
Confianza
Durante los días siguientes a Navidad, Harry disfrutó a pleno la compañía de Tom y viceversa. Habían paseado, recorrido y conocido una parte del terreno de Hogwarts y sus alrededores, haciendo que Harry oyera historias acerca de las veces que Tom se había perdido en Hogwarts, algo que a Harry le resultó realmente interesante, ya que no todos los días te enterabas de que el chico que te gusta resulta ser un chico no-perfecto. Aunque eso Harry ya lo sabía, desde hace tiempo.
Algo que Harry no terminaba de aceptar y no creía que pudiera hacerlo alguna vez, es el hecho de que Tom fuera a convertirse en Voldemort. No... No había lógica detrás, ¿por que Tom se convertiría en aquello? ¿estaba Tom planeando todo eso desde ahora? ¿tenía lógica que Harry se preocupara? ¿podría él cambiar el destino de Tom? ¿podría lo poco que le quedaba a Voldemort de Tom -su querido y adorable Tom- priorizar el amor que se tenían por el odio que se suponía debían sentir el uno por el otro? ¿Voldemort perdonaría su vida solo por ser aquel que lo amo -a quien él también amó- y acompaño tan fielmente?... Tenía demasiado miedo de la última respuesta, porque era clara y obvia: No.
Voldemort siempre odio lo que sea que estuviera relacionado con su yo del pasado, o bueno, con su pasado. Todo lo que le recordara a esos momentos de debilidad, no merecía su compasión, lo que situaba a Harry-
“Harry, te estoy hablando.” dijo la voz de Tom. Harry lo miró con una sonrisa tranquila y de disculpa.
“¿Si?, lo siento, estaba pensando tanto que no pude evitar encerrarme en mi propio mundo por una vez.” dijo y sonrió, avergonzado.
“¿Así que piensas?” pregunto y Harry le lanzó una almohada. “Ya, está bien… ¿Qué te preocupa tanto como para encerrarte en tu mente? ¿Sucedió algo malo?” inquirió.
Harry deseaba con todo su corazón el poder decirle a Tom todo lo que le pasaba, todo lo que pensaba y las millones de dudas que tenía sobre la relación de ambos… Pero algo se lo impedía, el futuro y el miedo se lo impedían totalmente.
“En ti, y en que falta poco para que termine el año.” murmuró Harry, y Tom suspiró. “¿Qué sucede?” pregunto curioso.
“¿Pensando en mí, Evans? ¿En serio?” pregunto y su sonrisa iluminó la oscura habitación. “¿Qué pensabas de mí?” preguntó Tom con curiosidad.
“Pensaba en que quizás deberías sumarte al equipo de Quidditch y, además, en que tengo ganas de volar contigo.” mintió descaradamente. La cara de Tom se volvió una de terror al completo.
“Jamás me sumaré a un equipo de Quidditch, ni siquiera me subiré a una escoba de nuevo en mi vida.” dijo Tom con seguridad en sus palabras, a lo que Harry negó divertido.
"Uno nunca sabe, Tom. Hay un dicho, que dice ‘nunca digas nunca’." dijo Harry y Tom lo miró con sus ojos entrecerrados.
"Sólo tú me pedirías tan emocionado que me subiera a una escoba, por Merlín." murmuró Tom y Harry asintió. "Si algún día hubiera millones de copias de ti mismo, la única forma de poder reconocerte es ver la emoción que brilla en tus ojos al verme en una escoba." dijo y Harry sonrió asintiendo.
"Se podría decir que sí, Tom." dijo Harry y Tom negó sonriente.
🦋
Tom tenía este sentimiento… Sentimiento extraño hacia Harry.
Recordaba aún, cuando lo conoció. Cuando lo vió curarlo, con tanta preocupación -cómo a Harry le gustaba llamarlo- en sus ojos, preocupación por alguien a quien no conocía.
Harry era tan reciente pero imprescindible en su vida a este punto, que Tom no lo había notado hasta que luego de verlo congelándose, con la poca luz que proyectaba el Sol, -que se estaba ocultando- algo que se definía como impulso, hizo que lo besara.
Luego de ese beso, no hubo más que sonrisas, coqueteos, caricias y también algún que otro beso en la mejilla de uno para el otro, pero no volvieron a besarse y Tom sentía sus labios picar todo el tiempo, gracias al recuerdo tan reciente de los labios de Harry.
Su mirada se dirigió al reloj que se encontraba en la puerta de su habitación, notando que ya eran las diez de la noche, un día antes de que termine el año.
"Tom, puedo dormir contigo ¿verdad?" preguntó Harry, sacándolo de sus pensamientos. Tom asintió con rapidez.
"Sí, claro." murmuró y se levantó del asiento en el que estaba. "Ya vuelvo, debo ir al baño." dijo y fue hasta allí. Al entrar cerró la puerta y sintió que algo estrangulaba su muñeca, al mirarla notó que un hilo dorado comenzaba a enredarse en ella. Aguantó la necesidad de maldecir por la molestia, porque no quería preocupar a Harry y mucho menos alertarlo de que algo malo estaba sucediendo.
Suspiró y se lavó la cara, tratando de tranquilizarse y de pensar en otra cosa… Lo otro que había para pensar, era algo de lo que no quería saber, ni oír, ni mucho menos pensar: cumpleaños.
Suspiró profundamente irritado y volvió a mojarse la cara, esperando sacar esos pensamientos de su cabeza y luego de unos minutos, salió del baño, encontrándose a Harry con su pijama puesto y leyendo un libro.
"¿Qué lees?" preguntó Tom curioso.
"Oh, ya saliste." dijo y sonrió. "En realidad, sólo releía algunos hechizos curativos." dijo y sonrió. "Este libro me ayudó a curarte aquella vez. Sin él…" Harry pareció no poder continuar aquella frase y Tom no alentó a qué lo hiciera.
"Comprendo." suspiró y sonrió cansado. "Ha sido un día largo y estresante, mañana lo será también así que ven, vamos a dormir." murmuró.
"De acuerdo" dijo Harry y ambos se acostaron.
"Si quieres, mañana podemos salir a Hogsmeade, no creo que quieras estar en Hogwarts en la última noche del año." murmuró Tom, ya acostado y con sus ojos fijos en los de Harry.
"No lo sé…" murmuró. "Quizá podríamos sólo… no sé, dejar que todo fluya." sugirió Harry y Tom asintió.
"Tus deseos son órdenes, Harry." dijo Tom y minutos después ambos quedaron dormidos totalmente.
La noche pasó, dándole paso al día. Comenzando así el último día del año 1943 y decimosexto cumpleaños de Tom.
El primero de ambos en despertar, fue Harry, quién se levantó en seguida y se acercó a su almohada, despertando a Tom-la-serpiente en el proceso.
"¿Qué estás haciendo, humano?" siseó enojada.
"Estoy queriendo agarrar el regalo de Tom." dijo Harry y la serpiente pareció interesarse en aquello.
"¿Para mí amo?" preguntó y Harry asintió. "No sabía que finalmente llegaría el día… y que ese día sería hoy" dijo y Harry lo miró con una ceja arqueada.
"¿A qué te refieres?" preguntó Harry curioso, mientras agarraba el diario que había comprado hace unos días y se sentaba en el piso a envolverlo.
"A qué tendrán crías, duh." dijo y Harry aguantó la risa porque no podía despertar a Tom, no aún.
"No, claro que no." dijo y sonrió. La serpiente parecía ofendida.
"¿Entonces? ¿Qué regalo le harás?" dijo con un tono prejuicioso, si es que era posible que una serpiente lo tuviera.
"Un diario." murmuró y la serpiente parecía una mayor explicación.
"Oh, eso es… ¿Todo?" preguntó y Harry asintió.
"Claramente es mejor que tú idea." dijo Harry.
"No, no lo creo." murmuró la serpiente.
"A penas y nos hemos besado, no…" la serpiente parecía ofendida, lo que hizo que se fuera, dejando a Harry con la frase en su garganta.
"Humanos idiotas." murmuró y Harry sonrió y lanzó una pequeña risita.
Luego de terminar de envolver el regalo, escuchó un sonido proveniente de la cama de Tom. Asustado, Harry se giró, notando que Tom estaba despertando.
Con rapidez, agarró el diario envuelto y corrió hacia la puerta del baño para esconderse, cuando se golpeó con la puerta, cayendo al piso por el dolor que se hacía más grande en la zona de su nariz.
Tom se levantó con prisa al oír que algo se había caído y con mayor preocupación corrió hasta allí, al oír el pequeño grito de dolor de Harry.
"¡Harry!" lo llamó y notó que su voz había salido ronca. Sus pensamientos se detuvieron al ver a Harry, arrodillado en el suelo, con rastro de lágrimas y toda su nariz sangrante. "Por Merlín, Evans, ¿qué estabas queriendo hacer?" preguntó Tom preocupado, se acercó y lo ayudó a levantarse. "¿Querías matarte acaso?” dijo Tom, con enojo, angustia y preocupación en su voz.
Harry lo único que pudo hacer es negar, y al parecer ese sólo movimiento hizo que su cabeza doliera porque murmuró un mierda con dolor y molestia.
"Bien, vamos, ¿puedes levantarte o sientes que todo tu cuerpo se está desvaneciendo?" preguntó Tom y Harry lo miró y sonrió con gracia. "No es gracioso, estoy preocupado y tú lo único que haces es reírte de mi preocupación." dijo Tom enojado.
"Lo… siento…" murmuró Harry y Tom se puso aún más nervioso. Ambos se levantaron y al estar Tom más cerca del rostro de Harry, notó que la nariz estaba rota. Al parecer su cara indicaba que no estaba todo bien, porque Harry empezó a temblar. "¿Qué tan malo es?" preguntó Harry y Tom trató de sonreír. "Tom, por favor."
"Está…" Tom sintió que un nudo se formaba en su garganta. "Está… ligeramente… rota." murmuró Tom y Harry asintió.
"Bien, entonces, hay que curarla." murmuró Harry. "Trae mi varita, por favor." dijo y Tom negó.
"No, no, lo haré yo." dijo Tom. "Tú no estás viéndola y puede causar severos problemas." murmuró y suspiró. Fue en busca de su varita y se acercó nuevamente a Harry.
"Te guiaré en esto." dijo Harry y Tom lo miró con gracia.
"No es…" se quedó callado, pensando que quizá lo mejor era que sí lo hiciera. "Bien, te escucho" dijo y Harry sintió.
"Agarra tu varita con ligereza y concentrado." dijo, comenzando con la guía. Tom lo hizo. "Bien, ahora mira mi nariz y trata de concentrarte en lo que era mi nariz antes de, bueno, el desastre." prosiguió y Tom asintió, tratando de recordar la nariz de Harry. "Y ahora… sólo lanza el hechizo." murmuró en un susurro.
"Episkey" murmuró Tom con sus ojos abiertos, viendo cómo la nariz de Harry volvía a su lugar y lo único que quedaban eran manchas de sangre alrededor de la nariz. Harry sonrió y Tom sonrió también. "¿Sabes? Aún con sangre luces hermoso…" murmuró Tom y Harry se sonrojó.
"Estás diciendo tonterías." dijo Harry y Tom sonrió aún más.
"No, y lo sabes." dijo y Harry negó divertido.
"Basta, Tom." dijo y suspiró profundamente.
"Bien, cómo digas." murmuró. "Ahora, vamos a desayunar, tengo mucha hambre." murmuró y cuando estaba alejándose, Harry tosió, llamando su atención. "¿Qué sucede?" preguntó.
"Tom, creo que estás olvidando algo." dijo Harry haciendo que el corazón de Tom comience a latir muy fuerte. ¿Será que él… quiere que lo bese?.
"¿Uh?" preguntó, realmente curioso y acercándose a Harry, pensando en cómo debería besarlo sin que pareciera muy necesitado, pero sin que parezca indiferente tampoco, en fin, quería que fuera un intermedio entre ambas opciones.
"Sí, Tom, tu cumpleaños." dijo Harry y Tom realmente, realmente, sintió un balde de agua helada no, congelada era poco, cayendo en su cabeza.
"Oh, uhm…" fue lo único lógico que pudo decir.
Harry pareció sorprendido ante su reacción, pero igualmente se giró y caminó hasta el baño, trayendo consigo un paquete envuelto y enlazado con un adorable lazo verde, casi idéntico al tono de los ojos de Harry. Su cara quizá no demostró lo gratificación que Harry esperaba, porque sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió el regalo, ocultándolo otra vez de sus ojos.
Tom, aún más confundido, miró a Harry y entendió lo que había sucedido.
"Está bien, comprendo." murmuró. Una sonrisa se escapó de sus labios. "Creo que me equivoqué, ¿sabes?, supuse que no aceptarías el regalo pero igualmente dije 'oye, seguro y lo acepta' pero, bueno, me equivoqué, lo siento si…" Tom lo interrumpió.
"Cállate." dijo y le sonrió. Se acercó y lo besó, fue una buena distracción para que pudiera sacarle el regalo de las manos.
Tom se sentía en el cielo, de repente, dándose cuenta que una de las pocas cosas que necesitaba para ser feliz era estar con Harry y, por supuesto, el besarlo era un gran plus. Un plus necesario, pero plus al fin y al cabo.
"Harry, por favor, jamás vuelvas a decir lo siento por una cosa tan tonta." murmuró y volvió a besarlo. "Ya te lo dije una vez, y dije que si volvías a decirlo habrían graves consecuencias." dijo y sonrió. Harry lo miró con un brillo hermoso en sus ojos y haciendo sonreír a Tom también.
"Pero… eso fue hace tanto…" murmuró y Tom asintió.
"Sí, pero jamás rompo mis promesas." dijo Tom y Harry sonrió feliz. "Ahora, hazlo de nuevo. Comencemos la mañana de nuevo." dijo y Harry asintió sonriente.
Ambos se sentaron en la cama y Tom miró a Harry sonriente. Este suspiró y lo miró con seriedad.
"Buenos días, Harry." dijo Tom, evitando reírse por lo gracioso que se veía Harry.
"Buenos días, Tom." dijo Harry y sonrió. "Sabes, tengo algo para darte." dijo.
"¿En serio?" preguntó Tom y Harry asintió. "¿Por qué?" preguntó Tom.
"Hoy es tu cumpleaños y pensé que quizá lo mejor sería que te regalara algo. Además, sin realmente buscarlo, fue algo que compré porque me hizo pensar en tí." murmuró y Tom sonrió evitando sonrojarse.
"Bueno, entonces… veámoslo." dijo y Harry sonrió. Agarró el paquete y se lo dió con cuidado, cómo si lo que se hallaba dentro fuera de cristal. Tom lo agarró con el mismo cuidado y notó que era ligero y pesado al mismo tiempo, demasiado difícil de explicar.
Abrió con máximo cuidado el envoltorio, tratando de no romperlo. Al abrirlo, descubrió un diario de tapa oscura con su nombre grabado en él.
"Cuando te despertaste estaba terminando de envolverlo." murmuró Harry. "Espero que te guste… lo puedes usar para lo que tú quieras, hasta para anotar los ingredientes de las pociones que hagas o… bueno, para lo que quieras y necesites usarlo." murmuró Harry y Tom sonrió.
"Gracias, Harry, realmente lo aprecio y mucho." murmuró Tom y Harry parecía realmente emocionado de que le gustara el regalo. Luego de unos minutos, Tom suspiró y miró a Harry con curiosidad. "Harry, ¿puedo hacerte una pregunta?" preguntó y Harry asintió. "¿Cómo te enteraste de todo esto?" preguntó. "Yo jamás hablo de esto y…" Harry lo interrumpió.
"Fueron nuestros amigos, en realidad. Dijeron que no sabían muy bien la fecha de tu cumpleaños y entonces recurrí a la única persona que sí sabría cuándo es tu cumpleaños: Dumbledore." dijo y sonrió. "Sabía que no podía preguntarte a tí porque no te gusta esta fecha, lo que nunca entendí es el porqué, pero bueno, quise darte una razón para festejar y ser feliz. Además, ¡no todos los días o años se cumplen dieciséis!" dijo Harry y Tom asintió.
Entendió, entonces, que Harry claramente le daba una importancia a los cumpleaños que él no. Tom tenía una razón para ello, para no festejarlo y no recordarlo. No es que su cumpleaños haya sido alguna vez una fecha alegre, nunca lo recordó como algo feliz a su nacimiento.
Porque, ¿qué había de feliz en ése día?. Su madre había muerto, dejando así a un bebé en un infierno, en el orfanato, y allí tampoco se festejaban los cumpleaños, a penas y había para comer dos veces por día, no podían darse el lujo de hacer fiestas.
Harry pareció notar que sus pensamientos no estaban siendo del todo agradables, porque lo llamó y le sonrió.
"Hey, mírame" pidió y Tom lo hizo. "Quiero que la pasemos bien. ¿Sí?" dijo con una sonrisa cálida. Tom se sintió un niño en ese momento. "Además, ¡anímate, que tienes a un experto en festejos frente a ti!" dijo y se levantó de la cama, ofreciéndole la mano.
"No creo que lo seas, pero lo dejaré así." dijo y tomó la mano de Harry que enseguida lo tiró para que se levantara, quedando ambos a centímetros del otro.
"Oh, créeme, este será el mejor cumpleaños de dieciséis que tendrás en tu vida." dijo Harry y Tom puso sus ojos en blanco.
"¿Crees que eres gracioso? Será la primera y última vez que cumpla dieciséis." dijo con obviedad y Harry sonrió.
"Ya lo sé." murmuró y lo besó.
Los labios de Tom ya no picaban, ahora sólo parecían querer sonreír todo el tiempo, porque estaban recibiendo lo mejor que habían probado: los labios de Harry Evans.
🦋
Tom, al final lo entendió.
La promesa que había hecho se había cumplido. Confiaba en Harry.
Harry era la primera y única persona en la que confiaba, aunque todavía faltaban pasos a dar, para siquiera entonces poder contarle sus más íntimos secretos y pensamientos, porque Harry aún no estaba listo.
Aún.
Harry seguía siendo inocente y puro de corazón, seguía jugando con sus propias reglas, y Tom no quería, realmente no quería arruinar eso de Harry. Esa inocencia, bondad, cariño y pureza que en él habitaba.
Porque, después de todo, Harry era eso. Harry representaba eso en su vida, aquello que él nunca fue ni será. Puro, bondadoso y muchísimas cosas más. Harry era simple y llanamente perfecto.
¿Cómo podría Tom atreverse a romperlo? ¿Cómo podría Tom atreverse a tocarlo de tal forma que cambie su forma de ser, de pensar? ¿Cómo? ¿Cómo podría evitar que Harry se enamore de él, alguien que no puede amar o sentir cariño hacia nadie más que sí mismo? ¿Alguien que carga con un futuro tan determinante, del cuál Harry probablemente no esté de acuerdo en ninguna de sus posturas? ¿Cómo podría Harry amarlo siquiera después de enterarse de lo que él ha cometido? ¿Podría amarlo?
Miró la sonrisa de Harry mientras desayunaban y comprendió una sola cosa.
El confiar no necesariamente significa contar cosas, además, el pasado está en el pasado. Lo que realmente importaba era el ahora. El presente y el futuro…
Aunque, jamás podría negar que él era cómo era por su pasado, presente y por su futuro. Y si un día Harry llegara a saber todo de su pasado, debería aceptarlo tal y como era, entonces así sabría que Harry es realmente de fiar, pero sí no…
Bueno, eso podría decidirlo en ese momento. Ya que, por suerte o no, Harry no lo sabía.
Nunca lo haría, si Tom pudiera evitarlo.