
Me gustas, Y Prométeme No Irte.
Tom despertó con un dolor increíblemente grande en su cabeza, cuello y su pecho.
Madame Murphys estaba observándolo con frustración. Tal cómo la primera vez que había ido a la enfermería...
"Tom." murmuró y él negó.
"No quiero escuchar lo que vaya a decirme, sé lo que dirá." murmuró. "¿Cómo llegué aquí?" preguntó.
"Eres un adolescente muy idiota." murmuró evitando la pregunta. "Esas pociones están más que prohíbidas para ti, ¡y para cualquier adolescente!." dijo enojada.
"Ya lo sé." dijo sin importancia.
"¿Por qué la tomaste entonces?" preguntó y Tom elevó sus hombros.
"Me dolía demasiado el pecho y no podía respirar." dijo simple.
"Debes venir conmigo cuando sucede eso, ya lo sabes, Riddle." dijo furiosa.
"Madame Murphys..." dijo un avoz conocida para los oídos de Tom. Se giró y estaban quienes menos quería y necesitaba ver.
"Señorita Prince, no sabía que estaba allí." dijo y ella asintió.
"Hemos vuelto antes, tuvimos un desfortunio..." dijo y miró a Tom con enojo. "¿Sería mucha molestia hablar a solas con Tom?" preguntó y Murphys negó.
"No, para nada." murmuró y se alejó.
"Estúpido. Idiota. Si fuera Harry te odiaría con mi alma." dijo una vez estuvo a su lado. "Tuvo que traerte él solo, muerto de miedo por si morías, ¡eres tan injusto Riddle!" gritó de frustración. "Sólo piensas en ti mismo y ti mismo siempre." murmuró.
Tom miraba el techo, aburrido. Le daba pena Harry, sí, pero esas pociones hacían que sus sentimientos se deterioraran y el dolor físico y mental también, cosa que en estos casos agradecía. Aunque, extrañamente, su cuello, cabeza y cuerpo dolían un poco.
"Llorando, angustiado... Deberías estar avergonzado." murmuró enojada.
"Bueno, basta Dione." murmuró. "Ya me siento horriblemente mal, no trates de matarme ahora." dijo frustrado.
"Debes reflexionar sobre tus actos, Riddle." murmuró y dejó un plato con tres galletas. "Harry se enojará si se entera que no comes, así que hazme el favor de comer idiota." dijo enojada y no se movió de su lado hasta que Tom haya comido las tres galletas.
Luego, se fue, dejándolo solo con sus pensamientos. Ella se quedó hablando con Madame Murphys, y en cuanto terminó de hablar con ella se acercó y lo miró con odio.
"Ojalá que Harry nunca se entere y se evite la angustia que siento en este momento, Riddle. Te odio tanto por el daño que te haces..." dijo y empezó a llorar. "Jamás pensé que iba a decirte esto, pero la verdad es que espero que algún día te despiertes y te des cuenta de que el daño que te haces, siempre vuelve. Y espero que eso sea más temprano que tarde." dijo y sin esperar respuesta, se fue de la enfermería.
Suspiró y por fin se dió cuenta porqué Harry le había pedido aquella vez que se quedara. Era horrible la enfermería.
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Harry despertó y sintió que había algo de lo que se estaba olvidando, parpadeó varias veces esperando que su memoria se refrescara y entonces, una puerta se abrió, alterándolo sin razón.
"Harry, ¿ya despertaste?" la voz de Ferbus resonó en el dormitorio y Harry dio un respingo.
"Ferbus, por Merlin..." dijo Harry asustado.
"Despertaste. Increíble." dijo Ferbus y Harry asintió. "Debo hablar contigo acerca de dos cosas." dijo. "La primera, es que Tom ya desper..." Harry saltó de su cama y asintió mientras se ponía sus zapatos con magia.
"Debo irme." dijo Harry y Ferbus asintió mareado. "Exactamente, ¿hace cuanto que despertó Tom?" preguntó, curioso, y sintiéndose un estúpido por olvidarse de tan grande detalle.
"Eh... Hace..." suspiró irritado y sonrió. "Una hora" dijo y Harry asintió.
"Gracias, Fer, luego hablamos." dijo y corrió a la enfermería.
"Sí... De cualquier forma no recuerdo que iba a decirte..." dijo y suspiró yéndose al baño a cambiarse para salir a caminar.
Harry llegó a la enfermería y allí estaba Tom, con Madame Murphys obligándolo a beber varioa frascos.
"Señor Evans, ¿qué hace aquí?" preguntó Madame Murphys.
"Ehm... Yo..." su voz se quebró y Madame Murphys suspiró.
"No importa, es entendible." dijo y asintió. "La señorita Prince fue notificada de la situación del señor Riddle, asumo que se lo ha notificado ella a usted." dijo y Harry no pudo disimular su mueca de confusión. "Al parecer me equivoco..." dijo y Harry suspiró y asintió.
"¿Qué..." miró en dirección a dónde estaba Tom acostado, y sus miradas se conectaron. Tragó, volviendo a mirar a la señorita Murphys. "... sucedió con él?" preguntó.
"El señor Riddle sufrió de una sobredosis de pociones, cómo usted ya sabe y además de eso detectamos demasiados... Problemas en su organismo inmunológico y un problema que se me es imposible de diagnosticar." dijo y Harry asintió.
"Pero, confío en que es posible mejorar su situación..." dijo y Madame Murphys suspiró. "...¿no?" preguntó.
"Haré hasta lo imposible para que sí." dijo y Harry asintió.
Caminó con lentitud hasta la camilla de Tom, las lágrimas de angustia se alojaban en sus ojos, pero sería fuerte. Debía ser fuerte y descubrir qué mierda sucedía con Tom.
Al llegar a su lado, Harry se dio cuenta que Tom estaba pálido, más de lo que ya lo era por naturaleza.
"Por Merlin, Tom, me..." la voz se le quebró y las lágrimas empezaron a salir. "Casi muero del susto y la angustia..." murmuró y Tom lo miró y la culpa estaba allí. El dolor estaba allí. La clsa más humana que podía ser Tom estaba allí. "¿Qué mierda sucede contigo?" preguntó y Tom sólo suspiró.
No parecía que fuera a responder, hasta que lo hizo.
"No lo sé" murmuró mirándolo a los ojos, demostrando que estaba siendo sincero. Harry lloró aún más.
"¿No pensaste en qué pasaría si..." no terminó la pregunta por el miedo a decirlo en voz alta.
Tom lo miró y su miedo se instaló en sus ojos y en cómo empezó a temblar. Harry agarró su mano, tratando de traerlo a la realidad, otra vez.
"Tom, por favor, por favor..." dijo y este trató de sacar su mano de la de Harry, pero este no lo permitió.
"Harry, por favor, suéltame." dijo agobiado.
"No." dijo. "No quiero que te pierdas en tu mundo, estás aquí, conmigo. Te quiero aquí, conmigo. Te necesito aquí." dijo y Tom empezó a llorar.
"¿A mí?" preguntó, con un hilo de voz.
"Sí" dijo Harry, asintiendo, feliz de que lo haya entendido. "Te necesito vivo, Tom, te quiero vivo." dijo Harry y Tom apretó la mano de Harry.
Un silencio se instaló entre ambos, mientras se miraban, sin notar el verdadero paso del tiempo.
"Señor Evans, en cuestión de minutos estaré cerrando la Enfermería." dijo y Harry asintió, sin mirarla.
Harry suspiró, sintiendo cómo los recuerdos de aquellas noches que estuvo allí volvían a él.
"Tom" dijo y este lo miró. "Por favor, prométeme algo..." dijo y Tom hizo una mueca. "Que no volverás a hacer esto, nunca. Siempre que te suceda algo, por favor, acude a mí. Estoy aquí. Estoy para ti. Siempre me tendras, siempre vas a poder contar conmigo, Tom." dijo y este lagrimeo otra vez.
Las luces de la Enfermería empezaron a apagarse y Tom lo frenó.
"Harry..." dijo Tom y Harry lo miró. Una sonrisa muy débil se mostró en el t
rostro de Tom. "Quédate a dormir, conmigo, por favor..." murmuró y Harry sintió cuan rápido latía su corazón.
"Está bien" murmuró y se acostó junto a Tom y este lo abrazó con cuidado y urgencia al mismo tiempo.
"Extrañaba tu cabello en mi nariz..." murmuró Tom y Harry se rió.
"No tengo sueño, estuve durmiendo desde que te dejé aquí." murmuró Harry agobiado.
"Yo tampoco tengo sueño." dijo Tom y Harry lo miró fijo. "¿Qué sucede, Harry?" preguntó.
"¿Sabes que te quiero, cierto?" preguntó y Tom elevó sus cejas con impresión. Asintió, cuidadoso. "¿Y sabes..." se interrumpió a sí mismo. "No importa." murmuró.
"No, digo, sí, importa." dijo Tom, curioso. "Me importa." Harry sonrió.
"Me da vergüenza decirlo ahora..." murmuró.
"Harry, por Merlín." susurró Tom.
"Que me gustas, Tom." dijo Harry con los ojos cerrados sin ver la expresión de Tom.
Este sonrió, feliz. Acarició la mejilla de Harry y lo besó.
El beso fue una descarga de emociones de parte de Tom, en el que trataba de hacerle llegar a Harry lo que sentía. Lo mucho que correspondía a aquél sentimiento.
La felicidad de Harry era bastante grande, sentía que su corazón estaba rebosando de gracia y felicidad.
Quería olvidar la situación que estaban viviendo y embriagarse en aquél pequeño momento y sentir que no había nadie más en el mundo que Tom, la camilla y él.
Quería creer que él realmente había logrado lo imposible, quería creer que realmente había logrado cambiar a Tom. Que Tom era aquello que debía no lo que todos esperaban que fuera.