El poder de la Luz.
Capítulo 2: Poder de la Luz.
~26 de Julio 1980 ~Hogwarts~
La guerra parecía que jamás llegaría a su fin, a pesar de los años estaba tan vigente como el día que inició y eso desesperaba Albus Dumbledore quien comenzaba a sucumbir ante la presión que recaía sobre sus hombros…
Eso lo llevo a esto, sentado en su oficina observando un viejo libro muy gastado (prueba de los años que tenía) contemplando una idea que meses atrás hay rechazado.
"El Poder de las Hadas: Es un poder legendario sin límites alguno que existió hace muchos años, cuando el mundo era nuevo y la magia reinaba en la tierra, su magia era poderosa capas de borrar montañas enteras sin problemas y a diferencia de las otras magias antiguas, esta era reconocida por su versatilidad e inclinación a la magia de la luz. Capas de invocar la luz misma de las hadas que erradica a toda oscuridad siendo asi casi imposible de vencer..
Albus sabía que no estaba bien, que no debía de recurrir a la magia escritas en un libro de magia oscura* el era el líder de la Luz, algo como esto se vería mal visto si todos se enteraran pero… el informe del joven Severus decía que Voldemort había puesto las manos en un ser oscuro sacado de este mismo libro ancestral, un ser mágico muy poderoso, sabía que uno de los herederos Potter o Lombotong seria el de la profecía y tendría el poder para acabar contra el señor oscuros, aun asi el ser de oscuridad no estaba en la ecuación y no tenía idea de como se relacionaría este ser con la profecía.
"El Poder de las Hadas es el único capaz de enfrentar a Rey de los Demonios, un ser con todo un ejército de demonios a su servició. Destinados al enfrentarse desde su creación, el Rey demonio siempre iría contra quien tuviese el poder de las hadas con el fin de exterminar lo único que lo desafiaba…"
El anciano contemplo la idea, parecía ser la única opción y se estaban quedando sin tiempo, ¿Quien decía que Voldemort no usaría ese monstruo ahora? No podía correr riesgo era la mejor opción y no estaba de más tener algo de poder extra, después de todo, nadie cuestionaría de donde saco el poder, era el más poderosos después de Merlín.
Ya con la decisión tomada Albus Dumberdore se puso de pie y fue a buscar lo necesario para llevar acabo el ritual que le daría el poder de las Hadas. Mientras él hacia esto ignoro por completo la canción alegre que cantaba su Fénix quien miraba las hojas del libro como un niño que sabia algo que otro ignoraba. El Fénix lanzo otra melodía alegre alentando a Dumberdore a que se diera prisa pues tenía que traer a alguien de regreso...
~ 31 de Julio de 1980 ~Un Salón vacío de Hogwarts~
El ritual ya estaba hecho, había sido difícil conseguir varias cosas pero no imposible. Lo más duro de obtener fue un poco de sangre de los padres de los dos posibles niños de la profecía ya que el ritual exigía sangre para escribir las runas, y lo mas fácil de tomar fue el fuego de un Fénix, no porque Franx fuese su familiar, sino que encontrar de todo lo que se sabia de las ave de fuego (quienes son muy recelosos a la hora de compartir su fuego mágico) dio de buena gana una gran bola de fuego para él, lo que albus acepto honrado, incluso Franx estaba de acuerdo con él.
Pero con lo que Dumberdore no contaba era como vendría ese poder...
Una niña…
Dumberdore no podía creer que ese poder sin límites, ese que necesitaba para vencer al Rey de los demonios… era una niña…
Él no duda de su magia, mientras contemplaba a la niña quien parecía recién nacida y se dio cuenta con terror del poder que irradia, solo años de hacer magia le había dado el poder de sentir la magia cuando era tan poderosa y esa niña… Era la más poderosa que había sentido. Mientras el pensaba en que hacer un Patronus apareció enfrente del, un ciervo quien le hablo con alegría:
—¡Ya nacido! ¡ya nació, es un Niño!—
Entonces lo supo, tomando a la niña en sus brazos salio casi corriendo hacia su oficina. No tenía tiempo que perder si quería convencer a todos de que esa niña… Era la hija de los potter. Solo la niña podía erradicar la oscuridad y solo estando con el niño de la profecía podía lograr y entre los dos niños, Dumberdore sospechaba que era el último en nacer.
En ningún momento Dumberdore noto que su Fénix lo observa con una especial atención o como su vinculo se rompía en el momento en que los ojos de la niña se abrieron y observaron directamente los ojos del ave.