
Creí Que... Estaban Saliendo
Unas horas después, tocó volver a la Sala Común, dónde se encontraron con Ferbus, Atlas, Abraxas y Dione estudiando. Harry murmuró algo sobre lo frustrante que era estudiar un sábado en la tarde y Tom sólo negó divertido.
"No todos tenemos la suerte de tener un tutor en el área de..." Atlas se interrumpió a sí mismo. Hizo un garabato en su pergamino y retomó su habla. "... de lo que sea, en realidad. Tom es bueno en todo, literalmente." dijo y le dirigió una mirada de felicitación.
"Excepto en Transfiguraciones y Adivinación" dijo Abraxas. Tom lo miró con enojo.
"Abraxas." murmuró con molestia.
"El día que entiendas conceptos básicos de Adivinación, te consideraré el mejor del Colegio. Hasta ese entonces, el mejor sigo siendo yo, querido Tom Riddle." estableció y sonrió dando por finalizada su tarea pendiente.
"¿Tan rápido terminaste?" preguntó Atlas enojado.
"Sí, querido. Ahora, dame mi sandwich de plátano y calabaza." ordenó. Atlas suspiró y dejó su tarea a un lado.
"Bien." murmuró y se levantó del sofá, saliendo de la Sala Común mientras Abraxas lo seguía, hasta saben ellos dónde.
"¿No terminará su tarea?" preguntó Dione decepcionada.
"Al parecer, no." respondió Ferbus.
"Era muy bueno para ser verdad y qué durara..." dijo y terminó su tarea. Ferbus lanzó un chillido y lanzó su pergamino al piso.
"Adiós, esa mierda logró sobrepasar mis niveles de paciencia y entendimiento." dijo y se fue a su habitación.
"Bien..." susurró Dione. "Al parecer, aquí todos están demasiados sensibles." murmuró.
"¿Te parece?" preguntó Harry sentándose y Dione sonrió.
"Cómo sea, cuéntenme. ¿Qué estuvieron haciendo y por qué razón el Prefecto Perfecto de Slytherin no fue a desayunar hoy en la mañana?" preguntó con cierta curiosidad.
"Me desperté tarde." dijo con frustración.
"Mentiroso." dijo Harry y Tom lo miró con una ceja arqueada.
Tierno.
"No me digas mentiroso, Evans." dijo Tom y Harry sonrió.
"Te lo diré si tú dices mentiras. Hoy no te despertaste tarde, solo que tienes un puto reloj en tu cabeza que te hace levantarte a las seis en punto todos los días y el que solo UN DÍA te despiertes a las siete te hace sentir un dormilón." dijo y Dione asintió sin sentir que aquella explicación fuera realmente para ella.
"No fue así." dijo Tom y Harry lo miró con ese tipo de miradas, a la que Tom sólo decidió evitar porque había comenzado a formarse una sonrisa en su cara.
Dione estudió la pose y la forma en que se trataban entre sí y una idea llegó a su cabeza, aunque decidió no prestar demasiada atención a aquello porque no tenía fundamentos lógicos.
"En fin, basta ambos." dijo y sonrió. "Harry tiene razón, Tom, no es tarde las siete." dijo y Harry hizo un sonido de victoria. "Pero, no le digas mentiroso Harry, o no en su cara al menos." dijo y suspiró ante la mirada de Tom que decía lo definitiva que sería su muerte. "Debo irme, tengo una reunión con Horace. Y tú, Tom, también debes venir. Quiere hablar con ambos." dijo y Tom asintió.
"Adiós y buena suerte." dijo Harry y ambos asintieron. "Oh, y ¿Tom?" lo llamó Harry, Tom se giró con rapidez, curioso. "tarde se considera a partir de las diez y media de la mañana." dijo y le guiñó un ojo. Dione se echó a reír pero a Tom no le causó ni pizca de gracia su comentario.
"Vete a la mierda, Evans" murmuró.
Ambos salieron de la Sala Común y entonces, Dione lo detuvo con prisa.
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"Cuídalo." pidió Dione.
"¿A qué te refieres, Dione?" preguntó Tom, asustado por dentro.
"Hablo de... Harry." murmuró. Lo soltó sientiendo que iba a resultar incómodo. "Lo quiero mucho, y a tí igual. No quiero que salgan... No sé, heridos." dijo y Tom la miró como si estuviera loca.
"Dione, me preocupas tú. ¿Qué te sucede?" preguntó.
"Tom, es un poco... Vergonzoso decirte esto..." murmuró.
"No comprendo."
"¿Qué sientes por Harry, Tom?" preguntó Dione y Tom la miró confundido.
No respondió, dudando de qué decir.
"Yo..." su voz se apagó.
"No importa. Déjalo, si quieres. Yo... Creo que me confundí." dijo y sonrió apenada. "Creí que sucedía algo que al parecer..." Tom la interrumpió.
"¿Qué creíste?" preguntó. "Dímelo."
Dione dudó, sintiendo que era una idiota por hablar antes de tiempo y de más.
"Creí que tú y Harry..." miró a otro lado, avergonzada. "Estaban saliendo." murmuró y Tom la miró sorprendido.
Tom sintió su corazón palpitar a mil, sintió como aquella idea podía generar un mundo de sensaciones en su cuerpo y su alma.
"Una tontería, por supuesto, pero en fin, creo que..." Tom la interrumpió una vez más.
"No creo que sea una tontería..." murmuró. Suspiró y se alejó rápidamente. "Debemos irnos, Horace nos espera." dijo dejando a Dione totalmente confundida.
Dione asintió y se dedicó a seguir su camino, sin notar quizá que una serpiente se hallaba en la oscuridad, escuchando, y que luego se dirigió por las alcantarillas a su lugar de descanso permanente: la habitación de su maestro.
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Una de las clases del lunes, fue pociones, dónde Horace les pidió que realicen una pócima.
"¿Cuál, profesor?" preguntó una niña de Gryffindor.
"La pócima se llama, Poción de Muertos en Vida." dijo y sonrió. "También pueden haberla escuchado nombrar cuando cualquiera que la beba, pretender parecerse a un muerto o dormir tan profundamente, que puede confundirse con la muerte. De allí su nombre." dijo y algunos murmuraron lo que sabían acerca de aquella poción. "El día de hoy les pediré que realicen esta pócima, sus ingredientes y procedimiento se encuentran en la página novecientos trece." dijo y una chica de Gryffindor levanto la mano. El profesor Slughorn la miró y asintió informando que la escuchaba.
"¿De qué nos servirá aprender a realizar la pócima, profesor?" preguntó curiosa.
Slughorn sonrió. "Es meramente un saber académico, querida." murmuró y la chica asintió aún más confusa. "Quien logre hacer la mejor poción de Muertos en Vida, ganará un frasco de Félix Felicis." dijo y todos parecían actuar competitivamente. "Tienen una hora y media para realizarla correctamente." declaró y el tiempo comenzó a correr para todos.
Harry comenzó a revisar aquella página de su libro mientras escuchaba los murmullos de toda la clase. Sentía los nervios de no poder hacerlo bien, aunque jamás le había sucedido antes.
Mientras se encaminaba a buscar los ingredientes, comenzó a recordar aquel día en que se había desmayado en medio del salón, luego de oler aquella Amortentia.
Dejó eso fuera de su mente luego de que volvió a su escritorio y comenzó a realizar la pócima cómo la conocía.
El proceso fue bastante eficiente y rápido, por lo que Harry resultó ser de los primeros en casi terminar la poción. Entre ellos estaban Tom, Ferbus (para sorpresa de todos, al parecer), Harry y un tal Avery.
Horace Slughorn paso por el escritorio de los cuatro y nombró como la peor poción de las cuatro a la de Ferbus porque resultó ser amarilla con burbujas violetas, agregando que podría resultar tóxica, aquello pareció halagar a Ferbus lo suficiente. La tercera poción fue la de Avery y Slughorn sólo le dijo que hubo algunas confusiones en el proceso de mezcla; Tom y Harry tuvieron las mejores pociones, pero Slughorn notó que la de Harry tenía el color perfecto, lo que hizo que él terminara ganando la poción de Félix Felicis.
Tom fue quien comenzó el aplauso, para sorpresa de Harry, quién lo miró con una ceja arqueada mientras el resto de la clase solo se dedicaba a aplaudir.
Luego de que Slughorn diera por terminada la clase, Harry se acercó a Tom con vergüenza.
"Tom, quiero decirte algo." murmuró.
Tom lo miró y un brillo de curiosidad parecía estar en su mirada. "Dime." concedió.
"No merezco la poción..." dijo y sonrió. "Tú la mereces más que yo, porque realmente te esfuerzas." dijo y Tom lo miró con cuidado.
"Harry, no seas idiota." dijo y sonrió. "Me encantaría haberla obtenido, pero me alegra que seas tú quien la tiene. Eso quiere decir que mi clase del sábado no fue tan mal, además... Me conformo con que mi aprendiz, quién jamás logrará superarme, gane algo alguna vez." dijo y le guiñó un ojo cómicamente.
Harry no podía explicar lo que estaba sintiendo en ese instante. La alegría, la confusión y la adrenalina que estaba experimentando eran realmente intensas.
"Gracias..." murmuró y sintió como su cara comenzaba a enrojecerse y como él comenzaba a sudar. "Adiós." dijo sabiendo que a penas y podía hablar.
Salió de allí y se dirigió a su habitación, esperando a que se haga la hora para la siguiente clase.
Al llegar a su habitación, la serpiente de Tom estaba rondando por allí. Harry no se inmutó al verla en su cama.
"¿Eres del que mi maestro siempre habla?" preguntó siendo muy directa.
"¿Qué?" preguntó Harry confundido mientras se sentaba en su cama, cerca de la serpiente.
"Hueles a mi maestro últimamente, lo que me hace pensar que eres por quién mi maestro se la pasa murmurando y suspirando." dijo ahora como algo seguro, sin dar posibilidad a negarlo. "¿qué eres de mi maestro?" terminó preguntando.
"Tu maestro es solamente un compañero de habitación y un... amigo." dijo Harry, dudando en el título de amigo.
"No creo que los amigos duerman juntos en la misma cama." dijo y Harry rodó sus ojos.
"Eres una serpiente, ¿qué vas a saber tú sobre lo que hacen o no los amigos?" dijo y la serpiente, en vez de enojarse u ofenderse, tomó aquello como una prueba de que tenía razón.
"Pobre de mi maestro si tiene que aguantar tu carácter..." dijo y antes de irse, le dedicó las últimas palabras que le daría en el día: "en fin, sólo quería saber por quién estaba cambiando tanto mi maestro. Cada vez suspira y murmura mucho más, sueña cosas que le hacen más cariñoso y me permite recostarme en su almohada cuando se va a clase..." murmuró y comenzó a alejarse.
"¿Y eso que tiene que ver conmigo?" preguntó Harry confundido.
"Huelen igual... Cuando están juntos exudan un olor... Asqueroso para mi pobre olfato" murmuró y se fue para debajo de la cama de Tom, dejando a Harry completamente desconcertado.
¿Tom Riddle y él, tienen el mismo olor?
Su mente no encontraba una respuesta lógica a esa pregunta, por lo que dejando aquello de lado, paso a un tema igualmente importante.
¿Tom Riddle estaba cambiando, por alguien?
Algo no le gustó de eso. O más bien, no le gustó nada de eso.