
Secreto Mal Oculto.
Esa misma noche, Harry no prestó atención a nada a su alrededor, más que a aquella duda que tenía desde su charla con Tom.
Algo estaba sucediendo. Algo estaba comenzando a cambiar y Harry no podía lograr descifrar qué. Eso lo ponía nervioso de tal forma en que no paraba de temblar.
"Estás congelado, Evans." murmuró Tom en un tono que demostraba su inconformidad con aquel hecho.
"Estoy bien. Sólo necesito descansar, ya te lo dije." respondió ligeramente irritado por la insistencia de Tom en aquello.
Sí, estaba temblando. Estaba temblando porque estaba nervioso y ansioso por una respuesta pero no cualquier respuesta. Una respuesta lógica.
Su mente repasaba su última conversación con Tom completa y con mucho cuidado de no saltarse nada… Y entonces lo entendió.
Tom ya sabía acerca de los Horcruxes.
Pero… ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Ya habrá hecho su primer Horrocrux? No, no podría haberlo hecho, Myrtle aún tiene vida…
Pero, ¿es acaso eso una razón para tranquilizarse?... ¿Qué podría hacer él para que Tom no haga los Horrocruxes? ¿Podría… Evitar la catástrofe que será Voldemort en un futuro?
Una sonrisa se formó en sus labios ante la idea de evitar ese futuro.
Cuando Tom le preguntó qué le sucedía por décimo quinta vez, sólo le sonrió y le dijo un simple y seguro.
"No ocurre nada, Riddle". Tom por supuesto que desconfió de ello y lo miró intensamente aún cuando estaba preparándose para dormir.
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Octubre terminó con rapidez, dando paso así a Noviembre.
Quizá, una de las pocas cosas a destacar del final de Octubre es el tan conocido treinta y uno, día de Halloween, o como Abraxas había mencionado, Samhain.
Harry realmente no prestó demasiada atención a eso, pero Abraxas estuvo más de treinta minutos explicando la diferencia de nombrar aquella festividad de una u otra forma, y también le contó el porqué los magos de sangre pura odian el término 'Halloween' y blah, blah, blah…
Harry realmente quiso lanzar un "Silencio!" a Abraxas en esos minutos. Por suerte, Ferbus aligeró el ambiente haciéndole burlas a todo momento.
Tom sólo se dedicó a asentir a Abraxas en todo momento, mostrando cuánto de acuerdo estaba con él y Atlas… bueno, Atlas sólo se dedicó a mirar un punto fijo en la habitación.
En todo el treinta y uno de octubre, Harry no salió de su habitación. Ese día había caído sábado y aprovechó a "repasar y estudiar", cuando en realidad lo único que no hizo fue "repasar y estudiar".
Quiso estar solo. Absoluta y completamente solo.
Los únicos dos seres vivos que lo vieron, fueron la serpiente mal oculta de Riddle y Atlas.
La serpiente era muy egocéntrica (al igual que su dueño, pensó Harry) pero Atlas… Él era muy gracioso y generoso con Harry, por lo que esa hora que ambos hablaron, Harry la pasó realmente bien.
Pero, el tener un día de completa soledad, le ayudó a pensar. Pensó en muchas cosas, pero en lo que más pensó, fue en Tom Riddle.
Pensó, y mucho, en cómo evitar los horrocruxes, en por qué ahora Tom estaba tan interesado en saber qué le sucedía y también trató de encontrar la respuesta a la rápida buena relación que estaban teniendo el uno con el otro.
Una cosa es tratar a alguien con respeto y cordialidad, otra muy diferente, es buscar la compañía de esa persona o el interesarse en saber qué piensa sobre tu tarea de Pociones. O sobre la tarea de Transfiguración…
Suspiró nerviosamente, ¿es normal, verdad?. Pasaban las veinticuatro horas de todos los días, de todas las semanas, de todos los meses el uno con el otro. Lo lógico fue que en algún momento comiencen a tener una relación amistosa, o cordial, o buena…
Entre tantos pensamientos, divagaciones, dudas y opciones con distintas posibilidades, Harry pasó el último día de octubre. Cuando se dió cuenta, ya sus compañeros de habitación estaban allí, con él. Abraxas le preguntó acerca de su estudio y Harry fingió estar totalmente seguro de que si el profesor Binns decidiese dar un exámen, el mismo día que Slughorn, Harry estaría entre los primeros en haber terminado el exámen y en haber aprobado ambos de ellos.
Abraxas sonrió satisfecho, al parecer, con la respuesta clara y precisa de Harry. Ferbus murmuró algo sobre que ya tenía suficiente de esas actitudes con su hermana, Tom y Abraxas y le rogó que no sea como ellos y Atlas sólo le sonrió amenamente, ya que él sabía que aquello que Harry dijo era una mentira.
Tom sólo lo miraba con demasiada intensidad, a tal punto en que Harry comenzó a asustarse de haber hecho algo…
Un momento…
¿Tom no pudo haber descubierto que él…?
No, no, ¿verdad?
Eso… Además, ¿cómo? ¿quién?.
Miró a Tom con cuidado de no parecer ansioso o nervioso.
¿Sabrá Tom que vengo del futuro?
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Noviembre era vibrante, a ojos de Harry.
Su aparente amistad con Tom se notaba en momentos extraños de sus días. Cuando hacían tarea de Pociones, Transfiguración o de Adivinación (porque sí, aún cincuenta años en el pasado Fate sigue jodiendo en algunos puntos su vida).
Aquél día, Harry decidió comenzar su día temprano. Quería desayunar tranquilamente y tener aunque sea treinta minutos para pensar sin tener a (Tom) alguien a su alrededor, queriendo saber qué le sucedía o qué pasaba por su mente.
Al llegar a la mesa de Slytherin, comenzó a desayunar con una sonrisa en su rostro. La paz que tenía consigo mismo, se rompió a medias en cuanto Dione llegó y se sentó a su lado.
"Buen día, Harry. Me alegra verte fuera de tu habitación." dijo y sonrió. Harry puso sus ojos en blanco. Desde el treinta y uno, (día en que lo pasó completo en su habitación, a solas, con una serpiente que lo vigilaba como si fuera su presa) ella estaba segura de que la única forma de que él no volviera a hacerlo, era recordarle a todo momento aquella acción.
"Buen día, Dione. ¿Cómo has descansado?" preguntó Harry decidido a ser cordial de cualquier forma.
"Oh, muy bien, gracias por preguntar." dijo y comenzó a desayunar también.
Harry murmuró algunas maldiciones en general, pero luego se tranquilizó pensando en que este debía ser el mejor día que pudiera ser. Nadie le arruinaría este día.
"Harry." llamó Dione y él la miró curioso. "¿Puedo hacerte unas preguntas?".
Harry asintió.
"Claro."
"¿Sabes que puedes contarme lo que sea, verdad?" preguntó. "Puedo ser insoportable, sí. Pero siempre estoy para escuchar y ayudarte en lo que pueda."
Harry sonrió y asintió. "Claro, lo mismo va para ti."
"Genial, me alegra que lo comprendas." dijo y suspiró profundamente. "Te voy a pedir que seas directo y lo más sincero y honesto conmigo que puedas… ¿Bien?" preguntó y Harry se sintió completamente confundido, pero asintió. "¿Tú… Sientes… o crees que lo haces… algo por… Tom?" preguntó con pausas medianamente largas entre cada palabra.
"¿Qué?" preguntó Harry sin haber entendido nada.
"Que si tú…" su cara parecía una frutilla de lo rosa que estaba. "¿Tú… sientes algo romántico por Tom?" murmuró y Harry comprendió por fin lo que estaba queriendo decir.
Demasiadas posibles reacciones vinieron a su cabeza. La primera fue la risa, (porque, ¡vamos! ¿él, sentimientos románticos por Tom Riddle?) el segundo, fue la vergüenza (ni siquiera es necesario explicar el por qué, pero… ¿es muy extraño que aquella pregunta lo haya hecho sentir confortable y avergonzado al mismo tiempo? debe estar enloqueciendo...) y la tercera fue la indignación, pero no con la pregunta… Con él mismo.
Se sintió decepcionado de sí mismo por las primeras emociones que está pregunta le generaron, le decepcionó el meditar la respuesta. ¡Como si realmente hubiera algo que meditar!
Esta persona de la que Dione le hablaba… era Voldemort, o lo sería en un futuro. Le arruinaría la vida, literalmente. Voldemort mataría a sus padres, a sus compañeros y tendría parte de la responsabilidad ante la muerte de Sirius.
"¿Harry?" la voz de Dione lo sacó de sus pensamientos. "Lamento si aquello fue…"
"No-" dijo Harry y se arrepintió enseguida de haber interrumpido a Dione. Suspiró profundamente y exhaló. "No te disculpes, Dione. Yo… la verdad es que no sé qué responder a tu pregunta." murmuró confundido.
"Oh…" un murmullo descuidado salió de los labios de Dione, estaba sorprendida. Al igual que Harry. "Wow."
"¿Qué sucedió?" preguntó la voz de Atlas.
"¡Lestrange!" dijo Dione enojada. "No puedes simplemente aparecerte así como así, además… además escuchar conversaciones ajenas y privadas es de pésima educación." lo reprendió.
"Yo no estaba escuchando su conversación, Prince. Tengo cosas más importantes e interesantes que hacer." dijo y Dione asintió burlonamente.
"¿Por ejemplo?" preguntó con una sonrisa triunfante. Atlas suspiró y parpadeó rápidamente, sonrojándose por la vergüenza de tener que aceptar haber sido descubierto.
"Bien, está bien." murmuró.
"¿Cuánto escuchaste?" preguntó Harry aterrorizado. Dione, al parecer, notó su terror porque lo miró con un brillo intenso en sus ojos y Harry creyó que estaba tratando de pedirle disculpas por someterlo a aquella situación tan embarazosa. Harry sólo negó y sonrió, aunque sólo le quedó una mueca extraña.
"¿Cuánto crees?" preguntó Atlas mirándolo fijamente. Harry alzó sus hombros en señal de no tener idea. Atlas asintió y miró a la mesa fijamente. "Todo." confesó.
Harry asintió y quiso reírse.
"Pero… no has dicho nada malo, quiero decir, no está mal sentir algo más que simple amistad por alguien… es… normal. Todo el mundo siente eso alguna vez, no te sientas solo en eso porque, créeme, no lo estás." dijo y sonrió nervioso. "Aunque claro, luego está el pequeño detalle de que ni siquiera respondiste la pregunta y justo allí es cuando me doy cuenta de que hablé totalmente de más." murmuró y Dione asintió.
"Siendo completamente sincera, sí. Lo hiciste." murmuró con cansancio.
"Yo-yo no… Jamás podría…" la sola imágen de él teniendo algo romántico con Tom Riddle le revolvía el estómago. Podía hacerse su… "amigo", pero jamás eso podría pasar a una fase romántica. Jamás.
"Nunca digas nunca, Harry."
"Atlas, ya basta." suspiró profundamente Dione, comenzando a enojarse.
"No sabes qué puede deparar el futuro…"
"Atlas…"
"...Quizá, algún día, ambos se den cuenta de esta unión que tienen y que podría llegar a prosperar como una relación más profunda." dijo y Dione, harta de que Atlas hiciera caso omiso a sus órdenes, le estaba por gritar cuando una voz la interrumpió.
"¿Quién tendrá una posible futura relación más profunda con quién?" preguntó Ferbus con su tono característico de curiosidad y bromas constantes.
Ahora fue Atlas quien lo miró con pena.
"¿Siendo insoportable desde las primeras horas de la mañana?" preguntó Tom agarrando sus sienes, comunicando no verbalmente, que tenía un dolor impresionante de cabeza.
"Ya sabes la respuesta, querido." anunció Atlas con un tono nervioso en su voz. Harry realmente sólo quería tener un día de paz. Sólo un día.
"Si, claro." suspiró Tom y comenzó a desayunar mientras Abraxas se sentaba a su lado.
"Fue extraño verte levantarte antes que todos, Harry." dijo Ferbus. Harry asintió mientras bebía su jugo de calabaza con lentitud.
Los cinco lo miraban intensamente. Dione y Atlas con culpa, Ferbus y Abraxas curiosos y Tom parecía analizarlo intensamente con la mirada.
Quince minutos después, todos abrieron sus bocas y hablaron al mismo tiempo.
"Harry." dijeron los cinco y Harry suspiró exhausto.
"Adiós." dijo irritado. "Necesito ir a clase, y no, no compartimos esta clase, Tom." dijo y se fue del Gran Salón con su nivel de irritación al máximo.
Tom miró a sus cuatro compañeros con frialdad.
"¿Qué le sucede?" preguntó con enojo filtrándose en su voz.
"Nada." dijeron Dione y Atlas.
"No me mientan."
"Tom, déjate de tonterías." dijo Dione irritada. "Seguramente está harto de que lo sigas de acá para allá y no le des su espacio. Además… no sé qué te sucede, pero estás demasiado obsesionado con Harry." dijo Dione siendo honesta.
"Quiero saber qué le sucede antes de que se termine el día." dijo y Dione suspiró irritada.
"Suerte averiguandolo." le deseó Dione con hartazgo.
Entonces, el día pasó relativamente rápido. Las dos clases que Tom compartía con Harry fueron, a ojos de Tom, las mejores del día.
Su misión con Harry era averigüar si el chico merecía su confianza o si llegado el momento debería matarlo por la cantidad de información que tiene de su persona… y ya se le había ocurrido qué podría hacer él con la muerte de Evans, si es que llegaba a suceder. Sólo que… cada vez que pensaba en eso, un escalofrío y un dolor extraño se alojaban en su cuerpo.
Al llegar el fin del día, Tom debía admitir para sí mismo que estaba exhausto.
Cuando llegó a su habitación, junto a Abraxas, encontró a Atlas mirando el techo como si algo interesante se alojase en él.
"¿Atlas?" preguntó Abraxas incrédulo.
"Oh, lo siento, no los oí llegar." dijo y sonrió lastimeramente.
"¿Qué te sucede?" preguntó Abraxas con cuidado. Atlas parecía al borde de un colapso nervioso.
"¿A-a mí?" preguntó y sonrió desquiciadamente. No le gustaría tener nunca aquella mirada o sonrisa en su rostro. "¡Para nada! Estoy completa y totalmente bien, Abraxas." dijo y un tic en su ojo izquierdo, entonces, lo delató.
Algo les estaba ocultando, y Tom presentía que se trataba de Harry. Nadie podía ocultarle secretos, no sobre Harry.
Esperó unos minutos antes de volver a hablar. En ese tiempo, se concentró en parecer intimidante y en acercarse lo mayor posible.
Luego de que hayan pasado dos minutos con trece segundos, habló.
"Atlas." llamó. Atlas suspiró y se levantó quedando frente a él. "Sé lo que nos estás ocultando" confío.
"¿Qué?"
"Me decepciona demasiado el haberme enterado por… Otras personas." dijo y lo miró con desaprobación. "Habría preferido que me lo dijeras tú mismo. En fin… lo hecho, hecho está y lo no hecho también." dijo y agarró su varita con cuidado, fingiendo pensar un posible hechizo para atemorizarlo. "A menos que… tengas algo que decirme que no hayas dicho antes y yo no sepa, puedes estar seguro que en pocos segundos no recordarás ni tu nombre." dijo amenazante.
"¡Bien!" gritó. "Lo siento, lo siento." pidió con nervios. "Jamás creí que ellos te lo dirían, de igual forma ni siquiera sé todo, sólo una parte… quería decírtelo, pero no quería hablar sin tener la conversación completa y jamás creí que te importaría tanto que Harry estuviera negando un enamoramiento."
Un balde de agua congelada cayó sobre Tom de alguna forma. El fingir enojarse con Atlas por saber algo había funcionado pero… ¿A qué costo?
Sabía desde un principio que se trataba de Evans, pero jamás creyó que fuese… Esto.
Enamoramiento. Negando. Harry.
Su cara pareció reflejar su mortificación, porque Atlas lo miró con su boca abierta totalmente.
"Por favor… no…" Atlas comenzó a hablar.
"Cállate."
"¿No lo sabías?" preguntó en un tono agudo. Tom no respondió, sólo miró intensamente a la pared. "¡Tom, no lo sabías!" lloriqueó.
"Atlas, por Merlín, cállate de una vez." dijo Tom irritado. "Ya, lo hecho, hecho está. Yo… tengo que irme." advirtió y cuando iba a salir de la habitación, Abraxas lo detuvo.
"No actúes de forma estúpida, Tom. Ni siquiera sabes si Harry realmente gusta de alguien o si simplemente fue algo que Atlas entendió…" Abraxas se quedó en silencio al ver quién llegaba con una mirada ausente.
"Harry." dijo Tom. Atlas dió un suspiro y se desmayó.
"Tom, Abraxas. Buenas noches…" dijo y cuando iba a entrar a la habitación compartida, Tom lo detuvo. "¿Qué sucede?" preguntó.
"Tengo que hablar contigo." dijo y Harry parecía comenzar a ponerse nervioso.
"Tom… yo… tengo mucho sueño ahora mismo, sería mucho mejor dejarlo para mañana, ¿bien?" dijo y asintió con una sonrisa nerviosa. Entró a la habitación y vió a Atlas desmayado y los miró a ambos con curiosidad.
"Cansancio." mintió Tom. "La clase de Adivinación e Historia de la Magia lo agotaron." explicó y Harry asintió comprendiendo y se dirigió al baño, dejando a Abraxas, Tom y a un Atlas desmayado solos.
Tom suspiró y, cuando Abraxas iba a abrir su boca, salió disparado de la habitación vaya a saber uno a dónde.
"... Mal." completó su frase y negó mirando al cuerpo de Atlas. Se acercó y meditó sus dos opciones: dejarlo allí tirado, o levantarlo y llevarlo a su cama. Eligió la última y al dejarlo en la cama sonrió con ternura al ver cómo este dormía tan plácidamente… Quizá realmente estaba agotado por esas clases.
Le acomodó unos mechones de cabello ébano y se alejó hasta su cama, previendo que Harry saldría del baño en segundos.