Luz y Oscuridad

Harry Potter - J. K. Rowling
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Luz y Oscuridad
Summary
Harry Potter 𝘯𝘰 era 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘵𝘢.Bueno, quizás sí, pero de algo estaba seguro en ese momento.Mataría a los gemelos por haber dejado aquellos polvos recientemente creados tirados por ahí.¡Él sólo quería volver a Hogwarts, no aparecer en una habitación totalmente desconocida, fría y encontrarse con que había viajado más de cincuenta años en el pasado!Su problema fue aún mayor, al ver que no estaba en un lugar común y corriente. No.Estaba en el Orfanato de Wool.Genial, ¿verdad?.¿Qué cosas podrían salir mal a parte de cruzarse con el mismísimo Tom Riddle y de tener que convivir con él? ¿Nada, cierto?Pues estaba equivocado, muy equivocado...🧚🧚🧚Realmente, esta historia es de mí total y completa imaginación. Aunque los derechos de los personajes y del mundo no me pertenecen (le pertenecen a JK Rowling y a Warner Bros.) los utilizo con fines de divertirme mientras cambio enormemente ciertos sucesos y parejas... Así que, si te interesa, puedes leer esta historia.¡Espero que lo disfrutes!
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Adulto Irresponsable

Después de aquella charla con Dione, Harry quedó con el sentimiento de culpa.

 

Desde el momento cero había caído en que Slytherin era de las peores cosas, casi tanto como Voldemort.

 

No pudo dejar de preguntarse qué habrá sentido Draco cuando él le dijo que sabía elegir muy bien sus amistades. Tampoco pudo evitar preguntarse si todo hubiera sido más sencillo llendo a Slytherin desde un principio...

 

Pero, luego, venían imágenes de Ron y Hermione. De Neville, Dean o Seamus. Aunque a estos dos últimos quisiera matarlos en varias ocasiones.

 

Fred, George, Angelina, Katie, Ginny...

 

Su mirada se volvió borrosa, el horario que tenía en su mano se transformó en un papel arrugado.

 

Sintió su cabeza arder, sentimiento que se comparaba al que tenía cuando su cicatriz dolía.

 

Inhaló y exhaló. Tenía que relajarse y, aunque no le guste aceptarlo, ni Ron, ni Hermione, ni Ginny, ni nadie que conozca estaba para él ahora mismo.

 

Caminó mirando el horario.

 

Transformaciones.

 

Llegó en menos de veinte minutos y se sentó lo más alejado de Dumbledore y de cualquiera que lo reconozca, en la medida de lo posible.

 

No fue tanto la espera hasta que aparecieron Malfoy, Lestrange, Riddle y uno que Harry no logró reconocer hasta que oyó a Malfoy llamarlo Avery.

 

Harry no se atrevió a seguir mirando a ese grupo y dirigió sus ojos a cualquier lugar menos a dónde sea que ellos estuvieran.

 

El lugar en cuestión, terminó siendo su escritorio.

 

Escuchó los pasos de sus compañeros, pero no prestó notable atención.

 

–Por un momento pensé que eras un fantasma. –dijo el inconfundible tono cómico de Ferbus.

 

–¿Cuando...? –frunció su ceño con confusión. –¿Cómo es que no te ví llegar? –preguntó.

 

–Quizá porque estabas atento a tu escritorio... –dijo y sonrió. Harry asintió. –¿Desayunaste? –preguntó.

 

–Sí, con Dione. –dijo y Ferbus sonrió con algo parecido a la tranquilidad y despreocupación. –¿Qué sucede? –preguntó.

 

–Confío en que ella te habrá obligado a comer.... –dijo y Harry suspiró mientras la risa de Ferbus llenaba sus oídos.

 

–Idiota. –susurró Harry y Ferbus siguió riéndose.

 

Harry sintió que alguien lo miraba y, al observar cuidadosamente, notó que era Riddle. Lo miraba con un brillo intenso en sus ojos y, segundos después, Avery también comenzó a mirarlo fríamente.

 

–¿Avery siempre es tan... –Ferbus lo miró curioso y Harry no supo cómo terminar su pregunta.

 

–¿Tan aterrador? ¿Tan extraño? ¿Tan perro faldero de Riddle? –preguntó Ferbus y Harry lo miró impresionado de lo mucho que parecía odiar a Avery.

 

–Eh... –Harry murmuró confundido.

 

–Pues, a todas mis preguntas hay sólo una respuesta correcta. Es fácil. –dijo y Harry negó sin saber qué responder. –, Harry. Es aterrador, es extraño y es el perro faldero de Riddle por excelencia. Lo és aún más que Abraxas Malfoy y eso es decir mucho. –explicó y Harry asintió de acuerdo.

 

–Bien... –murmuró, pero cualquier cosa que vaya a querer decir alguien fue interrumpido por Albus Dumbledore, profesor de Transformaciones, comenzando su clase.

 

–¡Bienvenidos a todos! –dijo un muy sonriente Dumbledore a toda la clase, dando así comienzo a la primera del año.

 

🍀🍀🍀

 

Harry vió como era la relación entre Dumbledore y Voldemort en varias ocasiones.

 

Siempre estuvo de acuerdo en que Dumbledore era mucho mejor en todo cuando se los comparaba.

 

Desde que supo sobre el Mundo Mágico, se enteró de la existencia de Albus Dumbledore, se lo presentaron cómo alguien fantástico, maravilloso y también cómo alguien imposible de equivocarse. También, como el director de Hogwarts.

 

Hogwarts, el primer verdadero hogar de muchos, pero también un lugar en que contabas con una protección demasiado baja.

 

El primer recuerdo que Harry tenía en dónde podía notar la tensa relación de Voldemort y Dumbledore, fue cuando en su quinto año, estaba en el Ministerio y ambos comenzaron a batallar entre sí. Claramente terminó ganando Dumbledore.

 

Harry jamás pensó en criticar o dudar de los métodos de enseñanza o del eterno cariño de Dumbledore hacia todo aquel estudiante de Hogwarts. Pero, hay un dicho muy conocido que explicaba su sentir: nunca digas nunca.

 

Dumbledore era una persona. Persona que cometió y cometerá errores a lo largo de su vida, pero en ese momento en lo menos que quería pensar era en eso.

 

Dumbledore había logrado que Harry se sintiera decepcionado.

 

Extraña forma de sentirse, claro. Pero, Albus siempre había sido un hombre que le daba razones para (y le exigía) luchar con amor, convicción, razones para demostrar que el amor no era un sentimiento de debilidad.

 

Pero entonces, Harry ahora tuvo la extraña oportunidad de conocer a Dumbledore como profesor de Voldemort (o Tom Riddle), y notó aquello que tanto le decepciona, nunca utilizó amor con Riddle. En ningún momento lo hizo.

 

¿Cómo alguien como Tom Riddle (alias Voldemort) iba a sentir amor, si le hicieron creer que no era merecedor del mismo?

 

Dumbledore jamás sería el culpable de la terrible infancia que tuvo Tom Riddle, pero sí se lo podía responsabilizar de no actuar como un verdadero adulto responsable ante el sufrimiento del niño. Y ser un adulto responsable, consistía en mostrar el apoyo, del que Harry estaba seguro, Tom necesitaba en ese momento.

 

En lo referido a la terrible infancia de Tom, Harry se sintió lo suficientemente seguro como para afirmar aquello, por lo que había visto en cuanto entró a la habitación de Riddle, su primer día en el Orfanato.

 

Entonces, Harry pensó en lo que Riddle se había convertido y su frustración se acrecentó. Sí, Tom Riddle tuvo actos de mierda. Mató personas que no tenían la culpa de lo que le sucedía, pero... ¿Cómo iba a saber él que las cosas se consiguen de otra forma y no por el odio, rencor u matanza, si nadie se encargaba de decírselo o siquiera enseñárselo?

 

¡Por Merlín, era un niño de once años cuando Dumbledore lo conoció! Podría haber hecho el esfuerzo de ayudarlo. Cómo, otra vez, un adulto responsable.

 

La clase terminó y Harry vio salir a Riddle de aquella clase con una furia que era evidente en sus ojos y forma de caminar.

 

Harry antes de salir, le dedicó a Albus una mirada que era de pura decepción. Sintió de alguna forma que debía hacerlo, era imposible explicar el porqué para él, pero sentía que ese era su rol en ese momento, como absolutamente nadie pensaba en defender a Riddle, parecía ser que le tocaba a él de todos hacer ese trabajo.

 

Salió a paso apurado y fue hasta la sala común.

 

Subió las escaleras que llevaban a las habitaciones y entró a la que compartía con Malfoy, Lestrange, Ferbus y Riddle.

 

–Riddle. –lo llamó Harry al abrir la puerta. –¿Podrías, por favor, decirme que sucede entre tú y el profesor Dumbledore? –dijo Harry y cerró la puerta tras de sí.

 

Riddle se giró y lo miró con furia en sus ojos que, por alguna razón totalmente inexplicable e ilógica, se esfumó al ver de quién se trataba.

 

–No es asunto tuyo, Evans. –dijo en un tono lo más parecido a la tranquilidad y amabilidad.

 

Harry iba a contradecirlo, pero se dio cuenta que tenía razón. No era asunto suyo, él lo sabía, e igualmente se metía.

 

–Tienes razón –dijo Harry con resignación. –, no lo es. –murmuró y Riddle asintió aturdido, al parecer le sorprendía que Harry no discutiera con él, pero pudo disimularlo bastante bien.

 

–Bien. –dijo él.

 

Un silencio se creo entre ellos del que no sabían como salir.

 

–¿Qué les haces? –preguntó Harry con miedo a la respuesta.

 

–¿Qué les hago a quiénes, Evans? –dijo frunciendo su ceño, haciéndolo ver extrañamente adorable.

 

La confusión brillaba en los ojos oscuros de Riddle y Harry sintió la estúpida necesidad de sonreír por ello.

 

–¿Por qué los del orfanato te tienen tanto miedo? ¿Qué les has hecho? –preguntó nervioso.

 

No pasó desapercibido para él la expresión que puso Riddle al escuchar 'orfanato'.

 

–¿Por qué te importa tanto lo que les suceda? –preguntó y empezó a acercarse con lentitud, como si el acercarse rápidamente fuera a asustarlo.

 

–No es que me im... –Riddle lo calló volviendo a hablar.

 

–Entonces, déjame cambiar la pregunta. –dijo con un tono frío. –¿Por qué te importa tanto lo que, supuestamente, yo les haya hecho a esos idiotas? –preguntó con asco.

 

Harry se quedó callado procesando la pregunta. Tom interpretó su silencio como una respuesta, que realmente no lo fué.

 

–O es que sólo te importa ella, ¿verdad? –susurró. –¿Tanto te gusta esa niña tan irritable? –murmuró en una pregunta que Harry escuchó y notó como el tono utilizado era demasiado violento.

 

Harry se mostró demasiado confundido ante lo último.

 

–¿Qué? –preguntó confundido y Riddle lo miró como si fuera un idiota. Harry se perdió en sus pensamientos tratando de entender lo que le había dicho Riddle, mientras él lo miraba como si fuera un idiota. Al parecer, él pensaba que Harry no había escuchado lo que dijo.

 

–No importa, Evans, no creo que lo entiendas de cualquier forma. –dijo con burla mordaz. Harry lo miró con una mezcla de confusión y enojo.

 

–No me importa. –dijo. –Porque, de cualquier forma, ya sé qué te sucede.

 

–¿Oh? –murmuró Riddle y Harry asintió con enojo. –Entonces ilumina mi mente, Evans.

 

–Lo que te sucede es que estás queriendo confundirme diciéndome y preguntadome estupideces, y no puedes repetir lo que has dicho porque sabes que carece de una explicación lógica, entonces lo único que haces es hacerme parecer un idiota. –dijo y Riddle lo miró confundido y enojado. –Todo eso, sumado a que son puras patrañas.

 

–¿Cómo me has llamado? –preguntó con enojo.

 

–En realidad, no te he llamado de ninguna forma. –dijo Harry con burla. –Pero, si tú quieres sentirte atacado por lo que he dicho, te ayudaré: he dicho que eres un mentiroso.

 

–Tú eres peor que un simple idiota. –dijo Riddle mordaz. –Eres un inepto.

 

Harry sintió su cabeza arder y estrujarse como arena y sentía que iba a desmayarse si no salía de allí lo más rápido posible. 

 

–Adiós. –murmuró Harry con enojo.

 

Salió azotando la puerta y sintió la inevitable necesidad de romper, pegar o hacer algo para desquitar su ira y tratar de olvidar lo mucho que ardía su cabeza. Entonces, se acordó de aquella vez que había roto gran parte de la oficina del director en Hogwarts, a finales de su quinto año... Entonces su cabeza no fue lo único que ocupó su mente, también su enojo hacia Dumbledore.

 

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