Luz y Oscuridad

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Luz y Oscuridad
Summary
Harry Potter 𝘯𝘰 era 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘵𝘢.Bueno, quizás sí, pero de algo estaba seguro en ese momento.Mataría a los gemelos por haber dejado aquellos polvos recientemente creados tirados por ahí.¡Él sólo quería volver a Hogwarts, no aparecer en una habitación totalmente desconocida, fría y encontrarse con que había viajado más de cincuenta años en el pasado!Su problema fue aún mayor, al ver que no estaba en un lugar común y corriente. No.Estaba en el Orfanato de Wool.Genial, ¿verdad?.¿Qué cosas podrían salir mal a parte de cruzarse con el mismísimo Tom Riddle y de tener que convivir con él? ¿Nada, cierto?Pues estaba equivocado, muy equivocado...🧚🧚🧚Realmente, esta historia es de mí total y completa imaginación. Aunque los derechos de los personajes y del mundo no me pertenecen (le pertenecen a JK Rowling y a Warner Bros.) los utilizo con fines de divertirme mientras cambio enormemente ciertos sucesos y parejas... Así que, si te interesa, puedes leer esta historia.¡Espero que lo disfrutes!
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Manos Cálidas

Octubre comenzó y con él también el otoño.

 

Desde aquella pelea, tanto Harry como Riddle no se hablaban, evitaban encontrarse en los pasillos (extrañamente, para los demás, lo lograban) y no les permitían nombrar al otro en su presencia.

 

Aunque en realidad, no era todo tal cuál. En realidad, Harry y Riddle se encontraban todo el maldito tiempo en todos los malditos pasillos de Hogwarts. Afortunadamente, estaban tan sumidos en sus propios mundos y enojo con el otro que no perdían el tiempo en discutir.

 

Otra persona con la que Harry había evitado todo el contacto posible, fue Dumbledore. Ese sentimiento que había terminado por aceptar que era, en cierta parte, frustración y por la otra, decepción de no ver al Dumbledore que él conocía reflejado en el de esta época, lo consumía por dentro cada vez que debía compartir un espacio cerrado con Dumbledore. Ese sentimiento acrecentaba aún más cuando en ese espacio cerrado también se encontraba Tom Riddle.

 

¡Harry! –lo llamo Dione y Harry la miró estupefacto. –¿En qué pensabas tanto como para no estar escuchando lo que te estaba diciendo?

 

–Oh, yo... En nada importante, Dione. –dijo y sonrió avergonzado. Ella suspiró y le dió una de esas miradas, que le decían que no le importaba en lo absoluto y que le contará lo que sea. Él suspiró. –Es sólo que debo terminar un trabajo de Transformaciones.

 

–Harry, me habías asustado por un momento... –dijo y le sonrió tratando de tranquilizarlo. –¿De cuándo es el trabajo?

 

–Es de hace una semana y media. –murmuró y Dione lo miró con sorpresa, indignación y enojo mezclados. –Harry Evans... Espero que esto sólo sea una de las estúpidas bromas que últimamente me haces, tal como Ferbus. Dime por favor que no te has vuelto como él... –murmuró con preocupación. Harry debía admitir que su mentira había salido bien. No le había gritado, o peor, sacado puntos.

 

–¡Oye! –dijo Ferbus que de un momento a otro había aparecido entre ellos. –Jamás he dado una impresión de irresponsable. El mayor tiempo que tarde en entregar una tarea, fueron menos de dos meses y medio. –se defendió.

 

–¿Te das cuenta que eso no es algo de lo que sentirse orgulloso, o no Ferbus?

 

–Jamás dije que fuera el menor tiempo. El menos tiempo fue tres semanas. –dijo y siguió con su tarea de Adivinación. Dione parecía totalmente estresada.

 

–No puedo con ustedes. Realmente no. –suspiró y su mirada se dirigió fugazmente detrás de Harry. –Harry, no es por alarmarte, pero Tom Riddle viene hacia aquí. –dijo y Harry suspiró profundamente con algo parecido a los nervios.

 

–Eso claramente significa que debo alarmarme, Dione. –dijo y ella sonrió disculpándose por eso.

 

–Ferbus Prince, Dione Prince. –saludó Riddle con amabilidad. –A ti, Ferbus Prince, te busca Slughorn y a tí, Dione Prince te busca Otus, dice que debe hablar contigo algo sobre las rondas del mes. –dijo y Harry notó un tono desinteresado en su voz.

 

–Oh, muchas gracias, Tom. –dijo Dione y se levantó con rapidez sin despedirse o decir nada más.

 

–También debo irme. Slughorn siempre quiere chocolates de frambuesa. –dijo y Harry lo miró con intriga. Ferbus solo suspiró e hizo un movimiento con sus manos dando a entender que luego le explicaba. Harry asintió y dirigió su mirada a... A un libro que tenía en sus manos.

 

–¿Qué lees Evans? –preguntó Riddle y le sacó el libro de las manos. –Si el muggle ve aquella transformación, debes contar con tres cosas: tu varita, saber el hechizo desmemorizante y, por último pero no menos importante, dejar de realizar magia en frente de muggles. –Riddle suspiró al terminar de leer aquello y su mirada se transformó en una... Mueca de disgusto mezclado con burla.

 

–Devuélvemelo. –ordenó Harry irritado. –Ya mismo.

 

–No, además, vine a hablar contigo. –dijo y suspiró sonriente. –Quiero empezar de nuevo, Harry. –murmuró amistosamente. –Sería bueno tenerte como futuro compañero y, quién sabe, futuro amigo. –dijo y Harry lo miró intensamente confundido. –¿Qué opinas?

 

–¿Qué opino sobre qué?

 

–Sobre comenzar de nuevo.

 

–Quiero el libro de vuelta en mis manos y, si no es muy difícil, también estar en paz. –dijo irritante.

 

–Oh, bien. –asintió Riddle y le devolvió el libro. Harry asintió y lo abrió fingiendo prestarle suma atención, esperando que así Riddle se vaya a cualquier otra parte.

 

No funcionó, porque en un momento se puso a murmurar incoherencias. Como por ejemplo, "El azúcar muggle sabe asquerosa. Los ratones tienen un sabor único que jamás podrán dejar de agradarle en absoluto." Harry sólo trató de evitar reírse de aquella idiotez y miró a sus alrededores, tratando de notar si alguien más había oído tal...

 

Su mirada se dirigió a Riddle. Este estaba sentado en frente de él y tenía su mirada clavada en él. Estaba observándolo tan fijamente que Harry sentía que iba a vomitar de los nervios e incomodidad.

 

Nadie lo había oído. Y Riddle parecía demasiado concentrado en observarlo a él... Por lo que eso significaba...

 

“Las ratas se esconden en la oscuridad. Jamás saldrán a la luz. Hog... Cómo sea que se llame este lugar, algún día me lo agradecerán... ¡Oh, sí, ven aquí pequeño, serás... Mío!”. Esa voz sibilante volvió a sonar y Harry comprendió que no era cualquier idioma y no cualquiera que quisiera podría entenderlo.

 

Era pársel. Había una serpiente quién sabe dónde o en qué parte del colegio rondando y queriendo casar una... Rata.

 

Harry se levantó y sonrió tratando de pensar en la lógica de las serpientes y, para el caso, de Tom Riddle.

 

Entonces, lo entendió. La serpiente estaba en un lugar oscuro, y estaba lo suficientemente cerca como para oír sus murmullos.

 

Corrió hacia su habitación y escuchó los pasos de alguien más, quién estaba absolutamente seguro que era Tom Riddle.

 

Al llegar a la habitación, encontró a la serpiente, con una rata entre sus dientes y en el espacio que había entre la cama de Harry y Riddle.

 

–¿En serio, Riddle? –preguntó Harry y este lo miró curioso al llegar. Cuando vió de lo que hablaba Harry suspiró y negó. –¿Una serpiente? ¿No pudiste siquiera elegir, no lo sé, un gato? ¿O una lechuza? ¿Tienes que ser tan... Slytherin? –preguntó y Riddle sonreía con un orgullo demasiado estúpido.

 

–Cállate, Evans. La molestas. –le dijo Riddle a Harry mientras esté último rodaba sus ojos con irritación.

 

–Bellaco.

 

–Berzotas.

 

Harry se tiró en su cama dispuesto a no escuchar más a Riddle, cuando este suspiró divertido.

 

–Eres intrigante, Evans. –dijo y sonrió.

 

–No tomaré eso como un halago jamás.

 

–No esperaba que lo hicieras. –asintió. –Tengo una pregunta que quiero que respondas. Si eres tan amable...

 

–Deja de dar vueltas, y hazla de una vez. Cuánto menos tiempo pueda escuchar tu voz, mejor para mí.

 

Algo en eso se sintió como una mentira.

 

–¿Quién eres, Harry Evans?

 

–¿A qué te refieres con que quién soy?

 

–Cuéntame de tí, de tu vida. De quién eres.

 

–No puedo responderle tantos datos personales a alguien que no puede responder mis preguntas. –dijo y le sonrió. –Tampoco puedo volver a "empezar" contigo, cuando ni siquiera me das la posibilidad de saber lo que quiero saber. –continuó. –Así que no, Riddle. No estoy dispuesto a darte nada de información o a comenzar de nuevo mientras tú no respondas mis preguntas.

 

Tom Riddle sonrió con diversión y orgullo. Aunque a Harry sólo le pareció que se estaba burlando de él.

 

–Está bien. –dijo Riddle desinteresado. –Sólo que debes responderme primero, querido Evans. Hasta que no contestes, no lo haré yo tampoco. –ofreció y Harry sonrió burlonamente.

 

Cómo si fuera creíble...

 

El silencio absoluto se instaló entre ambos, Riddle parecía demasiado esperanzado en que Harry le contestaría... Cuando Harry sabía muy bien que él no lo...

 

–Soy Harry Evans. –comenzó y algo en su mente parecía querer darle una paliza. –Nací el treinta y uno de julio, mis padres murieron cuando era un bebé y me crié con mis tíos. Cuando cumplí once años, me enteré que era un mago y comencé a estudiar la magia de forma teórica. No llegué a lo práctico hasta recién cumplido los trece años. –dijo con una pequeña "introducción" de sí mismo. –Ahora, tú.

 

Riddle parecía... Decepcionado y satisfecho al mismo tiempo, aunque parezca una combinación imposible, él lucía de esa forma.

 

–Dime, entonces, qué quieres saber. –dijo y Harry sintió, extrañamente que podía confiar en su palabra.

 

–¿Qué les hiciste a los demás para que te teman tanto y por qué? ¿Es lo mismo que les hiciste a Amy y Dennis? –preguntó y Riddle lo miró y Harry notó que se le había hecho un tic en el ojo derecho.

 

–No sabía que... –Harry le interrumpió.

 

–Riddle, no me hagas utilizar un hechizo desmemorizante en tí. –dijo con su varita apuntando a Riddle. Él suspiró asintiendo. Cuando abrió la boca para contestar, Harry volvió a hablar. –Y quiero saber la verdad, yo te dije la verdad y tú prometiste decirla. –dijo y mantuvo su varita en dirección a Riddle con una clara amenaza.

 

Riddle asintió. Y, al parecer tuvo la idea de que Harry iba a volver a interrumpir, porque rápidamente le tapó la boca.

 

Harry le dió una mirada de indignación. Riddle solo sonrió.

 

–Me fastidian las personas que me interrumpen. Así que, si prometes no interrumpir de nuevo, pasaré a contar y responder tus preguntas. –dijo y Harry asintió.

 

Las cálidas manos de Riddle se alejaron de la cara de Harry, y él sintió que podía volver a respirar con normalidad.

 

–Bien... –comenzó cautelosamente y, al parecer, desorientado. Harry lo miró atento. –Respondiendo a tu primer pregunta, sobre... –sonrió victorioso al ver la irritación que se generaba en Harry. –Sobre qué les hice a aquellos muggles y por qué. –dijo y Harry asintió, sin creer que fuera tan fácil obtener la respuesta. –Desde niño supe que era diferente a todos ellos, que poseía algo que ellos no. Al principio, pensaba que lo que yo poseía era el poder de manipularlos, un poder que me ayudó a lo largo de mi niñez para conseguir lo que quería, para mí sorpresa, poco tiempo después descubrí que no solo podía manipularlos... Luego, en cierto punto de mi infancia empezaron a suceder cosas... Aún más anormales. –dijo y suspiró con un brillo de emoción. –Quiero decir, la magia que poseía en mi núcleo estaba... haciéndose notar. A éstas cosas, ellos no hicieron más que tacharlas como poderes que me había dado el mismo diablo. No tardaron en tildarme como un monstruo. –susurró lo último, pero con el silencio que había en la habitación, Harry logró escucharlo. –Aquello me persiguió durante toda mi infancia, hasta que pude utilizar mi magia para vengarme de ellos. Les di una razón para no meterse conmigo. Claro que ellos no se quedaron callados o de brazos cruzados ante esto, todo lo contrario, la señora Cole llamó a todos los médicos posibles para convencerme de ir a lugares para personas, según sus palabras, como yo y demás... –dijo. Harry asintió cuando se dio cuenta que Riddle no contaría más. –Me llevaron a iglesias con más regularidad que antes, tenía castigos por mi magia que era, en ese entonces, incontrolable y voluble... –murmuró con los ojos cristalizados.

 

Harry no pudo evitar sentir pena, tampoco pudo evitar pensar en cuan mal lo había pasado Riddle de niño.

 

–Sé lo que se siente... –susurró Harry. Riddle lo miró con interés. –Mís tíos, junto a mi primo, son personas totalmente desagradables. La única razón por la que todavía no me habían sacado a la calle era porque sabían que no tendría otro lugar a dónde ir. Pero igualmente aquello no evitó lo mal que la pasé estos años con ellos. Lo... Mucho que tuve que soportar. –susurró sintiendo la ira subir por sus venas.

 

–¿Ellos lo sabían? –preguntó Riddle. Harry lo miró y asintió.

 

–Sí. Ellos lo sabían, aún cuando yo no. –dijo con enojo al recordar el cómo se había enterado. –Mi tía, era hermana de mi madre, pero solo mi madre tenía magia. –explicó y sonrió triste al recordar a su madre. –Ambos de mis tíos me mintieron en tantas cosas... A veces me pregunto qué de todo es real, qué tanto de la vida que conozco es real o no.

 

Riddle asintió comprendiendo ese sentimiento, o eso creía Harry. Suspiró y lo miró cauteloso. Unos minutos después, parecía haber decidido algo porque se levantó y, haciendo que Harry se intrigue, se sentó en su cama, a su lado, dispuesto a terminar de responder sus preguntas y decidido a que él también obtendría respuestas.

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