado horas llorando. Vio a Lily, a James. Vio el cuerpo carbonizado de una niña pequeña.

Él creyó que era Arabella.

Gritó.

Peter ¡ese estúpido de Peter era el maldito traidor y ellos le dieron el secreto más importante de todos!

Tan tonto.

Sabía que Harry estaba vivo ¿pero dónde? Los aurores se jactaban al decir que su amo estaba muerto.

¿Ellos creían que él era el traidor? ¿El espía? ¿Él? De todas formas ¿cómo era posible que Voldemort estuviera muerto? ¿Qué la persona más poderosa del mundo hubiera muerto en una noche cualquiera?

No era que eso tuviera relevancia ahora. No cuando lo estaban arrojando a Askaban sin ningún juicio. Sin importarles cuando gritó que era inocente, que tomaría Verisatium. Que haría lo que fuera.

Simplemente lo dejaron ahí para que se pudriera.

Dumbledore ni siquiera intentó verlo.

...

Severus encontró casi la misma escena cuando llegó después de haberse recuperado, primero de salir del imperius y después de la quemadura de su marca.

Abrazó a Lily y cayó de rodillas cuando vio el rostro quemado de quien debió ser Bella. Tan pequeña. Tan lista.

Y estaba muerta.

Si él hubiera resistido más.

Si hubiera sido más fuerte.

Nada de eso habría pasado.

Su culpa, era su maldita culpa.

...

Fue ahí, parada en el frío y con Harry llorando, que Arabella entendió que ya no habría canciones antes de dormir, ni historias de estrellas, ni paseos al bosque.

Se habían ido.

Sus padres la habían dejado, a ella y a su hermano.

¿Dónde estaba Padfoot?

¿Dónde estaba Moony?

¿Dónde estaba Sev?

¿Dónde estaba su familia?

¿Qué hacía ella ahí, frente a esa puerta?

Abrió la carta y leyó. La letra era extraña, muy alargada y con grandes curvas. Difícil de leer.

Los habían mandado con la hermana de mamá.

Alguien que jamás había sabido que existía.

¿Por qué?

Decía que era por protección. ¿Protección? ¿Cómo lo que iba a hacer mamá cuando se fueran a Canadá?

Arabella se dijo que estaba bien, si era por protección, si era por Harry, debía de estar bien.

Tomó la carta y la volvió a meter en el sobre.

Cuando a las ocho en la mañana una mujer menuda de mirada severa la miró después de leer su carta Bella supo que de hecho, nada volvería a estar bien.

No hubo magia en lo que vio, pero si algo que la hizo temblar.

Esa mujer los detestaba. Y más que eso. Mucho más.

...

Remus llegó el 07 de noviembre directo con Dumbledore. Lo que le dijo fue muy simple:

—La guerra ha terminado. Los Potter están muertos. Sirius era el traidor.

Lo acompañó de un lo siento mucho muchacho.

Cuando corrió a Godric's Hollow vio la placa frente a la entrada.

"Aquí fueron asesinados James, Lily y Arabella Potter.

Aquí Harry Potter sobrevivió a la maldición asesina, siendo el único mago conocido en poder lograrlo.

Está casa permanecerá en ruinas como monumento a los Potter y como recordatorio de la violencia que destrozó a una familia".

Remus había pedido a su manada. Lo había pedido todo.

En los próximos años no importaría lo mucho que pidiera y reclamara por poder ver a Harry, el ministerio no le permitía acercársele y Dumbledore estaba convencido de que el niño vivía en un lugar seguro. Jamás le dijo a Remus siquiera dónde estaba.

Que mentira.

...

Nadie supo quién llevó el cuerpo de esa niña que se hizo pasar por Arabella. Hay cosas que más vale la pena jamás saber ¿o no?



...

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