Luz y Oscuridad

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Luz y Oscuridad
Summary
Harry Potter 𝘯𝘰 era 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘵𝘢.Bueno, quizás sí, pero de algo estaba seguro en ese momento.Mataría a los gemelos por haber dejado aquellos polvos recientemente creados tirados por ahí.¡Él sólo quería volver a Hogwarts, no aparecer en una habitación totalmente desconocida, fría y encontrarse con que había viajado más de cincuenta años en el pasado!Su problema fue aún mayor, al ver que no estaba en un lugar común y corriente. No.Estaba en el Orfanato de Wool.Genial, ¿verdad?.¿Qué cosas podrían salir mal a parte de cruzarse con el mismísimo Tom Riddle y de tener que convivir con él? ¿Nada, cierto?Pues estaba equivocado, muy equivocado...🧚🧚🧚Realmente, esta historia es de mí total y completa imaginación. Aunque los derechos de los personajes y del mundo no me pertenecen (le pertenecen a JK Rowling y a Warner Bros.) los utilizo con fines de divertirme mientras cambio enormemente ciertos sucesos y parejas... Así que, si te interesa, puedes leer esta historia.¡Espero que lo disfrutes!
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Dulces 24 de Diciembre

Harry tuvo que acostumbrarse demasiado rápido a la idea de que estaría sólo con Tom por dos semanas, por lo que decidió tomarse todo ese primer día para sí mismo y poder así pensar en cómo evitar lo que sea que le sucedía con Tom y poder tener una convivencia tranquila y agradable entre ambos.

 

Al parecer, ese día funcionó, porque para el día siguiente todo estaba bien. Logró no pensar en lo cómodo que estaba con Tom, en qué tan tierno y lindo lucía mientras dormía.

 

Claro que pudo dejar sus sentimientos de lado, aunque no por todo el día.

 

"Entonces... ¿Cómo son las vacaciones aquí?" preguntó Harry.

 

"No lo sé..." murmuró Tom. "Jamás hice algo interesante a parte de... Bueno, leer, estudiar y practicar." dijo y Harry lo miró con pena y sorpresa.

 

"Bueno, en estás vacaciones, gracias a Merlín estoy yo. Por lo que eso significa que haremos cosas juntos y la pasarás fantásticamente genial." dijo y Tom lo miró y un brillo que lo hacía aún más hermoso se instaló en sus ojos.

 

"Si tú lo dices..." murmuró y Harry sonrió.

 

"Sí, yo lo digo." dijo y comenzó a comer la mitad de un croissant de pepino. "Ahora, por favor termina tu desayuno que creo saber cuál será nuestra primera actividad de vacaciones." dijo y Tom asintió.

 

Luego de que ambos terminaran de desayunar, Harry lo llevó a la habitación que ambos compartían y le obligó a que se abrigara, porque harían algo fuera.

 

Tom discutió, pero igualmente se cambió al igual que Harry y ambos fueron a el campo de Quidditch.

 

Cuando llegaron allí, Harry llamó dos escobas y le tendió una a Tom.

 

"¿Sabes volar en escoba?" preguntó y Tom lo miró con cuidado. "No, no sabes..." murmuró Harry y Tom miró a otro lado, avergonzado. "No te preocupes, volaras conmigo entonces." dijo.

 

Eso generó algo en ambos. Una sensación de intimidad y una mutua vergüenza.

 

Tom era muy asustadizo, lo que provocó que Harry debía ser en extremo cauteloso y tranquilo, contrario a lo que le hubiera gustado. El peor momento de Tom encima de la escoba, fue cuando Harry subió más de tres metros y medio del piso hasta los cinco metros. Tan aterrado estaba Tom, que empezó a temblar y a sostenerse con demasiada fuerza del cuerpo de Harry.

 

"Tom, por Merlín, no voy a dejar que te caigas, tranquilo." dijo Harry en un murmuro.

 

Harry, entonces, se vio en la obligación de descender y dar por finalizada aquella actividad.

 

"Por fin, Evans...." dijo con amargura Tom.

 

"Tranquilízate, no nos elevamos más que cinco metros. Cosa minúscula para aquellos que juegan Quidditch." dijo Harry y Tom lo miró con cara de pocos amigos.

 

"Jamás subiré a una escobade nuevo en mi vida. Las odio." dijo y Harry se echó a reír.

 

"Serás Ministro de la Magia sólo para prohibir las escobas..." dijo Harry entre risas.

 

"Sí, exactamente." dijo Tom seriamente.

 

"Serás el Ministro más odiado por su pueblo." dijo Harry y Tom alzó sus hombros.

 

"No me importa. Prefiero prevenir que luego lamentar y decir 'te lo dije.'" confesó Tom.

 

"Yo no te votaría." dijo Harry. Tom lo miró con sorpresa.

 

"¿Sólo porque prohibiría las escobas, para que no te fractures o peor, para evitar que personas mueran de forma estúpida?" preguntó Tom.

 

Harry sintió que ya habían tenido está discusión antes.

 

"Dejémoslo así, mejor." dijo y sonrió incómodo.

 

Tom estaba claramente disconforme, pero no dijo más nada.

 

🧚♀️🧚♀️🧚♀️

 

Le siguiente que hicieron ese día, fue ir a la biblioteca luego de las cuatro de la tarde. Que, mientras Tom leía un libro cualquiera que había agarrado, Harry trataba de pensar porqué le había gustado la idea de que Tom estuviera tan cercano a él, cómo en esos minutos que estuvieron en la escoba, juntos.

 

Pensó, también, que jamás había estado en Hogwarts en invierno sin una razón exacta. El primer año, fue porque no quería volver a casa de sus tíos y había que averiguar aún más sobre Nicolas Flamel y, el siguiente año en que se quedó fue en segundo, que fue para averiguar si Malfoy era o no el Heredero de Slytherin.

 

Por lo que estas vacaciones eran las primeras en las que se quedaba... Porque sí.

 

"La Sala de los Menesteres." dijo Tom y Harry lo miró con curiosidad.

 

"¿Qué?" preguntó Harry.

 

"Vayamos a la Sala de los Menesteres." dijo Tom y Harry sonrió.

 

"¿Tienes una necesidad urgente?" preguntó y Tom lo miró y asintió. Harry suspiró. "Bien, vamos." murmuró y fue arrastrado por Tom hasta el corredor del pasillo siete.

 

Tom suspiró y pasó tres veces frente a la pared y luego de un par de segundos, una puerta apareció en la pared. Tom lo miró con una sonrisa, invitándolo a pasar y Harry suspiró y ambos entraron a lo que era... Una biblioteca.

 

"¿Qué?" preguntó Harry confundido.

 

"¿Qué de qué?" preguntó Tom.

 

"¿Que por qué estamos en una biblioteca?" preguntó Harry.

 

"Oh, porque en la biblioteca normal no están los libros que yo quiero leer. Entonces vengo aquí, desde que tú me enseñaste la sala y leo algunos libros que allí no encuentro." explicó.

 

"Pero... También está la parte prohibida de la biblioteca, ¿jamás pensaste ir allí?" preguntó Harry realmente confundido.

 

"Sí, ya eh ido." suspiró mientras caminaba viendo los distintos libros. "Pero tampoco se encontraban allí." concluyó.

 

"O sea... ¿Te gusta demasiado leer cosas oscuras y prohibidas?" preguntó Harry confundido. "Tan oscuro es lo que quieres leer, que tienes que abrir tu propia biblioteca para encontrarlo... Eso no habla bien de ti, Tom." murmuró.

 

Realmente, ¿cómo siquiera pudo pensar alguna vez que Tom cambiaría? ¿siquiera lo pensó o creyó posible alguna vez?

 

"No son oscuros, Evans." murmuró. "Yo..." miró a un lado, avergonzado. "Leo mucho teatro, en realidad." murmuró y Harry estaba realmente mortificado por aquella confesión.

 

Aunque, si lo pensaba bien, no era tan ilógico, ya que Voldemort era realmente un dramático para todo lo que hiciera y esta confesión podía explicar la razón del porqué Voldemort era... bueno, así.

 

"Wow, eso es nuevo." murmuró.

 

"¡Pero tienes prohibido decírselo a alguien más!" dijo y Harry sonrió.

 

"Tom, eres realmente un idiota si crees que se lo diré a alguien. ¿A quién le afectaría que te guste el teatro?" preguntó Harry de forma tranquilizante.

 

"No lo sé, ni me importa. Pero no puedes decírselo a nadie." declaró Tom con un tono amenazador.

 

"Está bien, lo prometo." dijo Harry y Tom asintió. "Bien, entonces... Léeme algo, o no sé. ¿Qué puedo hacer yo mientras tú lees?" preguntó.

 

"Puedes..." Tom comenzó a hablar, pero Harry lo miró de forma persuasiva y Tom se sintió obligado a aceptar, ya que no podía decirle que no a Harry. "Bien. Te leeré algo." dijo y Harry aplaudió feliz.

 

Entonces, Tom por el resto de la tarde le leyó sus obras predilectas, claramente no completas, pero sí sus escenas favoritas. Alguna de ellas eran: Bodas de Sangre, Hamlet y, para sorpresa de Harry, Romeo y Julieta.

 

Así, el tiempo se pasó volando, lo que generó que en lo que para ellos fueron minutos, en realidad fueron horas y se dieron cuenta entonces, que ya era casi la hora de la cena.

 

Corrieron hasta el Gran Salon, dónde las cuatro mesas se habían unificado en una. Los únicos dos lugares que quedaban disponibles, eran entre Slughorn y Madame Murphys. Harry se sentó al lado de Slughorn y Tom de Madame Murphys, lo que ocasionó que Slughorn le hablara a Harry durante un largo tiempo.

 

"Entonces, señor Evans. ¿Qué le parece mi propuesta?" preguntó Slughorn. Harry se arrepintió de pensar en cualquier otra cosa en ese momento, cómo por ejemplo, lo bien que se sentía que su mano rozará con la de Tom.

 

"Um... Sí, me parece bien, señor." respondió con cuidado.

 

"Oh, perfecto. Entonces, la invitación es claramente extendida al señor Riddle, para el viernes que viene, si, exacto, el veinticuatro. Será pequeño, pero agradable. Deben estar allí a las... Nueve, sí. O mejor a las diez, sí, sí. A las diez, es cuando podremos todos." dijo y Harry asintió sin estar seguro a qué había dicho que sí.

 

"Perfecto, señor." dijo Tom con una sonrisa.

 

Harry lo miró. "¿A qué dije que sí, Tom?" murmuró en silencio. Tom sonrió.

 

"A la fiesta por Navidad que hace todos los años." dijo en un susurro. "¿En serio, Harry, en qué estabas tan ensimismado como para no darte cuenta?" preguntó dudoso.

 

"Oh, en nada... Nada importante, al menos." dijo y sonrió. "Gracias, por cierto." dijo y Tom asintió.

 

"No hay de qué." murmuró.

 

Durante el resto de la cena, sus manos permanecieron juntas sin separarse ni por un segundo.

 

🧚♀️🧚♀️🧚♀️

 

Durante aquella semana, tanto Harry como Tom podían decir que se conocieron más que en meses de convivencia.

 

Harry sentía que algo era más profundo entre ambos. Sentía que su relación iba más allá de una simple amistad, pero también sabía que cualquier cosa que él sintiera no era en lo absoluto correspondida por Tom.

 

Tom podría haber cambiado y podría haber comenzado a notarlo de una forma más... Notable, pero eso no significaba que Harry sintiera lo que sintiera fuera a ser correspondido.

 

"¿Harry?" preguntó Tom. "¿Estás bien?" preguntó.

 

Harry asintió. "Sí, tengo sueño, nada más." murmuró y bostezó.

 

"Es tarde..." dijo mirando el reloj de la Sala Común. "Ya son las diez. Deberíamos ir a dormir..." murmuró y Harry asintió.

 

"Mañana tenemos la fiesta de Slughorn..." murmuró mientras iban hasta su dormitorio.

 

"No tenía pensado ir." dijo Tom con desinterés.

 

"¿Con quién estaré entonces?" preguntó Harry con preocupación.

 

"Creí que tampoco irías..." murmuró Tom y sonrió. "Creí que lo habíamos hablado." dijo cruzándose de brazos.

 

Harry abrió la puerta de su habitación y se vió a la serpiente de Tom en la cama de Harry.

 

"Otra vez, Tom, controla a tu hijo." pidió Harry. "El otro día encontré su piel en mi almohada, Tom, en mi almohada. Fue asqueroso." se quejó.

 

Tom se rió con gracia.

 

"Es porque te quiere, Harry, deberías entenderlo." dijo y Harry puso sus ojos en blanco.

 

"Sí, claro. Por eso cada vez que me acerco me muestra sus dientes, me adora seguramente." dijo y la serpiente lo miró con intensidad.

 

"Sigue hablando y verás que puedo hacer con mis dientes." dijo la serpiente y Tom la miró con una ceja arqueada.

 

"Sabes, quizá no entienda lo que quiere decirme, pero sí sé que eso fue una amenaza." dijo Harry indignado.

 

"¿Te das cuenta de lo penoso que es discutir con alguien así?" preguntó Tom.

 

"¡Hey!" dijo Harry.

 

"No te hablaba de tí, Harry, te hablaba a tí." murmuró Tom mientras miraba la escena con una sonrisa.

 

"Niño ingrato. Así tratan a seres de añares aquí, de forma vergonzosa. Luego Harry escuchará tus penas y te aconsejará, porque yo no lo haré más, no hablaré con adolescentes ingratos." dijo enfurecida y se durmió en la almohada de Harry sin ningún escrúpulo.

 

"¿Qué dijo?" preguntó Harry fingiendo estar confundido.

 

"No importa, siempre se queja." dijo y Harry asintió, sabiendo que era cierto.

 

"¿Cómo se llama?" preguntó Harry y Tom lo miró con una sonrisa extraña.

 

"Me da vergüenza decirlo." murmuró.

 

"¿Por qué?" preguntó.

 

"Porque... No me agrada mucho el porqué y la situación en la que lo nombré." explicó.

 

"Vamos, puedes decirme. No creo que sea más vergonzoso que lo de nuestra caída en la escoba ayer." dijo y Tom lo miró con una completa seriedad.

 

"Eso no fue vergonzoso, fue estar al borde de la muerte por una completa estupidez." dijo y Harry asintió.

 

"Bien, cómo sea." dijo y Tom negó. "Dime, por favor, dime." pidió.

 

"Tom." dijo con rapidez y frustración.

 

"¿Qué?" preguntó Harry sin entender.

 

"Se llama Tom." dijo y Harry sonrió.

 

"Me gusta mucho el nombre." dijo con sinceridad. "Nunca comprenderé el por qué no te gusta tu nombre. Quiero decir, a mí tampoco me fascina el mío, pero... No lo sé... Es aprender a vivir con el nombre de uno." opinó Harry con una sonrisa.

 

"Harry es muchísimo mejor que Tom." murmuró Tom.

 

"No, no lo creo." dijo Harry y sonrió. "Me gusta más Tom que Harry. En realidad, me gusta más mi segundo nombre que el primero." dijo Harry.

 

"¿Cuál es tu segundo nombre?" preguntó Tom curioso.

 

"Por Merlín... Que vergüenza..." murmuró Harry y Tom lo miró con una ceja arqueada y una casi sonrisa.

 

"No puede ser tan malo." dijo Tom.

 

"No lo és. Pero... Es clásico." dijo y Tom sonrió. "James." murmuró.

 

"Harry James Evans." dijo Tom y Harry asintió con una sonrisa. "Me gusta." murmuró.

 

"No necesito preguntar tu segundo nombre." dijo Harry.

 

"Marvolo." murmuró Tom.

 

"Te gusta, ¿cierto?" preguntó.

 

"Se asemeja a mi condición. En cambio, Tom es un nombre de muggles para muggles." murmuró. "El nombre de mi padre era Tom, y no hay persona que odie más que él." dijo y Harry asintió.

 

"Mi padre no fue una buena persona tampoco, o bueno, no fue la mejor de todas. Tanto así, que me juzgan por acciones y decisiones que él tomó." confesó. "A veces me siento culpable, o sufro por decisiones que jamás tomé, pero siempre que me sucede pienso en una sola cosa: yo, soy yo. No tengo porqué parecerme a mis padres, ya que ellos vivieron una vida completamente diferente a la mía y sufrieron cosas distintas a las que yo sufrí." dijo e hizo una pausa. "Cada vez que me siento mal, recuerdo eso y me siento un poco mejor, o bueno, menos culpable." confesó.

 

"Jamás supe cómo era mi padre como persona..." murmuró Tom. Harry asintió. "Sólo supe que jamás se interesó en buscarme, o saber algo de mí." murmuró con enojo.

 

"Tom." dijo Harry y él lo miró. "Si él no te buscó, entonces no importa. Lo que menos debe importarte es alguien como él. Déjalo en el olvido y construye recuerdos bonitos con otras personas. Al rededor tuyo, hay muchos que te quieren, incluyéndome." dijo y Tom lo miró con sus ojos brillosos.

 

"Gracias, Harry." murmuró y sonrió con felicidad. Harry sonrió también.

 

"No tienes nada que agradecer." suspiró y miró su cama. "¿Puedo dormir contigo?" preguntó.

 

"Sí, ya veo que él no saldrá jamás de tu cama por el resto de la noche." murmuró Tom. Harry negó.

 

"Es igual que su amo." murmuró mientras iba hasta el baño.

 

"Lo escuché, Evans." dijo Tom.

 

"Ya lo sé." dijo Harry y cerró la puerta.

 

🧚♀️🧚♀️🧚♀️

 

Al día siguiente, en la mañana, Harry se despertó abruptamente. Un ruido continuo y llamativo se instaló en sus oídos. Miró a su lado, notando que Tom estaba profundamente dormido y, también notó, que tenían sus manos juntas y agarradas cómo símbolo de protección.

 

Sonrió y se sonrojó por aquel pequeño detalle.

 

"Mi amo no sabe que tú hablas nuestro idioma." murmuró Tom-la-serpiente.

 

"No, y no puede saberlo." preguntó Harry.

 

"¿Por qué?" preguntó la serpiente.

 

"Porque... La razón por la cuál entiendo y hablo su idioma es muy difícil de explicar. Nadie podría entenderla, ni siquiera yo lo hago del todo." explicó.

 

"¿Entonces consideras que mentirle es la mejor opción?" preguntó.

 

"No estoy mintiendo." dijo Harry y la serpiente parecía querer reírse de él.

 

"Mira, Harry Potter, no seré un humano como tú, o mi amo, pero jamás permitiré que le hagas daño. No le diré lo que sé, porque no termino de comprender tu idioma y no sé si realmente eres Potter o Evans, ya que ambos suenan parecidos en mi idioma. Pero, si llego a enterarme que le haces algún daño severo a mi amo, seré yo mismo quien te mate en frente de él, le duela lo que le duela." dijo amenazante y Harry asintió.

 

"Bien, gracias por avisar." dijo y sonrió nervioso. Tom-la-serpiente asintió y se fue de la habitación por algún extraño lugar.

 

Tom despertó un rato después de esa charla, tenía una mirada extraña. Miró a Harry y sonrió soñoliento.

 

"Harry, creí que estarías dormido." dijo sorprendido.

 

"Pues no." dijo y sonrió. Tom notó sus manos unidas y sonrió feliz.

 

"¿Qué haremos hoy?" preguntó.

 

"Podemos... Ir a Hogsmeade." murmuró y Tom lo miró con una ceja arqueada.

 

"Está prohibido salir del colegio." murmuró.

 

"Tom, ¿qué es la vida sin un poco de riesgo?" preguntó con una sonrisa.

 

"¿Una vida tranquila?" preguntó y Harry puso sus ojos en blanco.

 

"Vístete bien abrigado, que hace frío. Luego necesitaré que hagas ese hechizo de invisibilidad para que podamos salir sin problemas." dijo y Tom negó.

 

"No puedo usarlo todo el tiempo." dijo y Harry negó.

 

"Lo usaremos tan sólo veinte minutos." dijo Harry y Tom asintió, extrañado y sabiendo que no podía discutir con Harry. Fue al baño a cambiarse, mientras Harry pensaba qué podrían hacer durante el día en Hogsmeade.

 

Luego de que ambos se hayan cambiado, Tom lanzó sobre ellos un hechizo de invisibilidad y silenciador, caminaron hasta llegar al tercer piso, dónde se encuentra la estatua de una bruja tuerta. Al llegar allí, Harry apuntó con su varita a la estatua y dijo 'Dissendium' abriendo un túnel que llevaba hasta el sótano de Honeydukes.

 

Luego de salir de la tienda, Tom canceló los hechizos y Harry le sonrió.

 

"Creo que rompimos al rededor de cuatro reglas en tan sólo veinte minutos." dijo Tom. "Claramente es un récord."

 

"No para mí." dijo Harry y comenzó a caminar hasta Las Tres Escobas.

 

"¿Eso debería preocuparme o molestarme?" preguntó Tom mientras entraban a Las Tres Escobas.

 

"Dos cervezas de mantequilla, por favor." pidió Harry.

 

"Odio esa cosa." dijo Tom.

 

"Bueno, no me importa." dijo Harry y luego de que se las entregarán, las pagó y se fueron a sentar.

 

"Entonces..." comenzó Tom. "¿Qué haremos luego?" preguntó.

 

Harry bebió un sorbo largo de cerveza y miró cómo Tom parecía ansioso.

 

"Uh..." murmuró. "No lo sé..." confesó Harry.

 

"Así que me ofreciste venir aquí, un veinticuatro de diciembre, fecha en la que tenemos prohibido salir del Colegio y... ¿no sabes qué vamos a hacer? ¿siquiera has planeado algo?" preguntó.

 

"Pues no." murmuró. "Pero, podemos ir a comprar algunas golosinas, a pasear y vemos qué más podríamos hacer luego de eso." dijo Harry con una sonrisa. "No todo debe ser planeado, también hay que ser espontáneos algunas veces." dijo y Tom suspiró profundamente.

 

"Algún día me agarrará un ataque al lado tuyo." se quejó Tom.

 

"Espero que no sea pronto, por favor." pidió Harry y Tom sonrió mientras terminaba su bebida.

 

Así, luego de que Harry la terminara también, salieron de Las Tres Escobas yendo a recorrer el pueblo de Hogsmeade.

 

Mientras caminaban, hablando de cualquier cosa que se les ocurría, pasaron por la puerta de una librería. Tom miró con curiosidad y Harry, con ganas de ver si conseguía un libro en específico, le propuso de entrar y Tom asintió feliz.

 

Al entrar, cada uno se fue por lados distintos. Tom por el lado de libros sobre encantamientos y pociones, mientras que Harry fue por la parte de diarios.

 

Entre todos los que había, vió uno que le parecía conocido... Aunque no recordaba bien de dónde. Sonrió y lo agarró, viendo las páginas y notando que quizás podía ser un buen regalo para Tom. No le vendría mal contarle a alguien sus problemas, a parte de a su serpiente parlante, chismosa y amenazadora. Aunque en este caso no sería un "alguien", sería un algo.

 

De cualquier forma, Harry lo agarró y pagó por él. Lo guardó en su saco luego de haberlo achicado.

 

Tom se acercó y le sonrió diciendo que ya podían irse, y Harry asintió diciendo que podían seguir recorriendo.

 

Al salir, al final de la calle Harry notó que había un cartel bastante llamativo.

 

"¿Qué es ese lugar?" preguntó Harry dudoso.

 

"No lo sé, pero tampoco quiero averiguarlo." dijo y Harry rodó sus ojos.

 

"Vamos, y si no quieres, entonces puedes regresar al castillo." murmuró y comenzó a caminar. Minutos después, sintió que Tom se posaba a su lado y acariciaba su mano.

 

Harry sonrió y al llegar a la puerta, con cuidado, tocó seis veces seguidas.

 

La puerta se abrió, dejando ver a una mujer de unos treinta y tantos años, a la que Harry pudo asemejar bastante con Sybill Trelawney.

 

La señora los miró con una sonrisa y les dijo que los había estado esperando.

 

"Bienvenidos, Tom Riddle..." dijo y sonrió, luego miró a Harry y suspiró. "Y Harry Evans." dijo y Harry sintió que la mujer sabía algo. "Los estuve esperando. Supongo que habrán venido aquí para saber su mensaje." dijo y Tom la miró como si estuviera loca.

 

"¿Qué?" preguntó Harry y se sentó en frente de ella.

 

"Déjame presentarme, querido." dijo y sonrió. "Soy Suzie Santwood, una Pitonisa." dijo y Tom se mostró fastidiado.

 

"¿Qué es una Pitonisa?" preguntó Harry.

 

"Una Pitonisa, es una personas que se cree con el talento de adivinar lo que los Dioses te quieren comunicar." dijo Tom con un tono claramente sarcástico.

 

"Exactamente eso, pero sin el sarcasmo." dijo y Harry asintió.

 

"Y bien, ¿qué dicen los Dioses de mí?" preguntó Harry. Tom lo miró con una ceja arqueada.

 

"Ellos quieres que sepas..." comenzó a hablar y su voz comenzó a sonar más grave que anteriormente. "Tu destino no está escrito, está en tus manos decidir qué camino tomar. Queda poco tiempo para que te decidas, pero hasta ese entonces, tienes sólo dos. Tus deseos o los de los demás." su mirada parecía haber vuelto a la normalidad, lo que le dió a entender a Harry que la conexión había terminado.

 

"Bien..." murmuró, sabiendo a qué se refería.

 

Elegir a Tom sería difícil en un futuro, ya que Tom representaba un ideal muy contrario al suyo. Además, ¿se podía elegir a alguien con quién, se supone, tienes una gran rivalidad? ¿alguien que se supone debe odiarte y al que tú también debes odiar?

 

La señora Suzie lo miró y sonrió.

 

"Las dudas son normales, querido. Siempre estaremos en constante conflicto con nuestras decisiones y deseos, pero debes tener en cuenta que las mejores decisiones son las que pueden fusionar tanto el deber con el querer. El día que encuentres la forma de fusionar tanto el deber con lo que tú quieres habrás logrado el cometido de los Dioses para tí. Ser feliz." dijo y, contrario a lo que Harry creía, eso lo hizo sentir en parte mucho mejor. Miró a Tom y le sonrió, él parecía incómodo porque se notaba a leguas que no entendía nada de lo que hablaban, por lo que Harry decidió era su turno.

 

"Bien, creo que es tu turno, Tom." murmuró Harry y este lo miró confundido.

 

"Sí, sí. Es turno de Tom Riddle." dijo y sonrió.

 

"No creo que sea necesario." dijo Tom y Suzie negó.

 

"Ven, querido, los Dioses tienen demasiado que decirte." dijo y Tom se sentó a un lado de Harry. Cómo Tom lucía incómodo, Harry agarró su mano con cuidado, tratando de transmitirle confianza y seguridad. Tom lo miró con intensidad, tanto a él, cómo a sus manos unidas y sonrió. "Tu destino cualga de un hilo muy fino, destino que sí tú sigues tus planes principales, destruiras en cuestión de segundos. Los Dioses tienen una vista clara de lo que tú puedes dar y ser, ellos saben quién eres realmente y cómo debes ser. Tu papel en este Universo no está escrito, pero depende de tus siguientes movimientos el cómo sea tu futuro tú y el cómo te tomen los Dioses por el resto de tu vida." dijo y Tom parecía espantado. Harry, sabiendo en partes a qué se refería, no podía negar que eso fue... Muy extraño. "De cualquier forma, querido, no te alarmes. Seguramente todo mejorará si haces lo que crees correcto." dijo y suspiró, miró la hora y sonrió. "Bien, han pasado una hora y media, por lo que entra en el paquete completo." dijo y señaló una tabla con precios. "Serían... Siete knuckles y tres sickles." dijo y Harry pagó con una mirada extraña en su rostro. "Gracias por venir y ojalá vuelvan algún día." dijo y no hubo más para decir, ya que Tom sacó a Harry de allí con rapidez.

 

"Odio a esa gente." murmuró Tom. "Ojalá..." Harry cortó lo que iba a decir, o sea, lo interrumpió.

 

"No, Tom. Déjala, es sólo una loca que cree que tiene una conexión con seres omnipotentes." dijo Harry y acarició tiernamente su mano. "Por favor, no dejes que alguien cómo ella nos arruine un día como hoy. No tiene sentido." dijo y Tom asintió, luciendo más tranquilo que antes. "Ven, vamos a tomar algo y comprar unas cosas." propuso y Tom lo siguió.

 

Por un rato largo estuvieron caminando y comprando plumas, hasta que se hicieron las cuatro de la tarde, que para entonces Harry le propuso a Tom de ir a Las Tres Escobas a tomar algo y luego volver a Hogwarts. Tom accedió sin criticar la idea y se encaminaron, entonces, hasta el bar.

 

Allí estuvieron al rededor de una hora y media, por lo que significaba que estaba casi atardeciendo. Al salir de allí, Tom miró la nieve y arrastró a Harry lejos del pueblo, más cerca del bosque.

 

"¿Qué quieres hacer aquí, Tom?" preguntó Harry con una sonrisa. "¿Acaso vas a matarme?" preguntó.

 

"Oh, sí. Estuve planeando esto por mucho tiempo y tengo planeado matarte para antes de media noche. ¿Qué te parece mi plan?" preguntó con una sonrisa y Harry asintió.

 

"Considero, que es muy estúpido que reconozcas tus planes. ¿Qué pasaría si alguien nos escuchara?" preguntó Harry. "Para la próxima que me mates, trata de no gritarlo a medio Mundo Mágico." aconsejó y Tom asintió.

 

"Lo tendré en cuenta." dijo y le lanzó una bola de nieve.

 

"Por Merlín, no puedo creer que Tom Riddle, de todas las personas, me haya tirado una bola de nieve" murmuró Harry sorprendido y, por venganza, le lanzó tres bolas de nieve con magia a Tom.

 

El juego duró bastante tiempo, tanto así que ambos podían calcular, por cuán avanzado estaba el atardecer que eran al rededor de las seis de la tarde.

 

Ambos comenzaron a reírse el uno del otro por el frío y porque ninguno había ganado.

 

"Eres un idiota, Harry, no debiste agarrar tanta nieve... Era obvio que iba a caer sobre ambos." dijo Tom acercándose para ayudarlo a levantarse.

 

"Oye, no seas tan quejoso." dijo Harry y empezó a temblar. "Además... Estoy bien... No tengo... Frío..." tartamudeo Harry, siendo obvio que estaba sufriendo por el frío.

 

"Estás todo congelado y mojado." murmuró Tom tocando su cara. Harry sintió cuan cálidas estaban sus manos y sonrió por el calor que transmitían. Tom miró a Harry con una mirada de duda, ¿duda por o de qué? Harry no lo sabía, ni le importaba. Lo único que importaba era que Tom estaba haciéndolo sentirse confortablemente bien. "Harry" murmuró.

 

"Tom" dijo Harry con sus ojos cerrados por la paz que estaba sintiendo. "tengo frío." murmuró muy bajito.

 

"Ya lo sé..." dijo Tom y Harry sintió que estaba sonriendo.

 

Entonces, abrió los ojos y sonrió también. Era el momento.

 

Quizá se confundía y esto podría arruinar todo lo que había construído, pero...

 

"Tom, debo decirte algo" murmuró Harry y Tom asintió.

 

"¿No puede esperar tan sólo dos minutos?" preguntó Tom y Harry lo miró confundido.

 

"¿Qué?" preguntó Harry confundido.

 

"Es que... Si no lo hago ahora, no lo haré luego y... Realmente quiero hacerlo ahora, no quiero esperar." murmuró con apuro.

 

"Bien, sí, creo que..." Tom lo besó.

 

Bueno, sí. Harry estaba realmente entrando en una crisis, pero siguió el beso con gusto, tratando de no parecer muy intenso, pero tampoco desinteresado.

 

Fue... Extraño, en realidad. El beso en sí mismo, parecía el mismísimo cielo, pero era extraña la situación. Harry realmente estaba muriendo de frío y al mismo tiempo tenía mucho calor.

 

Todo su cuerpo comenzó a picar demasiado y lo único que no picaba era su cara, aunque podía haber múltiples razones, Harry quería creer que era porque Tom tenía sus manos allí.

 

No duró demasiado, pero fue lo más tierno y feliz que le pudo suceder en ese momento. Estaba... Muy feliz.

 

Tom se alejó cuidadosamente, y sólo unos centímetros. Sonrió avergonzado pero igualmente parecía lo suficiente seguro cómo para hablar, no como Harry, quién a penas y podía mantenerse parado.

 

"Yo..." ambos comenzaron, pero se detuvieron al mismo tiempo. Harry se rió.

 

"Dilo, te escucho" dijo y Tom negó sonriente.

 

"No, habla tú. Querías hablar hace un rato y te interrumpí..." Harry lo interrumpió sonriente.

 

"Valió la pena esa interrupción." murmuró Harry y Tom sonrió sonrojándose.

 

"Me alegro de haberte interrumpido entonces." dijo Tom y Harry sonrió con felicidad.

 

"Yo también me alegro de que lo hayas hecho." dijo Harry.

 

Así, estuvieron por unos minutos, hasta que Harry notó que ya era de noche.

 

"Eh..." comenzó Harry. "Debemos ir a Hogwarts, tengo frío y debemos estar antes de la cena." murmuró y Tom asintió dándole la razón.

 

Entonces se dirigieron a Honeydukes bajo el hechizo de invisibilidad y silenciador, luego tomaron el pasadizo secreto y salieron por el túnel que terminaba en el pasillo.

 

De allí se dirigieron a la Sala Común de Slytherin, dónde corrieron hasta la habitación con una sonrisa plantada en sus rostros.

 

"Iré a cambiarme, porque moriré de hipotermia." murmuró Harry sin esperar un segundo para entrar al baño dejando a Tom sólo en la habitación.

 

Tom se tiró a su cama y apoyó su cabeza en la almohada para gritar sin que llame la atención.

 

La alegria no cabía en su cuerpo y eso lo ponía aún más alegre de lo que ya lo estaba.

 

"¿Te has declarado, Tom?" preguntó Tom-la-serpiente con una sonrisa.

 

"Lo besé" dijo Tom en pársel. "¿Eso cuenta cómo una confesión, verdad?" preguntó con duda.

 

"Bueno, no sé cómo sea en tu especie, pero en la mía se considera cómo confesión cuando le acariciamos la piel, enrollamos nuestro cuerpo en el de ella, las mordemos y en ocasiones hacemos vibrar nuestras colas..." explicó y Tom asintió luciendo más confundido que antes. "¿Qué de todo eso has hecho?" preguntó.

 

"Bueno, pues nada." dijo Tom. "Sólo... Lo besé." murmuró él.

 

"Bueno, entonces déjale claro que lo amas y quieres tener crías con él." dijo con obviedad.

 

"No... No quiero tener crías con él." murmuró incómodo.

 

"Puedes decirle cualquier cosa y estará a tus pies, te desea tanto cómo tú a él." murmuró y se alejó. "Luego quiero saber qué sucede, querido. No olvides los detalles." murmuró y se escondió, justo para cuando Harry salió del baño.

 

"¿No te cambiaste?" preguntó Harry.

 

Tom se miró y sonrió. "No, al parecer no" dijo y sonrió.

 

"Bueno... Cámbiate y vamos a las cocinas, comeremos algo ahí." dijo y Tom asintió, de acuerdo con su idea.

 

Antes de que Tom entrara al baño, le dió un beso en la mejilla, haciendo que Harry se ruborizara inmensamente.

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