El corazón de James Potter
James podía sentir su corazón revolotear como una rápida y dorada Snitch cuando vio a Lily caminar hacia él.
Vio las doradas Runas en el filo de su falda y decorando el delicado velo que caía por sus hombros. La corona de flores que él tejió la noche anterior o los cuatro pasadores en lirios de diamantes que el mando a fabricar.
Lily avanzó hasta él con la más hermosa y brillante sonrisa que jamás había visto.
La ceremonia pasó rápido para James.
Ambos dijeron sus votos con solemnidad, sus manos se ataron en una cinta y la magia de los dos entrelazarse.
Los besos de Lily eran el paraíso para James, pero este beso, su primer beso como esposos era lo más dulce que probó en su vida.
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La magia de ambos se entrelazaron. James trazó pequeños círculos en la espalda desnuda de Lily, su largo cabello rojizo como sangre fresca le hacia cosquillas en la nariz. Aun podía percibir
—¿Y como te sientes, James?— preguntó Lily besando su clavícula, una corriente atravesó la columna de James ante el toque de los delicados labios sobre su piel.
—Podría morir mañana, y moriría feliz.
Lily le dio un mordisco en el hombro por su mala broma.
—Es broma, es broma— la tranquilizó mientras la besaba. Un, dos, tres besos rápidos— No vamos a morir aun, tu y yo tenemos muchos planes. Empezando primero por nuestra Luna de Miel por Asia. ¿Sabes? Siempre quise probar el Katsudon.
—¿Sabes lo que es?
—Creo que lleva arroz y carne de cerdo. Para ser sincero, un colega en la Academia de Aurores lo mencionó.
Lily rio, un hermoso sonido para los oídos y corazón de James.
—Nuestra vida hoy— le prometió James aferrándose a la cintura de Lily. — ¿Deberíamos conseguir un espacio para nosotros solo?
—No— contestó Lily— Potter Estate es lo suficiente grande para tener nuestra privacidad. Ademas tu madre me esta instruyendo en mis lecciones de las etiquetas de Las Vías Antiguas.
Una punzada se le cruzó en la mente a James. Ahora Lily estaba expuesta a la censura y la critica de la sociedad Sangre Pura. Cualquier cosa que diga, cualquier cosa que haga sera juzgada con severidad.
Los pensamientos se alejaron cuando los delgados dedos de Lily se deslizaron hacia su cuello. Sus ojos verdes brillaron de manera lujuriosa.
Esta era su esposa
Esta era su dama
Lily Potter era su bruja y lo seria hasta el día en que ambos mueran.
James jamas podría soportar un mundo donde su hermoso Lirio no existiera.
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James miró el regalo que Lily le entregó luego de la cena en la noche de Yule.
La primera en reaccionar fue su madre que se levantó y abrazó con fuerza a Lily, enrollando sus brazos con delicadeza para luego solarse y colocar sus manos sobre el vientre liso de ella.
—Oh, Lily— sollozó su madre— Oh mi niña, que hermosa noticia .
James regresó su mirada al obsequio. Una sencilla caja con uno diminutos guantes y zapatos de bebé en color blanco.
Él se levantó y miró a su esposa con una sonrisa enorme.
—¿Un bebé?
Lily empezó a llorar con los ojos brillando de felicidad. James la alzó y la hizo girar.
—Tendremos un bebé— dijo James.
—El primero de muchos— prometió Lily besándolo.
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James estaba recostado sobre la pared blanca de San Mungo, sentado mirando al piso.
Rezó a Merlín.
Rezó a la Madre Magia.
Rezó a cualquier deidad mágica por sus padres.
Ellos saldrían de la viruela de Dragón, ellos eran fuertes.
James llevaba semanas en San Mungo. Remus y Marlene cuidaban a Lily en su delicado estado, no la había visto en días por miedo a contagiarla.
—Señor James— alguien lo llamó, James se arregló los lentes para mirar al sanador.
—¿Son buenas noticias?— preguntó mientras se ponía de pie.
—Lamentó informarle que Lord y Lady Potter acaban de sucumbir ante la enfermedad.
James empezó a negar con la cabeza mientras se apoyaba en la pared. No podía ser cierto, sus padres no podían morir.
—Lamentó su perdida, Lord Potter.
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-30 de junio de 1980-
James estaba sentado en la sala de Potter Estate, estaba en medio de Sirius y Peter, Remus caminaba por la sala.
Desde la mañana estaba en la incertidumbre, Lily se puso de parto en la madrugada.
Marlene llegó junto a la profesora McGonagall, ambas brindando apoyo para Lily. La doula le aseguró que todo estaría bien.
—Cálmate James— dijo Frank pasándole un vaso de Brandy.
—Deberías estar con Alice— le contestó James— Ayer nació tu hijo, deberías estar junto a Alice.
—Alice me pidió que venga a darte animo.
James alzó la mirada cuando Marlene entró a la sala con una enorme sonrisa.
—¡Nació, nació!— anunció corriendo para abrazarlo — Oh James, es hermosa.
¿Hermosa?
James se separó y corrió hacia la habitación, en el pasillo vio la profesora Minnie sonreírle con orgullo y lo dejó pasar, quedándose con la doula afuera.
Recostada en la cama con ejercito de almohadas esponjosas en su espalda, Lily mecía un pequeño bulto envuelto en mantas con Runas Bordadas. Su cabello estaba despeinado y sus mejillas sonrojadas con rastros de lagrimas.
—Tenemos una hija— dijo Lily extendiendo a la bebé hacia él. James avanzó y cargó a su bebé.
James sintió lagrimas bajar por sus mejillas, miró a su pequeña. Tenia una fina pelusa rojiza en su cabecita, tenia los ojos cerrados y mejillas regordetas.
Cualquier otro mago hubiera esperado un varón, un heredero para continuar el apellido. Pero James Potter miró a la niña en su brazos y se sintió completo.
—Eres el amor de mi vida— empezó a decir con su rostro cerca de la cabeza de su pequeño corazón— Todo lo que tengo y todo lo que soy es tuyo, para siempre.
James dejó un casto beso en su cabecita, cuando lo vio, ella abrió sus ojos, un verde nublado lo miró.
Cordelia Euphemia Potter era el corazón de James.
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-31 de Octubre de 1981-
James entregó su varita a Lily.
Estaban acorralados. Él estaba aquí.
—James— sollozó Lily con el alma desgarrada— James.
Desde su cuna, Cordelia lloraba con sus bracitos extendidos hacia él.
—Activa las Runas— le dijo— Hazlo, yo te ganare algo de tiempo.
—James.
—Te amo— James besó la frente de Lily— Cuida de Delia, dile que la amo mucho.
James cerró la puerta, metió sus manos a su bolsillo y sacó las piedras con runas talladas. Lo mantendría ocupado a Voldemort, haría tiempo.
James caminó hacia su muerte segura, pero no tenia miedo. Era su deber como mago hacer lo imposible por proteger a su familia.
Sirius y Remus cuidarían de sus chicas.
James bajó otro escalón.
Su pequeño corazón crecería feliz.
James lo miró, El señor Oscuro con su varita extendida.
—Las cosas que hacemos por amor— fue lo ultimo que pensó James antes de morir.