La princesa Esmeralda
Algo que Rhea siempre tuvo en claro desde que era joven fue que el apellido y el honor son cosas vitales.
Desde muy pequeña fue educada por sus padres ha honrar la magia con la que nació, honrar el apellido Slytherin y eventualmente honrar el apellido del mago con quien se vaya a casar.
Creció rodeada de las atenciones de su padre, si había algo que Rhea buscará nada más en el mundo es la aprobación de su padre.
La gente lo respetaba, muchos magos venían a él buscando consejo. Rhea desde pequeña permanecía sentada a un lado de su padre, presente en las reuniones.
Mentiría si dijera que eso no la hacia sentir especial, su hermano como el heredero de su padre tuvo permitido la asistencia a las reuniones cuidando cumplió once, Rhea desde los seis. Cada avance que tenia con su magia a la primera persona que le mostraba su nueva habilidad era a su padre.
Cada avance, cada paso, cada cosa nueva que aprendía iba destinado a la aprobación y orgullo de su padre.
—Ahora Rhea— dijo su padre alzando su mirada del caldero — ¿Que veneno seria efectivo para cegar temporalmente a un enemigo?
Rhea miró las diferentes muestras de plantas extendidas frente a ella, algo confundida se llevó el pulgar a los labios mordiendo ligeramente la punta de su dedo.
—¿Tejo?— respondió confundida.
—Belladona.
—¡Demonios!— pensó Rhea molesta.
—No te presiones mucho, Rhea. — su padre le dio una suave sonrisa para luego tocarle la punta de la nariz juguetonamente— Oh te saldrán arrugas.
—¡Papá!
Rhea rio un poco olvidándose de su error con la plantas. Los dos continuaron con las pociones de ese día, su padre tenia la paciencia de explicarle cada mínimo detalle de la poción, su voz era calmante que agradaba a Rhea.
—Pronto tendremos una expedición.
—¿Podre ir?— pidió Rhea. Ella tenia 15 años, ya era lo suficientemente grande y habilidosa con el arco para acompañar a su padre y los demás magos a las expediciones.
—No Rhea.
—¡¿Pero llevas a mi hermano?!
—Porque el es mayor y es hombre.
—Pero padre yo...
—Rhea, he dicho que no.
Ella bajo la mirada a su regazo, un suave toque la hizo levantar la cabeza.
—Rhea, mi sol. — dijo su padre— Eres el pilar de mi mundo. Si algo te llegará a pasar, yo colapsaría. Eres mi luna y el sol de mi existencia, por eso te protejo.
—Lo se, padre.
—Ve con tu madre— le dio un beso en la frente — Te debe estar esperando para el té.
————————》✧《—————————
Rhea sonrió a su padre en el reflejo del espejo.
Su padre le cepillaba el cabello a la vez que siseaba una canción antigua, Rhea sentía la magia de su padre envolverla, encargándose de que la magia de Rhea se nutriera y se fortaleciera.
En unos años, este derecho pasaría a su esposo,entre más años tenga Rhea se acercaba el momento de separarse de su hogar para establecer uno nuevo.
—Mañana iremos a cenar con los Black— le dijo su padre.
—¿Solo nosotros?
— Así es, estoy seguro que Asterión Black estará contento de verte. Lady Black tal vez te pida que toques el arpa.
Rhea evitó hacer una mueca, Perla los escuchó, ellos querían que Rhea se casará con Asterión.
—"¿Qué más esperaba?"— dijo su subconsciente — "Lord Black es el mayor aliado de tu padre. Es claro que esperan que seas la esposa del heredero Black."
—Por supuesto, papá. Tocare en la cena.
Su padre termino de cepillarle el cabello y se fue, no sin antes darle un beso en la frente. Cuando se quedó sola tomó un listón de seda y se trenzó el cabello para luego correr hacia el armario, Lucien cayó gimiendo del dolor.
—Levántate y quítate la camisa— le ordenó Rhea mientras se caminaba a su escritorio para recoger unos viales.
—¿Eso significa que podemos dar el siguiente paso?— preguntó divertido.
—Te dejare desangrándote en mi piso si haces otra de esas bromas— dijo Rhea volviéndolo a ver, en el costado derecho de Lucien una mancha de sangre fresca lo hacia doblegarse del dolor.
Lucien se sentó en el filo de la cama de Rhea mientras con cuidado se quitaba la camisa. Rhea se sentó junto a el y mojando un poco con una poción para sanar la herida de flecha.
—Eso cazadores— gruñó Lucien — Me emboscaron en el bosque, casi le dan a mi pobre caballo en el ojo. Ahora esos imbéciles están colgados de cabeza.
Rhea siguió limpiando la herida, ya terminado, tomó su varita y empezó a sisear en parsel un encantamiento de curación.
—Dos días. — dijo Lucien.
—¿Dos días que?
—Ya tengo todo listo, nos podremos fugar en dos días.
Rhea lo miró a los ojos, dos días y podrían estar juntos.
—Entonces dejare pistas falsas. Y empacare algunas cosas, un equipaje ligero.
Lucien la beso y ella rodeo sus brazos en el cuello de él. Luego de unos minutos, Rhea se separó del beso. Tomó su libro de su velador y caminó hacia al puerta.
—Iré a la habitación de irme y preguntare algo sobre el libro— dijo Rhea— Sal de mi cuarto antes que te vean.
Con una ligera sonrisa, Rhea salió de su cuarto.
————————》✧《—————————
Rhea se inclinó con dolor, su mano sostenido su costado lastimado.
—¡Mi señora!¡Mi señora!— escuchaba a la distancia a Mara, Rhea alzó su vista horrorizada al ver su trenza caída en el piso, con su mano libre tocó las puntas que le rozaban el hombro.
Rhea gritó.
—La tengo— dijo Mara sosteniéndola. — Por favor, mi señora. Levántese, la llevaremos a su cabaña para curarla.
—Mi bebé, mi bebé— suplicaba Rhea sosteniendo su pesado vientre— Salven a mi bebé.
—La dos estarán bien.
Mara la puso de pie, el dolor atravesó como un rayo por todo el cuerpo de Rhea. Ella gritó, tenia miedo, quería su papá con ella.
—¡Quiero a mi papá!— sollozó Rhea dolor, las lagrimas tibias caían por sus mejillas— ¡Busquen a mi papá!¡Tengo mucho miedo, traigan a mi papá, por favor!
El mundo empezó a girar, la visión se le nubló, sus piernas no la podían. De un momento a otro, el mundo se oscureció para Rhea.